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CAPÍTULO VEINTIUNO
Fuego

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Instituto Raimon

Instalaciones del equipo

Campo de fútbol del Raimon

Abigail había tenido que librar una auténtica batalla con Axel para conseguir que saliera de la cama y fueran al entrenamiento, pero lo había conseguido. Le había tenido que hacer algunas promesas para persuadirlo, y al hacerlo, el chico por poco se había arrojado de la cama.

Ahora, la delantera simplemente observaba el entrenamiento. Nadie le dejaba formar parte, pues estaban preocupados por su pierna. Pierna que no le dolía nada, pero que debía mantener en vigilancia, según las palabras del doctor Blaze y el entrenador Hillman.

—Venga, Mark—se burló Abigail. —, parece que te pesa el culo.

El portero puso morritos, ofendido, mientras ella sonreía con burla. Lo observó volver a correr sin que la cinta lo mandase hacia atrás, pero no lo consiguió, de nuevo. Acabó de culo en el suelo, con las piernas en alto, logrando que ella se riera.

—Deja de reírte de mí. —se quejó Mark, de brazos cruzados.

—No me juzgues por reírme cuando pareces un dibujo animado, capitán. —se defendió ella, a la par que le agarraba un moflete. —Además, eres realmente adorable cuando te enfurruñas.

—¡Que no lo soy! —protestó él, intentando apartarla a manotazos.

—Eso no te va a servir de nada, Mark. —dijo la voz de Nathan, sonando profundamente divertido.

Ambos lo miraron, el chico mal y ella divertida.

—¡Pues ayúdame! —chilló el de la bandana cuando la delantera lo pellizcó de nuevo.

Nathan rio, sentándose al lado de su mejor amiga. Con eso, consiguió que Abigail dejase al pobre portero, apoyando la cabeza en su hombro. Ambos observaron al portero intentando lograr completar el ejercicio. Luego de unos segundos, el velocista decidió unirse a su amigo.

Abigail contuvo una risa al ver como ambos se peleaban por saber quien lo había logrado primero. Mark gesticulaba como un loco, mientras Nathan estaba de brazos cruzados, bastante más sereno que su amigo. Eran un dúo verdaderamente cómico, por si alguien se lo preguntaba.

—¿Habéis acabado de hacer un numerito, chicos? —se burló de ellos.

Ambos giraron las cabeza para mirarla, de forma inquietantemente coordinada. Esbozaron al mismo tiempo la misma sonrisa perversa para luego, tres segundos después, tirarse sobre ella.

—¿Decías algo? —se burló Nathan, sonriendo con malicia.

—Sí, me parece que no he escuchado bien. —murmuró Mark, haciéndose el sordo.

—Me aplastáis, idiotas. —se quejó Abigail.

Le hizo cosquillas al peliazul para que se quitase de encima suya, consiguiendo que se las devolviera y Mark no tardó en unirse a aquella batalla. Acabaron envueltos en una guerra de cosquillas, bajo las miradas divertidas de Axel y Kevin.

—Son algo tontos, es mejor dejarlos. —murmuró el más alto.

Axel movió su brazo, encajando su codo en el costado del delantero, pero sin mirarlo.

—Cuidado con lo que dices, Dragonfly, porque te recuerdo que mi novia está allí.

—Mira que te has vuelto pesadito, eh.

—Derechos de autor, es mi frase.







(...)








Instituto Raimon

Instalaciones del equipo

Campo de fútbol del Raimon

Luego de dos horas y un poco, terminó el arduo entrenamiento de los chicos. Durante aquellas dos horas, Abigail había ido rotando de unos a otros para supervisar como iban progresando en sus entrenamientos. Fue plenamente consciente de cómo Axel aumentaba el ritmo cuando estaba a su lado, pero ella se limitó a animarlo. No iba a quejarse del espectáculo de ver los músculos de su novio contrayéndose y estirándose, lanzando a su mente miles de razones para alimentar sus pensamientos de adolescente hormonal.

Abigail recogió las últimas botellas de agua y las metió en las bandejas. Una de las muletas se le cayó, haciendo que maldijese por lo bajo. Al menos, hasta que una mano bronceada la atrapó.

—Gracias, cariño.

Axel le sonrió, mientras rodeaba su cintura con sus brazos.

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó.

—Ahora que estás aquí, estoy mucho mejor que antes. —le sonrió de forma coqueta, logrando que él pusiese los ojos en blanco con diversión. —Hablando enserio, y dejando los coqueteos a un lado...estoy genial, realmente genial. Presiento que estoy lista para volver a jugar, porque no me duele nada de nada.

—Eso espero—murmuró Axel, besándola de forma casta pero igualmente intensa. —, te echo de menos en la delantera. —añadió, en forma de queja, mientras hacía un puchero.

—Me dais asco.

—Oye, pero, ¿acaso yo estoy pintado o qué?

Ambos delanteros giraron las cabezas a la vez. Steve y Kevin los miraban con sus rostros deformados en muecas de asco.

—Perdeos. —murmuró la pareja a la vez, de forma coordinada.

Steve miró al delantero a su vez.

—Tenías razón, Kevin, son demasiado iguales.

Ambos jugadores se quejaron a la vez cuando algo duro impactó contra ellos. Se frotaron la frente, viendo a la chica con otra botella en la mano, lista para lanzársela. Su expresión era de todo menos amable, incluso les daba algo de miedo.

—Vámonos, Steve. —murmuró Kevin, algo apurado.

Los dos se marcharon con rapidez, como si una manada de leones los persiguiera, logrando que los delanteros se rieran por lo bajo. Axel recogió las botellas y las puso de nuevo en la bandeja. Luego, volvió junto a su novia.

Le arrancó un jadeo de sorpresa cuando estampó sus labios contra los de ella, quizás con más violencia de lo necesaria. Su mano izquierda serpenteó por la espalda ajena, hasta la zona baja, apretando a la chica contra él todo lo posible. La derecha estaba en el rostro de Abigail, manteniéndola quieta conforme el beso se volvía más demandante. Axel le chupó el labio y lo mordió ligeramente antes de separarse.

—¿A que ha venido eso? —preguntó Abigail, algo sorprendida, entre jadeos. —No es que me queje ni nada...

—No sabes lo mucho que me pones cuando dejas a alguien en su lugar. —le susurró Axel en el oído, para luego dejar un beso húmedo en su cuello.

Abigail carraspeó, tratando de recuperar la compostura y de ignorar el fuego que se había iniciado en sus entrañas. No era el lugar para que sus hormonas tomaran el control, aunque la mirada de Axel decía totalmente lo contrario.

—¿Qué te parece si vamos a los vestuarios—cuestionó Axel, con la voz ronca. —, y acabamos con esto, eh, amor?

—Siempre estás tan caliente...—chistó la delantera, divirtiendo a su novio. —Bien, pero primero escucha lo que acabo de decidir... ¡Axel!

El mencionado soltó una risita, levantando la cabeza para mirar a su novia con falsa inocencia. No había que ser demasiado listo como para saber que acababa de hacerle una marca en el cuello, una que no tardaría en adoptar un tono violáceo bastante delatador.

—Cuéntame. —pidió Axel, en un ronco susurro. Uno que llegó a la espina dorsal de la chica y que la hizo estremecerse, casi anticipándose a lo que los esperaba en los vestuarios.

<< Céntrate, Abby.>> se regañó a sí misma, mientras intentaba ignorar el calor que desprendía su novio. << Cada cosa a su tiempo... cada cosa a su tiempo... ¡Estúpido Axel y estúpidas hormonas!>>.

—Cuando esos energúmenos tengan novia, pienso hacerles la vida imposible. —le contó, sonando decidida a pesar de estar luchando contra su mente y su cuerpo. —No es normal que siempre nos jodan los momentos.

—Estoy totalmente de acuerdo contigo, amor. —asintió Axel, acariciando con suavidad la mejilla derecha de la delantera. —Así que, cuenta conmigo.

Abigail sonrió de forma ladeada, mientras rodeaba el cuello de su novio con los brazos.

—Ahora... ¿Qué te parece si ponemos en marcha ese plan tuyo?

Axel sonrió encantado, mientras se inclinaba para unir sus labios.










(....)










Instituto Raimon

Instalaciones del instituto

Vestuarios del equipo

Abigail observó como los músculos de la espalda de Axel se contraían mientras él se ponía el pantalón y ella se abrochaba su propia camisa. Se lamió los labios, disfrutando de las vistas, aunque hacía escasos minutos que los había podido acariciar y besar hasta sentir sus labios hormiguearse. Y eso la llevó a pensar si en algún momento de su vida iba a tener suficiente del chico, porque no lo sentía así.

—¿Disfrutando de las vistas, nena? —la voz ronca de Axel la sacó de sus pensamientos, fijándose en la forma divertida en la que la estaba mirando.

—No sé para que preguntas si lo sabes perfectamente. —respondió ella, sin un ápice de vergüenza.

Axel realmente adoraba lo descarada que era su novia. Nunca tenía pudor, ni siquiera para hacerlo en cualquier sitio que supusiera parte de sus fantasías. Ella siempre estaba dispuesta a cumplirlas todas, algo que lo llevaba totalmente loco.

Se acercó lentamente a ella, ignorando que todavía no se había puesto la camisa. Llevó los dedos al punto en el que el hombro y el cuello se unían, y dejó pasar las yemas con suavidad. Observó con fascinación como la piel bajo su mano se erizaba, y una sonrisa de triunfo se dibujó en sus labios.

—¿Disfrutando de las vistas, amor? —se burló ella, tratando de controlar su voz para no jadear.

—Ya sabes que sí. —respondió él, dirigiendo su mirada oscura a los ojos bicolores que lo observaban. Todavía no había desaparecido de ellos aquel brillo de deseo que lo atormentaba cuando no estaban juntos. —Oh, ¿no has tenido suficiente, bebé?

—Nunca lo tengo cuando se trata de ti.

Axel disfrutó de la respuesta sincera, mientras trataba de que sus impulsos no lo dominaran de nuevo. El fuego que ardía con violencia cuando estaba con Abigail siempre lo hacía volverse más primitivo. A veces lo hacía doler la cabeza.

—Vaya, vaya, así que mi preciosa novia no ha tenido suficiente, eh. —murmuró Axel, con falso tono de comprensión, pues estaba teñido por el deseo que ella le causaba. Acercó sus labios al oído de ella, sintiéndola jadear solo por su aliento. —Así que siempre me necesitas, ¿ah? Siempre me quieres dentro de ti... ¿no es así, bebé?

—A-axel. —balbuceó ella, algo sorprendida por la actitud de su novio.

—Eres un pequeña codiciosa, ¿no te parece? —habló él de nuevo, envolviendo la mano alrededor de la garganta de su novia y apretando ligeramente. Se mordió el labio al escucharla jadear con violencia. —Tu codicia me vuelve loco, amor, y creo que nos va a acabar por meter en un lío.

Se separó de ella, observándola con una sonrisa en los labios. Abigail parecía realmente sorprendida, mientras se preguntaba que mosca le había picado a su novio. Pero, también se preguntaba porque aquel comportamiento le estaba gustando tanto, porque la estaba calentando demasiado.

—Creo que acabamos de descubrir una faceta tuya nueva, amor. —arrulló Axel, mientras la besaba de forma tierna. El contraste entre su voz ronca, salvaje, y la delicadeza que lo caracterizaba cuando se trataba de su novia, la tenía un poco sorprendida. —No eres tan dominante como pensabas, ¿eh?

—Axel. —gruñó ella, fastidiada.

—Ya, ya sé que no es el lugar, relájate. —se separó un paso de ella, sonriendo de forma amplia. —No quiero que nadie que no sea yo te escuche gemir, así que acaba de vestirte.

Abigail observó como su novio se acercaba a donde había dejado abandonada su camisa y se la ponía.

—¿Desde cuando eres tan mandón, cariño? —cuestionó, mientras se arreglaba la falda, aunque el movimiento la hizo jadear.

Y, obviamente, Axel lo escuchó perfectamente.

—No lo sé, pero creo que te ha gustado. —se mofó, mientras esbozaba una sonrisa algo lobuna. Rio cuando ella le tiró un zapato a la cabeza. —Sí, tírame lo que quieras porque tu parte dominante está enfadada, pero casi puedo olerte desde aquí.

—¡Axel! —chilló ella, enrojeciendo con violencia.

Axel volvió a reír, mientras se abrochaba los últimos botones y disfrutaba de la imagen de su novia toda sonrojada. No era algo que acostumbrara ver, y mentiría si dijera que no lo estaba disfrutando.

—Vamos, antes de que cambie de opinión y nos metamos en un lío por hacerlo en las instalaciones del colegio.


Holiii :D

No me preguntéis que tripa se me rompió para escribir este capítulo. Simplemente... Disfrutadlo.

Creo que este capítulo tiene escenas en las que se puede ver muy claro cómo es la relación entre Axel y Abby. Ninguno de los dos se deja mandar por el otro, por eso mismo son el fuego. El fuego no se amedrenta frente a nada, y ellos tampoco.

No tengo nada más que decir, simplemente disfrutad de la última escena, donde tenéis a Axel modo dominante.

Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

Si es así, no olvidéis dejarme vuestra estrella y algún que otro comentario. Podéis poner lo que queráis, ¡que os respondo!

Nada más por mi parte, nos leemos en comentarios.

¡Hasta el próximo miércoles!

~ I 👑

|Publicado|: 17/11/2021

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