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Bélgica.
Asher.
—¡Maldita sea! —gruñí queriendo golpear el volante o más bien a quien conducía al monoplaza que casi me choca debido a la escasa visibilidad.
Me repetí una y otra vez que debía de mantener la calma.
—Le avisaremos a Magnus que tenga más cuidado cuando entre a Eau Rouge, eso podría ser fatal si llegan a colisionar— habló mi ingeniero por la radio.
—Por favor recuérdale que no quiero ser el piloto número cincuenta en morir en Spa— pedí mientras aumentaba la velocidad. La lluvia comenzaba a cubrir el circuito, el aire se volvió más frío y todo se volvió un poco más opaco debido a las nubes y el gua que mojaba mi casto.
Apenas y podía ver las luces rojas de los otros monoplazas frente a mí. Spa siempre es un circuito complicado debido a Eau Rouge y nula visibilidad.
Algunos reporteros me han preguntado si le temo al circuito de Spa. La respuesta siempre es la misma, No.
No le temo a este circuito, a ninguno. El miedo no tiene cavidad en este deporte, no cuando corremos a velocidades sobrenaturales y nos exigimos lo máximo en cada carrera, por supuesto que el miedo no importa para nada. No cuando me arriesgo cada puto fin de semana y dejo todo de mí en la pista.
Después de Eau Rouge logre pasar a los autos que iban por delante de mí.
Aumente la velocidad, mientras más avanzaba las fuerzas G se volvían más fuertes.
—¡Asher Truswell se lleva el tiempo más rápido del fin de semana! —la euforia del comentarista era contagiosa y como no.
Soy el mejor, lo sé.
Salí del monoplaza, me quite el casco y se lo pase a mi ingeniero. Tomé mi botella de agua y le di unos cortos sorbos, solo los necesarios y permitidos. Pase mi mano por mi cabello el agua de la lluvia empapaba mi traje.
—Bien Asher, marcaste el mejor ritmo de carrera— le di un asentimiento a Jean, el jefe de estrategias. Asentí sin decir nada.
Duramos unas horas más en el garaje, Jean me comento la posible estrategia, las temperaturas y el clima, como lo manejaríamos el domingo y mañana.
Cuando termine tome mis cosas para ir al driver room, cambiarme de ropa e ir a comer. Me apresure a cambiarme, me puse ropa más cómoda y termine por irme. Cuando llegué al hotel fui directo a darme una ducha.
Media hora después ya había terminado de arreglarme.
Salí al pasillo del hotel, cerré la puerta detrás de mí.
Miré la hora en mi teléfono, cuando alcé la cabeza me encontré con Chloe. Ambos nos quedamos en silencio. Iba a pasar por su lado y antes de que pudiera hacerlo me tomo del brazo.
—Asher— odio la forma en la que dice mi nombre, me hace querer sentirme bien con ella y no.
—Me tengo que ir, luego podemos grabar— me solté de su agarre y logre pasar por su lado. Me apresure a entrar dentro del elevador.
Mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo. Lo saque nuevamente.
—Asher estoy abajo—
—Sí, sí, sí, ya voy— respondí. Colgué el teléfono. Segundos después llegué al primer piso. Me apresuré a salir de la recepción del hotel, me encontré con el hermoso Roll Royce que muy pocas veces manejaba.
Abrí la puerta del auto y subí al asiento del copiloto. Bajo el volumen de la música.
—Wow, que cara— rodé los ojos antes de responder.
—Esta es la cara de alguien que odia a su compañero de equipo, Dei— me queje. Ella soltó una pequeña risita y negó con la cabeza como si no tuviera remedio.
Duramos casi toda la tarde en una terraza la cual dijo que era la mejor de comida tailandesa, no mintió.
—La comida tailandesa siempre ha mejorado tu animo— me dio media sonrisa mientras me pasaba una servilleta. Limpié mi boca y le di un trago a mi copa.
—Lo sé— pause. Correspondí a su sonrisa —Solo por esa razón acepto tus invitaciones a comer— respondí con burla. Ella me miró haciéndose la ofendida.
—¿Acaso tu novia no te da de comer? —se burló. Entrecerré los ojos, no borró esa sonrisa de burla. Tomé la servilleta la hice puño y se la lance al rostro.
—Ja, ja. Que graciosa, Deion— ella rio y me regreso la servilleta de la misma forma que se la lance. La dejé a un lado.
—No de verdad, mira esto, m lo envió un número privado, no sé de donde lo saco, pero mira— saco su teléfono y busco algo en él.
Me paso el teléfono y leí los mensajes. Todos decían cosas absurdas sobre que aun éramos pareja o algo así, pero lo más interesante fueron las fotografías.
No tenían mucho tiempo claramente, eran de Austin. Pase mis manos por mi rostro. Ni si quiera se distinguía muy bien el rostro de Chloe, esa era la parte buena, no obstante, con si le prestas más atención puedes notarlo.
—¿No sabes quién las envió? —cuestione regresándole su teléfono. Ella negó con la cabeza.
—No, pero Rhett tiene un amigo y le envió el número para que intentara rastrearlo— asentí lentamente.
—Gracias— murmuré. Nuevamente pasé mis manos por mi rostro —Esta razón es por la que no quería involucrarme— murmuré frustrado. Sentí la delgada y cálida palma de Dei sobre mi brazo.
—Asher uno no elige por quien sentir cosas o no, es el destino y no podemos evitarlo, de una u otra forma nos hará caer ante eso que tanto deseamos y no podemos tener— susurró. Aleje las manos de mi rostro. Sus propias palabras calaron en ella, que jodido.
—Estamos jodidos ¿No? —asintió mientras le daba un trago a su copa. Cada movimiento era tranquilo, pero en sus ojos había una emoción contenida.
—Demasiado— pauso —¿Quién lo diría? Nosotros un año después de terminar teniendo una charla de lo jodidos que estamos por nuestros nuevos intereses ¿Irónico no? —asentí dándole la razón, pues la tiene.
Todo mundo creía que nos íbamos a odiar cuando terminamos, pero ambos entendíamos. Somos adultos, no hay necesidad de odiarnos cuando aclaramos todo.
—Lo sé, los medios tienen mucho de qué hablar— ella rio. Miré a los lados y caí en cuenta. —¿Y Rhett? —cuestione al notar que no andaba por ahí mirándome como si me quisiera sacar la cabeza.
—No lo sé, lo encerré en el baño para poder salir sola— rodé los ojos y negué con la cabeza —A veces lo detesto tanto, pero papá dice que es lo mejor— murmuró encogiéndose de hombros.
Nunca le ha gustado que la sigan, es un alma libre, aun así, lo necesita.
—Dei... sé que odias tener a alguien como tu perrito protector, pero tienes amenazas de muerte a diario, han pasado tantas cosas y sabes que lo necesitas, aunque lo "odies" —hice comillas con los dedos. Entrecerró los ojos y me señalo con el tenedor.
—¿Vienes a cuestionar mi odio? ¿Tu? El mismo Asher Truswell del que se burlaron en su cara, filtraron el video y ahora de quien alguien tiene fotos comprometedoras con la misma persona que se burló de ti, ¿De verdad? —resoplo.
Si bueno, no soy el correcto para decirle eso, pero me comprende, aunque me lo eche en cara.
Rodé los ojos.
Media hora después me dejó frente a la puerta del hotel.
—¿Singapur el 21 de septiembre? —interrogó cuando baje del auto.
—Singapur el 21— confirme luego de despedirme. Escuche como aceleraba mientras yo caminaba a la recepción del hotel.
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Salí a recibir la cena, le pagué al repartidor. Tome las bolsas de comida y escuche como mi teléfono sonó sobre la cama. Deje la puerta entreabierta para dejar las bolsas con comida e ir a cerrarla. Deje las bolsas sobre la cama y tome el teléfono revisando que era un mensaje de Niki donde me decía que ya venía.
Me gire para ir a cerrar la puerta y casi grito del susto.
—¿No te enseñaron a tocar la maldita puerta? En mi país eso significa que estás loca— gruñí llevando mi mano a mi pecho. Una sonrisa divertida surco sus labios.
¿Enserio?
—Estaba abierta, solo un idiota deja abierto, ¿No has visto películas de terror? —cuestiono cruzando los brazos sobre sus tetas.
—Este idiota tenía las manos ocupadas, por suerte en las películas de terror matan a las rubias insufribles primero— respondí indiferente mientras me giraba, dándole la espalda.
Dejé el teléfono sobre la cama y comencé a sacar la comida para dejarla sobre la mesa de noche.
—A veces la rubia insufrible es la asesina, ¿No has visto The babysitter? Donde la rubia es la asesina— cuestiono a mis espaldas. Rodé los ojos.
—¿No recuerdas que todos estaban idiotas? Y que al final la niñera se muere por idiota— gruñí. Escuche un resoplido de su parte.
—¿Qué carajos quieres? —cuestione girándome para verla. Sus facciones se endurecieron haciéndola lucir un poco más seria. Se mandíbula perfecta estaba tensa y sus ojos parecían no tener emoción alguna.
—¿Por qué estas así? pareces un niño pequeño— el tono de su voz fue crudo y apático. A veces creo que una persona diferente posee su cuerpo cuando se molesta.
Pero aquí soy yo él molesto. No ella.
—¿Por qué? — cuestione. Ella asintió.
—Averígualo por ti misma, ahora largo— sus hombros se tensaron y su labio se crispo.
—¿Todo esto es porque me fui, Asher? —cuestiono.
Si bien en voz alta sonaba como una estupidez si era eso, y que.
No fue justo, paso dos malditos días rogándome como loca que la dejara ir y se largó sin avisarme.
—Tú ni siquiera te molestaste en llamarme— se quejó. Entrecerré los ojos, fastidiado. ¿De verdad? —Has estado siendo cortante conmigo, cuando ni siquiera me llamaste— dios santo estaba intentando voltear las cosas. Maldita Barbie diabólica.
—¡Si! y ahora vienes y me jodes porque no te llame. ¿Quieres saber porque carajos no te llame? ¿Por qué iba a llamar a alguien que no se molestó en despedirse? ¿Cómo iba a saber yo si querías que te llamara? Te largaste sin decir nada, por lo menos una nota ¿No? —ella se quedó helada escuchándome.
Aclaro su garganta antes de hablar.
—Yo no soy ese tipo de persona, Asher, no soy una novia, no soy alguien que avisa en qué lugar esta o a donde se va, no sabes porque me fui—
Tensé la mandíbula al escuchar la crudeza con la que cada palabra salía de sus labios.
—No quiero que seas mi novia, no te estoy pidiendo que me avises que vas a hacer a cada puta hora ni que me avisar si vas al baño, solo una cosa y no, no sé porque te largaste, pero tampoco te molestaste en contármelo— por un microsegundo su mirada se alejó de la mía, tomo una profunda respiración.
—No es algo que quiera compartir contigo, es mi vida personal y eso no te interesa— solté una risa seca, sin ni una pizca de gracia.
—Pero claro, tú tienes derecho de saber con quién salgo, a donde salgo, con quien follo e incluso mi acta de nacimiento ¿verdad? —se quedó en silencio, mis palabras fueron como un balde de agua fría, ya que pareció pensarlo un poco más —Y si pensabas que iba a ser yo quien te rogara, estas muy equivocada, Chloe, yo no juego a eso— solté el aire que retenía en mis pulmones. Sus facciones se endurecieron nuevamente.
—Yo tampoco soy la persona que te va a rogar, Asher—
Asentí. Solo un asentimiento.
Se giró dispuesta a irse, no la detuve. Tengo amor propio. Deje que saliera de la habitación. Vi como Niki entro a la habitación.
—Supongo que no es tan buen momento— murmuró señalando la puerta. Me encogí de hombros.
—Para comer siempre es un buen momento— me encogí de hombros restándole importancia. El asintió.
No pregunto qué fue lo que paso, simplemente hablamos de la carrera, un poco de las vacaciones.
Aun así, una parte de mí se sentía más tranquila después de haberle dicho a Chloe lo que tenía en el pecho, la otra parte estaba de mal humor.
Para el sábado ni siquiera nos dirigimos la palabra, no grabo conmigo ese día, simplemente se canceló y ya. Algunas veces del día nos topamos, pero no más.
Ninguno quería hablar con él otro y era preferible.
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Domingo
Chloe
Las condiciones no eran las mejores, mis nervios estaban a flor de piel. Asher y Magnus se disputaban el segundo lugar, una pequeña batalla de equipo que si no la manejaban bien podría terminar mal.
No comprendo cómo no le temen a este circuito, ¿Quien en su sano juicio no lo haría? Ha cobrado tantas vidas a lo largo de los años que deberían cambiar eliminarlo del calendario, pero todos están en contra porque es un circuito igual de importante e icónico que Mónaco, solo que Mónaco no carga con tantos muertos como Spa.
Si me asomaba por el balcón del Paddock no podría ver bien debido a la lluvia, no sé cómo los pilotos logran manejar así. En algunos momentos la lluvia se tranquilizaba, pero las nubes oscuras que pronosticaban una gran tormenta no se iban.
La lluvia comenzó a desvanecerse, los equipos consideraban las entradas a pits.
Pero todo se volvió caos cuando anunciaron una bandera roja en Eau Rouge. El pánico se instaló en todas las gradas, el silencio fue sepulcral. Salí al balcón junto con los demás miembros del Paddock.
Hubo un estallido y desde ahí pude ver las llamas, al final de Eau Rouge.
—Parece que es un auto de Wagner Racing, ya todos están despejando la pista—
Escuche como reprodujeron un On Board.
—En vivo con Truswell— anunció.
Pero la voz que sonó en la radio me dio escalofrío y las ganas de llorar subieron a mis ojos.
—Estoy atorado, necesito ayuda—era mi hermano.
Escuche como el comentarista preguntaba si era la radio de Asher, luego explicaron que dejaron la radio de Asher encendida y por eso todos escuchamos a Magnus, pero no importaba. Me apresure a salir del Paddock y bajar a la zona de pits.
Baje hasta la zona donde papá se encontraba. Estaba igual de preocupado que yo. Las gotas de agua comenzaron a caer nuevamente y en todas las pantallas estaban reproduciendo lo mismo.
Un monoplaza envuelto en llamas, no se veía nada de ese monoplaza, se había ido contra el muro. La escena de dejaba petrificado. Todos estaban en un total silencio. Las llamas envolvían el auto. Mi respiración se atascó y la idea de perder a mi hermano paso por mi mente.
Un monoplaza se detuvo a unos metros, porque al parecer la FIA es demasiado incompetente como para no revisar que sus autos médicos están bien. Iban retrasados todo por una pequeña falla en los circuitos.
Conocía el monoplaza y el número que tenía. 95.
—Asher, aléjate de ahí, ya va el equipo médico— habló papá por la radio. No le importo al muy idiota.
—¡Magnus! —lo llamo. No se escuchó la respuesta.
Pero la esperanza regreso a mi cuerpo cuando vi una mano tomar la de Asher. Asher tiro de mi hermano y logro sacarlo. Todo el mundo volvió a respirar. Alejo a Magnus un poco de ahí, quien no parecía tan afectado por el fuego.
El auto medico llegó unos segundos después. Subieron a Magnus al auto.
Asher regreso a su monoplaza y siguió al auto medico hasta los pits, donde ya había una ambulancia esperando a mi hermano. Todo el equipo, incluyéndome nos acercamos. Magnus bajo del auto y lo primero que hice fue lanzarme a abrazarlo.
—Auch— murmuró y me aleje. Se quitó el casco, estaba bien, lucía bien.
—Dios santo, estas bien— murmuré mirando su rostro cualquier detalle que me dijera lo contrario.
—Segundos más y me hubiera quemado— murmuró. Papá lo abrazo.
—Iré por mis cosas, iré contigo al hospital— asintió y fui al Paddock. Sorpresivamente en el pasillo antes de entrar a la sala me encontré a Asher, recargado en la pared, intentando controlar su respiración.
—Gracias— murmuré. Bajo un poco la mirada, sus ojos oscuros se encontraron conmigo, su mirada fue tan fría que podría congelar a cualquiera.
—Lo hice por él, no por ti—
—Lo sé, solo acepta el puto gracias y cállate—gruñí adentrándome en el Paddock. Tomé mis cosas y salí pasando por su lado.
En el hospital nos dijeron que todo estaba bien, que no había sufrido quemaduras y que si hubiera pasado unos segundos más ahí hubiera sido peor.
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Asher
Un segundo lugar, piloto del día y la vuelta más rápida. Se sentía bien. Vi como a mi lado Alain alzaban la bandera de su país sobre sus hombros. El orgullo y la felicidad rebozaba en su mirada.
Alzaba su bandera con orgullo y algunas personas le aplaudían y lo felicitaban.
Me acerqué a él.
—Felicidades, has dominado a uno de los peores circuitos— le dije. Él rio. Su primer podio en Spa, eso sí que es de admirar. Me agradeció las felicitaciones. Minutos después subimos al podio, como si nada. Anunciaron que Magnus se encontraba bien y todos felices nuevamente.
Fue un accidente intenso, demasiado intenso.
Después de la celebración fui al driver room para vestirme e irme.
Entre en el driver room había poca iluminación y cuando encendí la luz casi grité.
—¿Qué carajos te pasa? Me vas a matar uno de estos días— gruñí molesto. Chloe tomo una respiración profunda y se levantó.
Dios mío, mi corazón estaba latiendo como loco gracias a su estúpido susto.
—Asher yo...— se quedó unos segundos en silencio, como si pensara lo que va a decir. Termino parándose frente a mí, tan cerca que casi sentía el calor que emanaba su cuerpo.
Acerco sus labios a los míos, tan cerca que podía saborearlos. Rozo sus labios, podía besarla ahora. Mi respiración se hizo mierda al igual que la suya.
—No quieres que te bese— murmuré. Una de sus manos fue directamente al zipper de mi traje y lo bajo lentamente.
—Sí, sí quiero— susurró, pase mi lengua por mis labios. ella trago duro.
—Aún sigo molesto— ella me dio una sonrisa maliciosa.
—Podrás sacar esa molestia con la persona que te la causo— no borro esa sonrisa de sus labios. mi polla palpito ante esa invitación.
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Chloe
Sus labios se estrellaron con los míos, fue brusco, sus manos buscaron mi cuerpo, mientras nuestras bocas se disputan sin sentido, solo con desesperación y anhelo. Después de tantos roces y besos de pico me estaba besando.
Termino de bajar el zipper de su traje para luego separarme de él y morder su labio inferior robándole un gruñido. Sonreí satisfactoriamente. Le ayudo a sacarse las mangas de traje para luego ayudarle a quitarse la camisa de manga larga que lleva debajo.
Mierda, nunca me cansara de ver su cuerpo. Siento como lleva su mano a mi pierna, la mete debajo de mi vestido y va acariciando mi muslo hasta llegar al bordo de mi ropa interior, el cual no se molesta en bajarla.
—Te voy a follar con este vestido— murmuró. Sus dedos buscaron mi intimidad. Deslizo uno por mis pliegues robándome un gemido. Me pegó a la pared atrapándome entre su cuerpo—Sé que eres una gritona, pero intenta controlarte un poco— murmuró llevando el segundo dedo. Abrí la boca y casi se me sale un gemido. Me penetra con los dos dedos de golpe.
Gimo por lo bajo y me apoyo en su abdomen marcado y fuerte. Con su mano libre baja los tirantes de mi vestido dejando ver mis tetas las cuales comienza a morder y besar.
—Mierda extrañe tus tetas— murmuró alzando un poco la mirada para verme una pequeña sonrisa surco sus labios. El deseo irradiaba de nuestros poros.
—¿Solo mis tetas? —cuestione. Sus dedos me penetraron con más fuerza y casi grite.
—Y tu coño—
—Asher— gruñí.
—Tal vez un poco a ti— sonreí para mis adentros. Sentía como sus dedos resbalaban fácilmente dentro de mí.
—Asher ya, ya me has tocado varias veces que conoces mi coño mejor que yo, ya follame— gruñí necesitada. El alzo la cabeza. Una sonrisa lobuna apareció en sus labios y vi como el deseo centello en su mirada.
—Bien— murmuró sacando sus dedos de mi interior y quise contradecirme. Fue a la mesita de donde estaban sus cosas y tomo su billetera, de donde saco un condón.
—Asher— lo llame. Su mirada se encontró conmigo. termino por acercarse. —Quiero que me trates como tu puta cuando me folles, sino mejor no me la metas— una sonrisa llena de pura malicia surco sus perfectos labios.
Asintió.
Siempre me ha gustado dejar en claro lo que quiero, no me da vergüenza o pena en esas cosas, es algo tan normal.
Y Asher lo entendía bien.
Me tendió el condón.
—Pónmelo— ordeno. Sonreí levemente y tomé el condón para abrirlo. —Pero ponte en cuatro sobre la cama y alza el culo, te voy a meter los dedos— sus palabras solo causaron que mi centro palpitara aún más. Terminé de abrir el condón y me subí sobre la cama tomando la posición que me había pedido. Alce mi trasero lo suficiente como para que pudiera tocarme. El vestido se arremolino en mi cintura, dejando al aire mi culo y mis tetas.
Asher se terminó bajando el traje dejándome ver lo duro que lo había puesto. Mierda eso iba a entrar en mí. Relamí mis labios y tomé su miembro con una mano tomándolo por sorpresa.
Dejé un casto beso en el glande y me dispuse a pasar la lengua por toda su longitud. Escuche como la respiración de Asher se volvió más pesada. Deje otro beso en el glande.
Una de las manos de Asher recorrió mi cintura hasta llegar a mi trasero donde me dio un apretón y mi centro palpito.
Me lleve su polla a la boca. Comencé a meterla y sacarla de mi boca lentamente. Comenzó a acariciar mi centró, lenta y tortuosamente, sus dedos resbalaban con facilidad.
Mi saliva mojaba su polla, mis movimientos comenzaron a ser más rápidos.
—Dios te vez tan sexy con mi polla en tu boca, parece que la única opción para que te quedes callada— murmuró dejando caer la cabeza hacía atrás. Me saqué de la boca su polla y gemí anonada por la violencia con la que sus dedos entraban dentro de mí. casi podía ver estrellas.
—Tendrás que llenarme la boca más seguido si quieres que esta callada— murmuré algo anonada.
Me llevé su polla nuevamente. Sus dedos se detuvieron en cierto punto.
—No aun no quiero que te corras— murmuró. Me tomo del cabello y comenzó a guiarme, cada vez un poco más rápido. Mi saliva mojaba su polla y casi sentía que golpeaba mi garganta.
Aun así, me sentía más mojada.
Segundos después paró y me tomo del brazo ayudándome a levantarme para besarme.
Tome el condón y me separe de él para ponérselo.
—Gírate— pidió cuando termine de ponérselo. Asentí y obedecí. Me puse en cuatro y alcé el culo incitándolo. Sus dedos se incrustaron en la piel de mi cintura y solté un pequeño jadeo.
Paso su pulgar por mis pliegues y ahogue un gemido en mi brazo.
Sentí como su glande comenzó a rozar mi entrada y como lo mojaba en cada roce. Gemí.
No hubo palabras dulces, me penetro de una robándome un gemido que ahogué en mi brazo. Resbalo perfectamente dentro de mí gracias a lo mojada que me hallaba. No espero mucho, comenzó a moverse dentro de mí.
Entra y sale. Su pelvis comenzó a golpear con más fuerza contra mí. Sus dedos se clavaron en mi piel, mientras que con una de sus manos libres magreaba mis pechos dejándolos rojos a su paso.
Ahogaba mis gemidos en mi brazo, mientras mi orgasmo se encontraba más cerca.
Sus bombeos cada vez son más fuertes, más firmes, mientras entra y salí de mi fácilmente. Una de sus manos pellizca uno de mis pezones, arquee la espalda incapaz de recomponer mi respiración y la fuerza con la que late mi corazón. Cada movimiento es más descontrolado. Salió de mí haciéndome rechistar.
Me ayuda a girarme para quedar sobre mi espalda, su cabello se pega a su frente, su piel brilla por el sudor, el olor del sexo se mezcla con el del champagne.
Roza mi punto G antes de entrar dentó de mi nuevamente. Me vuelve loca, mi cuerpo se estremece ante las ondas de placer, arremete contra mí como si no hubiera mañana, golpea estratégicamente mi punto cada vez que entra en mí.
—Mierda te sientes tan estrecha— murmuró —Perfecta— susurró. Una pequeña y apenas notoria sonrisa surco mis labios. sostuvo mis manos por encima de mi cabeza, comenzó a besar mi cuello y el valle de mis pechos.
Me uso a su gusto y me complació al mío. Mi cuerpo vibra y le pido que me deje besar su cuello. Mi labial mancha su cuello y dejo algunas apenas muy notorias marcas en áreas poco visibles.
Mi liberación se acerca y me suelta las muñecas, clavo mis uñas en su piel sin importarme si le hago daño. La tensión en el rostro de Asher me hace saber que él también está cerca.
—Asher— gimo en voz baja. No me reconozco.
—Mierda si, Sunshine— murmuró. Ese puto sobrenombre me hace sonreír y me lleva al límite. Exploto a su alrededor, me cubre la boca con su palma para que mis gemidos no se escuchen hasta china.
Su cuerpo se tensa mientras se libera mientras yo me dejo llevar por el orgasmo. Sale de mi lentamente y ambos gemimos. Se quita de encima de mí y aguardo a tomar un poco de aire y controlar mi cuerpo nuevamente.
Me levanto de la pequeña cama al mismo tiempo en el que el comienza a vestirse. Copeo su acción y me visto.
Él se queda sentado en la cama. Me acerco y lo tomo de la mandíbula.
—Te veo luego, McQueen— una pequeña sonrisa surco sus labios haciéndolo ver muy hermoso.
Ebenso schön wie chaotisch.
—Hasta luego, Sunshine—
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—Magnus está bien, tranquilo, ahora vamos a festejar tu victoria— sonreí. Ali me miro con una linda sonrisa decorando su rostro. Lucía tan feliz luego de ganar su primera victoria, vi por la televisión como alzo su bandera, puedo jurar que casi lloro.
Fue tan lindo y emotivo verlo ganar, la emoción en su rostro y sus ojos llorosos.
—Bien, dame chisme— pidió mientras manejaba.
—No. Es tu día, hoy celebramos tu victoria no mi vida personal— el rodo los ojos y emitió un sonido hastiado.
—Por dios, Ce, vivo a través de ti— se quejó y reí.
Termine contándole un poco. Termino felicitándome por hacerlo y también me dijo que estaba feliz porque ya no iba a soportar mi malhumor. Ups.
Nuestra noche paso tranquila, vi a Asher en la fiesta, terminamos yéndonos juntos al hotel y tuvimos mucho sexo dios sabe cuántas ganas nos tenemos.
Desde que Asher y yo tuvimos sexo en Bélgica comenzamos a vernos, casi diario entre semana para tener sexo casual. A veces, casi siempre en el auto afuera de cualquier lugar.
Dios no iba a poder saciarme de él. Y solo dios sabe que eso me da más miedo que nada.
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