28.
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CAPÍTULO VEINTIOCHO
Servicio Secreto
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LUEGO DE UN VIAJE DE UN PAR de horas, la azulada Caravana Inazuma llegó a la antigua capital, pero la policía les cortó el paso en seco. Aquilina Schiller, la recién incorporada como entrenadora del Raimon, bajó del vehículo para poder hablar con los agentes.
—¿Podemos pasar?
—¿Sabe lo que ha pasado aquí?
—Sabemos que es una locura, pero...
En el interior, casi todos los jugadores miraban por las ventanas, algo preocupados. Realmente no esperaban que su aventura fuera a terminar tan pronto.
—A este paso no nos dejarán pasar—murmuró Jack.
—Viajar tanto para esto...—masculló Steve, haciendo una mueca de disgusto.
—Tenemos que hacer algo—exclamó Erik, con decisión.
Abigail y Axel despegaron la mirada del cuaderno que ambos estaban leyendo con tranquilidad en cuanto escucharon movimiento. Mark se había levantado de su asiento.
—Voy a bajar. A decirles que nos dejen pasar.
—¿De verdad crees que van a escuchar a un adolescente diciendo que derrotará a unos extraterrestres usando el fútbol? —preguntó Abigail, destilando sarcasmo por cada poro de su piel.
—Sí.
—Por amor a.... ¡Era una pregunta retórica, Mark!
—Espera, Mark, la entrenadora ha dicho que esperemos aquí...—lo intentó parar Silvia.
Pero Mark no le hizo ni caso y se bajó de la caravana.
Este chico no tiene remedio.
—Será posible...—se lamentó la gerente de pelo verde.
—Este chico tiene serrín en la cabeza luego de tantos golpes que se ha llevado con los neumáticos—refunfuñó Abigail, causando alguna que otra risita divertida entre los presentes.
Realmente se mete en más líos de los que soluciona... Espero que Schiller haga algo.
Nelly tomó su teléfono.
—Lo siento, está prohibido el paso—dictaminó el policía a la entrenadora.
El otro policía a su lado recibió una llamada.
—¿Diga? Sí, tenemos un equipo de fútbol que quiere...—se quedó callado, escuchando lo que la otra voz le decía. Ante aquellas palabras, su rostro se llenó de sorpresa—. ¿Cómo? ¿Qué les dejemos pasar?
Así pues, el Raimon consiguió entrar en la antigua capital. Fue cuando vieron la blanca estatua del ciervo destruida, aquella que el primer ministro Vanguard iba a inaugurar como símbolo de paz el día que había sido secuestrado.
—Parece que Janus ha puesto su trasero galáctico por aquí—murmuró Abigail, recibiendo un suave apretón de su novio.
—Sí, tenemos que hacer algo—musitó Mark.
Nelly seguía hablando por teléfono. Abigail la observaba levemente, pues parte de su atención estaba en Axel. Hacía bastante tiempo que no lo veía tan tenso.
—Sí, muchas gracias. Gracias por habernos ayudado.
—Pero, ¿hasta donde puede llegar un presidente de una junta escolar? —se preguntó Bobby, mirando sorprendido a la chica Raimon.
—Esto es realmente horrible—masculló Mark.
—Claro, como no es suyo—musitó Celia, con los ojos cristalizados.
—Maldita Academia Alius—gruñó Kevin.
—Tranquilos, les acabaremos devolviendo todo lo que han hecho.
—¡Sí!
—Amor—llamó Abigail, logrando que los ojos oscuros de su novio se posaran sobre ella al instante—, ¿te encuentras bien?
Axel asintió con la cabeza, casi notando como le dolía la cabeza.
—Sí, no te preocupes—murmuró con la boca pequeña, mientras rodeaba sus hombros con un brazo—. Solamente estaba preguntándome que es lo que pretenden secuestrando al primer ministro.
—Sí, yo también me lo pregunto—asintió Abigail, sin notar la manera con la que el rubio suspiraba—. Especialmente si son los mismos que Janus y compañía. Es decir, ellos nos retaron a un partido de fútbol, ¿Qué tiene que ver el primer ministro? No es que lo haya visto jugar nunca...—Se interrumpió, observando el lenguaje corporal del chico—. ¿Seguro que estás bien?
—Me duele un poco el costado, de la caída en el partido—mintió Axel, esbozando una pequeña sonrisa, en un intento de tranquilizarla—. Se me pasará enseguida, no te preocupes.
—Amor...
—Enserio, estoy bien—la interrumpió Axel, dejando un suave beso sobre su cabeza.
Aunque a Abigail le hubiera gustado discutir aquello, no era el momento ni el lugar. Estaba claro que algo estaba mal con Axel, pero tenía muy presente que su novio no era muy hablador cuando se lo proponía. Además, estaba el detalle de que no estaban solos, sino en aquella extraña misión con todo el equipo.
Se lo preguntaré en otro momento, decidió, mientras caminaba a su lado. O quizás puedo pedirle a Jude que hable con él... Se quedó mirando a su hermano, quien parecía estar pensando en algo muy intensamente. No, no creo que sea buena idea. Jude está en medio de uno de sus razonamientos intensos. Si lo interrumpo, acaba conmigo.
Luego de hablar entre todos, decidieron dividirse en pequeños grupos para buscar pistas. Técnicamente no tenían ni idea de que era lo que buscaban, pero Willy, en uno de sus momentos de lucirse, había dejado claro que debían de ir con ojo de lupa; esto es, fijarse en todo aquello que se saliera de lo común en un espacio al aire libre como era aquel.
Abigail, arrastrada por su hermana pequeña, caminaba con las gerentes y la entrenadora. No estaba demasiada feliz de separarse de Axel cuando parecía tan tenso, pero no había sido capaz de negarse ante la mueca de cachorro mojado de Celia. Además, el propio Axel le había dicho que fuera con ellas. En otras palabras, no había tenido opción b.
—¿Atacar al primer ministro? ¿Qué está tramando esta gente? —preguntó Nelly, a ninguna en particular.
Aquilina parecía sumida en sus pensamientos, así que no escuchó la pregunta de la chica Raimon. Silvia se encogió de hombros, Celia se quedó pensando y Abigail simplemente soltó un suspiro.
—Chicos, mirad—los llamó Nathan.
Todos se acercaron a él con rapidez, viendo que estaba casi metido en un pequeño riachuelo que cruzaba la plaza.
¿Le entraron ganas de bañarse o qué...?, se preguntó Abigail. Al menos, hasta que se fijó bien.
—Es un balón negro—murmuró Mark, al ver lo que le peliazul señalaba.
—El mismo que anunciaron en las noticias—señaló Erik, asintiendo con la cabeza.
Mark intentó levantarlo en el aire, pero descubrió que pesaba mucho, bastante más de lo que era habitual. Lo intentó varias veces, pero no fue capaz. El balón acabó cayendo al suelo, haciendo mucho ruido.
—Como pesa...
—Que no se mueva nadie—intervino una voz desconocida, masculina—. Esta vez no escaparéis, extraterrestres de la Academia Alius.
—¿Qué? —preguntó Mark, confundido.
—¿Se refiere a nosotros? —preguntó esta vez Nathan.
—Y nos comparan con extraterrestres—bufó Celia, con disgusto.
—¿Tan raros somos que les parecemos extraterrestres? —preguntó Abigail, con el ceño fruncido, tratando de contener el mal humor que la podía dominar.
—¿Dónde está el primer ministro? ¿A dónde os lo habéis llevado?
—¿Qué? No—intentó hablar Mark—, espera un momento...
—¡Silencio! La prueba está en que también tenéis ese balón negro.
—No, si no es nuestro—lo intentó de nuevo Mark.
—Ni siquiera podemos levantarlo del suelo, así que ni de coña podemos lanzarlo—añadió Abigail, con la voz cargada de molestia.
Cálmate, cálmate, cálmate.
—¿Queréis tomarnos el pelo?
—Que no, que es la verdad...—insistió Mark.
—¿Es que los policías de la entrada no les han contado quienes somos? —preguntó Jude, entre sorprendido y molesto.
—Ni idea, a mí no me lo preguntes—masculló Nelly.
—Somos el Servicio Secreto y protegemos al primer ministro.
—Me parece muy bien—habló Nathan, enfadado—, pero eso no le da derecho a insultarnos diciendo que somos unos extraterrestres.
—¡¿Dónde están los extraterrestres?!
Y aquí vamos de nuevo, pensó Abigail, poniendo los ojos en blanco. Dios mío, ¿pero que te hemos hecho para que nos abandones así?
Todos los del Raimon bufaron al unísono al ver como corría hacia ellos una chica de pelo rojo, vestida de traje negro y con un extraño gorro en la cabeza.
—Ya estamos otra vez... pero que nosotros no somos extraterrestres—insistió Mark, siendo el que más paciencia tenía del equipo. Aunque, estaba comenzando a perderla—. Somos los campeones del Torneo de Fútbol Frontier.
—Os pillamos con una prueba irrefutable, ¿y encima los negáis, extraterrestres?
Cálmate, cálmate, cálmate.
—¿Acaso estás sorda, niña? —habló Abigail, molesta, mirándola con una mueca que era de todo menos amigable—. Que. No. Es. Nuestro
—¿Cuántas veces tengo que decirlo? —volvió a insistir Mark—. Que nosotros no somos extaterrestres.
—¿Es que tenemos pinta de extraterrestres? —preguntó Kevin.
—Hay un momento en el que las sospechas llegan a un límite—siguió Nathan.
—Por un maldito cuerno, ¿es que no tenéis ojos y no reconocéis el maldito escudo de la chaqueta? —A Abigail no le importaba un pepino mostrar que estas molestaba, ya que tenía ganas de darle un balonazo a algo o a alguien.
Cálmate, cálmate, cálmate.
—Precisamente que lo neguéis con tantas ganas es lo que os delata.
Listo, se acabó. Voy a por ella...
Jude alargó una mano, tomando a su hermana del hombro para evitar que saltara sobre la pelirroja y la golpeara.
Tsk, maldito hermano mío.
—Si decimos que no, será por que no lo somos—masculló Mark, cansado.
—Que sí, sois extraterrestres.
—Pues no lo somos.
—Que si lo sois.
—¡Suficiente! —estalló Abigail, asustando a los dos y logrando que dieran un brinco en el sitio—. Esto ya es una conversación estúpida.
—Estoy de acuerdo con la extraterrestre de ojos bicolores.
Abigail resopló.
Esta niña es una pesada, pensó con cansancio.
—Está bien, —soltó la pelirroja—, si no sois extraterrestres, demostradlo—sonrió como si nada—. Echemos un partido.
¿Qué?
—Bien—aceptó Mark, frunciendo el ceño ante lo rara que era aquella propuesta.
Abigail lo miró como si fuera la primera vez que veía a otra persona.
¿Por qué tiene que aceptar siempre todo lo que le dicen?
Intercambió una mirada con su hermano. No le hacía falta que Jude se quitase las gafas para saber la mueca que estaba poniendo. A él también le parecía extraño y lo ponía de los nervios el humor de Mark.
Todos siguieron a la pelirroja hacia un campo de fútbol que había a pocos metros de donde aquellas personas trajeadas los habían detenido. Todo era tan raro que Abigail volvió a fruncir el ceño, observando a los desconocidos como si esperase que le fueran a salir colmillos o garras en cualquier momento.
—Pero, ¿Por qué con un partido de fútbol? —preguntó Nelly, con confusión.
—Ni idea—murmuró Aquilina, encogiendo los hombros—, pero tampoco nos va a causar ningún daño. Además, tengo ganas de ver como se comporta el equipo jugando contra adultos.
Abigail caminó por el campo hacia su posición, todavía con el ceño fruncido.
Nada de esto tiene sentido. Y estamos perdiendo el tiempo de una manera muy absurda.
—No os dejéis impresionar porque sean adultos—indicó Mark a sus compañeros, logrando que la delantera girara la cabeza para mirarlo—. Recordad que, en el campo, todos somos jugadores de fútbol.
—¡Eso! Les voy a meter un gol tras otro—exclamó Kevin con decisión.
Creo que te has venido un poco arriba, amiguito.
Abigail giró la cabeza para mirar a Axel, quien esbozó una pequeña sonrisita y asintió con la cabeza. Aunque parecía bastante tranquilo, no quiso confiarse. Después de todo, Axel era bastante bueno ocultando sus emociones cuando verdaderamente se lo proponía.
—Debemos tener cuidado porque ellos deben tener mejor resistencia que nosotros—razonó Nathan, de brazos cruzados—. Hay que controlar bien nuestro ritmo de juego.
—Bueno, está más que claro que no podemos jugar contra ellos como lo hemos hecho hasta ahora con los otros equipos a los que nos hemos enfrentado en el Frontier—murmuró Abigail, asintiendo a las palabras de su mejor amigo, decidiendo centrar su mente en lo que se le daba bien para no estallar—. Y eso solo significa que necesitamos un cambio en nuestra estrategia.
—No, si el mayor problema es que nos falta un jugador—se quejó Bobby.
—¿Y Willy? —preguntó Steve, con el ceño fruncido.
—Huirás...—masculló Jack, como si fuera obvio.
—Ejem... dejaré que juguéis solo vosotros...—masculló el chico.
La ceja de Abigail comenzó a sentir espasmos. Nathan la tomó del hombro, luego de recibir una mirada de Jude.
Me tratan como un animal salvaje... Que divertido.
—Lo que falte lo cubriremos entre todos los demás, ¿de acuerdo? —indicó Mark, restándole importancia.
—Vale.
—Pero, ¿alguien de vosotros sabe como juega ese equipo? —intervino Jude, alzando una ceja.
—Bueno, teniendo en cuenta que son guardaespaldas, deberían tener una gran y sólida defensa—razonó Abigail, con una mano en el mentón y gesto pensativo—. Además de la resistencia que ha mencionado antes Nath.
—Entrenadora, denos algún consejo, por favor.
—Admito que lo que dice Abigail es verdad—habló Aquilina, con una expresión facial que casi parecía decir que no le importaba lo más mínimo aquel partido. La mencionada la miró con los ojos algo entrecerrados, pero ella no se inmutó—. Sin embargo, jugad como os parezca.
—¿Qué?
—Diga algo más—pidió Steve.
Está claro que no lo va a hacer.
—Parece que esta mujer quiere ver como jugamos—señaló Jude.
—Sí, no olvidemos que es el primer partido que nos dirige—indicó Axel, de brazos cruzados.
—Tengo una idea, nosotros decidiremos la táctica de juego—señaló Mark, con emoción. Quizás demasiada.
—¿Qué formación vamos a tener contra un equipo como ese? —preguntó Erik, frunciendo el ceño.
—Creo que reforzaremos la defensa.
—No, Mark, no podemos hacer eso—lo frenó Abigail, de brazos cruzados y expresión seria—. Si reforzamos la defensa, no podremos atacar.
—Sería mejor reforzar el poder ofensivo del equipo subiendo a Bobby y a Nathan al centro del campo—sugirió Jude, quien parecía estar pensando lo mismo que su melliza.
—¿Queréis una formación ofensiva? —preguntó Mark.
Abigail y Jude intercambiaron una mirada.
—Sí—asintieron a la vez los mellizos.
—En situaciones como esta, lo vital es ser el primero en marcar—añadió Jude, mientras su hermana asentía con la cabeza.
—Cuanto antes marquemos, antes acabaremos con esta chorrada—finalizó Abigail, lanzando una mirada irritada hacia el otro "equipo".
—Está bien—aceptó el capitán, puesto que confiaba en el criterio de ambos hermanos.
Chester Junior salió, en ese momento, de entre los árboles. Montaba su bici y parecía haberse metido una buena maratón.
—He llegado justo a tiempo...
—¿Qué haces aquí, Chester? —le preguntó Silvia, sorprendida.
—Allí donde esté el Instituto Raimon estará Chester Horse, padre o hijo. El partido va a comenzar enseguida.
Kevin se la pasó a Axel y él a Abigail.
—Ahí está el saque de centro. Kevin Dragonfly entra en el campo rival con velocidad.
Abigail se la pasó a Erik, quien regateó a Joe y Marshall.
—No está mal—murmuró la chica de cabello rojo.
Erik se la devolvió a Abigail.
—Allí vienen. Escudo corporal—indicó Ian a sus compañeros.
—A la orden.
Entre tres personas ejecutaron aquella técnica, deteniendo el avance de Abigail.
—Era de esperarse de unos guardaespaldas—masculló la delantera, sin inmutarse, casi sonriendo ante la irritación de uno de ellos.
El balón salió por banda.
—¡Que desgracia! La defensa del Servicio Secreto ha detenido el ataque.
—Que mala suerte...—se quejó Silvia.
—Tienen muy buena defensa—señaló Celia.
—Es lo que dijo Abby—habló Nelly, con las manos en su regazo—. Como son guardaespaldas, usan su cuerpo para detenerlos.
Ahora quien llevaba el balón era Axel. Shirley se puso delante y lo paró usando una super técnica llamada Zona de Seguridad. Tori y Marge detuvieron a Jude; Marshall y Taylor le hicieron una entrada a Axel; Zona de Seguridad también detuvo a Erik; e Ian y Wallace cortaron un pase que iba para Abigail.
—Remate Dragón.
—Muralla de escudos.
Despejaron el tiro de Kevin.
—No solo tienen unas grandes super técnicas de defensa—masculló Abigail, observando el panorama y pensando en qué hacer—, sino que son rápidos a la hora de defender.
—No vamos a poder romper su defensa tan fácilmente—comentó Aquilina, pasando su mirada de un hermano a otro.
La pelirroja avanzó con el balón.
—Vamos, al ataque.
Marge y Taylor la siguieron. El Servicio Secreto entró en el campo del Instituto Raimon.
—Nathan, cúbrele—indicó Jude.
Nathan corrió a tapar a la pelirroja.
—¿Ya estás aquí, extraterrestre?
—Que no, que soy humano.
—Bah, eso lo veremos ahora mismo.
Y saltó por encima del peliazul.
—No puede ser—se quejó Jude—. Adelante.
La pelirroja se la pasó a Marge.
—No pasaréis de aquí—indicó Jack.
—Ahora—hablaron a la vez Marge y Taylor—. Aikido.
Tiraron al suelo a Jack. Taylor se la pasó a Marshall y él a Joe, para que este pasara a Steve. Joe se la pasó a Holly.
—Bomba Acrobática.
—Despeje Explosivo.
Mark despejó el tiro.
—Que bueno es Mark, ¿eh? —habló Silvia, sonriendo.
—Ni unos adultos pueden con él—señaló Celia, entusiasmada.
Nelly asintió con la cabeza.
—Bien hecho, Mark—cantó Abigail, sonriendo levemente.
—Es el único emocionado por esto—señaló Jude a su lado—, y eso solo hace que su estamina suba.
—¿Estás analizando a Mark? —se burló Abigail, riendo—. Mira que eres raro, hermano.
—Cierra el pico, hermana.
Abigail le sacó la lengua y Jude simplemente rodó los ojos detrás de sus gafas.
—Bueno, ya he visto lo que quería—habló Aquilina, confundiendo a las tres gerentes.
—Chupaos esta. Remate Dragón.
—Ahí voy yo—apareció la pelirroja—. Torre Inexpugnable.
Tiró a Kevin al suelo.
—Has sido muy ingenuo, extraterrestre.
Cuando Kevin apoyó el pie en el suelo para levantarse, hizo una mueca de dolor. Abigail frunció el ceño.
¿Acaso él...?
—Esta gente es bastante buena—opinó Mark, y sonrió al instante.
Este chico...., Abigail negó con la cabeza. Realmente le da igual contra quien juega. Él siempre disfruta del fútbol. Es como un niño pequeño.
—Atención, apenas queda tiempo de la primera parte. El Raimon vuelve a salir al ataque.
Abigail le pasó el balón a Kevin, observándolo.
—¿Has venido a recibir otra lección? —se burló la pelirroja.
Kevin chutó pero el tiro se desvió.
—Ha sonado el silbato. Termina el primer tiempo y el marcador permanece a cero.
—Bueno, la verdad es que no ha estado nada mal, extraterrestre—le dijo la pelirroja.
—Pero... —Kevin se quedó sin saber que decir.
Todos se dirigieron al banquillo, a secarse con toallas y beber.
—Hasta ahora lo habéis hecho de maravilla—indicó Silvia—. Seguid así, ¿vale?
—No podía imaginar que fuerais a jugar así de bien—comentó Celia.
—Gracias—soltó Abigail, con sarcasmo, consiguiendo que las tres enrojecieran hasta las orejas—, vuestra confianza es realmente agradable.
—Es verdad, podéis ganar el partido—añadió Nelly.
—Claro, ya lo sabemos—habló Mark, con simpleza.
Abigail giró la cabeza para mirar a Axel, quien estaba serio. El chico se percató de la mirada de su novia y le tendió una toalla, mientras su expresión se relajaba levemente.
—¿Te sigue doliendo el costado? —le preguntó ella, preocupada.
—No, ya estoy mejor—le aseguró él, sonriendo ligeramente—. Deja de preocuparte por mí y piensa en como marcarles, ¿sí?
—Pero...
Abigail se interrumpió en cuanto Axel dejó un ligero beso en su frente. El chico rio por lo bajo al verla sonrojada, a lo que ella simplemente lo golpeó.
Aquilina dio unas cuantas palmadas para llamar la atención de todos.
—Chicos, escuchadme, os voy a dar instrucciones para la segunda parte. Así que, por lo tengo, Kevin, Nathan, y también Jack, los tres os vais a quedar en el banquillo.
—¿Qué?
—Pero, ¿sabe lo que dice? —preguntó Mark.
—Los demás jugadores cubrirán los huecos que dejen en el campo—siguió hablando la única adulta, ignorando las quejas—. Mucha suerte.
¿Qué está tramando esta mujer?, Abigail observó a la entrenadora con desconfianza. ¿Ha perdido la cabeza o es que ha visto algo que nosotros no?
—¿Por qué rayos tengo que retirarme? Pero vamos a ver—se quejó Kevin.
—Entrenadora, no se porque lo está haciendo—se quejó también Nathan—. El equipo está en una situación muy apurada.
—¿Ha sido porque la otra vez los he dejado pasar? —preguntó Jack.
—Es un cambio para ganar el partido—respondió Aquilina con simpleza.
—Espere un momento, con esta forma no podemos jugar—señaló Jude, irritado.
—Al contrario, así sí podéis jugar—replicó la adulta.
¿Así podremos jugar? ¿A qué demonios se refiere?
—Pero entrenadora...
—Vamos, va a empezar el segundo tiempo.
Aquilina se alejó para hablar con Veteran, quien estaba haciendo de árbitro.
—Pero, ¿Qué rayos se le habrá metido en la cabeza? —masculló Jude.
—Solo lo sabremos jugando, hermano—señaló Abigail, poniendo una mano en uno de los hombros de su hermano mayor. A pesar de su ceño fruncido, se convenció de que aquello tenía algún sentido—. Pero algo me dice que lo ha hecho por una buena razón.
—¿De verdad creéis que esta mujer sabe lo que es el fútbol? —preguntó Bobby, desconfiado.
Si el entrenador Hillman confía en ella, será por algo.
—Escuchad, ahora tenemos que jugar con todas nuestras fuerzas—animó Mark, como era tan característico de él—. Por lo tanto, si nos esforzamos al máximo, cada uno de nosotros podrá como dos o tres más, ¿de acuerdo?
—No sé por qué no me sorprende viniendo de ti—comentó Abigail, con las manos en las caderas—. Está bien, capitán, tú mandas—hizo un saludo militar, logrando que el de bandana soltara una risita divertida.
Todos ocuparon sus posiciones en el campo.
—¿Cómo? —la pelirroja los observaba con sorpresa.
—Es increíble. ¿Qué está pasando aquí? El Raimon sale al terreno de juego con solo ocho jugadores.
La pelirroja se acercó a Jude, que era el que estaba más cerca.
Atrás, gata rompehogares.
—¿A que viene esto? ¿Os estáis riendo de nosotros o que pasa aquí?
—Es un plan de juego—respondió Jude, con simpleza.
¡Ese es mi hermano mayor! ¡Guau!
El de rastas se alejó. Ian se acercó a la pelirroja.
—Su plan ha trastocado todo lo que teníamos preparado. No seremos capaces de prever que harán.
—Esto puede ser una ventaja para nosotros... Es muy fácil, atacaremos sin parar.
—Entendido.
—¿Creéis que todo saldrá bien? —preguntó Celia, preocupada.
Jude le hizo una entrada a Marge y le quitó el balón.
—Muy bien, así se hace—lo felicitó Axel, sonriendo ligeramente.
—Hay un hueco detrás de ellos—señaló el estratega—. Abby.
Ella recibió el pase con un salto y avanzó. Shirley se puso delante de ella, tomando a todos por sorpresa.
—¿Qué? —mascullaron Jude y Mark a la vez.
—¿De donde ha salido? —preguntó Erik al aire.
—Zona de seguridad.
Le quitó el balón a Abigail y se lo pasó a Marshall. Erik y Jude lo cubrieron y el de rastas le guitó el balón.
—Abby.
Ella asintió, entendiendo perfectamente la orden indirecta. Jude la mandó el pase perfecto.
—Remate Eléctrico.
Abigail gruñó, enfadada, cuando el portero logró parar el tiro. Aunque fuera por los pelos.
—Ha estado cerca—le dijo Axel, dándole una sonrisa ladeada—. La próxima vez entrará, amor.
—Claro.
—Los jugadores del Raimon vuelan de un lado a otro. Se mueven para que no se note a los jugadores que faltan.
—Que extraño, esto no se parece en nada a lo que pasamos antes—murmuró Jude, para él, con el ceño fruncido—. El partido nos está saliendo como queremos.
—¡Já! Como ganemos ahora será de chiste—señaló Kevin, quien estaba sentada en una esterilla.
—Chicas, ¿estáis listas? —preguntó Aquilina a las gerentes, quienes la miraron raro—. Preparad bolsas de hielo para los tres.
—Pero bueno, ¿Por qué no decíais nada con lo que debe doler esto? —los regañó Silvia.
—Es que al principio no parecía que fuera para tanto—se justificó Jack.
—El equipo no podía perder un jugador—señaló Nathan.
—Pensábamos que podíamos seguir esforzándonos por nuestros compañeros que no están hoy aquí—finalizó Kevin.
Los demás observaban el banquillo desde sus posiciones. Aquello había pillado a todos por sorpresa.
—Así que los tres estaban en una condición tan mala...—comenzó Jude.
—... que ahora que están fuera del campo resulta más fácil crear juego—finalizó Abigail, con las manos en las caderas. Ahora todo tenía sentido para ella—. Como dije, la entrenadora lo hizo por una buena razón.
—Claro, lo hizo para que ellos no tuvieran que hacer más esfuerzas—señaló Mark, entendiendo.
—Si al final es una buena entrenadora...—masculló Bobby.
—Y como hemos invitado al rival a echarse hacia adelante—observó Axel, ladeando la cabeza hacia un lado—, hemos creado huecos en su defensa.
—Muy interesante—murmuró Jude.
—Esa mujer es astuta como un zorro—señaló Abigail, sonriendo de forma ladeada—. Interesante.
—Dejad de hacer eso—se quejó Erik, mirando a ambos mellizos—. Enserio, me dais mal rollo.
Abigail le sonrió mientras que Jude simplemente se cruzó de brazos.
—Y... ¿por eso dejó en el campo a ocho jugadores? —preguntó Nelly en voz alta.
—Los buenos de Jude y Abigail Sharp... —murmuró Aquilina, sonriendo levemente, mientras los observaba—. Me imaginaba que ellos podrían convertir en una ventaja la falta de jugadores en el campo
Axel le quitó el balón a Marshall, Jude a Taylor. Marge fue rodeada por Bobby y Erik. Steve le quitó el balón a Joe. Abigail le quitó el balón a la pelirroja con una serie de piruetas que le arrancaron una sonrisa ególatra. Mark paró el tiro de Holly.
—Bueno, el partido está casi acabado. ¿Cuál de los dos equipos será capaz de hacerse con la victoria? Los jugadores del Raimon se están dejando la piel pero, ¿es posible que al final se dejen vencer por el cansancio de tanto esfuerzo?
—¡Y un cuerno!
Ahora era Tori quien llevaba el balón.
—¿Dónde crees que vas? —se interpuso Bobby.
—Habéis picado.
Se la pasó a Holly.
—Remate de Seguridad.
—Vamos a marcar—exclamó la pelirroja.
—¡Mark!
—Ven, que yo estoy guardando esta portería. —Mark sonrió de lado—. Mano Mágica.
Mark paró el tiro.
—¡Lo ha hecho! —exclamó Kevin.
—¡La Mano Mágica! —exclamó de igual manera Nathan.
—¡A la perfección! —chilló Jack.
—¡Bien hecho, Mark! —exclamaron a la vez los mellizos Sharp.
Axel se tragó una risita al ver como Abigail y Jude se miraban con malas pulgas. A veces ninguno de los dos toleraba el hecho de hablar a la vez.
Aquilina se sorprendió.
—¡Lo he conseguido! —exclamó feliz Mark.
—¡Lo paró! La defensa de la Mano Mágica es inquebrantable.
La pelirroja sonrió.
—Vamos, Mark, que ya no queda tiempo—lo apuró Silvia.
—Jude, Abby, es la última oportunidad—indicó el portero, lanzando el balón hacia adelante.
—Sí.
Los hermanos intercambiaron una mirada y Abigail le guiño un ojo a su hermano mayor. Jude miró a Axel y a Mark, quienes asintieron con la cabeza. El de rastas se la pasó a Erik con el tacón.
—Sí, esta será la ultima jugada del partido. Están tomando la formación del Fénix.
—No lo permitiré. Torre Inexpugnable.
Al escucharlo, Jude sonrió de forma traviesa.
—Has picado—señaló Erik, sonriendo.
—¿Qué?
Se la pasó a Jude.
—Espejismo de balón.
Jude superó a Ian con su súper técnica, y le pasó el balón a los delanteros.
—Ahora, parejita.
Abigail y Axel bufaron a la vez, pero le hicieron caso.
—Tornado Eléctrico.
El portero rival tuvo tiempo para reaccionar y marcaron gol.
—¡Gol! Gol y fin de partido. El Raimon ha conseguido ganar este duelo con un gol en el último momento.
—¡Lo conseguimos! —exclamó Mark.
Todos los jugadores del Raimon, cada uno a su manera, celebraron aquella victoria.
—Hemos perdido—musitó la pelirroja, sonriendo—. Como se nota que el Raimon es el mejor equipo del país.
¿Eh?
—¿Eh? ¿Qué es lo que acabas de decir? —preguntó Mark, confundido.
—Es que siempre lo he sabido. Sabía que erais el Instituto Raimon, los ganadores del Torneo Nacional de fútbol.
Cálmate.... Cálmate... cálmate... Al cuerno.
—¿Qué... has...dicho? —preguntaron Mark y Bobby a la vez.
La pelirroja soltó un grito de sorpresa cuando un balón, cargado de enormes rayos azules, pasó a toda velocidad a su lado y se estampó contra una pared, explotando. Axel miraba divertido a su novia, quien estaba teniendo un pequeño tic en una ceja por el enfado.
—¡Podrías haberlo dicho antes! —exclamó, molesta, y sus ojos bicolores ardieron con furia—. ¿No te parece?
—Lo siento, lo siento.
—¿Qué significa todo esto? —preguntó Mark, mirando de reojo a su amiga, temiendo que explotara como una castaña.
—Es que veréis, soy la hija del primer ministro—habló la pelirroja.
—¿La hija del primer ministro?
—Por todo lo que es malditamente sagrado, que niña.
Las voces de Mark y Abigail se mezclaron, puesto que ambos hablaron a la vez. Axel tomó la mano de su novia y entrelazó sus manos, intentando disipar su mal humor. Jude la observaba por el rabillo del ojo.
—Pues sí, sorpresa—siguió hablando la pelirroja, quien todavía observaba con algo de cautela a la delantera—. Quiero rescatar a mi padre de los extraterrestres, pero necesito unos compañeros muy fuertes para que me ayuden.
—¿Y por eso nos obligaste a jugar contra vosotros? —preguntó Mark.
—Perdonad por haberos puesto a prueba.
—No pasa nada—murmuró Mark, sonriendo al escuchar el bufido de la delantera.
—Ahora sé que podéis ganar a la Academia Alius—habló decidida la pelirroja—. Me gustaría jugar con vosotros para rescatar a mi padre.
—Por supuesto, ¿Qué decís, chicos?
—¡Sí!
—Bueno, nunca viene mal una técnica defensiva como una torre—murmuró Abigail, aunque la pelirroja no supo si era un cumplido.
—Muchas gracias.
Mark se levantó y le ofreció la mano a la chica pelirroja.
—Yo me llamo Mark Evans, encantado...
—Victoria Vanguard—respondió la pelirroja, también poniéndose de pie—, pero podéis llamarme Tori.
Estrechó la mano de Mark.
—Pues encantado, Tori.
En ese momento, una voz interrumpió aquella presentación.
<< Habitantes de la Tierra, somos la Academia Alius y venimos del espacio exterior>>.
—Janus...—murmuró Mark.
—Será posible que no puede tener su maldito trasero galáctico quietecito—se quejó Abigail, soltando un pequeño resoplido irritado.
Tori y Nathan se rieron a la vez del comentario de la delantera, quien tenía el ceño fruncido mientras era abrazada por su novio. Axel también fruncía el ceño, y eso hizo que Jude los mirara de reojo. Verlos tan serios era bastante raro, ya que cuando estaban juntos solían estar bastante tranquilos.
¿Qué les pasa?, se preguntó Jude, con su mente funcionando a todo vapor.
<< Hemos venido a vuestro planeta a demostrar como es nuestro poder comparado con el de los terrícolas. Sin embargo, no deseamos realizar actos propios de bárbaros. Así que usaremos uno de vuestros sistemas más populares, el fútbol, para demostrar de una vez por todas que oponerse a nosotros no tiene el menor sentido. >>
—Pero, ¿Dónde rayos se encuentran? —preguntó Mark en voz alta.
—¿Cómo? ¿Estas seguro? —intervino la voz de Holly, quien hablaba con el pinganillo. Luego, se dirigió a los presentes—. No hay duda. La retransmisión viene de la sede de Nara TV.
¡Hola, hola! ¿Qué tal están? ¡Espero que bien!
Antes de nada, confieso que no tenía pensado publicar capítulo hasta la semana que viene, peeero... digamos que una personita me dijo que dejar pasar mucho tiempo igual podía hacer que se perdiera el interés en la historia. Y, aunque no me debería afectar lo que me diga alguien que ni siquiera sé si me da feedback, tengo tan mal humor como Bakugou de BNHA, así que traje el capítulo antes de tiempo.
Dicho eso...
Sé perfectamente que en el canon Steve no está, porque se lesionó, y quien está en el equipo es Tod. Sin embargo, Tod es un personaje que ni me va ni me viene; por el contrario, Steve me parece algo infravalorado, además de que tiene parecido en diseño con Erik. Sumando eso, decidí hacer el cambio y lesionar a Tod (lo siento, en verdad no lo siento dah), y mantener a Steve en la plantilla. ¿Afectará mucho eso al canon? No necesariamente. Después de todo, son personajes que están un poco de relleno (solo un poco eh).
Tengo que confesar que este capítulo en el canon no sabía por donde pillarlo. Luego del Zeus y de la Royal Academy, que me vengan cuatro matados en traje a querer jugar un partido de fútbol... Lo siento, pero sentido le vi cero unidades de patata. Por eso, al principio Tori ni me iba ni me venía. Luego le acabé tomando cariño, pero bueno, cositas que pasan en el mundo del anime. (Creo que Abigail refleja muy bien lo que pienso del capítulo, así que no hay mucho más que añadir).
Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?
¡Espero que os haya gustado!
Luego de ver el capítulo anterior, para desbloquear el siguiente necesitaremos 30 votos y 35 comentarios. No voy a bajar más las cantidades ni voy a ser flexible. No habrá nuevo capítulo hasta que no se lleguen a los mínimos, y si a alguien no le gusta.... pues que le eche azúcar, mi reina <3. Nah, en verdad ya sabéis por que lo hago.
Cuanto más feedback, antes vendrá el siguiente capítulo.
Fácil, sencillo y para toda la familia <3.
Nada más por mi parte pero, ¡nos leemos en comentarios!
—👑
|Publicado|: 05/10/2022
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