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Capítulo 2


Cap. 2

Toothless se mueve con destreza entre los árboles y malezas, su mente gritándole una sola cosa: alejar a su Omega de cualquier Alfa que quiera quitárselo.

Hiccup, desde los brazos del moreno, tiembla, temiéndose lo peor. Algunas gotas de lluvia empiezan a caer, acariciando sus mejillas.

El mal presentimiento que había surgido desde hacía unos días aumentando en la base de su estómago.

Llegan hasta el claro del bosque, pero Toothless no se detiene. Sigue hasta una pequeña cala, con un hermoso y no muy profundo lago y, del otro lado, una cueva que parece bastante cómoda.

Sin mucho esfuerzo cruza el lago, importándole poco el empaparse. Entra en la cueva y deposita el cuerpo de Hiccup en el rocos suelo.

De inmediato el menor se aleja, el terror grabado en su rostro.

Esa reacción y el olor a terror que desprende el menor, junto con el de su naciente celo, hacen reaccionar a Toothless.

Sus pupilas vuelven a la normalidad, la consciencia tomando lugar en su embotada mente.

La confusión cruza su rostro, dejándole espacio al horror al ser consciente de sus acciones.

Para sorpresa de Hiccup el mayor se arrodilla frente a él, compungido.

-Mis más sinceras disculpas-dice, la cabeza gacha y el húmedo cabello cubriendo su rostro-. No se lo qué... Te llevare a casa-extiende una mano, los ojos fijos en cualquier parte menos en Hiccup.

Esto hizo que el corazón de Hiccup se detuviese. ¿Por qué le afectaba esa actitud de Toothless? Después de todo, a penas y si se conocían.

Con timidez toma la mano del mayor, y están por ponerse en pie cuando el sonido de un rayo los hace sobresaltarse.

La lluvia se desata con verdadera furia, gotas y gotas cayendo del cielo con saña, la brisa arremolinándose y enviando la humedad a todas partes.

Toothless maldice en un idioma que Hiccup no entiende.

-Creo qué...

Hiccup asiente, presintiendo lo que diría.

Tendrían que esperar a que la lluvia, por lo menos, menguase un poco.

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Nasha aprieta los labios, el rizado cabello negro pegándose a su rostro, entorpeciendo su vista.

Se acerca con pasos cautelosos, sus manos se abren y se cierran nerviosamente.

No sabe porque pero la presencia del menor de los Haddock hace que su corazón se acelere y todo su ser desee desesperadamente estar junto a él.

Absurdo para su, aún, tierna mente de 15 años.

-Haddock-susurra, parándose a su lado.

El castaño no lo mira, pero su cabeza se inclina un poco, indicándole que tenía toda su atención.

-Tooth... Toothless no le hará daño a tu hermano-murmura, sus bellos ojos dorados posados en el mayor-. Tooth...

-Es un Alfa-corta, sin dejarle terminar, su voz denota su irritación-, un Alfa que ha quedado encandilado con el olor del celo de un Omega-sus fríos ojos azules se posan en los dorados, Nasha se estremece-. Y Hiccup es mi hermano, pero su olor es demasiado tentador.

Vuelve la vista al frente.

Nasha muerde su labio y se queda mirando al alto castaño. De perfil es tan guapo como de frente. La lluvia había alisado los rebeldes cabellos castaños, casi negros por la humedad, y había hecho que las gruesas pieles y telas de su ropaje se pegaran a su fuerte cuerpo.

No era tan musculado como su "tío" Cloudjumper, pero para sus 17 años su cuerpo es de buen ver.

Nasha se sonroja y desvía la vista, espantando los pensamientos.

¡Acaba de conocer a Haakon!

Por otro lado, ese aire de macho que tiene (típico en todos los Alfas, su hermano era así mismo, solo que más fanfarrón) lo atrae como las abejas a la miel. Y eso lo asusta.

-Deberías entrar, puedes enfermar-la voz de Haakon desvía levemente sus pensamientos.

Y luego estaba eso. Ese deje de preocupación hacía él, un desconocido. Y el semblante algo decaído por la falta de su hermano.

Toma aire, armándose de valor. Posa una mano en el brazo del mayor, estremeciéndose al instante. Su cuerpo se enardece y algo primitivo hierve en sus venas, exigiéndole que se acerque más al Alfa.

Ignora esto.

-Hiccup volverá, mi hermano no lo lastimara-declara con plena confianza.

Da media vuelta y regresa sobre sus pasos.

Los brillantes ojos de Haakon lo siguen, un brillo de anhelo por el tierno Omega avivándose como el fuego de la hoguera.

Sin ser consciente de esto, Haakon se encuentra deseando poder quedarse con el Omega de ojos dorados.

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Hiccup se abraza a sí mismo, tiritando por el frío, reprimiendo todo lo posible el punzante dolor en el vientre que había sentido poco después de que Toothless saliera, bajo la inclemencia de la lluvia, a buscar leños.

Muerde sus labios con fuerza, ignorando el sudor que corre por su frente y el imperioso deseo de ser tocado, por todas partes, el deseo de que el fuego que crece a fuego lento en su interior fuese apagado.

Los pasos de Toothless le hacen alzar la vista.

Sus pupilas se dilatan y sus pulmones son llenados por el embriagante olor del Alfa, mezclado con el olor a lluvia y madera. Huele a fuego, y a fresias (2), y a madreselva, y a aire y a libertad. Huele a todo y a nada, y su cuerpo le grita que debe ser tocado por ese Alfa.

Toothless deja caer los leños, algo cansado por la larga y cuidadosa caminata y el haberlos recogido sin ningún arma que le ayudase. Sumado a esto el peso de sus empapadas ropas. Echa su cabello hacía atrás, ignorando las gotitas de agua que escurren de estos y su ropa. Había mantenido los leños lo más secos posibles, pero le daría trabajo encenderlos, obviamente.

Hiccup observa todos y cada uno de los movimientos del Alfa, con ojos hambrientos. El dolor en su vientre presiona con más fuerza y el fuego se aviva, quemándolo de dentro hacía afuera. Deseaba, deseaba, deseaba...

El gruñido satisfecho de Toothless lo hace salir de sus pensamientos. Con esfuerzo el Alfa había encendido una pequeña fogata, que los mantendría tibios hasta poder salir sin arriesgarse a sufrir algún accidente.

Orgulloso de su trabajo, el Alfa alza la vista y la posa en la del Omega, sonriéndole fieramente. El corazón del menor ataca con saña sus costillas y sus pulmones exigen más del olor del Alfa.

Toothless no parece enterado de la lucha interna del Omega al acercarse. Hiccup se aleja instintivamente, deseando enredarse en los fuertes brazos del Alfa y, a la vez, salir corriendo. Lejos de él, lejos del deseo, lejos de todo.

El mayor mal interpreta ese gesto y el dolor cruza sus ojos, el erróneo entendimiento oscureciendo sus facciones.

Baja la mano y se aleja del castaño. Toma asiento cerca de la entrada de la cueva, sus ojos posados en la intempestiva lluvia.

Hiccup frunce los labios, la culpa de haber lastimado al Alfa aguijoneando su pecho.

Es un Omega pésimo.

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Stoick observa a Haakon desde la entrada del Gran Salón. Lo ve allí, parado bajo la lluvia, jugando con su hacha, dividido entre ir por su hermano o esperar.

Puede escuchar a Valhallarama hablar con Cloudjumper, fascinada por todo lo que el pelirrojo le cuenta sobre sus tierras, la isla Dragón.

No siente celos, ni ese típico instinto de protección que le solía atenazar cuando era más joven. Sabe que la castaña jamás le dejaría por el otro Alfa.

Han sido años de estar juntos, y, a pesar de las constantes discusiones, se aman con locura. Al menos el ama a su esposa y Omega con locura.

Sus ojos se posan de pronto en Nasha, el Omega hermano de Toothless Night.

El moreno también observa a Haakon, la preocupación por su hijo grabada en las delicadas facciones del Omega. Tan parecido a su Hiccup en ese aspecto...

Tan delicado y pequeño. Le sorprendió bastante saber que, en caso de que Toothless llegase a faltar, el tomaría el puesto de líder en su isla.

Independientemente de ser un Omega.

Frunce el ceño suavemente. Las tradiciones de dicho pueblo son bastante intrigantes e irritantes para él.

Eso de que la palabra de un Omega vale por encima de un Alfa... Bufa. Se le enseño, desde siempre, que el Alfa escogía al Omega, nunca al revés. Y repentina aparecían estos... Celtas (3), si mal no recordaba se hacían llamar, poniendo de cierta forma sus perspectivas de cabeza.

Cuando Valhallarama había escuchado esto sus ojos se iluminaron y la preocupación de que su niño sería forzado alejándose con cada una de las palabras de Cloudjumper.

Él no podía negar, claro, que la información había sido interesante. De ahí a que lo dijese en voz alta es otra cosa.

-Stoick-la voz de Valhallarama lo saca de sus cavilaciones-, haz que Haakon venga, se resfriara allí fuera.

Eso, en otras palabras, es que nada lograría el menor de los Haddock donde estaba. Hiccup regresaría, siendo un Omega libre o enlazado, de cierta forma, con Toothless, quisieran o no.

Stoick bufa y sale. La idea de que su hijo se enlazara al Alfa no le agradaba. El Alfa en sí no le agradaba, y aunque se la pasaba diciendo que Hiccup no sería buen líder y todas esas tonterías que solía decir (sin ser muy consciente de que lastimaba a su hijo) no quería perderlo.

Hiccup, su pequeño Hiccup, es su orgullo. Un genio innato y un herrero excelente. Y es su pequeño niño.

Podría parecer frío con el mayor de los gemelos Haddock, pero haría cualquier cosa por él.

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Toothless observa a Hiccup tiritar y estremecerse, pero no es capaz de acercarse a él. El olor del celo del menor, ya casi en su apogeo, lo está volviendo loco. Sus instintos le gritan que tome al Omega para sí, sin importar nada, sus creencias y enseñanzas forzándole a quedarse allí, quieto. Desvía la vista a la lluvia, apretándose contra el muro a su espalda.

Pero a veces los instintos son más fuertes que la voluntad. Y esta vez, los instintos del Omega fueron más fuertes que su propia voluntad y la del Alfa.

Hiccup deja de tiritar y posa sus ojos en Toothless, oscurecidos por el deseo, las pupilas dilatadas, recorriendo con hambre el fuerte y marcado cuerpo del Alfa. Se pone en pie en silencio, retira el chaleco de piel de Yak de su cuerpo y lo deja caer a un lado.

El ruido sordo atrae la atención de Toothless, que se queda sin aire ante la vista del delgado y delicado cuerpo de Hiccup, moviéndose de forma predadora hacía él.

-¿Hiccup?-pregunta, embobado ante la vista.

Una sonrisa fiera divide los tiernos labios del menor y con más convicción se acerca al moreno.

-Toothless-susurra con un ronroneo, llegando hasta el moreno.

-¿Qué...?

Sus palabras se ven cortadas por un par de labios, tiernos y dulces, inexpertos. Su corazón se dispara y su cerebro se ve envuelto en el extraño e hipnótico aroma del Omega.

Sus manos se posan en la delicada cintura, atrayendo el cuerpo contra el suyo, hasta hacerlo estar de rodillas frente a él.

-Mío-gruñe contra los tibios labios, sus manos moviéndose con desesperación debajo de la ropa.

Hiccup ríe en el beso, tan ansioso como el Alfa. Una parte de él le dice que se va a arrepentir cuando estuviese más consciente. Pero poco le importa.

Ahora solo quiere saciar su hambre, apagar el fuego, tocar y ser tocado, consumirse en las brasas y danzar en el cielo.

Guiado por su Alfa.

Siempre por su Toothless.

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Haakon mira el negro firmamento, sentado junto a la ventana de la habitación de su hermano.

La lluvia, en vez de calmarse como parecía que iba a hacer, había embravecido. Cualquier otro vikingo habría dicho que, de alguna forma, los dioses estaban molestos con ellos.

Pero en el fondo de su ser, Haakon presentía que estaban celebrando algo. Algo grande y fuera del entendimiento de los mortales.

Eran ideas tontas, se repetía, pero seguían rondando su cabeza.

La puerta se abre y él mira de reojo. Nasha asoma su cabeza y pregunta con la mirada si puede entrar.

Haakon suspira y asiente.

En pocos segundos tiene el pequeño cuerpo del Omega sentado frente a él. ¡Muy cerca!

-¿Sigues pensando en Hiccup?-susurra Nasha, sus ojitos dorados mirándolo con curiosidad.

Haakon niega y posa la mirada en la lluvia.

-Pensaba en que los dioses están de fiesta-dice sinceramente, desarreglando un poco más su ya de por si desarreglado cabello.

Nasha ríe, y su risa agita el mundo de Haakon desde sus cimientos. El castaño lo mira y sus ojos brillan intensamente.

-Me gusta tu risa-dice sin pensar, para luego sonrojarse y apartar la vista.

Nasha se detiene y lo observa, ladeando la cabeza.

Gatea un poco hasta él, con un suave movimiento lo hace abrir las piernas y se acomoda en su regazo, su cuerpo muy pegado al del Alfa.

-A mí me gusta tu sonrisa-susurra de vuelta, alzando sus pálidas manos. Toma su rostro y lo gira hacía él. Acaricia superficialmente las mejillas de Haakon, recorriendo todo su rostro y deteniéndose en sus labios-, la que le dedicaste a Hiccup cuando estaban enseñándonos el pueblo-con cada palabra se va acercando más, embriagando al Alfa con su suave aroma.

"Arándanos, gardenias y narcisos" piensa Haakon. Sus manos apresan la cintura, un movimiento inconsciente que parece agradar al Omega.

-Me gustaría-susurra, rozando los rosados labios del mayor con los propios-, me gustaría que me las dedicaras a mí. Solo a mí.

Haakon suspira en los labios del Omega y este los une por completo, arrancando un gruñido del Alfa.

Haakon pega el pequeño cuerpo al suyo, devorando con ansias los labios ligeramente agridulces.

Hiccup y Toothless olvidados. La lluvia como una melodía de fondo y el tibio cuerpo del Omega como su única prioridad.

Tal vez los dioses si estaban de fiesta.

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Hiccup jadea y tapa sus labios, avergonzado. Toothless ríe entre dientes, besando y mordiendo todo el delgado cuerpo a su disposición, idolatrando cada pequeña parte y cada peca esparcida por la perfecta figura del castaño.

Sus manos de marfil recorren con gusto la piel perlada del menor, pellizcando y amasando, haciéndole estremecer y suspirar de placer.

Sus labios recorren el cuerpo completo hasta llegar a la parte sur. Sin pensarlo dos veces se mete el erguido miembro del Omega en la boca.

Hiccup gime, arqueando la espalda. ¡Por Odín! Era maravilloso.

¡Maravilloso!

La hábil boca del mayor recorre con gula el miembro de su Omega, disfrutando de su dulce y almizclado sabor. A la vez, sus manos serpentean hacía el premio mayor, oculto por dos perfectos y suaves montes cubiertos de encantadoras pecas.

Desliza un dedo entre los glúteos de Hiccup, rozando juguetonamente la entrada, tanteando, provocando.

La humedad del Omega le facilita mucho su jugueteo, aunque el parece no muy interesado en la lubricación del menor.

Su mente esta en otra cosa: saborear por completo a Hiccup.

-¡Toothless!-grita el menor, corriéndose en su boca.

Ve estrellitas blancas y miles de puntos de colores, el cuerpo aun entumecido por la desconocida corriente de placer, su entrada lubricando aún más si es posible, debido a la sobrecarga sufrida segundos antes.

Hiccup mira con los ojos entrecerrados a Toothless, que traga con gula el blanco líquido, saboreando sus labios como si fuese el mejor manjar del mundo. Lo ve sacar su lengua juguetonamente y pasarla por su, aún, erecto miembro.

Hiccup jadea, avergonzado, y cubre sus ojos.

-Tan dulce-ríe Toothless entre dientes, limpiando toda el área alrededor del miembro de Hiccup-. Tan dulce y tan tierno y tan encantador.

Recita esto una y otra vez, como un mantra, admirando la perfecta piel perlada de sudor y saliva, marcada por rojo, producto de sus mordidas. El largo y revuelto cabello de Hiccup, empapado por el sudor, pegándose a su frente, los brillantes ojos que le miraban por entre los delgados dedos.

Hermoso. Hermoso, hermoso Omega.

Suyo. Solo suyo.

-Mío-gruñe nuevamente, lanzándose a besar a Hiccup.

Este corresponde gustoso, restregando sus caderas contra las, aún, vestidas caderas del mayor.

Toothless gruñe y sostiene sus caderas con fuerza, manteniéndolo quieto en su sitio.

-Estás a tiempo de retractarte-masculla contra sus labios, controlando lo más posible sus instintos-. Una vez inicie no parare, y serás mío y de nadie más.

Hiccup lo mira, repentinamente herido.

¿El Alfa acaso no lo quería?

Lágrimas inundan sus ojitos verdes y un nudo se forma en su garganta. Su cuerpo arde y ansia ser tocado más, pero arde aún más allí donde Toothless le ha tocado y donde le está tocando.

-Toothless-suplica. Alarga sus manos y toma el rostro del moreno. Lo besa con fiereza, con deseo, con desesperación.

Clamando clemencia, rogando que lo tomase, pidiendo que apagase el fuego.

Y con un gruñido mucho más profundo que los anteriores, Toothless lo acepta.

Con un movimiento algo brusco lo pone de espaldas, alzando sus caderas con una sola mano. Hiccup gime, pero no se aleja, el deseo nublando sus sentidos.

Toothless se despoja de sus húmedos ropajes con rapidez. Una vez desnudo, se inclina sobre el delicioso cuerpo que se muestra ante él.

Besa sus hombros y se desliza con lentitud, marcando su espalda como marco su pecho.

Hiccup se deshace en gemidos y suspiros, moviendo sus caderas impacientemente para recibir a su Alfa.

Toothless ríe ante su impaciencia, lo que irrita al Omega.

Sin mediar palabra, el Alfa penetra a su pequeño Omega, sin aviso y con brusquedad, sacándole el aire.

Un gruñido salvaje abandona sus labios, el olor a vainilla y fresas acentuándose, mezclado con sangre. Esto enloquece un poco más al Alfa, y sin esperar a que Hiccup se acostumbrase, saca su miembro y lo vuelve a enterrar en la pequeña y estrecha cavidad.

Hiccup grita, no sabe si por el dolor y el placer. La idea de ser lastimado por su Alfa le aterra, pero se siente tan bien...

-Hiccup-susurran Toothless en su oreja, saliendo y entrando nuevamente, con fuerza-. Mi Hiccup.

El castaño gime y decide que le gusta. Le gusta la forma ruda en que el Alfa le penetra. Le gusta la sensación de que es partido en dos y sostenido, a la vez, por las fuertes manos del Alfa.

Le gusta la sensación de la gruesa piedra bajo él raspando sus rodillas y sus manos.

Lo que no le gusta, definitivamente, es el ritmo, y así se lo hace saber a Toothless.

-Más... Más-balbucea, moviendo sus caderas, en el momento justo en que Toothless entra nuevamente, encontrándolo a medio camino.

Ambos aúllan, viendo estrellas. Eso fue fantástico.

Hiccup repite el movimiento y el miembro del moreno vuelve a golpear un punto en su interior que envía su mente racional a volar.

Ahíahíahíahí. Sus balbuceos no tienen ni pies ni cabeza, pero Toothless parece entender.

Con la misma fuerza, pero aumentando la velocidad, golpea a Hiccup nuevamente en ese delicioso punto que lo envía a volar, Hiccup mueve sus caderas, encontrándolo a medio camino.

La cueva se llena de gritos y jadeos, de gemidos y suplicas.

ToothlessToothlessToothlessToothless escapa inconexamente, entre balbuceos y suspiros de los labios rosados de Hiccup.

MíoMíoMíoMíoHiccupHiccupHiccupHiccupMíoMíoMío, era repetido una y otra vez por Toothless, con cada errática embestida, su respiración acelerada, el sudor corriendo por su frente, el largo cabello pegado a su cuerpo, las puntas rozando la sensible espalda del castaño.

Hiccup gime, jadea, grita, suspira. Más, más, más.

Quiere más. Más.

No es suficiente.

Nunca es suficiente.

Gruñe y jadea, apretando la piedra bajo él, sus rodillas sangran pero no le importa. Solo quiere más... más.

Grita y se estremece, corriéndose por segunda vez, manchando la roca bajo él. Toothless le ha mordido en el hombro, con fuerza, hasta hacerlo sangrar, corriéndose dentro de él, el nudo atándolos definitivamente, tomándolos a ambos por sorpresa.

Se quedan quietos unos segundos, regularizando su respiración.

-Toothless-susurra Hiccup, su mente aclarándose poco a poco.

Pero para su sorpresa no se siente avergonzado. No se siente arrepentido. Se siente... lleno. Completo. Como si eso fuese lo que necesitaba para ser totalmente feliz.

Y la sensación le gusta.

-¿Hmm? -Toothless lo mira, secretamente aterrado porque Hiccup se retractara.

Hiccup, con algo de dificultad, se da la vuelta, arrastrando consigo al moreno. Acaricia su rostro con un ronroneo satisfecho y besa sus labios.

-¿Listo para la segunda ronda? -Pregunta con picardía, sus ojos brillando en deseo nuevamente.

Toothless sonríe, aliviado y devora los rosados labios.

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La lluvia duro dos días consecutivos. No disminuyo en ningún momento y el frío calaba hasta los huesos. Un preludio temprano del invierno a venir.

Movido por un presentimiento, Haakon salió a la mañana del tercer día desde la desaparición de su gemelo, seguido por Nasha. Ambos caminaron en silencio hasta el borde del bosque. Esperando algo.

El sol a penas y si se asoma entre las pesadas nubes cuando Toothless aparece entre los árboles, sosteniendo a un dormido Hiccup contra su cuerpo.

Haakon entrecierra los ojos, frunciendo la nariz y gruñendo por lo bajo. Lleva una mano al mango de su espada (consideró que sería mejor usar una espada a un hacha).

Cuando están más cerca, Hiccup parece despertar y sus bellos ojos esmeraldas se posan en los pozos azules de Haakon, como atraídos por un imán. El brillo en los orbes esmeraldas es diferente y Haakon lo nota.

El castaño aprieta los labios y se destensa, ligeramente, pero no aparta la mano de su espada.

Toothless se detiene a pocos pasos de él.

Se evalúan, buscando la más mínima excusa para saltarse el uno al otro. Haakon en pos de proteger a su hermano, Toothless por eliminar cualquier posible amenaza contra su Omega.

-Oh por Odín-masculla Hiccup, bajándose con dificultad de los brazos de Toothless.

En dos zancadas está frente a su hermano y lo abraza con fuerza.

Haakon lo abraza automáticamente, pegándolo a su cuerpo. Inspira en su cuello y gruñe. Su hermanito huele a Toothless. Fresias y vainilla. Pero Hiccup parece feliz, muy feliz. Puede sentirlo en la fuerza de su abrazo y las pequeñas sacudidas de una risa muda que se escapa de sus labios.

Si su hermano es feliz, él no tenía por qué interferir.

-Al fin estás de vuelta-Nasha se acerca a su hermano y golpea su cabeza-. Cloudjumper está muy molesto contigo, y ni hablar del señor Stoick.

Toothless le gruñe a su hermano y lo abraza.

-Yo también te extrañe-dice, revolviendo su cabello.

No le pasa desapercibido el olor a Alfa mezclado con el natural de su hermano. Alza la vista a Haakon y le hace una advertencia silenciosa.

Haakon corresponde a la advertencia con una sonrisa de medio lado.

Si algo le pasaba a sus hermanos, el otro Alfa la iba a pasar muy mal.

-Entonces-Hiccup mira a Nasha y le sonríe-, supongo que te quedaras, ¿no?

Nasha se sonroja y mira a Toothless, aterrado.

-Haakon no se puede ir contigo-la voz de Hiccup suena divertida y Nasha vuelve su atención a él-. Después de todo el puesto de líder ahora le pertenece a él.

Los gemelos hacen una mueca y ríen silenciosamente. Un chiste personal que resuena en sus cabezas como una predicción acertada y casi intencional.

'' La única forma en la que desplazaras a Hiccup del puesto que le pertenece por nacimiento, será que un Alfa de otra isla, y futuro jefe de dicha isla, lo reclame como su Omega en su primer celo''

Ambos se preguntan, mientras dan media vuelta de vuelta al pueblo, seguidos de sus respectivas parejas, si su madre era un tipo de vidente.

No les sorprendería, teniendo en cuenta la fama de su abuelo.

Ambos sonríen y miran por encima de su hombro a su Alfa y su Omega.

Si su madre era vidente o no, no importaba. Lo importante ahora era el brillante futuro que casi, casi, podían ver junto a sus respectivas parejas.

Al menos sacaron algo bueno del primer celo del mayor de los Haddock.

Fin

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(2) Fresias: las fresias son un tipo de flores. La idea de poner a Toothless oliendo de esa forma es culpa de la pelicula El Diablo Viste de Prada o El Diablo Anda en Tacones (con Merill Streep). La fresia significa ''gracia'', la madreselva, por otro lado, significa ''lazos de amor''

Quiero agregar aqui tambien que el olor de Nasha, Narcisos y Gardenia. Las gardenias significan sinceridad, y el narciso egoismo. Me gusta ver a este tierno y adorable Nasha como un Omega egoista pero sincero... y mira que es egoista por escojer a Haakon sin su autorizacion XD

Una acotacion mas, huelen a flores porque su isla esta rodeada TOTALMENTE por bosque y hay multitud de flores.

(3) Celtas: es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir, en un sentido amplio, al pueblo o conjunto de pueblos de la Edad de Hierro que hablaban lenguas celtas, una de las ramas de las lenguas indoeuropeas. (Mas informacion en Wikipedia)

Los celtas vinieron primero que los Vikingos, y sus ''comunidades'' estaban ubicadas, literalmente, al Sur de lo que serian las tierras Nordicas, que ocupaban gran parte de lo que es Alemania. En otras palabras, y verificado por el mapa que proporciona Wikipedia, los Celtas estaban ubicados en lo que hoy es francia, españa, portugal, escocia e irlanda (si se me escapo alguno me perdonan)

Quiero aclarar que la Isla Dragón no existe, esta, imaginariamente, ubicada en medio del Mar Celta, al sur de Irlanda. (Gracias a mi amiga Gabriela por la ayuda con esa parte)

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