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CAPÍTULO VEINTITRÉS
El Mago del Campo

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Instituto Farm

Instalaciones del Farm

Campo de fútbol

TODOS LOS JUGADORES DEL Raimon se encontraban en el campo del Instituto Farm, el cual era su próximo rival en el torneo, listos para jugar el partido. Algunos de ellos estaban en el banquillo y otros de pie listos para entrar a jugar, pero Seymour Hillman, su entrenador, no dejaba que el partido comenzara.

—No lo entiendo—refunfuñó Kevin, algo molesto—. ¿Por qué no salimos ya? —cuestionó, perdiendo la paciencia que tenía.

—Sí, ya estamos todos, ¿no? —intervino Todd.

—¿Y Jack? —preguntó Sam, mirando hacia todos los lados.

—En el baño—murmuró Timmy con tono obvio.

—Pero vendrá enseguida—se apresuró a decir Nathan.

Abigail estaba apoyada en uno de los postes del banquillo, de brazos cruzados y ojos cerrados. Parecía no inmutarse del drama que sus compañeros hacían. A su lado estaba Axel, casi en la misma postura. Él se giró a mirarla.

—¿Estás segura de que vendrá?

—¿Acaso no confías en mi hermano? —cuestionó Abigail de vuelta, abriendo los ojos para mirarlo—. Puede que sea algo orgulloso cuando se lo propone, pero sé que vendrá.

—Si tú confías, yo también.

Abigail sonrió levemente y Axel la besó de forma fugaz.

—Según las normas, si el equipo no ha salido en treinta segundos, será descalificado—informó el árbitro, quien se había acercado a su banquillo.

—¿Qué?

—Mark, haz algo —pidió Silvia, angustiada.

—Si el entrenador dice que esperemos, ¿por qué no esperar? —contestó el capitán, como si no fuera con él, mientras le daba una mirada al entrenador.

—Oh... —estaba claro que la chica Woods no sabía muy bien que decir a aquello.

—Tenéis un minuto—indicó el árbitro.

Eso hizo que Axel y Abigail se dieran una mirada. Celia los vio darse aquellas miradas y supuso que ambos delanteros sabían a qué se refería el entrenador con lo de esperar.

—Por favor, que nos van a descalificar—murmuró Sam, angustiado.

—Entrenador—murmuró la mayoría.

La pareja de delanteros escuchó un ruido muy característico: el de una capa al batirse. Sonrieron levemente a la vez.

—Treinta segundos—indicó el árbitro.

—Ya está aquí—indicó Seymour.

Y, como el rey del drama que era, Jude Sharp apareció por el túnel de vestuarios en aquel momento. Llevaba una capa azul que iba perfectamente a juego con el uniforme del Raimon. Todos se acercaron a él, salvo Abigail y Axel, quienes seguían sin moverse de sus posiciones.

Es Jude Sharp, no hay duda. El capitán de la Royal Academy—exclamó Chester, el comentarista, al ver como el chico aparecía.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Mark, mientras intentaba ocultar su entusiasmo.

—Quiero la venganza contra el Instituto Zeus—respondió el de rastas, con tono tranquilo pero serio—. No podemos perder así...

—¡Claro! —exclamó el capitán del Raimon.

Abigail y Axel se acercaron a ellos. Jude intercambió una mirada con su hermana melliza, quien le sonreía de forma ladeada.

—A mí me tranquiliza un poco—señaló Timmy, mirando al chico Sharp como si fuera una especie de Dios.

—Con Sharp seguro que ganamos—añadió Sam.

—Sam, al banquillo—habló el entrenador, haciendo que dejasen del mirar al recién llegado—. Sharp ocupará tu puesto.

—¿Qué? Pero yo...

Abigail observó de reojo como su capitán animaba al chico de pelo naranja, y contuvo una sonrisa. Apoyó una mano en uno de los hombros de Jude, ganándose su mirada al instante.

—Al parecer los gritos y los balonazos de Axel te han hecho efecto, eh, hermanito—le dijo con tono burlón, mientras esbozaba una sonrisa torcida.

Ninguno de los dos prestó atención a las muecas sorprendidas del resto de jugadores.

—Sí, pero parece que sabes mucho del tema, ¿no? —replicó el chico Sharp, con tono tranquilo—. Contigo también anda a balonazos, entonces.

—Que graciosillo eres, Jude—Abigail puso los ojos en blanco, aunque se le escapó una sonrisa ladeada—. Pero, por si quieres saberlo, Axel tiene otros métodos mucho más efectivos para mí.

El chico de rastas clavó su mirada en el rubio, puesto que había notado perfectamente el tono de su hermana. El delantero de elemento fuego soltó un largo bufido, mientras su novia se reía por lo bajo.

Esperen un momento... ¡Aquí está! —habló el comentarista, luego de haber estado pasando las hojas de un enorme libro de forma algo frenética—. Artículo 64, segundo párrafo, segundo el reglamento del torneo: Si un jugador termina su traslado antes de comenzar un partido, podrá inscribirse en un equipo sin problemas.

Los jugadores del Farm observaban desde su banquillo todo lo que estaba pasando en el del Raimon. No parecía nada nerviosos.

—Se han traído a ese tío porque sino no creen que puedan ganarnos—señaló Stuart Racoonfur, el delantero del equipo.

—Vale, pues no te preocupes—habló Tom Walters, su capitán—, porque aunque traigan uno o dos jugadores como él, nunca podrán superar nuestra defensa.

Los jugadores de ambos equipos se movieron a sus puestos en el campo luego de que el árbitro les hiciera un gesto. Seguramente estaba algo irritado por empezar tarde, pero a ninguno de los equipos parecía importarle demasiado.

Comienza la segunda ronda del Torneo de Fútbol Frontier. El Instituto Farm, el equipo con la defensa impenetrable, que no ha recibido ni un solo gol por el momento, se enfrenta al Raimon, quien consiguió remontar en el último instante al Instituto Shuriken. Y ahora que Jude Sharp se ha unido a sus filas, ¿podrán derribar a la defensa del Farm?

Abigail escaneó con la mirada a los defensas del Farm. A su lado estaba Jude, quien también parecía estar analizando algo, pero no estaba segura de qué. Por delante de ellos estaban Kevin y Axel.

Comienza el partido con el saque de Raimon.

Kevin se la pasó a Axel, quien la mandó hacia atrás, a Steve. Ambos delanteros salieron corriendo por las bandas, mientras que Abigail lo hacía por el centro del campo.

Los delanteros del Raimon entran con gran decisión en el campo contrario.

—Kevin, tuya—exclamó Steve, a la par que le pasaba el balón.

Pero Seward Hayseed, uno de los defensas rivales, lo robó.

Ay va, han tenido un fallo de coordinación.

—Muy floja, Steve, tienes que pasar con más fuerza—regañó Kevin.

—No pasa nada—los animó Mark desde la portería—. Ahora a cerrar.

Nathan consiguió robar el balón de un rápido movimiento.

—¡Todd!

Se lo lanzó, pero iba demasiado alto y el balón acabó saliendo por banda.

—La has lanzado demasiado alta—se quejó Todd.

Ahora era Bobby el que llevaba el balón.

—¡Abby!

Le lanzó el balón con demasiada fuerza, dándole en la espalda.

—Demasiado fuerte—regañó.

El balón lo llevaba Timmy, quien se lo lanzó a Axel. Pero el balón jamás llegó al delantero, puesto que Kent Work, otro de los defensas rivales, se lo quitó.

¿Qué le pasa al Raimon? No han conseguido dar ni un solo pase bien. Y por el hueco que han dejado viene la contra del Farm.

El balón lo llevaba Ike Steiner.

—Es mío—afirmó Nathan, convencido.

—¡Remate Topo!

El balón pasó por debajo de los pies de Nathan, para su sorpresa, y el jugador del Farm chutó a puerta.

—¡Mark! —exclamó Abigail.

El mencionado atrapó el balón.

Sin problemas para el portero del Raimon.

—Tranquilos chicos, la salud es lo primero—habló Newfiled, el entrenador del Farm, haciendo que la delantera lo mirase raro.

<< ¿Lo ha dicho enserio?>>, se preguntó, confundida.

El Raimon volvió a tener graves errores de coordinación, lo cual tenía a la delantera al borde de la histeria. Steve no fue capaz de llegar a un pase. Axel fue golpeado en la espalda en un intento de un pase. Nathan dio un pase a Abigail, quien lo iba a controlar con el pie, pero se le escapó porque iba con demasiada fuerza. Timmy tampoco fue capaz de llegar a un pase.

Ike Steiner se la pasó a Orville Newman. Este le dio un pase a Tom Walters.

Superbalón rodante.

—Esta es la técnica definitiva del Instituto Farm, el Superbalón Rodante.

Tom Walters esquivó a todos los jugadores del Raimon que se le habían puesto por delante.

—Apartaos, que sois más lentos que una tortuga.

Barrido Defensivo.

El capitán del Farm saltó, esquivándolo.

El Muro.

El tiro rebotó contra la pared del defensa.

—Cógela, Todd.

—Va muy fuerte—se quejó este.

Lo volvió a recuperar el Farm, cortesía de Stuart Racoonfur.

—¡Tiro cegador!

—¡Mark! —exclamaron Abigail y Axel a coro.

Mark cerró los ojos y, cuando los abrió, el balón estaba detrás de él.

—¡Gol! El Instituto Farm se pone por delante. Ha sido todo un golazo. Sabiendo que jamás les han marcado un solo gol, parece que la victoria puede ser suya.

—Tranquilos chicos, la salud es lo primero—volvió a recitar Newfield.

—No pasa nada, el partido acaba de empezar—animó Mark a sus compañeros.

—Con esto tengo suficiente—murmuró Jude, para sí mismo.

Se acercó a Timmy, Steve y Todd.

—Todd, defiende dos paseos más atrás desde donde sueles hacerlo. Además de eso, Timmy, cuando pases a Axel debes hacerlo tres pasos antes, a Kevin dos pasos y medio antes y a Abby cuando le sueles pasar a Kevin.

El chico de rastas se alejó, dejando a los tres jugadores confundidos.

—Venga—indicó Mark, para luego reparar en donde estaba Todd—. ¿Eh? Todd, bajas demasiado.

—No, si ya lo sé, pero Sharp me ha dicho...

—¿Qué Sharp ha dicho?

—Me ha dicho que debo pasar a Timmy antes de lo que lo suelo hacer.

—Pues vamos a ver cual es el plan del gran creador de juego—murmuró Mark.

Kevin se la pasó a Axel. El rubio se la mandó a Abigail, pero Orville Newman le quitó el balón con una entrada, haciendo que la chica soltara una grosería por lo bajo. Newman le pasó a Daniel Dawson, pero Todd cortó el pase.

—Todd pasa a Bobby tres pasos después—lo instruyó Jude.

—¿Cómo que tres pasos después? —el jugadores estaba confundido mientras corría, pero no obtuvo más respuesta—. Ahí va el pase...

Se la pasó a Bobby. Justo delante estaba Abigail, quien tenía a Joe Small al lado.

—¡Abby!

—Espera, Bobby—le indició Sharp, mientras ambos corrían—. Ahora.

Le dio el pase a Abigail, quien contuvo una sonrisa.

—¡Genial, Bobby! —lo felicitó, para luego reparar en la seña de Axel. Lanzó el balón al aire y saltó para chutar—. Remate Eléctrico.

Despeje de leñador—ejecutó el portero, Albert Green.

El balón salió por banda.

Impresionante parada del portero Green.

—Bah, ha sido moco de pavo—replicó él, como si nada.

—¿Cómo has dicho, bastardo? —Abigail estaba que echaba chispas, Axel lo sabía muy bien por la expresión casi asesina que portaba—. Repítelo si te atreves, escoria...

—Relájate—le dijo el rubio—. Enfadándote no conseguirás nada.

—Puede que sí que lo consiga cuando le de un balonazo en toda la cara.

Axel rodó los ojos, aunque se le escapó una pequeña sonrisa. Lo que lo consoló fue ver como Abigail parecía algo más tranquila. Al menos, su expresión no parecía ser la de una asesina en serie, a pesar de que sus ojos bicolores brillaban con furia.

Jude miraba a su hermana algo serio, mientras Mark se acercaba a él.

Pero, por primera vez en este partido, el Raimon ha atacado como lo suele hacer siempre.

—¡Increíble, Sharp! —exclamó Mark, haciendo que el mayor de los mellizos lo mirara de reojo—. ¡Se nota que eres un genio a la hora de crear juego!

Jude se cruzó de brazos.

—No me llames genio por esta... tontería.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Kevin, con el ceño fruncido.

Abigail le mandó una mirada de advertencia, mientras Axel rodeaba sus hombros con un brazo.

—Es solo que no habíais dado cuenta, nada más—explicó Jude, como si no fuera para tanto o estuviera hablando del tiempo—. Vuestras habilidades han aumentado, pero seguías jugando como si nada. Es normal que pasasen estas cosas.

—Así que por eso estábamos fallando los pases—murmuró Todd.

—Solo me he limitado a corregir esos errores, nada más.

—¿Solo? Entonces eres capaz de hacer más... ¡Eres un supermegaultragenio! —indicó Mark, con la voz más aguda por la emoción.

Abigail rio, mientras Axel sonreía levemente.

—Creo que el capitán se ha emocionado un poco... pero...—habló la delantera, sonando divertida, mientras le lanzaba una mirada al capitán, el cual enrojeció. Luego, miró a su hermano—. Parece que al final no has perdido tu toque, eh —lo pinchó, haciendo que el mayor rodara sus ojos detrás de las gafas—. Gracias, hermanito.

Jude se mordió la lengua para no decir nada, simplemente asintió. Su hermana a veces era un caso perdido. Primero se burlaba de él y luego le agradecía... realmente no había cambiado nada.

—Ahora debemos concentrarnos en marcar goles.

—Espera, Mark, que todavía no han usado la Muralla Infinita.

—Han parado el tiro de Abby, que es un chut de precisión—comentó Axel, con aquel tono de sabelotodo que a su novia tanto le gustaba—. Será complicado meterles un gol.

—Complicado, sí—señaló Abigail, apartándose un mechón de pelo de un solo movimiento, con aires de dramatismo—. Imposible, no.

El Raimon no se iba a rendir tan fácilmente, eso todo el mundo lo sabía perfectamente. Ahora era Nathan el que llevaba el balón.

—Pásasela a Timmy, pero reduce el ritmo dos tiempos—le indicó Jude.

—Dos...—murmuró Nathan, mirando a sus pies.

Se la pasó a Timmy.

Otra vez el Raimon vuelve a estar fino.

—No os emocionéis tanto por haber acertado unos pases de nada—se burló Stuart, del Farm.

—Será mejor que no os paséis de listos—indicó esta vez Tom.

Seward, Kent y Joe comenzaron a ejecutar una técnica contra el Raimon.

Trama trama

Le quitaron el balón a Timmy. Jude hizo un a entrada y se lo quitó, mandándoselo a Kevin.

Tornado...

—...Dragón.

Muralla Infinita—ejecutaron Albert Green, Mark Hillvalley y Herb Sherman.

El tiro de Axel y Kevin rebotó contra la técnica.

Ahí está. La súper técnica que ha impedido que el Instituto Farm encajara algún gol, la Muralla Infinita.

—Ni un pedo de vaca—murmuró el portero, como si no le interesara.

—Esta gente es insoportable—suspiró Abigail, poniendo mala cara.

En ese momento, sonó el pitido del árbitro. La primera parte terminaba con un uno a cero a favor del Instituto Farm.

—Así que la Muralla Infinita—murmuró Bobby.

Todos los jugadores fueron a sus respectivos banquillos, los del Raimon serios.

—Venga, chicos, aun no hemos perdido ni mucho menos—animó Mark a sus compañeros.

—Ahora jugaremos con Kevin como único punta—indicó Jude a todo el equipo, logrando que su hermana lo mirase con interés.

—¿Eh?

—¿Un solo punta? —Mark no parecía demasiado convencido con la idea.

—Puede que la Muralla Infinita sea temible, pero tiene un punto débil.

—¿Un punto débil dices? —cuestionó Nathan, tampoco convencido.

—La Muralla Infinita necesita que haya tres personas para formarla. Así que, si Kevin finge que va a atacar, puede alejar al defensa número 5 del 4, y así impediríamos que la lograsen levantar—explicó Jude, de brazos cruzados.

—Un momento, no estoy de acuerdo en absoluto—intervino Steve, con el ceño fruncido con contrariedad—. Kevin, Axel y Abby, los tres de puntas, así es nuestro fútbol.

Abigail lanzó un largo suspiro, dejando la botella en manos de su hermana pequeña. Se giró hacia el jugador, mirándolo seria.

—Steve, ¿quieres ganar?

—Por supuesto—respondió, algo confundido.

—Pues entonces haremos lo que ha dicho Jude—habló ella, con tranquilidad. Lanzó una efímera mirada de reojo a su hermano, quien seguía en la misma postura—. No, ahórrate lo que sea que fueras a decir. Jude no tiene el título de creador de juego por nada, ¿sabes? Ha jugado muchos Torneos Nacionales, y tiene mucha más experiencia que prácticamente todos los que estáis aquí.

—Pero...

—Parece que no lo entiendes—volvió a hablar Jude.

—¿Cómo que no?

—Estamos en el Torneo de Fútbol Frontier, donde se decide cual es el mejor equipo del país—habló Jude, con tono serio—. Esto no es el campo en el que jugabais con los amigos en el recreo, estamos hablando de jugar a nivel Nacional.

—Y, a nivel Nacional, ya no se juega como a uno le guste más—añadió Abigail, en el mismo tono que su hermano mayor—, sino de la forma que sea más efectiva para ganar el partido.

—Contamos contigo—soltó Axel, haciéndole un gesto con la cabeza a Jude que casi arrancó una sonrisa a Abigail.

Kevin alzó el pulgar, indicando que también apoyaba el plan.

—Vamos a probarlo, Steve—indicó Mark, pues él confiaba plenamente en los hermanos.

—Vale...

Volvieron al campo, cambiando las posiciones al esquema que había indicado Jude.

Bien, comienza la segunda parte. ¿Será capaz el Raimon de romper la Muralla Infinita?

—Lo primero es un gol—habló Mark a sus compañeros—. Tenemos que empatar.

Joe Small se la pasó a Orville Newman, pero Jude cortó el pase. Herb Sherman tapó a Kevin en cuanto lo vio subir. Jude, contiendo su sonrisa, se lo mandó a Axel. Este corría con rapidez por el campo, seguido de Abigail.

Parece que Axel Blaze y Abigail Sharp quieren romper la muralla del Farm.

Ambos intercambiaron una mirada. Axel picó el balón, lanzándolo a las nubes. Luego, de forma sincronizada, ambos delanteros saltaron. Lanzaron su Tornado Eléctrico hacia la portería del Farm.

Muralla Infinita.

—¡Lo ha salvado! ¡El Instituto Farm lo ha salvado!

—¿Pero de donde demonios ha salido ese chaval? —gruñó Abigail, mientras se secaba la frente—. ¿No estaba tapando a Kevin?

—Qué velocidad—murmuró Nathan, sorprendido.

Sin embargo, siguieron insistiendo. Timmy se la pasó a Axel, mientras Jack subía al ataque. Ambos lo intentaron con el Trampolín Relámpago, pero la Muralla Infinita también lo paró. Abigail intercambió una mirada con su hermano, quien llevaba el ceño fruncido desde hacía rato.

Axel y Nathan también lo intentaron con el Pájaro de Fuego, pero el tiro también fue detenido por la técnica de los tres jugadores del Farm. Joe Small se plantó delante de Abigail, para cortarle el paso, pensando que la frustración la haría más débil. Pero se equivocó. La chica pinzó el balón con el pie, le dio un golpe con el muslo para elevarlo por encima de su cabeza, dio un giro sobre sí misma y lo pasó como si no fuera más que un árbol en su camino.

—¿Cómo podemos romper esa muralla? —se preguntó Jude, mirando el campo.

Abigail pasó el balón a Axel, quien tiró con Mark. La muralla también lo detuvo, y el balón se fue por la línea de banda.

—Sabía que esto era una locura, cambiar de golpe a un solo delantero—murmuró Steve, poniendo mala cara.

Casi todos los del Raimon ponían la misma mueca.

—Pero chicos, ¿Qué os pasa? ¿A que vienen esas caras? —intervino Mark, quien mantenía su esperanza a flote—. Aún no hemos perdido.

—Pero no conseguimos romper la Muralla Infinita...—masculló Timmy.

—Necesitamos alguna técnica definitiva y no tenemos ninguna—añadió Bobby.

—¿Eso creéis? —cuestionó Abigail, luego de intercambiar una mirada con Mark, pues sabía perfectamente las intenciones del capitán.

—Nuestra técnica definitiva no es ni el Pájaro de Fuego ni el Súper Relámpago. La nuestra es saber que nunca nos damos por vencido—habló Mark, con tono seguro, luego de asentir con la cabeza hacia la delantera—. Eso nos pasó cuando jugamos contra la Royal Academy, y contra el Instituto Occult, el Wild, el Otaku y el Shuriken. Hemos llegado hasta aquí porque no nos hemos rendido.

—Y hoy no nos vamos a rendir contra esta panda de paletos—añadió Abigail, apoyando a su capitán—. Así que dejad de poner esas caras de pena u os daré motivos de verdad para lloriquear.

—¿Era esta la auténtica fuerza del Raimon? ¿Luchar al lado de Mark Evans? —Jude parpadeó, al ver las sonrisitas que su hermana y Axel le dedicaban. Lo comprendió y asintió—. Lo primero es conseguir un gol.

Los del Raimon salieron al ataque con todos los jugadores, todos teniendo en mente lo mismo. Steve sacó de córner y Kevin iba a tirar, pero Albert Green no despejó. Abigail chutó a puerta, pero su tiro fue despejado. Siguieron atacando. Steve se la pasó a Jude, quien fue rodeado para ser atacado por el ya conocido Trama Trama del Farm.

—¡Sharp! —exclamó Mark.

Jude lo miró de reojo, para luego lanzar el balón al aire. Él, Mark y Axel chutaron a portería, reventando la Muralla Infinita. Todos se quedaron callados, incluso los aficionados en las gradas.

¡AAAAAAAAHHHHH! ¡Han conseguido romper la Muralla Infinita del Instituto Farm! Su récord de imbatibilidad ha caído.

—Ahora solo necesitamos un gol más—exclamó Mark, emocionado.

Remate Dragón.

Al portero rival no le dio tiempo a hacer nada y el tiro de Kevin entró en la portería.

—¡El Raimon consigue ganar al Instituto Farm y se clasifica para la semifinal!

Abigail soltó una exclamación de sorpresa cuando Axel la rodeó con los brazos y la levantó del suelo, sin importarles que Jude estuviera delante. El delantero esbozaba una enorme sonrisa de emoción, una que hizo que su novia sonriera levemente. Axel frotó su nariz contra la de la chica con ternura, para luego separarse.

—Lo has entendido, ¿verdad, hermanito? —cuestionó Abigail, mirando a su hermano.

—Sí... lo que no me creo es que haya podido olvidarlo—murmuró Jude, sonando nostálgico—. Como..., como había podido olvidar una sensación así.

—Lo bueno es que lo has recordado—señaló Axel, mientras posaba una mano en uno de los hombros del estratega.

—Axel tiene razón, hermanito—apoyó la delantera, sonriendo un poco más amplio—. Me alegra tener de vuelta al viejo Jude.

Jude estaba sonriendo, pero su sonrisa tembló al escuchar a su hermana.

—¿Me has llamado viejo?

—Eh... ¿No?

Abigail se escondió detrás de la espalda de su novio al notar las chispas en su hermano. Axel, por su parte, no sabía si reírse o si fingir que no estaba pasando nada. A Jude le estaba empezando a dar un tic en una ceja.

—No creo que lo dijera en ese sentido, Jude—masculló Axel, intentando mantener la paz entre los hermanos.

—¿Ah no?

—Oye, yo no tengo la culpa de que seas un dramático—se defendió Abigail, sonriéndole a su hermano con maldad por detrás de la espalda de su novio —. Aunque, bueno, teniendo en cuenta que eres cinco minutos más mayor que yo...

—¡Cinco minutos!

—Sigues siendo el mayor, hermano.

Jude soltó un grito de histeria, para luego intentar abalanzarse sobre su hermana. Abigail carcajeó, para luego salir corriendo por el campo, mientras su hermano la perseguía. Era evidente que ella era más rápida, pero ninguno de los dos dejó de correr. Abigail se reía de su hermano todo lo que quería, divertida con la situación.

Celia se acercó a Axel, sonriendo al ver a sus hermanos persiguiéndose.

—Antes eran así todo el rato—comentó, haciendo que el delantero la mirase—. Cuando estábamos en el orfanato, siempre se molestaban el uno al otro hasta que acababan persiguiéndose. Abby siempre ganaba, porque siempre ha sido más rápida que Jude.

—Entonces... Eso es bueno, ¿no? —Axel arqueó una ceja.

Celia sonrió ampliamente, mientras sus ojos azules brillaban con emoción.

—Lo es. Tengo a mis hermanos de vuelta, y ambos son más felices de lo que eran antes. Así que, no es bueno, es mejor que es eso.

















🔥⚽⚡













Días después, Abigail se encontraba recogiendo unas botellas en el almacén, puesto que Celia le había pedido ayuda y ella no se iba a negar a nada que su hermanita le pidiera. Mientras, los chicos entrenaban en el campo del instituto.

Axel y Kevin probaban tiros, mientras los demás entrenaban otros aspectos. Jude quería que fueran capaces de pasar del ataque a la defensa con rapidez, y viceversa. Aquella indicación no había sorprendido para nada a ninguna de sus hermanas, y el estratega era bastante consciente de ello.

Un chico de cabello marrón y ojos del mismo color se quedó mirando como entrenaban. La chica de cabellos azules y apellido Hills se percató de ello, puesto que no estaba muy lejos de donde ella se encontraba.

—¿Será que quiere unirse al equipo? —se preguntó.

El chico desconocido sonrió al ver la súper técnica de Kevin, aunque el tiro fue despejado por Mark y el balón acabó a sus pies. Él lo tomó, mirando al portero cuando este se lo pidió. En vez de darle una patada para mandárselo, él comenzó a correr con el balón. Esquivó a Steve y Todd como si no fuera con él. Axel y Jude se quedaron mirándolo con el ceño fruncido, mientras el chico desconocido hacía un tiro a puerta y se quedaba sorprendido de ver la Mano Celestial de Mark.

—Has ganado, chaval.

—Ya, pero si hubieses llegado a tirar dentro del área, hubieses ganado tú—replicó Mark.

—Has usado una técnica realmente asombrosa. Me gustaría que mis compañeros de los Estados Unidos pudiesen verla.

—¿Estados Unidos? ¿Eres Erik Eagle? —Jude lo miró por encima de las gafas, algo sorprendido de verlo.

El extranjero le sonrió a modo de respuesta.

—Oye, pero, ¿Silvia y Bobby? Me dijeron que te iban a buscar al aeropuerto—murmuró Mark, pestañeando varias veces.

—He decidió venir en el vuelo anterior para darles una sorpresa.

Justo en ese momento llegaron Silvia y Bobby. Estaban algo preocupados porque su amigo no se había presentado en el aeropuerto. Fue cuando se dieron cuenta de que los chicos no estaban entrenando, sino amontonados en un corro.

—¿Qué pasa? —preguntó la gerente.

—Ah, Silvia, hemos conocido a un chico que hace un gran remate...

Erik salió del centro, cortando el comentario de Mark. Se lanzó sobre Silvia para abrazarla, y ella se sonrojó con violencia.

—¿Qué haces? —exclamó Bobby, molesto.

Erik se separó.

—Cuanto tiempo ha pasado. Soy yo, Erik—ambos lo miraron sorprendidos—. Decidí coger un vuelo distinto al que os había dicho.

—Que bien que estés aquí, pero, ¿cómo es que estás vivo?

—Tras el accidente, me dijeron que no podía jugar al fútbol, y eso me entristeció. No quería que me vierais en aquel estado, así que le pedí a mi padre que os dijera que no había sobrevivido.

Los chicos lo observaron sin saber que decir.

Justo en ese momento, la voz de Abigail protestando les llegó a todos. La chica se quejaba de que nadie le echaba una mano a pesar de que llevaba botellas para todos. Axel se apresuró a acercarse a su novia y echarle una mano, dejando un hueco en el corro para que Erik se girara a mirar.

—¿Abby?

La delantera se quedó quieta en el sitio al escucharlo. Dejó de mirar la botella que tenía entre las manos y soltó un jadeo al ver a Erik Eagle delante de ella, sonriéndole.

—¿Erik?

El estadounidense rio mientras la abrazaba. Axel, Nathan y Jude fruncieron el ceño al mismo tiempo, cada uno por un motivo distinto.

—Espera, ¿tú lo conoces? —le preguntó Nathan.

—Claro, y mi hermano también. Lo conocimos cuando Rai Dark nos envió a Estados Unidos para uno de sus experimentos, ¿te acuerdas, hermanito? —la chica miró a su hermano, quien asintió con la cabeza—. Fue cuando conocimos a Erik y a sus compañeros.

—La primera vez que la vi, me pegó un balonazo en toda la cara—comentó Erik, con una pequeña sonrisa—, por no estar centrado.

—¿Y lo estabas? —cuestionó Jude, burlándose, recibiendo una negativa del castaño de Estados Unidos.

Axel sonrió levemente. Aquello era muy propio de su novia.

—La verdad es que no lo lamento en absoluto, Erik—murmuró Abigail, encogiendo los hombros, mientras buscaba el agarre de su novio—. Si no te hubiera dado ese balonazo, no habrías sido capaz de lograr tu técnica. Así que, de nada.

Silvia los observaba con una pequeña sonrisa en los labios, mientras que Bobby ponía los ojos en blanco, divertido. Sí, a ninguno le extrañaba demasiado aquello.

—Hablando de súper técnicas...—Erik se puso un poco más serio. Pero solo un poco, pues mantuvo su sonrisa intacta—. Abby, he visto todos tus partidos y no la has usado para nada.

Abigail bajó la mirada al suelo, mientras Axel notaba como se tensaba en sus brazos. Era evidente que lo había pillado a la primera.

—Cuando Jude y yo nos enteramos de tu accidente, se me quitaron las ganas de usarla—confesó, haciendo una mueca—. Después de todo, es difícil usarla y no acordarse de ti.

Tanto Axel como Jude sabían de que hablaban, pero el resto de los presentes los observaban con la confusión escrita en sus rostros. Erik le dio el balón a Abigail, haciendo que esta lo mirara.

—Bueno, pero aquí estoy, puedes lanzarla ahora, ¿no?

Abigail suspiró.

—Bien—le devolvió el balón—. Pero... tú tirarás el balón al aire—indicó y el chico asintió. Giró la cabeza para mirar a Axel—. Ya sabes, necesito tu ayuda.

Axel asintió con la cabeza, bajo la mirada confundida del chico de EEUU. Mark volvió a la portería, trotando, e intentando ocultar su sonrisa llena de entusiasmo.

Abigail le hizo una señal a Erik, diciéndole que estaba lista, y el chico tiró el balón hacia arriba. Con rapidez, el rubio se agachó y la chica lo usó como si fuera un trampolín. Se elevó en el aire, llegando mucho más alto que el balón. Colocó su cuerpo en vertical, mirando hacia el suelo, y comenzó a caer en picado acompañando al esférico.

Mark abrió los ojos como platos al ver el águila que se acercaba a él, no pudo reaccionar y sacar su Mano Celestial. Abigail dio una voltereta y aterrizó sonriendo, para luego rodear a Axel con sus brazos. El chico rubio había observado el tiro de su novia totalmente maravillado, como cada vez que se trataba de algo de ella.

—Y ahí tenéis...—expresó Abigail, mirando al público mientras se apoyaba en Axel—: Mi querida Águila imperial.

Ambos se rieron de la expresión facial de todos, pues estaba llena de sorpresa. Incluso Erik estaba sorprendido.

—Pero, ¡si la has mejorado!

—Claro, ¿Qué esperabas de mí? Quería llegar más alto—se justificó Abigail, encogiéndose de hombros, aunque se apartó un mechón de pelo con aire egocéntrico—. Lo malo es que necesito la ayuda de Axel o cualquier otra persona que tenga una altura parecida para poder hacerla.

—¡Es increíble!

Abigail sonrió a Mark, quien se había acercado dando saltitos cargados de emoción. Erik lo miró raro, pero al ver las muecas de los demás presentes, supo que aquello era algo normal en el chico.

—Oye, Erik, entrena con nosotros—le dijo Mark.

El chico asintió, sonriendo encantado.

Erik y Jude se enfrentaron, haciendo que Abigail sonriera con algo de diversión. Erik le dio un toque al balón y el de rastas saltó, pero la pelota se desvió de su trayectoria y el estadounidense superó a Jude.

—Está a la altura de Jude... Puede disputarle el balón sin problemas—murmuró Steve, sorprendido, mientras observaba a ambos.

—Es que ambos son muy buenos—expresó Abigail con simpleza.

Los dos se giraron a mirarla. Erik sonreía, como era habitual en él, mientras que Jude tenía el ceño algo fruncido.

—Vamos, hermanito, no me mires así. Siempre has dicho que quieres algo de competencia—Abigail se burló de él—. Ya sabías que Erik lo era.

—¡Que bien! —expresó Mark, tan encantado como siempre—. Erik, vamos a los lanzamientos de penaltis.

—Vale.

Erik se puso frente a Mark y tiró. Comenzaron una competición entre el portero, quien quería parar todos los tiros, y el estadounidense, quien quería marcarle. Eso llevó a que estuvieran una hora sin parar.

—Caray—observó Celia, luego de mirar su reloj—, llevan una hora.

—Es que ambos son igual de cabezotas—murmuró Abigail, de brazos cruzados.

—Abby tiene razón—expresó Silvia, asintiendo con la cabeza—. Los dos son muy competitivos, así que ninguno se quiere dar por vencido.

Abigail se levantó, tomó una pelota y la chutó en dirección a ambos. El tiro dio en el larguero, consiguiendo que con el estruendo, ambos se girasen alarmados. Ella les sonrió con diversión.

—¿Qué tal si paráis un poco, locos del fútbol? —comentó, como si no hubiera pasado absolutamente nada. Esbozó una pequeña sonrisa burlona—. Estoy plenamente segura de que tenéis sed.

Ambos se acercaron trotando, para aceptar las botellas de agua que Abigail les tendía. Erik sonrió cuando acabó de beber, mirando a Mark con determinación.

—Me gustaría enseñaros una cosa para que os acordéis de mí—expresó el castaño.

Abigail entrecerró los ojos, esperándose cualquier cosa de su amigo estadounidense.

—¿Estás pensando en eso, Erik? —intervino Bobby, conociéndolo perfectamente.

—Sí—asintió Erik—: El Tripegaso.

—¿La famosa técnica del Tripegaso? —Mark comenzó a dar saltitos en el sitio—. ¡Ahora sí que estoy emocionado!

—¿Acaso no lo estabas antes? —se burló Abigail, y Mark enrojeció de forma violenta.

—La técnica consiste en que tres jugadores realicen una carrera, y que sus trayectorias se unan en un punto—explicó Erik, mientras la delantera se sentaba cerca de donde Axel estaba apoyado—. Hay que tener las respiraciones muy coordinadas para lograrlo.

Axel se sentó al lado de su novia, y los dos observaron como Erik, Mark y Bobby intentaban realizar el Tripegaso. Ambos delanteros conocían la técnica, solo de oídas, porque se lo habían escuchado a uno de sus excompañeros del Kirkwood. Pese a eso, tenían ganas de verlo en vivo y en directo. Erik, Mark y Bobby lo intentaron varias veces pero siempre fallaban. Los tres acabaron en el suelo, jadeando por el esfuerzo.

—Es más difícil de lo que parecía.

—No sé qué puede estar saliendo mal—musitó Erik.

—Tú lo sabes, ¿no? —le susurró Axel a su novia.

Ella asintió con la cabeza.

—Mark no está acostumbrado a tener que correr detrás de un balón, él solo tiene que esperarlos en la portería—le respondió Abigail en el mismo tono—. Él se une mucho después al punto en el que las tres trayectorias se deben unir, puesto que no ha logrado adecuarse a la velocidad de Erik y Bobby. Si quieren que salga la técnica, Mark debe correr mucho más deprisa. Los tres a la misma velocidad.

—Está claro que el problema soy yo—intervino Mark, sin haber escuchado la mente estratega de la delantera—. Mi trayectoria se une a la vuestra mucho después.

Abigail desvió la mirada al ver a Silvia de pie.

—¿Qué haces? —le preguntó Celia.

—Me había olvidado que un pegaso necesita la canción de una dama para extender sus alas y volar.

—Silvia—la llamó Abigail, haciendo que la mirase—, ¿estás segura de esto?

—Sí, no te preocupes.

Celia parpadeó confundida. Axel y Abigail contuvieron una sonrisa divertida, mientras observaban como la gerente de pelo verde oscuro se acercaba a los chicos.

—Yo haré de vértice—indicó Silvia, sonando seria y decidida—. Marcaré el punto en el que las tres trayectorias se deben unir.

Los tres alzaron la mirada para ver a Silvia, quien los observaba con determinación.

—Silvia...—musitó Mark.

—Vaya...—Erik parecía sumido en sus pensamientos, seguramente recordando algo—. Cuando realizamos por primera vez la técnica del Tripegaso, Silvia se colocó justo en el medio, justo como está ofreciendo ahora...—pestañeó varias veces, saliendo de sus pensamientos—. Vale, bien. Lo haremos.

—Está bien—aceptaron Mark y Bobby a la vez.

—Pero, capitán, si ella se encuentra en ese punto y volvéis a fallar la técnica...—murmuró Todd, formando una mueca.

—Por eso—indicó Mark, con su usual decisión—. Razón de más para no fallar.

—Está bien, a mí tampoco me gusta darme por vencido—asintió Erik.

Los tres chicos se levantaron del suelo, mientras Abigail asentía en dirección a Silvia para infundirle algo de su valor. Los tres adoptaron las posiciones para salir corriendo, con los brazos hacia atrás.

—¡Go! —exclamó Erik.

Los tres salieron corriendo a la vez, para luego cruzarse en el punto que Silvia marcaba. Fueron rodeados por un aura azul, a la vez que se olía el característico relincho del pegaso. Se elevaron del suelo, para luego conseguir golpear el balón los tres juntos.

—¡Lo lograsteis! —exclamó Silvia.

Los cuatro se abrazaron emocionados. Luego, se les unieron al abrazo Jack, Timmy, Todd y Sam.

—Pero vosotros...—murmuró Mark.

—Estábamos decididos a proteger a nuestra gerente—expresó Sam.

—Y por si no éramos suficientes...—intervino Todd, señalando a los demás.

Abigail y Axel palmearon la lona que ambos tenían al lado, sonriendo con diversión. Jude, a su lado, tenía un extintor. Los demás tenían botiquines y un arsenal de protecciones.

—¡Que contento me pongo cuando hacéis estas cosas! —exclamó Mark, con la voz tan emocionada que parecía que se iba a echar a llorar en cualquier momento.

—No te pongas a llorar ahora, capitán—se burló Abigail, haciendo que el mencionado se riera—, que no tenemos suficientes pañuelos.

—Espero que podamos jugar juntos algún día—expresó Erik, mientras pasaba su mirada avellana por todos.










🔥⚽⚡












—¿Crees que será el de Erik? —le preguntó Silvia a Abigail, mientras ambas veían como un avión surcaba el cielo.

—Es muy posible.

Mark puso ambas mano a los lados de la boca, como si fuera un megáfono, para luego gritar:

—¡Erik, espero que vuelvas pronto para jugar juntos al fútbol!

—Pues juguemos.

Todos se giraron al escuchar aquella voz. Fue cuando vieron a Erik apoyado en su maleta, sonriéndoles.

—¿No se supone que te ibas en ese vuelo? —preguntó Abigail, sin preocuparse en ocultar su diversión.

—Sí, pero—Erik rompió el billete de avión en pedacitos, bajo sus miradas—, he pensado en quedarme un poco más.

—¡Genial! —exclamó Mark, emocionado.

Todos rieron. Erik comenzaba a acostumbrarse a las reacciones eufóricas del capitán del Raimon, y por eso también rio.

—Quiero jugar al fútbol con vosotros —expresó Erik, pasando su mirada por todos los presentes—. Si os parece bien, claro...

Casi no pudo acabar su frase, ya que Mark lo comenzó a zarandear, diciendo que era más que bienvenido al equipo del Raimon. Los demás corearon su afirmación con algunas risitas divertidas y asentimientos de cabeza.











🔥⚽⚡












Axel y Abigail caminaban junto a Erik, acompañándolo al edificio de apartamentos en el que se estaba quedando. El estadounidense no había dejado de parlotear sobre el fútbol americano desde que habían dejado las instalaciones del Raimon, y ninguno de los dos delanteros quería quitarle la emoción. En eso, se parecía muchísimo a Mark.

Erik los hizo entrar en su apartamento, para luego preparar algo de té, —lo decidió en cuanto ambos lo miraron confundidos al ofrecerles una taza de café—. Se negó a que ninguno de los dos lo ayudara, así que ambos se dedicaron a estar sentados y observar como el chico lo preparaba.

—Bien, ¿ahora vas a decir la verdad de por qué te quedas? —cuestionó Abigail, mientras se apoyaba en el cuerpo de su novio—. ¿O tenemos que esperar a qué te des cuenta tú mismo?

Erik desvió la mirada de la tetera para darle una mirada confundida a la chica.

—¿Eh?

—Vamos, Erik—bufó Abigail, haciendo que algunos mechones de su flequillo se movieran en el acto—, a mí no me la quieras colar. Sé ver esas cosas...—miró a Axel—... ¿también te has dado cuenta?

—No estoy muy seguro... —murmuró el rubio, conteniendo una sonrisa divertida.

—Ya lo he dicho, me quedo porque quiero jugar al fútbol con vosotros—replicó Erik, sirviéndoles el té para luego sentarse—. No hay otro motivo.

Abigail aplanó los labios. No le creía.

—Bien. Entonces, ¿por qué viniste a Japón en primer lugar? —cuestionó, revolviendo su té.

—Para ver a Silvia y a Bobby —respondió Erik con rapidez, quizás con demasiada.

Abigail sonrió con malicia, intercambiando una mirada con su novio. Axel trataba de ocultar su diversión detrás de una de las pastas que Erik había puesto en un plato.

—Así que, para verlos, eh—comentó Abigail, como quien no quiere la cosa.

—Sí.

Axel mordisqueó la galleta para no reírse. El chico estaba siendo demasiado evidente.

—Dime, Erik—la chica le dio una mirada con los ojos entrecerrados, como si pretendiera verle el alma o leerle la mente—, desde el accidente, ¿dejaste de sentir lo que sentías?

Erik se ahogó con su té.

—¿Qué?

Axel tosió para ocultar una risa, haciendo que el estadounidense se quedase mirándolo.

—Axel sabe todo, Erik —le dijo Abigail, logrando que el castaño la mirase sorprendido—. Ya sabes, las relaciones no se pueden construir sobre mentiras.

—Todo... ¿Todo?

—Todo—respondió Axel, frunciendo levemente el ceño.

Erik se puso nervioso. Los que decían que el Delantero de Fuego ponía los pelos de punta con solo una mirada no mentían.

—F-fue en el pasado—balbuceó, sin ver la sonrisa divertida de Abigail.

—Eso espero—gruñó Axel, mientras lo miraba serio.

—L-lo p-prometo—aseguró Erik, nervioso.

Abigail posó una mano en el antebrazo derecho de Axel, logrando su atención. Al instante, el fuego que el chico había sentido en su interior, se calmó. Ninguno de los dos prestó atención a que Erik estaba delante, ni siquiera cuando soltó una exclamación ahogada al ver como una débil aura naranja los envolvía durante unos segundos. Abigail no dejó de mirar a los ojos obsidiana de su novio hasta notó que este se tranquilizó.

—Perdónalo—Abigail giró la cabeza para mirar al castaño, sin reparar en la sorpresa de este—. A veces su apodo le viene que ni pintado.

—Fue a hablar la más indicada—musitó Axel, rodando los ojos.

—Siempre sois... ¿tan intensos? —cuestionó Erik

Ambos lo miraron confundidos.

—¿A que te refieres? —cuestionó Abigail.

Erik vaciló.

—Ha sido... extraño. Durante unos segundos, me ha parecido que estaba delante de un incendio o una fogata—murmuró, intentando explicarlo lo mejor que podía, aunque sentía que estaba diciendo una estupidez—. ¿Siempre es así?

Los dos delanteros se quedaron en silencio durante unos segundos, intercambiando una mirada. En el fondo de los ojos de ambos, brillaba la confusión por lo que el estadounidense acababa de decirles.

—No lo sabemos—soltó Axel por fin.

—Eres el primero que nos lo dice—asintió Abigail, haciendo una mueca.

—Pues no creo ser el único que lo ha notado—replicó Erik, con el ceño fruncido con confusión. Todavía no entendía que era lo que había pasado exactamente—. Es decir, es imposible.

La pareja se encogió de hombros, dándole a entender que no tenían ni idea del tema. También era una buena señal para dejar de hablar sobre eso. Después de todo, una conversación sobre algo que no tenían ni idea de lo que se trataba no llegaría a ninguna parte. Sería una pérdida de tiempo.

—Así que...—Abigail cambió de tema—, ¿te decidiste por alguno?

—Por la cara que está poniendo—observó Axel, esbozando lentamente una sonrisa divertida—, me parece que no.

Erik enrojeció con violencia.

—¡No lo disfrutéis! —protestó, gruñendo con irritación cuando ambos delanteros ampliaron sus sonrisas—. ¡Enserio! ¡No tiene gracia! —hizo un berrinche que terminó por divertir a la pareja que lo observaba—. Seguro que no tenéis ni idea de lo que se siente...

—No, la verdad es que no—negó Axel.

—Yo tampoco—apoyó Abigail, sonriendo con sorna—. Quizás en otra realidad estoy en medio de un triángulo amoroso, quien sabe.

Ambos delanteros se carcajearon de la mirada del estadounidense, quien parecía estar inmerso en la tentación de golpearlos con algo.

—No tiene gracia—repitió de nuevo.

—Bueno, ya lo suponemos—comentó la delantera—. Pero no puedes negarnos que, si estuvieras en nuestra situación, no lo verías como algo cómico. Es decir, conoces a ambos desde que erais unos bebés.

—El cliché es que te guste tu mejor amigo de la infancia—añadió Axel, controlando su diversión todo lo que pudo—, pero tú te lo has saltado un poco. Es como si no te valiera solo uno, y eligieras a los dos para tener más.

Abigail le dio un codazo, pero hasta ella misma tuvo que retener una risa.

—El problema es que no quiero hacerle daño a ninguno de los dos—se lamentó Erik, pasándose las manos por la cara, en un signo de histeria oculta—. Ambos son importantes para mí, y no me perdonaría el hacerles daño.

—Uno de los dos va a acabar perdiendo, Erik, lo sabes tan bien como nosotros—replicó Abigail, usando un tono más suave. La diversión había desaparecido de su rostro, así como de su voz—. Es tierno que quieras lo mejor para ambos, pero así solo te haces daño a ti mismo. No pongas esa cara, no es algo que se pueda ocultar por mucho tiempo, Erik. En verdad estás sufriendo por esto.

—A veces es mejor ser sincero—comentó Axel, mientras rodeaba la cintura de su novia con un brazo—. Tanto con ellos, como contigo.

—No puedes fingir que no ha pasado nada, porque solo lo harás peor—añadió Abigail, apoyando su cuerpo levemente en el del rubio—. Tienes que encontrar la forma de ver el final del túnel.

Erik gimió, dejando caer la cabeza contra la mesa. Abigail y Axel intercambiaron una mirada, mientras escuchaban al castaño lamentándose.

—¿Y como narices voy a hacer eso? —se quejó, lamentándose y haciendo otro berrinche—. ¡Nunca he estado en un triángulo!

—Ahora eres un jugador del Raimon, deberías usar eso en tu favor—respondió Axel, con tono pensativo.

Erik levantó la cabeza.

—¿Y como se supone que eso me va a ayudar? —cuestionó, de mal humor, aunque el otro chico ni se inmutó—. ¡Eso lo hará peor!

—No—Abigail negó, ganándose la mirada de los dos chicos—. Puedes usarlo a tu favor, como ha dicho Axel. Vas a poder pasar tiempo con ambos, solo tienes que estudiar tus reacciones—se mordió el interior de la mejilla—. Te aseguro que entonces lo entenderás.

—Y sabrás a quien escoger—añadió Axel.

—¿Cómo se supone que lo sabré? —cuestionó Erik.

Abigail se mordió el labio inferior, girando la cabeza para mirar a Axel. Él ya la estaba mirando, y sonrió levemente. Axel estiró una mano, retirando un mechón de pelo de la cara de su novia y colocándolo detrás de su oreja. Abigail sonrió ante el gesto.

—Lo sabrás—habló en dirección a Erik, aunque seguía mirando a Axel—. Simplemente... lo notarás en todo tu ser. Esas cosas se saben solo cuando lo sientes.

—¿Sentir el qué?

—El fuego—respondió Axel—. El calor.

—La electricidad—Abigail giró la cabeza lo justo y necesario para ser capaz de mirar a su amigo—. Sentirás como si te hubieran dado un descarga cuando te mire.

—Y tu cuerpo arderá como si te hubieras tragado una ascua—añadió Axel, todavía mirando a la chica apoyada en él.

—Y sabrás que es esa persona—siguió Abigail, notando las cálidas manos de su novio sobre las suyas—, y solo esa persona. Nadie más.

—No sé....—Erik resopló—. Si lo ponéis así, suena más fácil de lo que es.

Los delanteros sonrieron a la vez. Axel estiró su brazo por encima de la mesa y lo apoyó en uno de los hombros de Erik, dándole un suave apretón.

—Te prometo que lo sabrás, Erik. —le aseguró, mirándolo serio—. Cuando te devuelva la mirada, y veas las imágenes de vuestro futuro juntos, ese es el momento. Y te aseguro que no querrás que desvíe la mirada de ti—se sentó bien, girando la cabeza para mirar a Abigail—, nunca.

Abigail le sonrió a su novio de forma tierna, mientras este la atraía hacia él para besar su sien. Erik observó, casi fascinado, como uno parecía encajar en los brazos del otro como si fueran las piezas de un puzzle. Se habían movido de forma coordinada, como si lo hubieran planeado antes, aunque en verdad no era así. Era algo que él quería, porque estaba realmente claro.

Abigail y Axel se habían limitado a describir lo que ellos sentían. Exactamente palabra por palabra. Y al verlos sonreírse de aquella manera, como si no fuera nadie más a su alrededor, no hacía más que confirmar las hipótesis de todos los que los conocían.

Eran dos partes del mismo fuego ardiente, que se encontraban a cada instante, provocando un incendio maravilloso e hipnotizante. El fuego siempre llama al fuego.
















¡HOLAAAAAAAAAAAA! ¿Cómo estáis? Espero que bien.

La verdad es que este capítulo ha quedado más extenso de lo que tenía planeado en un primer momento, pero quería que la llegada de Erik al Raimon fuera mucho mejor de lo que lo es en el anime. No sé si recordaréis como era la versión antes de que mandara el fic a borradores, pero no había demasiada explicación de la razón por la que Abby conocía a Erik. Ahora sí la hay, y creo que tiene bastante sentido si tenemos en cuenta como es Ray Dark. 

Además, hay una nueva escena que en la anterior versión no estaba, y que es la última de Axel y Abby teniendo una conversación profunda. He querido meter algunos ships por el medio que he visto por internet, para hacer el fic más interesante. De todas formas, creo que es normal emparejar a Silvia y a Erik teniendo en cuenta todo el backstory, digo yo (al menos en la temporada del mundial yo quería morirme con sus escenas).

¿Qué os ha parecido el capítulo? ¡Espero que os haya gustado!

Bueno, os informo de que para desbloquear el siguiente capítulo necesitamos 30 votos y 38 comentarios. He decidido bajar la cifra, porque algunas personas siguen solamente votando y otras se me emocionaron en el otro capítulo dejando un comentario con solo una palabra. No, hermanas y hermanos, no es así como funciona. Los comentarios no me van a valer con solo una palabra. No digáis que nos os avisé, alv.

Recordad que siempre aviso de en que semana estará disponible el siguiente capítulo, así que procurad estar pendientes del tablero de mi perfil. (Si me seguís os llegarán las notificaciones en la app).

No sé como estaréis vosotros a estas alturas del año, pero yo estoy cerca de empezar mis exámenes finales, y la verdad es que me apetece cero unidades de patata. Lo único que quiero es ver capítulo de Shingeki no Kyojin, —anime al que me enganché hace poco y ay mi madre—, y replantearme mi existencia duramente. Si tenéis exámenes próximamente, os deseo mucha suerte <3

Nada más por mi parte, pero... ¡Nos leemos en comentarios!

|Publicado|: 11/05/2022

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