Capítulo 15
Ok, ayer se me olvidó subir capítulo, pero creo que las 4719 palabras que están a punto de leer valga la espera.
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
—¿Seguro que vas a estar bien? —preguntó Ellio estacionando frente a la residencia Miller.
—Recibí un correo diciendo que mis padres están en un viaje de trabajo y que mi hermano estará toda la semana en casa de sus suegros, la soledad me hará bien—contestó bajando del auto junto con la bolsa llena de ropa de Demian.
—Si es demasiada soledad no dudes en ir a mi casa. Traeré tu auto mañana así que por favor no salgas sólo, no quiero que vuelvas a tener un ataque sin que alguien te ayude.
—Claro, claro, me quedaré en mi cuarto viendo un maratón de 'The Big Bang Theory', comiendo mis problemas y tratando de no asaltar los licores de mi madre— habló cansado.
—No me obligues a llevarte a mi casa a la fuerza—amenazó dentro del auto—¡Y llámalo! —advirtió antes de que el joven omega desapareciera de su vista.
Noah suspiró agotado por el estrés que había obtenido en un solo día. Entró a su casa sintiéndose aliviado de que ni siquiera la servidumbre se encontraba, lo habían dejado a su suerte, pero Noah era lo suficientemente independiente como para poder disfrutar plenamente de la soledad. Subió a su habitación y se dejó caer sobre su cama, regalándose unos segundos para poder relajar su cuerpo antes de volver a ponerse de pie para tomar una larga y húmeda ducha.
Cuando finalmente se encontró limpio se dirigió a su armario, permitiéndose andar desnudo con total seguridad al estar completamente solo. Se puso una prenda de ropa interior, pero cuando quiso continuar con su conjunto dirigió la mirada hacia las prendas de Demian. Algo extraño sucedió en su corazón que lo hizo tomar una camiseta y ponerla encima para tapar a duras penas su desnudez.
Una vez cómodo, encendió la televisión y busco algo para disfrutar mientras decidía por fin descansar un poco.
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Ellio condujo con remordimiento al dejar a Noah solo. La charla de la noche anterior se había resumido en un consejo de que hablara con Demian y pusieran todas las cartas sobre la mesa, pero la verdad era que se había limitado un poco con el omega menor, era de los pocos que sabía cómo la vida lo había tratado, tampoco quería ser cruel con él y que comenzará a nacer un odio entre ellos.
Llegó al cabo de unos minutos a su residencia, subió hasta llegar al apartamento siendo recibido por su apuesto alfa.
—Hola mi amor—saludó Alek con un dulce beso en los labios de su esposo—¿Cómo te fue?
—Noah ya se siente mejor, no tuvo lesiones por el choque, lo mandé a casa a descansar—resumió dejando su saco en el perchero y quitándose los zapatos de fabuloso tacón en la zapatera de la entrada mientras que se ponía unas suaves pantuflas—¿Cómo está mi princesa? —preguntó preocupado.
—Dormida—contestó mientras se encaminaba a la isla de la cocina. Alek le sirvió un té verde a su esposo mientras proseguía con la charla—La traje del hospital después de que el doctor dijo que era sólo una fiebre de verano, dice que se puede deber a un cambio climático, pero se le pasará en pocos días.
—¿Recetó medicina?
—Analgésicos que la dejaron dormida—contestó encantado al ver como su omega bebía con un semblante más relajado—Te amo—se le escapó de los labios tras darse cuenta de lo dicha que se había vuelto su vida desde esa noche en la que conoció a Ellio.
—Yo también te amo—respondió sonriendo acercándose lo suficiente para recibir un casto beso de su esposo.
Ellio no podía ser más feliz, finalmente tenía un hogar al cual regresar, un esposo que daría su vida por él, hijos a los que amaba con todo su corazón y alma, pero, sobre todo, una cama en la que podía despertar sin miedo a que sólo fuera un sueño.
Deseaba que Noah también conociera lo maravillosa que era la vida al lado de alguien que lo hiciera sentir, así como Alek lo hacía sentir a él.
—¿Te acuerdas de cómo tenía mis celos espontáneos? —preguntó poniéndose de pie para caminar con rumbo a la sala. Alek lo siguió con una taza de té propia.
—Cómo olvidarlo—sonrió nostálgico—Llegabas de sorpresa a mi viejo departamento y me atacabas.
—¿¡Perdón!?—preguntó con una voz que simulaba una ofensa, la mano de Ellio se posaba dramáticamente para fingir sorpresa—¿Yo te atacaba a ti?
—Mi amor—le besó antes de que tomaran asiento en el gran sofá de la sala—Sí tumbar a alguien al suelo mientras lo comes a besos no es ser atacado, ¿entonces qué es?
Ellio bufeo sarcástico dando otro sorbo a su té.
—Aún lo recuerdo—reiteró Alek acariciando el cabello rubio de su esposo—Llegabas jadeando, sudando, con tus medias rotas y pies descalzos, con tus ojos apunto de llorar. Cuando no estaba en casa me esperabas en la puerta y yo corría a abrazarme; me era doloroso pensar que nuestro lazo te hacía daño—besó la mano de Ellio con devoción.
—Después de que nos conocimos me fue más difícil 'pasar el rato' con los clientes de ese asqueroso lugar—aportó haciendo con una de sus manos libres comillas en el aire. Ellio mostraba una expresión de asco con sólo mencionar su pasado—¿Recuerdas ese día que llegué con un moretón?
—¡Ahg! Ni me lo recuerdes, quería matar a ese maldito—gruñó molesto. El rostro de su esposo era un templo, había sido esculpido por los mismos ángeles. Ellio río al fin al ver que su esposo seguía molesto tras años de ese suceso—¿Por qué preguntas?
El omega tomó un poco de aire y buscó sentarse entre las piernas abiertas de su esposo. Se dejó recargar en su pecho, terminó de tomar el té para dejarlo en la mesita frente a ellos.
—Noah tuvo un celo espontaneo, dijo que sucedió después de besar a el idiota de Nicholas Ivanov. Salió de la residencia en su auto, chocó con nadie más que Amber Anderson y una vez llegaron al retiro para omegas el tonto de mi hijo le mencionó sobre su matrimonio arreglado.
A veces a Alek le sorprendía lo natural que podía contar las cosas su esposo. Tuvo que tomarse dos segundos para poder analizar un poco la información.
—¿Demian lo sabe? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar.
Alek no sólo era el esposo y socio del diseñador Ellio Luttrel, sino que también era el abogado de Noah. Él había logrado una restricción contra el padre de Nicholas, lo había sacado de un contrato manipulado contra de su voluntad y había estado lo suficientemente cerca como para saber lo que sufría. Debía de moverse con cuidado sí quería lograr sacarlo de su matrimonio arreglado en un futuro.
—No, Demian no lo sabe, pero le dije a Noah que lo llamara para que pudieran hablar. En cuanto más pronto lo sepa más pronto podremos sacarlo de ese agujero—comentó Ellio acariciando el mentor de su esposo para dejarle un beso.
—Esperemos que Demian pueda aceptar correctamente la noticia—suspiró un poco preocupado, pero sin dejar de pensar en el papeleo que tendría que hacer—Déjamelo a mí.
—Claro que sí—ronroneó poniéndose de pie para poder sentarse nuevamente sobre los muslos de su esposo, esta vez, viéndolo de frente—Aún es temprano—susurró acariciando el rostro de Alek—Los niños saldrán de la escuela en unas horas, Zaid está en la guardería y Brook está dormida.
—Cierto, hace mucho que no tenemos tiempo para nosotros—guiñó un ojo coquetamente—¿Estás pensando en lo que yo estoy pensando?
—¿Un rapidín?
—Mmm...—desvió la mirada, sonrojado—Pensaba en terminar de ver 'El mundo oculto de Sabrina'—río nervioso.
—Me pondré el cosplay de maid si aceptas en los siguientes tres segundos—propuso poniéndose de pie y caminar rumbo a la habitación. Alek lo miró deseoso, imaginándose tan exquisita escena de su esposo vestido con ese traje tan erótico—Uno... dos...
—¡No empieces sin mí, amor! —brincó del asiento para correr tras su esposo.
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Noah no supo en qué momento se había quedado dormido, pero al ver su celular se había dado cuenta que ya pasaban de las dos de la tarde. Pudo sentir un leve dolor de cabeza que podía deberse a su estrés o a la falta de alimento en su estómago.
Ni siquiera quería levantarse, de hacerlo significaba ser fuerte ante los problemas que se le presentaban, cuando en realidad, Noah sólo quería quedarse a dormir para siempre. Fueron necesarios cinco minutos de ejercicios de respiración para poder relajar su cuerpo y mente; pudo ponerse de pie una vez se sintió más tranquilo.
—Terminemos con esto—murmuró apático llamando a Demian. Había hecho un trato con Ellio y no quería romper su confianza.
Esperó pacientemente a que el alfa contestara el teléfono, pasó un largo tiempo y antes de que por dignidad el omega colgara su llamada fue contestada.
—¿N-Noah? —preguntó entusiasta el joven alfa del otro lado de la línea. Noah sonrió estúpidamente al escuchar esa voz tan masculina, hubiera matado por escuchar esa voz en su estado de celo. Imaginarlo le erizaba la piel.
—Hola perdido—se le escapó una risilla nerviosa—¿Estás ocupado?
—Ahora mismo estoy en la universidad. Estoy checando un proyecto con mi equipo de trabajo...—habló siendo interrumpido por una tos alarmante. Demian separó el teléfono y cubrió su boca y nariz con el interior de su codo—Perdona, el aire acondicionado del salón está muy bajo—volvió a acercarse el teléfono—¿Sucede algo?
—Tengo hambre—contestó caminando hacia su ropero para finalmente ponerse algo que no fuera una camiseta del alfa—Te veré en tu universidad para ir a comer, ¿cuál es tu facultad?
—Es-Espera Noah...
—Tranquilo, puedo comer de la cafetería, no es necesario ir a un restaurante—comentó buscando algo provocativo y decente al mismo tiempo—Mándame tu ubicación, llegaré en un Uber.
Demian suspiró al ver que ni siquiera se lo estaba preguntando, Noah le estaba diciendo que le informará de su ubicación, y por mucho que quisiera ver al hermoso omega su salud no era la mejor.
—Amm...—pensó en una excusa para mover la cita. Volteó la mirada un segundo para buscar algún pretexto, pero sólo se encontró con su equipo de trabajo molesto por lo mucho que tardaba la llamada.
—Olvídalo, eres alfa—habló tras esperar un largo rato—Debe ser la facultad de comercio y administración, ¿correcto?
—¿Eres brujo? —rió al ver que ni siquiera había tenido tiempo para una excusa.
—Recuerda, soy bueno encontrando a Wally—colgó no sin antes besar cerca del micrófono.
Con el vacío de su estómago y las ganas de conquistar al alfa, se vistió coquetamente, se puso su mejor fragancia y metió las cosas más importantes para él en una pequeña mochila.
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El trayecto había sido silencioso, pudo haber llamado a Ellio para que lo llevara a la universidad de Demian, pero ya había molestado demasiado al pobre hombre. Bajó del auto ajeno dando pasos seguros dentro de las instalaciones de la universidad, le traía cierta nostalgia a sus pocos años como estudiante.
Caminó por casi todo el campus captando las miradas de hombres y mujeres de los alrededores. Ese día, pese al pronóstico de lluvia, hacía un calor infernal. Noah había optado por un short que dejaba ver sus hermosas piernas, era imposible no llamar la atención con sólo su caminar.
Cuando finalmente encontró la facultad de Demian se dispuso a encontrarlo. Conocía perfectamente el aroma del alfa, pero al estar rodeado de muchos de ellos se le complicaba dar con su paradero. Quiso conservar un poco su orgullo y no llamarlo, había prometido dar con él a como diera lugar, después de todo, era un juego que compartía con el alfa.
—Maldición, muero de hambre—susurró frustrado merodeando por los diferentes salones. Demian había comentado que tenía frío en su salón, por lo que había buscado en los muchos salones de la facultad.
Estaba a punto de desistir para comprar algo en la cafetería más cercana con las pocas monedas que le quedaban; cuando escuchó una peculiar tos venir de uno de los pasillos.
Caminó en esa dirección y pudo ver al alfa de espaldas, recargado en una de las paredes del pasillo tosiendo fuertemente, respirando con dificultad. Quiso acercarse para verlo a la cara, pero conforme se fue acercando vio que no estaba sólo.
—Está empeorando, deberías descansar—se escuchó una voz femenina, lo que hizo que Noah caminara más a prisa para alcanzar a su alfa.
—Tranquila, debemos terminar el proyecto hoy y...
—¡Demian! —se hizo presente Noah abrazando de sorpresa al alfa recién nombrado—Te encontré—sonrió amenazante ante la otra chica.
—Noah...—murmuró sorprendido por la repentina llegada del omega.
—Te extrañé mucho—abrazó nuevamente al alfa.
Se permitió olfatear ese aroma que lo volvía loco, juró que sus piernas iban a fallar por sentir tan deliciosa fragancia. Por alguna razón, Noah dirigió su mirada hacia la chica frente a ellos.
—¿No vas a presentarnos? —preguntó alejándose un poco, pero sin soltar al alfa.
—Amm...—murmuró cerrando sus ojos. Demian sentía como el mundo daba vueltas, no sabía dónde poner la cabeza, pero de lo único de lo que estaba seguro era que estaba feliz de volver a ver a Noah y de escuchar que también lo había extrañado—Noah, ella es Alba Spencer, mi compañera de clase, Alba él es Noah...
—Un placer—sonrió la chica extendiendo la mano a Noah, pero el rubio ni siquiera alejó la mirada del enfermo de Demian.
El omega estaba indignado por el hecho de que a la chica se la presentara como su compañera, pero que, en cambio, a él ni siquiera se le terminara de mencionar su nombre ni tipo de relación. Había pasado un celo entero pensando en el alfa que estaba frente a él, y ahora, se sentía hecho a un lado y cambiado por un modelo que imitaba terriblemente a Barbie.
—¿Todo bien? —preguntó preocupado sosteniendo el rostro de Demian para que se dignara en verlo a los ojos—Te ves cansado, apenas y hablamos por teléfono—un tono más dulce salió de sus labios.
—Todo bien, sólo es una simple tos—sonrió forzosamente tomando las manos del omega para separarse de él. No lo quería contagiar en caso de tener algo grave—Alba y yo aún debemos terminar el trabajo.
—Ya terminaste tu parte, Demian—habló acercándose a él con un pañuelo con el que comenzó a limpiar el sudor que comenzaba a salir de los poros del alfa—Descansa, yo terminaré el proyecto por los dos.
—No puedo dejar que hagas eso—expresó agobiado. La tos volvió a atacar haciendo que Noah se preocupara por la salud del alfa, se escuchaba terrible.
—Te llevaré a la enfermería—sugirió la chica tomando de la mano a Demian.
Noah sintió una punzada en su pecho, como sus dientes se apretaban con ira y cómo sin darse cuenta había golpeado la mano de la chica en un desespero por alejarla de Demian.
—¡No! —sentenció—Iremos a casa, necesitas descansar—exclamó colgando la mochila de Demian en sus hombros, mirando a la chica con recelo.
—Noah no puedo irme, necesito hablar con mi tutor y entregar ese proyecto junto con Alba—explicó el alfa sintiendo un ligero mareo. De un momento a otro su mundo dio mil vueltas y terminó recargándose una vez más de golpe sobre la pared.
—¡Demian! —gritó Noah preocupado tomando de los hombros al alfa.
—Lo llevaré a la enfermería—habló nuevamente Alba, queriendo acercarse al joven.
—¡Tú cállate, niña! — expresó con voz agresiva—¡Está enfermo y lo llevaré a nuestra casa, aunque sea a rastras!
Eso último había sorprendido a Demian. Noah había dicho 'nuestra casa', a pesar de que ambos no sólo habían compartido el mismo techo para ver una película. Aun así, en su debilidad, se sintió feliz.
—Deja de sonreír estúpido—murmuró Noah una vez Demian puso erguirse y caminar apoyado en el rubio—Más te vale haber estacionado cerca, no era broma de lo llevarte a rastras.
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—Coff...cof...cof—tosía Demian recostado en su cama. Su nariz estaba roja al igual que sus ojos. Noah había puesto una compresa fría en su frente para bajar la fiebre, pero el alfa tenía problemas para respirar.
Habían llegado hace media hora y Noah sólo había podido arroparlo y llevarlo hasta su cama a salvo.
—No puedo creer que querías quedarte—se quejó el rubio bajando un poco el aire acondicionado—Estás casi en tu lecho de muerte, y aun así querías quedarte con esa niña fastidiosa.
—Noah... cof...cof...cof—quiso hablar, pero su tos no lo permitió.
—Ni siquiera sé qué le miras—continuó recogiendo las prendas sucias que estaban regadas por toda la habitación. Nunca había entrado a la habitación de Demian, pero se notaba la escuela lo tenía atareado—Dices que me amas, me prometes la luna y las estrellas cuando estamos a solas, pero aparentemente soy un desconocido cuando estamos delante de otras personas—siguió desahogándose haciendo caso omiso al alfa.
—Noah...—volvió a hablar, pero el omega no dejaba de parlotear cosas sin sentido.
—¡Y eso no es todo! —siguió hablando.
—Cariño...
Eso logró que Noah se callara por una vez. Había sido tan repentino que su corazón no pudo evitar latir con alegría.
—Cariño...—volvió a pronunciar el alfa. Noah dirigió la mirada hacia él tratando de disimular un poco su sonrojo—No quería verte, estoy enfermo y pudo contagiarte—su voz se escuchó ronca, el rubio tuvo que sentarse en la orilla de la cama para poder escuchar con claridad—Pero, me alegra verte—sonrió con pesadez antes de ser azotado por una ráfaga de estornudos y una alborotada tos.
—Santo cielo— musitó peinando los rebeldes cabellos de Demian—Tranquilo, la estupidez no se contagia.
Demian pudo reír un poco, sintiendo como poco a poco se quedaba dormido por el tacto del omega, podía sentir cómo las feromonas ajenas inundaban su habitación y lo calmaban de una forma muy pacífica.
El ambiente pudo haber durado, sin embargo, fue interrumpido con un inoportuno 'ding dong' proveniente de la puerta.
—Ya llegaron—soltó aliviado.
—¿Quienes? —preguntó cerrando los ojos cansado.
—Tus madres—contestó saliendo de la habitación dejando al pobre de Demian con más dudas que respuestas.
Noah caminaba por el corto pasillo cuando brincó en su lugar tras escuchar un trueno. Sabía que estaba pronosticada la lluvia, pero se terminó de enterar de la cantidad de lluvia tras abrir la puerta y encontrar a las madres de Demian empapadas pese a tener un paraguas.
—Noah, caro (cariño), que gusto poder verte—saludó afectiva Amber. Noah no se resistió al abrazo y al beso en la mejilla—¿Cómo estás, dulzura?
—También es un gusto, señora Anderson, estoy perfectamente—regresó el saludo separándose para dirigir la mirada a Maya.
—Me alegra que nos llamaras sobre la salud de Demian—estiró su mano para saludar formalmente. Noah respondió el acto dándose cuenta de que las personalidades de ambas mujeres eran muy opuestas—¿Dónde está el idiota de mi hijo?
El rubio ahogó una risa en su garganta mientras luchaba por no curvar sus labios. Maya era una alfa severa, firme y orgullosa, por lo que escuchar llamar a su primogénito "idiota" era verdadera comedia.
—En su habitación —contestó.
Pudo ver como la pareja se dirigía a la recámara de Demian desde la puerta. Estuvo a punto de cerrarla cuando un señor entró como si nada.
—Siento la tardanza, había olvidado mi maletín —habló apresurado el hombre misterioso, ajustando sus empañadas gafas.
Noah se quedó en shock, no sólo por la repentina introducción del hombre, sino por su extremada belleza y físico. Un hombre de tez morena, cabello castaño largo, ojos verdes y bien dotado. Le fue imposible morder su labio encantado por la vista, después de todo, era un mortal que se satisfacía en los brazos de un hombre, pecaba con la lujuria y se divertía con besos y licor.
—Oh, disculpe, buenas noches—saludó el hombre dando un buen apretón de manos al omega. Noah al instante pensó 'Dios aprieta, pero este hombre puede ahorcarme cuando quiera'—No me presenté, soy el doctor Johan Nowak.
—Es todo un placer—sonrió coquetamente.
—El placer es todo mio—besó el dorso de la mano ajena—Con permiso—se excusó caminando hasta llegar a Demian.
Noah fue por detrás y al entrar a la habitación se encontraba una omega rubia reclamando a su hijo en italiano. Demian apenas podía respirar, pero eso no era excusa para que Amber lo reprimiera.
Los gritos cesaron una vez el doctor Johan comenzó a hacer su chequeo. Noah se acercó lo suficiente para inspeccionar que las manos del doctor no se pusieran en los lugares incorrectos. Claro, el hombre era un papacito a los ojos del omega, pero eso no significaba que quería a un sexy desconocido tocando a su sexy alfa.
—¿Se le ha dado medicamento? —preguntó el doctor prestando atención a la respiración del Demian por el estetoscopio. Ambas madres del chico dirigieron la mirada hacia Noah, después de todo, él había informado del estado de Demian.
—No, estaba esperando a que llegaran ustedes, no me sentí con la responsabilidad—contestó calmado.
—Se te agradece—continuó el doctor haciendo su trabajo—¿Qué tal la escuela Demian? —volvió a cuestionar terminando de tomar la temperatura.
—Bien—contestó con voz ronca seguido de una agonizante tos.
—¿Bien? —rió Noah al escuchar tan vaga respuesta—¡Claro que no estás bien, idiota! —expresó fastidiado—Cuando fui a verte no querías irte hasta terminar ese estúpido proyecto, no has comido, tu cuarto es un desastre y de seguro te desvelas platicando con la esquelética esa.
—¿De nuevo Demian? —interrogó el doctor con un suspiro cansado.
—Ah, ¿'de nuevo'? —sonó hostil el joven omega.
—Te dije que si estabas en un foco de estrés respetamos tus horas de sueño y siguieras la dieta que te asigné—reprochó el médico guardando todo de nuevo en su maletín—Dime la verdad, ¿qué tal tu rutina de ejercicios? ¿Sigues practicando basquetbol?
Noah desvió la mirada a la pareja destinada. Ambas mujeres se les notaba preocupadas y molestas, como si realmente Demian fuese a fallecer en ese mismo momento.
—Bueno...—desvió la mirada en un intento de no mirar a ninguno de los presentes—No he ido al gimnasio ni a mis prácticas, tampoco he podido seguir mi dieta, estas últimas dos semanas me salté algunas comidas y cuando estoy en la universidad a veces no desayuno....
—¡Demian Alexei Anderson Fossati! —gritó furiosa la mamá omega en lo que parecía ser el nombre completo de Demian—¿¡Vuoi spiegarlo a tua madres!? ¡Sei irresponsabile! (¿Quieres explicárselo a tus madres?, ¡Eres un irresponsable!) —gritó en italiano.
—Non era mia intenzione (no era mi intención)— susurró Demian sin abrir los ojos. Noah estaba sorprendido. Ciertamente el acento italiano de Demian era ardiente, su voz se tornaba más masculina y al estar ronco, era mucho más sexy. El joven omega pudo sentir como se derretía con sólo escucharlo hablar.
—Discúlpalos Noah, el idioma natal de Amber es el italiano— se acercó Maya mientras de fondo continuaban los gritos de parte de Amber—¿Qué le recomienda a mio stupido figlio? (mi estúpido hijo)
—Lo abstendré del ejercicio por esta semana, el clima hizo que tuviera bronquitis, pero es natural en él, así que asegúrese de que tenga su inhalador cerca y para la fiebre le proporcionaré unas pastillas— hizo una receta rápida con una libreta que sacó de su maletín—Disculpe joven ¿cuál es su parentesco con el joven Anderson? —cuestionó al rubio sin dejar de escribir.
—Su amigo— respondió recibiendo una corrección en automático por parte de Demian.
—Es mi destinado doctor—su voz sonó algo congestionada.
—Que afortunado— dijo el médico con una voz sarcástica, y cuando terminó de escribir arrancó la hoja y se la entregó a Noah— Muy bien, él necesita ahora de tus feromonas, eso calmará un poco su respiración y hará que deje de sonar ese fastidioso chillido, procura que se mantenga hidratado, que tome estas pastillas y la fiebre deberá bajar en veinte minutos, dáselas cada ocho horas, contienen ibuprofeno, así que no se pase de la raya, calmará todo dolor. Sí las cosas se complican por favor dale su inhalador o llámame— ordenó sin dejar de verlo a los ojos. Noah prestó suma atención a sus indicación, sin embargo, no pudo evitar pensar en lo atractivo que era el hombre frente a él
—Claro— tomó con fuerza la receta médica con las instrucciones—¿Esta receta sirve como justificante? Creo que no podrá ver a su novia dentro de unos días—aportó celoso.
—Niño, hay una tormenta eléctrica afuera, no me sorprendería que suspendan las clases— habló tomando su maletín y dirigiéndose a Maya— Que coma sus cinco comidas, seis si es posible, y si necesita un inhibidor dejaré varios a su disposición, las feromonas de su omega serán suficientes para calmarlo, pero no queremos que incite a otra cosa.
—Doctor Johan, él aún no es mi omega— dejó en claro Demian, y eso alegró a Noah.
—Espero que pronto lo sea— su tono fue igual de sarcástico. Tomó su maletín y con respeto salió de la habitación.
En cuanto el doctor abandonó la habitación las madres de Demian se acercaron para poder consolar a su hijo. Una Amber más calmada acarició el rostro de su hijo y le murmuró en italiano que descansara.
—Noah—lo llamó la alfa—Quiero hablar con mi hijo, ¿nos permites un momento? —cuestionó con un tono amable. Noah sólo asintió con la cabeza y salió a la sala para poder dejar en paz a la familia.
El silencio se apoderó de la habitación en cuanto Noah la dejó. Se podía escuchar como cada gota de agua chocaba con el techo que los cubría del frío, como los truenos y rayos azotaban contra la ciudad.
—Povero bambino mio (Pobre de mi bebé)—susurró Amber tapando a Demian en un acto maternal.
—Si, ese es el problema—habló en voz baja Maya—Lo sigues tratando como un bebé, Amber—reprochó mirando fijamente a su hijo—¿Qué fue eso que dijo Miller hace un momento? Sobre de que tienes una novia—recalcó agresiva—¿Ahora eres ese tipo de alfa? ¿Te sientes muy macho por tener a varios omegas a tu alrededor?
Demian no tenía cabeza para los reclamos de su madre, quería morirse en ese instante por la presión que sentía sobre sus hombres. La temperatura, la tos y su dificultad para respirar lo hacía mucho peor.
—Alba es una compañera de mi salón... coff...coff—explicó siendo interrumpido por su tos—Noah es al único al que amo, el único por el que daría mi vida y el único que se ha preocupado sinceramente por mi salud...
—¿Insinúas que no lo hago?—cuestionó ofendida la alfa de negra cabellera—Soy tu madre, me preocupo por ti.
—Ya basta ustedes dos— expresó frustrada Amber poniéndose de pie entre la cama y su esposa—Demian, tu madre y yo estamos molestas porque no has cuidado de tu salud, ninguna de nosotras queremos volver a verte en el hospital.
El pelinegro desvió la mirada. Sentía pena por los problemas que había causado su estado de salud.
—Y Maya...—prosiguió la omega ahora con su esposa—Confía en él, recuerda que tu hijo es tan obstinado, terco, romántico y empedernido como tú.
La alfa también desvió la mirada. Amber se sorprendía de lo mucho que peleaban ambos, para que al final del día fueran tan parecidos como dos gotas de agua.
—Ahora bien, te quedarás en cama y tomarás tu medicamento; vendremos a verte mañana sí el clima nos lo permite—dijo la omega acercándose para besar la frente de su cachorro—Riposare bene (descansa)
—Grazie mamma (gracias mamá)—contestó Demian en un susurró por el dolor que se manifestaba en su garganta.
Amber abandonó la habitación y dejó a solas a ambos alfas, algo que Demian odiaba. Siempre que su madre se quedaba para hablar a solas era para reprocharle algo o decirle todo lo que hacía mal, en el fondo sabía que lo decía por su bien y motivar a dar lo mejor, pero Demian simplemente ya estaba cansado.
—Ya lyublyu tebya, syn (te amo, hijo)—dijo la alfa en su ruso natal—¿Lo sabes?
—Da (si)
─── ❝ Fire on fire ❞ ───
¡HASTA AQUÍ LLEGAMOS!
Espero les haya gustado, se vienen capítulos muy intensos a partir de este punto, esperemos nuestro solecito pueda recuperarse pronto.
Lamento mucho la tardanza, pero aquí estamos sin falta, espero traer próximamente ilustraciones ya que el apoyo que me han brindado lo vale.
Nos vemos en el siguiente capítulo :)
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