Capítulo 7
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Montreal, Canadá.
Asher
Me quite la camisa húmeda mientras me adentraba en una de las oficinas. Mierda. Si logro evitar a la prensa en estos momentos iba a ser la gloria. Detesto que todos crean que saben lo que pasa en mí vida cuando hay muchas, en serio, demasiadas cosas que las personas desconocen.
Como el hecho de que me prefiero ver series por la noche antes que ver el futbol americano, también prefiero el chocolate caliente antes que el café y la papa sobre la zanahoria.
También que soy alérgico a las frambuesas.
Y nada de eso lo sabía la prensa.
Me estaban sofocando debido a unas fotos que salieron del día de la carrera. Fotos mías con Deion, nada comprometedoras, no obstante, todos estaban especulando sobre nuestra relación.
Nadie puede entender que no hay relación, que el hecho de ser amigos después de una relación que termino en buenos términos es posible. ¿Por qué nadie puede enfocarse en que supere a Magnus en el campeonato? Es más fácil hablar de eso que especular a lo estúpido sobre una supuesta relación que termino desde hace algunos años y por una razón.
Aunque bueno, en realidad nadie sabe lo que paso.
La versión oficial fue que la química entre nosotros termino, pero no, en realidad yo seguía un poco enamorado de ella. Sin embargo, la versión real que no quise que se diera a conocer (porque en realidad no quería que el hate fuera solo para ella) fue que en una noche que salió con sus amigas se emborracho tanto que termino besando a otro. Me lo dijo al día siguiente y decidimos terminar por la paz mental de ambos.
Hoy en día solo sentía un cariño amistoso por ella, nada más.
—Wow ¿Qué haces aquí y semi desnudo? —interrogo una voz con un ligero tono chillón. Me gire para encontrarme con esos ojos azules tan eléctricos que muchas veces llegó a odiar.
—Estaba huyendo de los reporteros y alguien accidentalmente tiro sobre mí su vaso de café—respondí mientras retomaba el aire que se había escapado de mis pulmones.
Sus ojos se deslizaron de mis ojos hasta mi cuello y descendió por mi abdomen hasta llegar al bordo de mi pantalón. Sentí como su mirada quemó cada parte de mí cuerpo. Solté un suspiro y me permití deslizar mi mirada por su cuerpo. Mierda su mirada me mandaba corrientes a cada parte de mi cuerpo, mi polla incluida.
El top se le ajustaba perfectamente a su pecho dejando ver la piel de sus hombros y su abdomen plano. El pantalón de vestir bajaba por su cadera.
—Deja de mirarme como si quisieras devorarme y no a besos—se cruzó de brazos y se recargo en el escritorio. Un deja vu sobre lo que nos dijimos en el yate el día de la carrera en Mónaco.
La forma en la que le queda la ropa formal sin duda alguna iba a terminar de volverme loco. Bueno no, ya me tiene loco, pero por maldita insoportable.
Parece que el universo me odia ya que donde sea me la encuentro.
—¿Te molesta? —le pregunte mientras me recargaba en la pared intentando mantener esa distancia. Aunque parecía que teníamos un imán que siempre nos atraía a pesar de que tanto nos odiábamos.
Si. Nos odiamos. Nada iba a cambiar eso. Ni siquiera estos comentarios fuera de lugar.
—Me provoca— respondió con un susurro. Inevitablemente mire sus labios. Mierda. Ni siquiera los llevaba pintados y aun así sentía ganas de probarlos.
Borré eso de mi mente. Recordé que todo este jueguecito lo hicimos el día de la fiesta en el yate. Bajé mi mira por su cuello, descendiendo por sus clavículas hasta llegar a sus pechos donde me detuve un poco más de tiempo de lo necesario.
—Sabes que esto no está nada bien—murmuré sin despegar la mirada de su cuerpo. No pareció molestarle que la mirada sin ningún tipo de pudor, casi estoy seguro que la atención le gusta.
—Y aun así no dejas de mirarme— respondió sentándose sobre el escritorio. Abrió levemente las piernas.
—¿Lo hago? — mordió su labio inferior. Esa electricidad recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi polla. Otra vez.
—No—
Tome una respiración profunda. Tuve que luchar con toda la fuerza de mi cuerpo para no acercarme.
No te acerques a mi hija o te saco del equipo.
Exhale. Cerré los ojos unos segundos.
Esto no está bien. Nada está bien en esto.
Mierda nada está bien desde que nos conocimos.
Tomé la camisa y me la puse nuevamente. La decepción se instaló en un punto de mi garganta evitándome el paso de la respiración.
—Hay que dejar de hacer esto, Chloe, no está bien. Tu carrera y la mía está en juego— murmuré antes de salir de la oficina. Me maldije cientos de veces, esto no está bien. Concluí las escapadas de sexo con Susan por la poca profesionalidad que había en eso y sin duda no quiero que termine mal y mierda hacer estas estupideces con Chloe claro que sobrepasa los límites de lo permitido.
No quiero ser su amigo, me obligue a cerrar esa puerta por más que pudiera haber una pequeña amistad ahí, sin embargo, no, no es posible, es mucho mejor mantener los límites y sentir disgusto por ella a sentir atracción. No obstante, parece que algo dentro de mí quiere dar la contra.
Camine hasta mi driver room en busca de una camisa limpia y seca, me prepare mentalmente para salir y soportar esas estúpidas palabras de cada reportero.
Ojalá todo fuera tranquilo en el mundo del gran circo, sin ser asechados por los malditos periodistas y paparazis cada que se da un paso, cada error lo ven lo recalcan y lo juzgan como si están en nuestros zapatos.
Una vida, una oportunidad. Cada que creo que todo es en vano recuerdo eso, cada que mamá lo decía sin importar que ella odiara la formula uno, ella siempre lo decía cuando dudaba en subirme a un kart o si podía ganar. Así que siempre me lo recuerdo cuando creo que todo se viene abajo o siento que no voy a soportar lo que va a pasar.
Tel vez en este momento no lo puedo usar muy a fin, sin embargo, me importa un bledo, necesito una motivación para salir y dar la mejor sonrisa fingida.
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Di la mejor sonrisa en las fotografías mientras sostenía el neumático Pirelli. Sin duda pole position fue mía.
No es por alardear, pero en la última ronda solo Alain mejoro mis tiempos, pero logre arrebatarle la pole.
El orden de la parrilla había quedado conmigo en primero, Alain en segundo (lo cual es una sorpresa porque su auto es de los peores, aunque sin duda el tiene mucho potencial) y Charlie en tercero y mi querido compañero de equipo no mejoro sus tiempos y saldrá en doceavo lugar. Mala suerte para él.
Luego de dos largas horas en el circuito por fin pude ir a descansar a mí hotel. Tuve que comer ensalada con pollo, no es mi comida favorita, la disfruto, pero sin duda a estas alturas mataría por una hamburguesa, sin embargo, a estas alturas con las fechas de las carreras mi nutriólogo me asesina si se entera que desobedecí la dieta.
Mi peso normal para una carrera debe de ser de 72 kg de acuerdo a mi estatura. Aunque después de cada carrera termino pesando de 70 kg a 66 kg dependiendo de las temperaturas del circuito.
Si, mierda, es un deporte exigente, física como mentalmente.
Pase la tarde en mi habitación de hotel, no me moleste en salir, aislarme toda la tarde fue mi mejor opción gracias a la jaqueca que no me dejaba en paz.
El dolor se intensificaba a cada nada. Mi cabeza palpitaba con violencia, mucho más de lado izquierdo.
Apagué todas las luces y tomé una lata de cerveza del mini bar. Me recosté en la cama y puse la lata en mi frente en un intento de que el dolor se aplacara o suerte y cesara por completo.
Me desperté por unos golpes en la puerta. Casi me caigo de la cama al verme asustado por los malditos golpes tan fuertes. Carajo.
Mire la hora en mi teléfono que marcaba las diez de la noche. Solté un suspiro y me levanté de la cama para luego ir a la puerta. Ni siquiera me había cambiado la ropa cuando llegué, así que llevaba los mismos Jeans y la misma camisa de WR que cuando salí del circuito.
Talle mis ojos con pereza mientras abría la puerta.
—Dios Asher, ¿te paso un tráiler encima? —en estos momentos su voz sonaba más irritante de lo normal, pero al ver las bolsas de comida en las manos de Nicholas me hizo dejarlo pasar.
—No grites Niki, mi cabeza va a explotar— pause mientras cerraba la puerta detrás de él. —¿Qué traes? —le cuestione al austriaco mientras dejaba las bolsas de comida sobre mi cama.
—Para ti salteado de pasta con verduras y soda de dieta— fruncí el ceño ante la mención de lo último.
Sin embargo, solo dios sabe cuánto me gusta el salteado de pasta con verduras y que solo por eso dejaría pasar lo de la soda.
—Comenzare a creer que el bromance no es broma— me burle mientras tomaba dos vasos y les ponía hielo del mini bar. Niki río.
Todo mundo fanático de él o mío estaba al tanto del bromance que habían creado los administradores de la cuenta de Instagram de Lambert cuando comenzamos como compañeros de equipo y desde ahí comenzaron a shippearnos, incluso creo que hay historias en la red, claramente inventos de la gente solo entretenimiento.
Incluso nos llamaban McQueen y Mate.
—Tal vez no lo es— comenzó a mover ambas cejas hacía arriba y abajo a modo de coquetería que claro solo me sacaba risa.
—Ay dios que hermoso caballero— me burle mientras servía la soda en cada vaso. Soltó una sonora carcajada que retumbo en las paredes de la habitación.
—Muy hermoso— pauso y luego tomo una respiración profunda, una clara señal de que iba a cambiar el tema —¿Y bien? ¿Tú y Deion? —negué con la cabeza sentándome en la cama dispuesto a comer.
—Solo amigos— pause recordando perfectamente la escenita que montamos Chloe y yo hoy en su oficina.
Ahg. Por más que quiero borrar cada encuentro con ella no puedo, parece que se han metido hasta por los de mi piel y detesto esa sensación.
Parece que conforme han pasado estos meses Chloe se ha ido adhiriendo a mí gracias al escaso (mentira no es escaso) tiempo que paso con ella y si, también a esos encuentros para nada profesionales.
—¿Y la reportera? —interrogué recordando aquella conversación en Las vegas hace unos meses atrás. Niki bajó la mirada un poco, picoteo su comida y luego soltó el aire en sus pulmones.
—No lo sé, se fue luego de Mónaco— ¿Estaba... deprimido o triste? O algo por el estilo, pero ese suspiro y esa mirada no lo dejaba mentir. —Ni siquiera nos despedimos, la última vez que hablamos dijo que en su trabajo la iban a reasignar— lo mire expectante.
—¿En dónde trabaja? —
—Olympian Exclusive— y ese momento fue como un balde de agua helada. Recordé a la periodista que había visto en el aeropuerto en UK, la misma que me entrevisto luego de la primera carrera y también la vi en ruedas de prensa y la última vez que la vi fue en Mónaco, donde nuevamente llevo la entrevista de nosotros.
Intente recordar su nombre.
Terminaba en Ue.
—Creo que se quién es, su apellido creo que es un nombre en otros países— el asintió lentamente.
—Sue— asentí dándole la razón. ¿Sue Spencer había dejado deprimido a mi amigo?
Wow. Esto se suma a la lista de cosas que nunca creí ver.
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—¡Asher Truswell acaba de cruzar la meta y se lleva la vuelta rápida! — fui disminuyendo la velocidad mientras la velocidad de mi corazón iba aumentando. ¿Contradictorio cierto? Pues así son las cosas cuando pasas la meta y ganas.
—¡Si! —grite con la alegría rebozando en mi voz. Respire varias veces mientras escuchaba como me felicitaban por la radio, incluso mi piel se erizo debido a la euforia del momento.
Estacione el monoplaza en mi respectivo lugar de victoria. Saque él volante del monoplaza y lo deje de lado. Salí del monoplaza y me alcé sobre la parte frontal de monoplaza. Alguien del equipo me dio la bandera canadiense la cual tome y la alce como una ofrenda para la familia propietaria del circuito.
Tofos gritaban y canturreaban mi nombre, en una parte del circuito vi como las bombas de humo color rojas eran detonadas a mi paso. Mucha gente estaba aquí por mí, para verme subir al podio, aplaudiéndome y apoyándome cada fin de semana.
Y se siente genial.
La entrevista post carrera terminó y fuimos a la zona de descanso.
Unos segundos después me entregaron el trofeo, desde ahí podía ver a toda esa gente que llevaba playeras idénticas a la mía, mis gorras, incluso gente que tenía imágenes en tamaño escala de mí.
El champagne se mezcló con el sudor que mojaba mi uniforme.
Me sentía pegajoso y seguro que huelo mal por el sudor y el champagne, pero a la mierda, no me importaba.
Le sacaba a Magnus una ventaja de 33 puntos y mierda que bien se siente liderar el maldito campeonato de pilotos otra vez.
Le di un largo trago a mi botella y luego tome mi trofeo y espere a que tomaran algunas fotos para irme.
Vi como algunos pilotos iban a abrazar a sus familias, en particular a sus padres. Algo dentro de mí se revolvió, así que mejor deje de mirar y me concentré en mi camino hacia la zona de entrevistas.
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Niki
—Los tacos al pastor llevan piña, carne de cerdo marinada con salsa de chile, son deliciosos—reí. Puedo jurar que Alain estaba babeando justo en este momento al recordar esos tacos. Ambos teníamos hambre e íbamos ir a comer, pero pensé en invitar a Asher, pero el idiota no responde las llamadas, así que ahora vamos a buscar a ese pedazo de tonto.
—Necesito confirmar eso y después podré debatir contigo— respondí tranquilamente mientras caminábamos por el pasillo.
—Si bueno, si no te gustan no te juzgare, tal vez solo dejemos de ser amigos— nuevamente me hizo reír. Sin duda su sentido del humor era digno de un aplauso, siempre intenta ver lo mejor en todo.
—Bien, esperemos que eso no pase, yo quiero tacos— dije lo último en español mientras el reía por mi pésimo acento.
—Aja— pauso y saco su teléfono para seguramente llamar a Chloe—no responde, que raro, esa tonta siempre responde— no entendí muy bien lo que dijo en español, pero supuse que era algo bueno.
—Tal vez están grabando—
—Lo dudo, me hubiera avisado—.
Llegamos al piso de ellos, caminamos por unos segundos antes de escuchar gritos.
—Dejar de ser tan entrometida— el gruñido proveniente del pasillo frente a nosotros sin duda era de mi mejor amigo.
—No soy entrometida— y esa voz chillona sin duda era Chloe.
—Cien dólares a que hay tensión sexual ahí— murmuró Alain mientras girábamos en el pasillo de donde provenían esos gritos. Sonreí y estreché su mano.
—Va— nos adentramos en ese pasillo. Efectivamente, Chloe y Asher estaban discutiendo. Sin embargo, esa tensión sí que se podía cortar con un cuchillo. El ambiente era pesado.
—Idiota— gruño ella cruzándose de brazos.
—Malcriada— le respondió Asher. Solté un suspiro mientras sacaba mi billetera. Puedo apostar a que ese par va a terminar juntos al final de la temporada.
—¿Qué hacen aquí? —interrogó Asher mirándonos con una de sus cejas alzadas. Le di los cien dólares a Alain y ambos nos miraron expectantes.
Sus posturas a la deriva ni siquiera cambiaron. No sabíamos porque carajos estaban peleando, pero estoy seguro que es una estupidez.
—Vinimos a llevarlos a cenar, pero oh sorpresa, están peleando— respondió Alain con sarcasmo. Reí.
—Yo no iré a ningún lado si él va—Chloe se cruzó de brazos claramente molesta. Quería reírme en la cara de ambos y de acuerdo al intento de mostrarse serio de Alain él quería hacer lo mismo.
—Bien, si ella no va, yo si voy— Chloe lo miró ofendida. Mordí el interior de mi mejilla para no reír. Dios este par iba a ser mi novela semanal.
—Entonces yo iré— Asher fulmino a Chloe con la mirada.
—No voy— Asher realmente si lucía molesto y que decir de Chloe, ella parecía querer sacarle los ojos.
—Bien, pues vete a la mierda— Chloe sonrió victoriosa.
Ay dios mío.
—Pues me voy, no te preocupes, hay mejores planes que cenar contigo— rebatió Asher mientras abría la puerta de su habitación listo para entrar.
—¿Ah sí? ¿Quién pude ser mejor compañía que yo? —Asher sonrió con sorna.
Creo que se van a matar en cualquier momento. Alain y yo nos mantuvimos en silencio, expectantes de esta discusión tan infantil.
—Deion o Susan sin duda son mejor compañía que tú—
Oh eso si fue un golpe bajo. Chloe enrojeció y se le lanzó encima a Asher con toda la intención de golpearlo, sin embargo, este fue más rápido y se encerró en su habitación.
No sabíamos que hacer o que decir. Solo huimos antes de que quisiera golpearnos a nosotros.
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Asher
Chloe Wagner es un puto grano en el culo.
No paraba de golpear mi puerta con fuerza. ¿Cómo esa Barbie podía sacar tanta fuerza? Aunque si bien el ejercicio que hace le da ese poder.
—Ya lárgate o llamo a seguridad— le grite esperando a que me escuchara. Maldita entrometida.
—No te atreverías—grito desde el otro lado y sonreí con sorna mientras iba por el teléfono de la recepción. Lo tome y llame.
—Buenas noches, disculpe, quiero reportar un disturbio una mujer muy loca me está molestando, no deja de golpear mi puerta y creo que es una fanática loca— fingí mi voz afligida. Aunque en realidad quería reír.
Te metiste con él hombre equivocado, Barbie.
Espere en silencio a tener una respuesta.
—¿A qué habitación mandó a seguridad? —interrogó la mujer de la recepción. Sonreí victorioso mientras escuchaba como golpeaba mi puerta con fuerza.
—A la suite 12a. —escuche como tecleo en su laptop.
—Ya van para allá señor Truswell—
—Gracias— respondí y colgué el teléfono.
Me acerque a la puerta escuchando.
—Asher dame mi teléfono— me grito Chloe. Abrí la puerta de la habitación y ella se abalanzo contra mí, enseguida le di el teléfono. Antes de que me diera un golpe sentí como la alejaban de mí.
—Muchas gracias de verdad, no se imaginan la inquietud que me causa esta mujer— le dije a los guardias mientras la alejaban de mí. Ella me miro con los ojos bien abiertos. No lo esperaba.
—Asher— me llamó. —Asher no me jodas, diles que es una broma—grito mientras se la llevaban por el pasillo casi a rastras.
Maldita loca.
—¡Asher te juro que te voy a matar cuando estés durmiendo! —gritó histérica a lo lejos y sonreí mientras me adentraba a mi habitación para dormir, seguro que eso último que dijo solo alteraría a los de seguridad.
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Chloe
Si antes detestaba a Asher Truswell ahora lo odio con toda mi alma. Mira que llamar a los de seguridad cuando él fue quien no me regresaba el teléfono. Que, si me pase un poco, pero no me iba a disculpar, él tuvo la culpa.
Abrace a Ali mientras se acostaba a mi lado. Después de dos horas Niki y Ali aparecieron y tuvieron que decirle a los de seguridad que yo iba con ellos y que todo fue un mal entendido.
Maldito Asher Truswell.
—Lo odio— murmuré mientras secaba mis lágrimas. —Dejó que me llevaran los de seguridad y lo disfruto— quería asfixiarlo con mis propias manos.
—Ay Chloe— susurró Ali abrazándome —¿Qué hacías con él? —interrogó. Yo me encogí de hombros.
—Tal vez fui a molestarlo diciéndole que grabaríamos a esa hora y comenzamos a discutir, le quite su teléfono y luego me quito él mío y llamó a seguridad— Alain acaricio mi cabello.
Me encogí de hombros. Si me pase.
—Ay Chloe, cuantas veces te he dicho que te vas a quemar si sigues jugando con fuego— murmuró algo cansado debido a la hora que era.
Seguro que merecía lo que hizo Asher, pero no iba a aceptarlo, pedazo de idiota. Y sí, Ali tiene razón y desde hoy me alejare de él por la paz de todos, no solo la mía.
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Le Castellet, Francia.
Asher
Maravillosamente Chloe Wagner dejó de hablarme, aunque solo me buscaba para cuidar a Rocket, cosa que yo aceptaba.
Sus contestaciones se habían vuelto frías y sin una pizca de humor o algo similar. Una parte de mí sentía una pizca de arrepentimiento por lo ocurrido en Montreal. La otra parte no, la otra me decía que estaba bien porque es insufrible.
Sin embargo, otra muy pequeña parte de mí extrañaba esas estúpidas peleas.
Este fin de semana era algo importante para mí, ya que había invitado a mamá y con suerte ella acepto venir.
En unas horas llegaría, después de las entrevistas.
Hoy todo lo que se hablaba era sobre como llevaba la delantera y el desempeño de Magnus en las últimas semanas.
También había otros comentarios sobre otros miembros de la parrilla.
Unas horas después Niki y yo íbamos por mamá al aeropuerto.
—Amo más a tu madre que a ti— se burló mientras esperábamos. Hice una mueca de desagrado.
—Dios es mi madre, Nicholas, no digas cosas que suenen raras— me queje mientras nos levantábamos al ver a todos los pasajeros del vuelo de Atlanta entrar por la puerta. Entre ellos venía mi madre. Su rostro se ilumino en una sonrisa mientras nos acercábamos.
—¡Oh por dios, Niki! Que grande estas ¿hace cuánto que no te veo? —chilló mi madre abrazando a Niki mientras dejaba su maleta de lado. El susodicho soltó una risa y la abrazo con la misma euforia.
—Año y medio para ser exactos, Lana, y tú también te vez fabulosa, ¿nuevo corte? — mamá sonrió mientras se separaba de él.
¿Y yo? ¿Acaso yo no soy su hijo o qué?
—Sí, me lo hice hace unos días— se acercó a mí y me abrazo—Ashie cielo ¿Cómo estás? —interrogó después de besar mi mejilla.
Comenzamos a caminar a la salida del aeropuerto.
—Bien—pauso y abrí la puerta del auto mientras Niki guardaba la maleta. —¿Y tú? ¿Qué tal el trabajo? Creí que la tía Wils vendría—
—Cansado, como siempre, pero bueno. Wils iba a visitar a sus hijos así que no pudo venir, aunque te mando saludos— asentí levemente.
Mamá y la tía Wils me habían criado juntas, bueno, casi siempre se la pasaba en casa, fue gran ayuda para mi madre. luego ella conoció a alguien se casó y tuvo hijos y luego se divorció y él le quito la custodia y regreso con nosotros. Podríamos decir que Wils es mi segunda madre.
No tuve a un papá presente, pero si a dos mujeres que velaban por mí bien cada noche.
Y por eso las amaba. A ambas.
—Luego la llamare— murmuré mientras conducía.
Casi todo el camino ella y Niki se pusieron al día. Niki al lado de mi madre se convertía en una mujer de cuarenta años con un ansia de ser chismoso y entrometido. No lo culpo, Lana Truswell tiene ese poder en sus venas. Nunca puedes molestarte con ella.
—No paraba de golpear y gritar, ¿Qué iba a ser? se puso como loca luego de que ella comenzó— me defendí cuando mi madre me regaño porque cierto chismoso le contó como hice que seguridad se llevara a Chloe. Mi madre entrecerró los ojos mientras aparcaba.
—Asher Cody Truswell—
Oh no. Esa no es una buena señal. Si algo que Lana Truswell no soporta es la misoginia, el egocentrismo y el racismo. Y para ella lo que había hecho era horrendo un acto muy cruel.
—Te chocare en la carrera si sigues abriendo la boca— señale a Niki quien sonreía divertido. Solté un suspiro mientras masajeaba mi sien.
—Fue un juego mamá, tranquila— dije en un mal intento de calmarla. No obstante Nicholas abrió la boca. Otra vez.
—Asher se la paso llorando por horas, me lo contó Alain— mire con los ojos bien abierto a Niki buscando algún rastro de burla o diversión, pero no hubo nada, lo dijo en serio.
Mierda. Mamá me fulmino con la mirada.
—Le vas a pedir disculpas, Cody—
Cody cada que me llama por mi segundo nombre solo significa molestia. Asentí lentamente, si bueno, no iba a darle la contraria después de saber eso. La idea de Chloe llorando me parecía un poco raro, ya que no la imaginaba llorando, ¿acaso tiene corazón? Bien pues parece que sí.
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Al día siguiente llevé a mamá al Paddock. Le di sus pases y luego la llevé al garaje.
Ya llevaba todo mi equipo, en unos minutos iba a salir a las practicas libres.
—El verde te queda bien— dijo mamá con una sonrisa en sus labios. Sonreí levemente mientras entrabamos al garaje.
—Todos los colores me quedan bien, mamá—me di cuenta que en el garaje estaba Magnus, Albert y los mecánicos. Albert me miró y luego a mí madre. Se aclaró la garganta antes de hablar.
—Asher, supongo que ella es tu madre— dijo él mirándonos. Asentí.
—Mamá, Albert Wagner, mi jefe, Albert mi madre Lana— mamá sonrió y Albert le ofreció la palma de su mano para estrecharla. Mamá la acepto y murmuró un "mucho gusto".
Algunos mecánicos se presentaron ella y luego Magnus. Minutos después Chloe llegó con mi mapache en brazos.
—Rocket— chilló mamá al ver como el mapache quería alejarse de Chloe y regresar con mamá. Chloe le dio el mapache. Mamá sonrió y miro a Chloe.
—Chloe Wagner, mucho gusto— Chloe le tendió la mano a mi madre con su mejor sonrisa. Entorno su mirada entre ella y yo, dándose cuenta de algunos rasgos parecidos.
—Lana Truswell, el gusto es mío— mamá sonrió amablemente. Sus ojos se iluminaron al ver a la rubia. Luego volteo a verme diciendo "discúlpate".
—Chloe porque no llevas a Lana al Paddock para que vea la practica— Chloe asintió con una leve sonrisa y se llevó a mamá.
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Quedé primero en todas las practicas, incluida la clasificación.
—¿Por qué no vamos a cenar? Invita a Albert a sus hijos y a Niki— hice una mueca. ¿Una cena con los hermanos Wagner? No, gracias. Seguro iba a terminar en gritos y peleas absurdas, pero cuando algo se le mete a la cabeza a mamá es difícil quitarle esa idea.
—Dios no, son insoportables, por lo menos Chloe y Magnus—respondí mientras me encogía de hombros —Mira las cosas con Magnus son tensas mamá, cada cinco minutos peleamos porque o me choca o le gano, así que no, solo Niki— ella suspiro. Sin embargo, mi teléfono comenzó a sonar.
Vi el nombre de Albert en la pantalla. Lo tome.
—Hola, Al ¿Qué pasa? —pregunte curioso. Mi madre me miro curiosa.
—Hola Asher. Quería saber si tu mamá y tú querían ir a cenar ya sabes para que conozca un poco y...—
Okey.
—¿Todos? — inquirí alzando una ceja, aunque si bien no puede verme.
—Si—
—Bien, ¿A dónde? —pregunte. Pude ver la curiosidad a través del rostro de mamá.
Si bien iba a tener que ir no solo porque Albert nos invitó, sino porque mamá es la persona más insistente que conozco.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Habíamos acabado de cenar. Chloe se había levantado para ir al baño y mamá me dio una patada por debajo de la mesa. La mire mal. Ella señalo con sus ojos el pasillo por donde había desaparecido Chloe. Solté el aire que mis pulmones retenían.
Me disculpé diciendo que iba al baño y desaparecí por el mismo pasillo que ella. Espere unos segundos a que Chloe saliera del baño. Ella me vio y frunció el ceño.
No parecía contenta de verme. Bien yo tampoco estaba feliz haciendo esto, pero si, le debo una disculpa.
—Chloe— le llame cuando comenzó a avanzar. Detuvo su caminar. Sus hombros se tensaron debajo de su camisa de manga larga color beige.
—¿Qué? —cuestiono bordemente mientras se giraba y se cruzaba de brazos. Solté un suspiro buscando las palabras correctas para disculparme.
—Perdón, por lo de Montreal, no debí quitarte tu teléfono, mucho menos hablarle a seguridad— ella me miró como si buscara algún rastro de broma en mi rostro o algo que dijera lo contrario a mis palabras, sin embargo, no lo había.
Pero el hecho de que estuviera recorriendo mi cuerpo con su mirada ya estaba haciendo estragos en mi interior.
—Gracias— pauso y miro el suelo. Espero unos segundos— Yo... tampoco debí hacer lo que hice, me comporté como una niña—
¿Era una disculpa? No lo sé.
—Es complicado... yo no...—entendí lo que quería decir y asentí.
—Está bien, entendiendo— respondí.
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Chloe
Una parte de mí estaba un poco en paz luego de lo de anoche, sin embargo, aun así, no somos amigos, nunca lo seremos.
Lana y yo estábamos en el Paddock justo frente a la línea de salida. Luego de la vuelta de formación las luces rojas brillaban frente a los monoplazas.
Es el momento en el que todos se quedan en silencio.
Uno, dos, tres, cuatro y luces fuera. Los pilotos aceleran. El público estalla con euforia mientras los pilotos aceleran todo lo que sus monoplazas les permite. Pasan frente a nosotras tan rápido como un cohete, apenas un rayón en el circuito.
El rugir de los motores de los autos me recuerda a mi infancia, cuando papá tenía que traernos cada fin de semana por que la niñera no trabajaba el fin de semana o las veces que la niñera venía con nosotros. O cuando los mejores pilotos de su escudería me levantaban en brazos luego de subir al podio, incluso llegué a decirle algo a los pilotos por la radio del equipo.
Me hice fan de la formula uno sin siquiera querer, cada fin de semana, cada carrera mi corazón iba amando cada parte. Hasta que llegó el día en que mi padre ya no me quiso traer debido a que estaba entrando en la adolescencia. Aunque no era una imagen muy linda, a decir verdad, brackets y cabello alborotado.
En ese entonces era fanático de un piloto en particular, seguí toda su maldita cerrera y a día de hoy me maldigo.
El olor a goma quemada me transporto a la realidad al igual que lo gritos eufóricos.
La sonrisa en el rostro de la mamá de Asher era una sonrisa orgullo y feliz, con cierto brillo en sus ojos. Un brillo que nunca vi en los ojos de mi madre. Estaba orgullosa de su hijo. Por un momento envidie a Asher, por tener a esa mujer aquí mirándolo con ese sentimiento en sus ojos.
Todo el fin de semana sentí envidia por él. Su madre lo ama, habla de él hasta por los codos y echa de ver el orgullo.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Puedo jurar sentir el olor del sudor y champagne mezclándose mientras tomaban fotos de Asher y él equipo el garaje. Le tomaron fotos con papá, con sus ingenieros y su madre.
Todos estaban vueltos locos por el gran Shalem que Asher logro este fin de semana.
Luego algunas muy fingidas fotos con Magnus.
Vi la desilusión en el rostro de mi hermano. Sabía que la estaba pasando mal debido a que Asher ya había sacado una diferencia algo grande entre ambos. Quería animarlo y abrazarlo, sin embargo, en estos momentos no quería a nadie cerca. Incluso pude escuchar como la madre de Asher lo felicitaba por su lugar 17. Lo cual me sorprendió ver como él le daba una sonrisa.
Me reuní con mi hermano a unos metros de ellos. Viendo como Asher y su madre charlaban amenamente.
—¿Envidia? —cuestione mirándolos.
—Algo— murmuro —no entiendo como esa linda mujer es madre de él— murmuró Magnus con algo de aflicción en su voz.
—Te comprendo, yo creo lo mismo—
—A veces la extraño— murmuró Magnus mirando a la nada. Solté un suspiro y apreté los puños. Quería gritarle que no debe extrañar a esa mujer porque lo merece, pero él no sabía la verdad y yo no puedo decirle porque papá me hizo prometerlo.
Quisiera decir lo mismo, pero no puedo.
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El alcohol había hecho estragos en mi sistema. Deambulaba por todo el lugar casi arrastrando mis pasos. Dios mis pies pesaban demasiado y solo pensaba en regresar al hotel, pero no encontraba a Alain ni a Magnus.
Choque con alguien. Un hombre alto se giró. Alto, guapo y rasgos asiáticos.
—Wow hermosa ¿Estas bien? —pregunto sosteniéndome de los brazos. Agradecí ese agarre en mí brazos ya que me detuvo de no caerme.
Quería darme de golpes y llorar, sin embargo, no puedo.
—Si— murmuré mirándolo como estúpida, aunque ne ese momento me sentí como una estúpida por todo el alcohol que habitaba mi sistema.
—¿Quieres tomar algo? —cuestiono. Yo pensé la idea por un momento. Quise decir algo.
—¿No tienes que irte al hotel ya? —una voz grave y poco afectada por el alcohol. Lo conocí enseguida.
—Si— hice una pausa. No pude controlar lo que mi boca decía. Sin embargo, me sentí bien de decirlo. —Llévame al hotel, por favor— pedí soltándome del asiático giré hacia Asher y me lancé a sus brazos y me recibió sin protestar.
—¿Me das tu número? —escuche al chico. Antes de poder responder Asher me levanto en sus brazos.
—No— respondió Asher con la voz ronca en un tono un tanto ¿posesivo? No claro que no, solo él alcohol ya me estaba afectando. No dije nada, mi cansancio no me permitía hacerlo, así que solo envolví las piernas en la cadera de Asher y mis brazos en su cuello. Sentí como se movió mientras yo escondía mi rostro en el hueco de su cuello.
Ignore el calor que me recorrió al sentir sus manos sostenerme del trasero. En ese momento no me importaba, solo quería irme a casa y ya.
Agradecí que las luces fueran oscuras y nadie pudiera observarnos bien. durante el camino a su auto me quedé en silencio. Cuando llegamos al estacionamiento me acomodo en el asiento del copiloto, me puso el cinturón de seguridad y cerró la puerta.
Escuche como subía al otro lado.
Solté un suspiro.
—Cuando estas callado eres sexy, pero cuando hablas eres insoportable— susurré mientras me acomodaba en el asiento. Asher soltó una risita y tomo mi mano entre la suya brindándome algo de calor y cierta comodidad. Sonreí levemente, aunque no pudiera verme.
Ese momento se sintió tan íntimo, la forma en la que sostenía mi mano entre la suya me hacía sentir tranquila, pero me obligue a creer que solo era el alcohol.
Aunque no lo fuera.
—Tu eres sexy siempre, sunshine, a pesar de que a veces eres insoportable— murmuró con calma y sonreí.
Sunshine nunca lo aceptaría, sin embargo, me encanta que me diga así.
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