|I{•------» Idílico «------•}I|
Perfecto, utópico, produce bienestar físico.

―Muchas gracias por hacerme este favor, Namjoon hyung ―Jimin agradeció con una tímida sonrisa plasmada en sus labios. Aquella noche hacía frío, el par de chicos transitaban por la estrecha calle de camino al restaurante.

―No es nada, me alegra ver que algo te está haciendo sonreír ―el más alto acarició con cariño la rubia cabellera de Jimin.

Siguieron su camino lentamente, Namjoon empujaba la silla de ruedas de Jimin cuidando que no se encontrara con baches o piedras.

Al joven Park no le gustaba tener que ser ayudado por su amigo, pero este insistió tanto hasta convencerlo.

―Llegamos ―Jimin susurró para sí mismo.

―Buenas noches ¿En qué puedo ayudarlos? ―el vigilante saludó con una reverencia.

―Tenemos una reserva, Kim Namjoon y Park Jimin.

―Pasen ―el hombre se hizo a un lado permitiendo la entrada.

― ¿Podría ayudar con la silla? ―pidió el más alto para luego observar a Jimin como si pidiera permiso para tocarlo, como respuesta el chico le dedicó un pequeño asentimiento.

Con cuidado, el castaño elevó al pequeño chico entre sus brazos, cargándolo al "estilo princesa".

Se adentraron al restaurante, fueron siendo recibidos por miradas curiosas y el idílico sonar del piano. Un mesero los guió hasta su mesa mientras que el vigilante los seguía cargando la silla de ruedas.

―Hyung, déjeme en una silla con buena vista al piano ―Jimin le susurró al oído.

―Mejor dicho buena vista al pianista ―como se le pidió dejó a Jimin en un buen lugar y se sentó tranquilamente frete a él.

― Volveré para tomar sus órdenes ―el mesero dejó el menú a su disposición antes de retirarse.

― ¿Ese es tu chico? Se ve muy recto ―Namjoon susurró viendo disimuladamente detrás de él, donde se encontraba Yoongi tocando diligentemente.

― ¡Hyung! ―el rostro del rubio se cubrió con un sonrojo por la pregunta de Namjoon.

―Es guapo, tienes buen gusto.

Lo sé. Pensó Jimin mientras veía la recta espalda del pianista, se veía completamente ensimismado en la pieza clásica que tocaba, su vista no se despegaba de la partidura.

― ¿Ya saben que comerán esta noche?

Namjoon se encargó de hacer el pedido al notar a su amigo hipnotizado por el chico encargado del piano.

Durante la espera por la comida Jimin pareció entrar en una burbuja en la que sólo existía él, el pianista y su fiel piano.

Entrada.

Aperitivo.

Plato principal.

La velada y comida pasó rápida y silenciosamente, con sólo el piano emitiendo sonido.

― ¿Estás seguro de que no quieres al chico como postre? Desde que llegamos solo te lo comes con la mirada ―el castaño hizo una seña para llamar la atención del mesero.

―No hago eso, solo lo admiro. A él y a su música ―Jimin se excusó.

― ¿Desean algo más?

―La cuenta y el nombre del pianista ―junto con las palabras de Namjoon la melodía acabó permitiendo que las palabras llegarán a los oídos de Yoongi.

El pelinegro se giró y por primera vez en la noche observó a los comensales, principalmente el chico rubio con rasgos suaves frente a él.

―Mi nombre es Min Yoongi.

Thighs~