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CAPÍTULO DIECISIETE
Axbby, ¿es real?
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Ciudad de Inazuma
Instituto Otaku
Estadio del Otaku
Había llegado el día del partido contra el Instituto Otaku. Los jugadores del equipo eran realmente raros, casi tanto como William Glass. Parecían que no habían tocado un balón de fútbol en su vida, y por eso todo el mundo se preguntaba como habían sido capaces de llegar a aquel torneo.
Los chicos del Raimon los habían conocido al ir a una cafetería de doncellas, la cual era algo así como su base secreta. Ni Abigail ni Axel los habían acompañado, ya que se habían pasado toda la tarde en la habitación del chico, entre risas y besos. No se sabría decir cuál de los dos estaba más feliz por su relación.
Abigail estaba al lado de Axel, quien estaba de morros por tener que quedarse en el banquillo. La chica asintió a Nathan cuando este le gritó que el partido iba a empezar ya.
—Deséame suerte, guapo. —le dijo a Axel, mientras le guiñaba un ojo.
—Suerte, preciosa.
Abigail trotó al campo, sin ser consciente de las miradas sorprendidas de las gerentes por el comentario del rubio, en especial su hermana pequeña. Celia parecía punto de ponerse a chillar como un loca y a dar botes por todo el campo. Ajena a eso, la delantera se acercó al chico Glass.
—Es tu momento, Glass, espero que te luzcas. —le dijo, puesto que el chico había insistido en que jugaría. —Ya sabes, la paciencia no es, precisamente, mi mejor virtud. —añadió, mientras le palmeaba la espalda.
El partido comenzó y no tardó demasiado en volverse extraño, aunque no en el mismo sentido que el que jugaron contra el Instituto Occult. Los del Otaku hicieron una técnica que cambió el balón que Nathan tenía en los pies por una sandía, idéntica a las que el entrenador se estaba comiendo con tranquilidad, como si no se estuvieran jugando la clasificación al Torneo de Fútbol Frontier. Cada vez que Abigail o Kevin intentaban tirar a puerta, los defensas y el portero comenzaban a patear la arena del campo, levantando una enorme polvareda.
—Demonios, estoy seguro de haber apuntado a puerta. —se quejó Kevin, al ver que su remate no había acabado en gol.
—Y lo hiciste, pero aquí está pasando algo muy raro. —observó la chica a su lado, con expresión seria.
El instituto rival marcó con una súper técnica de lo más extraña, la cual dejó a la delantera con el ceño fruncido. Consistía en que uno de los delanteros del Otaku cogía al otro por los pies, como si fuera un bate de béisbol, para luego darle al balón. Le daban con la cara del chico, no con la bota. Era raro.
Sonó el pitido que indicaba el final del primer tiempo. Abigail corrió al banquillo, aun con el ceño fruncido. Aceptó la botella que Axel le tendió, quien tenía la misma expresión que ella, para luego darle un largo trago.
—Aquí está pasando algo muy raro. —volvió a repetir, mientras escuchaba como Mark les daba ánimos a todos.
—Yo también lo creo. —Axel la observó, viendo como apretaba los puños. —Marca un gol, ¿sí?
Ella suspiró, devolviéndole la botella. Luego, salió corriendo hacia el campo en cuanto Kevin la llamó.
—Glass. —lo llamó, al verlo concentrado en algo. —¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Entiendes por qué los goles no entran?, porque juro que voy a empezar a-...
—Creo que ya lo entiendo. —murmuró el chico, cortando la queja /amenaza de la delantera, mientras su cabeza ataba cabos con rapidez. —Pero para comprobarlo, necesito que ambos ataquéis a la vez.
Kevin y Abigail se miraron, para luego asentir, ambos sin saber qué pensar sobre lo que el chico Glass pudiera estar planeando. Tampoco era como si tuvieran un plan mejor y necesitaban marcar ya para poder seguir compitiendo en el Torneo.
En cuanto sonó el pitido, ambos delanteros salieron al ataque, corriendo lo más rápido que podían. De nuevo, los defensas y el portero hicieron su técnica llamada Confusión, pero la chica remató igual. Cuando el polvo se disipó, vieron como los defensas y el portero movían la portería, con Willy agarrado a los pantalones de unos de ellos.
—Con que era eso. —murmuró Axel, cerrando los ojos.
<<Vaya panda de farsantes...>>
La delantera se giró hacia su compañero de posición.
—Kevin, tira con el Remate Dragón. —le ordenó.
—¿Pero qué pasa con la portería?
—No te preocupes. —le restó importancia, pues ya tenía un plan en mente. —Ahora ya sé cómo arreglarlo.
El Raimon volvió al ataque con rapidez. Abigail le pasó el balón a Kevin, quien remató con su Remate Dragón como su compañera le había indicado que hiciera. El portero deslizó de nuevo la portería, pero la delantera y otro jugador reaccionaron a la vez. La bota de la chica y la cara de William Glass desviaron el balón, el cual se coló en la portería rival.
—¡Willy! —exclamaron varios jugadores a la vez.
Se llevaron al chico en padiola del campo. Algunos jugadores del Otaku se acercaron a hablar con él. Kevin se acercó a la altura de la chica, quien seguía mirando al jugador con el ceño fruncido.
—¿Se ha vuelto loco de remate o qué le pasa? —le preguntó a la chica.
—No, Kevin, simplemente quería ser útil. —se giró a mirarlo, viendo como el delantero parecía algo sorprendido. —Vamos, tenemos que marcar otro gol y ganar el partido.
Él asintió.
El Instituto Otaku se había quedado algo estático después del gol y de que se viera a la luz su sucia técnica por la cual no habían recibido ninguno, una auténtica trampa. Los dos delanteros del Raimon lo aprovecharon, pues era la reacción que la creadora de juego había previsto. Kevin le pasó el balón a Abigail, quien lo mandó a las nubes. Saltó, para luego rematar con su Remate Eléctrico a puerta. Aterrizó suavemente en el campo, viendo como el tiro se volvía gol.
Su mirada se cruzó con la oscura de Axel en el banquillo, quien sonreía de forma leve, por lo que le guiñó un ojo. Luego, fue atacada por sus compañeros de equipo, quienes estaban eufóricos por el gol y por la victoria. Prácticamente le fue imposible librarse de tremendo abrazo grupal, todo bajo la mirada divertida del Delantero de Fuego.
(...)
Ciudad de Inazuma
Exterior de la residencia de los Blaze
Abigail salió de casa de Axel con una sonrisa boba en los labios, la cual no era capaz de controlar ni aunque quisiera. Estaba cada vez más segura de que cada día se enamoraba del chico un poco más.
Llegó a casa de los Hills, actualmente la suya, pero un ruido hizo que se girase. Llevaba escuchando pasos desde que salió de casa de su rubio y aquello comenzaba a molestarla. Eran los mismos que aquel día en los vestuarios, y tenían nombre y apellido. Movió su cabeza en todas direcciones, buscándolo.
—Deja de parecer un vampiro y da la cara de una vez. —dijo, algo cansada de escuchar sus pasos. —Si es que quieres por las buenas...
El chico apreció de entre las sombras con una sonrisa divertida surcando sus facciones y haciendo titilar sus ojos rojos.
—La verdad es que nunca me habían llamado vampiro.
—Siempre hay una primera vez para todo, ¿no te lo parece? —replicó ella, poniendo los ojos en blanco. —Ahora, ¿me vas a decir que narices quieres o vas a seguir siguiéndome como un loco psicópata / vampiro?
—Bueno, ya que lo preguntas...Quiero que te unas a mí.
—Ah, ¿Qué me una a tu secta de vampiros? Gracias, pero no, me gusta ser una simple mortal, la verdad... —murmuró Abigail, dándose la vuelta.
—¿Ah no? Pues puedo decirte que tenemos información que podría servirte para poder desmantelar a Ray Dark.
Abigail se paró en seco, pues una parte de su mente encendió una alarma.
Ella no le había contado nada de su plan contra Dark...
—Si te unes a nosotros, conseguiremos vencerle. —siseó Byron Love, mientras sus ojos rojos brillaban con anhelo al repasar la anatomía de la chica varias veces. —Además, somos mucho más fuertes que ellos.
<< ¿Se puede saber que demonios estás insinuando, imitación barata de Edward Cullen?>>
—¿Sabes qué, Byron? Ellos son mucho mejores que tú, mucho mejores de lo que tú nunca serás. —Abigail escupió de forma algo molesta y le sonrió de forma cínica. —Así que, olvídate de mí.
Lo dejó atrás, pero algo le decía que estaba sonriendo de forma siniestra. Después de todo, y para su desgracia, lo conocía.
—Dentro de nada serás mía, angelito. Y la reina volverá a su sitio...
(...)
Ciudad de Inazuma
Instituto Raimon
Instalaciones del Raimon
Abigail llegó a la caseta del club, preguntándose dónde se habían metido todos, pues no había visto a ninguno de los chicos ni a las gerentes por ningún lado. Se había retrasado un poco, luego de haber estado toda la noche pensando qué podrían estar tramando Ray Dark y Byron; y le había pedido a Celia que no la molestara, así que su hermanita no había podido advertirla de que iba a llegar tarde. Así que, sí, se había retrasado para ser ella.
Comenzó a caminar sin rumbo fijo, intentando encontrarles, puesto que para su sorpresa, tampoco estaban en el campo de fútbol entrenando. Hasta que escuchó voces en el aparcamiento y vio las cabelleras de sus compañeros de equipo. Se apresuró a ir hacia allí, intrigada con saber que estaba pasando.
Debía ser importante, a juzgar por las expresiones faciales que podía observar.
—¿Qué pasa? —preguntó a Nathan.
—El señor Whintersea ha amañado el autobús que nos llevaría a jugar la final contra al Royal.
Ella miró de forma gélida al mencionado, quien sonreía como si aquello fuera lo más divertido del mundo. Aquello solo le dio más ganas de asestarle un puñetazo en toda la cara.
—Sí, es verdad, yo amañé el autobús para que no pudieseis llegar a la final. Hay gente que se disgustaría mucho si os viera allí.
—¿Gente como el entrenador de la Royal? —preguntó Axel, serio, aunque ella casi podía escuchar como los dientes le rechinaban con ira. —¿De verdad pone en peligro a sus alumnos con tal de obedecer?
—No sabrías de lo que es capaz de hacer, chico.
—No, ni quiero saberlo.
—Mejor así, Axel. —murmuró la delantera para si misma, conteniendo una mueca.
Sabía que los trucos del comandante Dark eran rastreros, pero de ahí a poner en peligro la vida de unos adolescentes para ganar el partido, era demasiado.
—No queremos a personas como usted en el instituto, considérelo una orden del director de la junta escolar. —habló Nelly, con seriedad.
—Mejor, ya me estaba cansando de aguantar a niños. —se giró para mirar al jugador de la Royal. —Ah, por cierto, no soy el único espía de la Royal, ¿Verdad, Bobby? —se dio la vuelta dispuesto a irse. Pero algo lo detuvo y añadió:—Una cosa más... Abigail, el comandante estaría dispuesto a darle otra oportunidad a su delantera estrella si decides pensar con la cabeza y volver a donde perteneces.
La chica cerró los ojos con fuerza, soltando el aire despacio para intentar calmarse. La mitad del equipo miraba a Bobby y la otra a la delantera, aunque en teoría ya sabían la historia de ella seguía impactándoles. Parecía que estaban mirando un partido de tenis.
—¿Así que el también es un espía de la Royal? —murmuraban, mirando a Bobby.
—No me lo puedo creer. —jadeó Todd.
—Hey, esperad, chicos. ¿Acaso no ha sido Bobby quien ha estado jugando con nosotros? Yo confío plenamente en él, ¿verdad, Bobby?
El mencionado miraba en shock a Mark Evans por lo que acababa de soltar, y no era para menos.
El portero tenía aquella maravillosa virtud, la de que cuando nadie más estaba a favor, él estaba ahí para apoyar y defender a quien fuera. Pondría la mano en el fuego por cualquiera de sus amigos, y por ese motivo Abigail la pondría por él.
—Es verdad, Mark... Yo... Lo siento...—murmuró, corriendo hacia la salida más próxima.
Abigail se quedó mirando al chico con pena, que ahora huía con lágrimas en los ojos. Sabía que eso iba a pasar, tarde o temprano, pero Bobby no se lo merecía.
Seguía apretando los puños con ira, mientras notaba como Nathan la rodeaba con un brazo. Eso hizo que todos la mirasen.
—Nathan...
—No. —los cortó él, con tono serio. —Ni se os ocurra dudar de Abby.
—No me puedo creer que estéis dudando de ella. —Axel se había colocado delante de ella, como si fuera un escudo. Por la tensión que Abby le podía ver en la espalda, estaba claramente enfadado. —Después de todo lo que ha hecho por el Raimon, ¿enserio estáis pensando en que va a volver a la Royal? ¿Simplemente porque Whintersea lo ha dicho?
—Axel, Nathan, dejadlo estar. —murmuró la delantera, con tono tranquilo. Agarró a Axel de una mano y lo colocó a su lado. —Puede que fuera la delantera estrella y capitana de la Royal, pero eso es pasado. Me fui al Kirkwood por un motivo, y ese sigue estando presente. —miró de reojo al rubio. —No volveré a la Royal. Creedme si queréis o no, me da igual.
Nathan le acarició suavemente la espalda, tratando de calmarla. Pero no fue hasta que Axel le dio un apretón en la mano que eso pasó.
—No estábamos dudando de ti, Abby. —replicó Mark, horrorizado con la idea.
—Por supuesto que no. —intervino Kevin, para sorpresa de todos. —Alguien que juega como tú, no puede mentir.
Todos lo miraron con el ceño fruncido, pero luego estuvo claro lo que decía. Alguien que amaba el fútbol, lo demostraba jugando. Y Abigail lo había hecho.
—Mark, ve a hablar con Bobby. —le pidió la delantera. —Solo te escuchará a ti.
El capitán asintió, para luego salir disparado a buscar al jugador, mientras la delantera se apoyaba en los dos jugadores que tenía a sus lados. Suspiró, aliviada de tenerlos.
(...)
Ciudad de Inazuma
Residencia de los Hills.
Abigail entró en la casa, seguida de Axel, quien se había negado rotundamente a dejarla sola. Entre los dos habían conseguido que Nathan se fuera a su casa, pero eso ocasionó que el peliazul le pidiera al delantero que no se le ocurriera dejarla sola.
—Enserio, Axel, no tienes que ser mi sombra.
El aludido la ignoró de forma olímpica, entrenando en la habitación de la chica como si fuera la suya. Ella bufó, sabiendo lo cabezota que podía llegar a ser el chico cuando realmente se lo proponía.
Axel se tumbó en la cama, mientras sus ojos oscuros observaban a la chica frente a él. Ella caminó hacia su escritorio en cuanto vio un destello blanco. Era una nota, y al echarle un vistazo, supo de quien era.
¿Lucharás contra Dark, angelito? Únete a nosotros y vencerás.
La hizo una bola y la tiró a la papelera.
<<Piérdete, Byron>>, pensó con amargura.
No tenía ánimo para aguantar las tonterías de Byron Love.
Se giró sobre su eje, mirando al chico rubio que estaba tendido sobre su cama, luciendo como una divinidad. Él la estaba observando, con una minúscula sonrisa surcando sus labios. Se quedó mirándolo, sin saber muy bien qué hacer.
—Vamos, Abb, no muerdo. —murmuró divertido, palmeando el espacio junto a él.
Abigail enarcó una ceja, recordando todas las veces en las que la había mordido. Él se rio entre dientes, probablemente porque había recordado lo mismo.
Se acercó a él y Axel la rodeó entre sus brazos. Ella aceptó el abrazo, apoyando su cabeza en el pecho del rubio. De ese modo, fue perfectamente capaz de escuchar el acelerado pulso del delantero.
—Sea lo que sea a lo que le estás dando vueltas, olvídalo.
La voz de Axel sacó a la chica de su mente, alzando la cabeza para poder mirarlo a los ojos. Él la miraba con ternura, esbozando ahora una sonrisa más amplia.
—Me preocupa lo que pueda hacer Ray Dark, en especial a mi hermano. —confesó en un susurro. —Cuando quiere algo, jamás para hasta que lo consigue. —se apartó un mechón de la cara. —Y que tengamos un partido, precisamente en la Royal Academy, no me calma demasiado.
—Todo va a salir bien, preciosa. Ya lo verás.
—Espero que tengas razón. —murmuró, volviendo a apoyar la cabeza en el pecho del chico.
Axel dejó un suave beso en la cabeza de la chica, haciendo que ella cerrase los ojos mientras sonreía.
—No dejaré que nadie te haga daño, amor. —murmuró, cuando notó como la chica se estaba quedando dormida encima suya. —Nunca.
Que se estuviera quedando dormida no impidió que pudiera escucharlo, haciendo que una sonrisa estúpida se formase en su somnolienta cara.
Holiii ;D
De nuevo, vengo con intensidad en el capítulo, porque si no hay drama, no es nada escrito por mí (ahre).
El partido del Otaku es, posiblemente, uno de los más avergonzantes de todos. Me da vergüenza ajena cada vez que lo veo, porque están como "jaja, ahora hago una nube de polvo y muevo la portería" y los del Raimon en plan "no pos, ahí no estaba la portería, hermano". Enserio, es uno de los partidos más patéticos del anime. Creo que solo sirve para que Kevin vea el sacrificio de Willy, y poco más.
Luego tenemos a Byron DivadePantene Love, que es una imitación barata de Edward Cullen y un pesado de manual. No, no acaba su insistencia aquí, por supuesto que no. No hace falta que lo diga yo, porque ya lo ha dicho él. Os lo deja claro: no va a dejar a Abby hasta que consiga lo que quiere. (Axel: já, hold my beer).
Y luego, evidentemente, una escena de Axbby (no sé si me gusta el nombre del shippeo o lo odio, pero no se me ocurre otro). Os voy dejando pequeños momentos de ellos porque los adoro. Son los dos tan... ¿dominantes? ¿fríos? ¿reyes del drama? Oye, no sé ni como definirlos. En fin, el caso es que quedan muy bien juntos (no lo digo yo, lo dice Celia, ahre).
Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?
¡Espero que os haya gustado!
Si es así, no olvidéis mostrármelo mediante vuestro voto y algún que otro comentario. Aprecio mucho los votos, de verdad. pero los comentarios me hacen saber si os gusta lo que leéis. Así que no tengáis miedo a decirme lo que pensáis, ¡por ahora no me he comido a nadie!
Nada más por mi parte, pero nos leemos en comentarios.
¡Hasta el próximo miércoles!
~I 👑
|Publicado|: 20/10/2021
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