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1. Prologo.

Notas del autor: ¡Hola mis bonitos lectores!  Yo sé, no he ni terminado con las dinamicas, ¿para qué me sigo metiendo en más historias? Pero creo que lo mejor para salir de un bloqueo es publicar lo que se me dé la gana y esta historia caló mucho en mi mente. Chiquillos, saben que wattpad anda medio violento con sus medidas y yo hice este perfil con mucho amor y cariño, pero por si acaso saben que me pueden encontrar en las otras páginitas y que acá mismo tengo una cuenta de respaldo, friendly remider, no podemos mencionar ninguna otra plataforma para no romper las reglas de la app, pero tenganlo presente.

Ahora con el fic, esta historia sigue la línea del canon hasta Cape Cod, es decir, no tenemos la existencia de Dino pero sí tenemos al pasado canonico de Ash. Es super importante para mí reforzar que cada sobreviviente enfrenta distinto las situaciones, que yo trataré el caso de Ash lo más realista y respetuoso posible, pero que como son procesos duros, pido paciencia, uno no se sana de algo así de heavy de un día para el otro por el poder del amor, así que puede ser frustrante y tengan ojito con el autocuidado.

Género: Canon divergence/ Slice of life/ Romance/ Fluff/ Slow burn.

Ship: AshEiji/ WongLung/ MaxGriff.

Advertencias: Todas las advertencias inherentes al canon aplican acá, es decir, tendremos mención del pasado de Ash y cómo repercute en el presente, síntomas de PTSD, ansiedad, depresión, pensamiento intrusivo, se hará mención de autolesiones y de intentos de suicidio. Así que ojito, nada se tocará de manera muy gráfica, pero están ahí.

Sin más que decir, espero que les guste~ El fic está dedicado a todas las personas que siguen apoyando este perfil chiquito a pesar de las adversidades que nos pone la vida y wattpad.

Ash se retuerce bajo las sábanas, no quiere salir, puede escuchar a Griffin removiendo platillos y tazas en la cocina, debe estarle preparando el desayuno a pesar de ser un "niño grande" dado que es sobreprotector y con lo que pasó en Cape Cod durante su ausencia no lo culpa, pero su comodidad y su estancamiento no son justificables, a estas alturas los días son cruces que las marca en el calendario por orden de su terapeuta, sin embargo, no significan nada más, en este punto la vida ha perdido sentido. No. No es que sea un suicida, es decir, sí tuvo intentos durante su adolescencia, más, bastó ver el rostro de su hermano al despertar para desistir, nunca lo vio tan demacrado como en esa fea habitación de hospital.

¿Y qué le dijo al recobrar la consciencia?

«Si lo vuelves a intentar otra vez, no te lo perdonaré nunca».

Le da risa que sea más temible su hermano que la propia muerte y no obstante, ha vislumbrado en primera fila lo duro que ha trabajado Griffin para construir cierta noción de estabilidad, luego de la guerra no solo llegó repleto de traumas y heridas no dichas, sino que tuvo que enfrentarse a lo jodido que quedó su hermanito tras ser utilizado por su entrenador de béisbol, desde aquel momento lo vio dedicarle su existencia entera para salvarlo como si eso pudiera hacerse, Aslan no quiere ser salvado, de hecho no sabe lo que quiere ya que sus "no" nunca han tenido validez.

Lo único que sabe es que no quiere estar. Ni aquí. Ni allá. Ni en ninguna parte. No quiere estar.

—Aslan. —Pero sea para bien o para mal acá está—. Buenos días, dormilón. —Y tiene la fortuna de tener al hermano más amoroso que podría haber pedido—. Te traje el desayuno.

—No es necesario. —Más, en vez de mostrar gratitud, siente que se asfixia como si las sábanas se lo estuvieran comiendo vivo en una especie de capullo, ¿no sería gracioso? En vez de plantas carnívoras él tiene ropa de cama carroñera—. No tengo hambre.

—Sabes que debes comer.

—¿Para qué? —No, no quiere partir la mañana así—. No es como si fuera a hacer algo, deberías dejarme dormir el resto del día y ya. —Pero es inevitable con la frustración y el fracaso pegados.

—No puedo hacer eso.

—Tienes razón. —Se sienta en la cama—. No tendría sentido porque incluso si duermo catorce horas sigo cansado. —¿Cómo lo llamó el médico? "Hipersomnia" porque sin importar las horas que intente dormir no será un sueño reparador, está condenado—. No hago nada.

—¿No arrendaste un nuevo libro en la biblioteca? —Niega, hace siglos que no lee—. ¿Entonces compraste un juego nuevo? —Sus ojos saltan hacia el notebook encima del escritorio, lo usaba para estudiar en la universidad antes de que se convirtiera en un basurero de stream, más, lleva dos años sin ejercer porque se encuentra demasiado paralizado, la vida le ganó, ya tiró la toalla.

—¿Eso es todo lo que puedo hacer, quedarme en casa jugando? Sueno como una sanguijuela.

—Tu terapeuta dice que necesitas tomarte tu tiempo para sanar.

—Griffin. —Ash aprieta las sábanas, su corazón late con ferocidad, se siente mal, más, no sabe si está somatizando o si realmente se encuentra enfermo—. Estoy empeorando, lo noto.

—Eso es porque cortaste todas tus amistades durante tu último... —La mirada de Griffin pende hacia los medicamentos en el velador—. Ya sabes. —No puede decirlo, no lo culpa, es doloroso para la gente normal hablar de esto, no como él que tiene la mierda tan normalizada que ya da miedo lo disociado que impresiona—. Te aislaste.

—Fue lo mejor.

—¿Para quién? —Su hermano odia confrontarlo—. No quiero presionarte pero desde que estás solo te veo peor y no sé cómo sacarte de esto, ¿puedes entenderme?

—Sí. —Ríe mirando el bol de cereal con leche aún en las palmas de su hermano—. Entiendo lo que quieres decir. —Y se lo quita porque no soporta verlo a la cara, sus ojos azulados y repletos de luz le recuerdan demasiado a su infancia y bueno, no es una época grata a visitar, a veces le gustaría poder olvidar quién es, partir de cero, sin consciencia, siendo una tabla rasa.

—Deberías retomar tu amistad con Shorter, era un buen chico. —Juguetea con la cuchara entre las olas espumosas de leche y los cereales remojados deshaciéndose—. Eras más feliz con él.

—¿Lo era? —¿Alguna vez lo fue? Es difícil discernirlo en ese punto, su presente yace empapado por una gruesa y pegajosa capa de negativismo, él no es objetivo, es ver a través de lentes rotos.

—Estoy seguro de que él te comprendería si le explicaras, Shorter podía vestirse como todo un delincuente, pero sin duda fue el chico más confiable que trajiste a casa, de seguro también te echa de menos, las amistades así traspasan el tiempo.

—La amistad no funciona así, Griff. —El movimiento de muñeca para—. No puedo entrar y salir de la vida de las personas a mi antojo, las relaciones no se ponen en pausa, se acaban sino se cuidan y yo no la cuidé.

—¿No la cuidaste o no la soportaste?

—¿A qué te refieres? Escúpelo.

—A qué eres el primero en autosabotearte cuando te suceden cosas buenas, Aslan. —¿Dónde sacó tanta sabiduría? Ja, al parecer está frente a un experto—. Ibas tan bien, terminaste en tres años una carrera, es un tiempo récord, las empresas te quisieron contratar de inmediato como la cabeza de sus negocios pero tú te cerraste.

—Había gente desagradable en ese ambiente. —Le reactivó demasiadas cosas conocer al que sería su jefe y escapó, es verdad—. El conglomerado de Golzine me dio mala espina.

—Podrías haber seguido buscando.

—¿Podría?, ¿es tan así?

—Lo es, te rendiste luego de eso. Me extraña mucho considerando tus inmensas capacidades.

Y sí, es cierto, podría haber encontrado un lugar de trabajo en donde se sintiera seguro o donde al menos se sintiera lo suficientemente firme para desplegar su enmascaramiento porque sabe ser un chico sumamente encantador, culto e inteligente a pesar de su escasa educación, tiene las palabras correctas para endulzar a los adultos (sobre todo a los hombres) así sobrevivió en el pasado tanto en la universidad como apenas llegó a Nueva York, no obstante, algo en Golzine desbloqueó una infinidad de cosas que tenía reprimidas, tumbó el seguro de la caja de pandora como si fuera una ramita en vez de un sistema de seguridad y no volvió a ser lo mismo, los niños son inteligentes y olvidan hasta que crecen, hasta cuando están lo suficientemente firmes para lidiar con el daño que aunque no provocaron, se tienen que hacer cargo.

Ash todavía no puede hacerse cargo.

No.

Simplemente no.

Nadie le preguntó si quería, solo lo empujaron al barranco y sigue cayendo. Cae y cae. Le aterra seguir cayendo. Cada día recuerda cosas nuevas ya que el abismo de sus traumas es profundo.

—No quise sonar invalidante. —Y si sigue acá tirando para los veinticinco es porque ya se rindió con intentar, es un hombre que se porta como un niño y un niño al que hicieron hombre—. Pero odio verte así, Aslan. Me da tanta impotencia.

—Es lo que hay. —Intenta alivianar el ambiente—. Y no es tu culpa que yo sea un caso perdido.

—No eres un caso perdido. —Es el primero en defenderlo, el único—. Pero ayúdame a limpiarte el nombre y dime que al menos has hecho las tareas que te dejaron en terapia.

—Por supuesto. —Miente—. He hecho todas las tareas. —El cuaderno está acumulando moho sobre su escritorio a estas alturas—. He socializado mucho, he estado discutiendo con un troll que encontré en línea y con el Chat GPT, eso debe contar. —Esa respuesta da vergüenza ajena.

—Aslan. —Le ruega—. Por favor.

—Griff.

—Hazlo por mí, inténtalo en serio, sé que puedes hacerlo, eres un niño fuerte. —¿Un niño? Ja.

—Pero...

—Especialmente hoy.

—¿Hoy? —Ash frunce el entrecejo—. ¿Qué pasa hoy?

—Oh. —Griffin se rasca la nuca, herido—. Invité a un par de personas al departamento, no será una multitud que te abrume, son solo algunos colegas y Max, Max te agrada.

—Odio al vejete. —El eterno enamorado de su hermano, le da asco solo pensarlo—. ¿Me puedo quedar en mi cuarto? No tengo batería social.

—Apreciaría que no lo hicieras. —Su hermano sonríe con timidez—. Es importante para mí que estés en mi celebración de cumpleaños.

Entonces le cae como un balde de agua fría. Ni siquiera se acordó, no le compró un regalo y no tiene ni un solo centavo para compensarlo, la culpa se asienta cómo una piedra que arrojan de un acantilado a un océano sin final, siente cómo las ondas salpican haciendo que la tormenta en el vaso de agua se torne una tormenta de verdad, Ash aprieta sus palmas hasta que las uñas dejan marcas de mordida. Griffin no dice nada. No debe hacerlo. Sus ojos azules, cristalinos y vivaces se vuelven una noche-sin-estrellas ya que eso hace con quienes lo aman: los jala para que lo afirmen al borde del precipicio y los pone a prueba para que lo suelten dejándolo golpear el vacío o que golpeen el vacío con él.

༺❀༻

Ash odia las instancias sociales.

Le resulta sumamente innecesario e incómodo tener que forzar la sonrisa mientras un montón de desconocidos invaden la casa, si fuera por él se habría quedado en su habitación vegetando no obstante olvidó el cumpleaños de su hermano, esto es lo mínimo, se dice, está desesperado buscando una compensación. Antes, cuando la vida tenía un poco más de sentido en el olvido era un autoproclamado genio que podía hackear y aprender lo que quisiera, más, teme que sus neuronas se deterioraron por la depresión, ansiedad, estrés post traumático, politraumatismo o cualquier otra etiqueta que le hayan puesto, vaya, debería ser un sujeto de estudio, al menos así podría aportar con un sueldo en vez de ser una lacra. Si bien, de repente tiene uno que otro trabajo esporádico por internet no es suficiente.

Nada de lo que hace es suficiente. Su cuerpo no es suficiente. Ni su mente. Ni su personalidad.

Aslan no es suficiente.

Pero acá está, sonriendo en una cena que no quiere tragar mientras contiene las arcadas dado que Max se está poniendo cariñoso y eso es asqueroso, ¿hola? Hay niños presentes, es un bebé para Griffin en teoría (a pesar de estar cada día más cerca de la tumba) y viendo bien a la gente hay un mocoso de verdad sentado enfrente, tiene rasgos finos, exóticos, se ve asiático pero no de forma tosca como Shorter, japonés, es su mejor apuesta.

Un japonés estirado con el suéter más feo del mundo gracias a ese estampado deforme de ¿un pájaro? Con sus mocasines de viejo, su cabello perfectamente lustrado, ugh, ya le cae mal.

—Este año Ei-chan acaba su carrera. —Así que ese es su nombre, Ash finge desinterés del otro lado de la mesa, si se presentó con alguien, no lo recuerda, pronto llegarán más personas para la celebración y no quiere desgastarse—. Le ha ido bastante bien. —Ni siquiera le sorprende lo genérico que es el nombrado, luce como la clase de chico que te haría la tarea si se lo pides de manera amable, claro que le está yendo "bien".

—Felicidades, Eiji. —Griffin es cálido y lo trata como si lo conociera de toda la vida—. Shunichi habla maravillas de ti, quizás tú y Aslan puedan ser colegas en el futuro. —Eso no le gusta.

—¿El estirado estudió negocios como yo?

—Cerca. —El adulto responde por él—. Es contador. —Ash arruga la nariz, aunque ni lo conoce es capaz de decir que la carrera no le sienta para nada, es raro, el chico luce simple y por ende, deberías ser sencillo imaginarlo en una vida estereotípica pero algo en su expresión, en su boca apretada como si sintiera impotencia, en su mirada vidriosa, en sus puños tiritones...

—Interesante. —Se le sale el pensamiento—. Contador, ¿te gusta, Ei-chan? —Es sarcástico, el aludido lo nota, qué bueno.

—Es estable, me da cierta seguridad. —Le busca responder con cortesía, es la primera vez que lo escucha, su acento es suave y ligero como el algodón de azúcar, pero al mismo tiempo Aslan cree que es picante, como un caramelo que al derretirse da un golpe escabroso, le gusta—. Me ofrece una vida tranquila, a mí y a mi familia.

—No te pregunté eso.

—Pero ya te respondí.

—No, no me respondiste. —Tararea—. Solo me evitaste haciéndote el listo.

—¿Y qué hay de ti, Aslan? —Ja—. Escuché que egresaste de la universidad en un tiempo récord.

—Me estoy tomando mi año sabático. —No entrará a darle explicaciones a un desconocido, no tiene intenciones de volverlo a ver—. Así que no he tenido chances de comprobarlo en realidad.

—Negocios, wow. —El viejo bigotón y japonés lo halaga—. Debes ser muy inteligente, Aslan. Tu hermano no deja de presumirte. —Qué conveniente debe ser la versión que les cuenta, aunque eso debe ser más tolerable que tener que enfrentar la mierda cotidiana. Todo sigue igual.

—Ash. —Recalca—. Solo mi hermano me puede llamar por mi nombre.

—Y yo. —Max interrumpe—. ¿Cierto?

—Como dije. —Ash alza una ceja, frívolo—. Solo Griffin me puede llamar así.

—Lo entiendo. —El bigotón se disculpa—. No volverá a pasar, Ash.

—¿Qué relación tiene con mi hermano?

—Ah, soy el mejor amigo de Max.

—Ay, Griff. —Ash se masajea el entrecejo—. Cuando me dijiste que invitarías a personas para tu cumpleaños creí que serían importantes, no el club de Max y sus amigos.

—¡Aslan! —Su hermano respira. Uno. Dos. Tres. Se calma—. Lo siento, solo bromea, su sentido del humor es bastante activo.

—Es lo que mi psiquiatra dijo antes de internarme. —Ash se muerde la lengua, no quiere joderle el cumpleaños a su hermano por más potentes que sean las voces intrusivas dando vueltas en su cabeza, revolviéndolo todo—. Es un chiste, es un chiste.

—Ah...

—El psiquiatra no me vio antes de internarme.

Todos se ríen y es la risa más incómoda que ha oído. Mierda. Pero al menos nadie se muere por el ambiente de la cena y poco a poco el apartamento se llena con invitados, le es ajeno apreciar esta parte de su hermano, reconoce a algunos compañeros del ejército por sus fotos, a algunos colegas de trabajo por las descripciones y amigos de la infancia de Cape Cod, en teoría debería estar familiarizado con el ambiente, pero no es así. Porque ver a Griffin como una persona fuera del papel de hermano aún le es chocante, ¿su hermano siempre es así de radiante o es un acto para los demás? Quizás es él quién lo amarga y marchita su verdadera personalidad. De pronto, el pensamiento lo hace sentir como la mierda y quiere llorar.

Está atrapado.

No puede desaparecer o lo preocupará, no puede armar un espectáculo y humillarlo más, pero no escoge que lleguen estos bajones emocionales, ni siquiera hubo un estímulo concreto para que se pusiera así de tristón, tal vez el ajuste en su medicación le afectó más de la cuenta o tal vez es el peor hermano del mundo y lo arruina todo.

—Estas instancias sociales me ponen tenso. —Lo siguiente que Ash sabe es que se tumbó por inercia en el sillón, más, no está solo—. Ibe-san me trajo por amabilidad.

—Ya veo.

Quedó sentado con el niñato, genial.

Ash refunfuña con desagrado y sin embargo, como está a nada de una crisis analiza la situación con la cabeza fría. El tal Eiji tiene cara de bebé, por ende, debe ser más joven, se ve blando bajo el suéter y es poco probable que tenga músculos, no debe haberse metido en una riña en toda su vida, por lo que es imposible que le haga daño, es más seguro quedarse con un niño a tener que entablar una fachada con los adultos, se quedará, concluye.

Es meramente estratégico. Racional. Frío.

Además, Eiji no impresiona ser una mala persona. A pesar de su comportamiento en la cena le está hablando con cordialidad, tensando sus puños sobre sus pantalones caquis, bajando sus ojos como un cachorro perdido, es un poco patético siendo franco, pero ¿quién es para hablar?

—Tampoco me gustan estas instancias. —Así que corresponde como si tuviera modales—. Me son sofocantes.

—¡¿Verdad?! —¿Por qué diablos está tan emocionado?—. Para ser sincero llevo varios años en América pero aún se me dificultan las interacciones.

—Eres un marginado. —Se muerde la lengua—. Perdón.

—No. —Eiji impresiona triste—. Tienes razón. —No debe implicarse en más problemas, ni logra cargar con los suyos y está convencido de que la crueldad humana es intrínseca pero la ternura de Eiji le evoca a su hermano y es imposible mantenerse impermeable así—. Supongo que por eso Ibe-san me trajo, siempre me anda trayendo con él.

—Cómo si fueras una especie de llavero. —Por favor, cállate—. Lo siento, estoy siendo un idiota y no me has hecho nada.

—Lo estás siendo. —Eiji se lo toma con humor, no con resentimiento—. Pero ya lo reconociste.

—Sí. —Ríe—. Soy malo siendo amigable.

—Oye, no tienes que convertirte en mi mejor amigo o algo así. —El nipón toma una actitud que no se esperaría dada su apariencia recatada, es dominante e imponente, no de forma violenta, al contrario, se le hace muy gentil—. Pero estaría bien hacernos compañía por el rato, así puede que el ambiente se haga menos tenso hasta que la fiesta se acabe ¿no?

—Tienes razón. —Ash mira a Griffin, luce tan despreocupado—. ¿Quieres que te haga un tour?

—Sí. —Eiji le sonríe y es una sonrisa diferente, transparente, es su primer pensamiento, es casi como si pudiera leer lo que pasa por su mente en esos ojos vidriosos—. Me encantaría. —Debe ser muy bueno actuando, es lo que prefiere creer.

Porque la forma en que Eiji lo mira, duele.

Le duele demasiado.

Ignora deliberadamente la punzada que aparece en su pecho mientras le muestra las tonterías que hacen especial la casa, lo guía por los libreros deteniéndose enfáticamente en sus autores favoritos, le muestra su amplia colección de zapatillas, lo pasea por el pasillo de memorias con las rayas en el piso que quedaron fosilizadas y se sorprende de lo emocionado que está puesto que Eiji lo hace sentir interesante con su disposición, el tipo lo mira como si pudiera acomodar una escalera en el cielo para bajarle la luna y las estrellas, es raro, porque mientras más intenta desglosar sus verdaderas intenciones más perdido se profesa.

¿Qué quiere?

No hay malicia en su mirada ni tampoco codicia, parece estar acá porque solo quiere escuchar lo que Ash quiere contarle sobre su aburrida vida y ya, eso no puede ser ¿cierto? Pero esos ojos ingenuos e inocentes están encendidos por una franqueza infantil que nunca había observado.

—Debes tener una vida muy agradable. —Musita para sí mismo, está escarbando en las cosas que Max trajo del ejército, asume que entró en pánico y esto fue lo primero que halló—. ¿Acaso ganas algo siendo así? Ya suéltalo.

—¿A qué te refieres? —Eiji ladea la cabeza y pestañea como una lechuza—. No entiendo. —Lo peor es que no lo hace.

—No es nada. —Escamotea—. Solo te estaba mostrando las cosas del viejo.

—¿Esa pistola es de verdad?

—¿Eh? —Ash parpadea enfocándose en el arma dentro de la caja, Max solía presumir sobre su puntería impecable e intuitiva hasta que le enseñó a disparar a Ash y descubrió que no era tan dotado como creía—. ¿A qué te refieres? —Están sentados en el piso, en el cuarto de Griff, cara a cara.

—Las pistolas reales están prohibidas en Japón. —Eiji se rasca la mejilla, un leve sonrojo pintó sus mofletes dándole una apariencia mucho más indefensa que antes—. ¿Puedo sostenerla?

"No" es lo que diría.

Sin embargo, que Eiji se lo pidiera como si necesitara su consentimiento cuando podría haberla agarrado de la caja sin su permiso.

—Claro.

Ash le ofrece la pistola y queda deslumbrado por la delicadeza con la que el nipón sostiene el mango, la trata como si fuera algo valioso digno de ser atesorado, no un revólver oxidado, utiliza ambas palmas porque son pequeñitas y en un abrir y cerrar de ojos se la devuelve.

—Gracias por confiármela.

El arma regresa a la caja, más, Ash se ve incapaz de dejar de vislumbrar a esos ojos de cervatillo tan brillantes y vidriosos, son profundos, tiene la impresión de que esconden más cosas de las que puede dimensionar, pero es un esconder distinto a las segundas intenciones maliciosas a las que acostumbra, este es como un capullo plegado sobre sus propios pétalos, Ash sabe que no durará, el invierno mata a las flores, debería quedarse con lo bueno y agradecer por el rato.

—Gracias. —Pero Eiji le roba las palabras de la boca—. Me sentí mucho mejor gracias a ti, Ash.

—Ah. —Y aunque no debería afectarle—. Claro.

Ash se pregunta si Eiji lo vislumbrará con la misma dulzura una vez conozca su mundo de horror pero le teme demasiado a la respuesta. Probablemente sea solo un pensamiento estúpido que la soledad desmesurada le generó. Probablemente se olvide de Eiji mañana. Probablemente al sobrepensar este momento encuentre millones de fallas.

Probablemente. Probablemente. Probablemente.

Pero en lo único que puede pensar Ash en estos momentos, es en lo cálida que estaba la mano de Eiji cuando le pasó el arma.

Sé que el canon con Ash siempre anda violento, pero es una trama muy dulce dentro de todo, la relación que se llevará entre Ash y Eiji sí será compleja, ¿en qué sentido? En que muchas veces los dos se verán involucrados en situaciones que no son culpa de ninguno, pues no las eligen, pero a ambos les afectan y tendrán que ver cómo lidiar con eso. Otra patita que siempre adoro escribir es la relación familiar que tienen Max, Griffin y Ash, el chico merecía ese hogar, you can't chance my mind.

Es un capítulo de prueba, pero vamos con fe a la vida, que es todo lo que nos queda a estas alturas. Mil gracias por el apoyo y el cariño.

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