Capítulo 15
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Sochi, Rusia.
Asher
—Concéntrate Asher, te ha ido fatal en la clasificación— dijo mi ingeniero. Sentí su mirada en mi cabeza. Solté un suspiro, ni siquiera había sacado mi cabeza de entre mis manos.
—Puedo remontar— murmuré alzando la cabeza. Él se quedó en silencio, paso las manos por su rostro, pero no dijo nada, por ahora. Pasaron los minutos y escuche como alababan a Magnus por haber conseguido la pole de este fin de semana.
—Te toca ir a la zona de entrevistas— informo Susan mientras me pasaba una toalla y mi botella de agua.
—Gracias— murmuré y me levanté de la silla. Tome un suspiro y ambos nos dirigimos a la zona de entrevistas. Mientras nos dirigíamos hacía allá ella iba hablándome de algo.
Ni siquiera supe que era lo que decía, simplemente le di unos asentimientos.
En la zona de entrevistas había demasiados periodistas esperando a que llegara. Todos comenzaron a grabar.
—¿Asher cuéntanos porque no tuviste una buena clasificación? —solté un suspiro y me preparé para hablar.
—Bueno, el auto no tenía nada malo en realidad así que la culpa fue mía, no logre sentirme cómodo en el auto y pues eso fue todo —concluí y le di un trago a mí botella de agua. Otra mujer se alzó un poco en su lugar para hablar.
—¿Mañana habrá podio? —asentí.
—Lo intentaremos— respondí tranquilo. Aunque mi mente estaba muy alejada de lo que estaba pasando.
Pase media hora en la zona de entrevistas respondiendo cada pregunta que tenían, después de ese tiempo Susan me aviso que el tiempo se había acabado. Nos dirigimos a la zona de los garajes nuevamente.
Desde la semana pasada no había tenido la suerte de encontrarme con Chloe, bueno, solo en el jet de camino a Londres, lo cual fue lo suficientemente incómodo para ambos.
Hasta hoy. Ella venía con Magnus, llevaba la camisa del equipo con el número de su hermano. Pasé por el lado de ambos y me fui directo al driver room a descansar antes de ir a ver a mis ingenieros.
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Llegué al hotel ya tardé, pasaban de las diez de la noche y el frío era abrazador.
Fui directo a mi habitación y en el camino le mandé un mensaje a Niki para que viniera a cenar, lo cual acepto. Una hora más tarde estábamos cenando en la cama de mi habitación.
—Entonces terminaron— comentó tranquilo mientras picaba sus vegetales. Rodé los ojos.
—Nunca empezamos nada— respondí dándole un trago a mi soda. El asintió entendiendo lo que pasaba, pero se limitó a ya no comentar sobre el tema y cambio de tema bruscamente.
—Me cambiare de equipo la siguiente temporada, Emporium me ha ofrecido un mejor asiento, ya sabes cómo es todo con Lambert— asentí levemente. Claro, en Lambert si consideran que ya no eres apto para ganar un campeonato te sacan de su equipo.
—Supongo que te ira mejor ahí— me encogí de hombros— aun así, no dejare que me quites mis próximos títulos— ambos reímos.
—Te pateare el culo ya verás— rodé los ojos con diversión.
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Chloe
Estaba sentada a un lado de Magnus, ambos estábamos en el garaje de Asher esperando a que mi padre viniera a contarnos a los tres eso tan importante que quería decirnos. Asher llegó unos minutos después con su botella de agua y una sudadera del equipo. También llevaba gafas de sol y en realidad lucía bastante guapo. Aleje la mirada de él cuando giro en nuestra dirección.
Mi corazón latió con fuerza y no quería que notara que lo estaba mirando. Había terminado lo nuestro por una buena razón y así se mantendría, aunque ahora nuestra relación como equipo de trabajo estuviera más rota que antes.
—Te mira mucho— susurró Magnus a mi lado. Volteé a verlo y fruncí el ceño.
—¿Quién? —cuestione en el mismo tono bajo que él, apenas nos escuchábamos nosotros mismos. Señalo leve y disimuladamente al hombre que estaba del otro lado del monoplaza.
Mis nervios surgieron y negué con la cabeza.
—No jodas, trae gafas— me quejé cruzándome de brazos. En ese momento entro papá y lo agradecí ya que lo menos que quería era pasar mucho tiempo cerca de Asher.
—Por fin— murmuró Magnus. Asher se acercó en ese momento. Traía su teléfono en la mano.
—Bueno, como ya saben quedan seis carreras y son tan importantes como todas las anteriores y bueno quería hablarles sobre las actividades que habrá, en Japón visitaremos algunos lugares, la mesa directiva ha propuesto que para las cuentas de Marketing hagan un blog.
» Ustedes dos como los pilotos principales y bueno, Chloe es la jefa de Marketing, así que debe de estar con ustedes encargándose de las actividades que harán en la ciudad. Para México se planea que salgan con los pilotos de Iser Racing, ya que su piloto es mexicano y eso puede traer más marketing, luego la carrera de casa de Asher, planeamos liverys para ambos, y para Asher casco, camisa y gorra especial, después seguimos en Brasil, lo cual porque no una firma de autógrafos y en Abu Dabi gorras y camisas diferentes para ambos— eso era demasiado trabajo en el que pensar por estas últimas semanas, además convivir con Asher no estaba en la lista de cosas que quisiera hacer.
No obstante, primero el profesionalismo, del cual ya no me quedaba mucho, pero podía manejarlo. Creo.
Asentí levemente. Los tres estuvimos de acuerdo y mi padre me llamo para que habláramos solo nosotros en la calle de pits.
—¿Qué es lo que pasa? —le cuestione mientras caminábamos por la angosta calle. El paso su brazo por mi hombro pegándome a él. El olor de su loción fue demasiado familia, hace tiempo que no hacía eso y ciertamente me reconforto.
—Sé que no han sido las mejores semanas, con lo que paso en Singapur con tu madre, me gustaría que no pasaras por eso, pero Magnus... sabes cómo es— asentí levemente. En estos momentos lo de mi madre era lo que menos me molestaba.
El dolor de mi pecho no se debía a ella, tampoco mi creciente tristeza que no se ha aplacado con nada.
—Si— murmuré y preferí no darle tantas vueltas al hecho de que Asher me dolía en el fondo de mi malgastado corazón.
—Bueno y como dije, han sido semanas difíciles y por eso creo que es momento de que sepas que toda la mesa directiva y yo estamos de acuerdo con que seas la jefa de Marketing permanentemente— me dio una sonrisa de oreja a oreja y yo solo pude fingir una sonrisa feliz y emoción, ya que no me nacía celebrar no ponerme feliz por esa razón.
Sí tengo el trabajo de mis sueños, pero no tengo con quien festejarlo, aleje al hombre que ponía una linda sonrisa solo al verme.
Claro tengo a mi mejor amigo, a mi hermano y a mi padre, pero no a Asher. Lo deje ir porque creí que era lo mejor para ambos, pero en mi interior no se siente lo mejor, se siente lo peor, pero el miedo a que en algún punto el me dejara como lo hizo mi madre me asustaba demasiado.
—¿No te alegra? —cuestiono papá confundido de no verme saltando ni gritando de felicidad.
—Si... solo que me siento un poco enferma, tal vez no vea la carrera y me vaya antes— respondí y luego le di una sonrisa —Pero gracias por lo que me dijiste papá, me hace muy feliz— le di un corto abrazo y el comprendió que me sentía enferma.
Regresé al garaje dispuesta a despedirme de mi hermano, pero no lo encontré ahí, así que pensé en dejarle un mensaje.
En el camino a la salida me encontré con Ali.
—Hola, Ce, por fin te veo— me sonrió y rodeo mis hombros con sus brazos. Sonreí levemente y el frunció el ceño al verme. Entrecerró los ojos.
—Llevamos días sin hablar, ¿Qué pasa? —cuestiono curioso. Me encogí de hombros y decidí no hacerme del rogar.
—Se acabó, bueno termine lo que había entre Asher y yo— inmediatamente Ali me abrazo contra su pecho.
—Ay Ce, ¿Por qué? —interrogó luego de unos segundos. Yo me encogí de hombros y el habló antes de que yo lo hiciera.
» Sabes que habrá alguien que no te abandone, no todas las personas son como Beth, ella es una arpía, Asher es un idiota y egocéntrico, pero parece tener una responsabilidad afectiva bastante buena— me encogí de hombros restándole importancia.
Claro como que si no me importara en lo absoluto. Miré el suelo y mis ojos se empañaron y me maldije por lo bajo.
—¿Sabes que está bien llorar? —interrogó Ali en voz baja acariciando mi espalda de arriba abajo. Negué con la cabeza. No iba a llorar por él, no por Asher.
—No, no está bien, yo tuve la culpa, yo lo deje, no puedo ser vulnerable cuando yo fui la culpable— Ali tomo mis manos entre las suyas y me miró directamente a los ojos.
—Chloe, no fue tu culpa y está bien llorar por quien sea—pauso y me miró tiernamente. —¿Has pensado en ir a ver a un terapeuta? —en realidad no, siempre me enfoque en llegar al punto donde estoy ahora, no en ir a tratar mis traumas de la infancia, esos ya no tenían arreglo y tenía que aprender a vivir con ellos.
—Te daré el número de una terapeuta muy buena que conozco, espero que le llames— asentí levemente mientras sacaba su teléfono para darme el número.
La idea de ir a una terapia no era muy reconfortante y aunque años atrás mi padre me había pedido que fuera a ver una nunca acate esa regla porque mi tiempo no me lo permitía y ahora me encontraba tan jodida que la idea de hablar con alguien profesional y que no me conocía y no podría juzgarme resultaba tentativa.
Me despedí de Ali con la idea de llamar a la terapeuta en la mente.
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Asher
Un sexto lugar no es malo cuando sales desde el fondo de la parrilla. Todo lo contrario, estaba bien con ese lugar. No me conformaba, pero este fin de semana solo fue un desliz algo no volverá a suceder porque estoy dispuesto a darlo todo en Japón, voy a ganar en Japón claro que lo haré porque no me rindo jamás, si pierdo lo acepto y sigo luchando por lo que quiero, aunque eso no aplique demasiado en cuestión de personas, solo necesito ganar seis premios más y posiblemente me cambie de equipo, dependiendo como siga la tensión entre Chloe y yo en Japón.
Aunque la idea de irme de mi equipo soñado no debería de tener cavidad en mis pensamientos comenzaba a tenerla ya que no quería incomodarla.
Di entrevistas hablé sobre mi rendimiento de este fin de semana. Algunos de los periodistas comentaron que según mis fans me habían visto decaído, a lo cual simplemente conteste que era el cansancio de la semana. También hubo comentarios negativos sobre mi rendimiento de esta semana, a lo cual decidí no darle ninguna importancia, no lo merecía.
Ya tenía suficientes problemas en la cabeza como para darle importancia a personas que ni siquiera saben que es lo que pasa por mi cabeza.
Deion, mi madre y mi tía me mandaron mensajes de ánimo en cuanto la carrera termino. También tenía más de cinco mil mensajes de Instagram felicitándome por la carrera de esta semana y dándome apoyo.
Este fin de semana no fue el esperado, pero iba a superar todo esto. Incluso lo de Chloe, solo sería algo que salió mal y ya, quedaría en el pasado como un fin de semana pésimo.
Unas horas después cuando llegué al hotel entre en el elevador listo para ir a arreglar mis maletas mientras iba a mi piso les di like a algunos, solo a los que alcancé a contestar antes de que tuviera que tomar mi vuelo de regreso a Londres.
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Salí del aeropuerto con los flashes rebotando en mi rostro. Parte del equipo venía conmigo, así que la seguridad de todo el equipo iba rodeándonos tanto a Magnus como a mí.
Arribamos en uno de los autos de WR ya que teníamos que ir a la cede para recoger las camisas que usaríamos en el GP de Japón. Luego de eso compré algunas cosas para Rocket, ya que tendría que ir por el a casa de Chloe. También iría por algunas cosas que había dejado allá.
Solté un suspiro y miré la hora mi teléfono confirmando que aún no era muy tarde para ir, aunque mis ganas de ir a su casa en realidad no eran demasiadas no podía dejar a Rocket con ella para siempre.
Cuando salí del supermercado fui directo a mi auto y me preparé mentalmente para encontrarme con ella. Pensé en mandarle un mensaje para avisarle que iba a su casa, pero pensé que sería mejor sino le avisaba ya que no tendría algún pretexto para decirme que no fuera. Conduje durante varios minutos hasta llegar. Mi corazón palpitaba con tanta fuerza dentro de mi caja torácica que no sabía si se iba a salir de mi pecho en algún momento.
Conduje durante unos minutos, cuando llegué al complejo donde vivía aparque el auto. Agradecí que la luz del sol ya fuera algo escasa ya que si alguien me tomaba una fotografía aquí o entrando a su edificio sería algo demasiado comprometedor para ambos.
Baje y ajuste mi gorra sobre mi cabeza. Me apresure a entrar al edificio. Minutos después estaba en una batalla interna si tocar su puerta o regresar por donde había venido.
Tomé una respiración profunda y me recordé que es mucho más riesgoso estar en un monoplaza a 300 kilómetros por hora que venir a ver a Chloe después de que termino con lo que sea que había con nosotros.
Tome una respiración profunda y toque la puerta dos veces, suavemente. Escuche un grito avisando que ya venía, espere que ni se atreviera a ver por la mirilla y aunque nunca la he visto hacerlo esperaba que no fuera la primera vez que decidiera hacerlo.
La puerta se abrió frente a mí. Tuve que bajar un poco la mirada para ver a Chloe perfectamente. Preferí no ver más allá del escote de su bata ya que quería irme rápido.
—¿Qué haces aquí? —interrogó y si estaba sorprendida no me lo hizo notar. Se cruzó de brazos y me miró de forma furtiva.
—Vine por... una sudadera— mentí. No venía por la sudadera, en realidad nada de lo que había dejado aquí me importaba, bueno, solo Rocket. Mierda Rocket. —Y por Rocket— agregué. Ella asintió levemente.
Me dejo esperando en la entrada, vi cómo se acercó al sofá tomó una bolsa que decía chanel, era pequeña. Abrazo a Rocket.
Me dio la bolsa.
—Ahí están tus cosas, pero Rocket se queda conmigo hasta Japón— alce ambas cejas al escucharla hablar como si ella hubiera sido la persona que adopto a Rocket, claro, mi madre fue quien lo hizo, aun así, se estaba tomando mucha libertad.
—¿Y a ti quien te dijo que te puedes quedar con mi mapache? —cuestione copeando su acción. Ella me miró de forma desafiante.
—Yo, ¿No me estas escuchando? —interrogó. Nuevamente esa barrera que había cuando recién nos conocimos cayó entre nosotros como un bloque de hielo.
—Pues yo estoy diciendo que quien te crees para tomarte esas libertades— respondí toscamente. Ella apretó la mandíbula y la idea de verla molesta era ciertamente emocionante.
Aunque el 60% de posibilidades apuntaban a que terminaríamos peleando de verdad y no solo una estúpida discusión por Rocket.
—Y yo te cerraré la puerta en la cara— respondió dispuesta a hacer lo que dijo, no obstante, mis reflejos entraron en acción y metí mi pierna impidiendo que la puerta se cerrara.
—Mueve tu pierna o haré que no corras durante dos semanas— amenazo sumamente desafiante. Entrecerré los ojos.
—Hazlo y yo me asegurare de que no tengas trabajo— ella me miró de la misma forma mordaz que antes, solo que con más veneno.
—Ahora, mejor, cuéntame, ¿Por qué? Ambos disfrutábamos el tiempo juntos— pedí. Ella no ablando su mirada ni siquiera mostro vulnerabilidad o empatía, incluso dude si sentía algo de verdad, a pesar de todo. Ni siquiera alejo la mirada.
Sino fuera porque vi lo mal que se puso cuando vio a su madre creería que no tiene corazón. Aun así, necesitaba estar seguro de que todo había terminado.
—Te dije el porqué, Asher— respondió, esperé una respuesta mejor, pero al parecer no obtendré algo más que su indiferencia recalcada con ese espeso acento alemán—Y si por tiempo juntos te refieres a tener sexo continuamente, sí, pero simplemente me aburrí—
Auch. Evité mostrarle como me sentía, pero nunca fui bueno ocultando mis emociones, no del todo y en este momento claramente mi cerebro me decía una cosa, pero mi corazón parecía ser quien mandaba.
Tensé mi mandíbula.
—Sabes que no solo era sexo— respondí. Vi cómo se quedó tan quieta en su lugar. Mi corazón latió rápidamente, paro por décimas de segundo y luego latió con la misma irregularidad que antes.
Me resultaba increíble que me alteraba más Chloe en estos momentos que las carreras de cada fin de semana.
—Para mí sí, no me agradaste cuando entraste a WR y ¿Crees que follar lo arreglaría? Pues no, ahora vete, estoy esperando a alguien— me quedé en silencio y esas palabras calaron en mi interior como si me haya dicho algo muy doloroso. Y posiblemente lo era.
La idea de que alguien más estuviera cerca de Chloe me molestaba, no obstante, no podía pensar eso, mi cabeza solo le daba vueltas a tres palabras simplemente me aburrí. Pues yo no me había aburrido, yo la necesitaba cada vez más y era estúpido sentir eso.
No me agradaste cuando entraste a WR y ¿Crees que follar lo arreglaría? Pues no
Cada una de sus palabras se repitieron en mi mente como un disco rayado, cada palabra se repetía y amenazaba con no dejarme.
Y posiblemente no me había sentido así de mal desde Mónaco el año pasado.
Asentí sin decirle nada. simplemente me gire para irme.
Un dolorcito molesto se expandió por mi pecho atacando cada parte de mí, incluso mi cabeza, no de una forma normal, sino de una forma molesta, una que no se aleja de tu mente, sino que había algo que me dejaba intranquilo.
Salí del edificio, me apresuré a ir a mi auto. Entre y cerré de un portazo. Encendí el auto y comencé a conducir. De reojo miré la bolsa ni siquiera la había revisado lo que tenía dentro y siendo sincero ni siquiera me importaba. No había ido por la estúpida ropa, tengo dinero y puedo comprar la ropa que quiera.
Había ido por Chloe, necesitaba verla y hablar con ella.
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Chloe
Cerré la puerta y en cuanto hice eso cada parte de mí se desmorono. Me senté sobre la alfombra y abracé mis piernas contra mi pecho. Las lágrimas luchaban por resbalar por mis mejillas, la soledad me abrazo como si fuera mi mejor amiga y tal vez, solo tal vez después de tantos años me permití sentirme tranquila en ella.
Me permití llorar como no lo había hecho en tantos años, las lágrimas resbalaron por mis mejillas hasta bajar a mi cuello. Lloré hasta más no poder, hasta que mi garganta se cerró y mis fosas nasales fallaron al querer inhalar. Tuve que aplacar mis lágrimas para poder llevar aire a mis pulmones.
Inhale y exhale durante varios minutos hasta que mis vías nasales se abrieron permitiéndome el paso del oxígeno. Sentí mi rostro caliente y mis ojos hinchado. Ni siquiera dudaba que mis mejillas y nariz estuvieran teñidas de un color rosáceo.
Me levanté del suelo y sentí como mis piernas flaquearon, sin embargo, me sostuve del sofá. Fui directamente a la nevera, donde tomé un pote de helado de vainilla con chispas de chocolate. Regresé al sofá, y me tumbé en él. Tomé la manta y me cubrí de pies a cabeza.
Mi teléfono comenzó a sonar a un lado de mí, rodé los ojos. Conteste.
—Hola, ¿Qué estás haciendo? —la voz de mi hermano resonó en el altavoz de mi teléfono.
—Deprimiéndome por mi existencia— respondí y escuché una leve risa proveniente de su parte. Me quedé en silencio. Claro, como si esto fuera un chiste.
—¿En serio? — sonó preocupado.
—No— mentí y tomé una profunda respiración, controlé los latidos de mi corazón y mi voz —Solo fue una broma, ¿Qué pasa? —interrogué mientras tomaba otra cucharada de helado.
—Pensaba si querías venir a desayunar, mamá ha preguntado por ti, de hecho, estamos juntos y las gemelas están con nosotros— hice una mueca de disgusto, la idea de que estuviera con esa mujer solo me hacía despreciarla más y recordar como sus hijas miraban a Asher como un pedazo de carne fresca solo causaba que las repudiara aún más.
—No, no puedo, tengo mucho trabajo— respondí secamente, no quería respirar el mismo aire que ellas, no ahora cuando cada parte de mí estaba sensible y con ganas de llorar.
—Bien, te veo más tarde, Ce tranquila, no trabajes mucho— rodé los ojos y murmuré un adiós. Colgué la llamada y dejé mi teléfono de lado. Me recosté sobre el sofá. Aunque tenía ganas de llorar ya no salían más lágrimas de mis ojos, me había deshidratado, necesitaba beber más agua o seguir comiendo helado para ver qué es lo que derramaban mis ojos primero.
Pasaron varias horas, me estaba quedando dormida cuando los golpes a la puerta me hicieron levantarme de golpe. Mi corazón latió con fuerza dentro de mi pecho. Me acerqué a la puerta y tome la perilla, no obstante, algo dentro de mí me indico que debía ver por la mirilla antes de abrir la puerta.
—Verdammte Scheiße— (puta mierda) gruñí frustrada al ver a las tres mujeres que estaban con mi hermano. Gruñí maldiciones en alemán varias veces. Entré a mi habitación y me puse ropa rápidamente, tan rápido como pude me puse corrector y algo de base en el rostro para ocultar la rojez y lo hinchado de mi rostro.
Un mensaje de texto llegó a mi teléfono.
Abre, estamos afuera.
En ese momento odia a Magnus por hacerme hacer todo esto. Maldije tantas veces que casi me dolió la garganta.
Me puse los botines y terminé de arreglarme.
—¡Ya voy! —grite. Concluí y acomodé mi cabello me acerqué a la puerta y abrí con una sonrisa en mi rostro.
—Hola— murmuré. Magnus me abrazo y beso mi mejilla.
—Por un momento creí que si estabas en crisis— murmuró solo para que yo lo escuchara. Le di una sonrisa tranquila. Se separó de mí y mire a las tres mujeres detrás de él. Ambas rubias, dos tontas y una abandona hogares.
—Pasen— murmuré. Me sentí asqueada por dejarlas pasar, sentí que estaban violando mi privacidad, me sentí invadida y sobre todo incomoda, no obstante, me quedé callada, no por ellas, por Magnus, no merecía saber lo despreciable que era ella, no podría arruinarle los buenos recuerdos que tiene de ella.
Las tres miraron cada aspecto de mi departamento, desde las fotografías en las paredes hasta los diplomas que he recibido a través de los años.
—Eres tan lista— comentó Beth. Rodé los ojos mientras le daba la espalda.
—¿Qué esperabas? Años en colegios caros tenían que salir a relucir—respondí a modo egocéntrico. Lo más egocéntrica que pude en ese momento, no quería verme débil ante ellas, no merecían verme así y no iba a dejar que me vieran afectada.
No quería estar aquí con ellas, no quería que ellas invadieran mi espacio personal, así que me apresure a hablar.
—Tengo que salir— pause mirando con frialdad a mi madre, su mirada azul choco con la mía, no la aleje, le sostuve la mirada y puse mi mejor cara seria —Que más quisiera yo quedarme aquí y pasar la tarde con ustedes, pero tengo que ir a Wagner, es urgente— mi hermano me miro con cierta duda.
Parecía no creerme, pero no me contradijo, en cambio la mirada de las rubias recayó en mí, Beth me miró sin creerme algo de lo que dije, las gemelas dudaron y me miraron como si fuera inferior a ellas.
¡Ja! Como que si un par de rubias que necesitan rogarle a alguien fueran superiores a mí. Dios mío.
—¿En serio? ¿Acaso debes de ver a alguien? —interrogó con un deje de veneno disfrazado de preocupación, uno que seguramente solo yo note porque la conozco.
—Sí, no sabes cuánto quisiera quedarme y charlar sobre el tiempo perdido— respondí de la misma forma, sin inmutarme en sonar venenosa, si ser una perra incluso con ella era mi mayor defecto prefería irme al infierno que demostrar que me pone feliz verla, ¿Por qué fingir que la extraño cuando Magnus sabe que no es así?
—Necesito ir al baño— dijo Magnus y asentí. El desapareció por la puerta de mi habitación. Voltee a ver a Beth.
—Se van a largar de mi casa y no se van a oponer sino, le diré a Magnus como fuiste capaz de dejar a tus hijos mientras te largabas con tu amante— murmuré de forma mordaz. Ella me miró haciéndose la ofendida.
—¿Me estas chantajeando? — cuestiono. Sonreí mientras me cruzaba de brazos. Asentí. Chantajear no estaba bien claramente, pero a estas alturas no me importaba nada, solo quería sacarla de mi departamento y de mi vida.
—Por supuesto que si— contesté de la forma más amable que pude.
—¿Y si yo habló sobre cómo te encontré con el piloto de cuarta que quiere acaparar la atención de tu hermano? —sonreí de la misma forma que antes, no iba a dejarle ver cómo me afectaba que lo mencionara y hablara así de él.
—¿Tienes pruebas? Además, puedo demandarte por irrumpir en mi habitación del hotel sin autorización alguna— respondí de la misma forma. Ella se quedó totalmente en silencio cuando escuchamos la puerta del baño de mi habitación. Magnus salió de mi habitación. Ambas nos quedamos en silencio.
Magnus se secó las manos en su pantalón, su cabello rubio y desordenado brillaba con la escasa luz que entraba por mi ventana.
—¿Ya te casaste o algo parecido? Vi unas camisas de hombre en tu cama y un cepillo de dientes extra— comentó algo confundido. Me quedé en silencio por milésimas de segundo, cuando mi cerebro reacciono respondí.
—No, es de Ali, hace unos días se quedó aquí y encontré esa ropa revuelta con la mía— comenté tranquila mientras mi corazón retumbaba contra mi pecho y pulmones, no me gustaba mentirle a Magnus.
Pero creo que es un poco ingenuo, ya que en realidad si se creyó que todo lo que estaba en mi cama y no le devolví a Asher era de Ali.
Poco después se fueron con la excusa de que Beth estaba muy cansada. No proteste, simplemente me despedí de mi hermano. Cuando por fin se fue me tumbe sobre mi sofá a dormir durante horas.
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