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Lección 14: Hold Me Tight

Tenía tantas ganas de esconderme que no era capaz de ocultar el dolor que me arrasaba el alma. Lena seguía abrazándome en silencio y hasta entonces me había dado cuenta que estábamos sentados junto a la puerta de mi habitación.

No podía contener mis lágrimas, ni siquiera podía decirle algo para que no se preocupara más, solo podía quedarme así, con mi rostro empapado y hundido en la tela mojada de la blusa de mi mejor amiga. Intenté recomponerme pero creo que me salió una mueca aun peor. A Lena pareció no importarle y no dudó en revolverme el pelo como solía hacer antes que mis sentimientos por ella comenzaran a cambiar.

-Vamos, Kook, lo mejor será que te deshagas de toda esa ropa mojada y tomes una ducha caliente y ni sueñes que me encargaré de eso...

Hizo una mueca extraña mientras me señalaba en clara alusión a mi aspecto deprimente. Sorbí por la nariz y me limpié algo de las lágrimas con la manga. Mi amiga me ayudó a ponerme en pie y ambos entramos a mi habitación. Lena tiró de mi mano antes de hablar casi en un imperceptible susurro.

-Kook...no sé lo que pueda ser esta vez pero quiero que sepas que estoy aquí, para lo que necesites, así que no seas tonto y dilo todo cuando quieras, en serio, me encantará escucharte...

Los ojos azules de mi amiga denotaban un cansancio que hasta ahora no había percibido, como si sus palabras fueran más que para mí, una consolación para ella. Asentí más convencido antes de cerrar la puerta que daba al baño.

***

Estaba de mal humor y dar vueltas por la ciudad que a esta hora ya era un verdadero lodazal o una piscina traicionera, no había servido de mucho.

-Hyung, estoy seguro, solo que...

-Ya lo sé Hob, pero creo que solo conseguiremos estrellarnos contra otra cosa o alguien en el peor de los casos...

-¿Entonces no me ayudarás más?

-Diablos, Hob y qué se supone que estoy haciendo...

-¡No hay necesidad de cabrearse! ¡Que no puedas enfrentar tus propios problemas no significa que la tomes con los demás!

-¿Disculpa...?-apreté los dientes y Hobi torció el gesto.

-Sabes, Yoon, a partir de hoy creo que no te contaré más nada y deja de maldecir. Vamos a casa.

J-Hope era la persona más feliz de la faz de la tierra la mayoría de las veces pero cuando se enfadaba sabía cómo hacerte sentir miserable con ese maldito tonito calmado. Miré mi celular las dos veces que parpadeó, sin dudas sería ella. Teníamos algo pendiente desde la noche de la cena y ambos lo estábamos postergando hasta más no poder.

Fingíamos que estaba bien, que no pasaba nada, pero la verdad es que saber que el padre de ella me veía como una especie de amenaza mortal para su hija era una piedra en el zapato y de las difíciles.

Tomé una última curva y la imagen borrosa de nuestra casa se acercó más a los retrovisores. Hobi había fingido dormir el resto del viaje a fin de justificar su silencio.

Ambos corrimos desde el garaje hacia la entrada trasera. Ya pasaban las siete treinta y como era la regla Jin estaba en la cocina. La tele encendida para que Taehyung se ocupara en algo aunque ciertamente era su teléfono la prioridad.

Rapmon sentado a la barra escribía frenéticamente en su cuaderno de anotaciones importantes y Hobi no dudó en unírsele después que todos se saludaran unos a otros. Solo tuve que poner un pie en la escalera para que la voz de Jin me llamara.

-Lena está arriba con Kook-dijo el peli púrpura asomando la cabeza por la puertecillas de la cocina.

Asentí con rigidez mientras mi corazón ya corría en círculos. Arriba el aire se filtraba húmedo por las ventanas que daban a la escalera, sin dudas alguien las había dejado abiertas. No tuve que andar mucho terreno hasta quedar en el umbral del maknae.

La puerta estaba abierta y pude localizar rápidamente una melena castaña, ahora más oscura mirando hacia las ventanas de la habitación. Kook estaba a su lado sentado en la misma posición de indio, como si ambos meditaran o algo por el estilo.

Me quedé más tiempo allí, no sé si por celos o por curiosidad. Lo cierto es que después de esa pesada tranquilidad donde solo se oía la lluvia golpear el cristal de la ventana, Lena levantó una de sus delicadas manos como si pudiera atrapar una de las caprichosas gotas que decoraban el esmerilado y reanudó lo que parecía una conversación.

-Lo entiendo, no sabría qué hacer en tal situación, pero...si yo estuviera en el lugar de ella, aun así lo intentaría...

-Me dices que no me dé por vencido, cuando ni siquiera he sido capaz de verlo antes. No te ofendas, Len, pero lo nuestro la afectó bastante.

-¿Crees que no lo sé? Aun me duele esa noche Kook y a veces creo que hemos perdido una parte de nuestra amistad desde entonces, pero ya sabes cómo es el corazón, ahora podrás entenderme.

El maknae se tomó su tiempo esta vez. Vi a Lena observarle con una sonrisa avergonzada. La situación no podía ser más extraña para mí.

-Sí, supongo que pasarás por lo mismo en breve ¿Vas a decirle esta noche?

Ella asintió levemente y yo tragué duro, por lo visto había perdido la parte que me incluía directamente en aquella conversación. No quise saber más y abandoné el umbral cuidando de no hacer ruido. La verdad no sabía qué pensar. Qué podría sacar de mi novia conversando con tanta intimidad en el cuarto de mi mejor amigo.

No podía decir que no estaba un poco celoso, o quizás más bien cansado de pensar y de un día lleno de contratiempos. Al fin opté por el agua caliente de la ducha y los minutos se me fueron de las manos, lo suficiente para encontrar a Lena sentada en mi cama una vez que salí del baño.

Nos miramos sin decir nada hasta que hice mi camino hacia el armario. Había reparado inconvenientemente en el atuendo de ella. Una de las sudaderas que yo usaba para dormir y mis pantalones de deporte que obviamente le iban grandes. Rebusqué en las gavetas, consciente de que su mirada estaba sobre mí.

Encontré un par de bóxers y poniendo a un lado aquella vergüenza que sufría cuando ella me miraba dejé caer la toalla que cubría mis caderas y me los puse. Iba a por el pantalón del pijama cuando sentí sus brazos en mi cintura. Dios, ella estaba helada.

Me quedé quieto esperando su próximo movimiento pero solo se quedó allí. Abrazándome y respirando contra mi hombro. Cerré los ojos ahogando una maldición. Por qué es tan difícil ser sincero de una vez. Me di la vuelta solo para descubrir las gruesas lágrimas que tenía en las mejillas.

-Lo siento Yoon...siento mucho lo de esa noche...que mi padre no nos acepte, que no pueda contarte todo de mí sin que se me corte la respiración...sin que...

-Shh...ven aquí...

La rodeo con mis brazos y ella esconde la cabeza en el hueco de mi cuello. Nos sostenemos mutuamente sin ser conscientes del tiempo. Como si no quedara nada que decir y en realidad nos faltara todo. No puedo pensar, estoy harto de hacerlo y solo quiero existir.

Es a la conclusión a la que arriban mis pensamientos mientras le acaricio el cabello. Lena vuelve a mirarme y juro que podría ahogarme en esos dos lagos azules. Ella no dice nada pero sus dedos recorren la curva de mis labios y mi pulso se evapora. Los beso y ambos contenemos la respiración.

Está escrito en toda su piel. La amo más que a mi vida y me vale un cuerno quien se oponga a esa verdad. Por eso me uno a su anhelo y no estoy seguro de quién inicia el beso pero lo cierto es que no hay salida para mí mientras sus manos exploran mi cuerpo.

Nos abandonamos a ese momento sublime en el que solo somos dos y uno a la vez. Cuento las estrellas en forma de lunares que tiene en la espalda y me dejo envolver por el perfume de sus cabellos. Pierdo y recupero la razón entre lazos de éxtasis hasta que finalmente nos volvemos abrazar.

Nos hemos hecho la misma promesa pero hoy sabe diferente, hoy el abrazo significa más cosas. Hoy que me abraces fuerte es lo mismo que decir no te vayas.

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