Capítulo 48
—Quiero ir a casa—dijo Noah, aún sentado en la camilla de la ecografía.
Demian terminaba de limpiar el gel en el vientre del omega y de arreglar sus prendas, pero podría observar que los pensamientos de Noah se encontraban dispersos.
—No podemos ir a casa, cariño, debemos de ir al hospital—dijo Demian tratando de hacerlo entrar en razón.
—Pero...—suspiró melancólico—No podemos dejar a Larry solito, además, tampoco hemos terminado el cuarto del bebé, ni siquiera tenemos la cuna armada y... y...
—Noah—musitó Demian tomando al omega entre sus manos para limpiar con sus pulgares las lágrimas que comenzaban a bajar—Yo lo haré, pero por ahora debemos de ir al hospital.
—No—suplicó—¿No podemos esperar unas horas? —cuestionó Noah al Yohan—Esto acaba de suceder, las horas que tuvimos antes del diagnóstico no influyeron, ¿por qué lo harían ahora?
—Noah, no voy a poder la salud de tu bebé en riesgo—contestó el doctor—Mucho menos la tuya.
—Solo hasta el anochecer—suplicó—Necesito saber que cuando lleguemos el bebé tendrá un lugar en nuestra casa.
—Noah...—se quejó el doctor—Tu bebé podría coronar cuando menos te lo esperes...
—Pero aún faltan dos semanas para el parto programado—justificó—Solo pido una tarde, por favor, necesito vivir esto.
—Cariño—expresó Demian—Yo me encargaré, traeré tus maletas y el nido...
—¡No! —comenzó a llorar—Yo soy la mamá, yo debo de hacerlo, sino no cuenta.
Yohan miró tan conmovedora escena, pero al mismo tiempo hizo que le diera un malestar en el estómago. No era su culpa que el bebé estuviera en posición para nacer, sino de ese par de tortolitos calenturientos.
Aun así, conocía a Demian desde pequeño, por lo cual, no podía hacerle pasar por un escenario tan lúgubre.
—Tienes hasta las doce de la noche—comentó Yohan—Llámenme cuando estén en la puerta del hospital, y de preferencia, llamen a sus familiares, el parto puede pasar hoy o dentro de las dos semanas, pero lo que necesitamos es cuidar tu salud.
Y sin más, regresaron a casa a comenzar a dar un poco de orden. Noah se quedó sentado en uno de los sofás destinados para lactar mientras doblaba la ropa del bebé y unos pañales de tela, se encargaba de tener la maleta lista para el bebé cuidando de no hacer el mayor movimiento posible.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Demian mientras sacaba las piezas de la cuna de su caja.
—Bien—respiró profundo—Nervioso, pero trato de no pensar mucho en ello.
—¿Tienes algún dolor? —preguntó ansioso tomando el instructivo—¿Tienes hambre?
—Demian—rio nervioso, sin dejar de doblar los pequeños calcetines que pronto su bebé iba a usar—Estoy bien, cariño, solo por favor termina la cuna.
—Cierto—respiró profundamente para tratar de calmarse.
Ambos se sumergieron en un terrible silencio. Las manos de Noah temblaban mientras seguía doblando y guardando todo en su maleta. Claro que se sentía mal, se sentía culpable por todo.
Lo único que debía de hacer era aguantar su calentura y no tener sexo, pero no siguió las indicaciones del doctor y ahora su bebé podía nacer prematuro.
Trató de aguantar el llanto, pero la frustración era tan grande que le dolía el pecho. Por suerte, tocaron a la muerta de manera insistente.
—¿Quién será? —preguntó Demian deteniendo su acción para bajar a la puerta.
Noah rápidamente se limpió las lágrimas y empezó a respirar con calma. No quería llorar en un momento tan importante.
—¡Hola, cariño! —se escuchó la voz de Ellio entrar a la habitación.
—¡Ellio! —expresó finalmente Noah con una sonrisa. Trató de levantarse para poder abrazar al omega, pero este lo detuvo en seco.
—Tranquilo, tranquilo, no te muevas—sonrió volviendo a sentar a Noah—Te ves precioso, embarazado, pero muy precioso—hizo un cumplido para después besarlo en ambas mejillas.
—Hola, Noah—expresó Alek llegando con un paquete de pañales para recién nacido, además, de una carriola donde llevaba a los gemelos.
—¿Son Emily y Jeremy? —cuestionó Noah emocionado.
—No podíamos dejarlos hoy, era nuestro turno con los gemelos—expresó Ellio tomando a uno de los bebés para que Noah pudiera cargarlo—No te preocupes, tienen el sueño pesado.
—Es una bendición que lo tengan, en nuestra casa nunca hay silencio—agregó Alek mientras tomaba una de las llaves para comenzar a ayudar a Demian.
Y mientras Demian y Alek terminaban de armar la cuna, Noah sostuvo en sus delgados brazos al pequeño Jeremy. Yacía dormido y con una ropita de color amarilla, un gorrito y guantes esponjosos.
El corazón de Noah se detuvo al sentir el calorcito que emanaba de ese pequeño cuerpo, del olor a bebé y la piel tan suave y tersa que tenía.
—E-Es...—se quebró Noah al hablar—Precioso—comenzó a llorar mientras abrazaba al bebé.
—Noah...—dijo Demian dejando de lado la cuna para poder consolar a su omega.
Noah se rompió en llanto, deseaba tanto tener a su bebé en sus brazos, así como sostenía a Jeremy, deseaba tanto que ese instante llegara, pero al mismo tiempo, sabía que no estaban listos.
—Es la emoción—trató de calmarse—Perdonen.
—No hay por qué pedir perdón—expresó Ellio dándole un beso en la cabeza.
Demian carrasco la garganta, como queriendo que el omega mayor se alejara. Pese a los meses de embarazo, el alfa aún no lograba calmar sus celos repentinos.
—Te ayudaremos en todo momento—comentó Ellio tomando la mano de Noah para tratar de calmarlo—Estás con el mejor experto en traer a bebés al mundo—bromeó tratando de limpiar las lágrimas del omega—¿Está bien?
—Sí—dijo Noah conmocionado mientras se limpiaba las lágrimas y abrazaba al bebé en sus brazos—Gracias—forzó una sonrisa.
Alek y Demian terminaron de arreglar la cuna, inclusive la decoraron con comodidades como un carrusel con animalitos. Al finalizar fueron a colocar el asiento del bebé en el auto y de asegurarlo para que el trayecto al hospital fuera seguro, además, limpiaron toda la casa por última vez para que cuando volvieran la encontraran limpiar impecable.
—¿Nervioso? —preguntó Alek mientras terminaba de acomodar los platos, mientras que Demian barría el piso.
—Me preocupa no estarlo—comentó pensativo—Creo que es mejor así, Noah necesita verme tranquilo para poder manejar la situación, el pobrecito la ha pasado mal estos días.
—Son padres primerizos, es común que estén ansiosos—dijo Alek con un tono de voz cálido—Por cierto...—debía preguntar—¿Cómo es que el parto de pronto se adelantó?
Demian se detuvo en seco y su rostro se tornó rojo. Le daba vergüenza aceptar que gran parte de la culpa era suya, bueno, más bien, toda la culpa.
—Es que...—comenzó tembloroso—Tuvimos sexo y el bebé se movió.
—Aah—Alek suspiró aliviado—¿Cuál es la posibilidad de que eso pase?
—¿De qué hablas? —cuestionó confundido Demian—¿Acaso no es peligroso tener sexo semanas antes del parto?
—Bueno...—Alek rio nervioso—Dos de nuestros hijos experimentaron "turbulencias" antes de nacer.
—¿Con turbulencias te refieres a que mantuvieron relaciones sexuales antes del parto? —Demian miró a Alek angustiado al ver que asentía sin ningún tipo de mortificación.
—Ellio rompió fuente una vez terminaron las turbulencias—recordó nostálgico—Pensamos que era otra cosa, pero no, la fuente se había roto, y a las horas Dylan nació.
Demian miró consternado al alfa frente a él. Era demasiado cruel del destino que otros pudieran tener relaciones en etapas tan comprometedoras de los embarazos, pero, al contrario, Noah y él lo habían hecho una vez y ahora todo pendía de un hilo.
Ellio por su parte, aprovechó un poco del tiempo para ir a comprar unos biberones y leche en polvo extra, si bien, Noah y Demian ya tenían en el hogar, el omega sabía que debían tener más opciones en marcas para que el bebé pudiera consumir la ideal. Además, al volver convenció a Noah de llevar el extractor de leche para evitar que sus pechos dolieran durante los días que estuvieran en el hospital.
Tal vez una de las partes más cansadas fue guardar el nido en donde dormía Noah. Lo hizo solo, a su tiempo y cuidado, de que las prendas fueran bien equipadas y asegurando que las feromonas de Demian no se dispersaran.
Cuando vio la cama vacía, comenzó a llorar nuevamente. Una parte de él no quería irse de la casa, pero sabía que debía de sacrificar un poco su comodidad para su bebé.
A medida que la noche se acercaba, Ellio preparó la tina para que Noah pudiera relajarse, le ayudó a bañarse pese a que Demian insistía que querer hacerlo.
—Tienes a un alfa muy ansioso—comentó Ellio mientras le colocaba una mascarilla al cabello de Noah.
—Es muy tierno—comentó mientras se dejaba llevar por el masaje en su cuero cabelludo—Y sexy—suspiró pensativo—De no ser tan sexy, tal vez tendríamos más tiempo.
—Con los bebés nunca se sabe—dijo Ellio tratando de tranquilizarlo—Estos gemelos casi terminan con mi matrimonio.
—¿Qué?
—Alek me pidió el divorcio si no aceptaba hacerme una cesárea—confesó sin dejar de masajear—Sé que no lo decía en serio, pero me quería mostrar que no siempre tenemos control de la vida. Por eso hay que confiar en que el destino tiene preparado algo maravilloso para nosotros.
—¿Crees que seré un buen mamá? —preguntó Noah pensativo.
—Claro que sí—sonrió Ellio—Mi pequeño—y dejó un beso en la frente del omega menor.
Noah sintió una sensación cálida en su pecho. En los años en los que Ellio aún era prostituto y Noah se escapaba para visitar, con frecuencia el mayo se refería a Noah como "su pequeño".
Había extrañado mucho escuchar ese apodo salir de los labios del omega mayor.
Tal vez Ellio tenía razón, tal vez el destino sí jugaba un papel importante. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de que todo este tiempo el destino lo había puesto en el camino para conocer a Ellio, su protector y primera figura materna.
Estaba agradecido, pocas personas podían contar con un amor tan incondicional.
—Te amo—musitó Noah buscando a Ellio con la mirada—Gracias por dejarme ser tu hijo.
Ellio sostuvo el aire y sonrió con cariño.
Aún recordaba la primera noche en la que Noah Glenn se atravesó en su camino y la forma en la que, gracias a él, pudo salir adelante. Tal vez era cierto, el destino, había puesto el camino para que ambos se encontraran.
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Una vez todo listo, Demian fue a buscar unas pizzas para poder cenar antes de poder irse al hospital. Todas las maletas estaban en el coche, el cuarto del bebé y la casa estaban limpios y organizados, además, el gatito consentido de la pareja ya estaba en su jaula dormido, esperando a ser llevado a la casa de las madres de Demian.
—¿Entonces será un parto natural? —preguntó Alek mientras servía un poco de pizza a su esposo, quien estaba dando pecho a uno de los gemelos.
—Dicen que es la formas de recuperación más rápida—contestó Noah una vez tragó su comida.
—Lo es—confirmó Ellio—Pero con la cesárea no sientes nada, básicamente los doctores hacen el resto, Lo único que jode es la recuperación.
—Pues por el momento la primera opción es natural, pero ya veremos como sale todo—dijo Demian mientras mecía al otro de los gemelos en la pequeña carriola que habían traído.
—¿Y tú estarás en el parto? —preguntó Ellio tomando una rebanada con su mano sobrante.
—Tomó mucho tiempo prepararlo para eso—dijo Noah, juguetón, buscando molestar un poco a Demian—Le puse muchos videos, pero en todos terminó vomitando.
—¡Oh, vamos! —expresó Ellio a carcajadas.
—Eres una nena—bromeó Alek haciendo avergonzar al alfa menor—Yo estuve presente en todos, es un espectáculo maravilloso.
—¿Seguro que no vas a vomitar cuando veas tu bebé naciendo? —preguntó Ellio tratando de ahogar una risa burlona.
—No lo haré—comentó Demian decidido—Estaré ahí para los dos—besó la mano de Noah—No dudo ni por un segundo que todo saldrá de maravilla.
—Yo tampoco tengo una pizca de duda—dijo Noah mirando embelesado a Demian. Ambos se dieron un fugaz beso y siguieron comiendo.
Una vez la cena se terminó, Ellio y Alek comenzaron a subir las cosas, mientras que Noah y Demian cuidaban y abrigaban a los gemelos. Una vez todo listo, el alfa tomó la mano de su omega y decidieron salir de la casa.
—¡Alto, alto, alto! —expresó Ellio antes de que cerraran la puerta.
—¿Qué sucede? —preguntó Demian.
—Falta una foto—comentó Alek tomando la carriola para cuidar a sus gemelos—Se irán de esta casa siendo dos y volverán siendo una familia.
Demian y Noah se miraron emocionados. Habían estado tan preocupados en los preparativos que se habían olvidado completamente de atesorar cada momento.
Posaron abrazados en el marco de la puerta y aprovecharon para besarse con ternura. En cuanto Demian cerró la puerta, tomaron camino rumbo al hospital.
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—¿Estás cómodo? —preguntó Demian, quien terminaba de acomodar las almohadas de la camilla de Noah.
—Todo bien—comentó llevándose a la boca la última cucharada de pudín que le habían dado las enfermeras—¿Sabes dónde está mi teléfono? Quiero llamarles a mis papás para avisarles que el bebé podría adelantarse.
—Claro, espera—al instante Demian fue a buscar en las maletas el teléfono de Noah.
Recién instalados, habían notificado a las madres de Demian, sin embargo, Noah había llevado a realizarse varios estudios necesarios para poder llevaron un mejor control en caso de una emergencia.
—Aquí tienes—Demian extendió el teléfono a Noah y de paso, le dejó un suave beso en la mejilla—Iré por agua por si te da sed en la noche, ¿quieres algo de la cafetería?
—Mmm—musitó Noah pensativo—Unas galletas con chispas de chocolate.
—Bien, no me tardo, si necesitas algo, lo que sea, llámame, vendré de inmediato—dijo Demian ansioso.
—Cariño, estaré bien—sonrió para tratar de calmar al llorón de su alfa—Tengo el botón para las enfermeras
—Yo soy mejor que cualquier enfermera.
—Lo dice el alfa que le tiene miedo a la sangre—dijo Noah burlándose del pelinegro, rio suavemente y después le saco la lengua.
—No tardo—dijo Demian saliendo finalmente de la habitación.
Noah suspiró y se dejó recargar sobre las cómodas almohadas que Demian había comprado para él. Las almohadas de hospital resultaban incómodas y poco higiénicas, por lo que Demian decidió comprar unas nuevas para hacer de la estancia algo más agradable.
Esperó pacientemente a que Liam pudiera contestar el teléfono, pero tardó más de lo pensado. Lo último que deseaba era interrumpir algo importante entre sus padres.
—¡Hola tesoro! —dijo Liam finalmente cuando contestó la videollamada.
—Hola mamá—sonrió viendo cómo es que aparentemente sus padres estaban afuera en el pórtico leyendo y tomando el té, se veía algo nublado—¿Cómo han estado?
—Muy bien—dijo Liam con una enorme sonrisa—Mira a tu padre—rio travieso mientras giraba la cámara al patio con las extensas flores.
Estaba lloviendo a torrenciales y en medio de la lluvia se encontraba el padre de Noah, moviendo la tierra y sembrando un par de lombrices para el abono de las plantas.
Noah se rio al ver lo loco que estaba su padre por sus flores, pero también, le daba gusto ver que se encontraba bien.
—¡Saluda, cariño!
—¡Hola! —exclamó Bastian sin saber a quién saludaba mientras escarbaba bajo la lluvia sin importarle un diablo terminar mojado y lleno de lodo.
—¿Qué rayos está haciendo? —soltó Noah una pequeña risita.
Liam giró la cámara y volvió a ver a su hijo.
—Dice que las lombrices son buenas para las plantas, así que está experimentando con una nueva especia de abono que hace que las flores vivan más tiempo—explicó mentiras, asomaba a la cámara una tabla con anotaciones de Bastian—Tu padre quiere tener las flores más bellas para tu boda.
—Dile que no se esfuerce demasiado—comentó Noah conmovido—De hecho, llamaba para darles una noticia.
—¿Todo está bien?
—No lo sé—dijo Noah nervioso mientras embozar una sonrisa forzada—Es probable que el bebé se adelante un poco.
—Oh, cielo, ¿estás bien? —preguntó preocupado Liam.
El omega mayor tomó todas las cosas que tenía en el pórtico y decidió entrar a la casa para poder prestar mayor atención. Bastian vio esa acción a lo lejos y decidió también entrar, no sin antes secarse debidamente para no hacer un desastre del interior de la casa.
—Todo está bien, pero creo que necesitaré todo el apoyo emocional para poder salir de esto—comentó Noah un poco deprimido—Sé que siguen de luna de miel, pero quisiera que estuvieran presentes el día del parto.
—Claro que si mi niño—soltó Liam con voz dulce—Estaremos ahí, deja que tu padre y yo busquemos el siguiente el vuelo más cercano a Londres.
—Por favor—pareció que la voz de Noah comenzaba a romperse—Es que...
—Cielo...
—Es que no creo poder hacer esto sin mi familia—el llanto de Noah inundó la habitación.
Liam quería poder atravesar la pantalla para poder abrazar a su cachorro, pero no pudo, simplemente se quedó contemplando como su hijo se limpiaba las lágrimas y calmaba su respiración.
—Estaremos ahí, mi niño, por favor, ten paciencia y calma tu corazón—comentó Liam tratando de consolar a distancia a su hijo—Te amamos mucho, por favor descansa y te enviaré la información cuando estemos por reservar el vuelo, ¿está bien?
—Si mamá—siguió llorando mientras se despedía de su mamá—Los amo, por favor no tarden, no sé cuándo este bebé decidirá nacer.
—También te amamos—lanzó un beso a la pantalla—Escucha a tus instintos y no te separes mucho de Demian, lo vas a necesitar.
—Okis—dijo tiernamente.
—Te amamos cariño—volteó sutilmente la vista y vio a Bastian, entran envuelto en una toalla—Te dejo para que descanses, nos vemos pronto.
Liam finalizó rápidamente la llamada y se acercó a Bastian para darle un par de pantuflas limpias.
—¿Era Noah? —preguntó angustiado—¿Está todo bien?
—Por ahora—comentó también preocupado—Dice que el bebé se podría adelantar, parecía estar en un hospital.
—Pensé que aún faltaban unas semanas, el vuelo lo teníamos programado para dentro de dos semanas—dijo pensativo—Veré la forma de cambiarlo, empecemos haciendo las maletas.
—¿Qué hay de tus pendientes?
—Yo...—antes de que Bastian pudiera responder, se escuchó un estruendo del cielo y un destello que los dejó a oscuras en la casa.
—Rayos—musitó Liam—Buscaré las linternas.
Bastian se quedó pensando y miró con asombro el cielo oscuro. Observaba con asombro y temor las nubes, truenos y destellos, parecía un terrible pronóstico para los planes familiares
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Habían pasado unos dos días y Noah aún no tenía noticias de sus padres. Se sentía desanimado y algo angustiado, aunque, si se trataba de estar ansioso, Demian Anderson era la imagen viva.
—Cariño—dijo Noah mirando con horror a su pareja—Por favor vete—suplicó tratando de cerrar la puerta del baño.
—Pero quiero ayudarte—suplicó Demian insistentemente mientras entraba por la puerta.
—¡¿Ayudarme a qué carajos?!—exclamó Noah tratando de empujar al alfa al exterior—¿Piensas limpiarme?
No necesitó de una maldita respuesta, simplemente ver la mirada con angustia del alfa contestó por sí mismo.
—¡Lárgate! —exclamó el omega cerrando la puerta con fuerza.
Amaba a Demian con su alma, no podía vivir son él, pero estaban en un punto demasiado ridículo como para soportar.
Apenas y podía sentarse, pero se reusaba a pedir ayuda del alfa, necesitaba un poco de tiempo a solas.
Salió del baño con orgullo de poder tener un poco de autonomía, y tan rápido salió, el alfa volvió a sobreprotegerlo tanto como estaba acostumbrado.
—Te amo—musitó Noah mientras Demian le ayudaba a subir a la camilla y le quitaba las pantuflas para colocar doble calcetín sobre los pies de su omega.
—Yo más—afirmó Demian mientras besaba los pies del omega—¿Quieres una naranja?
—No tengo antojo—tomó su celular y comenzó a postear una foto a sus historias de Instagram de como el alfa lo atendía tan devotamente.
Noah amaba presumir en sus redes sociales a su precioso esposo, aunque, aún no lo eran, ya empezaban a tratarse como un matrimonio. Siempre que compartía una foto o una historia de su alfa, la gente hacía notar su envidia por no tener a tremendo partidazo en sus vidas.
El omega se sentía en la necesidad de recordarle al mundo que ese precioso hombre de cabello largo y ojos azules era todo suyo.
—¿Quieres ver una película? —preguntó Demian sentándose en un sofá que estaba junto a la camilla—Podemos ver esa película del payaso terrorífico mientras yo me tapo los ojos y escucho música en las partes feas—sugirió animado, algo muy extraño en Demian Anderson cuando se trataba de cosas de terror.
—Suena como una cita—sonrió encantado Noah.
Antes de poder ver la película, el alfa fue a buscar un poco de helado para poder consumir juntos en lo que la película corría. Se aseguró de bajar las cortinas y apagar la luz para que pareciera una sala de cine. Colocó la terrífica película en su computadora y comenzaron a verla.
Apenas empezó y Demian ya sentía un terrible malestar e incomodidad, aunque, no podía atribuirlo tanto por la película, sino, que se sentía algo diferente en el ambiente.
—Voy por agua—dijo Demian poniéndose de pie para poder sacar un poco de agua del mini refrigerador que había traído para Noah.
Bebió y bebió, pero se seguía sintiendo ansioso, podía inclusive sentirlo en el aire. Casi a la par, Noah sintió un ligero mareo y ganas de ir al baño.
—Cariño—lo llamó Noah con voz incómoda, buscando ponerse de pie.
Demian se alertó al instante y se acercó con cuidado a su omega, buscado protegerlo de algo que parecía imposible a la vista. Era casi instintivo, tan íntimo y extraño de explicar, pero, pareciera que el alfa estaba tratando de cuidar a su omega de algo invisible.
De pronto, Noah comenzó a sentir presión en su vientre y pecho, tan pronto como trató de ponerse de pie, se dobló de dolor y se quejó sutilmente.
—Aah, maldita sea—se quejó el omega apretando fuertemente la mano de Demian.
—¿Qué es? —preguntó el alfa angustiado—¿Te duele mucho? Iré a llamar a Yohan, no, no, mejor el botón—dijo alarmado mientras oprimía el botón que llamaba a una de las enfermeras.
—Espera, espera—suplicó Noah mientras trataba de contener el dolor, respiró profundamente, buscando aliviar su molestia.
Pasaron un par de segundos cuando finalmente todo pareció pasar lentamente. Noah sintió una calma en su cuerpo una vez el dolor se fue, pero no todo parecía estar en paz, en realidad, su alfa estaba tan preocupado que sin razón pareció vacilar unas lágrimas en sus preciosos zafiros.
—Ey—lo llamó Noah tomándolo del rostro—No es nada—sonrió buscando calmar a su alfa—Ya pasó.
—Pero te dolió mucho—hizo un puchero que a la vista de Noah resultó muy agradable.
Al instante llegó una de las enfermeras y se aseguraron de tomarle la presión a Noah, así como colocarle un aparato en su abdomen para poder monitorearlo.
Demian se quedó junto con Noah y al cabo de diez minutos, el dolor regresó.
—¡Carajo! —se quejó Noah sintiendo un dolor insoportable.
—Está presentando sus primeras contracciones—comentó una de las enfermeras mientras llenaba un registro—¿Siente algún otro malestar?
—S-Solo el dolor en el abdomen—trató de hablar con calma, pero el malestar se lo impedía—¿Cuándo se acaban estas cosas?
—Hay que esperar un poco más—explicó la enfermera con una sonrisa para tratar de calmar al omega—Son las primeras contracciones, hay que esperar a qué sean más consecutivas y con una diferencia de entre tres o dos minutos.
Noah se quedó helado.
—¿Eso quiere decir que voy a tener al bebé, ahora? —preguntó confundido—Pensé que iba a ser más dramático, como en esas series de Netflix.
Por un segundo pareció aliviado, el dolor solo duraba unos segundos, parecía algo muy sencillo de soportar.
—La labor de parto puede empezar cuando rompa fuente, o no, algunos omegas nunca rompen fuente, por eso es importante monitorear las contracciones—informó la enfermera con calma, viendo como la pareja inexperta la miraba con súbita atención—Una labor de parto puede durar horas o hasta días.
—¡¿Qué?!—expresaron tanto el alfa como el omega.
—Hay que ser pacientes—habló la enfermera con calma—De momento, procuremos dejar los alimentos sólidos y llamaré al doctor para que haga un chequeo más exacto.
Eso hicieron, esperaron pacientemente. Cada hora que pasaba era una tortura para Noah, las construcciones eran constantes, pero muy fuertes, inclusive, parecía que su cuerpo lo hacía a propósito, pues, aunque pasara el tiempo, realmente no dilataba ni rompía fuente.
Demian trataba de ayudarle pasándole toallas calientes para aliviar el dolor de sus caderas, además de masajearle la espalda dulcemente, inclusive, esparcía sutilmente sus feromonas para calmar al omega sin llegar a fastidiarlo y prestaba su brazo a torcer cuando el dolor es acercaba.
Demian estaba dispuesto a cambiar de roles si fuera posible, deseaba que todo el dolor que atravesaba el omega mágicamente se transfiriera a él, hablaba con el bebé en momentos y le pedía que no fuera tan duro con su mamá.
Finalmente, anocheció y junto con la noche llegaron las madres de Demian, Ethan, Ellio y Alek.
Todos estaban ahí para mostrar su cariño y apoyo a Noah.
—Tienes que tener paciencia—dijo Amber mientras le entregaba a Noah un osito de felpa que había comprado para su futuro nieto—Cuando entré en labor de parto de Demian los minutos parecían horas.
—Justo así me siento—musitó Noah con un tono de voz cansado.
Estaba recostado en la camilla, tenía sueño, pero el dolor no lo dejaba descansar.
—¿Quieres un poco de té? —preguntó con amabilidad—Eso me ayudaba cuando tenía contracciones.
—Si por favor—sonrió Noah mirando el panorama de tantas personas acompañándolo.
Amber puso sus manos en marcha y fue a preparar un poco de té junto con su esposa. Al poco tiempo, Noah se sintió un poco desprotegido, por suerte, Demian fue en su auxilio.
Cuando sintió a su alfa a su lado terminó de sentirse mejor. Demian le regaló un beso en sus labios que se sintió como una inyección de penicilina que calmó todo dolor.
—¿Necesitas algo? —preguntó Demian frotando su nariz con la de Noah.
—No—musitó Noah concentrando en el tacto tan íntimo que estaban teniendo—Yo solo...—no pudo terminar su frase, pues al instante sintió un jalón de sus entrañas y unas ganas de poder ponerse de pie, sin embargo, no logró siquiera iniciar la acción—¡Kfth!
De pronto se escuchó como si hubieran explotado un globo con agua. Todos los presentes giraron para ver como la camilla donde se encontraba Noah se encontraba mojada de repente.
—Santo Dios—dijo Noah asustado—No puede ser, no puede ser—comenzó a llorar mientras colocaba su mano en la humedad—¿Qué es esto?
Demian se congeló, quería hablar, calmar a Noah, pero simplemente no podía.
Fue entonces que Ellio salió al rescate para calmar a su cachorro.
—Escúchame—dijo Ellio con voz firme, pero tierna—Necesito que me escuches.
—S-Si—Noah desvió la vista al omega mayor.
—Rompiste fuente, debes de calmarte para poder entrar en labor de parto.
—¿Ahora? —preguntó preocupado Noah—¿Aquí?
—Llamaré a la enfermera—dijo Alek saliendo junto con Maya y Ethan al pasillo.
—¡Demian! —lo llamó Ellio chasqueando los dedos en la cara del alfa para que reaccionara—Por favor busca una toalla para secar a Noah y una bata.
Demian seguía enmudecido, pero al menos siguió con la instrucción.
—Bien, ahora las contracciones empezarán más fuertes, pero no pujes hasta que venga el doctor, de lo contrario te cansarás cuando sea hora de pujar de verdad.
—E-Ellio—lloró Noah—¿Dónde está mi mamá? —preguntó angustiado—Dijo que estaría aquí.
Ellio suspiró desanimado, no sabía nada de Liam ni de Bastian, temía que algo terrible hubiera pasado.
Fue entonces que Noah tomó su celular y decidió llamar a su mamá. Esperó pacientemente cada sonido emitido por la línea telefónica y justo en medio de ese silencio, la primera contracción fuerte se asomó.
—¡Aagh! —exclamó Noah envuelto en dolor—¡Coño! —maldijo mientras trataba de no pujar.
Al poco tiempo, Liam finalmente contestó.
—¿Noah? —preguntó Liam del otro lado de la línea.
—M-Mamá—lloró de alivio al escuchar finalmente la voz de su mamá—¿Qué pasó, dónde rayos están? Pensé que estarían aquí cuanto antes.
—Ese era el plan, pero una tormenta eléctrica azotó la ciudad y tu padre y yo estamos atorados en el aeropuerto desde ayer—dijo decaído—Dicen que puede ser un huracán, así que todos los vuelos están cancelados hasta nuevo aviso.
—¿Y por qué siguen en el aeropuerto?
—Seguridad—contestó decaído— Temen que algo malo nos pase si el huracán sube de categoría, tu padre está planeando una ruta para llegar en la camioneta, pero tardaríamos siete horas en llegar Londres—explicó con un conflicto interno—Lo lamento mucho mi cielo, pero, esperemos llegar mañana por la noche.
—Es que...—se le quebró la voz—Te necesito ahora—lloró inconsolablemente.
Ellio sintió como su corazón se rompía al escuchar el sollozo del omega.
—No puedo hacer esto sin ti, acabo de romper fuente y no sé qué hacer, tengo miedo y te necesito—suplicó limpiando sus lágrimas a la par que brotaban otras nuevas—Mamá, te quiero conmigo, por favor, por favor, ven, ya no me dejes solo.
Liam lloró del otro lado de la línea. Había estado toda la vida de Noah ausente, y ahora, cuando finalmente era libre, volvía a fallarme a su hijo.
Se sentía terrible.
—Noah, querido—recuperó poco a poco el aliento—Escúchame, sé que te he fallado. No estuve en tu vida cuando era necesario, no pude salvarte del infierno que pasaste, pero escúchame por favor, necesito que me creas cuando digo que no has estado solo—dijo con voz dolosa—Encontraste a tu propia familia, te hiciste de personas que te aman y no te van a abandonar, así que confía en la familia que has formado, en cada una de las personas que se encuentran a tu alrededor, ellos son tu familia, estuvieron cuando yo no y lo seguirán haciendo.
—Mamá...—lloró afligido—Tengo miedo, mamá.
—Lo sé mi amor, pero será solo un instante—calmó a su pequeño cachorro—Será un dolor bueno en comparación al dolor que hemos vivido estos años, será bueno, pues de él nacerá tu hijo.
Noah cerró los ojos, aferrándose con ambas manos al teléfono como si ese objeto pudiera anclarlo a su madre, aunque estuviera tan lejos. Las palabras de Liam resonaban en su mente, calmando un poco el torbellino de emociones que lo invadía, pero el miedo aún estaba ahí, un nudo apretado en su pecho.
—¿De verdad crees que puedo hacerlo? —preguntó entre sollozos, su voz quebrada por la vulnerabilidad.
—No lo creo, Noah—respondió Liam con una ternura que atravesó la línea—. Lo sé. Eres más fuerte de lo que piensas, más valiente de lo que supongas, y más amado de lo que puedes imaginar. No estás solo, mi amor. Demian está ahí, ¿cierto? Él no permitirá que nada malo te pase, y tú tampoco lo harás.
Noah asintió, aunque Liam no podía verlo. Al otro lado de la línea, su madre parecía tan segura, tan confiada en él, que, por un momento, esa seguridad se deslizó en su interior.
—Voy a intentar llegar a tiempo, Noah. Haré todo lo que pueda—continuó Liam, su voz teñida de desesperación y culpa—. Pero si no lo logro, quiero que recuerdes esto: estoy contigo, siempre. En cada latido de tu corazón, estoy contigo.
Un golpe en la puerta lo sacó momentáneamente de su ensimismamiento. Era Demian, que había vuelto con el médico y parecía preocupado por la prolongada conversación. Noah asintió hacia él, pero no soltó el teléfono todavía.
—Mamá, por favor, no tardes—pidió con un susurro final, su voz temblorosa.
—Haré lo imposible, Noah. Ahora respira profundo, confía en quienes están contigo y recuerda que todo esto es por algo hermoso. Te amo, hijo.
—También te amo, mamá—respondió Noah antes de colgar, sintiendo cómo una nueva ola de lágrimas caía por su rostro, pero esta vez no únicamente de miedo, sino de una mezcla de alivio y esperanza.
Demian se acercó rápidamente, tomándolo entre sus brazos y susurrando palabras de consuelo. Aunque Noah seguía aterrorizado por lo que estaba por venir, una pequeña chispa de fortaleza comenzaba a encenderse en su interior, alimentada por las palabras de su madre y el amor incondicional de quienes estaban a su lado.
—¿Estás listo? —preguntó el doctor movilizando la camilla para llevarlo a una sala especial para partos.
—Sí—asintió Noah tomando a Demian de la mano—Estoy listo.
—Buena suerte, pequeño—dijo Ellio besándole la frente con cariño—Estaremos todos esperándolos, a los tres.
—Gracias, Ellio—dijo Noah un poco más aliviado.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
La habitación se sentía fría, bueno, era algo normal, considerando que Noa únicamente llevaba una bata que inútilmente lo resguarda del frío.
Estaba en la camilla, con sus piernas alzadas y posicionadas en unas agarraderas. Le habían colocado la epidural un poco antes de entrar a la habitación, si bien, ahora el dolor era menor, el miedo seguía incrementando.
—Tranquilo, Noah—habló Yohan quien llevaba puesto unos guantes y un cubrebocas—Sentirás las contracciones y cuando yo te diga empezar a pujar, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—tomó aire y se empezó a mentalizar en lo que estaba por pasar con su cuerpo.
La primera contracción se asomó y comenzó el trabajo real. Noah comenzó a pujar suavemente, era una presión terrible en su pecho, pero lo hacía con la fuerza necesaria para luego poder descansar un poco.
Demian sujetaba la mano de Noah y limpiaba un poco de su sudor a medida que el parto se extendía.
—Puja—ordenó el doctor.
—¡Aaaah! —gritaba Noah mientras pujaba con fuerza—¡¿Está funcionando!?—cuestionó al sentir una presión en su entrada.
—Un poco más fuerte—pidió el doctor tomando un instrumento para poder facilitar la salida del bebé—Ahora—ordenó nuevamente.
—¡Aaaght! —se quejó de dolor.
Siguió pujando hasta terminar cansado, por lo que hacían pausas pequeñas para que Noah pudiera recuperar el aliento.
—Papá, venga por favor—dijo Yohan buscando que Demian se acercara a la parte baja del omega.
Demian se acercó con un hueco en el estómago y sintiendo como toda su sangre se coagulaba a medida que se acercaba.
—¿Puede ver eso? —señaló al interior del omega—¿Puede confirmar que el bebé está coronando?
—Y-Yo...
Demian simplemente sintió un cubetazo de agua fría al ver la sangre y lo que parecía ser cabello salir del interior de su pareja.
—Y-Yo... Eh...
Acto seguido, el alfa azotó contra el suelo al desmayarse.
—Maldición—se quejó Yohan—¿Alguien puede reanimarlo afuera?
—¡Por una mierda, Demian! —gritó Noah mientras sentía otra contracción en su interior—¡Te voy a matar tan pronto, saque al niño que tú mismo pusiste en mi interior!
—Noah, cálmate—pidió el doctor—Respira, respira, respira—señalaba la forma correcta de inhalar y exhalar el aire.
—N-No—se puso nervioso—No puedo hacerlo solo—lloró al ver como Demian era llevaron fuera de la habitación—No puedo.
—Estamos muy cerca, solo una puja más.
—¡Kth! —se quejó, trató de pujar, pero su cuerpo estaba muy tenso—¡No puedo!
—Debes de hacerlo Noah—dijo el doctor alarmado al ver que le era complicado sacar al bebé por sus propias manos.
—N-No puedo—comenzó a hiperventilar—Necesito a mi mamá, por favor, traigan a mi mamá.
Yohan suspiró pesado. No se sentía con la necesidad de interrumpir el parto estando tan cerca, pero era cierto, Noah necesitaba de una figura amorosa para terminar el trabajo.
Pidió a una enfermera salir en búsqueda de la madre de Noah, sin embargo, Liam estaba a miles de kilómetros de distancia.
—¿Se encuentra la madre de Noah Glenn? —preguntó la enfermera entrando a la sala de estar.
Todos se voltearon a ver entre ellos.
—¿Qué sucedió? —preguntó Maya.
—El padre se desmayó y el omega está solicitando a su mamá—explicó la enfermera.
—Maldita sea—se quejó Amber al escuchar que su hijo se había desmayado—¿Dónde está el padre?
—Se le atiende aparte, pero, es urgente que llegue la mamá del omega, de lo contrario el parto se volverá crítico.
Entonces, todos los presentes voltearon a ver al único que encajaba con los deseos de Noah.
Al poco tiempo, Ellio entró vestido de una bata, guantes y un gorrito a la sala de partos. Noah pudo volver a respirar al ver a Ellio como lo vio la primera vez que lo conoce, como un precioso ángel que venía a salvarlo
—¡Ellio!—lloriqueo Noah extendiendo sus brazos buscando que el nombrado se acercara rápidamente.
—Está bien, está bien—lo calmó con voz suave—Ya estoy aquí—sonrió tomando el rostro de su cachorro, su hijo, su pequeño—¿Cómo te sientes?
Noah solo pudo llorar al sentirse tan abrumado. Negó con la cabeza y miró al cielo en búsqueda de una respuesta.
—No puedo—dijo finalmente Noah con rostro afligido—No puedo más, estoy muy cansado.
Ellio sintió que el corazón se le rompía al ver a Noah tan vulnerable, tan perdido. Se inclinó hacia él, manteniendo el contacto visual mientras sus manos cálidas seguían acariciando su rostro.
—Sí, si puedes, mi niño—susurró Ellio con firmeza y ternura—Escúchame, Noah, has llegado hasta aquí. Has soportado más de lo que cualquiera podría imaginar. Este es el último paso, solo un poco más, ¿de acuerdo? Estoy aquí contigo, como siempre
Noah sollozó, sus lágrimas corriendo libremente por sus mejillas mientras miraba a Ellio como si fuera su única salvación.
—Pero duele tanto...—confesó entre jadeos, aferrándose al brazo de Ellio como si temiera que desapareciera.
Ellio asintió con comprensión, inclinándose para besar suavemente su frente.
—Pero este dolor es diferente, es un mejor que el que has atravesado toda tu vida—lo miró a los ojos y sujetó su mano para brindarle seguridad— Es un dolor que te dará algo hermoso. Tu bebé está tan cerca, Noah. Solo un poco más, y tendrás a tu hijo en tus brazos. ¿Lo imaginas? Sus ojitos, sus manitas... todo eso está esperándote al otro lado de este esfuerzo.
Noah respiró profundamente, tratando de calmarse. Las palabras de Ellio lograban llegar a su corazón, aunque el miedo y el agotamiento aún pesaban.
—Es ahora o nunca—dijo nuevamente Yohan, esta vez, colocando unas pinzas para asegurar el conducto—Puja—ordenó firmemente introduciendo sus dedos para comenzar a tocar al cuello del bebé.
—Puja cariño—pidió también Ellio sujetando fuertemente la mano de Noah.
Al instante comenzó a sentir una presión en su brazo al ver como Noah aplicaba fuerza para comenzar a pujar. Una, otra y otra vez, parecía eterno, dolía mucho, pero había soportado peores cosas. Cada golpe, cada patada, cada violación, cada insulto, eran nada en comparación a lo que sentía en ese momento.
—Un poco más—pidió Ellio tomándose a la parte baja del omega—Solo un poco más.
—¡Kaaght!—exclamó Noah pujando fuertemente por última vez.
El silencio no duró lo suficiente, apenas fueron unos segundos cuando finalmente se escuchó el llanto del bebé. El sonido del llanto del bebé llenó la sala, rompiendo el tenso silencio como un rayo de sol que atraviesa las nubes. Noah dejó escapar un sollozo de alivio, cubriéndose el rostro con las manos mientras las lágrimas fluían libremente. Ellio, que había estado conteniendo la respiración en secreto, dejó escapar un profundo suspiro, sus propios ojos brillando con lágrimas contenidas.
—Es... mi bebé—murmuró Noah, su voz temblorosa, entremezclada con incredulidad y emoción.
Ellio, quien había permanecido firme a su lado, le sonrió con ternura.
—Lo hiciste, cariño. Lo lograste—dijo mientras acariciaba suavemente la frente empapada de Noah.
La enfermera acercó al pequeño envuelto en una manta blanca, su carita roja y arrugada mientras continuaba llorando con fuerza. Lo colocó en los brazos de Noah con un cuidado extremo.
—Es un precioso niño—dijo Yohan terminando de arreglar todo en la parte baja—Señor Luttrel—se refirió a Ellio—¿Quiere tener el honor de cortar el cordón umbilical?
Para Ellio era más que un honor, era sentirse bendecido de que se le permitiera en consideración. Noah asintió muy contento, nadie más que Ellio merecía.
El rubio asintió con la mano temblorosa, era la primera vez que lo hacía pesar a su vasta experiencia en partos, y cuando lo hizo, se sintió como el hombre más afortunado del mundo.
—En hora buena—dijo el doctor.
Noah solo podía llorar y sonreír mientras abrazaba a su bebé. Era precioso, era más de lo que podía desear, de tez blanca, ojos azules y cabello negro. Su corazón latía, a la par que la de su pequeño, se rompía al escuchar el sollozo repentino que producía, como sus ojitos se abrían y luego cerraban, su carita regordeta y divina.
Era suyo, completamente suyo. Y lo amaba, lo amaba infinitamente.
—Ellio...—susurró Noah, su voz quebrándose—Gracias. Por todo.
Ellio negó suavemente con la cabeza, sus ojos, sin despegarse del pequeño que ahora se calmaba en sus brazos.
—Gracias a ti, Noah—respondió, con un tono cargado de emoción—Por todo.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Una vez Noah fue llevado a su habitación, se encontró con un millón de flores, rosas, tulipanes y gardenias rebosantes, además de globos y regalos para el bebé, el cual, había sido llevado a neonatos para limpiarlo y cambiarlo.
Noah se encontraba de momento solo, buscando recuperarse un poco del dolor que nacía de su cuerpo. Estaba más que feliz, estaba rebosante de alegría.
Finalmente, después de tanto sufrimiento, al fin su bebé estaba con él.
Suspiró con alivio y gozo. De pronto se escuchó como alguien tocaba a la puerta, al instante pidió que entraran. Se trataban de sus suegras, Alek, Ellio y Ethan, que habían llegado para felicitarlo.
—¡Gracias al cielo!—dijo Amber abrazando y besando a su yerno—Hemos ido a verlo, es precioso, es un bebé divino.
—Muchas gracias Amber—musitó Noah con voz ronca. Tanto grito lo había dejado afónico.
—Será el nieto consentido, al menos, hasta que tengan a otro—bromeó Maya, también dejando sus felicitaciones a Noah junto con un beso.
—Lo dudo—bromeó también Noah, haciendo notar su cansancio.
Una vez las suegras se retiraron para comenzar a repartir los puros con los invitados, Ethan se acercó a Noah con un precioso regalo para el recién nacido.
—En hora buena, Noah—besó las mejillas del omega y lo abrazó con delicadeza—Sé que odias a mi esposo, pero este presente también es de su parte—acercó el regalo a Noah y una pequeña carta.
Noah abrió el regalo y se dio cuenta de que se trataba de una manta bordada a mano con un conejito en la esquina. Se veía preciosa, agradecía el tiempo dedicado en el bordado, era un acto precioso.
—Muchas gracias, Ethan—comentó Noah tomándola para ponerla en su regazo—Tan pronto traigan al bebé, lo cubriré con esta manta.
—Es un placer—sonrió energético—No sabes las punzadas en los dedos que tuve que pasar para hacerlo—se quejó con tono infantil haciendo reír a Noah.
—¿Qué es esto?—preguntó al notar el sobre. Ethan no dijo nada, solo sonrió emocionado—Veamos...—dijo abriendo él sobre y notando que eran análisis y unas fotos de lo que parecían ser óvulos fecundados—No entiendo—miró desconcertado al omega frente a él.
—In vitro—dijo rebosante de alegría—Tengo los óvulos fértiles y empezarán los plantíos en unas semanas—tomó las manos de Noah con emoción—Tu bebé tendrá muy pronto a su mejor amigo.
—¿De verdad?—dijo Noah emocionado—¡Muchas felicidades!—abrazó fuertemente a Ethan y lo colmó de bendiciones y felicitaciones.
Las felicitaciones y la alegría no se terminaron, al poco tiempo, Demian llegó con el bebé y un par de flores.
Rápidamente, todos quisieron ver al bebé, pero Demian únicamente quería llegar con su pareja.
—¿Cómo estás?—musitó Demian, avergonzado, dejando un tímido beso en la mejilla de su esposo.
—Eres un cobarde—bromeó tomando a Demian del mentón para que este pudiera darle un beso de la forma correcta. Apasionada y en los labios.
—Perdona—suplicó avergonzado mientras entregaba a su pequeño retoño a los brazos de Noah—Hiciste un buen trabajo.
—Hicimos—corrigió volviendo a besar a su alfa.
Entonces, pudo volver a cargar a su bebé, se encontraba dormidito, haciendo un puchero con su labio inferior. Era la cosita más preciosa que había visto en el universo, era hermoso, muy lindo, olía dulce y su calorcito era reconfortante.
—Y bueno...—dijo Alek tomando fotografías de la pareja—¿Ya decidieron un nombre?
Todos al instable hablaron al unísono, esperando poder saber de una buena vez cómo se llamaría el retoño.
Demian miró con pasión a Noah y lo dejó hablar. Habían decidido que, si era niño, Noah pondría el nombre, después de todo, solo había un nombre que podía quedar perfecto para su cachorro.
—Eliot—dijo en voz alta—Eliot Anderson—miró con ternura a su bebé—Se llama como la persona que me salvó la vida—miró a Ellio y este no pudo evitar llorar de felicidad.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Tan pronto como pudieron ser dados de alta del hospital, Noah y Demian decidieron volver a su casita.
Por nada del mundo, Noah soltaba a su bebé, lo mantenía en brazos y siempre colocaba una de sus manos en el pecho de su cachorro. En su paranoia e inexpertos sentidos maternales, quería asegurarse de que el bebé siempre estuviera respirando y con su corazón latiendo.
Llegaron al hogar y Noah pudo finalmente descansar en su cama. Se sentía tan en paz.
Por infortunio, esa paz no duró lo suficiente.
—¡Waaaa!—comenzó a llorar el pequeño bebé una vez Noah decidió acostarlo en la cuna.
Era de noche, al fin habían podido salir del hospital y ahora trataban de dormir con el pequeño interrumpiendo el sueño.
—¿Qué sucede?—preguntó Noah alarmado, volviendo a tomar al bebé en sus brazos.
—No lo sé—contestó Demian igual de consternado—¿Tendrá hambre?
—Le di pecho antes de venir—contestó Noah meciendo al bebé con cuidado, pero este solo seguía llorando—Ya...Ya...
—¿Será el pañal?—preguntó Demian tomando un pañal nuevo y el talco—Lo cambié antes de venir, ¿qué tan rápido hacen los bebés del año?
Noah entonces alzó un poco al nene y olfateó sus pompis. Olía a limpio, por lo que no podía ser el pañal.
—Tal vez no le guste estar recostado—dijo Noah tomando al bebé para llevarlo a la sala y mecerlo un poco en sus brazos.
Noah lo cargó y meció justo como le habían indicado hacerlo, pero el nene no parecía parar. El corazón de Noah se rompió al no poder calmar a su hijo.
Llevaba apenas unas horas siendo mamá y ya sentía que estaba fracasando.
—Déjame probar algo—dijo Demian llevando un suéter de Noah hasta él y cubriendo al bebé con él—Escuché una vez de mis madres decir que lograban calmarse cubriéndome con las feromonas de mamá.
—¿En serio?—cuestionó Noah un poco escéptico, sin embargo, tan rápido fue cubierto su bebé, este comenzó a parar de llorar—Wao, qué buen tip.
Acto seguido, se sentó en la casa y observó con delicadeza a su niño. Eran tan precioso, era una belleza para la vista, no podía terminar de explicar lo hermoso y perfecto que era su pequeño Eliot.
—Somos tres—dijo Demian acercándose a Noah para besarlo en los labios—No tengo ni la menor idea de lo que hice para recibir tantas bendiciones—se acurrucó con Noah y destapó un poco a su bebé para poder verlo—Eliot Anderson Glenn, hijo de Noah Glenn y Demian Anderson.
Noah entonces se dejó cubrir por el calor del momento. Podía sentir el corazón de su futuro esposo y el de su bebé latir al mismo ritmo que el suyo.
No supieron en qué momento se quedaron dormidos, pero se sentía como estar en el cielo.
Parecía un final feliz para el cuento de hadas de Noah, un final que tanto había esperado.
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Si bien, Noah había tratado de escapar del típico rol de omega resignado que cuidaba a los niños mientras su alfa se encontraba trabajando para llevar pan a la mesa, al final del día, una parte de él había descubrió que amaba estar con su hijo.
Amaba cargarlo, vestirlo y dormirlo, sin embargo, también odiaba cuando lloraba en medio de la noche, que cagara tanto, que babeara y escupiera manchando su ropa y que estuviera tan cansado que apenas podía concentrarse en sus clases.
Ni hablar de Demian, él también amaba cambiarle los pañales a su bebé, prepararle papillas, bañarlo y contarle cuentos, aunque el bebé fuera demasiado pequeño para entenderles, sin embargo, odiaba con su alma que el bebé acaparara demasiado la atención de su omega. Detestaba como se le aferraba al pecho de Noah, como interrumpía con su llanto, los momentos íntimos con su esposo y que siempre no los dejaba dormir.
¿Así era la paternidad? Sin duda les debía muchas disculpas a sus madres.
Pese a eso, no podían terminar de odiar al pequeño Eliot, era demasiado lindo para odiarlo de verdad.
—¿El agua está a buena temperatura?—preguntó Noah mientras desvestía a su bebé con cuidado. Era día de baño y siempre le dejaba ese trabajo a Demian.
—Muy buena temperatura—contestó el alfa sacando el termómetro de la mini bañera que habían comprado para el nene—¿Ya está listo?—preguntó viendo como su pareja trataba de cubrir a su bebé con una toalla.
—Siempre me da miedo que pesque una gripa por tenerlo desnudo—dijo Noah preocupado.
—No puede bañarse con ropa—bromeó Demian tomando al bebé y dándole un beso a Noah en los labios—Eres un buen mamá.
—Y tu un buen papá—musitó volviendo a besar a su alfa.
Tuvieron que detenerse un poco con los besos para poder bañar a la criatura. Demian lo cargó con un solo brazo y con cuidado comenzó a esparcirle un poco de agua, se encontraba calentita y muy a gusto.
Este acto terminó por despertar al bebé. Demian y Noah tenían miedo de que comenzara a llorar, sin embargo, el contacto con el agua pareció ser una sensación que le terminó de gustar al bebé, pues en lugar de llorar, este comenzó a sonreír dulcemente.
—¡Aww qué lindo!—exclamó Noah tomando fotos de la inocente sonrisa de su bebé—¿Ya viste esa preciosa sonrisita? A nuestro Eliot le encanta el agua—dijo con tono de voz agudo mientras preparaba el jabón con sus manos.
Comenzó a esparcir la espuma formada por sus manos y frotó el cuerpo de su nene. No quería lastimarlo con esponjas, no importaba que fueran para ese tipo de baños, Noah odiaba la idea de que su bebé fuera frotado con una cosa tan agresiva.
Demian comenzó a enjuagar mientras que Noah enjabonaba su cabecita. Ambos lo hacían con un cuidado y delicadeza demasiado severa, pero, bueno... ¿Qué se podía esperar de unos padres primerizos?
—¡Listo!—exclamó Demian sacando al bebé de la tina para envolverlo en una toalla para comenzar a secarlo.
De repente, se escuchó el timbre de la casa sonar.
Demian meció al bebé, que recién se había quedado dormido ante tan relajante baño. Sin embargo, con la amenaza de que el ruido del timbre lo despertara, Noah bajó rápidamente a imponer silencio.
Se acercó a la puerta y la abrió con cuidado, siendo recibido por una preciosa sorpresa.
—¡Mamá!—exclamó de regocijo al ver a sus padres en el umbral de su casa—¡Santo cielo, están aquí!—dijo sin terminar de soltar a Liam y tomando como ponía también a su padre para que se uniera al abrazo.
—Perdona la tardanza—suplicó Liam mientras llenaba de besos el rostro de su preciado cachorro.
—Pero finalmente, estamos aquí—dijo Bastian también besando a su precioso hijo—Y trajimos regalos para nuestro nieto.
Noah sintió un brinco en el corazón al escuchar que sus padres, finalmente, habían logrado llegar para ver su bebé.
—¡Lo van a amar!—pareció que una gota bajó por su ojo—¡Vengan!
Ante tanto alboroto, Demian decidió bajar con el bebé ya cambiado y abrigado, además, le había dado un poco de la leche que Noah se había sacado en un pequeño biberón.
Tan pronto como Liam y Bastian lo vieron, no se separaron para nada.
—Santo cielo—dijo Liam sosteniendo a su pequeño nieto, estaba dormido y haciendo un pucherito con sus labios. Se sentía calentito y como sostener una nube esponjosa—Es tan hermoso—musitó mientras sentía que su voz se quebraba en un sutil llanto.
—Oh, cariño—dijo Bastian, próximo a limpiar sus lágrimas.
—Mamá, no llores—se acercó suplicante Noah, quien abrazó a su mamá y lo llenó de cariño—Es un momento feliz.
Liam miró a su hijo con ternura. Pocas habían sido las veces en las que había podido sostenerlo en sus brazos, apenas y podía verlo por el ventanal en el que se encontraba prisionero, las nulas veces en las que logró tocar a Noah, eran para curarlo de los golpes de esa horrenda mujer.
Pero, ahora. Parecía estar sumergido en un sueño en donde todo sufrimiento parecía ser algo completamente ajeno.
—Se parece a ti—sonrió Liam mientras besaba las manitas de su nieto, las cuales, estaban cubiertas por unos guantecitos para evitar que se rasguñara con sus uñitas—No puede ser más perfecto.
Entonces se lo pasó a Bastian, quien, era el más nervioso de sostener a su nieto. Si bien, Liam había tenido poco contacto con Noah al nacer, sin duda Bastian tenía inexistente roce con esa etapa de su hijo, por lo que, poder cargar a su nieto, era como cerrar una herida al corazón.
—Ja—rio nervioso, el alfa mayor—Se parece a los grandes amores de mi vida—soltó sin dejar de mirar a su pequeño nieto.
Noah y Liam se sonrojaron mientras miraban con ternura la escena.
—¿Ya tiene un nombre?—preguntó Bastian meciendo al pequeño retoño.
—Eliot—contestó Noah abrazados a sí mismo—Eliot Anderson Glenn.
Tanto como Liam como Bastian sonrieron al escuchar el hermoso nombre de su nieto.
—Suena...—dijo Liam mientras se acercaba a su hijo. Lo sostuvo del rostro y lo miró embelesado—Perfecto, simplemente perfecto.
Noah entonces supo respirar aliviado.
Había sido un gran debate el nombre de su bebé. Una parte de él, quería corresponderle y honrar a su madre, sin embargo, el único nombre que llegaba a su corazón, era él semejante a la persona que fue en gran parte de su vida, su mamá.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Ahora que Liam y Bastian estaban en Londres, sin duda la etapa de padres primerizos se llevaba mucho más tranquila.
Pasadas dos semanas, Demian y Noah pudieron volver a sus respectivas dinámicas. El alfa salía temprano a trabajar y Noah se quedaba a estudiar en casa, mientras que Liam cuidaba al bebé y Bastian trabajaba en la sucursal que tenían en Londres.
Una vez Noah terminaba sus clases, le daba leche al nene y si el clima era favorable, iba de compras con su mamá.
—¿Y cuál va a ser la fecha?—preguntó Liam mientras tomaba una foto de su postre y bebida para mandársela a su esposo.
—¿Fecha de qué?—preguntó Noah mientras se cubría para darle un poco de pecho a su bebé.
Últimamente, estaba muy aferrado a su pecho y eso hacía que sus tetillas se hincharon y se tornaran de un rojo ante la irritabilidad, sin embargo, su bebé se negaba a usar un biberón.
Era un rasgo que había heredado de Demian, sin duda, no podía despegarse de Noah.
—Para la boda—comentó Liam mientras sacaba un babero de la pañalera y se lo pasaba a Noah.
—Oh...
Con tantas emociones, deberes y un bebé tomando toda la atención, había olvidado por completo el asunto de la boda.
Sabían muy bien que era parte del plan casarse. Sin embargo, Noah aún no veía la argolla en su mano.
—Tendré que platicarlo con Demian—suspiró cansado—Tenía pensado en hacer la boda, que una vez Eliot pudiera caminar para que fuera el niño de las flores.
—¿No es demasiado tiempo?—preguntó Liam probando finalmente su postre—¿Qué pasará cuando tengan que registrar a Eliot y pregunten qué parentesco tiene y no se encuentren casados? Un acta matrimonial es importante, sí, pero nada me haría más feliz que ver a mi cachorro feliz con su destinado.
—Ya estamos lo suficientemente unidos—dijo tocándose la nuca, sintiendo en esta el relieve de su marca—Realmente no nos urge la boda, aunque, siento que sería muy lindo ver a Demian vestido de novio.
—El mejor regalo que me han dado en mi vida, fue mi boda—dejó salir Liam mientras tomaba la mano de su hijo—Eso no tiene precio.
—Claro que fue tu mejor regalo—dijo orgulloso—Yo la organicé.
Liam solo rio bajito y siguió degustando su postre.
Después de eso, el ambiente se llenó de una tranquilidad cálida. Noah miró la mano de su padre, que seguía sosteniendo la suya con ternura, y sonrió. Hablar de la boda despertaba emociones encontradas en su interior: nostalgia, ilusión y una pizca de ansiedad.
La idea siguió adherida en la mente del omega durante todo el día. Terminó de hacer las compras con Liam y se dedicó un poco de tiempo para ir al gimnasio y al spa, en lo que su mamá compartía un tiempo a solas con su nieto.
Después pasó por el bebé y decidió regresar a casa. Para su suerte, Demian ya estaba ahí preparando la cena.
—¡Hola!—vociferó Noah, dejando la pañalera en el suelo y llevando a su hijo hasta su padre en el asiento transportable.
—Ya llegaron mis grandes amores—dijo Demian al ver a Noah entrar junto a su bebé a la cocina.
Al instante, Noah dejó al bebé en la isla de la cocina y acaparó la atención de su alfa. Lo rodeó con los brazos del cuello y lo acercó para comenzar a besarlo con emoción.
La mano de Demian se posó en la nuca de Noah, sus dedos enredándose suavemente en su cabello, mientras lo acercaba un poco más. El beso se volvió más profundo, más significativo, como una promesa silenciosa entre ellos. Noah, con el corazón latiendo frenéticamente, dejó que sus manos subieran al pecho de Demian, sintiendo la fuerza tranquila de su alfa bajo sus dedos.
—Te extrañamos—dijo Noah a su alfa mientras se separaba un poco y tomaba a Eliot en sus brazos—Mucho.
—Yo también—habló Demian mientras tomaba en sus brazos a su bebé dormido. Se veía tan adorable—Preparé tu pasta favorita.
—¡Fuck, yeah!—expresó Noah acercándose hasta la estufa—Uh, con mucho queso.
—Justo como te gusta—se acercó nuevamente para dejarle un beso en la mejilla a Noah—Iré a dejar a nuestro milagrito en su cuna, ¿quieres cenar viendo una película?
—Sí—musitó dándose la vuelta y apoderándose de una buena vez de los labios del pelinegro—Procura poner la camarita, por favor, no me gusta que duerma solito.
—Bien—besó una última vez los labios de Noah y se dedicó a salirse la cocina para ir a recostar a su bebé.
Justamente eso fue lo que hizo Demian. Cambió la ropa de su nene por algo un poco más cómoda, cuido que no se despertara y también, encendió un unificador con un poco de eucalipto, pues esa esencia ayudaba a que el sueño fuer un poco más profundo.
Dejó un dulce beso en la cabecita de su bebé y colocó el comunicador con la cámara de forma que podían verlo y escucharlo de ser necesario.
—¿Qué tal tu día?—preguntó Demian una vez bajó y vio la cena lista en la mesita de la sala acompañada por jugo de uva sin alcohol.
Noah seguía amamantando, y no pensaba dejarlo para beber una simple copa de vino.
—Tranquilo—comenzó a comer un poco—Mmmm, qué delicia—soltó fascinado por la comida que había preparado su pareja.
—Me alegra que te guste—dijo Demian animado también comiendo un poco—¿Qué tal la escuela?
—Terminé mi examen de titulación, solamente me queda esperar los resultados—contestó Noah tomando su teléfono para mostrarle las fotos y videos que había tomado de su bebé en todo el día—Ellio quiere que empiece una dieta una vez deje de lactar para poder iniciar con mis contratos de modelo.
Demian tomó entonces el dispositivo y comenzó a mirar cada una de sus fotos. No cabía duda que su hijo y pareja eran los más lindos en el universo. Parecían dos gotas de agua, a excepción de que Noah aún preservaba un poco de su cabello rubio.
—Suena a un buen plan—esbozo una sonrisa el alfa y posteriormente, dejó la comida de lado para poder besar los labios de su omega—Somos muy afortunados.
—Si—sonrió Noah—Realmente afortunados.
Siguieron comienzo un poco más, pero, antes de que Noah pudiera hacer mención sobre la conversación que había tenido con su mamá esa mañana, el llanto del bebé lo desconcentró.
—No puede ser—dijo Noah irritado—Lo acabas de acostar—se quejó mirando por el monitor como simplemente, su bebé parecía haber tenido ganas de interrumpir a sus papás.
Noah entonces se le quedó viendo suplicante a Demian, pero este, solo desvió la mirada despreocupada.
—Cariño—imploró Noah—¿Puedes ir a calmar al bebé?
Demian también se quejó y tomó jugueteó un poco con su pasta.
—Yo fui quien lo durmió—musitó evasivo—¿No puedes ir tú?
—¡Tú no lo dormiste, simplemente lo recostaste!—alzó la voz Noah al ver lo poco empático que podía ser su pareja.
Al mismo tiempo, el llanto de Eliot se hacía más intenso.
—Demian, por favor—suplicó irritado—Estuvo chupándome las tetas todo el día, me duele la espalda y estoy cansado.
—No hablemos de quién se siente más cansado—comentó Demian con un tono de voz frustrado—¿Qué hiciste hoy aparte de salir de compras?—cuestionó tomando por sorpresa al omega—No tuviste que tratar con idiotas en una oficina—terminó de hablar mientras se proponía a seguir comiendo y ver la película.
—¡Estoy tratando con uno ahora mismo!—dijo Noah encabronado lanzándole un cojín en la cara—Dormirás en el sofá hoy—amenazó poniéndose de pie—Maldito bastardo...—musitó sutilmente, en una intención de que Demian lograra escucharlo.
Noah no lo podía creer. Ese comportamiento no era típico de Demian, pero no le importaba un carajo.
Salió rumbo a la habitación del bebé con paso firme haciendo notar su enojo en su caminar.
Una vez se fue alejando, Demian tomó el monitor y esbozó una sonrisa nerviosa mientras veía el espectáculo.
Noah llegó de prisa a calmar a Eliot. Mucho antes de entrar el llanto ya lo aturdía. Lo encontró en la cuna, con su ropita cambiada en una pequeña y calientita pijama, además, del monitor, que esperaba, captara su rostro de enfado para que el alfa pudiera ver lo disgustado que Noah estaba de su comportamiento.
—Ven aquí, mi niño—dijo Noah con un tono de voz aguda, buscando calmar a su bebé—¿Qué pasó? ¿Qué pasó?
Cargó a Eliot y comenzó a mecerlo un poco mientras buscaba su manta para cubrirlo un poco del frío de la casa. Tomó una manta de la cuna y la alzó, escuchando como de esta caía algo al suelo.
No le prestó mucha atención, primero se dignó a prepararle un poco de leche con fórmula a su retoño. Una vez agitó la fórmula y revisó que estuviera a buena temperatura, se lo dio en la boca a su bebé.
Suspiró un poco al escuchar el silencio. Esta vez, miró al piso y encontró en este el causante del ruido al tirar de la manta. Se trataba de una cajita negra, una que, no había visto en la casa o en alguna otra parte.
La tomó con cuidado sin soltar de sus brazos de Eliot y finalmente vio de que se trataba.
Era una caja pequeña de cuero negro, no parecía la de algún reloj. Con cuidado, ajustó a Eliot en sus brazos y abrió la caja lentamente, como si el momento pudiera durar para siempre.
Cuando la tapa se levantó, lo que encontró dentro le quitó el aliento: un anillo de compromiso. Brillaba a la tenue luz de la lámpara, con un diseño sencillo, pero elegante, justo lo que Noah siempre había imaginado que sería perfecto.
Su corazón latía con fuerza mientras la realidad del momento lo golpeaba.
Demian... ¿Podría ser? Sus ojos se llenaron de lágrimas y una mezcla de emociones lo invadió: sorpresa, alegría y amor.
—Oh, por Dios...—murmuró, susurrando para no despertar a Eliot, que seguía tomando su biberón tranquilamente.
Tomó la cajita con fuerza, bajó con cuidado las escaleras y al terminar, se encontró con de las escenas más románticas que había presenciado en su vida.
No sabía cómo, pero en ese pequeño instante, la casa se llenó de velas y pétalos de rosas. Demian, tan guapo como siempre y aun con la ropa de hace unos momentos, hincado al pie de las escaleras, esperando a que Noah terminara de bajar, mientras sujetaba tal vez el ramo de rosas más grande de la historia.
—Noah—dijo con voz firme, pero llena de emoción, levantando la vista hacia él— Sé que estos últimos meses han sido un torbellino. Hemos tenido altibajos, hemos reído, hemos llorado... pero a pesar de todo, una cosa siempre ha sido constante: mi amor por ti.
Noah bajó las escaleras con el corazón en un puño, sosteniendo a Eliot como si el pequeño fuera parte esencial de ese momento. Sus lágrimas caían sin control, pero su sonrisa iluminaba su rostro como nunca antes.
—Sé que el futuro parece una idea que nos aterra, pero, míranos, no creo que haya algo que no encuentre en mi presente, que no forme parte de mi futuro. Te amo desde el primer instante en el que te conocí, y pese a toda adversidad, aquí estamos.
Demian tomó aire profundamente, y con la voz un poco quebrada, continuó:
—Eres el amor de mi vida, Noah. Mi compañero, mi hogar, y ahora, mamá de nuestro hijo. No quiero pasar un día más sin que seas oficialmente mi esposo. ¿Me harías el honor de casarte conmigo?
Noah sollozó, asintiendo con rapidez mientras apenas podía contener la emoción.
—¡Sí!—respondió con voz temblorosa—Sí, ¡Maldita sea, Demian, quiero casarme contigo!
Demian se levantó con rapidez, dejando las flores a un lado para abrazar a Noah y a Eliot al mismo tiempo. Los tres estaban juntos, rodeados por el cálido resplandor de las velas, sellando en ese instante un capítulo de su historia lleno de amor y compromiso eterno.
La noche finalizó con Noah cargando con su bebé dormido en su pecho, mientras que Demian le daba un poco de pasta en la boca.
—Esto es perfecto—musitó Noah viendo como su vida había cambiado para siempre.
—Sí—sonrió Demian dejándole un beso a Noah y a Eliot—Completamente perfecto.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Los meses que siguieron fueron más a menos de lo que uno podía esperar. Gracias al cielo, tanto las familias de Noah y Demian tenían mucho dinero, por lo que preparar una boda ostentosamente elegante no era nada complicado.
El pequeño Eliot había cumplido tres meses y estaba más gordito y cachetón que nunca. Era un bebé muy activo, a donde lo llevaran parecía balbucear y miraba todo y a todos con mucha atención.
Para Noah era muy divertido vestirlo igual a él y subir fotos a Instagram. Todo el mundo amaba a su pequeño retoño. Y pese a que la edad de destete era muy pronta, Noah no perdió la oportunidad de comenzar una dieta rigurosa y ejercicio diario para poder regresar a su figura envidiable.
Bastian había decidido quedarse un poco más de lo planeado en la sucursal de Londres, aunque, estaba muy al pendiente de su casa en Escocia. Por si fuera poco, mandó a traer de las mejores reservas de flores de su huerto, además, se encargó de toda la decoración. Las madres de Demian, por su parte, vieron lo del banquete y la logística del evento. Liam, como buen mamá, hacía de apoyo emocional a Noah y se dedicaba as u precioso nieto.
Más cercanos a la fecha de la boda, Noah supervisaba todo de forma analítica. Constantemente corregía a la organizadora del evento y cambiaba de opinión constantemente sobre los colores y texturas de la boda.
El día que fue por su traje de novio, fue con Ellio, Liam y Ethan. Estaba muy feliz de finalmente dar el gran paso, toda su vida había soñado con finales felices y una boda de cuentos de hadas. Justamente, eso era lo que buscaba en su traje de novio.
Anhelaba más que nada en el mundo que todo fuera como lo planeó en su niñez. Buscaba algo ajustado de la cintura, que cayera e hiciera lucir su silueta, además, de una camisa fácil de usar, resistente a las arrugas y de un color blanco pulcro y natural.
—¿Qué les parece este?—preguntó Noah saliendo a escena.
—Woow—expresaron los tres omegas al unísono.
Noah lucía una hermosa camisa de vestir con holanes en las muñecas con encaje. El cuello era sencillo, pero tenía un bordado muy lindo y masculino. El pantalón era de un tono algo oscuro, pero lograba marcar la cintura y caderas del omega. Se veía precioso.
Liam no pudo evitar llorar al ver a su hijo finalmente vestido de novio. Había pensado que vería esa escena solo en otra vida, pero no, lo estaba viviendo de primera mano. Agradecía al cielo por eso.
—Te ves precioso—dijo Liam mientras se terminaba de limpiar las lágrimas—Santo cielo, mi niño se va a casar—terminó emocionado y sucumbiendo a las lágrimas.
—Mamá—suspiró Noah también al borde de las lágrimas.
—Sin duda te ves hermoso—dijo Ellio mientras tomaba un par de fotografías—Claro, pude haber diseñado algo mejor, pero, podrías usar un saco de papas y de todas formas te verías mejor.
—Coincido—terminó Ethan la retroalimentación.
Noah sonrió orgulloso y giró al espejo. Se miraba y no lo creía. En unas horas iba a ser un esposo del mejor alfa que el destino le pudo poner en el camino.
Habían pasado muchas cosas. Ya no era ese niño confundido y sin control que se autodestruía constantemente, no, ya no lo veía en el reflejo.
A su memoria llegó la vez que terminó rompiendo el espejo al verse con repudio. Pero ahora, se veía radiante, amaba lo que veía en ese cristal.
Bueno, casi todo.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
La mañana, en la víspera del gran evento, Noah, Demian y Eliot habían almorzado juntos y organizado sus maletas para la boda, incluido, la ropa, pañales, leche y unos cambios de ropa.
Salieron a comer a la ciudad para relajarse un poco y olvidarse un poco de los preparativos de la boda. Estaban agotados. No solo tenían una boda que planear, sino que, además, Noah se encargaba de su contenido en redes y también mandar su portafolio a varias empresas y agencias de modelaje, mientras que, Demian, iba a trabajar y mandaba sus documentos para la maestría. Agregarle que un bebé dependía de ellos tiempo completo y había noches en las que ni siquiera podían dormir.
Les urgía escapar un poco de la rutina.
—¿Está rico?—preguntó Demian meciendo el asiento del bebé para que no se despertara y pudieran comer un poco en paz. Habían ido a comer sushi a un establecimiento temático.
—Super rico—confirmó con la boca llena de rollitos—Es lindo poder despejar un poco la mente sin tener que pensar en servilletas, banquetes o todas esas mierdas.
—Bueno—suspiró Demian también un poco aliviado—No iba a permitir que nuestra boda fuera algo casual. Noah Glenn, te mereces todo lo que siempre deseaste.
—Cuando era niño, siempre soñaba con que un príncipe me rescataba y me alejaba del maltrato que esa mujer me hacía sufrir. Por mucho tiempo, odie ser un omega, pero ahora, no pudo estar más agradecido de tener la vida que tengo.
Noah tomó la mano de Demian y miró encantado los anillos que hacían juego. No pudo resistirse y tomó un par de fotografías mientras que Demian lo veía enamorado.
Ya no era el chico que había conocido en el baño de un bar, no, ahora, podía ver al verdadero Noah. Podía ver al chico amoroso, divertido y fuerte que siempre estuvo contenido en el interior del omega.
—¿Recuerdas la noche en la que nos conocimos?—preguntó Demian envolviendo la mano de Noah con la suya.
—Ni me lo recuerdes—dijo avergonzado—Era un desastre, estaba en celo por la maldita droga que me dio un infeliz, y cuando te conocí estaba hecho un lío.
—Estabas hermoso—pronunció con cariño—Pero, en cuanto te tomé en mis brazos y te llevé a la casa de mis madres...
Demian se detuvo y esbozó una sonrisa. Pese a la altura en la que se encontraban, aún le daba algo de pena confesar los primeros pensamientos que tuvo sobre Noah.
—Bueno, yo, desde ese entonces quería tenerte solamente para mí—confesó, mirando también los anillos que se encontraban en sus manos entrelazadas—Ni siquiera sabía tu nombre, pero quería que fueras todo mío.
Noah se sonrojó emocionado. Amaba cuando Demian se volvía así de apasionado.
—¿Acaso estás practicando tus votos?—preguntó Noah con un tono de voz juguetón.
Demian rio nervioso y negó con la cabeza.
—Lo que quiero decir, es que, lo que parecía en ese entonces un sueño, ahora es mi realidad—besó la mano de Noah y la colocó en su mejilla—Estamos enlazados, tenemos un hijo y mañana nos casaremos, tengo todo lo que siempre he deseado tener y eso es gracias a ti.
Noah sonrió con sus ojos al borde de las lágrimas.
Se colocó al lado de Demian y con ambas manos sujetó el bello rostro de su prometido.
—Demian Alexei Anderson Fossati—pronunció con cariño el nombre de su amado—Mira lo que me has hecho—sonrió sin dejar de mirar los preciosos ojos azules del alfa—No puedo recordar la vida que llevaba antes de conocerte. Tenías que aparecer en mi vida para salvarme. Tú eres mi príncipe.
Noah no pudo contenerse más. Acercó su rostro al de Demian y, con una delicadeza que contrastaba con la intensidad de sus sentimientos, posó sus labios sobre los de su prometido.
El beso fue suave al principio, un roce que transmitía la calma y la seguridad de estar juntos. Pero pronto, se llenó de pasión y promesas, como si ambos quisieran encapsular todo lo que sentían en ese momento. Las manos de Noah permanecieron en el rostro de Demian, mientras el alfa lo sujetaba por la cintura, acercándolo más, como si quisiera fundirse con él.
Tuvieron que escuchar el balbuceo del bebé para poder volver a la realidad, de lo contrario, muy probablemente hubiera llegado a otro nivel la situación.
—Te amo—susurró Noah con una sonrisa temblorosa, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad.
—Te amo más—respondió Demian, acariciando la mejilla de Noah con ternura—. Y no puedo esperar para verte caminar hacia mí mañana como mi esposo.
Noah rio entre lágrimas, sintiéndose más amado que nunca. El mundo podía esperar, porque en ese momento, todo lo que importaba era el amor que compartían.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Llevaron a Eliot a un pequeño parque para que pudiera pasear un poco. Aún era un bebé pequeño, no podía hacer mucho, pero a Noah le alegraba verlo tan despierto ante el mundo.
Después de un par de horas, finalmente la noche llegó. Ambos padres decidieron volver a casa para poder descansar antes del gran día, aunque, al ver al pequeño Eliot tan energético, sabían perfectamente que no iban a descansar nada.
Grande fue la sorpresa al ver a las madres de Demian, los padres de Noah y a Ellio y Alex afuera de la casa de la pareja.
—¿Todo está bien?—preguntó Demian algo nervioso.
—Todo está excelente—contestó su madre—Pero no van a pasar la noche antes de su boda encerrados con un bebé.
—¿No lo haremos?—preguntó Noah escéptico mientras abrazaba fuertemente a Eliot.
—Ustedes, par de jovencitos, se merecen una noche de solteros—agregó Amber mientras extendía sus brazos para sostener a su nieto.
Tanto Noah como Demian se miraron extrañados. No eran propiamente solteros, y aunque así lo fuera, no les terminaba de convencer una noche de libertinaje, o bueno, al menos no sin el otro.
—Ethan vendrá dentro de poco—explicó Ellio.
—Bastian y yo llevaremos a Demian a una pista de go karts—explicó Alek la idea que tenían de una despedida de solteros.
—Y nosotras cuidaremos al pequeño Eliot mientras que Noah se queda con los demás—explicó Amber terminando de sostener por una vez a su nieto.
—Yo no...—quiso protestar Noah, pero este fue callado por sus suegras al instante.
—Se lo merecen—concluyó Maya mientras terminaba de encaminar a su esposa hacia la camioneta a la que habían llegado.
Y casi no queriendo, la pareja fue separada. Demian se fue con Alek y Bastian a los Go karts, aunque, iban todos bajo la amenaza de strippers o desnudistas.
Mientras, Ellio, Liam y Noah fueron a un hotel lujoso para un trato especial. Al poco tiempo, también se unió Ethan, quien, llevaba una charola de bocadillos y un par de regalos para la mini fiesta.
Y puesto que ninguno de los omegas podía beber, decidieron centrarse en los masajes, faciales, manipula, pedicura, y por qué no, hasta bótox. Todos menos Noah, claro.
—¿Seguro que no quieres un poco, Liam?—preguntó Ellio mirándose en el espejo con amor—No es necesario algo exagerado, yo siempre me pongo para retocar un poco.
—No gracias—sonrió mirando como su hijo tomaba de la mano a Ethan, quien parecía llorar al ver como la aguja se acercaba a su cara—Sabes, Ellio, creo que nunca terminaré de agradecerte por criar a Noah.
—Tsk—rio bajito—No tienes nada que agradecer. Le debo más a él que él a mí.
—Me contó que una vez intentaste adoptarlo—alzó una sonrisa a medias—Creo que, si no hubiera sido liberado de Miller, esa hubiera sido la mejor decisión de todas. No pienses que no veo que lo ves como a un hijo y que él te ve como su mamá, estoy muy lejos de llegar a eso, pero me alegra, aunque sea tenerlo en mi vida otra vez.
—No tienes que compararte conmigo—dejó de lado el espejo y miró directamente a Liam.
—No lo hago—rio simpático—Pero sí sé que eres especial para él—miró con ternura a su cachorro—Si tú no hubieras aparecido en su vida, probablemente no tendría de vuelta mi vida, tampoco a mi nieto.
Ellio reflexionó en silencio. Miró a Noah, como sonreía, como respiraba, como caminaba, su forma de hablar, sus ademanes. Todo lo que sabía y era, se definía como resultado de la crianza que Ellio le había dado.
—Mañana, cuando vaya al altar...—habló Liam mirando a Ellio—Por favor, acompáñame a entregarlo en el camino nupcial.
—¿Qu-e?
—También eres su mamá—sonrió mientras tomaba una mano del omega contrario—Tienes tanto derecho como yo.
Ellio no se contuvo más y terminó abrazando a Liam. Agradecía que se le diera esa oportunidad.
Noah miró la escena y se le conmovió el corazón. Amaba a su familia.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Después de una extensa noche de relajación, finalmente todos se fueron a dormir. Sin embargo, Noah envió un mensaje a Ellio para que fuera urgentemente a su habitación.
En cuanto Ellio llegó, pensó que se trataba de una emergencia lactante o que Noah había entrado en crisis, pero no, todo lo contrario.
—¿Qué sucede?—preguntó Ellio confundido tomando asiento en un mueble cercano.
—Necesito que me hagas un favor—musitó Noah algo nervioso.
—Lo que necesites.
—Bien—dijo emocionado mientras le extendía un tinte para cabello color negro.
Ellio lo miró sorprendido. Habían pasado muchos años desde que Noah se teñía su cabello de rubio. Textualmente, Noah había dicho que la razón por la que teñía el cabello era para parecerse a Ellio.
Por lo que, cambiar del color a negro, era como volver a ser él mismo.
—Pudiste decirle a una estilista del spa que lo hiciera—dijo Ellio mientras miraba la caja del tinte como si fuera un tesoro.
—No—negó con la cabeza—Solamente tú sabes lo significativo que es esto. Por mucho tiempo fingí ser alguien que no era, tratar de ser tú, tratar de ser un omega radical, tratar de ser un omega tradicional, tratar de ser un omega empoderado—suspiró con cansancio—Quiero dejar de tratar y comenzar a ser yo—embozó una sonrisa.
—Ese es mi pequeño—sonrió también Ellio, decidido a poner manos a la obra.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Noah despertó de la cama sabiendo que ese día se iba a casar con Demian Alexei Anderson Fossati. No se trataba de cualquier hombre, para su suerte, era nada menos que su destinado, el dueño de la marca en su nuca, su mejor amigo, el padre de su hijo.
Respiró hondo mientras cerraba sus ojos. Suspiró con una sonrisa y abrió los ojos con entusiasmo.
Ellio preparó un mini almuerzo con Liam, Ethan y Noah. Quería al omega relajado para el gran evento. Al finalizar, comenzaron a prepararse en un cuarto de hotel donde un par de estilistas, se aseguraron de dejar muy guapos a los omegas.
Ya por la tarde, hicieron una mini sesión de fotos a Noah en el hotel y una vez terminaron, fueron camino al jardín donde se llevaría a cabo la fiesta. Una vez ahí, Noah se quedó en el interior de una casa que daba con el jardín. Ahí, finalmente pudo ver nuevamente a su bebé.
Lo había extrañado demasiado. En cuanto vio al pequeño Eliot, lo colmó de besos y jugó con él un poco antes de empezar a cambiarse de ropa. Todo parecía ir muy rápido, pero así era como Noah quería que fuera. Se negaba a esperar un minuto más.
Y cuando todo estaba listo, llegaron a su habitación sus padres acompañados de Ellio.
—Santo cielo—musitó Bastian, al ver a Noah en su precioso traje de novio—Te ves precioso—afirmó mientras que tímidamente se acercaba a abrazar al omega.
—Papá—aceptó el abrazo con cariño al ver los ojos de su padre lleno de lágrimas—No llores, es un momento feliz—trató de sonreír, pero al instante también comenzó a lagrimear.
—Lo sé, es que...—tomó aire y miró a los ojos a su hijo—Creí que tendría que volver a nacer para poder vivir esto. Ustedes, son mi mundo entero, lo único que he querido, desde que tu mamá me dijo que estabas en su vientre, es que tengas mucha felicidad.
—Soy extremadamente feliz—volvió a abrazar a su padre—Más ahora que están conmigo.
Liam no se limitó, se unió al abrazo mientras llenaba de besos a su pequeño cachorro.
—Es hora—dijo Ellio entrando silenciosamente al cuarto.
La familia Glenn se separó lentamente del abrazo. Bastian tomó en brazos a su pequeño nieto y lo llevó a fuera, en lo que Liam se encargaba de la marcha nupcial.
Una vez terminaron de preparar a Noah, Liam se acercó a Ellio y juntó las manos de él y Noah. Al instante, Noah expresó una cara de sorpresa y de felicidad.
Ser llevado por sus dos mamás, era el mejor regalo de bodas que podía pedir.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Demian esperaba en el umbral que Bastian había preparado.
Todo el jardín parecía el de un cuento de hadas, uno como los que Noah leía cuando era niño.
Había estatuas, fuentes, miles de flores. Los invitados sentados, frene al altar y un camino de tela blanca extendido hasta los pies de Demian. Y de un momento a otro, el silencio se hizo para dar paso a la música nupcial.
Era una mentira decir que Demian no se encontraba ansioso, en realidad, estaba temblando como una hoja seca en otoño. Moría de ganas por ver a Noah, de besarlo, de hacerlo su esposo.
Debió de rezar con fervor, pues en cuando inició la música, los pequeños hijos de Ellio comenzaron a dejar pétalos de rosas rojas en el camino. De pronto, todos los invitados se pudieron de pie y Noah entró en la escena.
Demian lo miró con los ojos bien abiertos, sintiendo que el aire le faltaba. Noah era la imagen más hermosa que había visto en su vida, y el orgullo de saber que esa persona increíblemente hermosa y fuerte estaba caminando hacia él lo llenó de emoción. Ese cabello negro lo hacía ver aún más hermoso, era como ver a la persona que siempre estuvo en el interior de Noah. Se veía precioso, moría de lo bello que era.
Con cada paso que Noah daba, Demian sentía que su corazón latía más rápido. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos, pero no intentó contenerlas. Este momento era demasiado perfecto como para ocultar cómo se sentía.
Cuando Noah llegó al altar, Liam, tomó suavemente su mano y la colocó en la de Demian.
—Cuídalo como se merece—murmuró Liam con la voz quebrada, mirando a Demian con seriedad y cariño.
—Con mi vida—respondió Demian con firmeza, sin apartar los ojos de Noah.
El oficiante comenzó a hablar, pero para ambos, el mundo exterior se desvaneció. Todo lo que existía eran ellos dos, mirándose como si fueran los únicos en el universo.
Cuando llegó el momento de los votos, Demian tomó la mano de Noah y habló con una voz temblorosa pero llena de determinación.
—Creo que todo lo que pude decir en este momento ya lo he dicho—comenzó Demian sus votos sin dejar de sostener las manos de Noah—Noah, mi amor, el dueño de mis desvelos y de mi aliento. Te amo más que a mi vida, lo supe desde el primer instante en que te vi, lo que parecía en ese instante un sueño, ahora es mi realidad—sonrió mientras miraba de pies a cabeza a Noah—Te veo y no puedo creer lo afortunado que soy de tenerte, de amarte, de adorarte.
Noah lloraba silenciosamente, pero su sonrisa iluminaba todo el lugar.
—Prometo apoyarte, cuidarte, servirte y ser su esclavo si hace falta, por el resto de mi vida—sonrió besando la mano del omega—Eres mi destino, mi hogar, mi familia. Ni la muerte me podrá apartar de ti.
—Demian...—suspiró mientras se limpiaba las lágrimas ante la conmoción—Yo no sabía si podía ser digno de ser amado, pero un día llegaste a mi vida he hiciste tu casita en mi corazón para vivir ahí para siempre. Estar contigo es como si el fuego se quemara en brazas a sí mismo. Me has dado más que amor, me regresaste mi vida, mi familia, mi seguridad, mi libertad. Prometo estar contigo en cada paso del camino, en las buenas, en las malas, en las risas y las lágrimas, en los días fáciles y los difíciles. Eres mi alfa, mi mejor amigo y mi amor eterno. Te amo más que a mi vida.
Las palabras resonaron en el aire, y cuando el oficiante finalmente los declaró esposos, el lugar estalló en aplausos y vítores. Pero Noah y Demian apenas lo notaron.
Demian tomó suavemente el rostro de Noah entre sus manos y lo besó. Fue un beso lleno de amor, ternura y pasión, sellando el compromiso que habían hecho frente a todos. Cuando se separaron, ambos rieron nerviosos y felices, sus frentes juntas mientras compartían una sonrisa llena de complicidad.
Y en ese instante, con las flores, las risas y el amor que los rodeaba, Noah supo que tenía la mejor suerte de todas.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
Este es por mucho el capítulo más largo que he escrito en mi vida.
Lo organicé más de tres veces y había escenas que escribía y borraba y luego volvía a escribir para después borrarlas. La escena del parto fue fundamental para mí, originalmente, Liam iba a estar en el parto, pero sentí que no era el momento. La escena debía de ser tan íntima que se sintiera desde la raíz, por lo que Demian tampoco debía de estar, el único que tenía el deber de apoyar a Noah en ese momento, era Ellio.
¡Y NACIÓ NUESTRA PEQUEÑA ESTRELLITA DEL UNIVERSO: ELIOT!
Sé que el nombre se aprese mucho al de Ellio, pero, en el futuro estos dos personajes no van a interactuar mucho y sabrán cuando cada uno está en escena.
Llevo casi 5 años escribiendo esta historia, estoy muy feliz y orgullosa de poder redactar el último capítulo, espero que les sea tan satisfactorio como a mí.
DUDAS PREGUNTONAS:
"¿Este es el final?" Es uno de los finales jaja, pero, el que concluirá la historia de Noah y Demian será el siguiente.
"¿Todos los personajes volverán para la secuela?" No todos, pero, cada uno tendrá su momento para aportar algo a la siguiente trama.
"¿Noah invitó a Dimitri a la boda?" No, solamente a Ethan, pero en el futuro tendrá que interactuar con Dimitri y eso va a ser algo complicado.
"¿Habrá escena de la luna de miel?" Se tenía pensado que en este mismo capítulo saliera la escena, pero la verdad, creo que estuvo bien organizado el final del capítulo. Tal vez esa escena venga en un extra.
"¿La siguiente historia ya está en borrador?" Apenas estoy en la línea del tiempo, los personajes ya están definidos y tengo sus biografías, pero, antes de que pueda publicarla, se va a estrenar la historia de Milo y Dominique.
ESO ES TODO POR EL MOMENTO, LOS QUIERO MUCHO, MUCHAS GRACIAS POR LEERME.
NOS VEMOS Y DESPEDIMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO 😊
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