Capítulo I
Estimado Daniel, hoy encontré tu cuaderno, tirado, por mera casualidad. Al parecer saliste tan rápido de clase de inglés que ni te percataste de su ausencia. Me preocupa que hoy te noté muy triste ¿Te pasará algo? Sé que no debería estar escribiendo aquí pero juro que no se que mas hacer, ya te regresaré el cuaderno mañana pero antes me gustaría que vieras algo que te escribí, ojalá y te devuelva la sonrisa:
"Y justo en ese momento en el que estas a punto de desplomarte, al borde de la nada, a pasos de desprenderte la vida... ahí y sólo ahí te percatas de que los grillos están entonando una serenata sólo para ti".
Firma: Amelia Bosh♡
<***>
—¿Amelia? ¡Amelia que estoy hablando contigo mujer! ¡¿Qué tanto escribes en ese cuaderno?! —Gritá Sasha, mi intento de mejor amiga, sacándome de mis pensamientos o mas bien "Danimientos" como suele llamarlos ella.
—E.... ehhh ¡Nada! Solo estoy adelantando la tarea.
—Pero si apenas es viernes ¡Tienes toda una semana para ello! —Dice mirándome con detenimiento. Como odio cuando hace eso, pareciera que quiere hacerme transparente con su mirada.—A mi no me engañas, a ver ¿De quién es ese cuaderno?
—¡Mio! ¿Por qué no debería serlo?
Casi puedo escuchar las siguientes palabras de Shasha, es más, ya retumban en mis oidos.
—Yo no dije que no fuera tuyo.
¡Bingo! Ahora tendría que confesarle todo ¿O tal vez no? Lo que debo hacer es fingir que no pasa nada, esperar a que Sasha ataque de nuevo y....
—¡Amelia! No de nuevo por favor —Me interrumpió Sasha cuando trataba de idear mi plan de escape. Ella solía gritarme de la nada dejándome desconcertada al máximo. —No me digas que te sumiste de nuevo en tus danimientos.
—En realidad n... no...
—Te dije que no me digas —me corto la pelirroja de ojos avellana nuevamente en el acto. Aveces me pregunto porque me molesto en intentar hablar, o pensar, cerca de Sasha.
Sin mas la impulsiva chica me arrebató el cuaderno de las manos y sus ojos se abrieron como platos al ver el nombre de la persona a la que pertenecía —Da-ni-el Ro-que. Leyó en voz alta como si necesitará masticar ese nombre y luego, justo como me lo esperaba pues conocía de cabo a rabo a esa chica, sus ojos se clavaron nerviosos en los mios que se habían vuelto de cristal y se sentó a mi lado mas veloz que un rayo antes de "susurrar": —¿Acaso te haz vuelto loca? ¡¿Le robaste el cuaderno a Daniel?!
Respondí con la mirada mas avergonzada que me sabía y ahí me quede, cabizbaja y en silencio, pues sabía que Sasha no había terminado aún. En los años que llevo conociendola jamás se había medido en sus palabras y nadie la detenía cuando tenía que decir algo, aunque estuviese equivocada.
—Amelia ¿Estas tan enamorada o acaso ya haz perdido la cabeza? —Alerta de pregunta retórica— ¿Hace cuanto que tienes el cuaderno de Daniel? No me digas que es el que estaba buscando el martes ¡Si te pregunto si lo habías visto! ¿Por qué no se lo regresaste? —En efecto Daniel me había preguntado por su cuaderno, al igual que al resto de los alumnos que tomaban inglés con nosotros ¿Pero como le diría que si? El me había cuestionado al respecto el martes de la semana pasada y yo lo tenía desde el miércoles de la anterior ¿Qué pensaría el de mi? Que soy una ladrona, claro, y una idiota, de paso. Me dispuse a abrir la boca para responderle a Sasha pero de nuevo solo era una pregunta retórica —Amelia Rosse Bosh dime que todo eso que esta escrito allí no lo haz escrito tu.
Sasha tornó los ojos en blanco cuando me cubrí el rostro con ambas manos, si me había cachado ¿Para que esconderlo? El cuaderno de Daniel solo llevaba dos semanas bajo mi custodia, sin embargo, ya había duplicado el contenido que en este tenía. Lo sé, lo sé; nadie tiene que decírmelo: Estoy perdida y loca ¡Pero asi es el amor! ¿O no?
—¡Basta Sasha! Que te van a oir pendeja —Grite como pude cuando Sasha paro para tomar aire y aproveche esa brecha en su monólogo para sacarmela de encima ¿Cuándo se había vuelto tan irritante? Por lo general no decía groserías pero ella sabía como provocarme —Mira que Daniel esta a punto de llegar bastarda.
—¿Me llamaste pendeja y luego bastarda? —cuestionó mi irritante amiga con una media sonrisa. Parecía trastornada ¿Qué no estabamos discutiendo? —Baya que haz crecido Amy. A ver —continuó luego de una breve carcajada— muestrame lo que haz escrito. Será divertido.
—Estas tarada —un suspiro se escapo de mis labios. Se había acabado la pelea. —No te dejare ver nada engendro.
Sasha y yo reímos a mas no poder, necesitabamos liberar esa tensión. Aunque mi amiga solo media 1,60 siendo 10 centímetros mas baja que yo, vaya que sabía como sacarme de mis casillas.
—Te odio —termine diciendo antes de arrancarle mi cuaderno de las manos. Lo último que necesitaba era que Daniel se lo viera.
—¿No crees que estas yendo muy lejos? —Preguntó Sasha, mi relajada y adorable Sasha normal, acomodandome un mechón de cabello detrás de la oreja.
—No se Sash ¿Tu qué crees?
—Mmmm ¿Por qué no se lo regresas? Digo, luego de arrancarle todas las páginas que haz escrito, mejor dicho, deberías dejarlo donde pueda verlo y ya. Sé que solo llevamos dos meses de clases y no lleva mucho avance en el pero Amy, es su cuaderno.
—¿¡Crees que no intente entregárselo ya!? —Me senté de golpe en mi silla, luego Sasha acerco la suya y se sentó a mi lado. —De hecho lo intente al día siguiente de que encontré su cuaderno, el jueves, pero sabes como me pongo cuando lo veo... ya te imaginarás por lo que pase por hablarle. El caso es que su "novia" se acerco furiosa y me hizo ver ahí mismo que yo no era nada comparada con...
—¡Como que nada! No digas eso, eres mil veces mejor comparada con ella Amelia, Doris no te llega ni a las pantorrillas —Interrumpió como siempre mi efusiva amiga, luego tendría que preguntarle si había comido mucho chocolate.
—Querrás decir "ni a los tobillos" y no me refería a la flacida esa, quería decir que no soy nada comparada con Daniel. El es tan agsdfgk y yo tan punto y seguido ¡soy más simple que el agua!
—¡Y asi de esencial! Deja de degradarte que vales mas que ese insípido vergudo arenoso —Animo la de avellana en la mirada. —Y mejor ve terminando de guardar ese cuaderno que ya hablaremos de eso después jovencita que ahí viene tu mamarracho preferido con su bruja personal prendida del brazo y parece que vienen para acá. Para acá acá no, sino para esta aula —adelantó a corregir Sasha adivinando que estaba por sufrir un infarto.
Metí con desesperación el cuaderno en mi mochila al momento que Daniel entraba al salón de clases acompañado de la Señora Braun, la maestra de matemáticas y su tía también, la bruja la llamaban todos por su carácter de hierro y su mala cara, yo le sumaba unos 70 años pero ya luego le restaba unos 30 cuando no estaba de malas.
—Buenos días jóvenes —saludó como de costumbre al momento que ponía su pesado maletín sobre su escritorio.
—Buenos días maestra —respondimos todos por inercia, incluido Daniel que ya se había acomodado en su lugar: justo dos asientos por delante de mi en la fila de la izquierda, desde ahí lo veía clarito, y suspiraba.
—Vamos a atender al pase de lista —Demandó la maestra y todo quedo en silencio.
—Psshhh ¡Amelia! —Llamó Sasha. —¿Qué harás con el cuaderno? Si gustas puedo devolverlo a Daniel sin que este se de ni cuenta.
—Sasha.
—¿Si?
—Dime la verdad ¿Cuántos chocolates te comiste hoy? —pregunté apuntando a la falta de cordura de mi amiga ¿Acaso quería que nos escuchara Daniel?
—Solo dos —confeso entre risillas.
—¡Lo sabía! —Grite demasiado alto.
Note como las miradas de mis compañeros caían sobre mi y distinguí temerosa la de una que no parecía andar de buenas. Hoy le calculo como 80 años.
—Amelia o se calla o se va de mi clase —Amenazó la maestra. Todo el salón se me quedo mirando, e incluso Daniel me volvió a ver durante unos incómodos segundos.
Me vi obligada a permanecer en silencio durante toda la clase y más que por lo que me había dicho la maestra, me comenzaba a preocupar lo que me había dicho Sasha ¿Qué haría con el cuaderno de Daniel?
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