Capítulo 3
Capítulo largo, traigan sus palomitas y unos pañuelos.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Noah no volvió a la noche siguiente, pero no significaba que no quisiera volver. Ellio era como un Dios para Noah, la forma en la que hacía que los otros alfas hicieran lo que él quisiera, la forma en la que no se veía incómodo por su segundo género, que no le molestara usar vestidos le parecía fabuloso. Ellio comenzó a ser la Barbie de Noah, lo inspiraba a ser lo que realmente quería hacer, y decidió volver a verlo.
Claro, Noah tuvo que planear su siguiente escapada, no podía huir todas las noches como si nada, mucho menos ahora que había sido presentado a la sociedad y debía de cumplir con diferentes tareas. A los omegas como Noah sólo se les permitía estudiar hasta el bachiller, y si querían seguir estudiando debían de tener una carta del estado donde se les permitía continuar con sus estudios.
Noah quería una carrera, así que decidió empezar desde su corta edad a esforzarse en sus estudios. Al mismo tiempo todos los omegas de clase alta tenían clases por las tardes de modales y de crianza en el hogar, se les enseñaba a todos a los quehaceres del hogar, a cocinar y al cuidado de cachorros. Seguido de las clases Noah tenía que ir a pasar el tiempo con Nicholas, las últimas horas de su día eran silenciosas e incómodas.
Por más que Noah quisiera conocer a Nicholas no podía, o más bien, no quería realmente. Nicholas se la pasaba hablando de su estirpe, sobre las grandes fiestas a las que iba y de su brillante futuro, el joven pelirrojo no parecía ser egocéntrico, más bien era alguien que estaba orgulloso se ser él mismo, de alguna extraña manera Noah respetaba eso, pero no llegaba a amarlo.
El día terminaba para Noah con los gritos de su madre y las lágrimas inundando. Tras los fuertes reclamos, sólo le quedaba subir hasta su cama y dormir para que al día siguiente continuar con la misma rutina mecánica. El pequeño omega estaba tan cansado que pensó que se merecía un sueño digno, uno en donde no soñara, uno en donde su cuerpo sólo descansará de su jodida vida.
Era divertido como Noah dormía tranquilamente en su colchón de algodón y sábanas de seda, mientras que Ellio, del otro lado de la ciudad, se levantaba de un viejo sillón para ir a la maleta que tenía por armario para ver qué se pondría esa noche.
Ellio venía de una pareja de betas que lo abandonaron cuando se enteraron que era omega, lo vendieron a un burdel en donde aún seguía trabajando contra su voluntad para un señor que parecía estar metido con la mafia, pero al menos recibía ropa bonita para trabajar, vivía en un departamento pequeño del mismo burdel, pero que gracias a ganar mucho dinero para el patrón era decente. Al menos tenía un sillón en el cual dormir.
Ellio a diferencia de Noah, no creía en los destinados, la vida lo había tratado tan mal que desconfiaba de todos, tanto hombres como mujeres, alfas, betas y omegas. Se cuidaba solo desde siempre y cuidaba de no terminar en una bolsa de basura, con alguna enfermedad o embarazado.
Ya había tenido que abortar una vez y había sido sumamente doloroso, no volvería a caer en el cuento de que alguien lo sacaría de ese agujero al ser preñado. Ellio se conseguiría su propia libertad.
—Es tu turno, perra—apreció un hombre de escultura formida y playera negra frente a su puerta.
—¿Nadie te enseñó a tocar idiota? —expresó Ellio sacando su maquillaje para alistarse—Saldré cuando termine de maquillarme.
—¡Pues apúrate, puta! Alguien ya pagó por ti—gritó el hombre azotando la puerta para dejar a Ellio sólo.
—Qué suerte— dijo con frustración.
Iba a ser una noche muy larga, pero al menos valdría la pena si podía conseguir un colchón para poder dormir. Pensar en volverse a encontrar a ese niño de nombre Noah le había traído algo de fortaleza, algún día podría tener a sus propios hijos y se encargaría de ser un gran ejemplo para ellos, asegurarse de que no pasarían por lo que él pasó y darles una buena vida.
—Yo puedo—expresó viéndose en al espejo con orgullo, llevaba puesto unas medias de red que apretaban sus piernas, una mini falta y un cosert, todo de color negro. Besó su reflejo y salió de su departamento al edificio principal en donde daría su show. Iba a ser una larga noche.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
El día llegó Noah, se lamentó quedarse dormido, había soñado con Ellio esa noche, quería volver a verlo, quería dejar de ser un omega sumiso y salirse con la suya, no depender de un alfa. Ese día volvió a la misma rutina, esperó calladamente para que cayera la noche, hizo todas sus actividades, limpio bien lo que le correspondía en el hogar, terminó sus tareas de la escuela y cuando fue a visitar a Nicholas vistió el vestido que le había dado su madre.
—Te ves hermoso— expresó Nicholas tomando de la taza su té. Ambos estaban en la terraza de la casa de Nicholas, al parecer de Noah, era una casa muy terrorífica, fría y oscura, pero podía ver la ciudad a lo lejos, incluso podía ver la zona en donde había conocido a Ellio.
—Muchas gracias—sonrió apenado. Era extraño que alguien se lo dijera, Noah a diferencia de Ellio era pequeño, de cabello oscuro y sus ojos eran cafés—¿Puedo hacer una pregunta?
—Adelante— le invitó a hablar. A Nicholas le gustaba Noah, no tanto de una forma romántica, si no que le gustaba que fuera un niño obediente, callado y adorable.
—¿Qué opinas de los omegas? —expresó arrugando la falda de su vestido, había sido una pregunta tonta, era obvio lo que todo un alfa debía de pensar de un omega, pero Noah buscaba algo bueno en Nicholas, trataba de conocer al hombre frente a él.
Nicholas analizó un momento la pregunta y se tomó su tiempo para responder. Nicholas le ganaba por siete años de edad a Noah, la forma en la que veía el mundo era diferente y la forma en la que veía a los omegas había cambiado con el pasar de los años.
—Supongo que los omegas tienen un papel importante en la sociedad—reflexionó un poco mirando el contenido de la taza— Aunque sean inferiores que los alfas, son de suma importancia, los omegas son los únicos que pueden satisfacer a alfas como yo. Por eso mismo Noah, soy afortunado de tenerte.
Noah ya se esperaba esa respuesta, Nicholas había crecido en un ambiente lleno de alfas orgullosos, posiblemente Noah era uno de los primeros omegas con los que interactuaba, pero eso no le daba el derecho a denigrar a su supuesto prometido.
El resto de la tarde se sumergió en un silencio por parte de Noah, las pláticas banales y aburridas por parte de Nicholas y el rotundo intento fallido de querer conocerlo como persona.
Noah odiaba que su vida se hubiera tornado tan superficial y cruel, pero sabía que no tenía por qué serlo, así que esa misma noche volvió a escaparse de su hogar, caminó por la misma ruta y descansó cuando iba por la mitad. Aunque ahora su cuerpo no llevaba la carga de la mochila, seguía siendo un camino largo y cansado.
Cuando finalmente llegó se encontró con el callejón vacío, ni siquiera se veía basura o desperdicios, simplemente estaba vacío.
Noah se preguntaba si realmente Ellio llegaría como lo prometió, se cuestionó si realmente había dicho esas palabras con verdad o con lástima por lo que había pasado la noche anterior. Pero cual fuera la respuesta no le importaba a Noah, debía de ser paciente y confiar en el único omega que lo había protegido.
—¡Será mejor que te alejes perra, ya había marcado este jodido lugar!— una voz llamó la atención de Noah, pero no levantó el rostro hasta que el omega se acercó poco a poco a paso apresurado, haciendo resonar sus tacones contra el pavimento—Si quieres chupar una verga te sugiero que te vayas a la mismísima ver...— Ellio llegó hasta el callejón encontrándose de nuevo con el niño a lo lejos parecía que alguien estaba ocupando su callejón para ganar dinero fácil. Un ligero sonrojo de pena se posó en las mejillas del rubio y aclaró su voz para fingir demencia—Oh, eres tú.
—Disculpa, no sabía que debía tener permiso para estar aquí— habló Noah con una voz tan dulce y silenciosa que mató de ternura a Ellio. Por su parte, Noah no dejaba de verlo, le asombraba que hace unas noches parecía un ángel vestido de blanco y ahora usando un conjunto de color negro se seguía viendo hermoso.
—Nah, no tengo problemas contigo— se río Ellio revolviendo el cabello negro de Noah— Pero hay muchos y muchas que creen tomar lo que es de otros sólo porque si—expresó con rencor al recordar que todo el dinero que había ganado en su show había sido tomado por su jefe—Como sea, es un gusto volver a verte—expresó relajado y con una sonrisa—¿Tienes hambre?
—No realmente— confesó Noah tratando de ser respetuoso ante su mayor.
—Pues yo me muero de hambre, vamos a mi madriguera— ordenó tomando al niño de la mano y caminando por la calle llena de luces y personas borrachas en las banquetas.
Noah sólo se concentró en hacer oídos sordos a lo que les gritaban las demás personas. Nunca se había sentido tan pequeño en su vida, cada comentario y que decían al caminar lo hacían sentir mal, cada chiflido, cada mirada, le hacía temer por su vida. Ellio se percató de lo incómodo que estaba su nuevo amigo, así que decidió tomar un camino un poco más largo para poder llegar a su departamento, había menos personas por ese tramo y aprovecharía para sacarle una plática más amena a Noah.
El plan de Ellio funcionó y después de platicar de temas pudieron llegar a la casa de Ellio sanos y salvos. Noah se sorprendió al ver las condiciones de la diminuta casa de Ellio, las paredes estaban manchadas, no tenía cama, sólo dos ventanas, un sillón grande, una mesa pequeña, un mini refrigerador, un espejo con luces de navidad a su alrededor y diferentes maletas en el suelo apiladas. Pese a la sorpresa Noah se quedó en silencio, no se imaginaba que un adulto pudiera vivir en un lugar tan descuidado, pero a Ellio parecía no importarle, se desenvolvió como si fuera una mansión y sacó del refrigerador una botella de agua y un contenedor de comida. Ellio salió un momento para poder re-calentar la comida con su vecina que sí tenía un microondas, y cuando volvió se sentó junto a Noah en su sillón y comenzó a comer las sobras de la cena anterior.
—Entonces dime Noah—comenzó con una voz juguetona—¿Tienes novio?
Noah saltó ligeramente sobre el cojín del sillón y se sonrojó terriblemente. Ellio se sorprendió cuando la cabeza del azabache comenzó a sacudirse de lado a lado, lo que le hizo sacar una carcajada al ver gesto tan tierno.
—No es mi novio, es un tonto—expresó Noah con un tono molesto que no dejaba de sonar adorable.
—¡Wou esa palabra es muy ruda para un niño tan bonito como tú! — expresó llevándose a la boca un bocado de su comida— Para empezar, no sé por qué volviste, tienes todos esos lujos en tu casa y de seguro ese tonto tuyo no es tan malo— lo miró prejuicio al ver con detalle su ropa limpia y de marca. No era que Ellio detestara a Noah, extrañamente le recordaba al hijo que nunca tuvo y pensaba que podría darle palabras de aliento para que siguiera con su vida, pero a diferencia de la suya sabía que Noah no tenía tantos problemas.
—Está arreglado—expresó tímidamente Noah llamando de esa forma la atención de Ellio— Debo de casarme con él en cuanto llegue a la mayoría de edad, y no creo estar listo para algo como eso, se supone que te debes de enamorar y encontrar a tu destinado—hizo una pausa mirando al fin a Ellio— Pero él no es mi destinado, es alguien que me da miedo y que creo que podría matarme en cuando cometa el primer error.
—Oye niño...—trató de hablar para calmar al pobre, pero fue interrumpido por él.
—¡Tú no estás atado a eso, sólo mírate! —eso pudo sonar como un insulto para Ellio, pero en parte el niño tenía razón, él no estaba atado a algo como un matrimonio arreglado— Por eso volví, porque tienes algo que yo no y quiero aprender.
—¿Aprender a usar minifalda y a ganar dinero con tu cuerpo? —dijo mirando seriamente a Noah, quien pareció comprender mejor la situación en la que vivía Ellio— Tienes suerte niño, te lo dije esa noche, yo a tu edad ya estaba en este jodido lugar— hizo una pausa para que el silencio le recordara a Noah que no estaba jugando— Tal vez no sea el romance de cuento de hadas que esperabas, pero no todos pueden tener la vida resuelta.
—¿¡Vida!? —expresó con furia el más pequeño— ¡Que te golpeen no es vida, que te vean como un objeto no es vida!
—¡Eso ya lo sé! — quiso finalizar el rubio, la tranquila conversación que planeaba no había terminado tan tranquila, pero de algo se había dado cuenta, el niño parecía tener la valentía suficiente—Ya lo sé niño, ¡pero no tienes la necesidad de venderte por dinero!
Noah guardó un profundo silencio y miró decaído a Ellio.
—Ya lo hicieron— dijo para concluir la charla, Noah en su interior pensaba que no era tan diferente a Ellio y que, si alguien como él podía sobrevivir a las discriminaciones por ser un omega, él también quería hacerlo—Mi madre lo hizo para que pudieran ser más ricos, por eso quiero que me enseñes a ser fuerte, que me enseñes a cómo sobrevivir—hizo una pausa para poder mirar a los ojos verde de Ellio, quien escuchaba atento a lo que decía el pequeño.
El rubio pareció pensarlo por un par de segundos mientras miraba su manchado techo y reflexionaba con lo que le acababa de decir el pequeño, no podía enseñarle mucho, el carácter se formaba desde el interior y por el seno familiar, pero ambos omegas no habían corrido con tanta suerte. En parte no parecía mala idea, necesitaba un rayo de luz en su asquerosa vida, y Noah podría darle el sentimiento de maternidad que tanto había anhelado.
—Bien tu ganas niño—aceptó reincorporándose en el sillón para poder ver mejor a Noah, quien no podía ocultar su hermosa sonrisa—Pero con una condición, no puedes venir todas las noches; tarde o temprano te atraparán y eso sólo dificultará las cosas, no quiero que me vuelvas a buscar en ese callejón, a partir de ahora tus clases serán en ese Penn house —dijo con sarcasmo al referirse a s pequeño hogar—Te enseñaré desde cómo caminar, hablar, vestir y responder ante alfas tan arrogantes y egocentristas.
—¿¡En serio!? —preguntó emocionado saltando poniéndose de pie para poder encontrar un rastro de mentira en el rostro de Ellio, pero jamás había visto a alguien tan confiado en sus palabras.
—En serio— sonrió— Pero tengo un precio mi amor, a cambio quiero que me traigas esos brownies que no tienen ningún tipo de sustancia ilícita, sólo chocolate y mucho azúcar, es difícil conseguir de esos por estos rumbos.
—¡Claro! —aceptó sin dudar, parecía un trato justo—No te preocupes, hago los mejores brownies del mundo.
Ellio sonrió al ver que el chico tenía un buen corazón, esperaba que el mundo en donde lo estaba adentrando no lo romperá. Él se encargaría de hacer más fuerte a su rayito de sol, lo protegería como al hijo que le negaron tener.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Lo sé, fue un capítulo largo con pocos diálogos, pero creo que fue la forma más rápida de contar esta parte de la historia.
¡Ya llegamos a las 100 lecturas! Estoy tan feliz por sus comentarios, estos me sirven como retroalimentación para saber si mi historia está causando las reacciones que busco. Espero les siga gustando esta humilde historia.
Nos vemos en el siguiente capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro