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12

Para el final de los días Jimin estaba aburrido, estaba seguro de que conocía la gran mansión que había estado recorriendo por las últimas semanas. No se había atrevido a salir de esta en ninguna ocasión, demasiado asustado de que el hombre aterrador intentara algo con su sobrino.

Pero no podía acusarlo realmente de ser aterrador más allá de su presencia, el pequeño parecía divertirse con la compañía del hombre cada vez que este lo cargaba en sus brazos.

— Te encargarás del pequeño esta noche — la voz de Jeon tomó por sorpresa a Jimin quien estaba cenando cerca suya con la mente dispersa.

La mención de su sobrino captó su atención, girando el rostro se encontró con la indiferente mirada del contrario, Jeon estaba cenando tranquilamente cerca suyo en la gran mesa. El hombre era impasible, no importaba las múltiples ocasiones que se habían encontrado, la mirada de indiferencia en Jeon no se desvanecía con el paso del tiempo.

— Habrá una fiesta en la mansión — Jeon tomó entre sus dedos uno de los cuchillos que yacía sobre la mesa — deberás quedarte con el pequeño en su habitación.

Aquella orden no le molestó a Jimin, pero le intrigaba el hecho de que sería realizada una fiesta en la mansión. A pesar de llevar un par de semanas en la gran edificación, no había visto más que solo los empleados domésticos y los guardias que lo custodiaban día y noche.

— Está bien — respondió enseguida.

Jeon rebanó un par de trozos de comida sobre su plato, Jimin observó el movimiento del cuchillo que se deslizaba con audacia contra la carne fresca y tierna, debió haber estado observándolo por mucho tiempo ya que el hombre detuvo los movimientos.

De nuevo, aquella mirada indiferente en su rostro. No importaba si Jimin se movía a través de la gran mansión sin permiso alguno, si el más bajo llevaba al pequeño entre sus brazos en medio de un paseo sobre el amplio jardín. Incluso no importaba cuando Jimin se desesperaba y le reclamaba acerca de la libertad del menor.

Nada de eso importaba, como si la presencia de Jimin no existiera a su alrededor. En ocasiones lo hacía sentir como si fuera invisible.

— No debo recordarte que no debes salir de la habitación — insistió Jeon rompiendo el silencio.

Jimin lo observó curioso debido a su creciente insistencia, asintiendo en respuesta decidió dejar de observarlo, después de todo, no tenía intención de hacerle saber a Jeon que todavía se sentía preocupado por la situación de su sobrino.

Aunque estaba seguro de que Jeon lo asumiría por sí solo.

En cuanto el más alto abandonó la gran mesa después de la cena, Jimin no tardó en movilizarse para checar a su sobrino quien ya no era tan pequeño. Su vista cayó en la cuna donde el menor estaba moviéndose un poco, sus manos y pies sacudiéndose con fuerza mientras observaba con atención los juguetes que colgaban a poca distancia suya.

Jimin lo observó un par de segundos, no había prestado demasiado atención hasta ahora, pero recordó que el menor no tenía un nombre. Sus dedos se movieron para juguetear con el final de su camiseta mientras intentaba pensar en algún buen nombre para el menor.

No se atrevería a llamarlo de alguna forma, pero tampoco tenía el valor de preguntárselo a Jeon. No quería que el hombre se atreviera a ponerle un nombre, no importaba si era su padre biológico, él simplemente no lo soportaba.

No soportaba su presencia impasible, le molestaba el hecho de que el hombre no parecía importarle si se movía alrededor o si simplemente abandonaba la mansión, su atención siempre estaba fija en el pequeño.

Le asustaba pensar que Jeon realmente se estaba preocupando por su sobrino.

El menor balbuceó con fuerza, Jimin fue sacado de sus pensamientos.

— Hola pequeño — murmuró con dulzura al acercarse para sacar al menor de la cuna.

Su sobrino se acomodó en medio de sus brazos, sus ojos coloridos lo observaron con insistencia.

— ¿Me extrañaste? — sonrió Jimin enviando su mano derecha para tocar los pómulos del bebé.

Este en respuesta sonrió haciendo una algarabía, Jimin podría atesorar por el resto de su vida el recuerdo de la primera vez que vio sonreír a su sobrino. A pesar de encontrarse en una mansión de un hombre desconocido, Jimin se sintió cálido cuando el menor repentinamente sonrió una tarde sin previo aviso.

Pero también no pudo evitar preguntarse si el menor le había sonreído de aquella forma a Jeon por igual.

De alguna forma se halló sintiéndose celoso por la atención de su sobrino.

Jimin se mantuvo en la habitación como le fue pedido, él pudo escuchar movimientos en la mansión en la cual solía mantenerse el silencio. Era extraño imaginar que en un lugar tan frio podría ser la recepción de una gran fiesta.

Solo le bastaba con asomarse a través de la ventana de la habitación para fijarse en la gran cantidad de autos que se estacionaban cerca de la entrada. Diferentes tipos de personas descendían de los automóviles desconocidos, pero cada uno de ellos destilaba dinero a su alrededor.

El más bajo se sintió cohibido a pesar de que solo podía observarlos a través de la ventana, no pasó mucho para que pudiera escuchar música atravesando los pasillos aledaños a la habitación, girando su cabeza se percató de que el menor continuaba durmiendo luego de haberlo dejado allí en su cuna minutos atrás.

Su vista dirigiéndose hacia la puerta, él estaba genuinamente curioso por la fiesta, no estaba seguro de la razón que había detrás de esta, pero quería echar un vistazo. Sabía de antemano que si alguno de los guardias lo hallaba merodeando por el lugar, este no tardaría en avisarle a Jeon.

— No me importa — murmuró Jimin para sí mismo — no me importa su jodida fiesta.

Jimin movió su vista fuera de la puerta de la habitación, su sobrino no mostraba signos de perturbación debido al ruido proveniente de los invitados, desistió de la idea de mantenerse sentado en el pequeño sofá que Jeon había adquirido para amoblar la habitación.

Lo había visto en más de una ocasión sentarse allí con su sobrino entre sus brazos, a pesar de que Jimin estaba acostumbrado a su expresión indiferente rutinaria, no podía evitar sentirse integrado cuando finalmente esa máscara de Jeon se desvanecía al sostener al menor.

No estaba seguro de qué podría expresar el rostro de Jeon en esos momentos, pero estaba seguro de que al menos por un par de segundos no se sentía aterrado con su presencia. De alguna forma era cálido, incluso si no lo quería admitir.

Un ruido diferente al de la música captó la atención de Jimin al instante, su cuerpo actuando por inercia al ponerse en guardia debido a que el sonido provenía del pasillo. Sin pensarlo demasiado se acercó a la puerta para asegurarse de que esta tuviera el seguro puesto.

Pero el ruido no cesó hasta momentos después, no estaba seguro de si podría descifrarlo, pero pensó que había alguien golpeando los muros cercanos con poca fuerza. La curiosidad inundó su cuerpo de inmediato, echando un vistazo a su sobrino se aseguró de que este continuara durmiendo, no le tomó más de cinco segundos retirar el seguro y abrir la puerta.

El sonido de la música inundó sus canales auditivos, no dudó en cerrar la puerta a sus espaldas, quería evitar que el ruido despertar a su sobrino. Ahora, una vez que se hallaba fuera de la habitación no supo qué hacer, su cuerpo se había congelado allí mismo frente a la puerta.

Si alguno de los guardias decidió moverse cerca de allí sería descubierto al instante, Jimin tragó saliva con fuerza y se aventuró a moverse a través del pasillo, estaba seguro de que los golpes provenían de algún lugar cercano a la habitación del menor.

— Allí — murmuró Jimin al darse cuenta de que una de las habitaciones estaba abierta.

Una luz tenue abandonaba la ranura de la puerta y parte del espacio que los presentes habían dejado. Jimin sintiéndose aún más curioso al respecto, decidió avanzar con pasos suaves en dirección hacia la puerta.

Él podría hallarse pensando en que no le importaba la vida de Jeon en lo más mínimo, pero al ver una gran silueta cerca del escritorio se cuestionó si aquello era totalmente cierto. Un enorme cuerpo estaba sosteniendo con firmeza lo que parecía ser una silueta femenina sentada sobre el escritorio.

Jimin tragó saliva con fuerza, su corazón tronando en el interior de su pecho al percatarse de que estaba observando algo que no debería.

¿Acaso Jeon había traído una amiga para desahogarse?

Un rubor llenó sus pómulos al observar a la pareja agitarse con movimientos contra el escritorio. 

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