Capítulo 4
3:00AM
La gran mayoría, —si no es que todos— en el lugar se encontraban ya bajo los efectos del alcohol.
Incluso Jimin, quien finalmente había cedido a probar el alcohol. No sabía porque, ni qué exactamente le había llevado a aceptar aquél trago —Y los muchos otros que llegaron después del primero—; pero lo había hecho.
Mejor dicho, siendo honestos sí lo sabía. El dolor en su corazón, el sentirse insuficiente, la falta de coraje. El creer en que su amor jamás sería correspondido, pero no lo admitiría. Así que se había excusado con que simplemente estaba tratando de divertirse; justo como Taehyung le había sugerido.
Jimin miraba su vaso a tope de alcohol y no podía evitar sentirse miserable, aun cuando estuviese aparentando rebosar de felicidad y divertirse.
Era triste, toda esa situación era triste porque pensar en el hecho de que se encontraba bebiendo para ahogar sus penas, le llevaba a pensar en que su corazón estaba roto, y en que había sufrido su primer corazón roto sin siquiera haber expresado sus sentimientos, sin siquiera haber tenido la oportunidad de experimentar el amor.
Era desesperanzador.
Vivir suspirando por alguien que ni siquiera sabía de sus sentimientos.
Era un idiota. Jamás dejaría de serlo.
La música en el lugar fue bajada abruptamente, distrayéndole de sus pensamientos. Entonces, casi como por instinto, y de manera automática todos dirigieron su atención a Jackson, que ofreció su mejor sonrisa para los presentes y relamió su labio justo después de dar un trago a su licor.
—Les tengo una propuesta. —Habló finalmente. Nadie respondió o emitió algún sonido, lo cual fue su incentivo para continuar hablando— Siete minutos en el cielo —Pronunció finalmente, curvando una sonrisa ladina en la comisura de sus labios.
Los murmullos no se hicieron esperar.
Seguido de varios valientes que querían un poco más de adrenalina u diversión, cualquiera que fuese la que llegara primero o incluso ambas si era posible.
Éstos fueron arremolinándose alrededor del anfitrión.
Jimin simplemente les ignoró y llevó el vaso de plástico hacia sus labios. Demasiado desinteresado en lo que hiciesen o dejasen de hacer sus compañeros de curso.
Taehyung había sonreído emocionado al escuchar la idea, creyendo que sería la ocasión perfecta para que Jimin tuviese proximidad con algún chico o chica, así que, sin dudar, tomó al rubio por una de sus mangas y tiró de él, Yoongi siguiéndoles de cerca.
— ¿Q-qué haces? ¡No! —Se quejó el rubio, oponiendo resistencia ante las acciones de su pelirrojo amigo.
—¡Es la oportunidad perfecta! —Exclamó el más alto de los tres, una sonrisa iluminándole el rostro y expandiéndose hasta sus ojos, los cuales brillaron irremediablemente con ilusión.
—¿Para qué? —Replicó, cuestionándose los motivos de su amigo, desconcertado, pues vaya que el alcohol en su sistema le hacía distraerse fácilmente, olvidar u ignorar aquellas pequeñas cosas que normalmente se alzaban ante sus ojos fácilmente.
—¡Para conocer a alguien! Incluso si con quién te toque entrar al cielo no te gusta, podrías intentarlo. —Se esperanzó Taehyung, quién realmente lucía mucho más emocionado e interesado por la vida romántica de su mejor amigo que él mismo.
¿Y cómo no? ¡Quería verlo feliz! Y daría sin dudar todo de sí por conseguir aquello, incluso si le costaba su propia felicidad.
Jimin merecía conocer a alguien. Merecía ser feliz. Él, que siempre quería ver a todo el mundo feliz, y hacía de todo por animar a quienes ama. Que siempre estaba para apoyarles. Que entregaba su felicidad a los otros sin importar nada.
Taehyung realmente creía que su mejor amigo debía encontrar a alguien, no para ser la felicidad de su amigo, si no para compartirla con él. Que ambos fuesen felices compartiendo su amor, su felicidad y compañía. Y por supuesto, Taehyung era consciente de que la felicidad no se encuentra con alguien más, que mucha gente estaba perfectamente feliz y plena sin compañía, pero él quería ver a su mejor amigo con alguien.
Alguien que no dudara en hacerlo feliz, que le mimara y entregara todo su amor en bandeja de plata. Que velara por su felicidad, justo como él intentaba tan fervientemente hacerlo. Que estuviese dispuesto a amarle con todos y cada uno de sus defectos y virtudes. Y sobre todo que no se avergonzara de ello. Alguien que quisiera gritarle a los cuatro vientos que amaba a Park Jimin.
Eso era lo que su amigo merecía, e incluso más.
Y Taehyung no desistiría hasta ver el día en que su amigo tuviese a alguien así en su vida. Alguien que le amara incondicionalmente. Con todo de sí. Que le motivara a ser una mejor persona y que creciera de la mano a él.
Porque, ese tipo de amor, es el que toda persona merece. Y Taehyung lo quería para Jimin, quien siempre velaba por su felicidad y cuidaba de él.
El rubio trató de negarse, mas el pelirrojo no desistió de su misión. Kim Taehyung en definitiva podía conseguir lo que quisiera con un poco de insistencia -o más bien terquedad, como Jimin la consideraba. -
El pelirrojo, junto al rubio y el pelinegro, se incorporaron al círculo recién armado en el suelo, sentándose de manera india.
—Perfecto. —Habló el anfitrión, sosteniendo entre sus manos una botella de soju semi vacía, la llevó a sus labios y tomó el resto de la bebida, inmediatamente después la colocó en el centro del círculo.- ¿Algún valiente que quiera entrar primero al cielo? -Cuestionó, alzando sugerentemente las cejas.
La habitación fue llenada de murmullos, murmullos que se vieron interrumpidos por la firme voz de Taehyung:
—¡Jimin quiere! —Exclamó el pelirrojo con palpable emoción en su voz, proporcionándole un golpecito en la espalda a su amigo rubio. Luego rio con suavidad.
El rostro serio de Jimin se desfiguró, convirtiéndose en un poema.
Temor, confusión, duda, e indignación, fueron las emociones invadieron su ser entero. Quiso protestar.
Las palabras que Jimin había formulado en la mente, y que luchaba por decir se negaron a salir de sus labios.
Jackson sonrió y le obligó a ponerse de pie.
Jimin fulminó con la mirada a Taehyung, mientras en su mente miles de ideas sobre como "asesinarle" se arremolinaban. Apretó los puños, sintiendo el carmesí inundar sus mejillas, mas no pudo identificar si se trataba debido a la gran vergüenza que sentía o a la ira. Finalmente decidió darle ambos significados.
Jackson se inclinó, sonriente al por fin tener algo más interesante con lo cual divertirse aquella noche. Nada mejor que un buen juego picante del cual seguramente habrían chismorreos la siguiente semana. Con un rápido y ágil movimiento hizo girar la botella.
Se incorporó nuevamente, mirando expectante, estaba seguro de que, al igual que él, los demás presentes se carcomían interiormente por saber quién sería el segundo participante.
Jimin estaba seguro de poder sentir pequeñas gotas de sudor resbalando por sus sienes y su frente. Y mientras más observaba a la botella girar, más grandes se volvían sus nervios y su ansiedad.
Finalmente, la botella se detuvo abruptamente, señalando con la boquilla hacia nada menos que Min Yoongi.
Jimin quiso que la Tierra le tragase. Quiso golpearse la frente con la mano en señal de frustración, pero se contuvo.
De entre casi veinte personas, tenía que haberle tocado con su enamorado de toda la vida, que para colmo era la actual pareja de su mejor amigo.
Aquella situación en definitiva parecía una novela llena de drama adolescente. Él se sentía como el protagonista desafortunado.
¡El universo debía estar conspirando en su contra!
Yoongi se levantó, su rostro no mostraba indicio alguno de molestia o alegría, ni siquiera confusión. No mostraba nada. Min Yoongi en definitiva era un libro completamente cerrado. Y Park Jimin simplemente no podía comprender como era posible que Yoongi se mostrara imperturbable, mientras él estaba a punto de desmayarse ante los nervios.
Taehyung les miró sin decir una palabra, abrió y cerró la boca, pero no pudo decir ni mu.
Miró a ambos chicos, sin saber realmente como sentirse.
Entonces Jackson tiró de ambos, llevándoles a algún lugar de su increíblemente hermosa mansión.
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