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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤSoplo otra burbuja al aire, el sol dela mañana hacía que las pequeñas esferas brillarán como un diamante. Aquellos ojos de mirada vacía veían flotar las pompas de jabón mientras que Milka Tesla hacía más y más. Milka que estaba sobre la silla de ruedas presenciaba aquel juego de niños con una sensación estimulante en su pecho, una sensación que por más que latiera no iba a salir.
Dicen que existía un grupo de brujas incluso más antiguo que la propia humanidad, un grupo de mujeres que están sentadas alrededor de una mesa tomando té y contando sus historias mientras ven como el mundo se derrumba a su alrededor; todas ellas eran identificadas por algo clave: sus ojos.
Bueno, es lo que dice el libro que tenía entre sus manos, un libro que el doctor le había regalado hace tiempo y que recopila relatos e historias de todas partes del mundo, desde la selva mesoamericana hasta la fría tundra siberiana.
Milka había obtenido un hobby por la lectura y por ver las pompas de jabón, eran las cosas que más hacia en su día a día incluso si no hablaba, comía o interactuaba con el resto. Después de todo había perdido el interés en eso, cualquier persona que intentara hablar con ella podría decir que te ignoraba o que era grosera, pero no, solamente se la pasaba con la cabeza en las nubes imaginando todo el día historias para despegarse de la vida.
— Milka — la voz femenina detrás de ella la llamo, la hija Tesla, quien haciéndole un favor a Bael la estaba cuidando. — Demos una vuelta —
Ella salió de su mente, mirando a la muchacha asintiendo ligeramente. La hija de los Tesla - que de forma comica compartía nombre con la joven Milka - empujó la silla de ruedas por el jardín de su casa, tenía un plan en mente.
Las flores del jardín estaban en su mejor momento, brillando como un diamante y las mariposas volaban de aquí a allá, también las aves estaban posadas sobre los árboles. Aquella ave estaba allí.
El jardín de la familia Tesla era hermoso, a Milka le gustaba admirar su belleza en silencio y era el lugar perfecto para leer según ella.
De un momento a otro en lo que ella se perdía en sus pensamientos sin tener en cuenta su entorno, cuando volvió a la realidad se encontraban frente a lo que parecía un cobertizo o algo así.
— ¡Nikola! ¡Sal un momento! — la hermana mayor grito, pasaron unos minutos para que un niño como de su edad diera la cara.
Él parecía algo cansado, ojos con pequeñas ojeras que se ocultan tras esas gafas de investigación y un cabello recogido en una coleta baja. Si bien seguramente compartían edad, él se veía de alguna forma con el aura de alguien que piensa más allá de jugar y comer tierra.
— Niko, quería que conocieras a alguien, ella es Milka, es la ahijada del doctor Bael — se acercó un poco más, pero Nikola solo la miro unos segundos. — se que estás muy ocupado con los planos y que aún no estás totalmente bien, pero en verdad me gustaría que salieras —
La voz de Milka era suave y triste, aunque dentro de ella guardaba un toque de esperanza. Nikola miro a su hermana y su expresión cambio un poco, sonrió ligeramente.
— ¡Bien! — levanto un dedo, quita las gafas de sus ojos y las coloca sobre su cabeza. — Pero me debes una, hermana —
Cerro aquel cobertizo con seguro, Milka solamente lo miraba fijamente. La hermana mayor de Nikola sonrió de oreja a oreja y tras despedirse de ella y de Nikola diciendo que volvería en un rato, los dejo solos a ambos.
Silencio.
Un silencio inundó el entorno, era como si incluso las aves y los insectos se hayan quedado callados. Milka lo veía fijamente y Nikola la miraba fijamente.
De un momento a otro el joven Tesla le dio toda la vuelta a la joven, tocando desde sus pies hasta su cabello que era lo que más llamo su atención. Si bien no era súper extraño, había algo diferente en aquel tono.
Era un blanco extraño.
Finalmente cuando examinó su rostro, ambos pares de ojos se miraron entre ellos. El joven hijo de los Tesla solo se alejo un poco.
— ¿Puedes caminar? — le pregunto, moviéndose hasta ponerse detrás de ella y tomar los mangos de empuje.
Milka se quedo quieta unos momentos, abrazo su libro y asintió ligeramente. A lo que Nikola se apoyo un poco en uno de los mangos de empuje.
— ¿Por qué no caminas entonces? ¡Es muy aburrido tener un compañero que no te ayude en tus experimentos! — se quejo, si su hermana quería que fueran amigos debían convivir mejor.
— No tengo fuerza para hacer eso... — por fin escucho su voz, sonó tan bajo que no era fácil de entender.
El pequeño Tesla se dio otra vuelta alrededor de ella, para tomar sus manos y casi a la fuerza la levanto de la silla de ruedas. ¡Chico loco! Tal vez no era la forma más moral de hacerla caminar para alguien que conocía que pasaba con su cabeza pero sin duda ese niño era bondadoso pero a la vez bien extraño.
Cosas de científicos.
Cuando Milka estuvo de pie tambaleó un poco, mirando con los ojos bien abiertos a un Nikola sonriente.
— ¡Ves! Estás de pie y tienes la fuerza para mantenerte, ahora si podemos jugar juntos — de la mano la llevo por un sitio que estaba detrás de aquel cobertizo.
Se detuvo, haciendo que Milka casi se tropezara algo que el pequeño genio noto enseguida.
— ¡No solo el nombre, sino que también eres igual de torpe que mi hermana! — una pequeña risa se escapó de sus labios.
El rostro de Milka pinto desagrado muy leve.
— También eres linda como ella, no te enojes — su comentario inocente arreglo las cosas de alguna forma. — mira, quiero enseñarte algo —
Detrás de gematria zone lo que se podía ver era el inicio del bosque, un espeso bosque que su mirabas más lejos podrías ver montañas llenas de vegetación.
Pero el bosque no era lo que Nikola le quería enseñar. Entre unos arbustos el saco una pequeña cada de madera, conde y entre las mantas encondido había un pequeño gato negro.
— Le puse Macak, lo encontré cuando estaba yendo por unos materiales pero lo deje aquí porque mi madre lo lo querría dentro — cargo al minino, enseñándolo a Milka. — él esta herido de su patita, supongo que algun perro o animal lo atacó. —
Milka miro al pequeño gato, el color de su pelaje era como el tono de sus ojos algo que le gusto a la jovencita. Cargo al gato en sus brazos, mirando a Nikola viendo como sonreía al verla convivir con ese gatito suyo.
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