JiMin se encontraba bañándose para la escuela, raramente la alarma de JungKook sonó una hora antes. Así que, como de costumbre, fue por JiMin a su casa sin darse cuenta de que iba más temprano de lo normal. Una hora para ser exactos.

Era raro para JiMin verle a esa hora, y JungKook le dijo que era irresponsable por apenas levantarse. “Son las seis treinta”, fue lo que dijo Park mirándole con ese odio que siente por todos cuando despierta; su amigo miró la hora en su iPhone y se dio un palmface por ser tan idiota.

Después de quince minutos el menor por fin salió del baño con una toalla envuelta en la cintura y otra en sus hombros. Bobamente JungKook se quedó viéndolo, tal vez con un poco de morbo ya que nunca le había visto así.

Él era así, pero con las chicas. Porque, sí, eran amigos, muy buenos, pero jamás se habían visto desnudos, la idea nunca había pasado por su mente. Y, sin querer, se quedó viendo como se abultaba su boxer. Pensó en si su pene sería más grande que el suyo.
JiMin al notarlo carraspeo nervioso y un tanto sonrojado. Rápidamente se colocó el pantalón al ver que Jeon ni se inmutaba, ni apartaba sus ojos de él. También se puso su camisa de la escuela y sus converse.

—Listo, vámonos —le lanzó un cojín a JungKook y éste por fin reaccionó.

—Ah, sí, sí, vamos —parpadeó un par de veces y salió tras de él con su mochila en el hombro, tratando de fijar sus ojos en algo que no fuera JiMin.

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—Resuelvan los ejercicios de las páginas 23O a la 24O y hagan un resumen, tienen dos horas —habló la profesora de biología.

JungKook abrió su libro y contestó al azar. JiMin río al verlo.

—Por si no lo sabes, esta es la página 654, y está al revés tu libro...

Jeon se sonrojó y buscó la pagina correcta. No sabía por qué, pero la imagen de JiMin no salía de su cabeza. No podía evitar pensar en él, ni en su abdomen blanquecino y eso le asustaba; no sentía asco al imaginarlo, como cuando ves a una anciana en bikini, no. Era más bien ese cosquilleo en las manos cuando piensas ‘joder, necesito tocar’.

Lo tenía tan pasmado que no miró a “sexy, comestible Jennie” en toda la clase siguiente, y la siguiente, y todo el día hasta el almuerzo.

—Jungkook...

—Ughm..

—¿Qué te pasa? Estas muy raro hoy —el menor hizo una mueca y lo observó detenidamente, como queriendo hallar que había mal.

—No, nada, solo he estado muy pensativo. Es todo —sonrió y se sentó en la primera mesa que encontró.

—¿Nada? Primero llegaste más temprano de lo normal...

“Después te quedaste como idiota viéndome el pene”. Quiso decirlo, pero le avergonzaba, más por el cosquilleo que sintió en ese momento.

—Después abriste la página que no era, ¡hasta tenías al revés el libro!, y tú nunca sacas tu libro. ¡Trabajaste y tú nunca trabajas! —JiMin gritaba, pero realmente JungKook no lo estaba escuchando— No miraste a Jennie, ni hablaste de sus pechos, ni su trasero inexistentes, ¡ni siquiera la miraste!

—Estoy bien...

—No, no, no, no, no. Algo debes tener —JiMin tomó la cara de JungKook entre sus manos y se acercó a mirarlo con detenimiento.

La cercanía de Park le erizó la piel al mayor, miró sus labios, lamió los suyos, y apartó a JungKook de sí antes de cometer una estupidez.

Estaba jodido.