Cold heart.
Éste songfic pertenece al reto mensual "Crónicas del YunJae"
Está basado en la canción de Uknow "Novemeber with love"
Aquella tarde salió con la licencia que le hacía acreedor a cinco días hábiles de vacaciones. A pesar de que habría preferido que éstas llegaran al mes siguiente, YunHo recorría los pasillos de las oficinas con renovadas fuerzas. Si bien el servicio no era tan agotador como una gira por los domos de Japón, necesitaba tiempo para sí mismo.
Había planeado ya sus días, iría con su madre y después visitaría a su hermana. Quizá tuviera tiempo de ver a algunos amigos, y de caer de sorpresa en la oficina de ChangMin e invitarlo a comer.
Se ajustó el abrigo a la cintura; hacía frío, un frío intenso que anunciaba con viento gélido que el invierno estaba cerca y que probablemente sería más frío que otros años. Se detuvo en la calle sin importarle que podría ser visto por cualquier persona. Inhaló el viento fresco y sin querer recordó aquellos años donde la calle había sido su segundo hogar. La nieve blanca se amontonaba en las esquinas de la calle adoquinándola con destellos impolutos.
Sin saber cómo se dirigió al tren, las cosas habían cambiado tanto que se encontró perdido por algunos instantes. Pronto se bajó en la parada que años atrás relacionaba con su casa, aquel cuarto desvencijado donde solía pasar las noches en sus épocas de trainee. Caminó sin importarle que las manos se le entumieran en los bolsillos del abrigo, sus pasos conocían esas calles, no importaba si con el paso de los años habían cambiado. Ya no estaba el karaoke al doblar a la izquierda, tampoco estaba la tienda de conveniencia en la que solía comer ramen. Sólo quedaban algunos puestos de comida rápida que sobrevivían a duras penas. Claro, no era uno de los barrios más pomposos, y tampoco esperaba encontrar todo como si de una fotografía se tratara.
Caminó alrededor de una hora, comió panceta de cerdo en un local cercano y bebió suficiente soju para calentar sus huesos.
¿Qué había hecho de su vida?
Había triunfado en un medio salvaje y aún se mantenía vigente, cantaba, bailaba y sin alardear de ello, tenía un puesto alto en la lista de los hombres solteros más deseados de Corea...
A menudo su madre usaba esa insolente palabra para recordarle que los años pasaban rápidamente y que él debía buscar el amor en algún momento. Ella se aferraba a la idea de tener nietos, de llenar su casa con una docena de niños revoltosos, y muchas de esas veces en donde la discusión sorteaba ese escabroso camino se amedrentaba y asentía. Pocas eran las ocasiones donde sacaba fuerza de donde ya no había e intentaba difuminar esas ideas anteponiendo el trabajo antes que todo.
Pero él sabía perfectamente que en algún momento debía clarificar las cosas y decirle a su madre que no esperara mucho de él. Que sus planes de vida consistían en no dejarse vencer por el recuerdo de una relación que le mantenía con un constante dolor en el pecho.
¿Qué pensaría el mundo si supiera que su corazón estaba tan roto como la esperanza en la humanidad?
Dejó salir el vaho, y miró el cielo. Nada, no había estrellas y la oscuridad de aquella noche era densa, cargada. Y el único nombre que se le venía a la mente era el de JaeJoong, ¿Cómo estaría él? Después de todo, el contacto se había vuelto imposible después de que se hubiesen encontrado en el festival. Pese a todo no fue más que un encuentro cordial.
JaeJoong le había sonreído, lo había abrazado y le había hablado. Todo de forma neutra, él jamás había insinuado nada, ni hizo el intento de rememorar el pasado, simplemente le había dirigido una mirada de anhelo que pudo reconocer casi con pena.
Te borro luego y te dibujo de nuevo.
Intentaba ignorar su constante presencia en su memoria, a veces lo conseguía, y por largos días o meses se enfocaba en cientos cosas para poder omitir un nombre y un rostro en su cabeza. Lo lograba a medias; justo como en este momento.
Olvidaba como se sentían los besos, las caricias y los abrazos. Olvidaba las suaves palabras de amor y los gritos de pasión. Lo olvidaba todo y se dedicaba a sentir el dolor punzante que le hacía cogerse la camisa y retorcerla entre sus dedos de pura desesperación.
Después se imaginaba sintiendo las manos blancas de JaeJoong en su espalda tratando de calmarlo, pintaba cuadros donde los labios rosados y esponjosos dejaban huellas devotas en cada palmo de su piel. Dibujaba su cuerpo junto al suyo y recordaba cómo era estar con él.
Sollozó apenas notándolo, y sintió aún más frío.
-Pero yo te dejé ir, dejé que las prioridades entre nosotros cambiaran. ¿Qué pasó con nosotros amor?-
Entonces te deje ir, dejarte ir en el viento.
Calmado se sacudió sus pantalones y se puso en marcha, probablemente eran horas de la madrugada y fuera peligroso caminar por ese barrio, pero no le importaba. No que se sintiera protegido con sus habilidades marciales o con su estatus de idol. Simplemente era un hombre que caminaba para sacudirse los pedazos de un corazón hecho trizas.
Cuando el viento sopla, donde quiera que sea, puedo encontrarte
Lo sé, mi corazón lo sabe, que te quiero.
¿Realmente sería tarde? ¿Podría ser su amor uno de esos que no consiguen tener un final feliz?
Caminó sin rumbo, dio un número indefinido de vueltas en los callejones oscuros. Él siempre había amado a JaeJoong, siempre. El suyo era un amor que había florecido en la tempestad de una sociedad que censuraba aquello que no podía entender, y claro el amor siempre es un misterio, llega y se va cuando menos atento se está. Él lo sabía bien, ese sentimiento no era domable, ni mucho menos se podía batallar en su contra.
Mi corazón se congeló con el frío viento a principios del invierno
Ha cambiado después de conocerte
Al igual que el palpitante corazón con la primera nevada de noviembre
Me detuve en el tiempo como un tonto.
Varado como un pez en la playa, se encontraba perdido, de nada servía regresar sobre sus pasos o dar más adelante. Era un tonto, uno que sufría por su propia mano y orgullo. Si tan sólo hubiera aceptado ser paciente y esperar, nada de esto estaría ocurriendo. JaeJoong no se habría ido ansiando libertad, JaeJoong no se habría cansado de mantenerse oculto, ni he habría hartado de los pobres toques que recibía en público.
YunHo era un tonto y lo sabía, ni el dinero, la fama o el alcohol lo harían olvidar que por desidia había perdido tanto.
Te estoy borrando, borrando tus recuerdos en alguna parte
Cuando el viento sopla, donde quiera que sea, puedo oírte
Lo sé, mi corazón lo sabe, donde tú quieras.
Su respiración acongojada se detuvo cuando lo escuchó. En algún local lejano la voz de quien menos esperaba sonaba fuerte, tan fuerte que las vibraciones se extendieron a su corazón y doblegaron su alma. Conocía la canción, conocía el tono lastimero en el que era interpretada... pero sobre todo, conocía al hombre que la había escrito. Aquel que poco a poco drenaba su cordura con cada indicio velado del amor que un sentía por él.
Mi corazón se congeló con el frío viento a principios del invierno
Ha cambiado después de conocerte
Al igual que el palpitante corazón con la primera nevada de noviembre
Me detuve en el tiempo como un tonto.
Junto a un par de lágrimas, cayeron en sus manos los copos brillantes de nieve; era la primera nevada. Y su corazón pesó aún más dentro de sus costillas cuando recordó que fue bajo un manto blanco donde por primera vez se sintió amado.
Lejos de ahí, a varios kilómetros estaba impasible el río Han; conservando en su esencia el recuerdo de esos dos jóvenes estúpidos que se habían besado con temor después de ver la tranquilidad de sus aguas.
La primera nevada fue el recurso más utilizado por ambos para coincidir en las demostraciones de amor que tuvieran el uno con el otro.
Fue bajo un cielo nocturno en el mes de noviembre donde por primera vez se tomaron de las manos como algo más. Sus primeros besos, el primer "te amo"; la primera vez que intercambiaron palabras llenas de promesas. Todas esas fechas habían coincidido con una nevada inesperada en la víspera de un amanecer nublado y cálido a la vez.
No me dejes, no me dejes
En el lugar en la que solíamos llorar y reír
No me dejes (No te vayas)
No me dejes (No te vayas)
En el lugar en la que solíamos estar juntos (En ese lugar)
Corrió al lugar exacto. Se detuvo en el escaparate donde los autos de los amantes se detenían a mirar el agua cristalina que reflejaba al cielo dormido. Pudo ver los miles de recuerdos que se habían formado ahí. Los veía como fantasmas felices. Se veía a sí mismo caminando de la mano con JaeJoong, se veía robándole besos recelosos y se veía hincado sujetando las manos contrarias. Lo veía todo y a la vez nada, no había nadie, estaba solo con sus recuerdos y el dolor.
Mi corazón se congeló con el frío viento a principios del invierno
Ha cambiado después de conocerte
Al igual que el palpitante corazón con la primera nevada de noviembre
Me detuve en el tiempo como un tonto.
Patético, eso era lo que ChangMin y algunos amigos más habrían dicho. Y ciertamente lo era. ¿Qué pretendía yendo ahí? ¿Torturarse, volverse loco o llorar como le estúpido que era? Cansado de todo, se limpió los restos de lágrimas y la suciedad de su nariz con la manga del abrigo. Boqueó por aire e hipó unas cuantas veces antes de sentirse firme en sus pies.
Con las emociones a cuestas dio media vuelta y en la avenida más cercana hizo que un taxi se detuviera. Sin charlar pidió que lo llevara a casa, a ese departamento solitario que le vería beberse su peso en alcohol y respirar la nicotina de los cigarrillos que no debía tocar.
Condenado a su propio exilio, apagó su móvil que no dejaba de sonar, subió al ascensor y se observó en el espejo de éste. El reflejo le dio una imagen perturbada y casi corrupta de lo que un día fue.
Cuando dejó el abrigo tirado en la entrada y los zapatos fuera de la cómoda, suspiró cansado. Y gimió con la adrenalina que poco a poco recorría un largo camino hasta su casi inerte corazón.
Sentado en el sofá más pequeño estaba JaeJoong, sin abrigo, con el uniforme intacto y sus ojos abiertos de par en par fijos en el ventanal.
-YunHo tardaste...
Mi corazón se congeló con el frío viento a principios del invierno
No puedo decir nada más, pero te quiero.
-¿Qué...?
-Es muy extraño, hoy mientras pensaba en ti como casi todos los días, sin notarlo pedí el día libre. Estaba agobiado, y quería verte. Cuando obtuve la licencia, HeeChul me trajo aquí a sabiendas de que tú tendrías vacaciones. Sé que nos hemos comportado como idiotas y que probablemente ser lo que fuimos está lejos de nuestro alcance. Amarnos como lo hacemos, extrañarnos como ahora, perdernos a nosotros mismos, no sé qué es peor. Pero... si tú quieres... si estás dispuesto...
-Sí...
A causa de tus palabras, no pude hablar ni ver
En las memorias de noviembre.
-¿Sí? YunHo... Yo...
-Yo también JaeJoong.
Fue esa la primera nevada donde después de muchos años volvía a ocurrir algo increíble.
No hablaron sus voces, ni pelearon sus cuerpos, aquella noche fría, sus corazones se cobijaron entre suaves miradas y palabras de amor que ya no eran promesas.
Las palabras dichas y no dichas fueron un juramento que se selló con la calidez de dos almas enamoradas y dispuestas a amarse bajo el sol abrasador, la lluvia persistente, el viento feroz y el invierno más frío.
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