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Lección 12: La chica hecha de Sol

Sé que me equivocaba flagrantemente al ir a ese lugar, pero comenzaba a sentirme responsable por esa noche. La verdad era que había merodeado alrededor de la empresa en la que trabajaba y luego por su residencia como un alma en pena.

Lee me había interrogado incontables veces, de hecho no le había caído en gracia que hubiera llamado a la policía, pero de no haber actuado así de rápido la pandilla del metro lo habría matado, sin remordimientos. Ahora podía ponerle explicación a todo lo que sospechaba.

Había tenido tiempo para acceder a la biblioteca pública, un trabajo que me gastó esfuerzo en un intento por parecer humanamente presentable, pero por supuesto que había valido la pena. Ahora podía encuadrar su nombre con el rostro que se ocultaba detrás del cubre bocas y el apodo de Smile-Hoya.

Ahora estaba segura que Jung Hoseok era más que un niño presumido que iba al metro a pavonearse entre sus fluidos movimientos y notas de rap, ahora concordaba con su causa de ayudar a los sin hogar y jugar con los niños abandonados a su suerte bajo la lluvia, ahora sonreía a escondidas cada vez que lo oía preguntar a Big Cloud por el grupo y el proyecto que por lo visto formaría desde de Big Hit.

Creo que era admiración, lo que me hacía seguirle cada noche. Como el que descubre a un ídolo al que seguir y no puede desengancharse y por eso había convertido ese mal hábito en parte de mi rutina por mucho que Lee me criticase o la pandilla tuviera los ojos puestos sobre el "chico Sam". Algo un poco complicado que solo la mugre que ya comenzaba a detestar se encargaba de ocultar.

Por eso aprovechaba las tardes en la pista de skate del barrio de Gangnam. El único momento en el que podía ser libre de veras mientras rodaba contra la gravedad. Lee ya no me acompañaba y quizás se lo agradecía internamente, al menos así conseguía abstraerme de lo que era mi día a día.

La tarde comenzaba a morir en las calles cuando regresaba a lo que desde hace años consideraba mi hogar. La temperatura volvía a fluctuar y un estornudo insolente me hizo tiritar de frío.

—Te dije que no te mezclaras ¿Qué estás mal de la cabeza?

Las voces llenaban el tercer andén. Me detuve calculando si entrar sería buena idea, pero la intervención de mi mejor amigo fue suficiente para que reconsiderara.

—No es mi culpa ¿Vale? Yo no mandé a los chicos a emboscar a nadie, además...

—Además nada...estoy harto de recoger migajas, quiero más y lo sabes, esa noche...

Mis ojos se abren como platos al reconocer lo que sin dudas era un plan y que por lo visto yo había hecho fracasar sin siquiera saberlo.

La estupefacción me hace delatarme y la lata de soda vacía que me había acompañado desde las vías de Gangnam corta de golpe la conversación. El primero en mirarme es Lee. Sus labios tiemblan como suele hacer cuando está nervioso y mis manos se han convertido en puños.

—Sam no es...

Pero yo no le hago caso, tengo tanta rabia que no sé cómo rayos estoy corriendo sin dirección. Pronto el brazo de Lee me atrapa por la cintura.

—¡No tengo elección Sam!

Me retuerzo mientras intenta llevarme de vuelta al andén. Cómo puede decir eso cuando era él quien no se cansaba de repetirme que siempre habría un camino.

—¡Sam, vamos no seas así!

—¡Que no sea así! ¿Pero en qué te has convertido? Dime, qué pretendían hacer esa noche...acaso iban a matarle después de robar su billetera...Vamos, responde...es ese el verdadero propósito cuando bailamos en el underground ¿Servir de distracción para que roben?

—¡Cállate! ¡Tú menos que nadie puede juzgar! Sé que está mal Sam, pero últimamente no salimos del hoyo y...solo era...vale, no me mires como si fueras superior, tú no eres estúpida y mi única forma de mantenernos a salvo es esta. Mira era solo un intento que gracias a ti no llegó a más.

—Claro, imagina que sería mejor ¿secuestro u homicidio? No me hagas reír Lee, puede que estemos hechos polvo pero nunca pensé...

—Pues baja de la nube ya ¿Qué crees que pasará contigo? No podré protegerte más si te dedicas a sabotear nuestros planes. Joder, Sam, de no ser por ti...

Mis ojos siguen anegados de agua mientras miro el rostro de mi mejor amigo. Estábamos discutiendo a grito pelado a la entrada del subterráneo, algo que no levantará la vista de los transeúntes aunque caiga un rayo o un terremoto sacuda el lugar.

No puedo y aun cuando sea una estupidez me siento en deuda con alguien a quien ni siquiera conozco. Es obvio que Lee siempre ha estado en otro equipo diferente al mío.

Le dejo allí mirándome mientras me arrebujo en la vieja camisa llena de mugre que me ha acompañado en los últimos meses como una segunda piel. Lo escucho gritar mi nombre como si se le estrangulara la voz.

No miro atrás, ni siquiera le rezo a nadie. Estoy cansada de confundirme entre las sombras de una ciudad mientras sueño en convertirme en Sol. Supongo que eso ya no es una opción realmente.

Sigo pensando que no es buena idea regresar a este sitio, menos aun sabiendo que Hob no está al cien por cien todavía, sin embargo le he prometido no contradecirle y apoyarle como suele ser su costumbre en el caso nuestro.

Lo raro de todo este asunto es que desde que sucedió esa maldita noche, mi amigo no ha sido el mismo. Es pronto para decirlo y ciertamente espero que solo sea una fase que nunca antes habíamos visto, pero la sonrisa perenne en el rostro de "nuestra esperanza" ya no es tan real como antes.

Puedo entenderle y por eso le doy espacio a sus pensamientos mientras las luces de la ciudad comienzan a tejerse como un misterioso firmamento artificial alrededor de todos. De cierta forma también necesito un tiempo a solas con mis pensamientos. Los últimos meses han sido un ir y venir de no saber.

Creo que nos hemos acostumbrado a una especie de rutina donde está el itinerario que llega hacerse tedioso y las pequeñas alegrías e interminables horas que puede dejar una relación. Quizás no esté juzgando bien este momento, pero debería ser más justo y estar agradecido.

Encontré a quién si dudas es el amor de mi vida y de la forma más absurda comencé a ver más allá de mi nariz y mis propias decisiones. Comencé a preocuparme por alguien más que no fueran mis hyungs o mi familia, en fin que aprendí más de lo que había reciclado en veintiséis años en unos meses y ahora servía como de mantra para tratar de comprender a los demás e incluso a mí mismo.

Tomo una curva y Hob suspira como si estuviera molesto. Algo muy raro en él por lo que arqueo las cejas al punto que mi amigo me devuelve el gesto mirando el espejo retrovisor.

—Ya, sé que en el fondo tú también piensas que estoy loco.

No contesto, en parte él tiene razón y como si ya me supiera el libreto desde antes espero pacientemente a que la bronca interior que trae salga a la superficie.

—Vale, pero es que no he dejado de analizar esa noche una y otra vez. Siento que he obviado algo muy importante todo este tiempo y ahora quizás esa sea la clave para averiguar la verdad. Por otro lado no puedo concebir que hayan sido los chicos del subterráneo cuando trato que no me reconozcan cada vez que voy, tú has estado allí también en plan incógnito, Rapmon igual y nunca antes había pasado algo así. Jimin me dejó bien claro que la actitud del tal "Sam" era sospechosa, sin embargo yo sigo convencido que no fue un chico y sí una chica la que me rescató.

Lanzo un largo suspiro y encuentro los grandes ojos de Hobi interrogándome. Sé de qué habla el pelirrojo, puesto que ChimChim me comentó de sus sospechas esa noche y la actitud de Jungkook reflejaba en gran parte esa agitación.

Yo también concordaba con que la emboscada había sido planeada de antemano y que al final bien podría ser parte de algo mayor, incluso algo contra la empresa. Cuántas veces nos había pasado, ya nos habían acusado de plagio o algo por el estilo. En fin...

—Mira Hob, la cosa como bien dices apestaba desde antes, lo único que no comprendo es por qué estás seguro que ese chico "Sam" era en realidad una chica. Honestamente ni siquiera pudimos verle la cara. Llevaba una gorra negra que le cubría casi por completo y...

—¡Cuidado!

Fue demasiado tarde para maniobrar y en medio de la constante llovizna que había acompañado la ciudad desde que salimos alguien terminó estrellándose contra el coche.

—¡Maldición!—gritamos a la vez los dos.

Aun cuando no estaba de acuerdo Hobi salió del auto mientras yo examinaba al que había aparecido de la nada para complicarnos la noche. Era un chico que no pasaría de los quince años. Aunque algo en su usada vestimenta me hacía suponer que ya le había visto antes.

—Hey, ¿Quién eres? ¿Estás bien? ¿Puedes levantarte?

Me incliné sobre el atropellado tratando de reconocer heridas u otra lesión bajo su mojado atuendo. Hobi iba a hacer lo mismo pero era obvio que aún continuaba presentado esos inconvenientes mareos por lo que permanecía impasible detrás de nosotros.

—Voy a llamar una ambulancia hyung—dijo mi amigo y fue el momento en que el chico abrió los ojos de golpe, como si estuviera espantado mientras intentada incorporarse.

—Yo...eh...

—Hob ayuda, creo que tendremos que llevarle nosotros.

—No deberíamos moverle, a ver...

Pero en cuanto mi amigo se acercó fue como si pusieran un resorte en el chico sobre el pavimento. Tenía unos grandes ojos azules y el cabello rubio aunque con un mal corte, pero eso no le importó para levantarse de un brinco y salir corriendo en dirección contraria al coche.

Fue todo tan rápido que creí que lo había imaginado, de no ser por la gorra que apretaba Hobi en sus manos y la expresión que le blanqueaba el rostro podría haber negado que en verdad sucedió. Estaba a punto de preguntar qué demonios había sido eso cuando mi amigo se adelantó.

—Era ella hyung...ahora estoy cien por ciento seguro.

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