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Capítulo 44

—¿Entonces todo acabó? —preguntó Demian sentado en la camilla mientras comía un poco de sopa que había traído Noah.

—Si—sonrió desbordando felicidad—Tenías razón en todo, mi amor, Miller había tenido a mi mamá cautivo todos estos años. Fue un milagro que haya podido salir vivo de esa mujer.

—¿Quieres decir que no eres hijo de Miller?

—No—contestó acomodando sus piernas de la camilla.

Llevaban un buen rato hablando, Noah estaba feliz de finalmente estar de nuevo con su alfa. Había sentido una eternidad sin él, le daba gusto ponerse al corriente.

—Mi padre alfa es Bastian Glenn y mi papá omega es Liam Thatcher—agregó Noah mientras partía un poco de pan y untaba mantequilla en este para que Demian lo comiera con la sopa—Es confuso, lo sé, pero me hace pensar que, de no ser por ti, seguiría viviendo una mentira.

—¿Quieres decir que nuestro bebé será 'Anderson Glenn'? —preguntó Demian sin ocultar una sonrisa tímida. Inclusive llegó a sonrojarse levemente ante la idea de que su apellido estuviera junto al del omega.

Noah suspiró y tomó la mano de Demian.

—Es lo más hermoso que he escuchado—sonrió dejando sin habla a Demian ante la belleza que irradiaba el omega.

El alfa había tenido un millón de sueños después de su atentado. Soñaba con la sonrisa de Noah, con su fragancia y la suavidad de su piel, pero lo que contemplaban sus ojos no era ningún espejismo. Se trataba de la criatura más hermosa del universo.

—Dios...—suspiró Demian llevando sus manos a su rostro—Eres tan perfecto—soltó sintiendo como su pecho le apretaba—Ven aquí—tomó la mano de Noah e hizo que este se sentara sobre sus piernas.

—D-Demian—la voz de Noah tembló al estar sobre su alfa—No has terminado de comer, tus mamás se van a enojar si nos ven así—expresó con algo de timidez.

—¿Qué pasa, cariño? —soltó con una voz coqueta y tierna—¿Dónde está el omega sexy que a todas horas me seducía? —cuestionó tomando con delicadeza la cintura de su omega, notando que se había expandido gracias al embarazo.

—Te vas a lastimar, tienes una herida de bala—evadió la pregunta tomando con delicadeza el rostro del alfa. Moría de ganas de plantarle mil besos, pero debía de controlarse por la delicada salud de su amado.

—Es un rasguño—habló orgulloso. En realidad, sí era una herida profunda, pero los días en el hospital se habían encargado de una recuperación rápida, apenas e iba a quedar una cicatriz—Debí estar contigo en el juicio tan pronto como desperté.

—No—acarició Noah una de las mejillas de Demian, posicionando con cariño un mechón de cabello que se había colado en el rostro del alfa detrás de su oreja—Me alegra que te hayas recuperado, ya quiero que te den de alta para poder presentarte a mi mamá, poder buscar una casa donde vivir y criar a nuestro bebé, ya sabes, poder continuar con nuestras vidas.

—¿Casarnos? —cuestionó tomando la mano de Noah y dejando un beso en el dorso de esta.

—Sí—sonrió con anhelo, acercándose lentamente hasta darle un beso en sus labios—Eso sería verdaderamente perfecto.

Demian sonrió y volvió a tomar al omega entre sus labios. Aun estando tan cerca de la muerte, jamás se había sentido tan cerca del cielo.

─── ❝ Fire on fire ❞ ───

Mientras todo era miel y azúcar con Demian y Noah, en el otro lado de la ciudad se estaba maquinando algo amargo y frívolo.

Milo Relish se encontraba había pensado mucho lo que estaba a punto de hacer, sabía que no quedaba mucho por rescatar en donde había pasado un huracán, pero pese a todo, sabía que también debía de limpiar su desastre.

Estaba sentado en una pequeña recámara, se sentía incómodo ante tan abrumante soledad. De un momento a otro se escuchó el crujir de la pesada puerta azotar contra el silencio de la habitación, al instante, Milo pareció dar un brinco ante la sorpresa.

Se le vio a Nicholas Ivanov entrar junto con el sonido de las esposas chocar a la par de sus pasos. Finalmente, llegó a la mesa frente a Milo, un oficial se encargó de encadenarlo a la mesa para evitar que lastimara al omega.

Una vez postrado, un guardia se quedó en una esquina para asegurar la integridad del omega.

—Pero qué gran sorpresa—habló con un tono de voz distante—Milo Relish, me honras con tu presencia.

Milo solo respiró profundamente. Habían pasado varios días y aún le daban escalofríos escuchar la voz de Nicholas, después de todo, le gustará o no, él seguía siendo su alfa.

—¿C-Cómo estás? —vaciló al hablar el omega.

—No finjas que eso te importa, sé perfectamente la razón por la que estás en este lugar—expresó con desdén—¿Quieres saber cómo estoy? Estoy cagándome en vida, estoy tan molesto por tu traición que tienes suerte de que me encuentre encadenado en este momento.

—Solo vine a despedirme...

—Pues que considerado de tu parte—gruñó enfurecido—Después de todo lo que hemos pasado, de tantos años juntos, todo termina aquí—dijo con tono hostil—Yo en la cárcel y tú en los brazos de otro.

—¿Qué opción tenía? —preguntó Milo, perplejo ante la actitud de Nicholas—Mírame, Nicholas, tengo el cuerpo repleto de moretones, raspones y heridas, las cuales fueron resultados de tus propias manos, ¿Cuánto más debía de soportar tus abusos? —dijo afligido, como si no pudiera terminar de entender la razón por la que el alfa frente a él buscaba siempre la manera de hacerlo ver como el malo de la historia.

—¡Yo te quería a mi lado! —exclamó haciendo crujir las cadenas—¡Te amaba! —bramó con desespero—Tenía planeado un futuro para nosotros, un futuro donde pudiéramos estar juntos, ¿quieres culpar a alguien de que todo saliera mal? Culpa a Noah Miller.

—¡No! —rechazó con frustración el comentario de Nicholas—Tuviste muchas oportunidades para elegirme a mí por sobre Noah, pero preferiste tu deber, tu dinero y tu estatus—suspiró decaído—Y cuando no conseguiste nada de eso, cambiaste, cambiaste tanto que no podía reconocerte. Te tenía miedo, y fue ese mismo temor el que hizo que me quedara a tu lado tanto tiempo, porque sabía qué eras capaz de matarme.

Milo pareció llorar unos segundos, pero el alfa se inmutó. Se quedaron en silencio por unos minutos, largos y profundos, en donde Milo esperaba que el alfa respondiera, pero este permanecía en silencio sin expresar algún tipo de reacción.

—Solo venía a despedirme—musitó tomando el anillo que estaba en su mano, quitándolo de su dedo y posicionando en la mesa frente al alfa—Iré a Francia con Dominique Roussel—confesó el omega con timidez—Me voy a casar con él, pero no por voluntad, es más un acuerdo entre nuestras familias y a favor de alguien más.

—¿Quién? —preguntó irritado.

—De nuestro hijo—contestó decaído, sacando de su bolsillo una fotografía de su ecografía más reciente—Tengo cinco meses, voy a tenerlo con tú o sin tu consentimiento. Dominique Roussel se hará pasar por el padre y se encargará de todas sus obligaciones como tutor, por lo que no tendrás que cargar con la culpa de tener a un hijo bastardo—susurró en un tono tan sumiso que casi era inaudible.

Nicholas se quedó en blanco. No podía creer lo que estaba pasando frente a sus ojos. En su mente pasaban mil escenarios en donde había ejercido violencia hacia Milo, en donde sus feromonas habían tenido otra fragancia y se mostraba más delicado. Ahora se daba cuenta de que era por un embarazo.

—Te sugiero que guardes esta imagen, porque será la primera y última vez que verás a tu hijo—agregó Milo sintiéndose abrumado. Quería arrancarse a llorar, pero no le iba a dar una lágrima más a ese alfa.

Nicholas permaneció en silencio, frío, serio, mirando la ecografía y el anillo sobre la mesa.

—Si aún tienes dudas, el bebé lleva tu sangre, pero no serás el padre de este niño—dijo con un tono melancólico—Te amé Nicholas Ivanov, pero ahora amo a alguien más—sonrió abrazando a su vientre—Y voy a protegerlo con mi alma de todo mal, aunque eso me cueste la vida.

Nicholas se quedó mudo, no quiso hablar, sabía perfectamente que no tenía derecho a expresar su sentir. Se quedó sentado en silencio mientras observaba como Milo se levantaba y se retiraba, no solo de la habitación, sino también de su vida.

Mientras, Milo, caminaba por el aeropuerto sintiéndose extrañamente ligero.

Llevaba lo necesario consigo, a su hijo, una maleta con poca ropa, su pasaporte y un boleto de avión sin retorno a Francia, destino en donde aguardaba su felicidad.

─── ❝ Fire on fire ❞ ───

La vida se tornaba cada vez más sencilla. Ahora sin el drama de Noah y con Demian recuperándose, finalmente las cosas volvían a la normalidad, para todos excepto Alek Luttrel.

Había decidido tomarse unas vacaciones del trabajo, después de todo, tenía todo el derecho a hacerlo. Decidió ocupar su tiempo libre dedicado a sus hijos y a su esposo, el cual, necesitaba más que nunca la atención de su marido.

Ellio había estado internado en un hospital por mucho tiempo, sus bebés estaban a punto de nacer, constantemente las enfermeras iban a revisarlo para cualquier signo de alumbramiento, pero los gemelos simplemente no se animaban a nacer.

—¿Quieres otra almohada? —preguntó Alek a su esposo viendo como este se quejaba de su dolor de espalda.

—Por favor—se quedó Ellio acomodando con dificultad—Cada día es más difícil respirar—confesó una vez su alfa, se acercó a atenderlo.

—¿Quieres que llame al doctor? —preguntó acomodando con cuidado una de las almohadas más esponjosas en la espalda de su amado. Una vez este suspiro de alivio ante el dolor, dejó un beso en los labios de Ellio.

—No—suspiró, sintiéndose aliviado por el cariño de su marido—Solo estoy cansado—sonrió tomando la mano de su amado—No he podido dormir porque los bebés no dejan de moverse, supongo que han estado inquietos porque papá no ha venido a verlos mucho.

—Lo siento—rio nervioso tomando la mano de Ellio para besarla con dulzura—Papi estuvo muy ocupado estas semanas, pero ahora voy a estar cada segundo que pueda con ustedes—habló con un tono más chillón acercándose a la pancita del omega—Mis bebés, no dejan descansar a mami, deben de portarse bien.

Ellio sonrió al ver a Alek tan dedicado a sus hijos. En ese momento se sentía más cansado que nunca, no solo su espalda le estaba matando, sino que apenas y podía respirar por la presión de su abdomen, sentía náuseas y unas ganas terribles de llorar.

—Te ves terrible, mi amor—expresó Alek viendo como el rostro de Ellio se tornaba en uno doloroso.

—Gracias, cariño, a todo omega embarazado, le encanta que le recuerden lo gordo y asqueroso que está—dijo con sarcasmo alejando su mano del tacto de Alek.

—No me refiero a eso—expresó preocupado. Algo no andaba bien—Tú sabes que a mis ojos eres precioso—compuso hablando con un tono encantador—Esa bata con la espalda descubierta es demasiado sexy—soltó en un susurro cachondo haciendo que el omega se sonrojara.

—Eres un mentiroso—rio nervioso desviando la mirada, pero al poco instante comenzó a sentir presión en su pelvis—Ay...—se quejó—Alek, cariño, ¿me ayudas? —estiró su brazo dando a entender que quería levantarse.

—E-Espera, mi amor—trató de calmar a Ellio quien se levantó abruptamente—Despacio, ¿ok?

—Alek... ¡Mght!—siguió quejándose una vez logró ponerse de pie con el apoyo de su esposo—Quiero ir al baño—respiró agitado.

—Despacio, cariño—dijo sin dejar de sostener a su omega, notando como que quejaba con cada diminuto paso.

Ellio se sentía extraño, era una mezcla de dolor y ganas de ir al baño, sin mencionar la terrible presión en sus pulmones que no le permitían respirar con normalidad.

El baño cada vez se hacía más lejano al omega, aun teniendo uno en su habitación del hospital. Sin embargo, Ellio no estuvo ni cerca de llegar al baño, lo supo en cuando sus piernas se empaparon de líquido, el cual, no era lo que pensaban que era.

—L-La fuente—musitó Ellio sintiendo como el líquido bajaba por sus piernas—Rompí fuente—miró angustiado a su marido—Alek...

Ellio finalmente estalló en llanto. Era extraño, él sabía perfectamente lo que era dar a luz, apenas hacía un año que había estado en la misma situación, pero no dejaba de ponerse ansioso. ¿Y si algo salía mal?, ¿Y si algo les pasaba a los bebés? El miedo a lo desconocido era sumamente abrumador.

—Tranquilo, Ellio—dijo Alek tratando de calmar a su esposo—Está bien, los bebés ya vienen, solamente hay que llamar al doctor, ¿ok? —se apresuró a tomar con cuidado a Ellio para volverlo a recostar en la cama—El líquido era transparente, así que no te preocupes—limpió las lágrimas que bajaban por las mejillas del omega—Hey—sonrió entusiasmado—Tendremos a nuestros bebés.

—Sí...—exclamó Ellio sin dejar de llorar ante la emoción de volver a ser mamá.

Tan pronto como Ellio se sintió más aliviado, Alek llamó al doctor por medio del botón de emergencias, así mismo, avisó a su madre y a la niñera de sus hijos que el parto estaba por iniciar.

Una vez terminó de notificar a las personas, volvió con Ellio, quien experimentaba las primeras contracciones del parto.

—¡Aah! —gritó Ellio desde la camilla—Uff...Uff...Uf...—trataba de recuperar su respiración para apaciguar el dolor.

—Bien, lo haces muy bien—besó la frente de Ellio—Sigue respirando—Alek entonces soltó un poco de feromonas para que su omega se calmara. Era algo fundamental para evitar el estrés del parto, y pareció funcionar, pues cuando el doctor arribó, Ellio se encontraba más tranquilo.

Al poco tiempo el doctor con un par de enfermeras llegó a la habitación.

—Buenas tardes—saludó el doctor acercándose hasta la pareja.

—Buenas, doctor—dijo Alek contestando al saludo por los dos, puesto que a Ellio se le hacía imposible contestar.

—¿Cómo se siente la madre? —cuestionó el doctor acercándose a la camilla.

—¡Duele mucho! —dijo Ellio en un clamor adolorido mientras jadeaba en búsqueda de aire—Ninguno de mis partos anteriores fue tan dolorosos.

—Eso se debe a que este parto son gemelos, son el doble de bebés y el doble de dolor—explicó el doctor colocándose unos guantes a la par—Con el permiso del padre, echaré un vistazo.

Esa parte no le gustaba a Alek. No importaba las veces que lo tuvieran que hacer, realmente odiaba que otro hombre viera la intimidad de su esposo. Tuvo que ponerse a un lado de Ellio para evitar que los celos le ganaran mientras el doctor colocaba el terminal alargado dentro de su omega.

—No ha dilatado—anunció el doctor con voz calmada—Pero es notable que las contracciones son constantes.

—Son insoportables—se quejó Ellio sujetando la mano de Alek para calmarse un poco—¿Cuándo podré parir? Quiero que esto acabe lo más pronto posible.

—Si usted lo desea, podemos preparar el quirófano inmediatamente y poner la epidural en cuanto...

—¡¿Qué!?—dijo Ellio exaltado—¡No!

—Ellio—trató de calmarlo Alek.

—¡No, yo quiero el parto natural! —exigió desesperado.

—Señor Luttrel—dijo el doctor refiriéndose esta vez a Ellio—Cuando vino a mí sabía que su embarazo era de alto riesgo, debo recordarle, que la ausencia de feromonas de su esposo y el poco tiempo de reposo con su anterior parto, hicieron de este embarazo uno más riesgoso.

—¡¿Y qué pretende, carajo?!—exclamó Ellio al borde de las lágrimas.

—Ellio...—trató Alek de reprenderlo ante el tacto hacia el doctor, pero este se veía ya acostumbrado.

—Necesita una cesárea, no veo otra manera de que los bebés nazcan exitosamente sin perjudicar a la madre—explicó el doctor.

—¡No! —dijo Ellio estupefacto, mirando con temor a los presentes.

—Ellio...—lo llamó Alek.

—No, no, no, es imposible, todos mis hijos han nacido por parto natura, estos bebés no serán la excepción—terminó llorando ante la impotencia de no poder tener su parto a su voluntad.

—Mi amor, cálmate, respira—dijo Alek tomando el rostro de Ellio con ambas manos para marcar el ritmo de la respiración—Uff... Uff...—inhalaba y exhalaba incitando que Ellio lo siguiera, pero este solo lloraba desconsoladamente.

—Podemos esperar lo que usted quiera, señor Luttrel, pero no logrará coronar a ninguno de los bebés. Su cuerpo está demasiado débil, no podrá concebir y perderá a ambos bebés si se niega a aceptar la cesárea—dijo el doctor, terminando de limpiar sus instrumentos y tirando los guantes a la basura.

Le era imposible a Ellio sentirse abrumado ante tantas emociones de angustia y tristeza. El miedo y la preocupación se entrelazaban con de decepción y frustración ante la idea de que no iba a tener su parto natural.

Si había algo que Ellio odiaba era que las cosas no estuvieran bajo su control, tantos años en las calles le habían obligado a tener todo fríamente calculado, sin embargo, ante la noticia se encontraba desprotegido.

Sentía una profunda sensación de pérdida de control sobre su propio cuerpo, algo que lo llenaba de desolación.

—Cariño—dijo Alek limpiándole las lágrimas—Creo que será mejor hacer lo que el doctor dice.

—No—negó Ellio con la cabeza, buscando separarse de Alek—Voy a tener el parto natural, puedo hacerlo.

—No, no es cierto—habló Alek a la defensiva—Cariño, no será sólo un bebé, son dos, pensé que lo que más importaba era la integridad de nuestros hijos.

—¡Su integridad no está en peligro! —gritó apretando las sábanas ante las contracciones que regresaban—¡Es mi cuerpo, sé de lo que soy capaz, tú no tienes ninguna custodia sobre mi cuerpo!

—¡Ellio! —gritó a la par Alek—Es suficiente—tomó las manos del omega obligándolo a mirarle—Te apoyé con este embarazo del cual no estábamos preparados, pero no te pondré ni a ti, ni a los bebés en riesgo por un capricho como este.

—¡Esto no es un capricho! —lloró mostrando un rostro iracundo—¡Yo jamás pondría en peligro a mis bebés! —dicho clamor fue acompañado de una dolorosa contracción que lo hizo gemir de suplicio—¿Sabes qué? ¡Al diablo! Cuando puedas embarazarte podrás elegir el parto que te plazca, pero yo soy la mamá de estos bebés y yo sé perfectamente que puedo darlos a luz.

—¿Tomarás esta decisión sin mí? —cuestionó Alek herido—¿Sin tu esposo, sin tu destinado?

—¡Sí!

—¿Ah sí?

—¡Sí, por una mierda, sí! —lloró buscando controlar el dolor sin tener éxito.

—¡Ellio, te advierto que si das a luz de manera natural haré que firmes el divorcio! —advirtió Alek con voz firme.

El rubio simplemente no pudo más. Su rostro se llenó de furia mientras miraba fijamente a su esposo, sus ojos verdes brillaban por las lágrimas de impotencia y dolor.

Fue entonces cuando la mano de Ellio se alzó y se estrelló contra la mejilla de Alek en un acto de pura desesperación y rabia. El sonido de la cachetada resonó en la habitación en un eco que lo aturdió ante las emociones que le consumían.

Alek retrocedió un par de pasos ante la reacción de Ellio. Nunca, jamás, en sus años de matrimonio, se habían levantado la mano, mucho menos golpeado, pero a pesar del dolor físico de la cachetada, el único sentimiento que le abordaba a Alek era el de preocupación.

—¡Hijo de puta! —gimió envuelto en lágrimas—¡¿Cómo se te ocurre pedirme el divorcio en un momento como este!?

—Porque sé que todo esto del parto natural lo haces por tu primer bebé—explicó sin dejarse llevar por la ira— Sé que es importante para ti sentir el nacimiento de nuestros hijos, pero no importa las veces que des a luz, las veces que tengamos hijos, Ellio, ninguno podrá ser ese primer bebé.

A Ellio se le partió el corazón. Se encontró a sí mismo temblando por la intensidad de sus propias emociones. A pesar de lo que sentía por dentro, sabía que lo que Alek decía era verdad.

—Ellio, yo no voy a permitir que pierdas a estos bebés, prefiero mil veces que me pierdas a mí antes que, a los bebés, pero no puedes tomar decisiones como si no estuviera presente, como si no fuéramos un equipo.

—Maldito bastardo...—gimió Ellio sin dejar de sollozar ante la frustración y el arrepentimiento—Tengo miedo...

—Lo sé, yo también lo tengo—confesó sintiendo como Ellio se calmaba y volvía a sujetar su mano—Pero yo estaré contigo en todo momento, como siempre lo he estado y siempre estaré.

—¿Cuidarás a los bebés? —lloró mirando con anhelo a Alek—Si algo se complica, debes elegirlos.

—Eso no pasará—rio nervioso—Dormirás un ratito y cuando despiertes estaremos todos juntos, ¿ok?

—Ok—suspiró cerrando los ojos buscando relajarse—Doctor...—llamó al médico, quien hacía un rato, se había retirado a afuera de la habitación para dejar a solas a la pareja.

—Sí, señor Luttrel—dijo el doctor entrando nuevamente a la habitación.

—Proceda con la cesárea, y ya estando ahí quiero que me opere para ya no tener más bebés—pronunció Ellio dejándose reposar en la camilla.

—¿Seguro de la ligación? Ese procedimiento tendrá un costo adicional...

—Calmase, doc., el dinero es lo que más nos sobra, solo asegúrese de dejar una linda y sutil cicatriz, no quiero que cuando regrese a mi trabajo se vea una terrible marca en mis fotos como modelo—habló Ellio tan seguro de sí mismo como de costumbre.

Alek sonrió y terminó de limpiar las lágrimas de su esposo para dejar un par de besos en su frente, mejillas y labios.

Tan pronto como Ellio y Alek firmaron los permisos, Ellio fue atendido por diferentes enfermeras para ponerles una vía endovenosa, su respectivo catéter fue llevado al quirófano para la colocación de la anestesia.

Alek entró al quirófano después de cambiarse para evitar contaminar el escenario. Vio a Ellio dormido en la camilla, tan tranquilo y sereno, con los ojos hinchados, pero descansando. Fue presente de todo el procedimiento, sin dejar de sostener la mano de Ellio, permaneciendo a su lado como lo había prometido, siendo paciente en todo momento del monitor que marcaba los latidos de su esposo, del tono de voz tranquilo del doctor y de todos los sonidos que se producían en ese quirófano.

Hasta que de pronto se escuchó silencio y del silencio llegó un llanto aturdidor. Era tan hermoso que dolía en el pecho de Alek, su primer bebé había nacido, era una niña de cabello rubio y tez blanca, igual a Ellio. La vio en los brazos de la enfermera, quien le acercó unas pinzas para que cortara el cordón que unía al bebé a su mamá.

Alek quedó enamorado de su nueva princesa, el corazón se le partía en pedazos al escuchar a su niña llorar, quería consolarla, pero fue inmediatamente llevada a la incubadora para proceder con el segundo bebé. En menos de dos minutos, Alek escuchó el llanto de su segundo bebé, un varón, idéntico a su hermana mayor, de cabello dorado y tez blanca, pequeño y precioso.

El llanto de los bebés le hizo prometerse que jamás permitirá que volvieran a llorar, nunca en la vida tendrían que llorar mientras su padre estuviera con vida.

Una vez más, Alek cortó el cordón y observó como las enfermeras lo limpiaban y lo llevaban a neonatos. Entonces el alfa se permitió besar la frente de Ellio atreves del cubrebocas que le estorbaba.

Cuando todo finalizó, el doctor ligó las trompas del omega y llevaron a Alek a cambiarse nuevamente, pero esta vez para entrar con los recién nacidos a su departamento.

Eran tan hermosos, tan perfectos. Alek quiso cargarlos, pero sabía que era un privilegio que solamente Ellio podía tener, el ser el primero en cargarlos, en sostenerlos, en darle un abrazo.

—Emily y Jeremy Luttrel—suspiró tomando ambas manitas de sus bebés—Bienvenidos.

─── ❝ Fire on fire ❞ ───

Al cabo de unos días, tanto Noah como Demian estaban de vuelta a la mansión Anderson, en donde se quedarían hasta que la salud de Demian fuera la usual.

A Noah no le gustaba mucho estar en la casa de sus suegras, no porque le fuera desagradable, sino porque se sentía como un invasor. Ya había molestado demasiado, Demian había perdido su departamento de soltero desde que se había escapado y ahora estaban los dos, sin ningún plan, una maleta llena de sueños, un hijo en camino y las expectativas del futuro. Sin embargo, Demian trataba de mantener animado a Noah mimándolo y dándole besos a cada minuto, eso le subía la moral, pero sabía que debían de empezar a tomar las riendas de su vida.

Esa noche, Noah se había esforzado por hacer una cena para ambas familias, tanto para los Anderson como para los Thatcher, que, en realidad, solamente eran Noah y Liam, ya que aún no podían conseguir un pasaporte para que ambos pudieran viajar a Escocia para reencontrarse con el padre biológico de Noah.

—¿Necesitas ayuda, cariño? —musitó Demian acercándose peligrosamente a Noah, quien se encontraba batiendo las papas para el puré que quería servir para la cena.

—Demian...—lo llamó sorprendido ante lo silencioso que era su pareja—No, mi amor, tú siéntate, te puedes lastimar—dijo preocupado, girando para sostener en sus manos el rostro de Demian, dejando en este un par de besos.

Eran una pareja acaramelada nuevamente, y es que después de todo el infierno que habían pasado, sus cuerpos exigían más que nunca contacto físico.

—¿Qué hay de ti? —rio encantado Demian sintiendo los besitos de Noah en su rostro—Estás embarazado, debes de descansar.

—Pero tú aún no te recuperas de tu herida—justificó sintiendo como Demian lo tomaba de la cintura y lo acorralaba en un rincón de la cocina—Demian Anderson, ¿desde cuándo eres tan audaz? —soltó Noah con un tono más pícaro y bajo, musitando y dejando que su aliento estremeciera la piel de su alfa.

—No lo sé, creo que estar cerca de la muerte me hizo darme cuenta de cuánto te amo—besó los labios de Noah rápidamente—¿Qué tal si hacemos de lado la cena y paso de una vez al postre? —musitó sensualmente apretando uno de los glúteos de Noah.

El omega se ruborizó y se dejó derretir ante el agarre fuerte de las enormes manos de su novio. Por dios santo, como le encantaba ese lado salvaje de Demian, estaba seguro de que sus nalgas estarían rojas por la brutal fuerza que ponía su mano contra su piel.

—Demian...—gimió rodeando el cuello del alfa con sus manos.

—Yes, baby...—respondió acechando la boca del omega.

Rápidamente, se abrieron paso a una sesión de besuqueos y toqueteos en ese pequeño rincón de la cocina. Sus labios se encontraron en un beso cargado de deseo y pasión, un encuentro ardiente que encendió una llama en lo más profundo de sus seres. Sus cuerpos se fundieron en un abrazo apasionado, cada caricia y cada suspiro transmitiendo una urgencia irresistible.

Noah sintió como la pierna de Demian se colocaba entre las suyas y comenzaba a frotar su entrepierna, excitando rápidamente. Las manos de Demian se aventuraban en la ropa del omega, levantando sutilmente la camisa que llevaba, acariciando y masajeando con sus enormes pulgares los pezones del rubio.

—Aah...—gimió entre los labios de su alfa.

Demian estaba vuelto loco. No le molestaba volver de la muerte con tal de escuchar esos hermosos gemidos de su pareja, su lengua acariciando la suya, sus manos despeinando su cabello mientras se besaban hasta perder el aliento.

Pudieron haber tenido sexo desenfrenado en esa misma cocina, de no ser porque escucharon como la puerta se había de golpe haciendo ver como la mamá omega de Demian entraba animadamente.

—¿Necesitas ayuda en algo Noah? —preguntó Amber entrando animadamente a la cocina, haciendo que Demian y Noah se separaran apuradamente—¿Todo está bien?

Noah aún no recuperaba el aliento ante tan fogoso beso que Demian le había dado. Sus piernas temblaban y en sus labios aún estaba el calor de los labios de su alfa. Se sentía en una nueve esponjosa.

—Si mamá, todo está bien—contestó rápidamente Demian—Venía a ayudar a Noah, no creo que sea buena idea que haga todo solo—besó la frente de su omega y pasó a ayudar con la vajilla para colocarla con cuidado.

Noah se quedó suspirando en la cocina. ¿Cómo es que un alfa tan virginal como Demian Anderson ahora era una bestia lujuriosa? Aunque, independientemente de la respuesta, le gustaba ver esa faceta de su pareja.

─── ❝ Fire on fire ❞ ───

Una vez Liam llegó a la residencia Anderson, fue recibido con mucho amor por Noah y Demian. Loa abrazos cálidos del omega pelinegro no se hicieron esperar, Liam estaba feliz de finalmente conocer al alfa de su hijo, se sentía completamente dichoso.

—Mamá—sonrió Noah tomando la mano de Demian—Él es Demian Alexei Anderson Fossati, mi novio—sonrió presentando a su alfa ante su mamá.

—Es todo un placer finalmente conocernos—saludó Demian tomando la mano de Liam dejando un beso en el dorso de su mano.

—Cielos—se ruborizó Liam al ver a tan precioso caballero que tenía frente a él—Noah hablaba mil cosas sobre ti, no mentía cuando dijo que eras todo un príncipe.

—Bueno, es imposible no serlo cuando todos los días son un cuento de hadas al lado de Noah—giró hacia Noah y sonrió encantado.

Noah aún no comprendía cómo Demian podía hacer que se enamorara una y otra vez de él.

Una vez Liam entró, fue llevado hasta el comedor en donde se encontraban de pie las madres de Demian.

—Señor Thatcher—saludó Maya, acercándose junto a su esposa a saludar amistosamente a su consuegro—Es todo un placer finalmente conocerlo—extendió su mano recibiendo el suave tacto del omega.

—El placer es todo mío—sonrió sintiendo como su corazón era llenado por la amabilidad y calidez del matrimonio.

—Yo soy Maya Anderson, madre alfa de Demian, y mi esposa...

—Amber Fossati—saludó Amber dejando un beso en la mejilla de Liam que lo hizo ruborizar ante el amable gesto—Soy la mamá omega de Demian, es todo un gusto finalmente conocer a la mamá de Noah, hemos escuchado muchas cosas sobre usted y estamos felices de que haya podido venir esta noche a nuestro hogar.

Liam al instante se sintió conmovido. Ya veía porque su hijo, pese a todo mal, había estado siempre tranquilo y a salvo. Llegó a comprender que se trataba gracias a esas hermosas personas, eran tan hospitalarias que era abrumador.

—Si no les molesta, tomemos asiento para comenzar la cena—aportó Noah llevando a su mamá hasta el asiento que tenían destinado.

Una vez se pusieron cómodos en sus lugares, comenzaron con el festín. Noah se sintió más tranquilo cuando vio en el rostro de todos un gusto por la comida que había preparado. Le fue imposible no suspirar de alivio, a lo cual Demian captó y reconfortó en un beso en la mano de su omega.

—Díganos, señor Thatcher...—inició la plática Maya, tan formal como siempre.

—Por favor, llámenme Liam, después de todo, ahora somos familia—interrumpió queriendo ser más íntimo con los presentes.

Maya solamente sonrió. Era verdad, eran una familia, debían de tratarse como una.

—Liam—sonrió—¿Cómo se ha sentido estos días?

—Todo es un proceso—suspiró bebiendo un poco del vino blanco que habían servido, esperando que ese amargo trago no lo fuera tanto como las palabras que iba a soltar—Viví mucho tiempo en un sistema de abuso, por lo que es difícil incorporarme a una realidad 'normal'. Sin embargo, es difícil, más no imposible, actualmente estoy viviendo con mi hijo Cameron y su prometida mientras esperamos que se tramite mi pasaporte para volver a Escocia con mi pareja.

—Pensé que Bas...—habló Noah queriendo decir el nombre de Bastian, su padre, pero el extraño sentimiento de nombrar a su progenitor por su nombre de pila lo hizo sentir extraño—Perdón, pensé que mi padre vendría a Londres.

—Me temo que las cosa no son tan fáciles, cariño—dijo Liam tomando la mano de Noah—Mi vida no es aquí, sino al lado de mi alfa, en mi país, temo que no tengo ni documentos que me hagan ciudadano o residente de este país, por lo que lo más sensato es volver hasta que todo se calme y pueda conseguir estabilidad.

Noah se sintió triste por su mamá. Tanto él como Liam habían pasado un infierno en la tierra y ahora sus vidas tenían que ser reconstruidas de los escombros. No era justo, aun en libertad seguía habiendo vestigios de sus cadenas.

—Supongo que Noah también irá con usted—dijo Maya con muy poco tacto, fue tan directa que Amber tuvo que golpear su pierna por debajo de la mesa—¿Qué? —volteó a ver a su esposa desconcertada, pero todo tuvo sentido cuando volteó a ver el rostro lleno de preocupación de la joven pareja.

Tanto Demian como Noah sabían que era inevitable el reencuentro de la familia Glenn, pero jamás habían pensado en la posibilidad de separarse.

—Bueno, eso depende de Noah—suspiró Liam.

—Demian y yo hemos estado separados mucho tiempo—dijo Noah sin soltar la mano de su alfa—Tal vez no tanto como mis padres, pero se ha sentido igual de terrible, por lo que tenía pensado pasar un par de meses con mi familia y volver para el parto del bebé.

—Esa es una maravillosa idea—dijo Amber tratando de hacer más ameno el ambiente—Ya quiero tener al pequeño cachorro en esa casa, prepararemos el cuarto del bebé y estará listo cuando regresen.

Fue entonces cuando Maya dio un largo y profundo sorbo a su bebida. Demian intuyó que la hora de los reclamos iba por empezar. Odiaba que su madre fuera tan estricta, sabía que el amor que le tenía era ajeno a sus exigencias, pero eso no hacía que fueran menos irritantes.

—Qué curioso—expresó Maya—No escuché que estuvieran comprometidos.

—Oh, por favor querida, es más que obvio—dijo Amber consciente de que la joven pareja estaba comprometida a pasar el resto de sus vidas juntos.

—Demian y yo nos comprometimos hace ya mucho tiempo—dijo Noah sonrojado sin saber a dónde mirar.

—Nos hemos comprometido muchas veces madre—contestó Demian besando la mano de Noah—No necesitamos de una ceremonia, anillos o siquiera preguntarlo—sonrió mirando a su omega con devoción—Noah y yo sabemos que nos vamos a casar, la marca en su nuca es la mejor propuesta de matrimonio.

—De hecho, si me interesa que haya un acuerdo por parte de ambas familias, teniendo en cuenta de que una marca y un bebé no es suficiente para estipular un matrimonio—dijo Maya frunciendo el ceño—Liam, como sabes, estamos en la espera de ser abuelos, pero el que nuestros hijos se conviertan en padres no quiere decir que dejen de ser niños.

—Carajo...—musitó Demian dando igual un trago a su vino.

—Y queremos asegurarle que Noah tendrá todo nuestro cariño y cuidado como lo hemos tenido hasta hoy, pero, también queremos asegurarnos de que el matrimonio entre nuestros hijos sea fuerte y no sucumba a romperse—explicó la alfa.

—Puedo asegurarle que mi esposo y yo estaremos más que comprometidos con la unión de esta familia, siempre y cuando nuestros hijos estén de acuerdo—contestó Liam—Como sabe, fui obligado a estar con alguien que no amaba, y lo último que quiero es que mi hijo sufra lo mismo que yo, sino que disfrute de su pareja y su hijo.

—Eso planeamos—dijo Noah—Pero sé que formar parte de la familia Anderson también es una responsabilidad—contestó mirando a Demian.

—Bien—dijo Maya colocándose en una posición más firme y recta—Como matrimonio deben de tener sus propios bienes, así que nosotras les regalaremos una casa donde puedan vivir, ustedes la elegirán a su gusto, pero deben de tenerla antes de que termine el primer trimestre del embarazo.

—¿Por qué tan pronto? —cuestionó Demian—¿Tanto detestas nuestra presencia?

—Todo lo contrario, mio caro—expresó Amber—Al terminar el primer trimestre del embarazo, nosotros los omegas necesitamos de nidos y feromonas de nuestra pareja, es vital para nuestro embarazo y podría ser perjudicial que Noah esté en la misma casa donde conviven dos alfas, tantas feromonas afectarán a su bebé.

—Yo casi pierdo a Noah al ser arrebatado de mi pareja—agregó Liam—Es terrible para un omega estar embarazado sin su alfa, más si se encuentra marcado, por lo que apoyaré la iniciativa de tu madre, en cuando Bastian y yo nos encontremos, cooperaremos para que tengan un hogar sólido.

—Además—siguió Maya—Ambos continuarán con sus estudios, Demian terminará su maestría y Noah tomará clases particulares con un amigo de la familia, presentará los exámenes para poder titularse, mientras que, Demian—dirigió la mirada a su hijo—estarás en la compañía ayudando como auxiliar, empezarás desde abajo, pero si tu desempeño es formidable podré ascenderte—dijo la alfa viendo como el rostro de Demian se tornaba serio.

—Creí que no querías que usara de mis privilegios para conseguir trabajo—soltó con un tono de voz crítico—¿Ahora quieres ayudarme? ¿Después de sacarme a patadas de esta casa y dejarme desahuciado?

—No exageres, Demian, te ayudamos a que te independizaras—contestó su madre serena ante los reclamos de su hijo.

—¡Me corrieron de la casa! —exclamó azotando la mesa ante la demencia que tenía su madre.

—Y creciste—contestó la alfa—Debes de seguir creciendo para forjar un carácter, el mismo carácter que necesitarás para ser el padre de tu hijo.

Noah sabía que Maya decía esas duras palabras porque amaba a Demian. Quería que su hijo no volviera a sufrir de la forma en la que había sufrido, ahora, comprendía lo que sufría una madre al pensar en que su hijo podría correr peligro.

—Yo también creceré—tomó la mano de Demian y lo miró con añoranza—Tengo apenas veintidós años, lo único que he aprendido en la vida es doblar sabanas, tender camas, lavar el piso y obedecer, pero ustedes me han dado un nuevo comienzo, nos han dado las bases para que nuestra familia sea fuerte, por lo que, de ahora en adelante, creceremos, tanto, que se sentirán orgullosos de nosotros.

─── ❝ Fire on fire ❞ ───

Liam se había ido una vez la cena terminó. Cameron pasó por él para llevarlo a descansar a su nuevo departamento, mientras que Noah y Demian, se encontraban en su habitación alistándose para dormir.

—¿A qué te referías con "yo también creceré"—preguntó Demian mientras entraba al baño observando como Noah se hacía su rutina de skin care?

—No te entiendo—musitó sin dejar de untarse sus cremas de manera religiosa. Observaba a Demian a través del espejo, recargado en el marco de la puerta sin playera y unos shorts halagos. Se veía jodidamente sexy.

—Puedo soportar los tratos de mi madre, sé perfectamente que es su manera de protegerme, y aunque no ha sido muy cariñosa conmigo, sé que todo lo que hace es porque me ama, pero tú, no tienes que soportar esto—dijo haciendo notar que se encontraba algo molesto—¿Hiciste algún trato con mi madre?

Noah sumergió su rostro del el agua que salía del grifo, como queriendo evitar la pregunta, pero cuando se alzó para retomar el aliento, se percató con que el alfa estaba detrás de él, intimidándolo, no de una manera espeluznante, sino, más bien, dominante.

—Noah—suspiró Demian el nombre del omega en su oído, haciéndolo estremecer—¿Te comieron la lengua los ratones?

Noah solo pudo reír nervioso, pero esa respuesta no le agradó al alfa, el cual, sabía perfectamente como ganarse la honestidad del omega.

—Aah...—gimió Noah, sintiendo la mano de Demian adentrarse a su ropa interior y colándose en sus nalgas, apretándolas fuertemente y dejando una suave, pero firme nalgada en su carne—¡Aght! —volvió a gemir mientras desviaba la mirada para evitar ver los zafiros de Demian a través del espejo.

—Vamos, mi amor, prometimos no más secretos—besó el cuello del omega.

Noah se sentía mareado, realmente moría de ganas de coger con su prometido. Pero sabía que su salud no era la más óptima para eso, por lo que decidió darse la vuelta y sentarse en el lavamanos del baño, de esa forma, le hacía frente al alfa y evitaba sus seductoras caricias.

—Bueno...—comentó tratando de recuperar el aliento—Tu madre dijo que si quería casarme contigo necesitaba demostrar que los accidentes pasados no se volverían a repetir.

—Aja—expresó Demian acariciando de arriba a abajo las piernas del omega.

—Y parte del trato fue que me debo de retirar del modelaje.

—¡¿Qué?!

—Solo mientras el bebé crece, además, mi relación con Ellio está fracturada, no creo que quiera verme, mucho menos contratarme—comentó con un puchero—Ese sueño murió hace mucho, creo que hasta me da vergüenza pensar en volver a esa vida.

Demian suspiró decaído. No le agradaba la idea de que su madre se metiera en la vida privada de su pareja, mucho menos que trataran temas como sus intereses, sueños y metas. Demian sabía perfectamente lo que su madre esperaba de él, pero no veía la razón por la cual involucrar a Noah.

—Cariño—besó la frente de Noah—Tú puedes hacer lo que quieras de tu vida—lo tomó del mentón haciendo que el omega lo mirara a los ojos—Jamás voy a olvidar la primera vez que te vi modelar.

Noah rio nervioso.

—Ja—soltó con pena—¿Cómo podrías olvidarlo? Parecía una ramera barata, solo un ridículo en paños menores.

—Parecías un ángel—dijo Demian haciendo que Noah se quedara sin habla—Te veías feliz y seguro, como si el modelaje te aportara una seguridad propia que nadie más podía brindarte, ni siquiera yo.

—Pero, aun así, ¿qué dirán de ti si se enteran de que tu esposo es un promiscuo que le gusta ser fotografiado semidesnudo? —cuestionó ansioso—Lo último que quiero es darte problemas o traer vergüenza a tu familia, ya he sido un lastre por mucho tiempo.

—¿De qué hablas, cariño?—rio Demian sin soltar a Noah de sus manos—Al carajo lo que opinen los demás, yo seré el alfa más jodidamente afortunado del mundo al ser esposo del omega más sexy y erótico que ha tocado la faz de la tierra, además, tú ahora eres mi familia—sonrió besando los labios del omega rápidamente—El niño en tu vientre es mi familia ahora, no mis madres, no tus padres, sino nosotros tres—mostró una sonrisa encantadora que dejó sin habla al omega—Así que olvida ese trato con mi madre y hazme una promesa ahora mismo.

—¿Qué tipo de promesa?

—Que, a partir de ahora, tu prioridad será única y exclusivamente tu felicidad.

Parecía tan fácil.

Noah jamás había permitido ser feliz. Toda su vida se había dedicado a seguir órdenes, soportar abusos, fingir algo que no era para sobrevivir, tratar de aparentar ser alguien fuerte para no salir lastimado, pero ahora, no tenía que fingir, no tenía que obligarse a nada, salvo a ser feliz.

Finalmente, después de mucho tiempo, podía permitirse ser feliz.

¿Alguien más nota que Demian es mucho más cachondo que de costumbre? 🥵

No es mera concidencia jejee, espero que hayan discrutado la lectura, les seré honesta, he decidido subirlo así porque de lo contrario el capítulo sería mucho muy demasiado extenso (literal, aquí me faltaron todavía tres escenas, pero creo que con eso basta)

¡NACIERON LOS GEMELOOOS! Ellos son Emily y Jeremy :) ellos jugarán un papel muy importante más adelante, por lo que les recomiendo estar al pendiente de mis proximos proyectos.

De este mismo modo, damos conclusión a la relación de Milo con Nicholas, ¿oh no?, digamos que el tiempo lo dirá jejeje.

Una cosa es segura, extrañaba mucho escribir a Noah y a Demian como una pareja de melosos, les prometo que apartir de ahora no habrá tanto drama (igual, trataré de hacer un árbol genealogico para explicar estas cosas de la paternidad de Noah)

¡Muchas gracias por leer! Nos vemos, espero, muy pronto :)

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