Capítulo 26
Espero que Wattpad no me fune este capítulo.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
—¿Qué te parece? —preguntó Ellio abrazando por detrás a su esposo, mostrándole un cuaderno lleno de dibujos con sus nuevas creaciones textiles.
Alek había trabajado todo el día en varios casos, pero su poco tiempo libre lo había dedicado al favor que le había encargado Noah, le gustaba que Ellio se diera cuenta de ello y buscará la forma de distraerlo un poco. El matrimonio de destinados había estado muy estresado en los últimos días, por lo que Ellio sabía la mejor forma de liberar la tensión acumulada en su esposo.
—Árabe—soltó viendo los diseños del cuaderno. Parecían trajes árabes con cadenas doradas y telas transparentes—Son lindos.
—¿Eso es todo lo que dirás? —preguntó un poco molesto—Míralos bien, no todos son árabes, algunos son asiáticos, americanos y nórdicos—explicó paseando las hojas de cuaderno—Es una edición cultural, miré diferentes tipos de vestimentas y me inspiré para que cada traje represente a un país del mundo, es arte.
—Son hermosos mi amor—expresó en un suspiro y besó los labios de Ellio de manera fugaz para después dirigir la mirada nuevamente a la computadora.
Ellio cerró el cuaderno y lo lanzó al suelo como si ya no le interesara, rodeó la silla y se sentó en el escritorio del alfa mostrando que llevaba puesto una camisa de trabajo de Alek abotonada y unas medias negras que él mismo había diseñado.
—¿Se te antoja algo? —preguntó coqueto separando sutilmente sus piernas para dejar a la vista una pieza de lencería que cubría su intimidad acompañada de una bala vibratoria sujeta a su miembro.
Alek no contestó, por lo que Ellio terminó agotando su paciencia y cerrando fuertemente la laptop del alfa.
—¡Ellio! —se quejó alzando la vista finalmente, aunque el enojo no le duró mucho cuando pudo ver mejor al omega de esa forma tan seductora—Ellio...—murmuró el nombre de su esposo, aventurándose a tocas las piernas cubiertas por esa suave tela negra.
—Mi pobre esposo...—acarició la cabellera negra de Alek una vez este se colocó entre sus piernas y besó el interior de sus muslos arrebatándole el aliento en un jadeo excitante. Para Alek era como come maná en medio del desierto—Mi esposo trabaja muy duro para poder cuidar de su esposo y sus cachorros.
Los labios de Alek recorrieron las largas piernas de su amado hasta que llegó a la húmeda entrepierna de su omega. No pudo evitar lamer a su placer y saciarse con el dulce néctar que salía del pene de su amado. Ellió gimió encantado, le fascinaba doblegar a su esposo y darse placer, el sexo nunca había sido tan delicioso y Ellio sabía cómo subir el clímax.
—Mi amor...—gimió jadeando con lujuria tras sentir como la lengua de su esposo acariciaba lascivamente su intimidad—Me duele el pecho—gimió con los ojos llorosos levantando sutilmente la camisa, dejando a la vista dos pequeñas pinzas unidas por una cadena delgada que pellizcaba sus pezones, dejando ver como estos estaban totalmente rojos y la leche que Ellio producía comenzaba a salir.
Las sorpresas no terminaron ahí ya que el rubio sacó de la bolsita de la camisa un control con dos botones algo particulares debido a que cada botón tenía una luz. El botón de arriba estaba de color rojo mientras que el de debajo de color verde.
—Es mi nuevo producto—gimió sin apartar la mirada de su esposo—Dos balas conectadas simultáneamente, una sujeta aquí...—apuntó a su pene—Y otra abajo esperando que Alek Jr. Le haga compañía—musitó con voz melosa señalando el significado de las luces.
—Tú quieres que me dé un infarto ¿verdad? —se levantó de su asiento y encaró a su esposo.
—No te puedes morir, ¿quién se encargaría de preñarme si ya no estás? —murmuró lamiendo los labios contrarios, pero se detuvo tras sentir como Alek rompía los botones de la camisa y le arrancaba una pinza del pezón sin el menor cuidado al mismo tiempo que encendía la bala que estaba en el interior de Ellio—¡Aaah...! ¡Alek!—gimió viendo como la leche se derramaba por su pecho.
—Que se joda el trabajo—musitó comiéndole la boca a su esposo. Eso era lo que Ellio quería, que toda la atención fuera para él, que su amado esposo lo satisficiera y mandará al diablo lo demás.
—¡Jódeme a mí! —gimió recostándose finalmente sobre el escritorio de su esposo. Al instante todos los documentos que adornaban el escritorio se vieron sobre el suelo.
El sonido de que hacía la hebilla del pantalón de Alek cuando planeaba quitarse el pantalón le fascinaba al omega, significaba que pronto oba a disfrutar de su porción diaria de semen.
—¡Ooh! —gimió de pronto arqueando su espalda—¡Santo cielo, Alek! —exclamó sin dejar de sentir el cambio de punzadas que le generaba la bala de su interior, acompañado de las vibraciones constantes de la bala que se encontraba sujeta a su intimidad.
—Aun no hago nada—se burló mientras abría tortuosamente lento los cajones de su escritorio en la búsqueda de condones. Al ser una pareja tan sexualmente activa debían de tener condones por todas partes.
—¡Rápido! —suplicó sujetándose de la orilla del escritorio para no perder la coherencia—Mi amor, rápido, entra rápido—lloró al ver que Alek caminaba hasta la repisa en donde estaban sus libros sin éxito de encontrar los condones—¡Alek! —exclamó molesto y al borde de las lagrimas al ver que su destinado no le hacía caso.
—Ya no podemos sin condón—respondió agitado y desesperado por no encontrar los preservativos, pero le partió el alma ver el rostro herido de su compañero al enterarse que no sería penetrado si no era con un condón—Oh mi amor, no es que no quiera, me muero por hacerlo, pero no podemos arriesgarnos a tener más bebés—se acercó rápidamente para limpiar las lagrimas del omega—Acabamos de tener a Zaid, aún no ha dado sus primeros pasos, no podemos arriesgarnos sabiendo lo fértiles que somos.
—Pero yo ya tomé mis pastillas—gimoteó mirando con anhelo a su alfa—Y me pondré la inyección del día siguiente, haré lo que sea, pero déjame sentir tu semen, quiero que me llenes mi amor—gimió con una respiración agitada al sentir como Alek jugaba con los controles de las balas—¡Por favor alfa! ¡Lléname con tu semilla, seré un buen omega!
—¡Mierda! —exclamó tomando asiento en su silla y jalando a Ellio de las caderas para insertar su pene en la dilatada entrada de su esposo—¡Oh... Oh mi amor! —gimió al sentir lo cálido y húmedo que era el interior de su destinado, pero al mismo tiempo sentir a la bala en su punta.
—¡Aah! —su voz tembló al sentir como era fuertemente estimulado, las cosas no mejoraron cuando Alek dejó de mover sus caderas para acariciar y pellizcar sus pezones—¡Alek! —lloriqueó ante la necesidad de mover sus caderas.
—Más rápido mi amor—gimió jugueteando a su conveniencia con los húmedos pezones del omega que al ser tan fuertemente estimulados comenzaban a gotear leche—¿Acaso no quieres que me corra en tu interior? ¿Acaso no te gusta que tu amado y cariñoso esposo te folle sin piedad? ¿Porqué no me dices cuánto te encanta?
—¡Me encanta mi amor! —gimió contoneando sus caderas—¡Me encanta demasiado! ¡Aah...ah...oh...! —sollozó de placer al sentir como el pene de su amado se hacía mucho más grande al punto de que con cada embestida sentía como se inflaba su nuevo—¡Por favor mi amor!
—¿Qué es lo que quieres mi vida?
—¡Me quiero correr, me quiero correr!
—¡Hazlo mi amor, apriétame para poder llenarte como te gusta!
—¡Alek! —exclamó girando un poco su cuerpo para poder sentir los labios de su destinado. El contacto fue desesperado, no podían evitar sentir placer como ambos se corrían y se proporcionaban un placer a un nivel inimaginable.
—Me encantas—besó el cuello de Ellio al mismo tiempo se sentía como su entrada temblaba al sentir como su nudo se formaba. Quiso levantarse para que no quedaran atorados, pero Ellio no cedía a ello.
—Quédate quieto por favor, quiero sentir tu nudo.
—Pero te vas a embarazar—encaró preocupado.
—¿Y eso no sería perfecto? —sonrió de lado levantándose un poco solo para quedar sentado frente a su amado para seguir besándolo.
Les encantaba tener al fin un poco de intimidad, poder besarse la boca cómo a ellos les gustaba, tocarse sin pudor y follar hasta que uno terminara desmayado, sin embargo, no estaban solos.
—¡Mamá! —se escuchó el llanto de una pequeña de cuatro años azotando la puerta.
—¡Brook! —gritó Ellio saltando por el susto de que su niña los encontrara en una posición comprometedora. Se separó de Alek y se arrancó la pinza faltante para acomodarse rápidamente la camiseta, por suerte, Ellio acostumbraba andar en la casa en camisas de trabajo y medias, por lo que esperaba no levantar sospechas, sobre todo porque le dolía más ver a su hija llorando—¿Qué pasa mi princesa? —se acercó cargando a la pequeña.
—¿En serio? —preguntó Alek tratando de ocultar su erección y darse cuenta de lo rápido que podía pasar de un estado erótico a uno sobreprotector con sus cachorros.
—¡Dylan dompió mi muneca! —lloró abrazando a su madre.
—¡No es cierto! —gritó el hermano mayor yendo a defenderse ante la acusación de su hermana menor—¡Brook estaba jugando en el suelo y sin darme cuenta la pisé, fue un accidente!
—¡Entiroso! —murmuró la niña con su tono infantil característico.
Alek no podía creer que su tiempo con Ellio había terminado tan rápido, extrañaba cuando eran una pareja sin hijos y responsabilidades que se la pasaban cogiendo y comiendo como animales, pero también estaba agradecido por la familia que Ellio le había regalado.
—Cielos...—suspiró el rubio bajando a su hija. Se puso en cuclillas y miró a sus cachorros—Brook no debes de jugar en el suelo, para eso tienes tu castillo en tu habitación y Dylan, de seguro lo rompiste por andar jugando con tu consola, ninguno es culpable, pero deben de ser más responsables y...
—¡Pégale mamá! —gritó Brook interrumpiéndolo.
—Nadie le pegará a nadie—aportó Alek una vez pudo calmar su 'problemita'—Discúlpense, ambos—ordenó viendo como a regañadientes sus retoños se tomaban de las manos. Alek sabía cómo enmendar mal entendidos con sus hijos, después de todo, era un buen abogado—Son hermanos, tienen que quererse.
Ambos niños finalmente se abrazaron e hicieron las paces, aunque eso no solucionaba lo de la muñeca rota, por a Ellio le surgió una idea.
—¿Quieren ir a cenar? —preguntó tomando a sus retoños de la mano y caminando hacia la sala donde estaban sus otros tres hijos viendo una película—¿Quién quiere pizza? —gritó alegre llamando la atención de todos.
—¡Yo quiero! —gritó Magnolia con una sonrisa.
—¡De peperoni! —siguió Connor
—¡Y extra queso! —gritó también Ellio siguiendo la conmoción de sus pequeños, mientras que Alek veía con tristeza cómo su noche de pasión se iba a tener que posponer. Odiaba que Ellio lo calentara como el demonio y al otro instante le echara un balde de agua helada—Vayan a cambiarse—ordenó tomando al pequeño bebé para cambiarlo él mismo.
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La feliz familia iba caminando por el centro comercial hacia su pizzería favorita, Ellio cargaba a Zaid en sus brazos mientras que Alek tomaba a Brook de la mano. Al ser los hijos más pequeños debían de cuidar más de ellos, contrario a Dylan, Connor y Magnolia que caminaban frente a ellos con la amenaza de que, si se alejaban, Ellio les lanzaría sus botas de tacón para que no vagaran por las tiendas.
—¿Estás molesto? —preguntó Ellio notando el rostro serio de su esposo—Te lo comenzaré en la noche una vez los niños se queden dormidos.
—Estoy cansado, eso es todo—aclaró cargando a su princesa al notar que se tropezaba al caminar—No encuentro nada sobre el contrato de Noah, pareciera que pensaron en todo, hay pocas leyes a favor de los omegas por lo que tengo problemas para librarlo de los Ivanov, además, no me gusta la idea de que nos descuidemos tanto con el tema de los bebés—confesó.
—¿Qué tal un masaje de tu esposo con el traje de vaquita? —propuso dejando un rubor en el alfa tras imaginarse a Ellio vestido con esa prenda tan sensual—Apuesto que puedo ayudar a bajar un poco tu estrés... ¡Connor, Dylan y Magnolia Luttrel vengan acá! —gritó sacándose una bota mientras veía como sus hijos mayores caminaban hasta un kiosco lleno de libros e historietas.
Nuevamente Alek suspiró frustrado. Amaba a sus hijos, claro que lo hacía, era capaz de morir por su familia, pero sólo quería un momento de intimidad con su pareja sin el riesgo de traer al mundo a otro cachorro.
—¿Mamá me puedes comprar un libro? —preguntó Magnolia con ojitos brillosos y un libro en sus manos.
—Yo quiero una historieta—pidió Connor tomando una de Spiderman.
—¿Puedes comprarme una sopa de letras, mamá? —preguntó Dylan tomando igualmente el que más le había llamado la atención.
—¿¡Les parece qué somos ricos!?—preguntó cargando mejor al bebé para colocarse de nuevo la bota—El trato era la pizza, vendremos por todo después.
Alek río al ver a Ellio sacar su lado tacaño. No lo culpaba, Ellio había vivido gran parte de su vida comiendo de las sobras de todos, cuando lo conoció ni siquiera tenía cama en donde dormir, su armario eran maletas viejas y había días en donde no tenía qué comer. Ahora tenía una nueva vida, pero Alek sabía que eso no podía solucionar el sufrimiento que había vivido en el pasado.
—Yo lo compro—aportó sacando su billetera—Toma un cuento para Brook y Zaid—guiñó un ojo haciendo sonreír a su esposo—Cóbrese por favor—habló al chico del quiosco extendiendo un par de billetes para pagar los libros.
—Oh no...—musitó Ellio tras tomar uno de los cuentos y encontrándose con la sección de sociales de uno de los periódicos—¡Alek! —alertó mostrándole el título que se asomaba en la nota.
—Mierda...—murmuró viendo la foto de Nicholas Ivanov besando a Noah bajo el título de 'Los Ivanov se preparan para una futura boda'.
—Mielda—río Brook repitiendo la palabra que había dicho su padre.
—¡Brook! —exclamó Ellio tratando de no reírse por lo tierno que había sonado eso—Supongo que el masaje tendrá que esperar.
—Tenemos que darnos prisa—dijo Alek dejando el periódico de lado y caminando con su familia hacia el restaurante.
Sabía que tenía que darse prisa antes de que Ivanov oficiaran el compromiso.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
Liam Thatcher había sido obligado a casarse con una alfa que no amaba, dejando atrás a su verdadero amor y recibiendo a cambio dolor y sufrimiento, así como dos hijos que ni siquiera lo llamaban mamá.
Cuando Noah había salido de la residencia Miller, él había vuelto a su sótano, donde la oscuridad era tan grande como para pensar que en realidad estaba ciego, donde el frío rompe sus huesos y la soledad dañaba su mente. Escuchar el chirrido de la puerta y como alguien bajaba las escaleras sólo lo hacía pensar en problemas. Maldecía el día que había conocido a Lady Miller y sido marcado a la fuerza, su única razón de existir era cerciorarse de que Noah no muriera en brazos de esa mujer y que su hijo Cameron no siguiera esos pasos llenos de maldad y codicia.
Cuando la persona terminó de bajar las escaleras encendió la luz, dejándolo ciego por unos segundos mientras se acostumbraba a la luminosidad, enterándose que era Cameron, su hijo menor.
—Come—dijo soltando una charola de comida en el suelo, haciendo que esta salpicara todo el piso.
—Linda forma de saludar—contestó caminando para tomar la bandeja con cautela—¿Cómo has estado? —preguntó notando como el rostro de disgusto se formaba en el rostro de su hijo—Oh, disculpa, ¿tanto así es el odio que me tienes?
—No tienes por qué hablarme—contestó defensivo—Ni siquiera tendrías porqué seguir viviendo aquí, eres sólo un omega, una basura de la sociedad que...
—Que sólo es buena para complacer a los alfas y parir bebés, lo sé, lo sé—completó la frase—¿Es todo lo que tu madre te ha enseñado?
—Es más de lo que un simple omega como tu podría llegar a enseñarle a un alfa como yo—gruñó.
—Cameron...
—¡No se te ocurra pronunciar mi nombre! —gritó enfurecido.
El silencio reinó en esa pequeña habitación. Liam no podía creer que ni siquiera su propio hijo, el único que sabía de su existencia, lo aborreciera.
—Lo lamento—dijo Liam llevando a la boca un poco de la comida a la boca—Yo te amo, Cameron, eres mi hijo te guste o no, te he amado desde que te tuve en mis brazos, pero entiendo que no sea un sentimiento mutuo, sólo espero que tu felicidad no se vea obstruida por ese cegador ego tuyo.
Cameron Miller no dijo nada, simplemente miró a comer al omega que lo había parido y salió del sótano sin apagar la luz. Liam agradeció eso, y comió en silencio con la esperanza de que sus hijos estuvieran bien, que Cameron fuera mejor que su madre alfa y que Noah dejará de ser preso de Nicholas Ivanov. Sólo deseaba la seguridad y la felicidad de sus hijos.
Al poco tiempo comenzó a escuchar la lluvia, buscó un suéter delgado que se encontraba lleno de polvo y que apenas podía cubrirlo, pero que al menos lo resguardaría de la humedad.
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Mientras, en la pequeña casa a las afueras de la ciudad. Demian estaba dándole de comer en la boca nuevamente a Noah, se mostraba un poco más animado, pero sabía que su estado físico y mental seguían frágiles.
—Está rico—musitó el omega saboreando lo que parecían ser panqueques.
—La receta de mi mamá—aportó limpiando la miel que había escurrido por los labios del omega—Esto también sabe rico—bromeó lamiendo su dedo haciendo que Noah sonriera un poco—¿Ya ves mejor?
—Sigue borroso—contestó tratando de visualizar a Demian—No estoy ciego completamente, es como si mis ojos estuvieran empañados—bebió con cuidado un poco de la leche que Demian le había servido—Ya no me duele la cabeza ni siento débiles la pierna.
—No puedo creer que Nicholas Ivanov haya sido capaz de hacerte esto—gruñó molesto—Tuvo suerte de no toparse conmigo esa noche.
—Salió corriendo en cuanto su amante entró en celo—contestó volviendo a beber de la leche, Demian le había puesto un poco de azúcar y canela, por lo que sabía deliciosa.
—¿Ese maldito tiene un amante? —no quería presionar a Noah, pero la curiosidad le ganaba.
—Milo Relish—contestó—Es su destinado, pero Nicholas prefiere mil veces el dinero que su propia felicidad—confesó recordando lo que había pasado en la noche anterior antes de que lo drogaran—Me drogó porque si no me tenía calmado sabía que era capaz de suicidarme.
—¿Qué? —preguntó el alfa preocupado por lo tranquilo que había sonado Noah.
—Me estaba volviendo loco al lado de Nicholas—confesó levantando el cuello de la camisa de Demian hasta su nariz para olfatear sus feromonas—Se enojó porque no le quise hacer el almuerzo y preferí matarme antes que él o mi escasa cordura lo hiciera—flexionó sus piernas haciéndose bolita, le apenaba haber tenido ese comportamiento, pero en ese momento todo parecía acabado para el joven omega.
Eso tomó por sorpresa a Demian, quien no dudó en dejar de lado el plato de panqueques y abrazar a Noah.
—Gracias—musitó con tristeza.
—¿Por? —preguntó Noah sintiendo la tristeza del alfa a través de sus feromonas.
—Seguir aquí—apretó más el delgado cuerpo de Noah y escuchó con atención los latidos del omega—Gracias por seguir aquí...
Noah acarició el cabello negro de Demian y sonrió feliz mientras derramaba un par de lágrimas. Ese día con Nicholas quería morir y ahora con Demian quería seguir viviendo siempre y cuando fuera a su lado.
—Mi madre me obligó a comprometerme con Nicholas...—confesó oliendo el cabello de Demian.
—N-No...—musitó el alfa besando los labios del omega—No tienes que contármelo ahora, prefiero que lo hagas cuando no estés tan débil, no tienes que recordar todo ahora, déjame mimarte y cuidarte. Te busqué por muchos días, extrañé tu compañía y quiero estar así contigo un poco más.
—¿Temes que vuelva a irme?
—¿Miedo yo? —río tomando el rostro de Noah entre sus manos—¿Demian Anderson, el alfa dominante, el chico que come pesadillas y el hombre más genial del mundo? —se burló haciendo que Noah negara con su cabeza, para él Demian era más que eso—Estoy aterrado—confesó.
Noah suspiró, le dolía que Demian pasará por tantas dificultades por su culpa, sentía que sólo era una carga para el alfa y que tal vez su madre tenía razón, tal vez todo hubiera sido mejor sí no hubiera nacido.
—No me voy a ir—musitó buscando recostarse en el regazo del alfa. Batalló un poco para lograrlo, pero cuando lo hizo se sintió tan cómodo que pudo estirar sus lastimadas piernas a lo largo del sofá—Ya no quiero ir a ninguna parte—murmuró abrazando a Demian quedándose profundamente dormido.
Demian se quedó acariciando el cabello rubio de Noah y alcanzó un poco al aloe vera que había cortado por la tarde y comenzó a colocarla suavemente en los moretones del rostro de Noah. Un sentimiento de ira y tristeza lo inundó, ocupaba saber la verdad, pero no podía forzarlo, debía de esperar un poco más y hacer sentir seguro a su amado, después de todo, finalmente lo tenía entre sus brazos y con eso ya era suficiente.
Una vez terminó de sanar las heridas llevó a Noah nuevamente a la cama y le colocó un pantalón holgado que había encontrado por ahí. Noah no tenía cambios de ropa, las camisetas de Demian lograban cubrirlo, pero en la cama solía moverse mucho y dejaba a la vista su parte baja, por lo que Demian trataba de cubrirlo para que no pasara frio. Una vez Noah quedó listo, besó la frente del omega y se dirigió a la cocina.
—¿Dónde están? —preguntó para sí mismo abriendo unos cajones de la cocina—Aquí—se contestó tomando todos los cuchillos que se encontraban en la casa. Los colocó en una caja de cartón, y cuando terminó siguió con las tijeras, navajas, sogas, corbatas o cualquier cosa que Noah pudiera usar en su contra en caso de tener un colapso.
Parecía una medida drástica, y lo era, pero Demian era un mortal que sólo trataba de dar lo mejor de sí mismo, no podía permitir que Noah se suicidara. Iba a cuidarlo a como diera lugar e iba a agradecer cada día que su compañero destinado perteneciera a su lado.
Una vez se aseguró que toda la casa fuera segura, tomó su laptop y comenzó a trabajar en algunas cosas de la escuela. La fuga había sido espontánea, pero no por eso debía de dejar de lado sus obligaciones, había trabajado mucho en su carrera y no planeaba dejarla, la necesitaba más que nunca para poder darle una vida digna a Noah en caso de que siguieran juntos. Estuvo cinco horas sentado en la mesa hasta que finalmente pudo mandar a los correos de sus maestros todos sus deberes y proyectos, esperaba que fuera suficiente y sus calificaciones no se vieran afectadas.
Ya cansado física y mentalmente, se dirigió a la habitación para poder dormir un poco, en la mañana se despertaría temprano para ir a cortar manzanilla y algunas hierbas para Noah, pero por el momento iba a dormir al lado de la persona que más amaba.
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La lluvia que caía sobre la casa arrullaba a Demian relajándolo y durmiéndolo profundamente, pero no se podía decir lo mismo de Noah. Una vez la lluvia comenzó no pudo volver a dormir, sólo miraba a Demian con suma tristeza, delineaba con sus dedos sus ojeras y cuando terminaba acariciaba su cabello negro despeinado, sus brazos unos poco más delgados y la ligera barba que comenzaba a formarse. Se sentía culpable por ser una carga para Demian, misma culpa que no lo dejaba dormir.
Suspiró cansado cerrando los ojos a la par que se acurrucaba en el pecho de su alfa, olfateando las sutiles feromonas que el alfa soltaba. Amaba ese aroma a menta y cítricos, lo calmaba poco a poco, pero no lo dejaban dormido. Las cosas fueron peores cuando escuchó un maullido proveniente de afuera, era un sonido horrible, como si alguien estuviera matando al pobre animal.
Noah sólo quería dormir, pero la melancolía de escuchar ese sonido lo hizo levantarse de la cama. Tomó una cobija que había caído al suelo y caminó despacio hacia la puerta trasera de dónde venía más fuerte el sonido. Cuando abrió la puerta fue salpicado sutilmente por las gotas de lluvia, no era tan fuerte, pero al salir fácilmente se ensució los pies descalzos de lodo.
Conforme avanzaba el sonido se hacía más y más fuerte, su vista era pobre, pero podía orientarse perfectamente con el sonido. Noah caminó bajo la lluvia buscando al responsable del maullido, su ropa ya se encontraba empapada, pero no iba a dormir tranquilo hasta encontrar al pequeño que gemía por ayuda. Caminó un poco más, ya agotado, respiraba con dificultad debido a la humedad, su falta de vista lo mareó un poco por lo que al dar un paso en falso cayó a un desnivel en el camino, empapándose y ensuciándose de lodo al caer al suelo.
—¡Mierda! —maldijo en el fango sintiendo dolor en todo su cuerpo. No había sido una gran altura, al menos no para Noah, pero si para el gatito que había caído por accidente ahí y sólo lloraba por ayuda—Oh, conque eres tú el que está molestando tan de madrugada—habló Noah una vez visualizó un poco a una bolita de pelo gris que maullaba fuertemente—¿Estás solo? —preguntó una vez lo llevó a su pecho limpiándolo con su camiseta, que en realidad era de Demian, pero que el omega ya había reclamado como de su prioridad—Tranquilo, sé lo que es estar solo.
Noah se puso de pie con el minino en brazos, era tan pequeño que podía cargarlo con una sola de sus manos. Caminó nuevamente hasta la casa, pero a mitad del camino se encontró con Demian corriendo desesperado hacia él.
—¡Noah! —exclamó su nombre llegando hasta a él tomándolo en un abrazo—¿¡Dónde estabas!?—se le veía molesto, pero al mismo tiempo con lágrimas en los ojos—¿¡A dónde fuiste!? ¡No puedes caminar por ahí con este clima—Noah agachó la cabeza, sabía que Demian hablaba en ese tono por lo preocupado que estaba, pero lo último que quería era darle más estrés a su alfa—Santo cielo—murmuró volviendo abrazarlo y calmado un poco más sus sentimientos—Estás todo empapado y lleno de lodo—volvió a ver al omega, limpiando un poco del lodo que se encontraba en su rostro—Tus pies están descalzos, pudiste haberte lastimado con una roca, ¿qué estabas haciendo?
—Yo...—Noah quiso explicarse, pero el maullido del pequeño polizón llamó la atención de Demian—Me estaba pidiendo ayuda.
Demian se tranquilizó un poco al ver al gatito envuelto en lodo llorando en las manitas de su omega, por lo que encaminó al omega de vuelta a la casa.
Demian se sintió un poco culpable, desde que habían llegado había cargado a Noah a todas partes, probablemente lo había hecho sentir como un inútil, por lo que al volver a entrar lo llevó a la sala y cubriéndolo de toallas.
—¿Puedo? —preguntó Demian con un botiquín de primeros auxilios sentándose al lado del omega, Noah sólo asintió y ladeó un poco su rostro—¿Te duele alguna otra parte?
—No—contestó mientras al mismo tiempo secaba al minino—¿Estás enojado?
—No estoy enojado—mintió limpiando el raspón en el rostro de Noah con un poco de alcohol—Estaba asustado, no te encontré en la cama y temí lo peor.
—Te dije que no iba a irme—aclaró—Pero el gatito no dejaba de llorar, estás cansado y no quería despertarte.
—Debiste—agregó tomando una pequeña gasa cubriendo el raspón.
—Pues no quería—sonó defensivo—Sólo he sido una carga para ti.
—Eso no es cierto Noah—quiso tranquilizarlo, pero las lágrimas del omega no se hicieron esperar—¿Por qué pensarías eso, mi amor? —Noah sólo negó con la cabeza y tomó al gatito acariciándolo con delicadeza, como si al proteger al animalito se protegiera a sí mismo—Cariño no tienes que guardarlo, puedes decirme lo que quieras.
El rubio sólo siguió acariciando al pequeño gatito, que tras un pequeño baño por parte de Demian había resultado de pelaje blanco en lugar de gris, por lo que Noah se quedó pensando en eso. ¿Podía contarle todo a Demian?, simplemente ya no quería ser un gatito asustado en el fango llorando por ayuda, finalmente alguien lo había escuchado y había ido a su rescate. Después de todo, se trataba de la persona que siempre lo ayudaba en sus peores momentos y se aseguraba de crear los mejores recuerdos. Quería dejar atrás lo gris de su pasado y volver a n blanco puro, tal y como Demian había hecho con el gato que cuidaba en sus manos.
—¿Lo que yo quiera? —preguntó mirando a Demian con sus ojos rojos.
—Y lo que puedas—musitó dejando que el omega se incorporara en el sofá.
—Entonces te lo contaré todo...
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Me siento mal por tardar en subir capítulo, honestamente no me sentía bien, pero he trabajado tanto en este capítulo que quería compartilo lo antes posible.
¿Nos les parece hermosa la ilstración que nos hizo la hermosa de @Littlercherry41? Busquenla así en instagram y denle mucho amor uwu.
Lo más probable es que tenga lapsos en donde tarde más en actualizar, pero pueden estar al tanto de mis redes sociales donde doy spoilers y actualizaciones de esta historia. ¡Agradezco mucho el apoyo, nos vemos pronto!
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