Capítulo 11
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Austin, Texas.
Chloe
Escuche el claxon de un auto frente a mí. Fruncí el ceño y me agaché un poco para ver a través del cristal frontal. Pude ver a Asher. Bajó del auto y me ayudo a subir mi maleta a su auto.
—No te imaginas cuanto te odio— murmuró subiendo mi maleta y sonreí con altanería. Subí a su auto sin consultárselo—¿Sabes que puedo demandarte por extorsión? —cuestiono al subir al auto.
Y ahí nos dimos cuenta.
—¿Por qué subiste al asiento del conductor? —cuestiono. Miré el volante frente a mí y me encogí de hombros. No me di cuenta de que había subido al asiento equivocado. En Londres este es el asiento del copiloto.
—La costumbre— me encogí de hombros. el salió del auto y lo rodeo hasta llegar a mi lado. Yo me pase al asiento del copiloto.
—Demándame— me encogí de hombros acomodando las gafas de sol. —¿Es descapotable? —cuestione al ver el botón del capó. Asher asintió. Cuando comenzó a conducir yo presione el botón. El capó comenzó a moverse, Asher se puso sus gafas de sol y apago el aire acondicionado.
El sol estaba en su punto más alto y sentí que la sudadera me estorbaba. Subí una de mis piernas al asiento y me saqué la sudadera por la cabeza dejando ver mi top color blanco. Asher descanso uno de sus brazos sobre la puerta. Llevaba una playera color gris.
Lucía despreocupado, sus facciones relajadas y tan tranquilo.
El brazo con el que conducía se le marcaban aún más las venas que en el otro. Mierda se luce tan bien.
—Te estoy hablando— gruño a mi lado. Sé que en el fondo no esta tan molesto de que haya venido. Mire su rostro, los rayos del sol de besaban la piel y parece disfrutarlo. —Te dije que es la primera y última vez que me chantajeas o haré los mismo— amenazo y me encogí de hombros.
—Puedes dejar de fingir que odias tenerme cerca, estoy segura de que el lugar donde vives nadie estará cerca para juzgarnos o peor delatarnos— se tensó. Ups.
—Chloe deja los juegos maldita sea, hace una semana acordamos que no íbamos a hacer más estupideces como esta, Mierda ¿Quién carajos te comprende? ¿Eres consciente de que me chantajeaste para recibirte en mi casa? —en realidad sus palabras no me afectaron como tal vez él pensó que lo haría.
No me afectaban muchas cosas a este punto de mi vida.
—No puedo ¿Si? me gusta molestarte y sé que no vamos a llegar a nada sabiendo que tú eres tú y yo soy yo, solo quiero divertirme un rato—Asher negó con la cabeza. No respondió y eso fue peor a que me reclamara. Encendió la radio del auto y subió todo el volumen.
No quería escucharme, era algo obvio. Me quedé en silencio mientras escuchaba las canciones de Drake.
El camino fue demasiado largo, más teniendo a un Asher molesto y serio a mi lado, el cual no le bajaba de volumen al radio porque no quería escucharme hablar.
Creo que al final de cuentas mamá tenía razón y soy muy desesperante.
Una hora después llegamos a una mansión, muy grande solo para Asher. Se encontraba en el condado de Lakeway, lejos de los ojos curiosos y a unos metros del lago.
Cuando bajamos del auto me guio hasta la casa en silencio. Estando dentro me dijo dónde estaba mi habitación, no me moleste en ver la casa.
Estaba siendo indiferente, el tono con el que hablaba y la forma en la que me miraba. Quise golpearlo para borrarle esa mirada.
—Hay todo lo que necesitas— termino de decir y miró su teléfono. Estaba siendo muy cortante. No sé qué es más molesto el tono con el que me estaba hablando o el hecho de que se comportara tan indiferente.
—No necesitare nada, si encuentro un vuelo hoy me voy hoy mismo— gruñí molesta mientras arrastraba mi maleta al segundo piso, con algo de dificultad. Seguro estaba haciendo el ridículo.
Llegué al segundo piso y busqué la habitación que dijo hasta que di con ella. Ni siquiera abrí la maleta cuando solo me deje caer en la cama, no repare en la habitación, no me interesaba si posiblemente me iría en unas horas.
Inevitablemente ese sentimiento desagradable me embargo. La sensación de ser abandonada cuando ni siquiera puedo decir que he tenido a alguien conmigo.
Las únicas personas que no se alejan son Ali, papá y Magnus.
Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas y sentí como el rímel se corría y me maldije internamente.
Ni siquiera podía deprimirme tranquilamente porque era la casa de Asher y no la mía.
Lo maldije más de diez veces.
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Mi vuelo salía mañana temprano. Fue el más cercano y sin escalas que encontré para Londres.
La noche había caído hace como una hora. La diferencia de horarios ya no me afectaba como antes debido a todos los lugares a donde he viajado. Nunca había escuchado hablar de este condado y de lo que puedo ver desde el balcón de la habitación el lindo.
Hace rato me había puesto mi pijama.
Los golpes a la puerta me hicieron alejar la vista de mi portátil.
—Entra—
La puerta se abrió dejando ver a Asher, lucía más tranquilo y ahora llevaba una camisa de vestir arremangada hasta los codos, color beige y se ajustaba perfectamente a su torso.
—Perdón por lo de hace rato Chloe, no fue mi intención hacerte sentir mal, solo... es que quedamos en algo y contigo todo es un constante cambio de emociones, como una montaña rusa y me frustra tanto— murmuró recargándose en el marco de la puerta.
Sonaba sincero. Aun así, estaba molesta.
—Me hiciste sentir de lo peor, Asher, tenía tanto tiempo son sentirme así y tú me lo recordaste —puse la mirada en mi computadora para que no viera como mis ojos se habían cristalizado.
No. No iba a llorar. No frente a él.
—Lo sé, no fue prudente de mi parte hacerlo— lucía verdaderamente apenada, solo lo había visto así cuando se disculpó por mandarme a la seguridad del hotel.
—¿Lo sabes? Me sentí peor que en Montreal— hizo una pequeña mueca. Se rasco la nuca acción que ya había catalogado que lo hace cada vez que se siente avergonzado.
—Perdón— murmuró —Puedes quedarte Chloe, yo no...— puso y tomo una respiración profunda, mi corazón se atascó en mi garganta.
—No quiero que te vayas, también me gusta pelear contigo— no sonreí, pero en mis adentros lo hice. Asher acababa de aceptar que le gusta pelear conmigo —Pero si seguimos con esto debemos de quedar en algo, no me gustan los cambios repentinos y dudo que a ti te guste que yo cambie repentinamente— asentí lentamente. Comprendí lo que quería decir.
Me hice a un lado dejando un espacio para que se sentara. Palmee a mi lado invitándolo a sentarse, aunque no necesitaba invitarlo, es su casa, su cama. Es su lugar, no él mío. Se sentó a mi lado, el colchón se hundió bajo su peso.
—¿Y en que quedaremos? —cuestione con una ceja alzada.
—¿En ir a cenar? —un atisbo de sonrisa surco sus labios. puse los ojos en blanco. —Bien, lo sé, Solo sexo casual, ¿te parece? —cuestiono alzando una de sus cejas oscuras. Sus ojos color chocolate centellaron en cierta emoción que no logre descifrar.
Asentí. Me gustaba eso, ser más específicos con lo que queremos sin rodeos.
—¿Exclusivo? —interrogó. Su brazo rozo él mío. Mi piel se erizo. —Exclusivos, pero sin ataduras, no peleas sobre compromisos, no sentimientos, solo sexo ¿Esta bien? —el asintió de acuerdo con lo que dije.
—Okey, me parece bien— respondió tranquilo.
Asentí. Ambos nos quedamos en silencio sin saber que decir que decir. No fue un silencio tan incómodo, pero fue raro.
—Bien, ¿Vamos a cenar? Hay un lugar aquí cerca sirven buena comida y lo mejor es que aquí cerca no hay muchas personas que me conozcan— asentí y le di media sonrisa. Se levantó de la cama y salió de la habitación dejándome sola para vestirme.
Me vestí acorde a como vi su vestimenta, seguro era algo casual, igual siempre podía subir a cambiarme de ropa no era de acuerdo al lugar al que iríamos.
¿Una cita?
Claro que no. Hace un momento dije que no era una cita ya hora estoy pensando que lo es. Mi mente me traiciona.
Solo saldríamos a cenar y tendríamos una noche sin peleas, algo que rara vez suele pasar.
Me puse unos jeans rasgados con un corsé color dorado algo opaco y sin tirantes. Junto con unas sandalias del mismo tono que mi top. Termine de arreglarme y baje al primer piso. Asher estaba sentado en los escalones mientras miraba mi teléfono.
—Tardaste una eternidad— se quejó levantándose. Rodé los ojos con diversión.
—Te arreglaste antes de invitarme, como quien dice me invitaste por obligación— me queje cruzándome de brazos. Llegué a su lado, me miró de arriba abajo inspeccionándome.
—Luces bien, Sunshine— nunca se lo diría, pero mi corazón se acelera cada vez que me llama así y muy en el fondo sé que no lo dice porque soy molesta o eso me gusta pensar.
Asentí a modo de agradecimiento. Ambos fuimos a la salida.
—Cuando regresemos me darás un tour por toda la casa, se ve gigante— dije. El asintió me abrió la puerta de su auto el que aún no subía el capó.
—Wow esto es lo más caballeroso que alguien ha hecho por mí— fingí emoción. El negó con la cabeza con cierta diversión.
No era broma, ninguno de los hombres con los que he salido, aunque sea solo sexo se dignan en abrirme la puerta.
—Y posible es lo último, si es que no intentas matarme esta noche— respondió mientras yo subía al auto. Reí.
—Si pensé si hacerlo con un cable o una bolsa, ¿Qué me recomiendas? —cuestiono. Cerró la puerta rodeo el auto y subió al lado del conductor.
—Una bolsa o veneno así no luchare— reí ante el sarcasmo que tiño su voz. Encendió el auto y comenzó a conducir.
—¿Me dejas conducir de regreso? —pregunte. Nuevamente subí una de mis piernas al asiento. La carretera estaba vacía así que en algún punto Asher subió un poco la velocidad. El aire despeinaba su cabello y el mío.
El viento chocaba con mi rostro, disfrutaba el aire fresco, pero no helado. Alce ambas manos estirándome sobre el asiento. Sonreí. Se sentía muy bien.
—¿Lo disfrutas? —curioseo. Asentí varias veces y mordí mis labios.
—Demasiado— gire un poco la cabeza para verlo, uno de sus brazos descansaba sobre la puerta y la camisa se inflaba por el aire que golpeaba su cuerpo, pero claro, esto a él no le afectaba, incluso creo que va demasiado lento para la velocidad que maneja en un monoplaza.
—Si puedes conducir de regreso, solo no nos mates— pidió y sonreí.
—Mira quien lo dice, el hombre que conduce a trecientos kilómetros por segundo cada fin de semana— me queje. Una risita escapo de sus labios. Bajo la velocidad cuando llegamos a la población. Se metió entre algunas calles y llegamos a un pequeño restaurante. Afuera ponía 12/11. Supuse que ese era el nombre. Asher subió el capó, cerró el auto y se acercó. Abrí la puerta y Asher me tendió su mano. Dude, pero la acepte.
Ambos entramos al lugar. Las luces eran tenues, había cierto aire tranquilo y lindo, acogedor.
Asher me guio a una mesa vacía, su mano descanso en mi cintura mientras me guiaba. Su tacto quemo en mi piel desnuda. Me senté en uno de los sofás. Era demasiado grande para ambos, pero estaba perfecto.
Asher se sentó frente a mí, descanso sus brazos sobre la mesa. Mire cada parte del lugar, los focos de la luz tenue, las mesas medio vacías, poca gente estaba aquí y a nadie le interesaba que Asher Truswell estuviera sentado frente a mí.
Un mesero nos trajo los menús.
Miré toda la comida que había. Asher pidió pasta y yo lasaña.
—¿Me compartirás de tu pasta? Déjame avisarte que suelo picar la comida de mis conocidos — comenté estirándome sobre la mesa para no hablar muy alto.
Él se inclinó sobre la mesa de la misma forma, aunque con menos esfuerzo por su altura.
—Sí, pero trae tu trasero de este lado— asentí. Me levante de mi asiento y rodee la mesa. Asher se hizo a un lado y me senté a su lado.
—Esto se siente muy romántico— arrugué la nariz y voltee a verlo. Asintió —Ya sé hay que pelearnos— me miró y negó con la cabeza como si no pudiera conmigo.
—Amas pelear conmigo ¿cierto? —cuestiono y asentí.
—Bien, ya que no quieres ayudar con esto, te contaré uno de los chismes del Paddock— el río y se recargo en la mesa. —¿Tu sabías que Lucas y Sissy terminaron? Según ella lo engaño con un piloto de formula dos y luego él le pego los cuernos con su hermana— murmuré solo para que ambos pudiéramos escuchar como que si los demás de aquí estuvieran escuchándonos o prestándonos atención.
—En realidad no lo había escuchado— respondió. Mirándome. —Eres una chismosa— pauso y nos trajeron la comida —¿Y porque susurramos? —cuestiono alzando una de sus cejas. Me encogí de hombros.
—La costumbre, después de mucho tiempo con Ali se te contagia lo chismoso—
—Ya lo veo— ambos comenzamos a comer a media comida pique la pasta de Asher quien no se quejó, todo lo contrario, tomo de mi lasaña.
—¿Por qué esta tan vació? Sabe delicioso— cuestione dándole un trago a mi copa.
—La mayoría no lo conoce, los demás piden para llevar, rara vez está lleno— comunico.
Casi dos horas después estaba conduciendo por las calles que Asher me decía.
—¿Lo conociste? ¿Sabes cómo se llama? —Asher me miró confundido, luego lo comprendió. —Tú padre— confirme. Asintió. No se tensó se quedó tranquilo, no pareció molestarlo el tema.
—No lo conocí y nunca pregunté su nombré, mamá me dio su apellido así que en realidad nunca me intereso— se escuchaba tranquilo a la hora decirlo, no pareció afectado.
Al parecer alguien si fue a terapia. Que bien, porque yo no fui.
—¿Y tu madre? ¿La conociste? —ahora fue su turno. Me removí algo incomoda por el tema.
Si, desgraciadamente la conocí. Él pareció entenderlo. No respondí a su pregunta y él tampoco prosiguió investigando. El silencio que nos envolvió en el auto era tranquilo, ambos íbamos disfrutando del aire nocturno. Las luces del auto iban iluminando la carretera.
—¿Y Rocket? —pregunte sosteniendo el volante, no voltee a verlo, ya que cualquier mínima desconcentración en una carretera llena de curvas como esta podría ponernos en riesgo.
—Esta con mi madre, en Atlanta, en unos días lo traerá— respondió tranquilo. Sentí su mirada sobre mí, la cual no me puso nerviosa.
Maneje durante unos minutos más. Me sentía como Barbie en el auto descapotable solo que no color rosa, sino un color negro mate, muy lujoso y hermoso, el tipo de auto al que no imaginas que una mujer pueda manejar y verse tan bien como yo.
Casi una hora después llegamos a su casa, Asher me indico donde aparcara el auto.
Cuando entramos a la casa el cansancio en el rostro de Asher fue evidente, me hizo saber que necesitaba irse a dormir urgentemente.
—Te iba a mostrar la casa— murmuró sin siquiera poder esconder el cansancio que teñía su voz. Negué con la cabeza.
—Aunque me gustaría aceptar, estoy igual o más cansada que tú, así que buenas noches— me despedí con la mano dirigiéndome a la habitación designada.
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Asher
Desperté por la mañana. No me di cuenta de que era tarde hasta que vi la hora en mi teléfono, el cual no había parado de sonar desde las seis de la mañana. Maldito Instagram, maldito twitter, maldito tik tok y maldito YouTube.
Maldije por lo bajo, tomé el teléfono y recordé que tengo una invitada durmiendo a dos habitaciones de distancia.
Me levante de la cama perezosamente. Tomé el teléfono y fui al baño para lavarme el rostro y cepillarme los dientes. Llame a Chloe. Tres tonos después, respondió.
—¿Estas despierta? —pregunte secando mi rostro con la toalla.
—Disculpa señor amable, dormimos en la misma casa, no en la misma cama, se dice buenos días— se quejó en voz baja.
Rodé los ojos. Tomé el tubo de pasta dental y vertí un poco en el cepillo.
—Buenos días, Sunshine. ¿Estas despierta? —pregunte nuevamente. Escuche un pequeño suspiro de su parte.
—Sí, baje a la cocina por un vaso de agua—
—Es posible que en la cocina este...—un chillido de su parte me hizo fruncir el ceño. —Hay un hombre en tu cocina— murmuró, escuche como subía con prisa las escaleras.
—Tranquila, es Hitch, mi cocinero, tranquila—respondí sabiendo a quien se refería. Escuche como bajaba las escaleras nuevamente.
—La próxima agradecería que me avisaras que hay alguien más en la casa, pensé en tomar un cuchillo y lanzárselo— bromeo. Negué con la cabeza, aunque no pudiera verme.
—Uy que psicótica— me burle. Comencé a cepillarme los dientes.
—Si bueno, estamos en la misma casa, sé que es gigante, pero también quiero que me muestres la casa, apresúrate, te espero junto con Hitch— solo emití un sonido afirmando y colgué la llamada.
Terminé de asearme, me puse un bañador color azul junto con una playera color negra de manga larga. Salí de la habitación descalzo y bajé a la cocina.
Chloe estaba charlando con Hitch quien parecía tranquilo con su presencia. Estaba cocinando. La cocina olía a verduras salteadas con mantequilla. Me apoye en la encimera, Hitch no se percataba de mi presencia, pero Chloe sí.
—Es complicado, su dieta es muy, enserio muy exigente, créeme cuando te digo que es muy cuidadoso con su salud—
Seguro Chloe le había preguntado sobre porque cocinaba verduras para el desayuno o algo similar.
—Lo imagino, ¿Podrías prepararme algo diferente a mí? por favor— pregunto Chloe. Se bajó de su banco y se acercó un poco más. Hitch se giró.
—Asher buenos días, tu novia casi me saca los ojos hace rato— No pude evitar reír por lo que dijo.
—No soy su novia— replico irguiéndose en su lugar—Ni siquiera somos amigos— su voz tenía un deje de diversión.
—Cierto, es una colada, haz como que si no existe— me burle. Hitch se giró con una sonrisa divertida en su rostro, me dio mi plato con comida y luego le dio su plato con su sándwich.
Ambos desayunamos en silencio, Hitch me dijo que dejaría comida preparada para cuando tuviera hambre. Le pedí que no hiciera la cena porque compraría algo. a medio desayuno Hitch se retiró.
Terminamos de desayunar pasadas de las diez de la mañana.
—¿Qué tal si te muestro la casa y después vamos a recorrer Lakeway? Es pequeño, no obstante, tiene su encanto— propuse. Termino su jugo, me dio un asentimiento.
Bajo del banco y se alejó hacía el segundo piso sin decir nada. Me quedé solo durante unos minutos, en cuanto regreso ya no llevaba un pijama, llevaba unos shorts cortos de mezclilla y un top.
—Bien, muéstrame este lugar, bien podrías tener un león por ahí y nadie se daría cuenta— se burló. Bajé de mi banco y llevé los platos al lavavajillas.
—En realidad hay un extraterrestre en el sótano, se alimenta de seres humanos, normalmente, otras veces de carne de cerdo— soltó una carcajada, una muy grande que fue raro escucharla reír con tanta normalidad y sinceridad.
Siempre eran risas secas, sin vida, sonrisas egocéntricas o altivas y ahora lucía tan real, que se sintió raro.
Se quedó en silencio cuando noto que la estaba mirando, el color subió a sus mejillas y alejo la mirada de mí. Primero le mostré donde estaban las habitaciones de invitados, la sala de cine, donde está mi simulador y mi habitación.
—No es como creí —dijo Chloe mirando la habitación, mi cama un poco distendida. Los colores neutros, la falta de televisión y la fotografía familiar que tengo en el buró junto a mi cama.
—¿Quién es ella? —cuestiono tomando el marco de la fotografía. Señalo a la mujer junto a mamá, la que tenía su mano en mi cabello.
—Es mi tía Wils— asintió lentamente.
—Pareces tierno— murmuró en voz baja dejando el marco en su lugar. Se giró y me miró.
—No esperaba que fuera así, creí que tendrías tus trofeos aquí una tv plasma y tal vez videojuegos, me sorprende lo minimalista— lucía sorprendida, sus palabras expresaban lo sorprendida que se hallaba. Me encogí de hombros.
—No puedo tener distracciones aquí, además, mi sala de trofeos esta abajo—
—Claro, la sala de trofeos, alguien como tu necesita una— no sé si lo dijo a manera de insulto o si lo dijo enserio, tiene una manera de decir las cosas que te confunde.
—Ajá—
La llevé a la parte baja, la cocina ya la conocía, le mostré la sala, le mostré la piscina y le dije donde se encontraba la bodega de la piscina y el garaje.
—¿Y la sala de trofeos? —pregunto curiosa cuando vio que no se la había mostrado.
—¿Entonces si quieres verla? —fruncí las cejas. Ella asintió, cierta emoción se escondió en sus ojos.
La miré unos segundos más y la llevé a la sala de trofeos. Abrí la puerta y dejé que entrara. En cada pared había una vitrina de cristal, cada sección estaba dividida por años, las copias de los trofeos y algunas fotografías mías, con mis equipos, con mamá y con mi tía, con Niki. Técnicamente es un baúl de recuerdos dentro de una habitación de cuatro por cuatro.
Mi vida estaba en esa habitación, premios de F3, F2, F1, Karting y otras cuantas categorías en las que tuve victorias.
—Esto es... Wow, nunca había visto tantos trofeos en una sola habitación, bueno, si, en Wagner, pero no de una sola persona. Digo esto es impresionante— se acercó a las repisas, comenzó a mirar alguno de los trofeos, no los toco, creo que ni siquiera se atrevería a tocarlos.
—Puedes tocar, no solo ver— le dije mientras me acercaba a ella. Sonreí levemente, ella miraba anonada cada trofeo, las fotografías. Tomo un marco, era mi primera victoria; en Austin.
—Tu primera victoria fue en tu circuito de casa— pauso, entorno la vista entra la fotografía y yo—En 2010 corrías para Scuderia Emporium, recuerdo esa carrera, yo estaba en detención esa tarde, regrese a detención el domingo siguiente porque un idiota fue de chismoso a contarle al profesor que estaba viendo una carrera de formula uno— una sonrisa surco mis labios. Imagine a una Chloe de tal vez quince años viendo las carreras los domingos en detención.
La idea de que posiblemente me estuviera viendo correr a mí me invadió, pero sinceramente lo dudo, aun así, bromee.
—Aw ¿Acaso eres mi fan en secreto? —pregunte parándome detrás de ella. Dejó la fotografía en su lugar, se giró y chico con mi pecho. alzo un poco la cabeza para verme a los ojos.
—¿Tan engreído eres para creer eso? —alzó una de sus cejas rubias, se cruzó de brazos y esa sonrisa altanera reapareció en su rostro.
—Por supuesto— le sonreí de la misma manera. Rodó los ojos con diversión.
Minutos después salimos de la habitación de trofeos.
Lleve a Chloe a conocer parte del pueblo. A medio camino comenzamos a discutir porque ella quería conducir y no la deje hacerlo, ni siquiera conoce el lugar, tal vez después la dejaría, no la primera vez que salimos, las calles en américa funcionan diferente a las europeas y no quería morir hoy. Además, aun no sé cuánto tiempo se quedará ya que son cuatro semanas de vacaciones. Aun así, creo que será el tiempo suficiente como para que pueda conducir aquí.
Luego de pasar casi toda la tarde y parte de la noche fuera regresamos a la casa. Ella se había quedado dormida en el asiento del copiloto.
La llevé hasta la habitación, le quité los tenis y la cubrí con una manta. Luego me fui a mi habitación.
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Chloe
Días después.
—Wow, no creí que este lugar tuviera marina— dije algo sorprendida mientras me decía donde aparcar su auto. Aparque en el lugar correcto y ambos bajamos del auto. Por eso me dijo que me pusiera un traje de baño y trajera o que normalmente llevo a la playa. Me puse mi gorro y mis gafas para cubrirme del sol. Me había puesto un traje de baño color azul de tiras, mi gorro combina con el traje. También me había puesto un short semi transparente.
Asher llevaba un short color negro y una camisa de botones blanca. Podía ver parte de su pecho por los botones desabrochados.
Cubrió sus ojos con las gafas oscuras.
Asher tomo la mochila con las cosas que habíamos traído y yo mi bolsa, dijo que no trajera muchas cosas.
Me guio hasta que llegamos a un sendero, unos metros adelante estaba el lago y los embarcaderos. Bajamos por el camino de piedra, mientras más nos acercábamos más de cerca podía ver el agua, tan azul como el cielo.
Subimos a la plataforma que se encontraba sobre el agua y nos dirigimos a la cabaña. Yo solo lo seguía. Tome su mano para no caerme, ya que estaba mirando el agua y algunos peses que nadaban dentro. Caminamos entre los angostos pasillos de madera que estaban suspendidos sobre el agua.
—¿Te has subido a un Jet Ski? —interrogó soltando mi mano, alce la mirada para ver porque soltó mi mano. Vi como quito un nailon de un Jet Ski. Me sentí un poco emocionada.
—Sí, ¿A dónde vamos? —interrogué mientras miraba como le revisaba la gasolina.
—Hay algunas pequeñas islas privadas más adelante— comentó con tranquilidad. No me sorprendería si dijera que una de esas pequeñas islas era suya, Asher bien podría comprar una isla de tamaño normal.
Aun así, me gustaba la idea de ir a un lugar tranquilo.
Cuando termino Asher alzó el manubrio de esta y me pidió que le pasara mi bolsa. La metió en el compartimento junto con su mochila.
Asher subió en la parte trasera de este.
—Ven— me tendió la mano. Me acerqué. Tomé su mano y con sumo cuidado puse un pie sobre la parte trasera, en seguida se movió y solté un chillido. Una risita proveniente de Asher me hizo golpearlo en el pecho.
Puse el otro pie en la base trasera. Asher siguió tomando mi mano, se giró y se acomodó sobre el asiento sin llegar a sentarse. No soltó mi mano hasta que se aseguró de que me coloque en el asiento.
El motor rugió cuando Asher lo encendió. Enredé mis brazos en su cintura y sentí como nos deslizábamos por el agua. La brisa comenzó a golpear mi rostro y agradecí las gafas, aunque tuve que llevar una de mis manos a mi cabeza para sostener mi gorro para que el aire no lo volara.
Estaba disfrutando el viento en el rostro, despeinando mi cabello y las pequeñas gotas de agua que acariciaban mi piel.
Segundos después Asher redujo la velocidad entrando a una zona rodeada de rocas. El agua seguía siendo clara, pero aquí no había peses, por ahora creo. Asher llegó a la orilla. Me quite las sandalias antes de bajar. Asher bajo primero y luego me tendió la mano para ayudarme a bajar.
Le di la otra mano para saltar al agua. El agua no tan fría toco mis pies y parte de mis pantorrillas.
—Esto se siente bien— sonreí mientras esperaba a que Asher me diera mi bolsa y sacara su mochila. El aire movía mi cabello. Ambos caminamos a la arena, donde tuve que ponerme las sandalias nuevamente para que la arena no me quemara.
Todo estaba tan tranquilo. Detrás de nosotros había unos cuantos árboles que brindaban sombra.
—Definitivamente esto es genial— murmuré mientras sacaba la manta que habíamos traído. Asher me ayudo a tenderla sobre la arena.
—¿Aun crees que mi país no es bueno? —cuestiono con una leve sonrisa en sus labios mientras comenzaba a desabrocharse la camisa para luego dejarla sobre la mochila.
Su torso perfectamente definido y bronceado quedo a la vista.
Dios sí que tiene a sus preferidos y uno de esos es Asher.
—Estas babeando— se burló, esa sonrisa divertida surco sus labios. Rodé los ojos y dejé mi bolsa sobre el suelo. Me empecé a quitar el short.
—¿Y acaso tu ego no te permite ver tu propia baba? —interrogué mientras sentía su mirada sobre mí. Deje el short a un lado de la bolsa.
—Si como no— su tono fue sarcástico y reí. Me quite el gorro y luego saque el bloqueador solar, no quiero terminar como un camarón, si quiero broncearme un poco, pero no que me duela el cuerpo.
Comencé a ponerme bloqueador en las piernas, abdomen, brazos, pecho y mi rostro. Pero me faltaba en la espalda.
—Ten, ponme— pedí tendiéndole el bote de bloqueador. Tome mi cabello y le di la espalda.
Me estremecí cuando sus manos entraron en contacto con mi piel. Esparció con cuidado la crema en mi piel, sin prisas tomando si tiempo. Cuando termino deslizo su mano por mi espalda baja mi corazón palpito con fuerza y me quedé sin aliento.
Su mano descanso en mi cintura y me dio un leve apretón.
—Ya está— murmuro y con la otra mano me dio el bote de bloqueador. Su mano no se movió de su lugar. —Vamos— no te traje solo para que te broncees— murmuró cerca de mí oído e inevitablemente mi piel se estremeció.
A veces odio que tenga ese efecto.
Seguí a Asher hasta el agua. El agua refresco mi cuerpo y solté un suspiro, tranquila. Caminamos unos cuantos metros más, la luz del sol resplandecía sobre el agua y mientras más me dejaba llevar por el momento más plena me sentía.
Siempre ame la sensación del sol besando mi piel, el agua mojando mi cuerpo y mi cabello y la arena bajo mis pies.
Uno de mis mejores recuerdos fue en la playa, tal vez uno de los más hermosos que he tenido.
—Hace muchos años tuvimos unas vacaciones, en Florida, fue tan perfecto que es difícil olvidarlo— murmuré mientras me dejaba llevar por la nula corriente de agua. Mi cuerpo quedó suspendido en el agua, mi corazón latía cada vez más despacio. Calma.
No escuche sonido alguno de él, más que el de su respiración. Sentí como una de sus manos se deslizo por mi rostro con delicadeza, mi pulso aumento con rapidez e hizo que perdiera el equilibrio. Me paré correctamente y pasé mis manos por mi cabello.
Le di un golpe en el pecho. Asher sofoco una risa. Su piel brillaba por los rayos del sol y su sombra apenas era notoria. Su altura no dejaba de ser imponente aun dentro del agua.
—Estaba muy concentrada— me queje mientras retomaba mi posición. Tome aire un par de veces e intente que mi pulso se calmara, pero a cada nada Asher me picaba las costillas o acariciaba mi cintura impidiendo que mi concentración regresara como la primera vez.
—Basta, no me dejas relajarme— me queje dándole un segundo golpe en el pecho. Soltó una risa.
—Bien. Tranquila, saldré recostarme en la manta para no perturbar tu preciosa paz— dijo nadando hacía la parte más baja del agua, hasta donde se levantó. El agua se escurrió por su cuerpo, ahora veía más claro que nunca la tinta en su torso.
Una oportunidad, una vida.
Mordí mi labio al ver su trasero tan... dios tan sexy, es tan sexy.
Asher se recostó sobre la manta. Yo intente relajarme en la posición en la que anteriormente estaba.
Pasé tal vez media hora dentro del agua hasta que decidí salir del agua. Nade hasta la orilla, donde me levante. Camine hasta la manta. Asher tenía los ojos cerrados. Alzo una de sus manos a la altura de sus ojos donde los cubrió de la luz cegadora del sol.
—¿No querías relajarte en el agua, sunshine? —interrogó mirándome con los ojos entrecerrados. Me encogí de hombros y me pare a su lado cubriéndolo del sol.
—Ya lo hice— pause solté un suspiro—Ayúdame a desatarme el sostén— pedí. Alzo ambas cejas y se sentó sobre la manta, tuvo que cubrir sus ojos de la manera en la que lo había hecho.
Quería broncearme, tal vez no todo el cuerpo, pero una gran parte sí.
—¿Desatarte el sostén? —cuestiono alzando una de sus cejas oscuras.
Asentí.
—¿Acaso te molesta o incomoda que ande por ahí sin sostén? —pregunte cruzando mis brazos sobre mi pecho. Una sonrisa lobuna surco sus labios, se levantó del suelo, me gire dándole la espalda.
Obviamente soy capaz de desatarme mi propio bañador yo sola, claro, el mismo que yo sola me puse, solo quería que me tocara y pedirle ayuda era una buena opción.
Sentí como desato los cordones con cuidado. Rozo mi piel con intención, su piel estaba tibia debido a los rayos del sol que recibió su piel anteriormente.
Sus dedos quemaron mi piel, el calor recorrió mi cuerpo causando que se erizara. Tome una pequeña bocanada de aire. Deslizo las tiras del bañador por mis brazos lentamente, acariciando mi piel y calentando mi cuerpo aún más si es que eso es posible.
Tome el sostén de mi bañador y lo deje caer sobre la manta.
—Listo— murmuró. Dejo un beso en mi cuello, me tomo desprevenida y un escalofrío me recorrió al sentir sus labios húmedos sobre la piel sensible de mi cuello.
Se alejó de mí y nuevamente se recostó sobre la manta. El aire acaricio mis tetas y solté un suspiro. La mirada de Asher recorrió mi torso desnudo, tomo su tiempo al ver mis pechos, recorrió mi abdomen y siguió por mis piernas.
—Supongo que disfrutas las vistas— le di media sonrisa. Copie su acción, deslice mi mirada por su abdomen hasta llegar a sus shorts, el bulto en su short me hizo sonreír.
Dios me fascina tener ese efecto en los hombres. Más cuando se trata de un americano piloto de formula uno, campeón del mundo y que mide 1.90.
—Supones bien— sonrió como el gato de Cheshire.
Negué con la cabeza como si no tuviera remedio. Me recosté sobre la manta, puse mis brazos debajo de mi cabeza y bajé las gafas cubriendo mis ojos con ellas. Segundos después una de sus manos vago sobre mi abdomen. El cosquilleo en mi piel me hizo querer suspirar, no obstante, no lo hice.
Intente relajar mi cuerpo y lo logre unos minutos después, sus suaves caricias causaron que me quedara dormida.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Abrí los ojos lentamente. Alcé la cabeza, me di cuenta que estaba boca abajo. La arena se había pegado en mis tetas, cuello y parte de mi cara, no sé en qué momento termine sobre la arena.
Mire a un lado en busca de Asher, no estaba. Solté un suspiro cansada.
Una sombra cubrió mi cuerpo y sentí como algunas gotas de agua cayeron sobre mi cuerpo.
Me giré sobre mi espalda y vi a Asher.
—Por fin bella durmiente— se quejó. Me estire sobre la arena y estire mis brazos para que me ayudara a levantarme. Me tendió una de sus manos y me ayudo a levantarme. Instintivamente me pego a su pecho.
Nuestros torsos estaban unidos y el calor comenzó a subir por todo mi cuerpo. Su respiración se agito un poco, solo un poco.
Alce mis piernas enredándolas en su cintura. Sostuvo mi trasero con sus manos y comenzó a caminar hacía el agua.
—Tú padre te llamo— comentó mientras caminaba hacía el agua, su tono era pasivo.
—¿Contestaste? —cuestione poniéndome un poco nerviosa al instante.
—Oh si claro, nos pusimos al día le conté que su hija estaba medio desnuda a un lado de mí— sonó sarcástico. Rodé los ojos tomando como respuesta que no había contestado la llamada.
—¿Oh sí? ¿También lo invitaste a tomar el té? —indagué sin soltarme de su cuello o cintura.
—Ajá, él viernes por la tarde cenaremos en un elegante y hermoso lugar, claro después de tomar el té— respondió en el mismo tono.
Pasamos unas horas más en la pequeña isla que había en el lago.
Casi no hablamos, solo guardamos silencio, como que, si eso era demasiado, no lo era, no obstante, prefería ese silencio a tener que llenarlo con charlas que seguramente terminarían en una pelea.
Por la tarde íbamos cuando los rayos de sol dejaron de ser tan fuertes.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Entre en el baño de la habitación. Mi teléfono comenzó a sonar y solté un suspiro. Era Magnus, lo cual me resulto extraño.
Tome la llamada y acomode el teléfono de forma que ambos pudiéramos vernos.
—Wow, solo han pasado unos días y ya estas bronceada— voltee a verlo. El también estaba un poco bronceado, aunque más bien se veía algo rojo.
—Sí envídiame, perra— respondí mientras cepillaba mi cabello.
—Que graciosa— pauso —¿De quién es esa camisa? —interrogó alzando una de sus cejas rubias. Me encogí de hombros restándole importancia.
—Es de Ali me estoy quedando con él en estas vacaciones— mentí aun cepillando mi cabello. La camisa de Asher me quedaba más grande de lo normal.
Terminé de cepillar mi cabello y volví a ver a la cámara.
—¿Tú dónde estás? no he visto ninguna historia de Instagram que me lo diga— tome el desmaquillante para limpiar mi rostro de toda la posible suciedad que debió de haber adquirido hoy.
—Yo... primero quiero decirte que nada de esto fue planeado— comenzó alejo su mirada de la cámara —
—¡Magnus! —el aire abandono mis pulmones al escuchar esa dulce voz tranquila y serena. Esa misma voz que tanto repudió.
Tome una fuerte bocanada de aire para lograr tranquilizarme.
Magnus no sabe nada.
Magnus no sabe nada.
Tuve que repetirme varias veces ese mantra para no comenzar a maldecirlo de diferentes formas.
Sin embargo, es inaudito que después de abandonarnos y no haber intentado saber algo de nosotros durante doce años se haga aparecer muy tranquila y haya invitado a Magnus a pasar vacaciones con ella.
—Que bien— fue lo único que logro salir de mi garganta.
Quería gritar, quería llorar y quería hacer pedazos cualquier cosa que se me atravesara.
Pero no lo hice, de mi garganta solo logro salir esa frase medio confundida.
—¿No te alegra? —el sí lucía muy feliz, demasiado y mi estúpido corazón no podría estropear su felicidad. Pero es mentira eso de que su felicidad es la mía.
Esto no me alegraba para nada, todo lo contrario, me molestaba, me quemaba la piel y amenazaba con encender mi piel en llamas.
Puse mi mejor sonrisa fingida.
—¿No te pone feliz? —cuestiono claramente confundido.
No.
—Sí, solo que... —por fortuna los golpes a la puerta me libraron de tener que responder.
—Ya voy, estoy hablando con Magnus— lo dije lo suficientemente alto como para que Asher no soltara ninguna palabra. No lo hizo. —Yo me tengo que ir, me está esperando, adiós, cuídate— hable lo suficientemente rápido como para que no me entendiera, pero conociéndolo si lo hizo.
Colgué la llamada inmediatamente. Me acerque a la puerta y me deslice por la puerta hasta llegar al piso. Mi trasero entro en contacto con el suelo y cubrí mi boca con mi brazo para no emitir un sollozo.
No. No iba a llorar por ella, no merecía ninguna de mis lágrimas, no importaba cuando me doliera el corazón debido a sus acciones.
Ya no pensaba derramar alguna lágrima por ella, ni por ella ni por nadie más. Nadie merece mis lágrimas. La primera vez que quise a alguien y me traiciono, me dejo perdida desolada y sola.
Desde ahí supe que, si mi madre me dejo, todas las personas pueden hacerlo. Así que desde ahí cerré mi corazón a la mayoría de personas que querían acercarse, aunque al parecer Ali nunca se dio por vencido y terminamos siendo mejores amigos.
Tome una respiración profunda y me levante del suelo. Me miré al espejo, limpie mi rostro y me apresure a ducharme y vestirme.
Después de esa larga ducha le envíe un mensaje a Asher diciéndole que me dormiría temprano, ya que no tenía los suficientes ánimos para levantarme de la cama e ir a darle mi mejor sonrisa fingida. Tampoco quería pelear con él.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Al día siguiente.
termine de cubrir mi rostro con una capa de crema hidratante, ya había terminado con mi rutina de Skin care.
Sonreí frente al espejo.
Estoy bien.
Me puse un traje de baño color morado fluorescente junto con un vestido de gasa color beige. Pensaba pasar algo de tiempo en la piscina.
Bajé a la cocina donde me encontré con Hitch.
—Buenos días— me sonrió amablemente. Le sonreí de la misma forma.
—Hola, Hitch, Buenos días— me senté en el banco. Minutos después escuche los pasos apresurados de Asher por las escaleras.
Venía vestido formalmente, llevaba una camisa de botones, pantalón y zapatos. Muy formal para estar en la casa por la mañana.
—Buenos días— murmuró. Tomo la taza de café que Hitch recién hacía servido.
La curiosidad me invadió, no obstante, antes de que pudiera hacer una pregunta habló.
—Me tengo que ir, los veo más tarde— se despidió y tomo un pedazo de pollo que Hitch tenía en el plato, el cual también había servido recientemente. —Gracias— murmuró y salió de la casa sin decir nada más. Hitch y yo nos miramos con la misma curiosidad.
—¿Sabes a donde iba a ir? —interrogué. Me dio el plato que anteriormente era para Asher, solo le puso un pedazo de pollo extra.
—Creo que dijo algo de la escudería ayer, no lo recuerdo bien, a decir verdad— asentí lentamente. No pregunte más, podría preguntarle qué era lo que pasaba cuando llegara, aunque no me incumbe, lo pensaría una vez antes de preguntar.
Hitch me paso un vaso con limonada rosa.
Le di un sorbo y se lo agradecí. Estaba deliciosa, en realidad en estos días me había dado cuenta por qué Asher ama tanto la comida de Hitch.
Después de terminar el desayuno Hitch me preparo una tabla de aperitivos y una jarra llena de margarita, luego me ayudo a llevar todo a la piscina. Luego de eso se fue.
Me quedé sola en la casa. Me puse algo de bloqueador solar, mi sombrero de sol y las gafas. Tome unas cuantas fotografías para mi Instagram y luego me dedique a disfrutar.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Abrí los ojos al sentir como el agua mojo mi cuerpo. Solté un chillido asustada.
—Mierda Asher— gruñí asustada. Vi la sonrisa burlona bailar en sus labios.
—Por eso no debes quedarte dormida estando sola, cualquier loco puede entrar y querer matarte— rodé los ojos ante el dramatismo en su tono y tomé una de mis sandalias para lanzársela.
Para su fortuna logro esquivarla perfectamente.
—¿Enserio? ¿Recuerdas que mis reflejos son casi perfectos? —cuestiono con ese tono burlo.
Ya no llevaba la ropa formal de hace rato, lo que me hacía saber que ya hace rato había llegado.
—Que egocéntrico, ¿Alguien ha dañado tu ego alguna vez? —cuestione recostándome en el camastro nuevamente, cruce mis brazos sobre mi pecho. Se posó frente a mí, cubriéndome del sol.
—Claro que no—esa sonrisa socarrona no se borró de sus perfectos labios.
—Si sigues paseándote por aquí con las tetas al aire me dejaras mal acostumbrado— ahora él se cruzó de brazos. Sonreí con altanería y quité los brazos de mi pecho dejando ver mis tetas.
—Podrás vivir sin mí y mis tetas, tranquilo— una sonora carcajada broto desde el fondo de su garganta. La misma envió corrientes a cada parte de mí ser. La idea de tener a Asher sobre mí, desnudo y sudando me calentaba.
—¡Asher! —una voz conocida se hizo presente cerca de la cocina.
—Mierda— murmuro —Espera, ya voy— respondió el grito. Yo me levante del camastro, me apresure a juntar el sostén de mí bañador y me lo puse.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Asher.
—Debiste llamar, mamá— le dije mientras le ayudaba a dejar las bolsas de cosas que había traído. —Dios santo trajiste la despensa de un año— murmuré. Ella rodó los ojos mientras acariciaba a Rocket. El muy consentido descansaba en sus brazos.
—¿Por qué? Nunca te ha molestado— comentó tranquila. Era cierto, pero antes no había una chica semi desnuda en mi patio.
—No estoy solo— comente tranquilo. Formo una O con sus labios y asintió. Me sonrió desde su lugar y alzo ambas cejas de manera graciosa.
—Dios cálmate— murmuré.
—¿Y? ¿Quién es? —curioseo mientras yo comenzaba a acomodar todo lo que trajo en la alacena.
—Es...—
—Oh... hola— voltee a ver a Chloe quien entro a la cocina. Le dio una sonrisa tímida, fingida claramente, porque de tímida no tiene nada. mi madre me miró primero a mí, luego a ella.
—Hola linda, no esperaba verte aquí— mi madre se acercó y le di un cálido abrazo a Chloe, quien por unos minutos vi cómo se quedó en blanco para segundos después corresponder su abrazo amenamente.
—Hola, yo tampoco esperaba verla tan pronto, aunque siempre es un gusto— respondió tranquila y demasiado amable.
Mamá no borro esa linda sonrisa de su rostro.
—Ah bueno yo iré a darme una ducha— murmuró y se fue. Mi madre me miro expectante mientras ella se iba. Cuando ambos estuvimos seguros de que se había ido hablamos.
—Intente decirte que la invite a pasar unos días aquí— comente tranquilo recargándome en la encimera. Ella asintió tranquila.
—Y supongo que Albert no sabe nada— asentí.
—Ni debe saberlo— sonreí levemente. Ella me dio un asentimiento, tranquila.
—Bien, entiendo— pauso, me miro pensativa por unos segundos —Yo solo vine a traerte esto y me iré—
—¿Por qué no te quedas a cenar? No te estoy ahuyentando— ella me miró con una leve sonrisa, las arrugas a los lados de sus ojos se acentuaron.
—No tranquilo, no es por eso, tengo que ir a otro lugar— asentí una sola vez, Chloe apareció por la entrada. Olvide preguntarle a mi madre a donde iría después.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Ambos terminamos la cena en silencio, Chloe había estado recibiendo varios mensajes mientras yo subía unas fotografías a Instagram. La duda de él porque no había bajado a cenar la noche anterior me invadió, no obstante, decidí no preguntar, no quería cruzar los limites, ni involucrarme en lo que sea que sintiera en esos momentos.
—¿Cómo estuvo tu día? —pregunto mientras picaba un pedazo del pastel de zanahoria que Hitch había dejado preparado. Me encogí de hombros.
—Bien, solo tuve que recoger unas cosas que mamá pidió en línea— no era mentira, solo omití el hecho de que tuve que ir a una junta con Scuderia Emporium.
Solo fue algo de un posible futuro cercano, exactamente en diciembre termina mi contrato con Wagner Racing y necesito tener opciones en dado caso que no busquen renovar mi contrato.
—Qué bien— me dio media sonrisa apenas notoria. Esta noche estaba tan tranquila que era irreconocible, no era lo Chloe con la que he convivido durante estos meses.
—¿Pasa algo? —cuestiono dejando el teléfono a un lado. Ella soltó un suspiro, no me miró directamente a los ojos, solo me dio un asentimiento. Se levantó de la mesa y se acercó a la barra, donde Rocket estaba dormido, encima de una de las bolsas vacías de la despensa.
—Todo bien— pauso dándome la espalda. Iba descalza, sin zapatillas altas es más notorio lo enana que es —Llevare a Rocket a su cama, puede hacerle daño estar así— murmuró tomándolo en brazos.
Su seriedad definitivamente me estaba dejando asombrado, en estos días no había sido tan seria, más que en los momentos en donde terminábamos peleado. Solo eso.
No respondí. Espere unos cuantos minutos y no regreso, así que decidí dejar los platos en la alacena.
Tomé mi teléfono y vi un mensaje de Hank Pont. Hank es el Team Principal de Lambert Point Racing, mi antigua escudería, la misma de la que me hecho sin siquiera avisarme.
Ni siquiera me interese en leer el mensaje, solo lo borre de mi barra de notificaciones, no me interesaba regresar a un lugar del cual me sacaron sin ningún remordimiento una vez. Ni siquiera me pudo avisar a mí, cara a cara, simplemente anuncio mi salida ante televisión nacional como si yo lo supiera y hubiera estado de acuerdo.
No, no había estado de acuerdo en mi salida, tampoco es como que no la hubiera esperado. Solo había esperado que me dijeran o me mandaran, aunque sea un email, nada más.
Subí las escaleras y fui a mi habitación. Antes de entrar en ella pensé un momento mi decisión.
Chloe solo se encontraba a unos pasos, solo unos pequeños pasos.
No me iba a arrepentir, de eso estoy seguro, no obstante, no era tan buena idea, aun así, ni siquiera entre a mi habitación.
Toque la puerta dos veces.
—Pasa— escuche. Giré la perilla y me adentré en la habitación—Me estoy cepillando el cabello, puedes pasar— su voz en un tono más tranquilo venía del baño. Me acerque a la puerta donde me apoye en el marco. Su cabello rubio hacía contraste con su nuevo bronceado. Ya llevaba su pijama puesta.
Un pijama color negro, el short apenas cubría su trasero y la blusa se ceñía a sus tetas y abdomen.
—Te estaba esperando— comenté tranquilo, cruzándome de brazos. Formo una O con sus labios.
—Pensé que te dije que iba a quedarme aquí— su voz sonaba tan tranquila que en cierta parte era desconcertante, no estaba ese tono chillón y alegre que seguido tiñe su voz.
—No lo hiciste— me quedé en silencio mientras observaba como pasaba el cepillo por su cabello con sumo cuidado.
Dios que horror ser mujer y tener que ser bastante cuidadosa con tantos aspectos.
En esa media hora que estuve ahí vi cómo se ponía cremas, jabones e incluso como masajeaba su rostro.
—Por fin— murmuré al ver que se giró.
—Me quieres desvestir ¿verdad? —cuestionó alzando una de sus cejas rubias. Asentí y una leve sonrisa socarrona cruzo sus labios.
—¿Y entonces? ¿Lo harás con la mente o qué? —termine por acercarme a ella. Coloco sus manos sobre mi pecho y el calor comenzó a hacerse presente. —No me beses en los labios, no quiero que te enamores de mí— una carcajada sonora salió del fondo de mi garganta.
Mis palmas se deslizaron por su cintura hasta llegar a su trasero.
—Tranquila, no me enamorare de ti—
—Ni yo de ti— respondió mientras metía sus manos debajo de mi camisa.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Chloe
No hay palabras dulces de por medio, solo un Asher mostrando uno de sus lados menos conocidos, el mismo que algunas mujeres han tenido el placer de conocer. No las culpo cuando salían a alardear en esos tweets sobre lo maravilloso que es Asher, aunque creo que en lo de hablar lindo mintieron, porque este hombre no parece tener ganas de hablar lindo.
En algún momento el coqueteo lo llevó a besarme el cuello y deslizar su mano por el interior de mi short de pijama. Mi corazón martillea dentro de mi caja torácica, se vuelve totalmente estúpido cuando de Asher se trata.
Gimo cuando sus dedos rozan mi intimidad, mi centro palpita pidiendo la atención que merece, otras partes de mi cuerpo piden atención. Apoyo mis palmas sobre el mármol del lavamanos, el tirante de mi blusa se desliza por mi hombro como una invitación a que me quite la blusa y con una de sus manos desocupadas solo me ayuda a bajar mi blusa dejándola enrollada en mi cintura.
—Estás tan mojada, Chloe— su voz ronca acaricio mi nombre y mi piel mientras pasaba uno de sus dedos por mis pliegues húmedos.
Cada terminación nerviosa de mi cuerpo se alborota. Mi piel se eriza mientras me penetra con un dedo. Me sorprende lo fácil que se desliza en mi interior gracias a mí humedad.
Un cosquilleo sube por mi columna vertebral ansiando no solo tener sus dedos dentro de mí.
Sus dedos bombean con rapidez en mi interior. Con su mano libre masajea una de mis tetas.
—Me vuelve loco cuanto me odias y lo mojada que estas cada vez que estoy cerca— murmuró cerca de mi rostro. Sus pupilas dilatadas le daban un aire más oscuro. Se inclinó sobre mí llevándose a la boca una de mis tetas.
Gemí al sentir como su boca envolvía mi pezón y mordisqueaba sin ningún pudor.
No podía hablar, las sensaciones eran abrumadoras, la forma tan rápida y violenta con la que sus dedos bombeaban dentro de mí, la forma en la que sus labios y sus dientes jugaban con mi pezón.
Estoy segura de que iba a dejarme marcas en las tetas. A quien le importaba mierda, me gusta.
—Joder, solo te estoy metiendo los dedos y te sientes tan apretada— su voz salió ronca, la cual solo me excito más. Mordí mi labio inferior —Ya imagino como será cuando te folle, tan apretada y mojada— gruño.
Gemí en alto, una sonrisa llena de altanería cubrió sus labios.
Sentí como una descarga caliente bajo por mi humedad, Asher siguió embistiéndome con los dedos, ahora utilizando su pulgar para estimular mi clítoris.
Me di cuenta que esa descarga no fue mi orgasmo.
Mierda, mierda, mierda.
Tome la muñeca de Asher, el alzo la cabeza mirándome nuevamente.
—¿Te lastime? —fue lo primero que pregunto, en un tono algo preocupado. Negué con la cabeza.
—No, no, la fecha, ¿Qué fecha es hoy? —cuestione preocupada. Mis mejillas se calentaron.
—Veinte—
No, no, no. Cubrí mi rostro avergonzada.
—Mierda. Mierda. Mierda. Creo que me ha llegado el periodo— murmure. Sentí como Asher tomo una de mis muñecas quitándolas de mi rostro. Hizo lo mismo con la otra.
—Lo sé— su tono fue bastante tranquilo. Se acercó a mí y su acto me tomo por sorpresa. Dejo un suave beso en mi clavícula. —¿Quieres que pare? —asentí lentamente. Asher salió de mi interior y se lavó las manos, ni siquiera voltee.
—Es totalmente normal, Chloe, no hay porque avergonzarse— comentó. Dios santo sonaba tan tranquilo que casi era reconfortante.
—¿No te da asco? ¿No crees que es raro? — sus ojos oscuros conectaron con los míos. El rubor en mis mejillas persistía.
—Por supuesto que no— pauso y acaricio mis mejillas —Podría follarte así, no sería raro ni asqueroso— sus palabras fueron reconfortantes. —¿Necesitas que te compre algo? —pregunto curioso. Asentí recordando que no había traído ningún tampón ni nada.
—Por favor—
—Bien mándame por mensaje lo que necesitas y te lo traeré— asentí lentamente. Asher me ayudo a subir los tirantes de mi blusa y luego salió del baño. Solté un bufido frustrada.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
—¡Dios! ¿Fuiste a hacer los tampones? —cuestione mientras tomaba la bolsa que Asher me tendió.
—Había muchas personas y no puedo tele transportarme, además, tuve que ir a cinco farmacias diferentes porque no había de esos malditos tampones— se quejó desde afuera. Rodé los ojos con diversión. Me apresure a ponerme el tampón y ponerme un pijama limpió.
—Además una mujer me vio raro y otra me intento aconsejar, debiste de estar ahí dios mío no sabía cómo decirle que me tenía que ir— la idea de Asher yendo de farmacia en farmacia buscando mis tampones fue graciosa, a decir verdad.
—Gracias— le dije cuando finalmente salí.
—Me debes un buen polvo— bromeo. Yo reí y me encogí de hombros.
—Ya verás luego querrás repetir— una sonrisa divertida surco sus labios.
—Ajá—.
Luego de eso Asher me dejo sola para descansar.
≫≫≫≫≫≫ ✧ ≫≫≫≫≫≫
Asher
En la mañana tuve que llevar temprano a Rocket al veterinario, debido a que Chloe seguía dormida le deje un mensaje.
Salí del veterinario casi a media mañana. Ya le había comprado vitaminas y un poco se suplementos alimenticios que el veterinario le receto.
Pase por algo de pasta para para llevar para el desayuno, ya que hoy es el día libre de Hitch.
Rocket iba muy tranquilo a mi lado mientras manejaba, iba en su silla para niños.
Tome uno de los maníes que le compre y se lo di.
—Muy bien pequeñito, te necesito sano si vas a seguir volante toda la temporada conmigo— murmure mientras acariciaba su cabeza.
Unos cuantos minutos después llegue a la casa.
Baje a Rocket y luego las bolsas con cosas que compre para él.
Entre a la casa y deje todo en su lugar, Rocket se fue al sofá. Es un perezoso, por lo menos no es un latoso. Fui a la piscina en busca de Chloe, no la encontré ahí.
Subí al segundo piso y toqué la puerta unas cuantas veces.
Nada.
—Chloe voy a pasar— avise. Tome el pomo de la puerta, la habitación estaba totalmente vacía, no estaban sus cosas, no había nada.
Estaba impecable, justo como antes de que ella se instalara aquí.
El razonamiento normal y la mejor reacción seria llamarla. En mi caso me sentí molesto.
Ella se había ido, ni siquiera me dijo adiós o dejo un mensaje.
Después de tanto pelear para no traerla y cuando acepte se va sin decir nada.
Solté un suspiro. Salí de la habitación cerrando la puerta de un portazo.
Perfecto.
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