t r e i n t a y n u e v e (i)
Llegamos a Busan después de unas tres horas de viaje. Multiplicadas por dos. Seis putas horas de viaje en autobús. No llegaba a entender como un autobús podía tardar tanto en recorrer la distancia Seúl-Busan. Me había quedado dormido las tres primeras a pesar del escándalo que formaban el resto de personas. Aerin me despertó antes de que el bus parara en un area de servicio, y lo primero que le pregunté fue a quién estaban matando. Gritaban como cerdos en un matadero. Idéntico.
Las tres horas restantes del viaje no fueron tan malas. Soyoung y Haneul se dedicaron a dar patadas al asiento de Aerin, pero ella bebió zumo y se lo escupió. Fue divertido ver cómo Soyoung acababa empapada con agua y saliva. Ella se quejó, pero Aerin, con la excusa de que se estaba mareando, consiguió que las profesoras no le dijeran nada. Reclinamos nuestros asientos y a las dos zorras no les quedó otra que joderse. También escuchamos música. Aerin comió tres bolsas de patatas fritas. Y jugamos a encadenar palabras. Gané seis veces de siete, pero porque a la séptima dejé que ganara Aerin. Empezaba a enfadarse y no quería morir en un autobús lleno de gente estúpida. Si moría, que fuera con un mínimo de dignidad.
Ni siquiera entramos en Busan. Aerin tuvo una crisis y se pegó a la ventana -aplastándome contra ella- al ver como el autobús pasaba de largo la entrada a la ciudad. Sí, íbamos a estar cuatro días en medio de la nada, encerrados en unas estúpidas cabañitas y caminando por la playa como gilipollas. A todo el mundo le emocionaba estar en la nada porque podían hacer lo que les diera la gana, pero al parecer a Aerin le agradaba más bien poco. Estuvo a punto de echarse a llorar cuando vio el pequeño pueblo donde íbamos a pasar las noches. Estaba plagado de barcos destartalados, olía a pescado muerto y la playa no parecía demasiado limpia. Empujé a Aerin fuera del autobús antes de que se negara a bajar. Ella era la que estaba emocionada por ir allí, así que iba a tener que joderse y atenerse a las consecuencias.
Las profesoras que nos acompañaban pasaron lista rápidamente. Tenían pinta de que les importara una mierda perder a algún alumno. Después, para el doble espanto de Aerin, nos llevaron a un jodido campamento con cabañas de madera a punto de caerse, ordenadas en círculo. Aunque el césped que las rodeaba estaba cuidado y se podía ver el mar a lo lejos, aquellas cabañas no me dieron muy buena espina. Ni siquiera a mí, que podía dormir entre basura. Con tal de estar cómodo...
Tenía las piernas entumecidas de estar tanto tiempo en el autobús. Sí, era impresionante que yo, Min Yoongi, me quejara por estar seis horas sentado. Sentía que tenía una hernia discal. Y lo peor de todo es que íbamos a tener que caminar miles de kilómetros hasta llegar a un puto parque natural con unos cuantos templos. ¿Para qué quería ver yo templos budistas? Para nada. Tenía hambre, hacía calor y encima tenía al equipo zorra jodiéndome. Me rodearon en cuanto Aerin se alejó dos pasos de mí para hacer fotos a un trozo de césped. Dijo que el césped del pueblo era más bonito y verde que el de Seúl. Sólo a la gilipollas de Aerin se le podía ocurrir hacer fotos al césped.
Soyoung se pegó a mí como si fuera una lapa. Como si me importaran sus planes para escaparse de la excursión y marcharse a la playa. O como si no me diera cuenta de que estaba intentando actuar como Aerin. Volví a ponerme los auriculares. Por fin habían captado que estaba prohibido hablar a alguien que estaba escuchando música. Después de que les dijera que se perdieran, se dispersaron como una manada asustada de lobos.
El viaje era jodidamente aburrido. Todo el mundo fingía prestar atención a las explicaciones de las profesoras, que pretendían ser guías turísticas. Seguro que Aerin lo hacía mucho mejor. ''A su derecha pueden ver un pueblecito de Busan, y a su izquierda, un pueblecito de Busan''. Ella se quedó hablando con las amigas de Sojin un buen rato, ahogando grititos de fan loca. Hablaban de algún grupo de idols que no conocía y que no me interesaba conocer. Al final, Aerin me alcanzó. Tiró de la correa de mi mochila y me obligó a pararme en seco. Me tendió un bote de protector solar, pero lo rechacé. Como me negué a ponerme crema, ella terminó echándome medio bote en la cara. Me regañó por no echarme crema y me dijo que no quería que me quedara como una langosta. Luego empezó a dramatizar y acabó diciendo que iba a tener cáncer de piel si no me echaba protector solar.
Nos fuimos quedando atrás. Conforme nos íbamos cansando, las distancia entre nosotros y el resto de la excursión se hacía mayor. Caminábamos en silencio, pero eso no me importaba. Me gustaba que estuviera callada porque siempre tenía cara de fastidio; sus labios formaban una especie de triángulo y parecía una niña pequeña. Aerin siempre me decía que yo parecía un niño de primaria, pero ella no se daba cuenta de que también lo parecía. Lo irónico es que estaba todo el puto día mirándose al espejo.
El parque natural no era gran cosa. Árboles altos, árboles más bajos, arbustos, alguna que otra flor y templos a los que no entré. Aerin también optó por quedarse sentada enfrente de un templo budista gigantesco. Estuvo dándome una charla sobre el agnosticismo. Yo sólo me fijé en como gesticulaba de una manera muy... Aerin. O cómo no dejaba de subirse las gafas.
Caminamos todavía más. Llegó un momento en el que sólo podía arrastrar los pies. Aerin cogió mi mano y se ocupó de tirar de mí. Pero después se cansó y la que tuvo que tirar de nosotros fue Sojin.
La verdad, a pesar de que el viaje era un coñazo, el tiempo se me pasó rápido. Era casi de noche cuando por fin retomamos el camino de vuelta. Estaba hasta los cojones de caminar, y por si fuera poco, tenía que aguantar las quejas de Aerin otros quinientos kilómetros.
ㅡ ¡Tengo hambre! ㅡ exclamó.
Gruñí. ㅡ Me da igual.
ㅡ ¡Estoy cansada!
ㅡ Yo también, y no estoy quejándome cada dos segundos.
ㅡ ¡Y tengo hambre!
Me señalé con el ínice. ㅡ Aquí me tienes.
ㅡ Yoongi, tío.
Procesé mis palabras. Acababa de decir una estupidez gigantesca. Al menos había hecho que Aerin se riera a carcajada limpia. Se tropezó con una piedra y estuvo a punto de matarse a los dos segundos. Carraspeó, avergonzada. Continuó caminando como si no hubiera pasado nada en absoluto. Ignoró mi comentario y su tropiezo.
Seguía haciendo calor cuando llegamos al campamento, o lo que fuera. Todo el mundo estaba cansado y hambriento. Y yo estaba hasta los huevos de todo el mundo. Gritaban, cantaban como gatos aplastados, empujaban al resto y planeaban en montar una fiesta. La fiesta no era lo mío. Sólo quería ducharme y dormir.
Las profesoras hicieron que nos reuniéramos en el centro del círculo de las cabañas antes la cena. Nos dieron unas órdenes claras y hicieron una lista con las personas que iban a dormir juntas. Las cabañas tenían camas para tres o cuatro personas. Obviamente, los chicos no podían dormir con las chicas. A las once todas las luces debían estar apagadas. La gente formó grupos rápidamente. No sé cómo llegué a estar en la misma cabaña que el friki de la clase y otro tío que jugaba al baloncesto. Sabía que Aerin hablaba con el friki porque era su compañero de laboratorio. Park algo-ho. Y el tipo que jugaba al baloncesto -bastante mal- tenía otro nombre común que ni siquiera sabía. Fui el encargado de guardar la llave de la cabaña. En menos de cinco minutos, estaba encerrado en una casa de madera con otros dos tíos. Sólo había dos literas y el espacio era bastante reducido. Lancé mi mochila hacia arriba, a una de las camas de arriba. El friki no se atrevió a ocupar la de abajo y el del baloncesto dijo que no me preocupara, que se iba a dormir con sus amigos a otra cabaña.
Decidí darme una ducha, pero Park se me adelantó. Empecé a cronometrar el tiempo que pasaba en la ducha. Bufé. Cogí la toalla de mi mochila y ropa para cambiarme. Me bajé de la litera de un salto y salí de la cabaña.
Crucé el césped recién cortado. Me importaba una mierda que alguien me viera entrar en una de las cabañas de las chicas. Ni siquiera llamé a la puerta. Entré a la cabaña de Aerin en cuanto la escuché gritar.
ㅡ ¡Es terrible...! ㅡ estaba de espaldas, casi gritando. Sollozaba. Miré hacia su derecha. Haneul estaba sentada en la cama de abajo de una de las literas, observando a Aerin. Enarqué las cejas. ¿Aerin tenía que dormir con ellas? ㅡ Sí. Está sucio y las camas son muy incómodas. Huele a humedad. No me gusta...
Supuse que hablaba con su madre y que estaba llorando. Tendría otra de sus crisis nerviosas. Debió de verme reflejado en el cristal de la ventana abierta donde estaba apoyada y se giró, sorprendida. Sus ojos estaban rojos y húmedos. Se secó las lágrimas en cuanto me vio.
ㅡ Sí, mamá. Hasta mañana... Adiós. ㅡ colgó y guardó su teléfono. Inmediatamente se dirigió hacia mí. ㅡ ¿Qué haces aquí?
ㅡ Vengo a cantarte una serenata. ㅡ dije, sarcástico. ㅡ ¿Está el baño libre?
ㅡ No me digas que vienes a cagar al baño de mi cabaña, ¡lo que me faltaba! ㅡ hizo un mohín. ㅡ No me gusta este sitio. ㅡ murmuró. ㅡ Está sucio, es demasiado pequeño y es feo.
Los dos ignoramos a Haneul. Hicimos el vacío a esa zorra. Me senté en la litera contraria y esperé a que Aerin se sentara a mi lado, pero no lo hizo. Según ella, estaba demasiado sucia. Tenía algo de razón, pero tampoco era para tanto. Al menos la cama no tenía garrapatas... A simple vista.
ㅡ ¿Esperabas que fuera un hotel de cinco estrellas?
ㅡ No... ㅡ se acercó a mi, mordisqueándose la yema de los dedos. ㅡ Pero tampoco me esperaba esto. Es como... un shock cultural.
ㅡ Chútate unas cuantas pastillas para dormir y seguro que se te pasa. ㅡ solté, restándole importancia al asunto. Pasé a su lado y despeiné su pelo cariñosamente. ㅡ Me voy a duchar.
ㅡ ¿¡Aquí!?
ㅡ Sí.
Estaba seguro de que las pupilas de Haneul se dilataron un doscientos por ciento. Aún así, me dirigí al baño. Era algo más amplio que el nuestro y Aerin ya había colocado su neceser sobre el lavabo. Supe que era suyo por la cantidad de purpurina y colores del estampado. Dejé la ropa limpia cerca de la ducha.
ㅡ No mires.
ㅡ De todas formas, ¿tienes algo que pueda ver? ㅡ replicó, divertida. Le cerré la puerta en las narices y abrí el grifo del agua caliente. Era casi verano, pero yo era incapaz de ducharme con agua fría. Además, me vendría bien para relajarme. ㅡ ¿Estás seguro de que vas a ducharte aquí? ¿Con ella? Sabes que puede violarte sin remordimientos. ㅡ oí su voz al otro lado de la puerta. Se refería a Haneul.
ㅡ Síp. ㅡ contesté.
ㅡ ¡Qué fuerte! ¡Estás loco!
ㅡ La vida sin peligro no es lo mismo...ㅡ miré con curiosidad el neceser de Aerin. Llevaba una cantidad inmensa de cosas para el pelo y geles de baño. No sabía que mierdas era una espuma de ducha de cerezo y madera de yo-que-sé-qué, pero supuse que olería bien y lo lleve conmigo. También utilicé su champú abrillantador y todas esas cosas que prometían y que eran mentira.
ㅡ Se ha ido. ㅡ me dijo. Oí cómo se apoyaba en la puerta.
ㅡ ¿Por qué no te vas tú también? ㅡ le dije yo bajo el grifo de la ducha.
ㅡ Porque esta es mi asquerosa cabaña. Y no me moverán de aquí. Ah, y no tardes. Yo también quiero ducharme.
ㅡ Saldré de la ducha mañana por la mañana entonces.
ㅡ ¡Entraré y te sacaré fuera! ¡Tengo que quitarme el sudor sea como sea! ㅡ parecía desesperada. Pude imaginarme cómo pataleaba cual energúmena. ㅡ ¿Por qué has tenido que venir a mi baño? Eres un profanador de baños.
ㅡ No es tu baño.
ㅡ Bueno, pues al baño de mi cabaña.
ㅡ Tampoco es tuya...
ㅡ Vale, pues a este baño que se supone que es para mí. ¿Contento?
Me reí suavemente. Me hacía gracia hacerla rabiar. Esperé que no hubiera escuchado mi risilla gracias al agua que caía de la ducha. ㅡ Park estaba tardando una eternidad en el baño.
ㅡ El pobre tendrá diarrea explosiva o algo.
ㅡ ¿Cómo has acabado en la misma cabaña que Haneul?
ㅡ ¡Las dos zorras me han arrastrado con ellas! No tiene sentido. Creo que hoy no pegaré ojo, por si esas hijas de puta de atreven a hacerme una bromita.
ㅡ Yo te haría más de una bromita.
Se quedó callada unos cuantos segundos, pero después continuó dándome conversación como si yo no estuviera en la ducha. — ¿Qué te pasa hoy, tío? Date un baño de hielo. Estás que ardes.
— Hace mucho calor, es normal que esté ardiendo. Pero eres tú la que saca las cosas de contexto, idiota.
— ¡Mentira! — exclamó. Se golpeó contra la puerta del baño y se quejó al instante. Podía imaginarla perfectamente lloriqueando en el suelo sujetando su pie. — ¿te queda mucho?
— Sí. — canturreé.
Oí cómo gruñía. — Debería haber echado decolorante en tu champú para que tu pelo se quedara del color de un pollo. — bufó. — Espera, no has traído champú. — ahogó un grito, horrorizada. — ¿¡Estás utilizando el mío!? — Me reí. El agua caía demasiado fuerte sobre el plato de la ducha, así que supuse que no volvió a oírme. Ella se tomó mi silencio como un ''sí''. — Yoongi, yo- Ugh, ¡Ojalá te resbales y te rompas la cadera!
No supe si se marchó o si sólo se quedó en silencio. Terminé de ducharme más rápido de lo que había previsto. Me sequé, me vestí y asomé la cabeza por la puerta. No vi a Aerin por ningún lado. Coloqué la toalla húmeda sobre mis hombros. Salí del baño, esperando a que Aerin saltara de cualquier lado para arrancarme la cabeza por utilizar su champú. Esperé que no se diera cuenta de que también había utilizado su gel. O espuma, o lo que fuera. Justo cuando miraba a la derecha para irme de allí silenciosamente, Aerin apareció a mi izquierda y puso las manos en mis mejillas, apretándolas, y acercó mi cabeza a su nariz. Dobló mi cuello, pero no me quejé. Alargué el brazo para alcanzar el picaporte de la puerta de la cabaña, despacio.
— ¡Has utilizado mi champú! — me soltó, empujando mi cabeza hacia atrás.
— Se me ha olvidado el mío, y, Aerin, querida amiga, los amigos suelen compartir sus cosas. Cuando alguno se deja algo que el otro tiene, normalmente se lo deja porque asín son los amigos, ¿sabes? Te lo explico porque como soy tu único amigo en diez años no lo entenderás bien. Además, me gusta como huele y tengo que cuidar mi precioso y maravilloso cabello. — me excusé, gesticulando de una forma similar a la suya.
— Qué mal rollo me das. — soltó ella, poniendo cara de asco. Se alejó sin dejar de mirarme hasta que se golpeó con una de las barras de una litera. — Utilizas el champú de una chica sólo porque te gusta el olor... Qué siniestro...
Puse los ojos en blanco. Vi cómo sacaba una toalla y algo de ropa de una maleta. ¿De dónde coño ha salido esa maleta? Se quitó la goma que sujetaba su pelo y agitó la cabeza. Estaba a punto de irme cuando me detuvo.
— ¿Dónde vas? — me preguntó, mirándome con ojos de corderita. Tenía un pie dentro del baño y otro fuera.
— ¿A mi puta cabaña?
— No es tu cabaña, Yoongi. — replicó, con sorna. — Quédate.
— ¿Quieres que te acompañe al baño? Lo digo porque eres una tía y las tías siempre vais juntas al baño. — me encogí de hombros ante su mirada asesina. — No sé, a lo mejor también os acompañáis mientras os estáis duchando.
Fue ella quien me cerró la puerta del baño en las narices. Iba a dejar a Aerin sola. De todas formas, iba a verla en la cena. Me lo pensé dos veces. Lo único que quería era dormir. A lo mejor ni siquiera merecía la pena cenar. Escuché el grifo de la ducha abrirse.
— ¡No te vayas! — gritó desde el interior del baño.
Suspiré ''resignado''. Escondí una sonrisilla y paseé por la diminuta habitación. Una parte de mí se sentía estúpido. Todo lo que hacía Aerin me parecía mono. Podría matar a un cachorro y yo me limitaría a sonreír como un tonto. Que me dijera que me quedara también era mono. Y eso era una idiotez. Aerin, maestra de las onomatopeyas, chilló nada más meterse bajo la ducha. Maldijo porque el agua estaba demasiado caliente.
— ¿Cuál es tu litera? — le pregunté.
— ¡La de la derecha, abajo! — me respondió. Me senté. Y nada más sentarme, me tumbé en la cama. No sé de qué se quejaba Aerin, era bastante cómoda. Me fijé en el tablón de madera que tenía sobre mí. Estaba lleno de frases sin sentido, pintado. No había ni un solo hueco. Ni siquiera para poner un ''El rey de Daegu estuvo aquí''. — ¡Yoongi, también has utilizado mi-
— No te oigo...
— Esta vez te lo perdonaré, pero no pienso invitarte a un café en todo lo que me queda de vida. — sentenció. Se puso a cantar, como el ochenta por ciento de la gente en la ducha. — Hey, ¿por qué no me rapeas algo? Música ambiente para la ducha. Eminem para la ducha.
— Mmh... No.
— ¡Podrías hacer un rap con los ingredientes del champú!
— Sería un exitazo. — dije, sarcástico.
Continuamos hablando. Bueno, ella continuó hablando. Me limitaba a escuchar sus ideas absurdas para futuros raps. No sé cuánto tiempo estuvo Aerin en la ducha, pero salió más rápido que yo. Llevaba el pelo envuelto en una toalla y un vestido limpio de color azul. Se ajustó bien las gafas antes de sentarse a mi lado. Miró el colchón en busca de suciedad varias veces antes de sentarse. Se quedó como si fuera una puñetera columna, tensa. Me reí y sujeté mi cabeza con la mano, hincando el codo en el colchón.
— Está sucio, está sucio, está suci-
— ¿Sientes como todas las bacterias de la colcha van pegándose a la falda de tu vestido...? — empecé a decir, calmado. — Atravesarán la tela, se adherirán a tu piel, entrarán a tu organismo por los poros... — Le dio un escalofrío. — Pasarán a tu sangre, recorrerán todo tu cuerpo...
Rocé la piel de su cuello con la yema de mis dedos. Automáticamente, Aerin pegó un brinco y se golpeó en la cabeza con la madera de la litera. Se encogió sobre sí misma. Se frotó la zona dolorida, quejándose, y empezó a mecerse hacia un lado. Terminó cayendo encima de mí como si como un jodido piano. Como un puto piano de cola. Me aplastó, y por poco hizo que mis órganos explotaran por la presión. Soltó una risilla. Se quedó encima de mi pecho.
— ¿Te estoy haciendo daño?
— Me estoy ahogando.
— Dime que soy tu heredera y será una muerte rápida y sin sufrimiento. — dijo. Se quitó la toalla de la cabeza y la estiró, dispuesta a utilizarla para acabar de ahogarme.
— Y una mierda, Aerin. Prefiero que todo lo herede mi hermano antes que tú.
— Y ini mirdi. — me hizo burla. Resopló y se levantó con cuidado. Su melena castaña estaba todavía mojada. Y enredada. Me imitó y también se puso la toalla sobre los hombros. — Creo que no voy a aguantar cuatro días encerrada con esas zorras. Sé que planean algo. Hagan lo que hagan, no son discretas. Sólo hace falta mirarlas y ver las tarántulas que tienen como pestañas. ¡Ew!
— Me dan más asco ellas que todas las bacterias de la cama.
— ¡Ay, no digas eso! — me rogó, con voz chillona. Fingió llorar.
— Imagina toda la gente que ha pasado por estas camas y la de cosas que han podido-
— ¡Para! — lloriqueó. Se tapó la cara y movió la cabeza de un lado a otro. Llegué a pensar que se estaba volviendo más loca de lo que estaba. — No me lo recuerdes, no quiero saber nada. Esta cabaña es bonita, preciosa, está limpia y tiene camas tamaño rey.
Aerin seguía con la cara tapada cuando la puerta de la cabaña se abrió de golpe. Los dos miramos hacia allí. Era Zorra Dos con algunas de sus amigas. Se quedaron mirándonos. Y nosotros nos quedamos mirándolas, desafiantes. Aerin entrelazó su brazo con el mío, sutilmente. Yo posé mi mano en su rodilla.
— ¿Os habéis duchado juntos? — preguntó una de las zorras. No sabía su nombre y tampoco quería saberlo.
Aerin y yo ni siquiera nos miramos. — Sí. — contestamos a la vez.
Soyoung frunció el ceño, cabreada, y empujó la maleta de Aerin hacia un lado. La de gafas sonrió. — Es lo que hacen los novios, ¿no?
— Si sois novios, deberíais besaros.
— Es que preferimos hacerlo en la intimidad. — cortó rápidamente Aerin. Cogió mi mano, se levantó -volvió a darse en la cabeza- y tiró de mí hacia la puerta. — De hecho, vamos a cualquier esquina oscura para hacerlo ahora mismo. ¡Adiós!
Salió, cerró con un portazo y soltó mi mano enseguida. Inspiró con fuerza. Suspiró después. La misma parte de mí que se sentía estúpido me dijo que no le gustaba a Aerin. El contacto físico para ella era algo natural. También se pegaba mucho a Sojin porque la consideraba su amiga. Tampoco era un gran problema que yo no le gustara, pensé.
Quise convencerme de eso, pero la otra parte me dijo que sí lo era. Aerin iba a ser un quebradero de cabeza para mí si no conseguía aclarar mis ideas y objetivos.
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Yoongi = smooth
memeo
Tenía este capítulo en mente incluso antes de empezar con FL y ha sido uno de los que más me ha costado -porque perdía la concentración lol- y uno de los más largos... Como no quiero que quede un capítulo de 7000 palabras, lo he dividido en dos like always
En fin, sólo quedan seis capítulos. De nada por recordároslo. :)
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