Capítulo 31
Demian estaba profundamente dormido, estaba cansado tanto física como emocionalmente, sin embargo, la insistente presencia del pequeño gatito tratando de despertarlo hizo efecto después de un par de maullidos, mordidas y arañazos.
—Auch—masculló quitándose de encima al mínimo—Eres lindo, pero doloroso—acaricio el pelaje del gatito y lo bajó de la cama. Cuando desvió su vista al otro lado de la cama se percató de que estaba solo.
Se puso de pie, pero contrario a la noche anterior, lo hizo con calma, dispuesto a encontrar a Noah en cualquier rincón de la casa. Supuso que pudo haber escapado, pero esa idea fue borrada de su mente en cuanto llegó al pequeño patio de la casa y encontró al omega sentado en el columpio del pórtico trasero.
Lo encontró sereno, viendo hacia el horizonte, sin expresión alguna, como si estuviera reflexionando profundamente, por lo que quiso solo observarlo, mirar detalladamente cada facción del bello rostro del omega, sin embargo, el gusto le duró muy poco cuando Noah sintió que alguien lo miraba y dirigió su vista hasta Demian.
—B-Buenos días—comentó sin saber por qué se había puesto nervioso—¿Dormiste bien?
—Si—sonrió volviendo a dirigir la mirada hacia el patio—Creo que ha sido la primera noche que dormí bien—respiró profundamente haciendo que su cuerpo subiera y al otro segundo bajara al exhalar. Eran pequeños detalles que enamoraban a Demian.
—Me alegra saber que descansaste—se recargó en el marco de la puerta—¿Te sientes bien?
—Ligero—contestó—Creo que fue bueno compartir todo lo que me ha pasado con alguien que no sea Ellio o Alek—comentó poniéndose de pie para llegar hasta Demian—Perdóname, por lo de ayer—musitó avergonzado.
—Mi amor, ser honesto y compartir tus inseguridades con tu pareja no es algo que deba apenarte, mucho menos hacerte sentir culpa—comentó tomando la mano de Noah para besarlo—Estuve pensando en lo que me dijiste sobre tu matrimonio arreglado, y creo que necesitamos tomar medidas legales.
—Alek ya lo está haciendo—comentó sin soltar la mano de Demian—Pero no tengo mi celular, supongo que tampoco han dado con mi paradero, así que no sé cuánto tiempo necesitará, el matrimonio se hizo oficial hace semanas, créeme que todos deben de estar buscándome.
—Yo no voy a permitir que nos encuentren—besó la frente de Noah—De igual forma, existe otra forma de que esta pesadilla termine más rápido, pero no pienso que te guste.
—¿Te refieres a las protestas? —rio sutilmente—No es que no quiera casarme contigo, pero ¿no es algo tarde para eso?
—Sé que es tarde—se sonrojó al escuchar que al omega no le disgustaba la idea de casarse con él en un futuro—Pero nos daría algo de tiempo, además, mis madres se casaron cuando mi madre hizo protesta segundos antes de que casaran a mi mamá con otro alfa.
—Alex es un buen abogado, estoy seguro de que él se encargará de todo, así que supongo que la protesta sería un plan 'B'—comentó nervioso.
Las protestas eran un término usado cuando los omegas eran obligados a casarse con un alfa, sin embargo, si un segundo alfa se mostraba interesado en el mismo omega, entonces hacía una protesta frente a un juez y se abría un lapso de tiempo en donde ambos alfas cortejaban al omega hasta que uno de ellos pudiera convencer a la familia del omega que era el mejor partido. Las madres de Demian se habían conocido así, tuvieron que estar juntas por un largo tiempo, mismo tiempo que utilizaron para conocerse, sin embargo, la razón por la que habían terminado juntas fue porque se habían embarazado de Demian, por lo que el juez no tuvo más opción que casarlas.
—Oye no estés triste—sonrió acariciando el rostro serio de Demian—Podemos casarnos cuando tengas una mejor propuesta de matrimonio, solo sé más creativo—rio dándole un beso en los labios de su amado, tuvo que ponerse de puntillas para lograrlo, un acto que fue muy tierno a los ojos del alfa.
—La tendré lista en la tarde—comentó juguetón—Creo que el mariachi llegará en un par de horas.
—¿Mariachi? —rio abrazándose del cuello de Demian.
—No pude conseguir a Maroon 5—bromeó cargando a Noah hasta el interior de la casa.
Iban a desayunar tranquilamente, mientras que se ponían de acuerdo con lo que harían con el matrimonio arreglado, lo harían con calma y juntos, después de todo,
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Ellio iba caminando lo más rápido que podía por los corredores del edificio en donde trabajaba Alek. Estaba feliz, se le notaba a mil kilómetros de distancia, traía en sus manos un pequeño sobre de color amarillo, se sentía en las nubes, tuvo que abandonar todo su trabajo para poder darle la noticia personalmente a su esposo, ya en la tarde lo haría conocer a sus hijos.
Caminó y caminó hasta que finalmente llegó a la oficina de Alek, sin embargo, se percató de que la secretaria no estaba en la recepción de la oficina, era extraño, pero no le dio tanta importancia, después de todo tenía preferencia sobre cualquier otra persona. Abrió la puerta, encontrándose con una escena asquerosa.
Alek estaba en una esquina de su oficina, estaba pálido, una de sus manos tapaba su nariz y boca como si estuviera a punto de vomitar, mientras que se le encimaba la nueva secretaria que había contratado, quitándose la parte superior de su ropa mientras esparcía feromonas, como si quisiera seducir al alfa.
—Hija de...—ni siquiera pudo terminar de formular su oración cuando se le encimó a la mujer.
Ellio jaló fuertemente el largo cabello de la secretaria y la arrastró por el suelo hasta llegar al pasillo. No le importó que la perra le rasguñara sus manos, tampoco que estaba semidesnuda, todo le importaba una mierda, lo único que quería era que esa gata se separara de su alfa.
—¿¡Qué le pasa!?—exclamó llorando en el suelo.
—¡Cállate maldita gata rompe hogares! —gritó empujando nuevamente al suelo a la mujer cuando quiso ponerse de pie—¡Escucha bien desgraciada bruja mal parida hija de puta, porque solo lo voy a decir una vez! —exclamó intimidando fuertemente a la secretaria—¡Ese hombre de ahí adentro es mi esposo! No está disponible, no busca una aventura, no quiere nada contigo y ni en millón de años se enfocará en una zorra desgraciada que piensa que enseñando sus ubres de vaca podrá ganarles a diez años de matrimonio.
—P-Pero...
—¡Pero nada! —exclamó furioso—Recoge tus cosas, estás despedida.
—¿¡Qué!?—se puso de pie mientras torpemente entre lágrimas se acomodaba su ropa—El que debería despedirme sería el señor Luttrel, usted es solo su esposo, pero no lo hará, ya que se dio cuenta de lo maniático y tóxico que es su omega.
Ellio giró su mirada hacia la oficina, encontrándose con Alek vomitando en el bote de basura que tenía en su escritorio. Obviamente, las feromonas de esa mujer lo habían hecho sentir náuseas, solamente podía aceptar las feromonas de Ellio, era natural que sentir otras feromonas lo hicieran vomitar, sin embargo, no descartaba que se tratara por lo que tenía en el interior del sobre
—Temo que está indispuesto, tendrás que conformarte conmigo—encaró acercándose al escritorio de ella—Y para tu información, no solo soy su 'maniático y tóxico' omega, también soy su destinado, la madre de sus hijos, además de que soy accionista de esta empresa, por lo que también soy tu jefe, por lo que mi palabra es ley. Y no creas que te corro porque decidiste menear tu culo y seducir ¡a mi esposo! —exclamó lanzando un par de documentos al suelo—Sino porque es acoso sexual, algo por lo que te pueden correr, aunque seas una mugrosa lava platos, así que yo te sugiero que salgas de este edificio y regreses a la alcantarilla de la que saliste.
La omega ya no pudo responder a eso, solo salió corriendo hacia las escaleras en un intento de que evitar ser vista.
Ellio suspiró, se sentía orgulloso aun poder poner la basura en su lugar. Volvió al interior de la oficina sin cerrar las puertas, al contrario, también abrió las ventanas y sobó la espalda de Alek, quien no se había alejado del bote de basura, aún tenía náuseas por las feromonas que la otra omega.
—Perdón—comentó con voz ronca por la fuerza de que había hecho su garganta.
—Es la segunda que tengo que despedir, deberías considerar volverme un accionista real, al poco tiempo se darán cuenta de que es falso—bromeó ayudando a que su pareja se pusiera de pie. Lo sentó en la silla de su escritorio y llamó a recepción—Hola Marc, disculpa, ¿puedes traerle un vaso de agua, mentas y unos analgésicos al señor Luttrel? Gracias—colgó la llamada—¿Qué carajos pasaba por su cabeza? ¿Acaso quería un aumento?
—Dijo que estaba enamorada—gruñó recargándose en el respaldo de la silla—Le dije que era mejor que siguiera con su trabajo y que hiciéramos que nunca había dicho eso, pero se mostró insistente, me acorraló, comenzó a soltar sus feromonas y solo tenía ganas de vomitar—musitó tratando de controlar inútilmente sus mareos—Se comenzó a quitar la ropa antes de que llegaras, perdóname por no haber hecho algo antes, pero sabes que sería incapaz de fijarme en alguien que no seas tú.
—Lo sé—comentó honesto. Era verdad, no había secretos, existía una verdadera confianza entre Ellio y Alek, no había lugar para dudas o engaños, era imposible, se amaban y respetaban profundamente—Pero en serio, la próxima vez que contrates a un secretario o secretaria, procura que en el currículum diga 'estoy en una relación por lo que me comprometo estrictamente a no ponerle los ojos a mi jefe, porque de hacerlo el maniático de su esposo me hará cachitos'
Alek rio por ese comentario. Amaba a Ellio con locura, no era capaz de engañarlo con otro, no era capaz de ver a otras personas porque para Alek, todo el mundo giraba al rededor del omega. Era una dependencia casi dañina, pero no la podía evitar.
—¿Ya sabes algo de Noah? —comentó cerrando sus ojos para que la luz no le ocasionara más jaqueca.
—Nada—suspiró sentándose en el escritorio—Pareciera como si se hubiera esfumado, no eres el único que pregunta por él, mis accionistas quieren una línea de lencería modelada única y exclusivamente por él, pero ni siquiera entran las llamadas a su celular, no lo he visto en el viejo distrito, tampoco por su casa. Estoy preocupado.
—¿Y ese sobre? —preguntó al notar como Ellio no lo había soltado pese al forcejeo—¿Es una carta de Noah?
—No—sonrió dejando el escritorio para sentarse en las piernas del alfa—Fui al doctor—musitó liberando un par de feromonas para que pudiera calmarlo un poco—Dicen que todo está de maravilla, los tres estamos saludables y fuertes, pero no debo de tomarme tantas libertades como con Zaid—comentó llamando la atención del alfa, quien se enderezó en el asiento pese al gran dolor en su cabeza—El doctor dijo que a mi edad debo tener más cuidado—comentó con un tono risueño—¿Qué edad se supone que tengo? Aún soy lo suficientemente joven como para sacar de las greñas a todas las gatas que quieran seducir a mi esposo—rio.
—¿Los tres? —cuestionó preocupado.
—Tengo seis semanas de embarazo—comentó feliz.
—Ellio...—sonó preocupado.
—¿No es genial? —sonrió abrazando al Alek—No quería decirlo así, te tenía este sobre con una tarjeta tonta, pero ya olvidarlo—entregó el sobre.
Alek lo abrió desesperado y efectivamente había una tarjeta que decía 'Hola, papá' con la imagen de una ecografía y dos pequeñas manchas en ella. Pasaban muchas cosas por su cabeza, se suponía que ya no podían tener más hijos, se suponía que Zaid iba a ser el último, pero ahora no solo Ellio estaba embarazado, sino que venían dos en camino.
—No te noto muy feliz—comentó decaído.
—Es que...—rio nervioso—Se suponía que ya no tendríamos hijos, se suponía que nos estábamos cuidando.
—Bueno, se suponía que ya no íbamos a tener más hijos después de Magnolia, pero llegó Dylan y suponíamos lo mismo con Connor, Brook y Zaid, pero aquí están y los amamos porque los hicimos con amor—explicó un poco a la defensiva—¿Tratas de decirme que es mi culpa?
—No cariño, claro que no—trató de calmarse—Pero no podemos tener más hijos.
—Si podemos—corrigió—Tenemos dinero, nuestra propia casa, no nos falta el trabajo y les damos comida, agua, techo y comodidades a nuestros cachorros, algo que, por cierto, yo no tuve.
—No me entiendes corazón—suspiró al notar que el tono de voz de Ellio había cambiado drásticamente—Podemos darles todo lo material que queramos a nuestros cachorros, pero ¿qué hay del tiempo? Nos perdimos los primeros pasos de Brook, no acompañamos al primer día de clases de Connor, olvidamos ponerle dinero a la almohada de Dylan cuando se le cayó su primer diente, faltamos a la graduación de Magnolia del preescolar.
—Lo compensamos, los llevamos a Disneyland.
—Y con cosas materiales—comentó irritado—No lo sé, tal vez Zaid en este momento esté diciendo sus primeras palabras y nosotros estamos aquí, ¿y ahora tendremos a otros dos a los que tampoco podremos atenderlos?
—¿Y qué sugieres? —gruñó poniéndose de pie—¿Qué me deshaga de ellos? ¿Qué abandone todo por lo que he trabajado? ¿Quieres que aborte?
—Sabes que no te pediría eso, solo pensé que ya no tendríamos más hijos, esto es una sorpresa—comentó tratando de tomar la mano de Ellio, pero este se alejó—Mi amor—suplicó—Perdona mi reacción, tal vez no era lo que esperabas, pero creo que es una noticia que debemos de tomar con calma, sin embargo, te apoyaré como lo he hecho siempre.
Ellio se quedó callado, no le terminaban de agradar las palabras de Alek, sobre todo porque tenía razón. Amaba a sus cachorros con su alma, pero los había descuidado gravemente. Por fortuna, el chico de la recepción había llegado con el pedido de Ellio, lo que permitió que los mareos cesaran y que Alek se sintiera mejor.
—Gracias Marc, por favor, cancela todas las citas del señor Luttrel y llama a mi secretaria para que cancele las mías—comentó Ellio haciendo que el joven se retirara—Bien, tomaremos esta noticia con calma, iremos por nuestros cachorros y pasaremos toda la tarde con ellos, pero estos bebés saldrán de mi vientre cuando nazcan.
—Entonces tendremos que conseguir una casa más grande—bromeó poniéndose de pie para salir con Ellio tomados de la mano.
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La casa de la familia Miller estaba abandonada, ni la matriarca ni la servidumbre estaban, por lo que era una excelente tarde para que Liam Thatcher, de las pocas en las que podía salir del sótano y disfrutar de la luz solar. Junto a él estaba su hijo, Cameron, a quien notaba más relajado, por primera vez en mucho tiempo lo notaba preocupado por la salud de su madre.
—¿A qué hora volverá tu madre? —preguntó mientras caminaban por el inmenso jardín.
—No hemos sabido de Noah, se supone que estaría en la casa de Nicholas Ivanov, pero no encuentran a ninguno de los dos, así que ambas familias los están buscando, suponen que se fugaron, pero no saben si están juntos—contestó sin ningún tipo de tono embustero.
—Me preocupa tu hermano, quisiera poder ayudarlo—comentó melancólico—Me siento culpable por todo lo que está pasando— y verdad, si tan solo Liam hubiera sido más fuerte, las cosas serían diferentes para ambos—¿C-Cómo está tu prometida? —preguntó cambiando el tema mansamente, pero se relajó cuando notó una sonrisa en su hijo.
—Bien, esperamos adelantar la boda dentro de poco—contestó feliz—Por cierto, hace días llegó una carta de Escocia, es extraño ver que manden aún estas cosas, pero no lo es tanto si el destinatario no tiene contacto con la humanidad—comentó sacando de su bolsillo un sobre doblado con cuidado.
El aliento de Liam se escapó, solo había una persona en Escocia que estaba lo suficientemente loco como para mandar una carta en pleno siglo XXI. Tomó el papel y lo desplegó cuidadosamente, podía sentir como su corazón se salía de su pecho, sus piernas no resistieron más y cayó sobre el césped mientras sus lágrimas bajaban por sus mejillas.
—Bastian—sonrió al ver el nombre, su alfa al reverso de la carta.
Si, Liam en realidad tenía a una pareja destinada, un alfa que no era la madre de Cameron, sino el verdadero padre de Noah, su verdadera pareja destinada. Sus manos temblaban al solo portar las hojas y visualizar nuevamente la caligrafía de su amado, inclusive, podía sentir un par de feromonas impregnadas en el papel.
'Querido Liam.
Si tan solo supieras lo desgarrado que ha quedado mi corazón con tu última carta, no puedo soportar todo el dolor que has tenido que soportar por nosotros tres, sin embargo, ver tu fortaleza me hace fuerte también, hace que la espera de volver a sentir tus labios sea menos pesada.
Te amo Liam, no hay un segundo de mi día en donde no lo haga, y no existe un momento en el que te deje de extrañar. Mi amor, por favor, por lo que más quieras, por favor espera, pronto nos volveremos a ver nosotros tres, tú, nuestro hijo y yo. Tus cartas no le han de hacer justicia, debe de ser tan guapo y hermoso como su madre. Cuando esta pesadilla acabe, ven a Escocia, a nuestra casa, siempre salgo a las cinco de la tarde para ver si un día vuelves a mis brazos. Te extraño con mi alma, ojalá hubiera sido más fuerte en aquella ocasión cuando nos separaron, pero ahora lo seré para no morir por su ausencia.
He de agregar que estoy bien, ¿recuerdas ese proyecto de las florerías que tenía pensado?, bueno, me enorgullece decirte que ha sido todo un éxito, y cuando vuelvas te esperaré con mil rosas, quinientas orquídeas, doscientas gardenias, cien tulipanes y con mi corazón abierto. Te amo Liam Thatcher, la espera no será larga, pero nuestro amor sí.
—Tan cursi como siempre—sonrió abrazando el papel con cariño mientras limpiaba sus lágrimas—Gracias Cameron—le regló una sonrisa a su hijo menor, no sabía que era lo que le pasaba, pero lo notaba distinto, se lo atribuía a la omega con la que se iba a casar, tal vez realmente se había enamorado.
—Será mejor entrar—comentó fingiendo que no le daba importancia—Si quieres redactar una respuesta puedes hacerlo y yo la enviaré—agregó llamando la atención de Liam—No es seguro que aún se contacten por teléfono, las cartas se pueden quemar, pero si son llamadas mi madre los descubrirá.
—Lo sé—suspiró poniéndose de pie—Espero que no encuentren a Noah.
—Pero si Noah no se casa con Nicholas, no podrás volver a ver a Bastian—comentó caminando al lado de su madre hacia el interior de la casa.
—La vida de mis hijos es más importante—comentó—También eres mi hijo Cameron, no podría poner mi vida sobre la tuya.
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—Yo quiero ir—hizo un puchero desde la cama mientras veía como Demian se ponía una sudadera limpia—No quiero estar solo.
—Aún estás débil, corazón, es mejor que te quedes, te prometo que no te voy a tardar—se acercó para besar dulcemente los labios de su amado—Solo iré a comprar unas cosas, no tardaré tanto.
—Pero no quiero estar solo—volvió a repetir ahora en un tono más calmado debido al reciente beso. Era un sentimiento muy bello.
—Te compraré lo que tú gustes—abrazó a Noah de la cintura mientras le repartía un par de pequeños besos en todo su rostro—Pero necesito que te repongas, parece que la droga perdió su efecto, pero creo que necesitas algo de paz—besó por última vez los labios de Noah—Una hora, no, solamente estaré afuera una media hora.
—Bien—musitó decaído abrasando a Demian antes de que se fuera.
Sin más, el alfa salió de la casa con el destino del supermercado, procuraría ir lo más rápido posible y comprar lo necesario, su presupuesto había bajado consideradamente en los últimos días, por lo que usaría la tarjeta que le daba su madre en caso de emergencia, sin embargo, la ausencia de alimento hacía que su instinto proveedor como alfa lo volviera un poco ansioso, no podían vivir para siempre así, iban a necesitar de un plan.
Noah estaba aburrido, tranquilo, pero aburrido. Ni siquiera el gatito que jugaba el cordón de la sudadera de Demian podía entretenerlo. Decidió dormirse un momento, pero estaba cansado de dormir, estaba cansado de parecer un inválido, aunque fingir que todo estaba bien ya había sido lo suficientemente doloroso.
—Demian...—suspiró triste. Era una depresión demasiado cursi, claro que lo extrañaba, pero no era como antes, sabía que Demian iba a volver en menos de una hora, pero la espera era desesperante para el omega. El minino maulló un par de veces saltando de la cama al suelo—¿Tienes hambre, pequeño? —preguntó sin obtener respuesta, pero al notar como el mínimo se acercaba a la cocina no tuvo más opción que ponerse de pie—Santo cielo...—musitó a duras penas poniéndose de pie.
Caminó hasta la cocina en donde encontró un par de latas de atún escondidas en el fondo de la vacía alacena. Tomó un plato de plástico y vertió el contenido para dejárselo al pequeño, ni siquiera sabía si era algo que podía de darle a un gatito, pero no tenía su celular para poder hacer una búsqueda en internet, sin embargo, una parte de él supuso que la computadora de Demian estaría cerca, por lo que volvió a la habitación en búsqueda del aparato.
Sin embargo, algo se sintió diferente, hubo un ligero mareo y una punzada en su cuello. Su respiración poco a poco comenzó a sentirse algo agitada, ni siquiera supo en qué momento cayó al suelo y él sudó, comenzó a bajar por su cuerpo. Hacía frío en la habitación, pero Noah solo sentía un calor agobiante recorrer su cuerpo, sumado a una excitación inexplicable que lo consumía por dentro y mojaba su entrada.
—No puede ser...—musitó adolorida por las punzadas. Sin darse cuenta, sus jadeos comenzaron a convertirse en gemidos, su entrada comenzaba a humedecerse y a dilatarse por su propia cuenta.
No era el momento, aún faltaba tiempo para su celo, era imposible que después de recuperarse de la droga de la nada entrara en celo. Pero no era así, le tomó un par de segundos recordar lo que había dicho el doctor en aquella ocasión, y es que uno de los efectos segundarios de la droga era que el celo de Noah se adelantaría.
—D-Demian...—lloró en el suelo ante la ausencia de su alfa, necesitaba ayuda para calmarse, no solo su apetito sexual, sino su ansiedad al estar solo.
Pero no importaba cuantas veces lo nombrará, simplemente no había respuesta por parte del alfa, lo cual creó un desespero en el omega, debido a que su celo le exigía mantener el mayor contacto con su destinado.
Como pudo, se puso de pie y se recargó en la pared de la habitación, tardó unos minutos, pero su nariz finalmente encontró el aroma de Demian, el dulce, cautivador y adictivo aroma del alfa que hizo que Noah se calentara mucho más. Su respiración era un desastre, sentía como su pecho se contraía por la excitación de su cuerpo, poco a poco comenzó a salivar ante el delicioso aroma de Demian, caminó un poco cuando sintió como gotas de su lubricante natural salían de su entrada y salpicaban sobre el piso, casi como si de chorros de agua se tratara.
Su pequeño cuerpo solo podía temblar a medida que se acercaba a la maleta de Demian, de donde sacó toda la ropa, tanto sucia como limpia, para acercarla a su cuerpo y calmar un poco su celo, pero fue inútil cuando comenzó a acariciarse mientras olfateaba las feromonas de Demian impregnadas en la prenda. Casi llora al sentir finalmente la esencia de su destinado, olfateaba con un deseo desesperante.
—Mío—gimió acariciando su pene a un ritmo lento, pero delicioso—Todo mío—gimió nuevamente con alegría, sin detener su olfateo—Demian...—chilló al sentir como su cuerpo se abría para él, esperando a que apareciera mágicamente en esa habitación y lo llevara a la cama para darle la mejor cogida del mundo. Pero no, Noah no quería nada más las sábanas frías y arrugadas, no, él quería un lugar especial—Un nido—musitó tomando en sus brazos todas las prendas posibles del alfa para llevarlas rápidamente a la cama.
Tomó toda la ropa que se encontraba en la habitación, las que estaban en las maletas, la que estaban en la lavandería, colgadas, dobladas o tiradas debajo de la cama. Poco a poco su colección fue creciendo hasta que terminó con una pequeña montaña de ropa, en la cual se introdujo y comenzó a hacer un círculo con ellas, colocando, algunas en el colchón y otras como si fuera una barrera.
Cuando finalmente la cama terminó tapizada de la ropa de Demian, Noah se quitó la ropa que traía puesta y subió a la cama para abrazar las prendas del alfa. Su rostro estaba rojo, su corazón latía demasiado fuerte, podía escuchar sus latidos en sus oídos y toda la habitación se llenó de sus feromonas, era tanta la intensidad de estas que el pequeño gatito por instinto decidió quedarse en la sala y dejar solo al omega en celo.
—Ha...Ha...Ha...—jadeaba tratando de acomodarse en la amplia cama, pero solamente lograba sentir ansiedad ante la ausencia de su destinado. Su cuerpo no dejaba de temblar, toda la parte inferior de su cuerpo estaba mojado por la excitación de ser poseído por un alfa.
Fue inevitable el empapar las telas debajo de él con sus fluidos, ni siquiera sabía que podía mojarse tanto con nada más oler las feromonas de Demian. Pero ahí estaba, tumbado en el colchón, penetrándose con sus dedos en un intento de complacer su excitación.
—¡Aah... Ah!—gemía sin dejar de frotar sus dedos en su interior, sus falanges entraba y salían haciendo que sus fluidos salpicaran por toda la cama—¡D-Demian!—gritó al sentir como se corría sin haber tocado su pene, se sentía húmedo y pegajoso, pero su cuerpo pedía más.
Pese a que había mancillado las telas con su semen y fluidos, seguía deseoso por ser follado en ese mismo instante por su alfa. Anhelaba sentir su piel desnuda, sus grandes manos apretando su cintura y ser follado por una buena vez.
—Demian...—lloró desconsolado, sintiendo como su cuerpo temblaba por la lujuria que emanaba—¡Ahh... Demian! —gimió al volver a sentir sus dedos penetrando fuertemente su entrada—¡Ah... Ahh! —respiró con dificultad al sentir como nuevamente se corría sobre su pecho y de su trasero bajaba más lubricante ... Demian Demian—lloró desesperado ante la soledad de la habitación.
Había sido una media hora tortuosa para Noah, pero no se podía decir lo mismo de Demian, quien se cercaba poco a poco a la caja registradora con su carrito lleno de suministros. La mayoría de las cosas las había comprado para Noah, inclusive se había permitido comprar unos chocolates y botanas para tener a su omega feliz y consentido. Era propio de los alfas cazar para sus omegas, pero esos días de instinto primitivo habían cambiado a solo discutir por ofertas y ver quien se quedaba con la última caja de cereal con chispas de chocolate.
Sin embargo, estaba extrañamente intranquilo, no sabía por qué, pero tenía una ansiedad desde que había salido de su casa. Supuso que solamente eran nervios, pero decidió ignorarlos. Ya se acercaba a pagar cuando pasó por el pasillo de farmacia y vio unos condones en oferta. Al instante se sonrojó por la idea de compartirlos con Noah, pero eso únicamente lo hizo sentir con más ansiedad.
—¿Qué mierda piensas Anderson? —musitó siguiendo su camino hacia la caja registradora.
Demian aún no estaba listo para llegar a ese nivel de intimidad con Noah, claro, habían compartido momentos de lujuria, pero aún no se imaginaba iniciar su vida sexual, mucho menos sabiendo lo que Noah había pasado y las atrocidades que el sexo lo había hecho pasar.
—Serían doscientas libras—comentó la cajera una vez todos los productos pasaron por la barra.
—¿Qué? — Demian solo se quedó petrificado viendo el saldo total, nunca había gastado tanto dinero en comida, pero había sucumbido a sus instintos.
Con pena miró a su cartera y se dio cuenta de que solamente tenía diecinueve libras en efectivo. Suspiró pesado y sacó la tarjeta de crédito que su mamá omega le había dado para emergencias. Al pasarla la cajera se quedó sorprendida debido a que era una tarjeta exclusiva de alfas multimillonarios, por lo que inmediatamente el trato hacia Demian fue completamente diferente y más servicial.
Después del bochornoso momento decidió regresar a su auto y subir todo. Sabía que no podía depender de esa tarjeta, que si quería que Noah saliera de la vida que le deparaba tenía que actuar de una buena vez. La idea de que se casaran antes de que los Ivanov los encontraran no era del todo de su encanto, no quería que Noah dejara un matrimonio para unirse a otro.
El camino de regreso se sintió algo decaído, como si se avergonzara de no poder ser un alfa con una idea millonaria que pudiera darle todos los lujos a su omega. Las palabras de su madre comenzaron a ser estragos en su mente y llegó a preocuparse por posiblemente no darle la vida que se merecía su amado, porque después de todo, ¿cómo podía ganarle a Nicholas Ivanov?
Una vez llegó a la residencia sintió un pequeño mareo y una punzada en sus colmillos, era sutil, por lo que decidió ignorarlo y bajar la primera tarda de comida. Caminó hacia la entrada con normalidad, pero al abrir la puerta y dar el primer paso hacia el interior, las cosas se pusieron calientes.
—Noah...—musitó siendo penetrado por una ola de feromonas que lo tumbaron en el piso.
Una brisa fue la responsable de estrellar la puerta contra el marco, dejando al alfa en el interior de la casa. El estruendo fue audible desde la habitación de la pareja, en donde Noah seguía mancillando su interior con desespero.
—Demian...—musitó ante la idea de que el alfa finalmente hubiera llegado. No tardó ni dos segundos en colocarse una camisa de botones y salir sin siquiera abrocharla, solamente quería ver a su alfa, olerlo, besarlo y dejarse dominar por él.
Si, no era una filosofía digna del omega, quien desde que le partieron el corazón había dejado de suplicar por los alfas, ahora se encontraba desesperado ante el deseo de encontrarse con su destinado. Si, después podría culparse por lo miserable que lo hacían sentir sus instintos, pero en ese momento solo quería estar de nuevo con su alfa.
Demian, por su parte, trataba de controlarse, no era posible que de la nada el celo de Noah empezara, y lo que era peor, que lo deseaba, quería poseerlo y destrozarlo en su cama, son sus propias manos hasta volverlo suyo, pero ese sentimiento fue el mismo que lo empujó a correr a esconderse en uno de los baños principales una vez escucho los pasos del omega por el corredor. Cuando finalmente se encerró, se recargó sobre la regadera, su respiración estaba agitada, sentía más que una excitación repentina por las feromonas de su novio, si no que también pudo al sentir como sus colmillos comenzaban a crecer en señal de querer morder el cuello de Noah.
Estaba en problemas, ni con la ducha más helada del mundo podría calmarse, simplemente había reaccionado al celo de su omega, su cuerpo, instinto y corazón le gritaban que saliera de su escondite y dominara a Noah hasta dejarlo preñado, la erección en sus pantalones tampoco ayudaba, sus pensamientos se limitaban a querer follarse por una buena vez a su amado, el cogerlo con tanta fuerza hasta quedarse satisfecho, el apretar esa piel blanca que tanto le encantaba y deleitarse con la sangre del omega una vez sus colmillos mordieran su cuello para hacerlo suyo y alejarlo de todos los malditos alfas que quisieran poseerlo.
—¡Demian! —gritó Noah una vez llegó al baño, pero cuando quiso entrar se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada con seguro—¡Demian abre la puerta! —lloró suplicando por la atención su alfa.
—Ha... Haa... Haaa...—jadeaba el pelinegro en un intento de controlarse, pero con cada respiración solo inhalaba las lujuriosas feromonas de su amado, haciendo que su celo lo dominara poco a poco. Desesperado,
—¡Abre la puerta, por favor! —lloró desesperado, empujando con su cuerpo la puerta sin obtener algún resultado. Parte del celo de un omega era volverlo sumiso para que un alfa pudiera tomarlo y dejarlo preñado más fácil, pero eso no le ayudaba a Noah, quien a duras penas podía ponerse de pie.
—Noah...—gimió sudando frío. Terminó recargado en el suelo mientras escuchaba como su omega estrellaba su cuerpo contra la madera que los separaba. Tragó un poco de saliva y tomó aire para continuar hablando—En... En mi mochila hay un inhibidor, es de alfa, pero podrá funcionar en ti, cuando lo hayas tomado enciérrate en el cuarto, yo saldré una vez esté más tranquilo.
—¡Demian abre la maldita puerta! —lloraba con desespero—Tómame, por favor—tanto sus lágrimas como su lubricante caían al suelo. Se estaba volviendo loco con la espera, y el bochorno de su piel fue peor cuando Demian sucumbió a sus instintos y comenzó a liberar feromonas—Alfa...—gimió llamando la atención de Demian.
El alfa, al escuchar como su omega lo llamaba, se movió involuntariamente, le tomó un segundo reaccionar y llevar su mano a sus colmillos, mordiendo nuevamente su piel en un intento de controlar su hambre.
—Alfa—jadeó el omega—Tómame, tu omega quiere ser tocado por ti, quiero que me folles y dejes tu marca en mi cuello—lloró desconsolado mientras al mismo tiempo una de sus manos penetraba su entrada. Sus rodillas cayeron al suelo y se recargó contra la puerta en un intento de percibir el aroma de su amado—Alfa... Ha... Ha...—gimió en voz alta sin deja de llorar—Estoy goteando, Demian, Demian, sal, quiero complacerte, quiero que se sienta rico, ¡Aah! —gritó al sentir como sus dedos se hundían en su interior— ¡Ah... Aaah... Demian! —gimió una vez se corrió en el suelo. Su cuerpo tembló ante esa deliciosa sensación de correrse con solo pensar en su alfa, pero su apetito sexual estaba lejos de ser saciado.
—Perdóname mi amor—lloró desesperado al escuchar esos bellos gemidos, ni siquiera podía reflexionar con claridad—Perdóname—se acercó a la llave del agua y la abrió, dejándose empapar sin cuidado por el agua.
—¡No, Demian no! —lloró ahogado al escuchar como Demian había preferido el agua helada antes que satisfecho por su destinado—¡Sal de ahí, por favor, hazme sentir bien, date prisa y fóllame! —gritó golpeando la puerta, pero todo esfuerzo era en vano, sabía que Demian no saldría por su cuenta—¡Bien, si no me abres por las buenas me abrirás por las malas! —exclamó tomando paso por la casa ahora en un tono molesto.
No, sabía que Demian era su príncipe encantado, quien no le haría daño y no sucumbiría a los primitivos instintos de alfa, pero en ese momento eso ya no le importaba a Noah, lo único que quería era colmar su lujuria. Por lo que nuevamente se supo de pie y salió de la casa hasta dar con el jardín. El sol se estaba ocultando, Noah estaba semidesnudo, pero la ausencia de vecinos hacía de ese dato algo irrelevante.
Caminó descalzo por el patio hasta llegar a las herramientas de jardín del alfa y hacerse poseedor de una pala de cuchara, la punta no estaba afilada, pero sería suficiente. Mientras que, en el interior de la casa, Demian conseguía poco a poco calmar su celo.
Era extraño que un alfa entrara en celo, pero al ser destinado de Noah, las cosas eran muy impredecibles, tan impredecibles que cuando Demian pensó que finalmente el omega se había dado por vencido y hecho caso a sus indicaciones, de repente, escuchó como un pedazo de metal golpeaba a la puerta. El alfa se asustó ante el estruendo del metal, estrellándose con desespero contra la madera, pensó que algún extraño había entrado en la casa, pero cuando sintió las feromonas de Noah le dio un sentido de alivio y preocupación.
—Creo que ya se calmó—suspiró sintiendo como las frías gotas de agua bajaban por su rostro al mismo tiempo que hacía ejercicios de respiración para lograr calmarse, aunque esa paz no duró mucho cuando escuchó como la perta era golpeada y el marco de esta comenzaba a temblar por el estruendo—¡¿Pero qué mierda!? —exclamó saltando del susto
Se trataba de Noah, quien golpeaba la puerta con una de las palas que había conseguido del jardín, dispuesto a sacar a su amado de la prisión que el mismo se había encerrado. Con la poca fuerza que tenía, golpeaba la manija de la puerta, una y otra vez, así como a la madera, dejando está rota ante el impacto, haciendo agujeros por donde se filtraban las feromonas de ambos individuos.
—¡La puerta o tú, Anderson! —gritó golpeando nuevamente la superficie como si se tratara de una piñata—¡Pero alguno tendrá que caer tarde o temprano!
Lejos de que su humedad lo debilitara, hacía que se desesperara al grado de comenzar a gruñir, era como si estuviera peleando contra la puerta, pero Noah tenía algo en claro mientras que rompía a pedazos la puerta, y era que sacaba al alfa a como diera lugar.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Muchas gracias por la espera y por sus comentarios, la verdad ha sido un mes muy estresante y este capítulo es el resultado de todos sus comentarios y buenos deseos, que tengan una maravillosa noche, espero tener el siguiente capítulo listo lo más pronto posible.
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