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CAPÍTULO DIEZ
Próximo partido

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Ciudad de Inazuma

Instituto Raimon

Sede del club de fútbol

Todos los jugadores del Raimon se encontraban en la sede del club. Silvia Woods les había dicho que alguien quería hablar con ellos en las instalaciones del equipo. Todos se preguntaban quién podría ser y que podría querer de ellos. Después de todo, el abandono de la Royal Academy había significado que ellos habían ganado.

La gerente Woods llegó junto a Abigail y Celia, pues esta última había decidido unirse a la gerencia del equipo al compartir el mismo amor por el fútbol que sentía su hermana mayor. Tras ellas, entró Nelly Raimon, haciendo una mueca de asco al ver el interior.

—Como habéis ganado a la Royal Academy, muchos equipos han enviado invitaciones para jugar contra vosotros. —habló la chica, mirando brevemente a Abigail, quien parecía divertida por su intento de esconder su asco. —Así que, próximamente tendréis un partido.

—¡Un partido!

Abigail puso los ojos en blanco, divertida al ver el entusiasmo de Mark Evans. Este se había plantado delante de Nelly, casi dando saltitos en el sitio.

—Si, contra el Instituto Occult. —habló la chica Raimon, mirando de reojo a las demás chicas, quienes estaban sonriendo. —Si ganáis el partido, inscribiremos al equipo en el Torneo de Fútbol Frontier. —ante eso, Mark soltó un grito propio de un fan. Uno que Nelly decidió ignorar olímpicamente. —Pero, si por la contra, perdéis, cerraremos el club.

La chica se fue como había venido, solo dejando a todos los presentes con un agrio sabor de boca. Mark suspiró, mirando un póster del torneo que había pegado en la pared. Era su sueño desde que había empezado a jugar al fútbol.

—Si Axel estuviera aquí, podríamos ganar con su súper técnica. —se quejó Timmy, soltando un pequeño suspiro de derrota.

Los demás menores del equipo también hicieron comentarios del mismo tipo. Se podía notar un aura distinta en aquella zona, mientras los jugadores miraban al suelo, como si se les hubieran muerto las ganas de jugar al fútbol. Por su parte, la única jugadora miraba como Kevin parecía molestarse cada vez más, mientras su hermana pequeña la miraba a ella.

—Abby. —la llamó, logrando la atención de su hermana mayor y la de los demás. —¿No crees que es el momento de decirlo?

—¿Decir el qué? —preguntó Mark, confundido.

—Bueno, primeramente, no os pongáis así. —regañó Abigail a los menores. —No se puede montar un drama porque Axel no esté. Hay más jugadores en el equipo. —clavó su mirada en Kevin e hizo un gesto con la cabeza hacia él. —Estoy segura de que Kevin será capaz de encontrar su propia súper técnica. Además...

—¿Estás segura de eso?

La chica alzó una ceja ante la pregunta de Todd, quien se arrepintió al segundo de haberla hecho en voz alta. No solo por como la chica lo estaba mirando, sino por la fría mirada que el delantero le estaba dirigiendo.

—Claro que sí. —murmuró convencida, tratando de disipar la tensión. —Cada jugador es capaz de sacar su propia súper técnica. Solo hace falta entrenamiento.

—¿Solo entrenamiento? —Mark hizo una mueca.

La chica soltó una risa, confundiendo a todos.

—Entrenamiento duro y creer en uno mismo. —mencionó con voz algo más divertida. Luego, puso los ojos en blanco al reparar en las expresiones de los jugadores. —¿Qué? ¡Por amor a todo lo sagrado! Es algo muy básico, creo yo. Si no creéis en vosotros mismo, no conseguiréis llegar a nada en el fútbol. —se cruzó de brazos, seria.

—Si tú lo dices. —murmuró Steve, poniendo los ojos en blanco.

—Oye, Steve, no seas así. —habló Nathan, frunciendo el ceño. No le había gustado aquel sarcasmo luego de lo que había dicho su mejor amiga. —Abby estuvo en la Royal Academy y en el Instituto Kirkwood, se supone que sabe de lo que habla, ¿no te parece?

El chico hizo una mueca ante la seria mirada que le estaba dando el peliazul, nada que ver con su usual buen humor o su expresión risueña. Abigail soltó un pequeño suspiro y apoyó una mano en uno de los hombros de su mejor amigo. Sabía el mal temperamento que tenía su mejor amigo cuando se lo proponía.

—Venga, tranquilizaros un poco. —pidió Silvia, algo preocupada. Luego, dirigió su mirada a la jugadora. —¿Qué ibas a decir antes, Abby?

La mencionada se quedó unos segundos en silencio, para luego reparar en como su hermana pequeña la estaba mirando. Aquellos ojos azules le estaban pidiendo que dijera la buena noticia que había recibido el día anterior, en su revisión semanal.

—Bueno, simplemente iba a decir que el doctor me ha dado el alta. —se encogió de hombros, como si no fuera con ella.

—¿Eso quiere decir que puedes jugar el partido? —cuestionó Mark, con los ojos brillando con emoción.

—Sí. Siempre dentro del juego moderado. —murmuró, poniendo los ojos en blanco.

—Sí, claro, como si tú fueras a hacer eso. —se burló Nathan, para luego quejarse al recibir un golpe en el brazo. —Agresiva.

La noticia sin duda alegro los ánimos de los jugadores, incluso de Kevin, quien ya no parecía tenso. No lo iba a decir en voz alta porque su orgullo era incluso más grande que su propio cuerpo, pero saber que Abigail jugaría el partido le quitaba un enorme peso de los hombros. Aunque no hacía que su rabia hacia sí mismo disminuyera.

—Se me ha ocurrido una idea para prepararnos contra el Occult. —soltó la chica, de brazos cruzados. Su hermana pequeña supo que ya estaba en marcha. —Dime, Kevin, ¿te apetece buscar tu propio remate?

El chico alzó las cejas, interesado. El resto del equipo estaba igual.

—Pues claro.

—¡Pues vamos! —exclamó Mark con energía. —¡A jugar al fútbol! —tomó un balón y salió corriendo.

Los demás fueron saliendo detrás de él, hasta que solo quedaron Kevin, Nathan y las chicas. Los cinco prácticamente compartían la misma expresión facial.

—Hay que ver lo entusiasta que es. —murmuró Nathan, haciendo un gesto con las manos.

—Es así desde que lo conozco. —señaló Silvia.

Abigail meneó la cabeza, para luego apoyar ambas manso en los hombros de los chicos a sus lados.

—Vamos, Dragonfly, busquemos tu remate.







(...)










Ciudad Inazuma

Campo de la Ribera

Abigail y Nathan observaban como Kevin le lanzaba tiros a Mark. Llevaban bastante tiempo con ello y no conseguían absolutamente nada. El delantero estaba cada vez más frustrado, como era lógico.

—¡Vamos, Kevin! —lo animó Mark, mientras le pasaba el balón.

Dragonfly observó el objeto, mientras sus facciones se desfiguraban en una mueca. No encontraba el punto para tener su remate y eso no le gustaba nada de nada. Quería demostrar que podía ser tan bueno como el dichoso Axel Blaze, como él lo percibía. Pero la verdad era que no estaba consiguiendo hacer nada.

Abigail se acercó lentamente al delantero al leer la frustración en su rostro. Ella lo había sentido muchas veces al entrenar ciertas súper técnicas. Sabía por lo que estaba pasando el chico.

—Kevin. —lo llamó, ganándose la atención del delantero, así como la del portero. —Quiero que hagas algo. Quiero que pienses en todo lo que te da rabia, ¿vale? Como si el balón fuera aquello que más te frustra o te cabrea en el mundo. Y luego, chuta con ganas.

Kevin asintió, no muy convencido, mientras observaba como la chica volvía junto a Nathan. Este la observaba con una ceja alzada, luego de haber escuchado la indicación que le había dado al jugador. Ella se limitó a encogerse de hombros mientras volvía su mirada a los dos jugadores que estaban entrenando.

El que recibía el apellido de Dragonfly se concentró en lo que la chica le había dicho. Reunió todo aquello que le frustraba, que le enfadada, mientras fruncía el ceño en acto. Esta vez sintió algo distinto a todas las veces anteriores. Por eso, pateó el balón con fuerza, con rabia, mientras una aura azul lo envolvía. Abigail sonrió al ver un dragón azul volar al lado del balón que iba hacia Mark, quien parecía algo sorprendido.

—¿Habéis visto eso? —Steve tenía la boca abierta, completamente asombrado. —Juraría que he oído a un dragón rugiendo.

Los demás estaban igual, incluso el propio dueño del tiro. Abigail sonrió de lado.

—Buen trabajo, Dragonfly. —lo felicitó, mientras caminaba hacia él. —Sabía que lograrías sacar tu dragón interior.

—¿Ah? —el mencionado alzó una ceja.

—Literalmente te apellidas Dragonfly, ya sabes, "vuelo del dragón". —explicó la chica, con tono obvio, mientras retenía una carcajada divertida. —Steve ha dicho que ha escuchado un dragón rugiendo. ¿Unes los conceptos?

—Yo a esto lo llamaría...—William Glass se ganó la atención de todos. Se colocó las gafas, dándose a sí mismo aires de suspense. —Remate Dragón.

—Willy, ¿es que vas a darle nombre a las súper técnicas? —preguntó Silvia, ya que el chico era el único que no parecía tener mucha intención de patear el balón.

—Claro. —el chico esbozó una extraña sonrisa. —Mis conocimientos me ayudarán en ello.

Un destello dorado hizo que Abigail frunciera el ceño de forma muy leve. Buscó con la mirada, hacia el puente que pasaba por encima del río y que estaba a unos metros de ellos. Vio una cabellera que reconocería en cualquier lugar del mundo.

—Con vuestro permiso, vuelvo ahora.

Antes de que alguien pudiera decir algo, ella ya se había marchado. El único que podía seguir capaz de seguirle el ritmo era Nathan, pero este se limitó a pedirle a Kevin que lanzara de nuevo su Remate Dragón.

Abigail subió las escaleras y se acercó al chico que estaba apoyado en la barandilla, viendo el entrenamiento del Raimon.

—Si que te has desviado de tu camino para pasar por aquí, Axel.

El mencionado se giró al escuchar su nombre, pero suspiró aliviado al ver que era su amiga y no otra persona. No dijo nada, simplemente se quedó mirándola.

—Vamos, se perfectamente que por aquí no se va ni al hospital ni a tu casa. ¿Qué pretendes?

—Déjalo, Abby. —murmuró Axel, haciendo una mueca con los labios.

—No. Estás muy equivocado si piensas que voy a dejarlo estar. —lo tomó del brazo, obligándolo a que siguiera mirándola. —A mi no me puedes engañar, Axel. Ambos sabemos lo mucho que amas el fútbol. Se volvió a ver cuando lanzaste contra la Royal. —su tono se relajó. —Sigue siendo como antes, a pesar de que yo no estuviera jugando.

El rubio soltó un suspiro. En el fondo, ella tenía razón.

—Te has vuelto una pesadita, eh. —aunque intentó bromear, la expresión facial de su amiga le hizo saber que no era el momento para ello. —Venga ya, no me mires así. Sabes perfectamente por qué no juego al fútbol.

Y eso fue lo que causó que Abigail frunciera el ceño totalmente. Sintió como una pequeña parte de ella se enfadaba ante aquello, como si hubiera prendido algún tipo de chispa.

—¿Crees que no jugar ayudará a que Julia despierte? —inquirió, intentando no gritarle, mientras él la miraba sorprendido. —¡Anda ya! Es una completa estupidez, Axel. Yo lo sé, tú lo sabes. —sacudió la cabeza. —¿Quién era la que siempre te animaba en todos los partidos, eh? ¿Quién me dijiste que no te perdonaría si dejabas de jugar al fútbol que tanto amas? —no obtuvo respuesta, pero ambos la sabían. —Ella. Julia. Tu hermanita pequeña. —soltó un suspiro. —Estás cometiendo el mayor error de tu vida, y lo sabes.

—Hice una promesa...

—¡Hay promesas que están para romperse! ¡Y este es el caso! —ella lo cortó de forma abrupta. —Vamos, Axel, mírame a los ojos y dime que no quieres jugar al fútbol. Conmigo. Con los chicos del Raimon. —sentía como aquella chispa cada vez se hacía más grande, en especial cuando él desvió la mirada hacia el agua debajo de ellos. —¡Mírame y dilo, Axel Blaze!

Axel frunció el ceño y se giró a mirarla. Estaba dispuesto a decirlo, que no quería jugar al fútbol, por un momento pasó por su mente. Pero en el instante en el que clavó su mirada en los ojos castaños de ella, el pensamiento se esfumó como si fuera polvo siendo llevado por una brisa de aire. Abrió la boca, balbuceando, pero nada salió de allí. Cerró los ojos y suspiró rendido.

Lo había pillado.

—Yo...—murmuró, haciendo una meuca. Su cerebro parecía incapaz de procesar nada. —No...

—No eres capaz de decirlo porque sabes que se una mentira, Axel. —habló Abigail, cambiando su ceño fruncido. —Te lo dije. Sigue siendo como antes.

Axel volvió a suspirar, pero no dijo nada. Ella tenía razón.

¿Qué sentido tenía seguir negándolo?

—Tengo que volver al entrenamiento. —comentó, viendo como Silvia parecía estar buscándola, volvió su mirada al chico rubio frente a ella. —Espero que realmente lo pienses, Axel. Sería genial volver a jugar juntos.

Abigail sonrió al ver la pequeñísima sonrisa que el chico Blaze estaba esbozando. Se acercó a él y dejó un beso en su mejilla izquierda. Luego, giró sobre su eje y volvió con rapidez hacia al campo de fútbol.

Axel se quedó plantado en su sitio, con una mano en el sitio en el que segundos atrás habían estado los suaves y cálidos labios de su amiga. Las palabras de ella seguían revoloteando en su cabeza, mientras su corazón latía con rapidez.

Suspiró en señal de rendición, nuevamente.

No podía seguir sin jugar al fútbol, aunque eso supusiera romper la promesa que se había hecho a sí mismo luego del accidente de su hermana pequeña. Lo echaba de menos, como era realmente obvio. Pero, en especial, la echaba de menos a ella.

A la castaña de larga melena.

A la chica de ojos tan increíbles.

A su compañera de delantera.

A su Abby.







(...)








Ciudad Inazuma

Instituto Raimon

Al día siguiente, Abigail se llevó una sorpresa al ir a la sede del club. Como cada mañana, iba en compañía de Nathan, quien parecía algo emocionado por algún motivo que ella desconocía. Antes de que pudiera preguntarle, el peliazul ya había abierto la puerta, mostrándole a su mejor amiga cual era la sorpresa.

Allí, en medio de los jugadores, estaba cierto chico de característica cabellera en punta y de tono rubio crema. Con la camiseta con el dorsal número diez del Raimon entre sus manos.

Silvia sonrió al ver la expresión de su amiga, mientras que Celia luchaba por no soltar una risita.

Axel giró la cabeza y esbozó una diminuta sonrisa en sus facciones al ver a su amiga parada en la puerta, mirándolo con sorpresa. La conocía lo suficiente como para saber que no se movería en un buen rato. Estaba en shock, como pocas veces en su vida.

Por suerte, Nathan la hizo reaccionar. Le dio un pequeño empujón, metiéndola en la sede, para luego cerrar la puerta detrás de ellos. La chica parpadeó confundida, para luego esbozar una sonrisa.

Todos observaron, como si de un partido de tenis de unicornios se tratara, como Abigail se lanzaba sobre Axel para abrazarlo, sin que aquella sonrisa abandonara sus delicadas facciones. El chico Blaze parecía realmente divertido, pero no lo manifestó delante de los demás jugadores.

—Pero...—la chica rompió el abrazo. —No me digas que mi estupenda charla emocional hizo que tu dura sesera entrara en razón. —soltó una pequeña risita, entre divertida e histérica, cuando él asintió. —Demonios, si que soy buena convenciendo a la gente.

—Tampoco te lo creas tanto.

La chica, con un brazo de Axel sobre sus hombros, giró la cabeza para dirigirle una fría mirada a Kevin, quien era el que había dicho el comentario. Este tragó saliva al ver la expresión de la castaña, causando que Nathan se tragara una carcajada. Su mejor amiga podía llegar a ser intimidante cuando se lo proponía.

—¿Decías algo, Dragonfly? —inquirió con falso tono dulce, mientras elevaba una ceja.

—No, no. Nada. —murmuró el chico, haciendo un gesto con la mano.

Aquello causó risas colectivas, haciendo que Kevin pusiera los ojos en blanco.

—Bien, ahora podemos centrarnos en el partido contra el Occult. —señaló Mark, quien estaba jugueteando con un balón entre sus manos.

—Oye, Mark, ¿vamos a tener una triple punta? —preguntó Abigail, mirando de reojo a los dos delanteros.

Ambos chicos asintieron, uno más sutil que el otro, ante la pregunta que había formulado la chica. Aunque sus muecas cambiaron al ver la expresión del capitán, quien parecía no haberse enterado de nada.

—Se refiere a si vamos a jugar con los tres delanteros. —aclaró Silvia, mientras hacía una mueca rara.

Mark abrió los ojos como platos, mientras miraba a los tres delanteros que estaban delante de él. Por supuesto que en ningún momento se le había pasado por la cabeza dejar a uno de ellos en el banquillo. Después de todo, los había visto en acción, aunque ellos no los supieran del todo. Por eso sabía que el Raimon los necesitaba en el campo.

—Sí, claro que sí. —respondió, sonriendo de lado. —Tenemos que aprovechar nuestros recursos.

Axel, Abigail y Kevin intercambiaron miradas. Los dos exjugadores del Kirkwood tenían ganas de volver a chutar juntos el balón y sorprender a todos sus nuevos compañeros. Por su parte, el chico Dragonfly esperaba que las cosas salieran como esperaba y no se torcieran por el camino.

—Entonces, ¿Qué sabemos del Occult? —preguntó Nathan, pues se había percatado de que nadie tenía intenciones de hacer la pregunta.

Silvia dirigió su mirada a Celia, haciendo que todos la imitaran. La peliazul se sobresaltó un poco al ser el centro de atención, para luego reaccionar y sacar su libreta de notas. Había visto partidos de otros equipos y tenía información sobre ellos que, esperaba, ayudara al Raimon.

—Bien, Instituto Occult. —comenzó a pasar hojas, mientras sus ojos leían con rapidez. —¡Aquí está! —con eso logró la total atención de todos. —Aquí dice que es un equipo muy extraño en el que sus jugadores tienen técnicas de fantasmas e hipnotismo.

—¿Equipo extraño?

—¿F-fantasmas?

—¿Hipnotismo?

Abigail le dirigió una mirada incrédula a Timmy, Jack y Sam, quienes al percatarse de que lo habían dicho en voz alta, temblaron levemente e hicieron una extraña mueca.

—Con que técnicas de hipnotismo, eh. —Kevin no parecía demasiado convencido.

—¿A qué se refiere? —preguntó Silvia, algo angustiada, mientras miraba a la otra gerente.

—No tengo nada más. —murmuró la peliazul, haciendo una mueca. —Lo siento.

—No te preocupes, Celia. —le dijo Mark, sin perder su sonrisa. —Sea lo que sea, seguro que no es para tanto.

—Mark...—murmuraron a la vez Abigail y Celia, pues ambos desconfiaban de lo que Celia había dicho del adversario.

Para su mala suerte, el capitán los ignoró o ni siquiera los escuchó, pues comenzó a gritar que había que entrenar. Ambos que quedaron mirando el dorsal, mientras el capitán salía corriendo con un balón en la mano.

—¿Se puede saber que pasa con este chico? —preguntó Nathan, algo sorprendido.

—Es demasiado...—Axel no encontraba la palabra adecuada.

—Intenso. —murmuró Abigail, sintiendo la mirada del pelicrema sobre ella. —Sé que no ibas a decir eso, pero déjalo estar, eh.

Axel asintió, suspirando.

Nathan los observaba con una pequeña sonrisa divertida pintada en sus facciones. No añadió nada más al tema.

—Venga, chicos, vamos a entrenar. —habló, llamando la atención de ambos.

Abigail asintió, para luego ver como Nathan salía de la sede. Luego, soltó un bufido algo irritado. Seguía pensando en qué tipo de tácticas podían tener los jugadores del equipo del Instituto Occult.

—Tú también le sigues dando vueltas, eh. —Axel conocía perfectamente la mueca y la mirada que ella ponía cuando pensaba algo de forma intensa. —A mi tampoco me tranquiliza mucho eso de "técnicas de fantasma e hipnotismo".

—Supongo que solo podemos limitarnos a entrenar. —ella suspiró, pues si algo la molestaba era no saber a qué se enfrentaba.

El chico rubio rodeó los hombros de la fémina con uno de sus brazos, ganándose su mirada al instante. Le sonrió leve y fugazmente, como era propio en él.

—No te comas la cabeza, Abby. —la regañó. —No podemos dar nada por hecho hasta el día del partido.

—Vaya...—silbó ella, algo divertida. —¿Cuándo Axel Blaze se convirtió en un orador inspiracional? No me había dado cuenta.

Él puso los ojos en blanco, mientras la chica soltaba una pequeña risa. Negó con la cabeza, en el fondo algo divertido por las tonterías que podía decir en algunas ocasiones. Eso era algo que le gustaba mucho de ella. Tenía un humor algo peculiar, pero siempre estaba ahí.

—Vamos a entrenar antes de que alguien nos eche de menos. —indicó ella, desviando su mirada de los ojos oscuros del chico.

Sin soltarla, Axel comenzó a caminar, haciendo que ella se tragara un bufido divertido. No dijeron nada más ni ninguno hizo amago de separarse del otro, simplemente se limitaron a ir al campo del entrenamiento.


Holiii :D

Ya está Axel en el Raimon *grito fan*

Eso significan mucho más escenas de Axel y Abby, jiji.

Entre tanto fútbol, hay que meter algo de amor, ¿no?

(Igual me estoy emocionando)

Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

Nada más por mi parte, pero...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Publicado|: 01/09/2021

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