Capítulo 8
Tarde pero seguro, espero que les guste este capitulo.
Nos vemos abajitoo
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Noah era un chico algo particular, se podría decir que por ser un omega de clase alta y futuro heredero a una gran fortuna gracias a su matrimonio arreglado debía de tener una buena educación. Pero ciertamente la vida universitaria no era para todos los omegas, o al menos no para los que necesitaban únicamente de ocuparse de sus esposos y cachorros. La madre de Noah sólo le había regalado la preparatoria y varios cursos domésticos para asegurarse de tener a su futuro yerno muy bien atendido.
Claro, el chico rubio adoraba aprender, gran parte de su librero eran libros de autoaprendizaje, diferentes tipos de manuales y temas que podían ayudarle en un futuro, así como también, aprovechaba que no hubiera nadie en casa para salir a escondidas a visitar a su persona favorita en el mundo.
Cada vez que tenía la oportunidad manejaba por casi veinte minutos para poder llegar a la residencia de Ellio, una casa grande y hogareña en medio de la ciudad, eso debido al trabajo Alek y Ellio, sin mencionar que ahora eran una familia muy grande. Verdaderamente grande.
—¿Llego en un mal momento? —preguntó viendo como del otro lado de la puerta había un mar de lágrimas y lloriqueos por parte de un pequeño bebé en brazos de Ellio, quien sólo llevaba una bata mal amarrada y una cola pequeña de caballo que apenas y podía recoger con éxito su cabello rubio.
—Siempre llegas cuando están a punto de dormir—bromeó haciéndolo pasar después de recibir un beso en la mejilla—Siéntate, ponte cómodo— ordenó tomando al pequeño de forma de que menguara en sus brazos, abrió un poco de su bata y acercó al pequeño a sus pechos para darle algo de leche.
—Traje los brownies—aclaró Noah dejándolos en la mesa de la sala antes de tomar asiento. La tradición de dejarle brownies a Ellio no había desaparecido del todo.
—Gracias al cielo—musitó aliviado—Es una mentira de que los antojos desaparecen después del embarazo—bromeó tomando uno tratando de no molestar al bebé—Que bueno que vienes temprano, tengo que ir por los otros niños cuando el reloj de la una y después ver a mis diseñadores para el nuevo catálogo—forzó una sonrisa tras sentir como su cachorro presionaba fuertemente su pezón para que pudiera salir más leche.
Noah no entendía bien porqué si tener a un bebé era tanto trabajo Ellio podía tener cinco hijos contando al que mamaba para saciar su hambre.
—Tu si que amas a los niños—rió con burla.
—Amo a mi esposo—acarició las suaves mejillas de su bebé perdiéndose en las pequeñas facciones que le recordaban a Alek. Sin duda sus hijos serían muy guapos de grande— También amo a mis cachorros, en especial cuando estos siguen los pasos de su madre y se vuelven la mejor ramera de la cuadra—regañó a Noah, quien no le dio importancia y sólo desvió la mirada a los juguetes tirados en el piso—¿Ahora qué pasó?
—¿Por qué siempre tiene que pasar algo? —río nervioso tratando de actuar natural—¿No puedo venir de vez en cuando a ver a mi persona favorita?— la mirada acusadora de Ellio no le permitía mentir—¡Bien si hay algo! —expresó sonrojado.
—Lo sabía—susurró tomando al pequeño en sus brazos para ponerlo sobre su hombro y dar suave palmaditas en su espalda para que pudiera eructar—Sabes que Alek no siempre va a meter las manos al fuego por ti, no después de lo que pasó con Dimitri.
El joven omega sólo se removió en el sofá con signos de negación, odiaba escuchar ese nombre.
—Dimitri es un idiota. ¡Que se pudra en el infierno! —dijo una vez de sacarse el rostro del mencionado de su mente—No, no se trata del maldito de Dimitri, él ya es cosa del pasado y seguirá siendo pasado.
—Bien....—sentenció poniéndose de pie para dejar a su cachorro en su cuna. No tardó mucho en regresar con un monitor para asegurarse que nada malo le pasara al pequeño—Si no se trata de Dimitri entonces puedo relajarme— y así como expresó se dejó caer en el sofá más grande de la sala.
Ellio se notaba cansado, ciudad a tus hijos era algo que amaba, pero ese día en particular se sentía cansado, no esperaba la hora de que llegara Alek a encargarse mientras él se la pasaba en su estudio para su siguiente colección de lencería.
—En realidad es para todo menos para relajarte—comenzó llamando la atención del otro omega haciendo que se enderezara en el asiento— Ayer fui a beber un poco, pasaron cosas y esas cosas llevaron a otras cosas.
—No recuerdas ni un carajo—río al ver como la explicación no llevaba a ningún lado.
—¡Claro que sí! —se defendió, pero no logró convencer al omega mayor—A la mierda los detalles, el punto es que un idiota puso algo en mi bebida que provocó mi celo y...
—¡No jodas! —se levantó de la nada—¿Y estás bien?, ¿algún infeliz se le ocurrió tocarte?
Ellio era sobreprotector cuando se trataban de esas cosas. La experiencia con el padre de Nicholas dejó una cicatriz para ambos omegas, una que no se desvanecería nunca, que simplemente permanecería ahí para dañar sin la necesidad de tener la herida abierta. Ellio no quería que Noah pasara por lo mismo que él, detestaba la idea de que llevara un vida sexual que rozaba con el libertinaje, pero no era quién para juzgar. Al final del día Ellio también tenía parte de la culpa.
—Estoy bien. Logré vomitar antes de que pasara a mayores—agachó la mirada para evitar ver los ojos esmeraldas de su mamá, lo último que necesitaba era un sermón— Llegó un chico a ayudarme, supo sacarme sin llamar la atención y me llevó a casa de sus madres.
—¿A la casa de sus madres? —preguntó extrañado.
—Él dijo que era el único lugar seguro que conocía—explicó sin grandes detalles— Cuando desperté no tenía idea hasta que me lo explicó, pero había algo raro en él, su olor era familiar y cada vez que lo veía no podía dejar de temblar, de suspirar y de...—se quedó sin habla, sólo pudo caer sobre el respaldo del sillón y suspirar con pesadez— Era mi destinado.
Le fue inevitable a Ellio ocultar su sorpresa, fue todo lo contrario, saltó de felicidad y se abalanzó contra Noah.
—¿¡Es enserio!?, ¡Dime cómo es! ¿De que hablaron?, ¿Es un caballero?, ¿Es lindo o un idiota como tu prometido? —exclamó sin dejar de sacudir a su pobre cachorro en un abrazo.
—Basta Ellio—logró zafarse del agarre y acomodar su cabello—Para empezar cualquier alfa es mejor que el idiota de mi prometido. Y no vengo a hablarte sobre sus encantadores ojos azules, lo alto y aparentemente ejercitado que es y que su voz me hizo temblar toda la mañana...
—Vaya vaya—movió sus cejas con picardía al ver como su cachorro se sonrojaba y liberaba sus feromonas— Realmente suena como un chico lindo.
—Al diablo—finalizó— Él me dio su número telefónico y no sé qué hacer. Algo me jala a él, no puedo dejar de pensar, fue lindo lo que dijo sobre el cortejo y eso, pero...
—¡Alto! —interrumpió tomando las manos de Noah y mostrando una hermosa sonrisa. Todo indicio de cansancio y sueño se fueron tras escuchar la última parte—¿Él quiere cortejarte?
No recibió respuesta, al menos no un 'si' de la boca del joven omega, pero sí un sonrojo que lo hizo suspirar.
—¡Noah, eso es maravilloso! —expresó con alegría— Pocos son los alfas que cortejan a los omegas, simplemente es hermoso, es de lo más instintivo que hay. No deberías perdértelo, sólo mira lo feliz que soy desde que conocí a Alek.
—Pero es diferente—se puso de pie y fue a la cocina por un poco de agua, Ellio lo siguió para evitar que buscara las bien escondidas botellas con sidra— Algo me jala a él, una fuerza monumental, pero no es fácil, recuerda que tengo que casarme con el señor 'multimillonario' en contra de mi voluntad. Estoy bien con mi rutina de chico bueno frente a Nicholas y de levanta vergas por las noches.
—¡Noah Miller! —regañó sin éxito al ver una risilla burlista de parte del otro rubio—Ya te he dicho que Alek puede arreglar eso. Son tiempos diferentes, te aseguro que hay una solución—Noah sólo guardó silencio y buscó algo dulce dentro del refrigerador de Ellio. No quería responder a eso, no quería casarse, pero tampoco podía decirle que si a el alfa que ahora había entrado a su vida.
Noah quería ser feliz sin involucrarse con un alfa, quería ser soberano de su día a día sin la necesidad de un alfa, sólo vivir para él y para nadie más.
—Llámalo—suplicó yendo a abrazar a su cachorro—Otro te hubiera hecho daño, pero él te cuidó. Estoy seguro de que eso hará si le das la oportunidad.
El sonido de la puerta abriéndose y de un grupo de niños alborotados entrando a la casa cortó el ambiente maternal que Ellio se había esforzado en armar.
Entraron por la puerta Alek junto con tres de sus hijos: La pequeña de cuatro años llamada Brook, un enérgico niño de seis llamado Connor y por último un tranquilo pequeño de siete años llamado Dylan.
Faltaba una de nueve años llamada Magnolia que aún seguía en la escuela y el pequeño retoño que estaba dormido en su cuna.
—¡Mamá, mamá, mamá! —gritaron de alegría entrando a la cocina. Ellio los recibió con un beso y una encantadora sonrisa. Amaba ver a sus cachorros tan energéticos y felices.
—Mis niños hermosos, ¿Qué tal la escuela? — Sus dos príncipes contaron al mismo tiempo sus días mientras él tomaba en sus brazos a la pequeña princesa de cuatro años y un pañuelo para limpiar su carita llena de dulce. Detestaba que Alek les comprara dulces antes de la comida, pero no era como si él pudiera ir personalmente a recogerlos debido a su otro bebé.
—Amor—saludó Alek con un beso a su amado omega. Los niños hicieron muecas de asco y decidieron mejor ir a jugar a sus habitaciones— Qué hermoso estás—susurró perdiéndose en la bata que apenas y le tapaba el pecho.
—Querido tenemos visitas—río apartándose un poco para bajar a su princesa.
—Sigo aquí— saludó Noah a Alek acariciando el cabello negro de la niña que se le quedaba viendo sin decir nada—Es lindo verte Alek.
—Lo mismo digo Noah—no soltó a su esposo de sus brazos y sonrió perdidamente al ver a su amado—¿Te quedarás a comer? Hoy es mi turno—dio un beso en la mejilla de su esposo.
Alek y Ellio llevaban un equilibrio en sus atareadas vidas como padres. Ellio diseñaba y confeccionaba mientras que los niños no estaban en casa, mientras que Alek trabajaba y los traía a casa. Al mismo tiempo las tareas domésticas se las repartían junto con el cuidado de los pequeños, las visitas a las juntas de padres trataban de ir juntos y procuraban darle a cada uno el tiempo y dedicación que se merecían.
—¡Te va a encantar la pasta que prepara! —exclamó Ellio cubriéndose un poco el pecho.
—Gracias, pero no gracias—sonrió amargamente por lo empalagosos que podían ser ese par— No es mi intención interferir más con la hora familiar, además, sé que Connor y Dylan no dejarán ni las sobras de esa deliciosa pasta— se despidió con un beso en la mejilla de Ellio y un apretón de manos de Alek, y sin más salió de la casa rumbo al centro de la ciudad.
Tan rápido como Noah salió por la puerta el lloriqueo del pequeño Zaid se escuchó por el monitor. Ellio entró a la recamara para calmar un poco a su bebé, estaba cansado, pero no podía darse el lujo de dormir si su pequeño lloraba sin cesar.
—¿Todo bien, mi amor? — Alek entró a la habitación quitándose el saco y yendo hacia su amado. Tomó al pequeño Zaid y lo arrulló un poco tratando de dormirlo, pero no tardó en dárselo de nuevo a Ellio cuando los llantos se hicieron más fuertes.
—Todo bien mi amor—volvió a descubrirse el pecho para darle de mamar a su hijo. Alek no pudo evitar mirar con amor esa acción, su esposo era maravilloso— Ngh—se quejó por la fuerza que ponía su hijo al beber. Alek le plantó un beso en sus labios y peinó un poco su cabello para que no se viera tan alborotado— Noah encontró a su destinado—sonrió sentándose al borde de su cama para descansar un poco en los brazos de su esposo.
—Eso es maravilloso—expresó con felicidad.
Ellio sólo guardó silencio, obviamente era maravilloso, pero sabía que la travesía de Noah para ser feliz apenas comenzaba.
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Apenas era la una de la tarde, debía volver a casa para otra jodida cita con Nicholas, elegir un estúpido vestido para comer y quitarse el maquillaje del rostro (que por muy ligero que fuera desataba una ira en su madre).
Decidió pasar al centro de la ciudad por algo de comida rápida, no sin antes ponerse su collar para cuidar su cuello. Caminó por unos minutos hasta llegar a un lugar donde compró un hot dog y papas fritas. Debía de comer algo real antes de la sosa comida que le darían esa noche. Caminó sin preocupación de vuelta a su auto cuando un aroma en particular llamó su atención, no se trataba de la comida de la calle o el aroma que dejaban los autos al pasar, sino de algo realmente familiar.
Por primera vez en mucho tiempo decidió seguir a su instinto y caminó siguiente el aroma. Con cada paso su corazón se aceleraba, se sentía nervioso y feliz por alguna extraña razón. Todo tuvo sentido cuando llegó a una calle donde del otro lado se encontraba un hermoso alfa de cabello oscuro y ojos azules que le robó el aliento.
Frente a él estaba Demian pidiendo un helado, vistiendo tan sexy que no pudo evitar morderse el labio. Era divertido como Noah renegaba seguir su omega interior y no estar de rodillas frente a ese pedazo de hombre, cuando en realidad, parte de él no odiaba la idea. El chico no se daba cuenta aún de su presencia, así que quiso jugar un poco con él.
Tomó su celular como pudo sin dejar caer las últimas papas que le quedaban, y con agilidad marcó al número de su supuesto destinado. Demian sintió como su celular vibraba en su pantalón, lo tomó en sus grandes manos y contestó sin ver de quien se trataba.
—¿Hola? —su voz desconcentró al rubio. Había olvidado lo varonil y dulce que podía ser, una voz cálida y gentil—¿Hola? —repitió.
—Bienvenido al mejor juego de búsqueda de tu vida—saludó de forma muy original escondiéndose detrás de un cartel publicitario de la acera. Demian no tardó en reconocer la voz y en voltear la mirada sin disimular ni un poco—¿Has jugado alguna vez 'dónde está Wally'?
Demian río al ver de qué se trataba la llamada y señaló el sabor de helado que quería.
—Soy el mejor encontrando a Wally—respondió— ¿De eso se va a tratar este juego? —preguntó coqueto.
—Pensé que querrías verme—sonó aún más coqueto, casi susurrando y pegando sus labios al filo de su teléfono— Si me encuentras podrías acortejarme ahora mismo y no lo sé, ver qué más puede pasar— dejó un aire de suspenso asomando su cabeza de su escondite percatandose de que el alfa ya no estaba en la heladería.
—Parece que el que tiene problemas para encontrar es otro—se escuchó una risa del otro lado de la línea—¿Quieres un comodín?
—Se nota que no me conoces, podré tener una verga en mi boca, pero nunca la palabra derrota.
—¿Entonces, qué opinas de los sinónimos? —De repente se colgó la llamada y una mano en su hombro lo hizo voltear— Se me ocurren las palabras: fracaso, fiasco, pérdida, decepción, infortunio— sonrió Demian al ver el rostro fruncido del pequeño omega. Noah no supo cómo carajos el alfa había llegado a sus espaldas, pero ciertamente el aroma de sus feromonas lo calmaban—Me alegra que hayas llamado— le acercó a Noah un cono de helado de vainilla— Perdona, no pregunté qué sabor te gustaba.
El rubio se le quedó viendo por un largo tiempo, o al menos eso pareció ser, porque no terminaba de admirar los jodidos hermosos azules de Demian. Finalmente sólo se sonrojó y tomó el helado.
—Tienes suerte, me gusta la vainilla—confesó caminando sobre la acera. Demian se sorprendió lo natural que podía ser el omega, tan hermoso y seguro de sí mismo que se permitió admirar su espalda mientras caminaba detrás de él —¿El helado forma parte del cortejo?
—Fue repentino—contestó caminando a su lado— De haber acordado una cita hubiera sido algo más elaborado.
—Los alfas y su sentido de la excentricidad, ¿te gusta derrochar dinero en omegas lindos?
—Oye sólo quise ser cortés e invitarte un helado—se justificó—¿Siquiera está rico?
La sonrisa coqueta el alfa hacía irritar a Noah, ciertamente odiaba no salirse con la suya, por lo que se limitó a lamer seximente el cono de helado, a lo que Demian desvió la mirada y trató de pensar en la biblia para que sus feromonas no delataran lo mucho que lograba alborotarlo ese omega.
—Rico—gimió notoriamente provocando un boicoteo en el corazón del alfa. Noah no podía estar más que complacido al ver la reacción de Demian, siempre causaba esas emociones en los alfas, pero le sorprendía que aún no se hubiera sugerido lo de un motel—Sabes...—comenzó con un tono de voz demasiado dulce y seductor, incluso se acercó un poco más al alta para que se notara la búsqueda de contacto— Tengo algo de tiempo antes de mi siguiente cita, ¿qué tal si pasamos un tiempo íntimo—volvió a saborear con lujuria el helado que se derretía por su mano, lamiendo desde la base hasta la punta como sólo Noah podía hacer—Sólo tú y yo—susurró coqueto.
—¡Me parece perfecto!—aceptó el pelinegro emocionado—¡Vamos!
No le sorprendió a Noah tal respuesta, de hecho se sorprendía más por lo que había tardado que por la respuesta tan abrupta de Demian, pero todo pareció cambiar para Noah cuando en lugar de llevarlo a un lujoso hotel fue llevado a un parque cercano a la ciudad. Había niños jugando, personas en bicis y degustando comida en búsqueda de sombra. Demian no tardó en encontrar un lugar lo suficientemente retirado de los demás, bajo la sombra de los árboles y sombrillas de la banca, con un agradable viento que les quitaba el calor de la tarde.
—Háblame un poco de ti—comenzó Demian después de sentarse frente a Noah. Ya se había acabado su helado, así que pudo recargar su cabeza con ambas manos para observar con amor la belleza de Noah. Lo volvía loco.
—¿Sobre mí?—rió incrédulo y sorprendido— ¿Por qué alguien querría saberlo?
—Porque quiero conocerte—refrescó la mente de Noah. Era cierto, parte de un cortejo era que el alfa y el omega se comunicaran y ambos se dieran cuenta lo compatibles que podían ser— Cada parte de ti.
—Pues no hay mucho de qué hablar. Sólo un omega más en un mundo cuyo sistema y mentalidad social es retrógrada y que juzga por tu capacidad de dar a luz en lugar de las cosas que deberían ser importantes—sentenció terminando su helado. Demian se quedó fascinado por tal respuesta.
—¿Eres de esos omegas radicales, Noah Miller?— provocó con una sonrisa de lado, era algo peligroso si la respuesta era un sí, pero Demian quería indagar más, empaparse de conocimiento, deleitarse con la forma en la que Noah veía el mundo, conocer lo que su alma anhelaba y si Dios lo permitía, comprender a ese hermoso omega rubio.
—¿Ocupo tener una posición para ver lo obvio?—debatió con una ceja alzada.
—Es fácil ocupar muchas cosas. El simple hecho de ocupar un lugar en el mundo es fácil, podemos ser hijos, hermanos, maestros, alumnos, líderes, esclavos, amigos...—hizo una pausa en cuando se perdió en los ojos ajenos—amantes—se le escapó de los labios. Noah lo notó y se sonrojó— P-Pero lo verdaderamente difícil es ser fieles a nuestros ideales.
—Ideales—expresó con frustración— Omegas sumisos y alfas dominantes, es un ideal tan viejo como el viento mismo, pero aún así hay huracanes que destruyen ciudades. La mentalidad social debe de cambiar, así como las reglas que someten a los omegas desde hace quinientos años.
Demian se rió un poco, lo cual molestó a Noah, se suponía que estaban hablando de un tema serio. Por miles de años los omegas habían sido víctimas de violencia y maltratos, y aún así uno podía reírse de eso.
—¿Cómo es que dices que 'no hay mucho que hablar' cuando acabas de compartir un pensamiento tan hermoso?—suspiró encantado— Cuéntame más.
Noah tenía que irse, necesitaba cambiarse y partir a la casa Ivanov, pero decidió quedarse un poco más con Demian. Pocos eran los alfas a los que le importaba lo que pensaba en lugar de cuánto duraba en la cama.
El rubio conocía muy poco sobre citas, pero esa tarde tuvo la primera en su vida.
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¿¡QUIÉN ES DIMITRI!? Jjsjssjs, así es, esta historia también tendrá algo de misterio, quise dejar un poco para futuros capítulos, pero les prometo que todo tendrá un excelente desenlace.
Hace días estuve un poco deprimida, así que lamento de antemano sí hay alguna falla ortográfica porfis háganmelo notar y yo con gusto lo voy a editar :3
Espero que les guste esta historia, el lunes voy a volver a clases por lo que tal vez empiece de nuevo a subir capítulos cada viernes y ya no cada vez que me de la gana jssjsjsjs, igual recuerden que si veo bonitos comentarios y muchos votos entonces yo haré el mejor esfuerzo para que puedan seguir leyendo esta humilde historia.
Muchas gracias, los quiero mucho, nos vemos en el siguiente capítulo...
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