Único.
La castaña se mantenía leyendo un libro de romance que su amiga MiYeon le había recomendado, porque según ella era bastante buena, aunque cliché. Leyó con atención cada una de las palabras, sumergida en el libro que vaya que la atrapó.
Finalmente llegó la parte que a ella siempre le gustaba leer y la hacía sonreír como una boba. Los protagonistas finalmente estaban juntos y se daban el típico beso de amor verdadero. La de cabellos castaños se imaginó a cierta pelinegra y a ella como las protagonistas, viviendo aquella historia de amor tan repetitiva en los libros de romance, pero que era la ideal y soñada por muchos.
Sus párpados cayeron, intentando darse una imagen de cómo sería si su amiga y ella se besaran. Sonrió como una total enamorada al imaginarse besando los labios de alguien por primera vez, y mejor aún, los de SoYeon.
Poder besarla le parecía un sueño tan lejano e imposible, pero a la vez era tan cercano. Difícilmente podría acercarse y pedirle un beso, era la vergüenza en persona.
Necesitaría mucha, pero muchísima valentía para pedirle un beso, no sabía ni de dónde sacarla.
Abrió nuevamente sus encantadores ojos a la vez que suspiraba.
"Sólo un sueño"
Una suave voz la llamó desde afuera de su habitación, era su madre. Se encontraba recostada en el marco de la puerta, mirándola con una sonrisa cariñosa. Con una seña le dijo fue fuera hacia ella, la menor cerró su libro y fue hacia su progenitora.
Ella la tomó de la mano y guió hasta la gran sala que tenían sin decir una sola palabra. En la mesa posaba un ramo de clavelinas rojas junto con una carta a su lado. Sus labios formaron una "o".¿Acaso era para ella?
—Es para ti, cariño. —murmuró la mayor, empujando a su hija suavemente hacia la mesa donde estaban las flores.
Sin más, y ciertamente algo nerviosa,se acercó con lentitud hacia la mesa. Escrutó el ramo,las flores eran bastantes lindas y además, sus favoritas. Quien se las hubiera enviado, la conocía bien y era cercano a ella.
Tomó la carta con cuidado y la abrió. Sacó el papel doblado que descansaba dentro y lo desdobló, ansiosa por saber qué decía allí.
Oh dios...
Esa caligrafía la reconocería en donde sea y cuando sea, se trataba de nada ni nada menos que de la letra de SoYeon. Sus tiernas mejillas enrojecieron hasta tomar un fuerte tono de rojo que se asimilaba al de las claveles.
❝Para mi linda, Woogie:
Eres absolutamente hermosa, desde tus lindos ojitos, tus deseables labios, tus tiernas mejillas hasta tu personalidad amable y cariñosa. Todo eso y más es hermoso de ti, y por eso es que me conquistaste.
Siendo honestos, ¿quién no caería por tan lindo ser humano? eres absolutamente perfecta que estoy dudando seriamente de si eres de este mundo.
Me gustas desde hace tiempo,y creo que ya era hora de decírtelo ¿y qué mejor manera de hacerlo con una carta y un ramo de claveles? sé que te gusta lo cursi. Espero una respuesta tuya, ya sea buena o mala.
Besos,Woogie❞
Bajó la carta lentamente,con la mirada perdida en algun punto de la pared. Le gustaba a SoYeon, a una de los chicas más hermosas del instituto....a su mejor amiga.
Totalmente inesperado, por lo menos para ella.
Su mamá al verla así cual maniquí, le arrebató la carta de las manos para luego proceder a leer lo que decía. A medida que leía cada una de las palabras, su rostro fue mezclándose entre alegría y asombro.
—Cariño, ¡tienes una admiradora! —exclamó eufórica, incluso más que su hija. Y aunque no se notase, ella estaba muriendo de felicidad por dentro—. ¡Di algo, cariño! —la sacude por los hombros para hacerla reaccionar. La chica pestañea repetidas veces y voltea hacia la mujer que la dio a luz.
—Le gusto a SoYeon... —murmuró, para luego esbozar una ligera sonrisa que después fue ensanchándose hasta terminar en una gran sonrisa emocionada—. ¡Le gusto a SoYeon, mamá! ¡a SoYeon!
Frotó nerviosamente sus manos contra la tela de sus pantalones oscuros, estaba extremadamente nerviosa. Había citado a Jeon en el lugar favorito de ambas, un parque que poseía varios árboles grandes y frondosos en los que podían ocultarse cuando el día era muy caluroso.
Recostó su espalda contra el ancho tronco del árbol y suspiró en un intento de calmarse, pero fue un fracaso. Su mano golpeó su mejilla sin fuerza, regañándose a ella misma por estár tan ansiosa.
La de baja estatura ya debería estár llegando al árbol en el que siempre se solían reunir. Quería darle una respuesta respecto a la carta que le había enviado, estaba tan emocionada por decirle que ella también la quería y quizá poder besarla como tanto había anhelado.
El crujir de las hojas siendo aplastadas gracias a las pisadas de unos zapatos hicieron que YuQi perdiera su poca tranquilidad y todas sus extremidades temblaran por el nerviosismo. Sabía que era SoYeon, lo cercioró cuando su dulce voz la llamó por ese característico apodo suyo.
La muchacha se sentó frente a ella, dejando verse completamente en su campo visual. Llevaba un jean azul y un suéter verde y ancho -que la hacía ver extremadamente tierna y más pequeña de lo que era-
—Hola, Woogie. —saludó, moviendo su mano de un lado a otro.
—Ho-hola, Yeonnie... —se escuchaba nerviosa, demasiado a decir verdad. La mayor lo notó, por lo que se resistió a acariciarla en alguna parte de su cuerpo para no incomodarla y hacerla verse más nerviosa aún—. Y-yo quería hablar sobre la carta y las flores que me enviaste ayer. Se que fuiste tú, reconozco tu caligrafía.
—Sí, fui yo. Me gustas mucho y necesitaba decirlo, aunque probablemente tú no me correspondas. —bajó su mirada, preparada para oír a YuQi confirmar lo dicho. Pero extrañamente, ese momento no llegó y a cambio obtuvo una leve caricia en sus mejillas.
—Yo digo que probablemente sí te correspondo —levantó su mirada ahora asombrada. YuQi sonrió eufórica cuando la de cabellera negra se acercó a abrazarla bastante contenta—. Me gustas también, Yeonnie. Es increíble, ayer estaba pensando en ti y sin previo aviso me entero de que te gusto también. Una de las dos cosas que más ahnelé se cumplió.
Jeon se alejó un poco del cuerpo de YuQi para observarla. Una de sus cejas se levantó en modo de interrogación.
—¿Y cuál es la otra cosa que más anhelas? —cuestionó a la chica. Sus mejillas se pintaron de un rojo fuerte, y para intentar ocultarlo volteó a otra dirección a la vez que se hacía la desentendida—. Vamos, Woogie. Soy tu mejor amiga y siempre lo seré, puedes confíar en mí.
—Me avergüenza decírtelo, a pesar de que seas mi mejor amiga —sus manos cubrieron en su totalidad su rostro, sintiendo bastante vergüenza.
—No me reiré de ti, lo prometo, a pesar de que sea estúpido. —sus palmas rodearon delicadamente las muñecas de la contraria, apartandolas de su rostro. YuQi la observó, estaba muy cerca y con esa sonrisa que lograba acelerar su pulso por completo.
—U-un beso... —murmuró casi inaudible. SoYeon se acercó aún más, incitándole a repetir lo dicho—. U-un beso...tuyo.
—¿Un beso mío? ¿eso es lo que más anhelas?
—¿No has visto tus labios acaso?
—¿Y tú los tuyos? —eso logró que el rojo se dibujara otra vez en sus regordetas mejillas. La mayor sonrió enternecida y dirigió sus manos hacia las mejillas sonrosadas de la menor, se sentían suaves y ligeramente cálidas—. ¿Puedo, Woogie?
Song asintió hecha nervios. El rostro de la más baja se acercó hasta que la punta de sus narices se rozaran. Se observaron a los ojos, ambos con las pupilas dilatadas y ciertos brillos pintándose en ellos. Sus respiraciones mezclándose con la otra. Sus labios deseosos de probar los contrarios para luego jamás soltarlos de nuevo.
Ambos labios se tocaron ligeramente, sólo un simple roce. Los ojos de las dos individuos se cerraron completamente, para disfrutar por completo la nueva sensación que iban a experimentar.
Finalmente ambas bocas encajaron entre las de la otra. Las dos muchachas suspirando contentas. Sus labios empezando a moverse en un compás suave y lento, probando cada pequeña parte de los melifluos labios.
SoYeon inclinó levemente su cabeza, YuQi imitó su acción, ladeando hacia el lado contrario.
La castaña se sentía derretir entre los labios de SoYeon, sabían a miel y eso le fascinaba. En su estómago sentía a aquellas mariposas revolotear emocionadas y cada parte de su cuerpo sintiendo un cosquilleo indescriptible.
Segundos luego, Jeon se alejó un poco. Abrió sus ojos, observando con dulzura a la castaña. Su nariz acarició la otra con cariño mientras sonreía.
—Espero que ahora estés feliz. Aunque te digo que deberías prácticar cómo besar. —murmuró en su oído.
—No me juzgues, fue mi primer beso —golpeó con poca fuerza su hombro en queja—. Aunque...ya he encontrado una muy buena maestra que me puede ayudar.
—¿Ah si? ¿y quién es? —le siguió el juego con leves risas.
—Uhm... —colocó su dedo índice en su mentón, fingiendo pensar—. creo que se llamaba Jeon SoYeon.
—Suena a que es una mujer guapa, ¿lo es? —su cabeza se posó en el hombro de la menor.
—No sabes lo guapa que es. Déjame presentartela. —Song siempre llevaba un pequeño espejo en el bolsillo de su pantalón para revisar si su maquillaje estaba bien. Lo sacó de su sitio y se lo pasó a la pelinegra, esta se observó en el objeto reflejante.
—¡Oh, que guapa es! tenías razón, Woogie. —una risa salió disparada de sus labios.
—Sí, pero creo que las clases se están tardando un poco. —dijo, mostrándose obvia a lo que quería decir. SoYeon sonrió y levantó su rostro para acercarse nuevamente a ella y unir sus labios en un dulce beso.
1656 palabras.
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