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CAPÍTULO NUEVE
Tensión en el partido

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Ciudad de Inazuma

Instituto Raimon

El día había llegado, el día del partido entre el Raimon y la Royal Academy; su primer equipo. Aquel que la había visto crecer, tanto como persona como jugadora de fútbol. Pero Abigail no estaba nerviosa, sino intranquila.

Se acordaba de todo lo que le había hecho Ray Dark cuando apenas era una cría. Tenía miedo de que todo aquello fuera en contra de sus nuevos compañeros, y que sus viejos excompañeros hicieran daño a alguien.

A pesar de no jugar el partido, de alguna forma se iba a enfrentar a aquellos que habían sido sus amigos, algunos de ellos continuaban siéndolo. Aquellos niños que había comenzado a seguir sus órdenes sin siquiera pararse a pensarlo, que jamás la habían cuestionado a la hora de tomar las decisiones. Y como si no fuera suficiente, la guinda del pastel, era su hermano, su mellizo. El capitán actual de la Royal Academy y el encargado de crear el juego.

El brazo de Nathan sobre sus hombros la hizo pestañear, saliendo de sus pensamientos. Giró la cabeza para mirarlo.

—Hey, Abby, hoy estás muy callada. —señaló el peliazul, preocupado.

—Lo siento, Nath, pero este partido no me tiene demasiado tranquila. —murmuró ella, obviando la parte en la que vería de nuevo a aquellos que la había seguido durante tantos años.

—No te comas mucho la cabeza, ¿eh? —Nathan le sonrió, intentando tranquilizarla, aunque en el fondo sabía que haría justo lo contrario. —Tú solo brilla y muéstranos el camino que debemos seguir.

Abigail lo miró raro, como si se hubiera vuelto totalmente loca, pero el chico simplemente se echó a reír, para luego caminar hacia el resto de los jugadores. Ella hizo una mueca al ver que literalmente eran pocos, pero que jugarían de todos modos contra un equipo del calibre de la Royal Academy.

—¡Eh, Abby!

Se giró al escuchar la voz de Silvia llamándola. Se movió de donde estaba y se acercó a la gerente. Esbozó una suave sonrisa al ver quien se encontraba junto a la chica Woods. Celia le sonrió a su hermana mayor en cuanto la vio.

—Hola, hermanita.

—Hola, Cece. —la saludó de vuelta.

Silvia las observaba como si fueran un partido de tenis.

—Abby, tu hermana me ha dicho que quiere ver el partido de cerca. —le comentó, mientras ladeaba la cabeza. —¿Te parece que se siente aquí con nosotras?

Celia seguía mirando a su hermana mayor, con cara de cachorrito. La mayor abrió los brazos, haciendo que la menor se levantara de un salto y abrazara a su hermana, mientras esta le devolvía el gesto.

—Por supuesto que verá el partido con nosotras, Silvia. —respondió, mientras le daba una cálida mirada a la gerente. —¿Dónde podría estar mejor que aquí?

La peliazul rio levemente, mientras Silvia esbozaba una sonrisa. Las tres se sentaron en el banquillo del Raimon.

—No me sorprende que te hayas apuntado al club de periodismo, Cece. —comentó Abigail, mientras observaba la cámara y el block de notas de su hermana pequeña. —Realmente te pega mucho.

—Y a mí no me sorprende verte en el de fútbol, nunca creí que dudarías mucho en el de atletismo. —señaló Celia, mientras ladeaba las comisuras de sus labios. —Espero que no hagas una tontería, recuerda que el doctor dijo que no puedes jugar.

—Lo sé, pero por mucho que pueda, no puedo permanecer lejos del fútbol. —se rascó la nuca, reparando en la mirada confundida de la gerente. —Me lesioné el año pasado y todavía no me he recuperado del todo.

—Por que es una cabezota y no hace caso a nadie. —indicó la peliazul, soltando una risita.

Silvia rio ante la mirada que Abigail le echó a su hermana, en especial cuando esta sonrió manera inocente.

—¿Estás bien? —le preguntó a su hermana pequeña. —Él va a estar aquí.

—Yo no soy la que, de una forma u otra, se enfrentará a él. —señaló la pequeña, soltando un suspiro. Luego, su rostro se animó. —Pero sé que estará bien. Las dos lo estaremos.

Abigail asintió con gesto algo ausente, para luego observar a los chicos del equipo. Al menos, hasta que un enorme autobús negro apareció fuera del instituto. Levantó una gran polvareda que hizo toser a muchos de los alumnos presentes. Oficiales desplegaron una larga alfombra roja, para luego colocarse a los lados de esta con un balón debajo del pie izquierdo de cada uno.

Celia clavó la mirada en su hermana mayor, estudiando su mueca. Estaba totalmente seria, pero pudo apreciar como apretaba en puños las manos que descansaban en su regazo.

Un chico de cabello color crema también la observaba, algo preocupado, mientras se apoyaba en un árbol con pose aburrida. Una parte de él le chillaba que corriera para jugar en nombre de ambos, pero la otra le decía que todavía no era el momento de hacerlo.

Los jugadores de la Royal salieron del autobús, como si fueran modelos desfilando por una pasarela, mientras buscaban algo que llamara su interés. No entendían aquel partido de su comandante, por eso trataban de encontrar algo en aquel instituto de mala muerte. Pero, lo que encontraron, hizo que sus sonrisas de suficiencia temblaran y amenazaran con desaparecer.

Allí, en el banquillo del Raimon, una silueta de melena castaña cobriza les llamó la atención. Allí, en aquel equipo que les parecía tan débil, estaba ella. La excapitana y exdelantera estrella de la Royal Academy.

Jude Sharp sintió como su sonrisa temblaba con violencia, al igual que sus piernas, al ver a su hermana melliza. Quiso correr hacia ella y abrazarla con todas sus fuerzas, mientras se disculpaba por haber sido tan estúpido con ella. Pero una voz le siseó en el oído que ella los había abandonado. Que los había dejado sin capitana, sin alma de equipo. Que ahora ella también era del enemigo.

Y el jugador de rastas apretó la mandíbula, aunque no supo bien por qué lo hizo.

—Vaya, vaya, mira a quien tenemos aquí. —Jude habló en tono arrogante que jamás en su vida había usado para referirse a su hermana, mientras clavaba su mirada rubí en ella, rezando para que su voz no temblara. Sentía las miradas de sus compañeros en ambos. —Abigail.

—Jude...

Para su sorpresa, la mueca de ella se mantuvo serena, como si su presencia no la molestara ni un poco. Incluso había entrecerrado los ojos, como si lo estuviera retando con la mirada, lago que no le gustó nada.

Jude tragó saliva, recordando lo que debía hacer, mientras dirigía su mirada a Mark Evans. Este se acercaba a darles la bienvenida, con una amplia sonrisa, mostrando cuan buen persona era.

—Como es la primera vez que venimos aquí, ¿os importa que calentemos? —el tono con el que se dirigió al portero no le gustó nada a su hermana.

—Claro que no. —cedió Mark, sin dejar de sonreír. —Adelante.

Abigail retuvo un gruñido al saber lo que pretendía su hermano y se maldijo pro tener que estar en el banquillo. Sabía que era el modo de provocar que la Royal tenía, y por eso mismo esperaba que Mark y los demás no le dieran ese gusto.

Se limitó a apretar con más fuerza los puños, para luego sentir la cálida mano de su hermana sobre las suyas. Aquello la relajó, poco pero lo hizo, mientras observaban como la Royal encadenaban pases con fuerza. Casi todos los presentes estaban sorprendidos, menos Abigail, pues ella sabía de qué trataba aquella estrategia.

Jude chasqueó los dedos. Dos de sus compañeros se pasaron el balón, hasta que él recibió el pase. Él saltó y golpeó el esférico con su bota derecha, mandándolo con velocidad hacia Mark Evans. El portero del Raimon extendió los brazos, parando el balón con dificultad. Durante unos segundos, tuvo una especie de deja vu al recordar cierto tiro. El lanzamiento que Abigail le había mandado a Kevin cuando este la había desquiciado.

Los chicos llamaron a Mark preocupados, quien seguía mirando el balón y su guante con algo de impresión. Luego, giró la cabeza lentamente, hasta que sus ojos marrones dieron con la mirada de Abigail. Esta asintió, obsequiándole una pequeña sonrisa al jugador, tratando de transmitirle ánimos a pesar de que estaba intranquila y algo nerviosa.

Alguien había estado observando aquel intercambio con atención. Jude Sharp apretó los puños con algo de ira casi sin darse cuenta. Aquella mirada era la que ambos hermanos solían darse antes de cada partido. Y acababa de decidir que no ser el que la recibía no le gustaba ni pelo.

El partido no tardó en dar comienzo. El comentarista era del club de ajedrez y apareció de la nada, asustando a las chicas sentadas en el banquillo del Raimon. Abigail le lanzó una mirada irritada, mientras Silvia y Celia trataban de recuperarse del susto, pero el chico seguía hablando tan tranquilo.

En la delantera del Raimon, Kevin Dragonfly observaba al equipo rival con el ceño fruncido, mientras William Glass aparentaba no estar nervioso. Después de todo, los jugadores que formaban la línea de ataque de la Royal Academy estaban esbozando sonrisas algo siniestras, como si estuvieran dispuestos a destrozarlos de un solo movimiento. Y, si pensaban eso, no se estaría errando demasiado.

El Raimon sacó de centro y Kevin no dudó ni cinco segundo en internarse en el campo rival. Tampoco era como si la Royal se fuera a mover. El delantero del Raimon tiró a puerta, donde Joseph King estaba apoyado en uno de los palos, como si no le interesara nada de la vida. Eso confió al chico Dragonfly, al menos hasta que King se movió. Atrapó el balón, aterrizando con una voltereta y sonriendo con sorna al jugador rival.

<< Sigue siendo igual de bueno>>, pensó Abigail, mientras hacía los labios una línea.

Joe le pasó el balón a Jude, quien esperaba órdenes de su comandante. Tembló levemente al escuchar lo que le decía Ray Dark, y por inercia, su mirada voló al banquillo del Raimon. Esa fue la señal que necesitó Abigail para saber que iba a pasar ahora, y la preocupación la embargó.

—Activad la Zona Letal. —indicó el capitán de la Royal a sus compañeros.

Abigail retuvo un gruñido al escuchar lo que se temía, pero se quedó de piedra al verlos trabajar. El balonazo tumbó a Steve de un solo movimiento, alarmando a todos los jugadores del Raimon y los espectadores. Seguidamente, Kevin y Nathan acabaron aterrizando en el suelo de forma seca. Mark lo hizo luego de haber intentado parar el tiro, fracasando de forma estrepitosa.

—Oh, no. —se lamentó Silvia, preocupada.

Las tres chicas observaron con algo de terror como la Royal Academy lanzaba balonazos contra los jugadores del Raimon y marcaban goles a diestro y siniestro. El Triángulo Letal metió a Mark en la portería, haciendo el gol número diecinueve. El chico Evans calló a plomo de cara contra el suelo, mientras el balón se quedaba quieto en la red.

—Esto no es fútbol. —gruñó Abigail, y su mirada recorrió el lugar hasta dar con cierto pelicrema.

El Raimon debía sacar de centro, pero el único jugador en pie era William Glass. El chico con el dorsal número diez sintió presión ante lo que estaba pasando en el campo, por lo que salió por patas mientras lloraba desconsolado. El dorsal del Raimon quedó tirado en el césped... a pocos metros de donde Axel Blaze estaba apoyado, observando la camiseta como si fuera algo maldito.

—Axel...—musitó Abigail, mirando al chico fijamente.

El pelicrema miró de reojo, hasta que dio con el rostro preocupado de Abigail. Axel la conocía tan bien como para saber que si no hacía nada, ella misma era capaz de saltar al campo. Y no era buena idea, pues todavía le quedaban unos días de reposo para poder jugar al cien por cien. Por eso, pidiendo perdón mentalmente, se colocó el dorsal del Raimon y caminó con paso seguro hacia el campo de fútbol.

—Ese chico...—murmuró Silvia, sorprendida.

Celia clavó sus ojos azules en aquella dirección, abriendo la boca al reconocer al pelicrema. Luego, se giró rápidamente a mirar a su hermana mayor, quien estaba esbozando una pequeña sonrisa de lado.

—Sabías que Axel no aguantaría el quedarse quieto, ¿verdad? —cuchicheó hacia ella.

—Sí. Además—Abigail miró a su hermana. —, Axel me conoce lo suficiente como para saber que soy capaz de cometer cualquier estupidez cuando se trata de fútbol.

—Osea, que está evitando que juegues tú y te hagas daño, ¿no? —Celia movió sus cejas de arriba abajo varias veces, mientras sonreía de forma pícara.

—No es el momento ni el lugar para tus ideas, Cece. —la regañó Abigail, ignorando el calor en su cara, mientras desviaba su mirada hacia la figura del pelicrema.

—Ya, ya. —Celia soltó una risita.

Axel Blaze miraba de forma seria a Jude Sharp. Ninguno de los dos parecía querer romper el contacto visual, y las expresiones de ambos estaban llenas de seriedad. Aunque la del pelicrema también tenía unas pinceladas de enfado.

—Esperen, esperen, este chico no está en nuestro club. —el entrenador del Raimon llegó corriendo.

—Nos da lo mismo. —murmuró Jude algo borde.

<< Jude...>> suspiró Abigail, negando con la cabeza.

El árbitro aceptó el cambio. Mark se levantó lentamente, algo sorprendido porque el chico que se había negado a entrar en el club ahora estaba allí para ayudarles. Se quedó algo confundido cuando Axel asintió con la cabeza, solo una vez.

Axel salió corriendo en dirección al campo de la Royal, con el ceño fruncido con concentración. Mark se quedó unos segundos pensando, mientras otro tiro de la Royal Academy volaba hacia él. Hasta que una energía amarilla envolvió su figura, creando una súper técnica que logró parar el tiro y evitar el gol número veinte.

—¡Axel!

El mencionado se sorprendió un poco pero reaccionó, recibiendo el pase del portero. Pinzó el balón hacia arriba y saltó, bajo la mirada sorprendida de Joseph King. Chutó con el Tornado de Fuego, pillando desprevenido a la última línea defensiva de la Royal Academy. Joe poco pudo hacer y el balón acabó dentro de la portería, mientras el tirador aterrizaba con gracia sobre el terreno de juego.

Abigail frunció el ceño al ver como la Royal comenzaba a abandonar el campo y entendió que había pasado. Cruzó una mirada con su hermano, quien estaba esbozando una minúscula sonrisa mientras miraba en su dirección. Estaba claro que el estratega de la Royal esperaba que su hermana se diera cuenta de cuál había sido el propósito del comandante al haber decidido jugar contra el Raimon.

Se levantó del banquillo donde Celia y Silvia celebraban y se acercó con rapidez a su mejor amigo, ayudándolo a levantarse mientras el peliazul sonreía. La retirada de la Royal significaba la victoria del Raimon. Se acercaron al resto del equipo, quienes parecían agotados pero felices. Axel se acercó lentamente a ellos, deteniendo su mirada en la chica unos segundos.

—¡Caray, Axel! Eso fue genial. —lo alabó Mark, sonriendo de oreja a oreja.

Abigail observó el lenguaje corporal del delantero y suspiró por lo bajo. Él se quitó la camiseta del Raimon y se la dio a Mark.

—Fue una ocasión especial. —murmuró algo seco, mientras le dirigía una mirada a la chica, quien seguía sosteniendo al chico Swift.

—Gracias, Axel. —murmuró ella, mientras le sonreía.

Blaze hizo un amago de sonrisa, para luego darse la vuelta y alejarse. Abigail retuvo otro suspiro, mientras le daba una botella de agua a Nathan que su hermana pequeña le había tendido.

—Pero, capitán, ¿por qué no lo detienes? —preguntó uno de los menores del equipo, algo atacado por ver como el delantero se iba.

—Porque como él dijo, fue una ocasión especial. —murmuró Mark, para luego desviar la mirada hacia la exjugadora de la Royal. —¿Todavía lo crees, Abby?

Ella sabía perfectamente a qué se refería Mark, por lo que asintió con la cabeza.

—Este partido ha significado un antes y un después, para todo el mundo. —señaló con voz seria, ganándose la mirada de todos. Pero ella la mantuvo fija en su capitán. —Eso puedo asegurártelo, Mark.

—Mira que eres rara cuando quieres. —se burló Kevin, negando con la cabeza.

—Que lo digas tú tiene algo de gracia. —señaló Nathan, con tono divertido, mientras se ganaba la mirada irritada del delantero.

—¡Oye! ¿Se puede saber a qué viene eso?

Nathan se encogió de hombros, para luego romper a reír. Su risa acabó contagiando a todos los jugadores del Raimon y a las gerentes, mientras Kevin seguía algo indignado.

Holiii :D

Supongo que no ha sido el encuentro que os esperabais entre Jude y Abby, pero no podía ser demasiado drama. Recordad que ya era suficiente con que la Royal estuviera en una escuela chiquita como era el Raimon al principio. Ellos tendrán su reencuentro, obvio, pero todavía no.

Celia shippeando a Abby y a Axel me representa mucho, la verdad.

Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

Si es el caso, podéis dejarme vuestro voto y algún que otro comentario. Me animáis a seguir subiendo capítulos sobre la historia de Abby. Además, es gratis, lo prometo.

Nada más por mi parte, pero...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Publicado|: 28/08/2021

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