Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

32


————————————

CAPÍTULO TREINTA Y DOS
Claustro Sagrado y admirador

———————————

EL CLAUSTRO SAGRADO ES UN gran equipo. Han forjado su cuerpo y mente para jugar, pero jamás han ganado un partido oficial, porque nunca lo han jugado—explicó Celia, leyendo la información que habían sido capaces de recolectar—. Ellos quieren hacerse fuertes, pero no quieren fardar de sus logros.

Llevaban un largo rato hablando sobre ellos, por lo que ya suponían que Épsilon había llegado y los habría retado. La entrenadora había informado al entrenador del Claustro sobre todo lo que sabían del equipo de extraterrestres en una larga llamada.

—Si ellos jugaran—añadió la entrenadora—, sin duda serían unos grandes candidatos al título.

—¡¿Candidatos al título?!

Cuando la Caravana Inazuma llegó al Claustro, se imaginaban que los extraterrestres ya estarían allí retándolos a jugar. La clásica niebla oscura, el balón negro destruyendo cosas. Pero no fue así. Solo había sido un aviso de ataque.

Y a los del Claustro parecía darles igual.

—Que despreocupados están por aquí—comentó Nathan, observando a su alrededor.

—Bueno, pues vayamos a buscar el club de fútbol. —Mark se encogió de hombros, por lo que todos se pusieron a buscar.

Como no sabían por dónde empezar, a Abigail se le ocurrió ir a preguntarles a unas chicas. Luego, se dio cuenta de que Shawn estaba en medio de ellas.

—Eh, chicos—los llamó Shawn—. Estas chicas tan amables han dicho que está por allá—señaló, mientras las dos chicas se reían.

—Pero será posible...—murmuró Tori.

—Muchas gracias, chicas—les agradeció el chico Froste, sonriéndoles con amabilidad—. Espero que volvamos a vernos dentro de poco.

Abigail quería reírse hasta llorar de las expresiones de sus compañeros, pero se contuvo lo mejor que pudo. No era el momento. Tori estaba exactamente igual, sin creerse que el peligris pudiera tener tanto éxito con aquella personalidad tan introvertida.

—Vaya, vaya, vaya, Shawn Froste—canturreó Abigail, mientras se acercaba al chico—. No te tenía por esa clase de chico.

—Yo...

Abigail se rio de la expresión apenada del chico.

—Un gimnasio... —murmuraba Mark, mientras no dejaban de buscar.

Aquel Instituto era demasiado raro. Ni siquiera debía considerarse un instituto como tal.

O, por lo menos, eso era lo que pensaba Abigail.

—Mirad, ¿no es eso?

—¡Sí! ¡Vamos allá!

Algunos echaron a correr, siguiendo con entusiasmo a su capitán. Mark resbaló, cayendo al suelo, y los demás tropezaron y comenzaron a caer unos encima de otros. Parecían un castillo de naipes derrumbándose por una corriente de aire.

Abigail, al lado de Jude, observó las escena desde lejos.

—Menos mal que yo no corro sin motivo—farfulló, en una media burla.

—¡Me aplastáis! —exclamó Willy, desesperado—. ¡Me estáis aplastando!

—Pero, ¿por qué de todo el suelo solo resbala esa parte? —preguntó Celia, confundida.

Sospechoso...

Abigail se agachó y vio una pequeña mancha oscura en la madera cerca de sus compañeros. Pasó las yemas de los dedos por ella y observó con detenimiento.

—Tiene sentido— comentó, asintiendo con la cabeza—. Esto es cera.

—¡¿Cera!?

Escucharon una aguda y aniñada risita.

—Eso os pasa por daros aires por ganar el Frontier. —El niño se burló, enfadando a Tori—. Así aprenderéis, jiji.

—Vas a ver...

El niño echó a correr, todavía riéndose de forma aguda y malvada. Tori saltó la barandilla, para correr detrás de él. Aunque ese era su plan inicial, acabó por caer en un hoyo que había estado tapado de hierba. El niño volvió a reírse.

Estaba claro que él lo había hecho.

—¡Scotty! —exclamó una voz, y el niño salió corriendo.

Entonces, un hombre calvo, vestido con una túnica marrón claro, se acercó a los jugadores del Raimon. Pareció suspirar al ver como el niño había desaparecido en un suspiro

—Ese Scotty... Lo pierdo de vista un instante y abandona el trabajo—se lamentó y luego se dio cuenta de que Tori estaba saliendo del hoyo.

Se apresuró a ayudarla, mientras los demás no sabían ni que cara poner.

—Cuando Scotty era muy pequeño, fue abandonado por sus padres.

—¿Por... sus padres?

La mueca de Celia no pasó desapercibida para ninguno de sus hermanos.

Los tres sabían muy bien lo que era perder a sus padres a una corta edad. Pero, entre perder y ser abandonado había una clara diferencia. Una que podía marcar a la persona para siempre.

—Sí, y por lo que parece, desde entonces ha sido incapaz de confiar en nadie.

Es comprensible, pensó Abigail, pero de ahí a sus bromas de niño de cinco años...

Tras escuchar la triste historia de Scotty, ellos le contaron el motivo de su presencia en aquel lugar. El hombre fue muy amable con ellos y les pidió que lo siguieran. Por el camino, las hermanas vieron a Scotty limpiando el suelo de una manera algo extraña, o eso era lo que ellas opinaban. El niño le daba patadas a los trapos, como si fueran balones de fútbol, apuntando al alto techo de la estancia. Luego, utilizando una gran agilidad que ninguna de las dos se esperaba, los recogía con los pies y volvía a tirarlos.

Parece que no solo tiene talento para hacer trastadas, pensó Abigail, luego de ver aquella escena.

Eso ha sido interesante, también pensó Celia.

Entraron en una sala y todos se sentaron. Empezaron a tener una conversación sobre la Academia Alius, las amenazas y todo lo que ellos sabían. El amable hombre los escuchaba pacientemente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Aquello se estaba alargando bastante más de lo que inicialmente esperaban, pues parecía que aquel hombre era más de diálogo que de acción. Ambas hermanas se dieron una mirada, las dos igual de aburridas: era demasiado hablar de aquellos extraterrestres en tan poco tiempo, estaban un poco cansadas del tema.

Aprovecharon un descuido para escabullirse de aquel lugar, puesto que querían ver el extraño entrenamiento del niño. Después de todo, a ambas chicas les había llamado la atención aquella técnica tan rara. Se escondieron para observar a Scotty, quien seguía a lo suyo, con mueca de enfado. Aparentemente no le gusta estar haciendo aquello.

Al niño le escapó uno de los cuatro trapos con los que limpiaba y Celia le dio un codazo a su hermana, siendo una forma de decirle que hiciera algo. Abigail se movió con rapidez, saliendo de su escondite de un parpadeo y dándole una patada al trapo que lo envió hacia el techo. En vez de recogerlo como una persona normal, le dio con la cabeza, como si fuera un balón de fútbol. Por supuesto que no tuvo efecto ninguno. El trapo se le quedó en la cabeza y se le escapó una carcajada, mientras se sentaba.

Celia aprovechó aquello para salir de su escondite y sentarse al lado de su hermana. Ambas posaron sus miradas sobre el niño.

Scotty las miraba con una mezcla entre la confusión y el odio.

—Tu entrenamiento es un poco raro—comentó Abigail, mirando al niño—, pero no puedo negar que es bastante divertido.

—¡Esto no es un entrenamiento! —exclamó el niño, molesto con su sola presencia. Y lo que había dicho no ayudaba nada—. Esos idiotas me obligan a limpiar. No es divertido.

—¿Sabes? Ellos están hablando ahora con nuestro equipo. —Celia sonrió de lado, de forma algo perversa, claramente tramando algo—. ¿No es una buena oportunidad para escabullirte un momento del trabajo y probar a hacer eso con un balón de verdad?

El niño agachó la mirada, observando uno de los trapos en el suelo. Parecía estar dudando.

Ahí lo tenemos.

—Vamos, no es como si tuvieras algo que perder—pinchó Abigail, como si nada. Sabía lo que su hermana pequeña tramaba y realmente necesitaba su malicia para lograr que saliera bien—. A quien le va a caer la bronca si nos pillan es a nosotras.

—¿Por qué debería confiar en vosotras? —replicó el niño, frunciendo el ceño. Las miró con recelo—. Si nos pillan, me echaréis la culpa. Solo queréis burlaros de mí.

—Pequeño idiota, si nos pillan, nos echarán la bronca a nosotras por no estar hablando sobre la Academia Alius—replicó Abigail, ignorando la mueca de reproche de su hermana, fruto de la forma con la que se había referido al niño. Sin embargo, la ignoró como si no fuera con ella—. Pero, la verdad es que estamos cansadas de tanta Alius por aquí y por allí. Así que, ¿lo harás o no? No tengo todo el día.

—¡Aquí las únicas idiotas sois vosotras! ¡No voy a ir a ninguna parte con vosotras!

—Tú te lo pierdes.

Abigail se encogió de hombros, como si no fuera con ella, y se fue junto a su hermana al campo de fútbol a por un balón. Presentía que el niño acabaría yendo, así que fingieron que se habían creído su negativa. Era la única manera de que su pequeño chantaje tuviera efecto, ambas lo sabían perfectamente. Después de todo, eran hermanas, compartían algo de malicia.

Celia le dio un pequeño pase y la delantera usó su Remate Eléctrico para chutar a la portería vacía. Evidentemente marcó gol, haciendo que la peliazul felicitara a su hermana. Abigail le sonrió con algo de soberbia, recibiendo otro pase con la pierna izquierda. Volvió a tirar a puerta, marcando de nuevo. De reojo, vieron como el niño las estaba espiando escondido detrás de un árbol.

¿Realmente cree que no lo vemos?, pensó Celia, aguantándose la risa.

Es orgulloso, pero tiene curiosidad, también pensó Abigail.

Ambas sonrieron de forma perversa, y el niño frunció el ceño.

—¿No sabes que es de mala educación espiar a la gente? —preguntó Abigail al aire, con tono agudo—. Además, deberías salir antes de que te comas las chinches de ese árbol—aconsejó con tono inocente, haciendo que su hermana se tragara una risita.

El niño soltó un gritito agudo, apartándose del árbol como si tuviera la peste. Celia tosió para que no se escuchara su risa, mientras Abigail esbozaba una sonrisa más amplia.

De lleno en mi trampita, niño.

—Somos un poco torpes y no nos hemos presentado—siguió hablando la delantera, ignorando la mirada de enfado que le lanzaba el niño—. Soy Abigail Sharp, delantera del Raimon. Encantada, niño.

—Y yo soy Celia Hills, y soy gerente.

Él no les respondió pero salió por completo de su escondite. Todavía las miraba con algo de recelo, como si no fiara ni un pelo de ellas.

Abigail siguió hablando mientras daba toques al balón con el muslo de su pierna derecha.

—¿En qué posición juegas, niño?

—Yo...

—¡Abby! ¡Celia!

Ambas bufaron ante la voz que había cortado la frase del niño.

—Hola, hermanito.

—¡¿Se puede saber que estáis haciendo aquí?! —las regañó Jude, con una vena de la frente marcada por el enfado—. ¡Deberías estar con nosotros! ¡Esto es serio!

—Era aburrido, Jude—se justificó Abigail, haciendo un pequeño puchero de pena—. Además, con que se lo explicarais vosotros ya estaba. No era necesario una comitiva.

—¡No os encontraba por ningún lado! ¡¿Vosotras sabéis lo preocupado que me teníais?!

Madre mía, que pulmones tiene...

—Te van a salir canas si sigues estresándote por todo—se limitó a decir Abigail, haciendo que su hermano gruñera.

—Si, eso—apoyó Celia, en el fondo temiendo que la vena de la frente de su hermano explotase como una bomba—. Además, solo fue... ¿Una hora?

—¿La charla terminó? —preguntó Abigail, al ver como una de las cejas de su hermano comenzaba a temblar.

Jude soltó un suspiró.

—Sí. No quieren jugar el partido ni que lo juguemos nosotros. Dicen que quieren solucionarlo hablando.

—Sí, claro, es que el tal Dvalin tiene pinta de adorar las charlitas con té. Quizá deberíamos hacer unas pastitas para acompañarlas—ironizó Abigail, haciendo esfuerzos para no poner los ojos en blanco. Sus hermanos le dieron una mirada que claramente significaba <lo hemos entendido, no hacía falta el sarcasmo>, y que ella ignoró al bufar con irritación—. ¿Pero qué clase de estupidez es esa?

—Buena pregunta...

—¡Scotty! ¡¿Qué haces aquí?! —regañó el hombre calvo que los había guiado, llegando en aquel preciso momento—. ¿Has vuelto a evitar tus tareas? Así jamás jugarás con nosotros.

—Ha sido nuestra culpa, señor—hablaron las hermanas a la vez.

—Nosotras le pedimos a Scotty que viniera con nosotras a entrenar y por eso está aquí—siguió hablando Celia, haciendo una pequeña reverencia—. Le pedimos disculpas.

El hombre dudó durante unos pocos segundos, como si no se fiara de que estuvieran diciendo aquellas palabras por voluntad propia, y Scotty frunció el ceño para luego salir corriendo. El hombre murmuró algo por lo bajo, restándole importancia.

Cuando ambas hermanas se dieron la vuelta, vieron la expresión de Jude. Estaba de brazos cruzados y tenía la mandíbula tensa. Claramente estaba enfadado.

—No solo os saltasteis la charla—las regañó, dando golpecitos con un pie en el suelo—, sino que también arrastrasteis a Scotty a huir de sus responsabilidades.

Abigail y Celia intercambiaron una mirada cómplice. Luego, ambas se tiraron encima del chico para darle un abrazo, haciendo que se tambaleara.

—Ay, hermanito, que guapo estás hoy.

—¡Si! ¿Te has echado colonia? ¡Huele tan bien!

—Lo sentimos mucho.

—Mucho, mucho.

—No lo volveremos a hacer.

—Nunca, nunca.

—Promesita, hermanito.

—Promesita de meñique, hermanito.

—Está bien, está bien. Os lo perdono—suspiró Jude, haciendo que ambas rieran de forma aniñada, siendo consciente de que había caído de lleno en la manipulación de ambas. Pero, ¿Qué iba a hacer él contra sus hermanitas cuando se ponían de esa manera? Efectivamente, nada—. Pero vamos, que los demás deben estar esperando a Épsilon. Probablemente no juguemos el partido, pero vamos a quedarnos a ver como "razonan" con ellos.

Abigail tomó la mano de su hermana pequeña. —¡Bien! ¡Carrera hasta allí, hermano mayor!

Ambas salieron corriendo, riendo, mientras el chico bufaba:

—¡Oye, hermanas, que eso es trampa!





















🔥⚽🔥⚽🔥
















—¡Es la primera vez que pelo una patata y dejo más de lo que quito!

Abigail le dirigió una mirada incrédula a Nelly, pero esta estaba demasiado emocionada, alzando su patata como si fuera un trofeo, que no se percató de la mirada sobre ella. Le delantera se preguntó si la chica era bien de la cabeza, mientras no dejaba de observarla.

Claramente no lo está.

Se alejó dando pequeñas a un balón, aburrida. Alzó un pulgar cuando su hermano la amenazó con ir a buscarla si tardaba mucho en volver. Jude a veces era un poco dramático cuando se lo proponía, pero Abigail realmente apreciaba la forma que tenía de preocuparse por ella. Era un alivio tener a alguien como él, que siempre la cuidaba y protegía de todo. Era su única familia, junto con Celia, después de todo.

Llegó al campo de fútbol del Claustro y se puso a lanzar tiros como si se le fuera la vida en ello. En parte, así era. No tenía el calificativo de delantera estrella del equipo, pero sentía que debía seguir remando con fuerza. Asegurarse de que la barca no se hundía bajo ningún concepto, sin importar cuan altas fueran las olas. Después de todo, sabía que Axel se pondría triste si se enterara de que no estaba dando todo de ella solamente porque él ya no estuviera.

Haré que se sienta orgulloso, pensó decidida. Cuando vuelva, se quedará sorprendido.

Un ruido a sus espaldas la hizo fruncir el ceño y dejar de entrenar. Giró sobre su eje, tratando de buscar algo, pero no veía nada.

—Jude, no hagas el idiota. Sabes que odio los sustos, no tiene gracia.

—No sé quién es ese Jude, pero te aseguro que no soy él.

Abigail frunció el ceño al no reconocer la voz de aquel chico y actuó con rapidez. Picó el balón, elevándolo del suelo y lo chutó con fuerza. El esférico impactó contra el pecho de un chico que no conocía, el cual estaba poniendo una mueca extraña mientras trataba de pararlo. Resoplaba y lo vio cerrar los ojos. Cuando volvió a abrirlos para mirarla, ella se permitió estudiarlo con la mirada.

Debía de tener más o menos la misma edad y era un poco más alto que ella. Su piel era pálida, casi fantasmal. Eso hacía que sus ojos destacaran mucho más, los cuales eran de un brillante verde esmeralda, y que la miraban con curiosidad. Su pelo era de color rojo intenso, como el de los tomates maduros, y estaba peinado hacia abajo. Un mechón le cruzaba el rostro.

¿Quién es este?

—¿Quién demonios eres? —demandó, tensa.

—Vaya. Lo que decían de ti era cierto, Abigail.

Ella frunció el ceño, confundida.

¿Por qué aquel chico sabía su nombre? ¿Y por qué la hablaba como si la conociera?

—Oye, no sé quién demonios eres ni por qué sabes mi nombre—habló, mirándolo con cara de pocos amigos—, pero si no quieres que te dé otro balonazo, más vale que empieces a cantar como un ruiseñor de una maldita vez.

—Solamente soy un admirador. —El pelirrojo se encogió de hombros, como si estuviera dando la mejor explicación de toda su vida. Claramente no lo estaba haciendo y lo notó perfectamente en su mueca—. Quería comprobar por mí mismo si lo que me dijo mi amigo Jordan sobre ti era cierto. Y, sí, lo es. Parece que te conoce bien.

¿Jordan?

Ella no conocía a ningún Jordan.

Al ver la mueca de la chica, el pelirrojo no supo si había metido la pata o si debía ponerse a reír para disimular. Optó por permanecer en silencio, simplemente mirándola.

Eso, la puso de peor humor.

—¿Eh? Lo siento, rarito, pero no conozco a ningún Jordan. Creo que te equivocas...

—Oh, no. Si que lo conoces, solo que no con ese nombre—sonrió con malicia, confundiéndola—. Ya lo entenderás cuando te diga hola.

¿Qué demonios pasa con este chico?

—Eres un poco rarito—se limitó a decir.

—La verdad es que lo dicen mucho.

Me pregunto por qué, pensó Abigail, conteniendo sus ganas de poner los ojos en blanco.

—¿Podrías volver a tirar? —cuestionó el pelirrojo.

—No sé porque debería hacerlo, rarito.

—Ya lo he dicho, solo soy un admirador tuyo, y me gustaría ver de nuevo tu tiro. —El chico se encogió de hombros con aire inocente, esbozando una suave sonrisa. Echó los labios hacia fuera, en un puchero—. ¿Vas a seguir llamándome rarito?

—Bueno, resulta que no sé tu nombre—señaló Abigail, con tono obvio, mientras lo miraba con aburrimiento—. Así que mis opciones son: rarito, admirador chalado o tomate con patas. Tú mismo.

—Me llamo Xavier Foster—se presentó él, como si estuviera encantado de que ella quisiera saber su nombre. Y algo en su tono de voz decía que realmente lo estaba—. Nos vemos pronto, Abigail.

Abigail frunció el ceño viendo como el chico se iba en dirección a los árboles. Bajó la mirada para buscar el balón y cuando volvió a levantarla, ya no había rastro alguno del pelirrojo.

Se encogió de hombros, optando por ignorar lo que acababa de pasar.

—Que chico más raro.




















🔥⚽🔥⚽🔥




















Épsilon apareció ante ellos, tan imponentes como la última vez que los habían visto. Era increíble como el tal Dvalin y compañía destilaban un aura tan fuerte, nada que ver con la que había alrededor de Tormenta de Géminis. Estaba claro que se trataba de equipos de diferentes niveles.

Sin embargo, los jugadores del equipo del Claustro Sagrado se empeñaron en seguir su plan. No iban a jugar.

—Digáis lo que digáis, no pensamos jugar—explicó tranquilamente el capitán.

—Peor para vosotros.

Dvalin sonrió de forma enigmática y levantó el balón del suelo. Le pegó una patada, destruyendo parte del Instituto.

—¡Oh no! —exclamó preocupada una alumna—. ¡Están destruyendo nuestro Instituto!

Enhorabuena, capitana obvio, por decir lo que es EVIDENTE... Si no lo dices no me habría dado cuenta.

El capitán del Claustro observó aquello con los labios algo apretados.

—Está bien, lo haremos.

—Empezaremos en breve—señaló Dvalin.

Los jugadores del Épsilon y del Claustro Sagrado se pusieron en sus sitios. Los del segundo, juntaron sus manos en puños, confundiendo a los jugadores del Raimon. Los demás siguieron como si nada, mostrando que era algo normal en el equipo.

—Perdonad que nuestros débiles corazones sean atacados por estas almas oscuras—habló el capitán, como si estuviera rezando.

Dejaron de hacer la pose unos segundos después.

Que gente más rara, fue lo único que pensó Abigail después de verlos.

—Los aplastaremos en seis minutos—indicó Dvalin.

—¿Qué dice? —preguntó confundido Kevin.

Abigail se inclinó hacia su hermana para leer los nombres de los jugadores del Épsilon y del Claustro Sagrado. Después de todo, le gustaba conocer los nombres de los jugadores de otros equipos. Y si se iban a enfrentar a otro equipo de la Academia Alius, quería saber cómo se llamaban aquellos que se habían librado de Janus y los demás.

Marshall se la pasó a Dirk y ambos avanzaron por el campo. Dirk se la pasó a Max, quien luego de unos extraños movimientos, se la pasó a Marshall. Krypto se puso enfrente.

Torbellino Dragón.

Pero el jugador de Épsilon entró en la super técnica y robó el balón.

—¿La super técnica no ha funcionado? —preguntó Mark, sorprendido.

—Algunos jugadores tienen la habilidad suficiente como para hacerlo—explicó Abigail de forma escueta—. Es complicado, pero se puede romper las técnicas de otras personas.

Ian se puso delante de Krupto. Mercury pasó por encima y Krypto se la pasó.

Pisotón de sumo.

Mercury aminoró el paso, pero no mucho. Luego, chutó, metiendo a Brendan en la portería con el balón. La chica sonrió de forma malvada.

Tecnica Kung-Fu.

Dvalin lo paró con una mano.

Zell tiró a puerta, marcando goles. Épsilon siguió haciendo aquello, metiendo goles, y, de paso, mandando balonazos a los jugadores rivales.

Se ve que todos los de la Alius tienen la misma manía de andar a balonazos...

—Es imposible—murmuró el capitán del Claustro Sagrado.

Fue el último en caer.

—Al final es verdad lo que dijo—murmuró Kevin, luego de echar una mirada al reloj—, acabaron con ellos en seis minutos...

—Bueno, ya sabéis lo que toca—indicó Dvalin, alzando el balón.

—¡Alto! Esto no se ha terminado! —interrumpió Mark, poniéndose de pie de un salto, llamando la atención de ambos equipos—. Ahora os enfrentaréis a nosotros.

—Capitán, no somos suficientes—le murmuró Abigail, en tono obvio.

Mark puso una mueca extraña al darse cuenta de que tenía razón.

—¡Si necesitamos uno más aquí está! —indicó Celia, también poniéndose de pie—. Scotty Banyan.

—¡¿Qué?! ¿¡Scotty?!

—Al fin y al cabo es un jugador de fútbol, ¿no?

—Pero es un reserva—señaló Kevin.

—Si mete la pata, nos fastidiará a todos—apoyó Bobby.

—¡Eso no pasará! ¡Scotty puede hacerlo perfectamente! Os lo pido por favor—rogó Celia, para luego mirar a su hermana—. Abby, díselo tú.

Lo que se hace por un hermano...

—Capitán, yo misma he visto entrenar a Scotty—habló Abigail, logrando la atención de todos—, y tiene una técnica de lo más curiosa. Podemos darle una oportunidad.

Mark la miró sonriendo.

—Está bien.

—¡¿Qué?!

—¿Le parece bien, entrenadora?

—Haced lo que queráis—contestó Aquilina, como si no fuera con ella.

—N-No... P-pero si y-o... —a Scotty le tembló la voz.

—¡Es tu oportunidad para enseñarles a todos los que vales!

—Pero... No... Pero...

—¡Todo irá bien, Scotty! Yo confío en ti.

—¿Eh? ¿Qué tú... confías en mí?

—Sí, confío. Sé que lo harás estupendamente.

—Oye, oye, menos cháchara—intervino Abigail, haciendo que su hermana se sonrojara y el niño la mirase mal—. El partido va a empezar. Ya tendréis tiempo de coquetear luego. O no—añadió al ver la pose de su hermano.

Menos mal que he rectificado a tiempo, o Jude me habría dado una colleja.

Los jugadores del Épsilon no habían despegado su mirada de ellos desde que Mark había indicado que jugarían. Los extraterrestres tenían curiosidad por aquellos jugadores que parecían no tenerles ningún tipo de miedo. Además, estaba el detalle de que habían derrotado a Tormenta de Géminis, y por ello, querían medir su fuerza.

Mercury dejó su posición junto a Stell y caminó hasta su capitán, quien no dejaba de pasar su mirada por los jugadores del Raimon. Parecía estar analizándolos, pero la jugadora sabía que, en verdad, estaba comprobando algo. Y lo confirmó en cuanto la mirada del portero se posó en la delantera que parecía estar ignorando a sus compañeros.

—Señor, ¿es ella? —preguntó con curiosidad.

Él me aseguró que jugaba en el Raimon y que tenía los ojos de dos colores. No veo a ninguna otra chica así—respondió el portero con tranquilidad, pero sin mirarla—. Además, creo en su palabra. Y realmente quiero saber qué es lo que tiene ella que tanto lo fascina.

Mercury asintió, no muy convencida, pero no dijo nada. Ambos siguieron observando a la chica, viendo cómo se ataba los cordones mientras ignoraba a sus compañeros discutiendo. Parecía ajena a ello, como si hubiera apagado el botón de su cerebro que se encargaba de escuchar discusiones triviales.

Abigail fue detenida por Aquilina, quien la tomó del antebrazo. La chica la miró con una ceja alzada, en especial cuando su entrenadora le tendió una botella con el líquido de color violeta.

—Es la receta de una bebida que el señor Hillman me dijo que te vendría bien— le explicó al ver la mueca confundida de la jugadora, sin reparar en las expresiones de los extraterrestres—. Debes tomar una vez al día para no perder sales minerales y dar más de ti.

Abigail no se extrañó demasiado.

Desde muy pequeña había empezado a beber batidos de lo más extraño para minimizar el consumo de sales y azúcares. Era como si, el fuego de su interior necesitara muchos más sales y azúcares para arder con fuerza. Sin Axel, no estaba en sus planes cuestionar aquella ayuda.

—Espero que lleve uva y no berenjena—comentó Abigail, tomando la botella y observando el líquido—. Las bebidas de berenjena son lo peor del mundo. Saben a rayos y truenos—añadió, haciendo una mueca de asco.

Aquilina asintió, para luego observarla beber. Se preguntaba por qué, de un día para otro, el señor Hillman le había dicho que hiciera que Abigail bebiera aquello. Podría habérselo dicho cuando empezaron con aquella misión, pero tampoco lo cuestionaba. Seguramente estaba demasiado ocupado haciendo lo que el señor Raimon le había encargado.

Lo que Aquilina no sabía era que el señor Hillman no había mandado aquel mensaje.



















🔥⚽🔥⚽🔥






















—Tres minutos serán suficientes—indicó Dvalin.

Sus compañeros de equipo asintieron, ante la mirada confundida de los jugadores del Raimon.

—¿De qué narices hablas? —preguntó Kevin, molesto.

—Déjalo—la tranquila voz de Shawn hizo que los dos delanteros se girasen a mirarlo—. Ya lo veremos.

El partido comenzó y Abigail se la pasó al de apellido Dragonfly. Con el ceño fruncido, vio como un jugador de Épsilon se lo quitaba con gran facilidad, ocasionando un gruñido en su compañero. Erik robó el balón y chutó a puerta con su Tiro Giratorio, que fue parado por la defensa de Mole y Kayson, ante su atónita mirada.

Está claro... esta gente está a otro nivel. A su lado, Tormenta de Géminis es un bebé que no sabe ni balbucear.

Los jugadores del Épsilon comenzaron a tirar balones a diestra y siniestra contra los jugadores del Raimon, sin aparente intención de marcar. Pero, fruncían el ceño cuando, luego de unos segundos, cada vez que lo intentaba, Abigail aparecía como un rayo y se ponía delante de su compañero.

—Hermana...

—Cállate, Jude.

Mercury miró de reojo a su capitán, quien asintió levemente, y la jugadora lanzó el balón contra Abigail. Alzó las cejas cuando el esférico impactó contra la delantera del Raimon, pero ella no se movía ni un centímetro.

—Froste.

El mencionado se sobresaltó en cuanto escuchó su apellido, pero sacudió la cabeza y recibió el pase. Aunque, cuando alzó la cabeza, sus ojos eran ámbar. Recorrió el campo con rapidez, mientras los jugadores del Épsilon lo miraban con el ceño fruncido.

Ventisca Eterna.

El disparo llegó a puerta, con una gran explosión. Sonrió, pensando que lo había logrado, pero soltó un gruñido y su sonrisa se borró al ver a Dvalin con el balón en la mano, sonriendo de lado.

—¿Eso es todo? —se burló—. Creía que iba a ser mejor.

El chico Froste soltó un gruñido enfadado, mientras el capitán del Épsilon le pasaba el balón a Mercury. Ella esquió a Jude, Erik y Bobby con su Lluvia de Meteoritos, la cual hizo volar a los tres jugadores. La chica le pasó el balón a Zell cuando, mirando por el rabillo del ojo, vio a Abigail yendo en su dirección.

Rayo de Ganimedes.

El disparo de Zell hizo trizas el intento de parada de Mark, logrando que el portero y el balón acabasen dentro de la portería. Mark cayó a plomo al suelo, mientras Abigail ayudaba a su hermano mayor a levantarse del suelo.

—Os lo dije—habló Dvalin, desde su portería—, tres minutos.

La mayoría de los jugadores del Raimon estaban en el suelo, salvo Abigail y Jude, quienes fulminaron con la mirada al portero rival.

—Veo que es algo normal en la Alius que tengáis el ego bien subido—escupió la delantera.

Alzó las cejas cuando Mercury le dio una leve patadita al balón, haciendo que este rodara hasta quedarse delante de ella y su hermano. El estratega frunció el ceño, con confusión, mientras su hermana miraba a la chica de pelo azul.

—Vamos, juega—la pinchó Mercury—. Aunque te aseguro que, en cuanto te muevas, él se caerá al suelo.

Abigail gruñó, sin notar la mirada de cierto pelirrojo sobre ella.

—No le hagas caso—murmuró Jude a su hermana.

—No voy a caer tan bajo ante un extraterrestre de pacotilla, hermano—se limitó a decir.

Abigail sonrió con sorna, para luego patear el balón. Este fue en dirección a Froste, quien se había levantado, tomando por sorpresa a los jugadores de Épsilon, aunque no a Dvalin.

—Esta vez irá. Ventisca Eterna.

De nuevo, Dvalin paró el remate del chico Froste, haciendo que este apretara los puños con fuerza. El portero notó al pelirrojo en la barandilla y decidió poner fin al partido.

Chutó el balón con una potencia increíble para ser un portero.

—En diez días nos volveremos a enfrentar, Raimon.

El balón iba directo hacia la defensa, donde el único que estaba de pie era Scotty. Este tropezó con Nathan, haciendo el pino para no caerse al suelo y girando sobre sí mismo. Cuando dejó de hacerlo, tenía el balón a su lado.

Había tenido el tiro del extraterrestre.






















🔥⚽🔥⚽🔥
























Los jugadores del Raimon estaban en la Caravana, con rumbo a casa. Abigail tenía la cabeza apoyada en el hombro de Nathan, quien parecía estar discutiendo algo con Jude.

Lo cierto era que ella estaba escuchando la conversación un poco por encima, mirando el exterior con tranquilidad. Prefería observar como el paisaje iba cambiando lentamente.

—Deberíamos haber fichado a Scotty para el equipo—señalaba el de pelo azul.

—Espera, espera, espera. —Abigail abrió los ojos con sorpresa, girando un poco la cabeza para mirar a su mejor amigo—. ¿No fichamos al pequeño idiota?

Nathan rio al escucharla. Jude se dio una palmada en la frente, para luego volver a su conversación con el defensa. Conversación a la que Erik se incorporó para señalar que lo que había hecho para parar el tiro de Dvalin había sido realmente increíble.

—Esto...—murmuró Jack, desde atrás—. Chicos...

—¿Qué narices pasa ahora, J...! ¡No jodas!

Scotty se echó a reír ante la reacción de la delantera, con aire travieso. Parecía ser que el niño si que había sido fichado, y si iba con ellos. Solo que lo había decidido él solo.

La entrenadora Schiller hizo que el señor Veteran parase en una zona de descanso y llamó al entrenador del Claustro Sagrado. No pareció realmente sorprendida cuando este le dijo que el niño había hecho su elección por sí mismo y que ellos no podían intervenir en ella. Era de esperarse de un instituto como aquel.

Una vez se pusieron en marcha de nuevo, Aquilina recibió una llamada. Todos vieron como la mujer parecía ponerse algo pálida mientras escuchaba lo que le decían. Y su cara fue todo un poema cuando tuvo que explicarles que había pasado.

Era un hecho.

La Royal Academy había vuelto.

Rai Dark había vuelto.

Nathan dejó a los dos hermanos en el mismo asiento, pero ambos estaban sumidos en el silencio desde que se habían enterado. Parecían haberse quedado mudos, aunque lo que sentían era impotencia, frustración. Abigail dejó caer la cabeza contra el respaldo del asiento de delante, lamentándose de su mala suerte. Jude tenía las manos en la cabeza y miraba hacia el suelo.

Mientras, los demás les explicaban a los que no sabían todo lo que Rai Dark había hecho, para que entendieran un poco las reacciones de los estrategas. Scotty le pintó la cara a Jack con un rotulador negro mientras el defensa dormía. Los chicos se echaron a reír con su bromita, olvidando la tensión anterior.

Todos, menos Abigail y Jude.

Ellos no tenían ningún motivo para reírse.




































¡HOLA, HOLA! ¿Qué tal están? ¡Espero que bien!

La verdad es que ya era momento de subir este capítulo e iniciar el 2023 con Fire on Fire. No sé si lo he comentado, pero la verdad es que me gustaría avanzar con la trilogía un poco más y traer de vuelta el segundo libro. Básicamente porque, causado por el mundial del año pasado, me volví a ver Ares y Orión, y la verdad es que mis ganas de volver a escribir sobre esa línea han crecido exponencialmente. Pero no quiero prometer nada, por si luego me echo atrás y no lo hago. (Me suele pasar).

Volviendo a esta línea.

Yo prometo que en algún momento de mi vida toda la trama de la Academia Alius me gustaba mucho, pero ahora, me parece una tontería como una casa. No sé si porque he crecido o porque me ha empezado a gustar más la línea alternativa, pero es que no tengo por donde pillar algunos partidos. Como el del Claustro Sagrado..

I mean, unos chicos que son medio monjes se ponen a jugar contra unos extraterrestres... Claro que sí, eso es lo más normal del mundo. Tipo, me pasó ayer cuando iba a mi casa después de clase. Venga ya. Solo lo de los monjes jugando al fútbol ya tiene un poco de delito, creo yo vamos.

Eso resume muy bien lo que pienso del capítulo, ¿no? Básicamente, solo me hace gracia Scotty y su mal forma de quejarse por todo. Literalmente no debería shippearlo con Celia, teniendo en cuenta la edad original, pero es inevitable. Luego aparece Darren y ya cambio de opinión.

Le mejor es el señorito Xavier, que dice, "nada, voy a aparecer como si fuera un fantasma y acercarme a Abigail" (no sabéis lo que me revienta las costillas referirme a él como Xavier, agh, no me gusta ggg). Claro que sí, jefe, ¿por qué no? Solamente vas a quedar de bicho raro, pero no pasa absolutamente nada. Tú sigue a lo tuyo.

Y, como siempre, Rai Dark. Rai Dark dando por saco. Rai Dark molestando al Raimon. Rai Dark molestando a Abby y a Jude. Es que no se cansa el tío de aparecer en el anime, eh. No tiene nada mejor que hacer. Literalmente ha sido diseñado para que yo no lo soporte. 

Bueno, ¿Qué os ha parecido?

¡Espero que os haya gustado!

Para desbloquear el siguiente capítulo, querides lectores, necesitaremos la friolera de 30 VOTOS Y 30 COMENTARIOS. Os recuerdo que los comentarios deben ser decentes, no me vengáis ahora a dejarme palabras sueltas o emojis, porque entonces no los tendré en cuenta. Luego no digan que yo no aviso. El que avisa no es traidor, mi gente :3

Por si os interesan mis planes mentales, la verdad es que me gustaría hacer un fic de alguien de la línea Ares y Orión, porque OMG. Estaba pensando en Hiroto, pero él sale en Play with fire, así que por el momento lo descarto. Y luego surgieron en mi cabeza los nombres de Haizaki, Nosaka o Hikaru. Cielosanto, es que me gustan muchos. Bueno, ¿Qué opináis? Yo no digo nada, pero conmigo nunca se sabe :)

Ah, y si os interesa, tengo un fic de Levi Ackerman en mi perfil. Adoro a ese hombre con toda mi alma, y me haría muy feliz veros también por allí. Ver que le dais a Cassie el mismo amor que a Abby me haría muy feliz, (la verdad es que ambas se parecen un poco, pa que mentir). Ahí lo dejo, por si os interesa.

Y si me véis algo desaparecida por aquí, es porque estoy trabajando en un fic de BNHA. Es con Shoto y planeo subirlo en febrero. Así que, si os interesa, podéis estar pendientes de mi tablón de anuncios y mi instagram. Ahí digo muchas cosas interesantes, e incluso podemos interactuar. Digo, si queréis, yo no os obligo.

Nada más por mi parte pero, ¡nos leemos en comentarios!

—👑

|Publicado|: 25/01/2023

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro