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Lección 16: A ocho horas de ti

Son las cinco y dos minutos y es una tarde despejada en Madrid. Desde el cristal que sirve de ventana a mi nueva habitación veo pasar las personas como si fuera el hecho más interesante del mundo. Sin embargo no estoy del todo en blanco, en mi cabeza la ventana da a otra calle de otra ciudad donde darán la una y dos minutos de la madrugada del domingo mientras que aquí sigue siendo sábado.

El jet lat debería haberme dado y tendría una excusa para caerme del sueño, pero el caso es que no puedo parar de volver al mismo punto sin retorno, a la misma conclusión de que si hubiera hecho más en este último año, en que si hubiera sido valiente y le hubiera contado la verdad, quizás no tuviera ese mal sabor de que esta separación antes de iniciar realmente algo no es culpa mía. Suspiro de camino al diván que mi papá recién trajo a la habitación.

Por lo visto sigue creyendo que tengo cinco años y que el rosa es mi color favorito. Inicio la tediosa labor de desempacar y al menos cuento con los tres días que vienen por delante para dejarlo todo en su lugar y unirme al resto de los estudiantes de la Complutense.

Aún no han instalado el equipo de estéreo en la habitación y menos la tele, así que no puedo poner música para llenar el silencio, aunque realmente no me interesa. Prefiero darle órdenes mecánicas a mi cerebro que escuchar canciones de corazones rotos, despedida o en el peor de los casos algo de BTS.

No voy ni a la mitad de la maleta cuando mi celular parpadea en dos ocasiones. Lo tomo casi sin reparar en quién es. Mi corazón lo sabe y cuando la voz de Jungkook se estabiliza en la línea una sonrisa inconforme me enciende el rostro.

—Hola ¿Qué tal el vuelo?

—Hola...bastante bien la verdad ¿Aun sigues despierto?

—Créeme que parece que me he peleado con el sueño últimamente...y ¿ya sabes dónde te vas a quedar...?

Miro alrededor las paredes de color rosa crema y los dibujos de flores en el papel que obviamente cambiaré y luego a la ventana.

—No será lo mismo Kookie—ahora me siento más segura para llamarlo así, como si hubiéramos sido amigos antes de que todo se pusiera de cabeza-Una de las cosas de mudarse constantemente es que te quedas sin raíz, pero bueno cuando dejas atrás...cuando dejas atrás algo que valía la pena y ni siquiera pudiste saberlo hasta ahora, no sé, supongo que es más difícil.

—¿Y yo realmente la valía?—escucho una risa ahogada y cambio de postura contra la pared que da a la ventana. Aun cuando estás a miles de kilómetros de mí puedo ruborizarme escandalosamente.

—Quizás sí, quizás eras como una estrella inalcanzable para mí. No creo que te hayas parado a pensar lo que piensan las ARMYs cuando os ven.

—Creo que eso es un reproche Ange, pero si te sirve de algo, ARMY o no, te extraño demasiado y hasta ahora lo sé.

Y otra vez me ruborizo, pensando en lo dulce que se oye por teléfono y las ganas que tendría de estar a su lado si no fuera esta distancia lo que nos separara. Decido cambiar de tema. No sirve de nada regodearse en la miseria y yo debería estar feliz por recibir su llamada tan pronto.

—¿Cuándo empiezan la gira?

—Mmh...eso depende ahora del estado de Hobi, pero creo que después de su revisión médica darán luz verde. Quizás te lleves una sorpresa con nuestra gira.

—Ja, ja, ja...recuerdas que después que termine el semestre estaré haciendo prácticas en otras dos ciudades al menos. Me conformaré con seguirles en redes.

—No me cortes las alas tan pronto Ange...quien sabe y tú también puedas sorprenderme cuando nos volvamos a ver...y no...no de esa forma que dijiste antes de irte. Quisiera estar ahí para mirarte a los ojos y decir todas esas cosas que no pude antes que nos separarán o planificar esa primera cita que deberíamos haber tenido, pero no puedo echar el tiempo atrás, al menos aun no lo he logrado. No te pido que dejes de mirar a alguien porque sé que eso sucederá. Eres guapa y solo un idiota como yo tardó demasiado en notarlo, además de belleza exterior te sobra inteligencia y buen corazón para conquistar a la gente, así que será inevitable. Solo quiero que sepas que estaré aquí reconcomiéndome de celos cuando seas la causa de la alegría de otro, cuando deberías ser la mía.

—Jungkook...

—Ya vale, creo que se me pegó el sentimentalismo de Jimin. Beso y llámame cuando desees, aunque estoy seguro de que seguiré molestando con tal de oír tu voz. Te quiero.

La línea dejó de vibrar suavemente y tuve ganas de ser una super heroína y poder tele transportarme junto a él. No sabía que la distancia podía unir como separar a dos personas de una forma tan paradójica. Unidos en corazón, separados en espacio. Me limpié una inoportuna lágrima justo a tiempo.

—¿Tienes hambre?—dijo mi padre entrando con otra caja en la mano, para lo que suponía era el librero. Fingí tener alergia al polvo mientras le ayudaba a ponerla junto a las demás.

—Sí, comamos afuera.


Desperté por los murmullos ahogados al otro lado de la habitación. Suga estaba hablando por teléfono con alguien y tuve la impresión de que discutía. A través de esa neblina que nos envuelve cuando recién despertamos me dejé caer de nuevo en las blandas almohadas. No pasaron ni diez segundos y el muy pesado tiraba de una de mis piernas.

—Arriba o tu hermano vendrá a sacarte personalmente.

Joder, Aaron hasta dónde llega tu influencia.

—No seas malo, un poco más, apenas amanece—hice un puchero y él puso los ojos en blanco.

—Si de algo te sirve yo tampoco estoy de acuerdo. Este será el último fin de semana libre antes de la gira y luego casi no podré verte, pero órdenes son órdenes. Así que levanta tu hermoso trasero o yo perderé el mío.

—No me creo que le temas al idiota de Aaron—dije soltándome de él finalmente. Bostecé y la alfombra amortiguó mi caída literal de la cama.

—Mi hermano ladra pero realmente no pasa nada.

Encontré la ropa de ayer por la tarde extendida sobre el pequeño diván de la habitación y sin pensármelo mucho me quité la sudadera que usaba de pijama para cambiarme. No pasó mucho tiempo para que Yoongi estuviera abrazándome por la espalda. Sabía exactamente como provocarle y eso era con una indiferencia total y, obviamente en ropa interior.

—Estoy pensando en mentirle a tu hermano justo ahora.

Sonreí coqueta y tomé su rostro en mis manos. Sus mejillas estaban rosadas y tenía el pelo revuelto como prueba de la noche anterior. No podía ser más adorable y sensual al mismo tiempo que cualquier hombre sobre la faz de la tierra. Sí, sé que lo estaba manipulando, pero pasaría un largo tiempo alejado de mí por su trabajo y ahora...

Alguien tocó a la puerta de la habitación justo cuando nos íbamos a besar. El toque se repitió repetidamente hasta que la voz de Taehyung traspasó la madera.

—Yoong's alguien quiere verte allá abajo. Creo que el hermano de tu novia. Por cierto está más cabreado que una mujer menopáusica.

Mi bebé y yo nos miramos reprimiendo una carcajada.

—Ya vale, casi bajamos-dijo para Tae, pero en su lugar nos besamos.

Tenía cierta diferencia compartir un beso bajo aquellas circunstancias, como ese toque de picante y adrenalina que aceleraba más nuestros corazones. Nos separamos por falta de aire. Hasta que el insistente toque volvió a la puerta.

—Hey, tío cálmate, tu hermana ya...

—Déjame Kook, Lena se fue ayer a hacer un examen y ni siquiera me envió un mensaje para saber si respiraba. Será mayor de edad pero eso no significa que pueda hacer lo que le venga en gana.

¡Diablos Aaron! Terminé de vestirme a trompicones mientras Yoongi intentaba camuflajear el desastre en la habitación. Aaron seguía aporreando la puerta mientras otras voces se sumaban a la discusión.

Finalmente y a una velocidad sobrehumana de unos cinco minutos conseguimos abrir la puerta. Lo primero en lo que reparó mi hermano fue en mi aspecto y luego en la cama. Una gélida mirada intentó intimidarme, pero Yoongi me sostenía firme con una mano en mi cintura y otra en el picaporte.

—¿Tenías que armar tanto escándalo? —dije entre dientes.

Mi hermano enarcó una ceja pero antes que pudiera protestar Jin se nos adelantó a todos.

—Bueno creo que el ambiente está muy cargado ¿Por qué no conversan en la terraza y luego se nos unen en el desayuno, no les parece mejor?

Nadie contestó al tono alegre del peli púrpura además de un rígido asentimiento de cabeza y las miradas asesinas entre Aaron y Yoon.

—Siéntete en casa hermano de Lena-dijo Rapmon palmeando la espalda de mi hermano antes de referirse a Yoongi—Suga tenemos que hablar abajo...

—Pero...

—Ya sabes de qué. Vamos chicos.

El líder ni siquiera se molestó en comprobar las muecas que le hacía mi novio que a regañadientes, no sin antes darme un beso y susurrarme que todo iría bien se unió al resto de los Bangtan. El pasillo quedó entonces para mi hermano y para mí.

—¿Dónde queda la terraza?

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