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CAPÍTULO DIECIOCHO
Raimon contra Royal Academy

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Ciudad de Inazuma

Royal Academy

Instalaciones de la Royal

Abigail miraba el campo de fútbol de la Royal Academy desde uno de los postes más altos. Llevaba una capa sobre sus hombros, haciendo que sintiera deja vus. Recordó todo lo que había hecho cuando estaba de capitana y delantera del equipo y apretó los dientes con ira.

Axel se encontraba como un loco buscándola, temiendo que el loco director de aquella academia la encontrara antes que él. Lo que él no sabía era que le sería complicado encontrarla. Después de todo, seguía conociendo las instalaciones como la palma de su mano.

Jude entró en el campo, inspeccionando cada milímetro del estadio. Llevaba haciéndolo desde que vio al autobús del Raimon fuera. Sabía perfectamente que Ray Dark había puesto una trampa en algún sitio, pero no la encontraba, algo que lo estaba poniendo de los nervios. No quería que nada le pasase a sus hermanas, ni a nadie.

Abigail se bajó de un salto al verlo, con una pequeña sonrisa bailando en sus labios. Con movimientos ágiles, a la par que silenciosos, llegó hasta él. Pero el chico se encontraba agachado, inspeccionando el césped de forma meticulosa, por lo que no se dio cuenta de su presencia.

—¿Se puede saber que es lo que buscas entre la hierba? Porque no creo que haya ni petróleo ni oro por aquí...

Jude se sobresaltó al escuchar una voz detrás de su espalda y se puso en guardia de un salto. Abigail ladeó la cabeza, intentando averiguar que clase de pose de kárate había intentado adoptar su hermano. Por supuesto, en vano.

—Lo tuyo no es el kárate, hermano. —dijo, poniéndole una mano encima de un hombro.

El chico se relajó al ver que era su melliza.

—No me des esos sustos, hermana, podría haberte echo algo al haberme asustado de esa manera. —la regañó.

—¿Te refieres a esa llave de kárate tan... mortal? Sí, ajá, me has dado un miedo terrible.

—Estuve dando clases particulares....

—Claro, por supuesto. ¿Sabes qué? Si yo fuera tú, tendría cuidado con los lobos, caperucita. —se burló ella, poniendo los ojos en blanco. Luego, adoptó una pose más pensativa. —Si la memoria no me falla, creo recordar que lo de las clases de kárate quedó en una mala intentona con cinco años. 

El chico bufó, frustrado. A veces odiaba que su hermana pudiera saber con tanta facilidad que estaba mintiendo, o que recordara demasiados detalles del pasado.

—De todas formas, ¿Qué haces aquí? —preguntó Jude, mientras abrazaba a su hermana melliza. —¿No se supone que deberías estar con tu equipo?

—Sí, debería pero vi salir corriendo a Celia (luego de hablar contigo) y quería saber cómo estabas tú. Después de todo, esto no es fácil para ninguno. —murmuró, mientras aceptaba el abrazo de su hermano mayor, oliendo el familiar olor que emanaba del pelo de Jude. No lo disfrutó demasiado, pues recordó lo que él estaba haciendo antes de que hablara. —¿Has descubierto ya donde se encuentra la trampa?

—No, todavía no. —murmuró pensativo, mientras se repetía mentalmente una y otra vez las palabras que el comandante le había dicho. —Y estoy seguro de que hay alguna, solo tengo que averiguar dónde.

Rompieron el abrazo. Abigail lo miró con una sonrisa, mientras él le daba una mirada rara.

—¿Qué? ¿Por qué rayos me miras así?

—Por fin has abierto los ojos, hermanito.

Jude le dio un pequeño golpecito en la frente a su hermana, mientras intentaba no sonreír. Estaba fracasando, puesto que las comisuras estaban levemente elevadas.

—Vuelve con el Raimon. —le indicó, para luego hacer una mueca cargada de preocupación. —Pero ten cuidado, ¿sí?

—Soy rápida como el viento, hermanito, no me pasará nada. —le guiñó un ojo antes de desaparecer en un suspiro.

El chico de rastas suspiró, pues estaba realmente preocupado. Se esperaba cualquier cosa viniendo de su entrenador. Por eso, continuó buscando la trampa por todos lados.

Por su parte, Abigail buscaba a sus compañeros de equipo, intentando ignorar la repentina felicidad de saber que por fin su hermano estaba viendo la realidad. Frenó en seco al escuchar la siseante voz del comandante Dark y asomó la cabeza para ver qué pasaba. Lo vio hablar con Mark, quien tenía una mueca de disgusto dibujada en sus facciones. La chica sabía que el adulto le estaba comiendo la cabeza al chico, puesto que eso era lo que mejor se le daba a aquel hombre, por lo que apretó los puños con furia. Se escondió en cuanto lo oyó marcharse, contó en silencio, y luego se acercó a su capitán.

—Te lo ha contado, ¿verdad? —preguntó, haciendo que el chico pegase un salto en el sitio y se girase a mirarla, encontrándose con su mirada seria. —Lo de la adopción de la familia Sharp, te lo ha contado.

—Espera, ¿tú lo sabes?

Ella soltó un suspiro, preguntándose si Mark estaba en la hinopia todo el rato o si era tan despistado que no se daba cuenta de nada.

—Esto... soy una Sharp, Mark. —murmuró, haciendo una mueca. —Jude es mi hermano mellizo.

El chico parecía haber visto un fantasma, pues había perdido algunos tonos de piel. Y, por primera vez, parecía no saber que decir. Era algo raro en él, puesto que siempre estaba parloteando como un loco.

—Vamos con los demás, Mark. —musitó Abigail.

Ambos se giraron, encontrándose de lleno con Silvia, quien los miraba preocupada. Se dieron una mirada, sabiendo que la chica había escuchado.

—Chicos, ¿Qué pasa? —preguntó, mientras intercalaba la mirada de uno a otro.

Mark clavó su mirada en Abigail, pidiéndole permiso para contárselo a la gerente, y ella asintió suspirando. Ambos jugadores tomaron a la chica por los brazos y la metieron en un baño, solo haciendo que la confusión de esta aumentase. Allí, el chico de bandana le contó todo, mientras la cobriza permanecía en silencio.

Abigail se sobresaltó cuando los brazos de la otra chica la rodearon en un abrazo. Realmente no estaba acostumbrada a recibir muestras de afecto que no fueran de su familia o Axel.

—Debe ser horrible para ti, Abby. —murmuró Silvia, mientras la miraba con tristeza.

—Lo es. Y por mucho que me gustaría estar con mis dos hermanos, no dejo que esos sentimientos influyan en mi juego. —replicó, con un tono de voz tan tranquilo que sorprendió a los otros dos. —Y espero que tampoco afecte al tuyo, Mark.

El chico tragó saliva. No estaba realmente seguro de que eso fuera posible.




(...)

Los jugadores de ambos equipos se encontraba en el campo de juego. Bueno, todos no.

Abigail seguía en el túnel de vestuarios, debatiendo consigo misma sobre si debía ponerse aquella capa azul que tanto le gustaba. Luego, recordó que Ray Dark estaría viendo todo y agarró con fuerza la prenda que Nathan le había dejado en las manos. Sin duda, el peliazul la conocía demasiado bien.

—Oye, Nathan, ¿Dónde está Abby? —preguntó Mark, preocupado al no verla.

Ante aquella pregunta, Jude giró la cabeza con menos disimulo del que planeaba, preocupándose por su hermana melliza. Un gesto parecido hicieron David y Joe, cada uno desde su posición.

—Está acabando unos asuntos. —respondió Nathan con voz tranquila, viendo de reojo la expresión preocupada del Delantero de Fuego. —Vendrá ahora, no os preocupéis.

Las tres gerentes del Raimon soltaron una exclamación, de forma tan coordinada que hizo que todos los jugadores se girasen a la vez.

Entrando en el campo, como si fuera la reina del mundo, apareció Abigail. Llevaba puesta la capa que su mejor amigo le había dado, de color azul, a juego con la equipación del Raimon. En su cabeza llevaba una pequeña corona de laurel, una que Nelly le había dado para, según ella, darle más dramatismo a todo. Lo que ponía los pelos de punta a sus excompañeros, era la mirada fría y cargada de determinación que poseían sus ojos.

La chica ignoró olímpicamente las miradas de los jugadores de la Royal Academy, incluso la de su hermano, mientras se acercaba a su equipo con paso seguro. El aura que destilaba estaba muy clara: estaba decidida a ganar el partido.

Abigail llegó junto a Nathan, quien la estaba observando con una sonrisa al verla con la capa puesta. La mirada de ella se relajó en cuanto se encontró con la de su mejor amigo, pero seguía estando seria.

—Al final te las has puesto, eh. —señaló el peliazul, pasando su brazo por encima de los hombros de la chica.

—Estoy realmente cansada de ocultarme. —murmuró la chica, como si no fuera para tanto. —Es hora de la que la reina vuelva a su trono.

Ahora sí, pasó su mirada a los jugadores del equipo rival. Estos la miraban intentando ocultar su sorpresa. Llevaba casi el mismo atuendo que cuando jugaba con ellos, solo que en vez de una corona de laurel, solía llevar una pequeña diadema con una corona dorada. Lo que ellos no sabían era que ella la había quemado en uno de sus ataques de ira. Bueno, Jude sí que lo sabía.

Mark se acercó a su compañera con rapidez. Estaba realmente aliviado de verla bien.

—Creíamos que te había pasado algo. —señaló, y ambos sabían perfectamente que se refería a una de las trampas del entrenador rival.

—Bueno, ambos sabemos que eso es algo que le gustaría mucho a él. —replicó ella, dándole una mirada de tranquilidad. —Oye, Mark, ¿Qué te parece si le enseñamos como se juega al verdadero fútbol? ¿Qué te parece, eh? ¿Jugamos al fútbol, capitán?

El chico sonrió de oreja a oreja al escuchar a su amiga hablar así. Luego, asintió con la cabeza de forma enérgica, mientras comenzaba a dar botes en el sitio. Abigail lo observó con una pequeña sonrisa casi dibujada en sus labios.

Ambos equipos se saludaron y la delantera volvió a su pose seria. Le dio la mano a su hermano y ambos compartieron una mirada significativa, presintiendo que algo malo iba a pasar. Cuando el de rastas le dio la mano a Mark, se inclinó a susurrarle algo en el oído, algo que hizo que el chico frunciera levemente el ceño.

Cada uno se colocó en su posición en el campo. Cuando sonó el pitido, siguieron las instrucciones que su capitán les había dado y se movieron con rapidez, esquivando los listones de acero que había comenzado a caer en el campo. La gran polvareda que estos provocaron hizo que fuera imposible ver a los jugadores, por lo que el banquillo del Raimon contenía el aliento mientras los jugadores de la Royal abrían la boca de par en par. Jude rezaba en silencio a todos los dioses que conocía para que su hermana, Mark y los demás estuvieran bien.

Cuando el polvo se disipó, lograron ver que los once jugadores del Raimon estaban bien. La mayoría de ellos estaban sorprendidos por lo que había pasado, mientras que otros, estaban completamente serios. Entre ellos, Kevin, Axel, Abigail o Mark.

Abigail intercambió una mirada con Jude y ambos asintieron a la vez. La chica tomó a Mark del brazo y ambos siguieron al actual capitán de la Royal Academy. Ella vio de reojo como David y Joe los seguían con rapidez.

—Comandante. —gruñó Jude.

Ray Dark giró su silla, frunciendo levemente el ceño al ver que su plan no había salido del todo. Aunque, después miró a la castaña cobriza con una siniestra sonrisa. Mark se movió en ese momento, notando aquel gesto, tapando el cuerpo de la chica con el suyo.

—Esto es ir demasiado lejos—continuó el de gafas, furioso. —, hasta para ser usted.

—No sé de que me hablas, Jude.

—Sí que lo sabe. —replicó el chico Sharp, lanzando una mirada de reojo a su hermana. —Cuando me dijo "quien escupe hacia arriba al final siempre le acaba cayendo encima", me estaba dando una pista de lo que pasaría hoy.

—No tienes pruebas.

—Sí que las tenemos. —intervino otra voz.

El inspector Smith tiró con fuerza una bolsa de tornillos sobre la mesa del comandante. A su vez, alegó que un experto había confirmado que eran de las vigas que se habían precipitado sobre el campo del Raimon.

Aquello fue suficiente para que detuvieran a Ray Dark, quien se fue, sonriendo de forma ladina.

—Entendemos si decidís no jugar el partido. —murmuró Jude, girándose a mirar a los jugadores del Raimon.

—¿Pero qué cuernos dices, hermanito? ¿Te has golpeado la cabeza contra algo o es solo tu estupidez natural hablando?

—Claro que no. —replicó Mark, sonando entusiasmado y opacando la queja de la delantera. —Tenemos que jugar al fútbol.

—En ese caso... —Jude se giró hacia sus compañeros de equipo. —Chicos, tenemos un partido que jugar.

—No conseguirás marcar, Abby. —dijo convencido Joe, mirando a su vieja amiga. —He mejorado mucho.

Ella sonrió de lado.

—Eso está por ver, Joe.

<<Yo también he mejorado...>.

Fuera de las instalaciones, el chico de largo cabello verde observaba como se llevaban detenido al hombre que se hacía llamar su entrenador. Pero en vez de entristecerse, una perversa sonrisa se comenzó a dibujar en sus finos y rosados labios. Sus ojos rojos chispearon, para luego darse la vuelta. Se apresuró a irse, pues debía preparar todo, a la vez que se aseguraba de que nadie lo veía.

<<Falta poco, mi reina, falta poco para que de nuevo estés allí donde realmente perteneces>>, pensó, con las ansias recorriendo cada vena de su cuerpo.

Se había puesto en marcha el plan.







(...)




Ciudad de Inazuma

Royal Academy

Instalaciones de la Royal Academy

Los cinco jugadores salieron al campo con mejor expresión en comparación con la que habían salido del antiguo despacho de Ray Dark. Antiguo, porque no lo volvería a utilizar, o eso era lo que realmente esperaban.

La mano de Jude tomó la de su melliza antes de que pudiera dirigirse hacia el Raimon, arrastrándola hacia sus antiguos compañeros de equipo. Mark sonrió, como si supiera perfectamente lo que iba a hacer.

La chica se quedó delante de ellos, mientras el chico Sharp se colocaba a la cabeza, como siempre. Los demás jugadores le dieron pequeñas sonrisas, o intento de ellas. Parecían nerviosos de su reacción, como si temieran que les fuera a rugir como un león enjaulado.

—Quería... queríamos...—Jude se corrigió cuando David le dio un codazo en el costado, casi en el medio de las costillas. Abigail los observó, pero el del parche disimuló lo mejor que pudo. —Queríamos que supieras que, a pesar de que te fueras del equipo, siempre serás nuestra capitana.

Ella les miró algo enternecida, aunque segundos después, se quejó. Los jugadores se habían lanzado contra ella, tirándola al suelo y aplastándola.

—Chicos...—jadeó, por la falta de aire. —Demonios, que pesados sois... Que me aplastáis, so energúmenos. —se quejó.

Uno a uno se fueron levantando hasta que la chica por fin sintió que sus pulmones volvían a tomar aire con facilidad. Agarró la mano que David le había tendido y, con su ayuda, se levantó del suelo.

—Me gusta más esta Abby. —dijo el chico, sonriendo.

Ella le dio un pequeño empujón, y se apartó el pelo de la cara.

—Oh, no mientas. En realidad te encanto de todas las formas posibles, Samford. —dijo con arrogancia, viendo como este ponía su único ojo visible en blanco. Luego se dirigió a todos. —Suerte, chicos, la vais a necesitar contra mi Raimon. —les guiñó un ojo, dándose aires de grandeza.

Volvió a su campo, con una pequeñísima sonrisa en sus facciones, sabiendo que había sembrado la semilla que haría que su hermano se volviera competitivo. Ahora tenía muchas ganas de que empezara el partido.

—Abigail.

En cuanto escuchó la voz llamándola, detuvo sus pasos hacia su camino original y se acercó al nuevo entrenador. Era nada más y nada menos que Seymour Hillman, el portero del famoso Inazuma Eleven.

—Me alegra ver que al final los chicos consiguieron convencerlo, señor Hillman. —comentó, con algo de gracia en su voz. Ella no había estado presente, puesto que Axel la había entretenido demasiado bien.

El hombre soltó una breve carcajada, de brazos cruzados.

—Son verdaderamente persistentes. —reconoció, como si ella no lo supiera de antemano. — Abigail, quiero que formes parte del centro del campo en este partido. —indicó, causando una ceja arqueada por parte de la mencionada. —Eres la única junto a Bobby que conoce sus movimientos; estoy seguro de que los conoces mucho mejor que él, y eso que llevas mucho más tiempo fuera del equipo. Además, sabes controlar el juego muy bien, ¿o me equivoco?

Abigail sonrió de forma algo arrogante.

—No, no se equivoca, entrenador.

—Espero que sepas controlar al equipo, aunque algo me dice que los tienes a todos muy bien analizados. —y con eso, dio por finalizada la charla.

Abigail se acercó a Mark, con la mente ya trabajando. Por eso, su mueca estaba llena de seriedad, en contraste con el entusiasmo del portero.

—Yo controlo el juego hoy. —le dijo seria, mientras ambos observaban la tranquilidad del otro equipo.

—Lo harás genial, Abby, así que no pongas esa cara tan preocupada. Vamos a ganar, no te preocupes. ¡Anímate! —dijo seguro, mientras le ofrecía una de sus genuinas sonrisas. Incluso la picó en un costado, haciendo que ella lo separase de un manotazo. Rio alegremente, antes de añadir:—La diosa de la victoria siempre sonríe a aquellos que nunca se rinden.

Abigail sonrió de forma diminuta, pues aquella frase le había gustado, aunque en su interior estaba dando botes cual niña pequeña. Luego, ambos chocaron las manos.

—Confió en ti, capitán. —le dio un guiño, cargado de entusiasmo. — Protege nuestra portería como solo tú sabes hacerlo.

Él asintió, decidido, mientras le devolvía el guiño.

—Hoy estamos aquí para vivir en primera persona la eliminatoria que tendrá lugar entre la Royal Academy y el Raimon. Pero... un momento.... ¡Abigail Sharp, de las mejores estrategas del país y una grandísima delantera, ha retrasado su posición al medio del campo! ¿Qué está pasando?

<<Mira que son dramáticos>>, pensó ella, mientras soltaba una risa entre dientes. << Sólo he cambiado mi posición en el campo, ni que me hubiera unido al ejército>>.

—Lo que te gusta ser el centro de atención, eh, preciosa. —se burló Axel, mientras la miraba divertido.

—Eres muy pesadito cuando quieres, Blazie. —replicó ella, arqueando una ceja. —Aunque me sorprende que digas eso, teniendo en cuenta que viene ni más ni menos que del Delantero de Fuego...

Él puso la misma expresión que un niño que no había roto un plato en toda su vida. Y, si no fuera que Abigail lo conocía muy bien, quizás se lo hubiera tragado. Pero esa eso, quizás.

La castaña se colocó de centrocampista, como muchas veces había hecho junto su hermano. Solo que, en esta ocasión, lo haría ella sola. Un verdadero reto personal, si alguien se lo preguntaba, pero estaba realmente dispuesta y preparada para aceptarlo. Mostraría a todos que era capaz de brillar por si misma.

El balón se puso en marcha luego de que todos los jugadores estuvieran acomodados en sus posiciones. La Royal Academy fue directa al campo del Raimon, como un rayo.

—Kevin, pásasela a Nathan. —ordenó la chica, haciendo un gesto con la mano derecha, como un director de orquesta moviendo la batuta.

El balón consiguió esquivar a dos de los centrocampistas de la Royal con aquella indicación, por lo que contuvo una sonrisa satisfecha. Pese a eso, no se confió. Sabía que, después de todo, seguían siendo la Royal Academy. Aunque ella no estuviera entre sus filas, una parte lo estaba: su hermano mellizo.

Jude sacó un contraataque y consiguió hacerse con el balón. Le sonrió con superioridad a su hermana, y lo único que ella hizo fue ignorarlo, sabiendo que era lo que más le molestaba. Corrió hacia David, que era quien llevaba el balón en ese momento.

—Eres mucho más rápida que antes...—observó, sonando sorprendido.

—Y muchísimo más lista.

Con un ágil movimiento, consiguió quitarle el balón y ponerlo en juego a su favor. Corrió con el hasta que Jude se puso delante de ella. Se paró.

—Vamos, hermanita, a ver si esta vez consigues no caerte. —se burló él, recordando uno de sus entrenamientos cuando eran pequeños.

Axel, quien había bajado a ayudar en la defensa, se acercó con rapidez. Abigail lo vio de reojo.

—Si fuera tú, yo no me confiaría tanto.

Con un pase rápido a Axel, consiguió pasar a Jude sin ningún problema. Él se sorprendió y ella le sonrió con sorna.

—Oh, ¿acaso no lo viste venir? —se burló, disfrutando de ver la expresión perpleja de su hermano mayor. —Estás perdiendo facultades, hermanito.

Jude soltó un gruñido y Abigail corrió cerca de Axel, por si necesitaba su ayuda. Estaba enfrente de la portería.

—Marca. —ordenó.

Axel ejecutó su Tornado de Fuego, pero Joe King consiguió pararlo sin problemas. Abigail gruñó por lo bajo, maldiciendo.

El rubio la arrastró para que se moviera, puesto que seguía mirando al portero, intentando averiguar como romper aquella técnica. Lo único que se le ocurría, era conseguir crear una nueva que superase a todas las demás en cuanto a fuerza de tiro.

—Abby, deja de mirarlo así y muévete. —se quejó Axel, sonando estresado. —Tenemos que seguir atacando, no mirándolo como si quisiéramos verle la maldita alma.

Ella enarcó una ceja.

—¿Estás estresado, cariño? —preguntó con burla.

Él tragó saliva cuando un pensamiento poco inocente cruzó su mente como un relámpago, mientras ella echaba a correr a su posición. Desde luego que la delantera lo volvía loco, y no era el momento ni el lugar para que aquellos pensamientos se le cruzaran-

Jude corrió en dirección a la portería del Raimon. No eran capaces de detener su avance y a Abigail no se le ocurrió ninguna jugada lo suficientemente rápida como para que lo lograra. El chico se preparó para tirar pero, antes de que lo lograra, Axel arremetió con fuerza contra el balón. Consiguió desviar el tiro, pero Jude se lastimó la pierna. La castaña corrió hacia su hermano mellizo, preocupada, pues había visto el choque entre ambos perfectamente.

—¿Estás bien, hermano? —preguntó, preocupada.

—Sí, tranquila. Axel es muy fuerte.

Ella miró al rubio, pero este estaba completamente de espaldas a ellos. Volvió la mirada a su hermano al ver como intentaba ponerse de pie.

—¿Necesitas ayuda para salir? —cuestionó, ignorando la forma en la que los músculos se la espalda se notaban a través de la camiseta del Delantero de Fuego.

—No, yo puedo.

Jude salió cojeando del campo y ella buscó con la mirada a Celia, quien también parecía preocupada, puesto que sabía que no era su hermano el que hablaba, sino su orgullo. La peliazul corrió a ayudar a su hermano mayor, para alivio de la delantera.

—Abby.

Se giró, para mirar a Axel.

—Mark no está concentrado en el juego. —señaló el rubio, con el ceño fruncido.

—Y como siga así, no va a conseguir parar ninguno de los tiros. —razonó ella, con los ojos algo entrecerrados.

Ambos pusieron la misma expresión, aunque ella creía saber el motivo por el cual Mark estaba así. Para ser honesta, ya se esperaba que el portero estuviera dándole vueltas al asunto, puesto que pocas personas eran tan comprensivas como él. Asintió al chico rubio que todavía la observaba y se alejó de él, pensando en qué hacer. Jude volvió al campo y el juego se reanudó.

El Raimon siguió atacando, pero ni Kevin ni Axel conseguían marcar. Abigail no tiraba, puesto que estaba ocupada dando órdenes para contrarrestar las de su hermano mellizo.

La Royal consiguió que el balón acabase en posesión de Jude, quien se encontraba enfrente de la portería. Samford y Bloom se adelantaron a él.

<<Oh, mierda>>, pensó la delantera.

Pingüino Emperador Número dos.

Abigail gruñó, sabiendo que no le daría tiempo a tratar de pararlo. El tiro salió disparado e impactó contra la Mano Celestial de Mark, consiguiendo romperla. Aquello hizo que le chica volviera a gruñir con molestia, al ver que la Royal conseguía adelantarse en el marcador. Clavó su mirada en Mark, al igual que Axel.

Estaba claro. Mark Evans no estaba jugando al cien por cien, como era habitual en él. De ser así, habría sido capaz de parar aquel tiro.

El pitido del árbitro indicó el fin de la primera parte. Todos trotaron hasta el banquillo nada más escuchar aquella señal. Abigail le sonrió a su hermana pequeña cuando esta le dio una botella de agua, aunque fue una mueca algo escueta. Se giró, dándole de lleno con el pecho de Axel, quien seguía con expresión seria.

—Tenemos que hacer algo con Mark. —murmuró el rubio, mirándola.

Ella, lentamente, esbozó una sonrisa maliciosa.

—Creo que sabes perfectamente lo que hay que hacer, cariño. —canturreó y se apartó un mechón de pelo de forma teatral, todo bajo la mirada oscura del delantero. —Terapia de choque.

Axel sonrió de forma fugaz, sabiendo perfectamente a que se refería con aquello. Asintió, para luego dejar un casto beso en la frente de la chica, aunque a él le hubiera gustado dárselo más abajo.

Pero apreciaba su vida, y notaba la mirada de Jude quemando en su espalda. Si hubiera echo otro tipo de movimiento, estaba seguro de que el de rastas le hubiera cortado la cabeza por tocar a su hermanita delante de sus narices.

Volvieron al campo. La Royal sacó de centro y comenzó a atacar con fuerza. Las órdenes comenzaron a salir de la cobriza y su equipo consiguió quitarles el balón. Nathan le pasó el balón y ella probó a que chutara Kevin. Este lanzó su Remate Dragón y el balón se quedó girando contra la súper técnica de Joe King. Axel, a unos pasos de la chica, corrió y golpeó el balón. Con su fuerza, consiguió romper la técnica, marcando así el primer gol.

Chocó los cinco con la chica, quien se giró y se dio contra su hermano mayor. Este ladeó la cabeza y la miró serio, pero ella le sonrió de forma arrogante. Axel los observaba divertido, al igual que Nathan. El duelo entre los hermanos Sharp era demasiado entretenido de observar.

Jude traspasó la defensa como una bala. Lanzó su famoso Remate Combinado junto a Samford y Mark consiguió dispararlo, pero con dificultades. Abigail miró a Axel en ese momento y asintió. El balón salió rodando fuera del campo y Mark respiró aliviado.

Nada más levantarse, el balón impactó contra su estómago, haciendo que cayese al suelo. Todos miraron sorprendidos al Delantero de Fuego por lo que acababa de hacer. Todos, menos Abigail, quien compartía la misma expresión facial del rubio.

—Pero...

—Las cosas que pasan fuera del campo, se quedan allí. —dijo Axel, con voz fría.

—Cuando estamos en el terreno de juego, solo se piensa en fútbol. —añadió Abigail, con el mismo tono. —En nada más. Así que, déjalo ya. Simplemente... juega al fútbol, Mark.

Mark se levantó con el balón entre las manos y los miró decidido, asintiendo con la cabeza.

Ella miró el reloj de reojo, siendo consciente de que no quedaba nada de tiempo. Miró a Mark por ultima vez y luego salió corriendo, junto a Axel, hacia el campo contrario. Esquivaron a todos los que se le pusieron en medio, y Mark les lanzó el balón antes de que llegaran a la portería rival.

—¡Vamos, Abby! Conozco tu fuerza. —se burló Joe, de forma arrogante.

—¿Ah sí? ¿Eso es lo que crees, Joseph?

Ella sonrió, como si su ego estuviera intacto, e intercambió una mirada con Axel. Este lanzó el balón a las nubes y ambos saltaron. El chico giró por completo su cuerpo mientras que ella se ponía boca abajo, golpeando el balón a la vez. El esférico fue rodeando por unas alas de fuego y rayos, chispeando con energía.

—¿Qué...?

Los intentos por parar aquel tiro tan extraño de los dos delanteros quedaron en vano y el balón acabó contra la red de la portería.

El pitido del árbitro sonó justo en el momento en el que ambos aterrizaban en el suelo. Luego, se miraron. Ella tomó impulso y saltó sobre la espalda del chico, mientras este sonreía de forma muy escueta.

Holiii :D

Tenía ganas de subir este capítulo, porque he estado haciendo algunos cambios para que quedara mejor que en la primera versión. No sé si recordáis como estaba, pero yo sí, así que sé lo que digo, je.

Voy a ir comentando por escenas. Porque, no sé si lo sabéis, pero cuando están los paréntesis es como si hubiera un cambio de cámara, un cambio de escena. Tipo, en el teatro cuando de cambia de acto, ¿sabéis? Si no lo sabíais, ahora sí alv.

Lo cierto es que la escena original de Jude analizando la hierba del campo me hace mucha gracia. Parece tan concentrado en lo que hace que no me resistí a poner una conversación con Abby, asustando a su hermano mayor. Además, en los animes son algo exagerados con ciertas reacciones, así que creo que poner que Jude reaccionó como si fuera a hacer kárate es acertado. Y la alusión a caperucita... bueno, creo que es obvio por la señora capucha/caperuza (como se diga en el resto del mundo) que tiene Jude en la capa. Si es que el chiste se cuenta solo.

Evidentemente cuando Mark se entera de la adopción de los Sharp por medio de Ray Dark... bueno, esa parte me pone algo mal. Es como si ese hombre no tuviera pelos en la lengua y le diera igual manipular a quien fuera. Y todos sabemos lo bueno que es Mark así que, ¿Cómo no le iba a afectar? Como le dije a una amiga "Mark es un trocito de cielo, está chikito y hay que cuidarlo".

Debo destacar el atuendo de Abigail para el partido. Sí, debo. Hay alusiones a su apodo en el mundo del fútbol. Bueno, tampoco es que lo haya escondido mucho, pues literalmente lo puse en una de las primeras partes de la obra. Además, si llegasteis a leer Play with Fire también sabríais su apodo mucho antes. Si no es el caso, os refresco la memoria. Su apodo es "Queen of the field", es decifr, "Reina del campo". Creo que es obvio que uno de los motivos es por su carácter, su forma de crear estrategias y su manera de saber liderar. Evidente, lo sé. Pero no todo es tan sencillo, puesto que cuando Play With Fire esté publicado de nuevo (con sus cambios), se sabrán más datos que la hacen recibir ese apodo. (Os recuerdo que PwF es el segundo libro de la trilogía, el cual es recomendable leer pero no realmente necesario).

¿Podemos hablar de la insistencia de Byron? Es que este chico no se cansa de ser un acosador de manual. Puede que de su mano sepamos algo de por qué Abigail es la reina del campo. Puede, o puede que no, depende de como me levante ese día (ahre). Realmente el plan de Byron se ve a simple vista, y no hay que esforzarse mucho en pensar mal. Yo, os prometo que lo adoro, pero en esta primera temporada no lo vais a querer mucho, lo aseguro. Mis disculpas, Byron, en la segunda ya eres decente.

Y el partido... Ay, el partido. Me encanta, sencillamente.

El enfrentamiento entre Jude y Abigail, los hermanitos, es que no puede haber algo más ÉPICO. Me encanta haber puesto diálogos en los que se piquen el uno al otro, me recuerda a mi relación con mi primo, la verdad. Es uno de los mejores partidos, a mi modo de ver, de la primera temporada. El poderío de la Royal Academy y Jude se tambalea por el entusiasmo del Raimon. Épico. Peleen conmigo si no están de acuerdo jsje.

Bien, vale, en este capítulo no hay demasiado contenido de Axel y Abby, soy consciente. Lo habrá en los próximos, pero me gusta intercalar escenas de partidos, dramas varios que siempre hay en Inazuma Eleven y sus escenas. De todos modos, habéis visto un poco más de la relación de Abby con Jude, Mark y Nathan. Puede que el fic sea de Axel, pero él no es el único chico en la vida de Abby (drama? No sé).

Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

Si es así, no olvidéis que podéis hacérmelo saber de dos maneras. Una de ellas es mediante vuestro voto (picando la estrella, esta se ve más linda) y la otra es por medio de  los comentarios. Os aseguro que es nuestra forma de saber que os gusta lo que leéis. También podéis dejar vuestras opiniones (sobre la novela y sobre este capítulo), sobre el ship de Axel&Abby, sobre cuál creéis que es el plan de Byron... lo que sea. Sabéis de sobra que os contesto encantada, y pro el momento no me he comido a nadie. ¡Así que dejad todos los comentarios que queráis jiji!

Nada más por mi parte, pero nos leemos en comentarios.

¡Hasta el próximo miércoles!

~I 👑

|Publicado|: 27/12/2021

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