xvii. ¡El despertar de Eren! ⦂ La muerte de un amor fugaz.
tw: muerte canon de un personaje importante, violencia explícita.
EL CUERPO DE EREN CAÍA DEL CIELO JUNTO CON EL DE LOS DEMÁS anunciando su llegada a la interminable guerra de la manera menos sutil posible, atrayendo la mirada de todos los presentes gracias a los gritos y quejidos tanto de ella como de los demás que caían sin un rumbo fijo. La rubia usó su poder para teletransportarse en tierra firme, antes de caer en el frío suelo de hielo, aterrizando cerca de la bahía, alejada de donde los máximos poderes del Gobierno se encontraban mirando todo. La rubia soltó un suspiro entrecortado, su pecho subiendo y bajando agitada, las nauseas solamente empeoraron con el violento viaje.
──¿Peacock-san?──. una voz masculina detrás de ella preguntó, la rubia al no tener sus armas características, optó por sacar dos dagas. Girándose para enfrentar a la persona desconocida, observando a un hombre rubio de lentes azules mirándola con atención──. Debes ser la chica de la que tanto hablaba Ace-san.
Eren guardó las dagas en los bolsos de su chaqueta, ladeando su cabeza para descifrar de quién se trataba──. Ah, tú debes ser Marco ¿no? Un gusto en conocerte al fin, soy Eren.
La rubia no tuvo tiempo de seguir con la conversación en cuanto su sentido alerta detectó el sonido de unos pasos agresivos acercándose en su dirección, unos que conocía bastante bien y que ni siquiera tuvo que darse la vuelta para saber de quién se trataba. Eren se disculpó con Marco, quien le deseó suerte antes de salir volando en dirección a Barbablanca.
──¡Peacock!──. la contraalmirante Hina vociferó, caminando a paso lento con dirección a la rubia, disfrutando del cigarrillo en su boca.
──¡Linda Hina! ¡Cuánto tiempo!──. Eren la recibió con falsa amabilidad, abriendo sus brazos en forma de saludo, sus ojos se desviaron brevemente al paradero de Luffy entre la multitud──. ¿Cuánto ha pasado? ¿9 años? Sigues viéndote igual, no envejeces ni un día.
──Deja tus elogios baratos──. bramó con impaciencia la mujer, arrojando a sus pies el cigarrillo que colgaba de sus labios──. Ni tú ni Sombrero de Paja van a escapar esta vez. ¡Awase Baori!
Hina invocó sus caracterice jaulas oscuras, extendiendo sus brazos en dirección a la rubia, Eren dió un salto de gran altura, deslizando dos de sus dagas por debajo de sus mangas para usarlas en una de sus nuevas técnicas.
──Dagger Parry*
Eren lanzó sus dagas para bloquear las jaulas alzándose en su dirección, desviando los brazos de Hina a otro paradero con ayuda de la técnica, logrando que la mujer atrapará un batallón de sus propios marines en lugar de a ella. Eren aterrizó detrás de la mujer, soltando una risa y avanzando antes de que pudiera seguirla pero enseguida fue interceptada por la misma joven marine con la que peleó en Alabasta.
──Vaya, vaya, pero si eres la linda marine de Alabasta──. canturreó la rubia sin detener sus pasos, Tashigi la esperaba con su espada firme, sin flaquear al ver la velocidad de la rubia──. Por más que quisiera jugar un poco contigo, tengo mucha prisa. Dagger faint*
Eren tomó vuelo con ayuda de sus piernas, usando el engaño en su técnica para apuntar en uno de los brazos de la joven marine haciéndola concentrarse en ese punto, justo cuando estaba delante de ella cambió el destino de su daga, lanzándola en una de las piernas de Tashigi. La joven marine soltó un gruñido, lanzando una estocada contra Eren que apenas pudo bloquear con ayuda de haki de armamento. Eren tomó la espada en su mano para quitarla, arrojándola al suelo junto con su portadora.
Eren siguió con su camino, estaba dispuesta a pelear contra cualquiera que se pusiera enfrente suyo, fuera quien fuera, no haría excepciones con nadie. La rubia corría por el extenso campo congelado hasta que notó a Luffy luchando contra alguien que nunca había visto antes, una mujer rubia de finos ropajes, un abrigo de plumas blanco y estampado dorado de pavo real. Eren sintió una extraña sensación, distrayéndose con la mujer de espaldas tratando de detener a Luffy y evitar que avanzará, que ni siquiera se dio cuenta en el momento que Smoker comenzó a seguirla por los aires.
Smoker atacó desde los aires, volando a toda velocidad detrás de la rubia, aprovechando esa pequeña distracción para asestarle un golpe por la espalda haciéndola caer en el suelo, rodando por el hielo que cubría el piso debajo de ella. Eren usó sus dagas para clavarlas en el hielo, deteniéndose bruscamente y mirando a donde el hombre volaba para seguir con sus ataques.
──¡Peacock! ¡No te dejaré seguir!
──Radici Volontà*
Eren ancló sus dos dagas en el suelo, usando su voluntad para crear una zona de energía que impedía la transformación de un usuario tipo logia en ese radio. Smoker al volar cerca, cayó al suelo materializándose pero Eren sabía que esa habilidad solamente duraba una vez que él permaneciera en el campo invisible que creó.
──¿Qué diablos hiciste?──. el hombre de cabellos blancos exigió, levantándose del suelo, mirando con confusión su cuerpo materializado. En cuestión de segundos sacó su espada de piedra marina, en una posición de defensa.
──Un nuevo truco que aprendí en prisión──. Eren alardeó, sacando otra de sus dagas dentro de su cinturón. En el momento que Smoker dio un paso hacia ella, brincó en el aire usando sus piernas para impulsarse──. Dagger Scorpion Kick*
Eren saltó hacia adelante dando una patada hacía atrás, sosteniendo firmemente la larga daga en su mano, imitando el movimiento de la cola de un escorpión, golpeando a Smoker desde una posición sorpresiva pero el hombre fue hábil en bloquear el ataque, dando un paso atrás para preparar un contraataque que la lanzó de regreso a donde estaba inicialmente. Eren se mantuvo dentro del radio de su antigua técnica, las dagas al estar aún ancladas le permitían seguir manipulando la voluntad logia de la fruta del hombre, solamente debía pasar sobre él para avanzar y ya.
Pero eso no sería trabajo fácil.
──No sé lo que hiciste pero no necesito mis poderes para detenerte, Peacock──. Smoker bramó, embistiendo de nuevo a la rubia con otro ataque de espada. Eren usó el haki en su mano para detener la hoja de piedra, aprovechando la proximidad para darle una patada en el abdomen logrando alejarlo.
──Smoker-kun, por más que me gusta tenerte cerca estoy un poco apurada──. se burló entre respiraciones agitadas, lanzando firmemente una de sus dagas directamente en la cara del hombre pero una parvada de murciégalos se tragó el artefacto antes de que pudiera provocarle daño al hombre de cabellos grises──. Agh, Black...
──Lo siento, Smoky, pero quiero hablar un momento con mi rebelde hija──. Black se materializó frente a ella, sujetándola de los pies con unas manos demoníacas sobresaliendo del hielo. Smoker detrás de él bufó en respuesta, tomando la intervención con provecho para auxiliar a su mano derecha, Tashigi, aún sangrando en el suelo por el ataque de Eren a varios pasos detrás de ellos──. Erencita, me sorprende que hayas llegado hasta acá.
──Cállate y no me digas Erencita, traidor──. espetó con rabia, haciendo el intento de zafarse de las manos que le sostenían los pies──. Deja de jugar con tus trucos baratos y déjame avanzar.
──¿Y por qué haría eso? ¿No ves mi uniforme? Es mi trabajo luchar con piratas──. Black le respondió despreocupado, dando un paso delante de él, observando las dagas clavadas en el suelo──. ¿Por qué te desgastas haciendo todo esto? Nunca lo pregunté pero... ¿En serio ese muchacho vale tanto la pena para hacer todo esto? Solamente míralo, aunque lo intentes, Sengy no tardará en ejecutarlo.
──¡Que te calles!──. Eren espetó, armando su pierna con haki para romper fuertemente las manos que la sostenían. Dándole una patada en el estómago al hombre delante de ella, pero solamente sirvió para hacerlo retroceder. Nunca había peleado contra Black anteriormente, solamente cuando la entrenaba, pero sabía que no era un rival fácil. No por nada era uno de los Almirantes──. Vale más la pena que tú, al menos Ace no es un traidor.
──Puede que no lo sea porque en ese caso, la traidora fuiste tú, Eren──. Black respondió tranquilamente, limpiando la suciedad que la patada dejó en su traje.
Eren apretó con fuerza las dagas en sus manos al escuchar esas palabras, pues eran verdad, no podía negarlas ni refutar contra ellas. Solamente enojarse de lo verdaderas que eran. La rubia dejó salir la ira que contuvo desde que llegó, usando la excusa de la traición de Black para arremeter contra él.
──Espejismo*
La técnica creó ilusiones, clonando el cuerpo ante la mirada de Black para confundirlo, rodeándolo en un gigante círculo de clones. Todas las Eren sostenían sus dagas en mano, lanzándose contra él para mantenerlo ocupado dándole tiempo necesario a la verdadera Eren para escapar por detrás, moviéndose a gran velocidad hasta que escuchó un estruendo en el momento que Black se liberó de las ilusiones. Eren fue derribada por una parvada de murciélagos, manteniéndola en el suelo sin intenciones de soltarla.
──¡Quítame tus murciélagos de encima!──. se quejaba la rubia, moviéndose de un lado a otro tratando de ahuyentar a las criaturas tapándole el campo visual.
Black llegó frente a ella, apenas podía divisar los cabellos rubios esparcidos en el suelo, moviéndose de un lado a otro tratando de quitarse de encima a los animales nocturnos.
──¿Y hacerte el trabajo más fácil? Puedes librarte fácilmente de ellos──. dijo despreocupado, mirando de reojo la batalla que se desenvolvía entre Smoker y Luffy Sombrero de Paja──. Me conmueves... ¿No quieres usar tus poderes para no lastimarme?
Eren soltó un gruñido desde donde estaba, sacando las últimas dagas que le quedaban para poder defenderse de los animales.
──Serpentyny*
Eren adoptó una postura ágil y fluida lo mejor que pudo. Con las dagas en su mano, sus movimientos imitaron la serpenteante elegancia de una serpiente en acecho, desplazándose con gracia y rapidez en el radio de las criaturas encima de ella. Sus brazos se movieron sinuosos, cortando en dos a las criaturas que se movían encima de ella, mirándolas caer una a una a su alrededor y encima de su cuerpo. Rápidamente se levantó, aún con las dagas en mano y su mirada fija en el hombre de negro.
Black al ver que nada iba a detener el próximo ataque, preparó su espada en mano para bloquear la embestida furiosa de Eren usando sus dagas cubiertas de haki, haciéndolo retroceder del impacto y romper el suelo debajo de él por la fuerza de la rubia. Sorprendido, alzó una de sus cejas en su dirección pero el ataque no se detuvo ahí, cada vez que Eren lanzaba una ataque era más feroz que el anterior. No podía contenerla simplemente bloqueando y desviando, debía hacer algo más para tenerla entretenida.
En el medio del caos y la violencia de los ataques de Eren, Black encontró un breve momento de calma, la rubia se veía enfermiza estando tan cerca, podía ver el sudor frío bajando por su pálido rostro y las pequeñas expresiones de asco que hacía si se movía mucho. Black sabía que no había tiempo que perder, necesitaba confesar la verdad a Eren antes de que fuera demasiado tarde. Con las ansias latiendo con fuerza, se lanzó hacía adelante, esquivando los golpes de Eren con movimientos rápidos y precisos.
──¡Eren!──. gritó sobre el estruendo de la batalla, su voz apenas audible sobre el estrépito de la guerra──. ¡Hay algo que necesito decirte!
Eren paró un instante, sorprendida por la interrupción inesperada. Sus ojos se encontraron con los de Black, brillando con un fuego feroz y desafiante──. ¿Qué tienes que decirme? ¡Tuviste demasiado tiempo para decirme lo que querías, cállate y pelea!
Black soltó un suspiro, tragando saliva, sintiendo el peso de las palabras que estaban a punto de salir de su boca──. Fui yo quien te salvó del naufragio──. declaró con determinación, su voz resonando con sinceridad desesperada──. Yo soy el hombre que ves en tus recuerdos.
Eren se quedó inmóvil, el sonido de la guerra disipándose en sus oídos, su rostro era una máscara de incredulidad y confusión. La batalla pareció desvanecerse a su alrededor mientras procesaba la revelación.
──¿Qué estás diciendo?──. murmuró, su voz apenas un susurro perdido en el clamor de la guerra──. No puede ser posible... ¿Por qué me lo dices ahora?
Black avanzó bajando su espada, buscando los ojos de Eren con urgencia──. Lo siento por no decirlo antes pero es verdad──. continuó, su áspera voz cargada con arrepentimiento──. Pero tenía miedo de perderte si supieras la verdad, no podía soportar verte herida de nuevo luego de lo de Laverna, pero escúchame, Eren, no puedes estar aquí—
──Ya es bastante tarde para que pueda arrepentirme de estar aquí, Black──. fue lo único que le respondió, guardando las dagas en sus mangas──. No pienso irme, no pienso dejar solo a Ace—
──¡Es que no lo entiendes! ¡No estás segura aquí! ¡No voy a permitir que ellos—──. Black gritó desesperado, callándose antes de que más palabras pudieran salir de su boca.
El silencio que siguió fue ensordecedor, solo interrumpido por el sonido de la batalla que continuaba rugiendo a su alrededor. Eren se quedó sin palabras, su expresión una mezcla tumultuosa de emociones. En medio del caos y la destrucción. Black apenas pudo reaccionar en cuanto la presencia de alguien corriendo a gran velocidad en su dirección lo hizo darse cuenta de que ya era demasiado tarde, no podía seguir escondiendo a Eren al alcance de los Donquixote, la Reina Dorada; Dulcinea, se acercaba ferozmente hasta ellos, usando sus listones de oro para impulsarse del suelo, tomando con uno de ellos la cintura de Eren, girándola bruscamente para encararla.
──¡Ni siquiera puedes hacer bien tu trabajo, Kōmori!──. Dulcinea vociferó desde la distancia, tirando del lazo que sostenía a la rubia con fuerza, provocando que Black intentará detenerla sin lograrlo. La rubia fue lanzada hasta la mujer, quién enseguida la envolvió fuertemente con lazos de oro.
Eren alzó su mirada deteniendo sus movimientos para liberarse en seco, encontrándose con una mujer de porte majestuoso, con ojos que brillaban con una mezcla de determinación y desafío. Algo en la mujer era extrañamente familiar.
──Eren...──. murmuró Dulcinea, soltándola de inmediato antes de que la rubia pudiera liberarse por ella misma. La rubia menor retrocedió, cayendo sentada en el suelo con una expresión de confusión.
Había algo familiar en esa mujer, algo que resonaba profundamente en su corazón.
──¿Quién eres tú?──. preguntó Eren con cautela, su voz cargada de incredulidad.
Dulcinea se detuvo frente a ella, la expresión en su rostro era ilegible, pero algo en su mirada se suavizó con nostalgia. Antes de que la mujer pudiera decirle algo, alguien detrás de ellas aterrizó con fuerza acaparando la atención de las dos rubias.
──Mmm, Peacock──. Kizaru habló anunciando su presencia detrás de ambas. Eren se levantó rápidamente del suelo, posicionándose frente a la mujer por inercia, Dulcinea seguía sin palabras──. Que sorpresa. Hazte a un lado, Dulcinea.
La mujer no pudo oírlo a pesar de estar tan cerca, Eren la miró por encima de su hombro y al verla estática decidió moverse ella para alejar al Almirante y así pudiera hacer lo que quería. Eren comenzó a correr, su mirada enfocada a la plataforma dónde Ace estaba, gracias a la distancia solo podía divisar su silueta de rodillas pero era suficiente para motivarla a seguir. Luffy debía estar más cerca que ella, eso era una ganancia enorme.
Con un destello deslumbrante, Kizaru se lanzó hacia adelante a una velocidad asombrosa, su cuerpo envuelto en una luz deslumbrante mientras se movía con gracia y la ferocidad de un rayo. De su mano, lanzaba disparos de luz a la espalda de Eren, pero la rubia era igual de rápida en predecir sus ataques y esquivarlos a pesar de no verlo directamente a la cara. Al estar cerca, Kizaru apareció delante de ella acortándole el paso, lanzando golpes rápidos y precisos, destinados a incapacitar a su oponente con un mínimo esfuerzo.
Eren respondió con una determinación implacable, utilizando su fuerza para enfrentarse al Almirante con una valentía inquebrantable. Sus movimientos eran poderosos y fluidos, cada golpe cargado con una intensidad impresionante que resonaba en todo el campo de batalla. La rubia volvió a usar el método espejismo, creando despliegues de ella misma que servían como distracción, haciendo a Kizaru atacar a los clones para encontrar a la verdadera mientras ella avanzaba.
──Que truco tan sucio.
Al ver que era inútil, Eren se detuvo impulsándose con ayuda de una de sus piernas y levantando la otra envuelta en haki de armadura con intenciones de atacarlo con ella, Kizaru alzó su pierna deslumbrante en un brillo dorado, alzando una de sus cejas al ver que Eren permanecía acercándose a él en el aire en lugar de huir nuevamente.
──Mhm ¿Piensas enfrentarme?──. Kizaru preguntó sorprendido, una de sus manos en el bolso de su pantalón mientras esperaba el golpe de su adversaria.
──Manto di vuoto*
En el momento que la pierna de Eren hizo contacto con la patada de Kizaru, un manto de vacío se generó alrededor de todo su cuerpo, absorbiendo y disipando los rayos de luz de Kizaru antes de que pudieran hacerle algún daño. Eren salió disparada ante la carga de energía, aterrizando en el suelo con un estruendoso golpe que derribó a los marines en su radio de alcance, Kizaru permaneció en el aire sorprendido, ladeando su cabeza con interés ante el inusual movimiento.
──Uhh, qué interesante técnica──. murmuró, desapareciendo en el aire a velocidad luz y reapareciendo en el suelo frente a la rubia aún entre los escombros──. Kōmori parece haberte entrenado bien... pero no lo suficiente.
El hombre alzó nuevamente su pierna, aprovechando el estado de aturdimiento en la rubia aún derrotada entre los escombros para asestar el golpe final sin notar la presencia de un tercer adversario acercándose desde el clamor sonido de la batalla desatándose a sus alrededores.
──¡Bala de Agonía!──. una voz masculina gritó, lanzando una bala que a pesar del estado impenetrable del usuario logia frente a Eren, logró atravesar el hombro de Kizaru, provocando un leve sonido de ardor.
Eren alzó su mirada con interés, observando al hombre de cabellos negros y ojos rojizos sosteniendo una pistola de chispa hecha de plata en sus manos. Debía ser uno de los piratas de Barbablanca porque jamás lo había visto antes. ¿Sería uno de los pocos hermanos de Lotus y Isuki que había sobrevivido a la cosecha de Bryson? ¿También era un De Berry?
──Kizaru, no sabía que eras un cobarde que atacaba bellas señoritas en apuros──. el pelinegro se burló, guardando el arma en su cinturón a pesar de que la batalla no había terminado. La interrupción sirvió para que Eren se levantará con agonía de los escombros, llevando su mano a su vientre por inercia, mirando con confusión a su rescatista──. Tranquila, preciosa, yo me encargo de él. ¡Lágrima de sangre!
Eso fue lo último que Eren escuchó antes de poder ver el combate desenvolverse, avanzando entre quejidos y dolores por la larga plaza de Marineford. No podía teletransportarse estando en tanto dolor y sin recuperarse todavía, así que debía seguir corriendo entre tambaleos, a lo lejos observó a Luffy cada vez más cerca de la plataforma donde tendría que enfrentarse a los Almirantes. Al girarse, notó la ausencia de Kizaru donde anteriormente estaba, y al volver a ver enfrente se dió cuenta que ya estaba junto a Akainu, Aokiji y Black creando una barrera para que Luffy no pudiera pasar.
Un batallón de marines cayó sobre ella mientras avanzaba, cubriéndola de pies a cabeza entre sus cuerpos en un intento desesperado por detener su avance, la rubia soltó un gruñido ante la interrupción, con su determinación ardiente y su corazón lleno de furia, Eren canalizó el poder que había estado sintiendo incómodamente desde su despertar luego de ser vencida por Hyena. Una oscura aura comenzó a emerger a su alrededor, envolviendo su cuerpo con una energía ominosa y opresiva. Los marines observando retrocedieron instintivamente, entre ellos Coby y Helmeppo observando todo, sintiendo el peligro latente en el aire mientras el poder de Eren crecía ante sus ojos.
──¿Qué... que está haciendo?──. el de melena rubia comentó, sus ojos detrás de su oscuro visor estaban expandidos con temor, retrocediendo llevando una de sus manos hasta la camisa de Coby para llevarlo con él──. ¿Quién es?
──La hija criminal de Don Kōmori... la asesina de Dragones Celestiales──. Coby dijo entre murmuros, la misma expresión del rubio plasmada en su rostro──. ¡Peacock! ¡Corre! ¡Rápido!
Helmeppo no lo pensó dos veces, huyendo del radar junto al pelirosado antes de deparar el mismo destino que sus demás compañeros.
Con un grito de desafío, Eren liberó la Aura de Aniquilación, desatando una explosión de energía pura que desgarró el suelo y desintegró todo lo que tocaba. Acabando con el batallón de marines encima de su cuerpo como si fueran nada, extendiendo su ataque a los infantes de la marina que miraban horrorizados, intentaron correr pero el temblor debajo de sus pies creado por la onda expansiva de la explosión barrió con ellos, reduciendo a escombros todo a su paso. Los marines que habían caído sobre ella fueron arrastrados por la fuerza de la explosión, convertidos en polvo en un instante mientras eran consumidos por el aura de aniquilación.
Cuando la explosión finalmente se desvaneció, Eren se encontraba sola en medio de la destrucción, su respiración agitada y su cuerpo temblando por el esfuerzo. A su alrededor, solamente quedaban escombros y silencio, la batalla principal lejos en la distancia, testigos mudos de la devastación que había provocado en su intento de abrirse paso a través del campo de batalla.
──Black...──. Sengoku renegó entre dientes desde la lejanía de la plataforma de ejecución, sus brazos cruzados en su pecho y sus ojos mirando lo que acababa de pasar a lo lejos. ¿Cuántas veces mostró su preocupación por los poderes de esa mujer y Black siempre lo hizo menos? ¿Desde cuándo es que sabía ese potencial?
«"Esa niña que crías junto a la niña demonio Nico Robin también es una usuario y una probable descendiente de la raza Titan" Sengoku le dijo muchos años atrás, observando la postura relajada del Guerrero del Mar, Black, acostado en el sillón de su oficina. "¿No es la misma niña de la que hablaba Rosinante?"
"¿Rosi? Nah, él no la conoció, la niña de la que hablas murió en la toma de Dressrosa hace unos años" Black le restó importancia, llevándose otra uva a la boca. "Era la hija de Doflamingo, por eso es que Dulcinea se volvió más cucú..." se burló, sentándose de mala gana ante la mirada fría del hombre. "Créeme, tío Sengy, los poderes de Peacock son débiles. Apenas y pueden defenderla a ella"»
──Eren...──. Ace balbuceó anonadado, sus ojos oscuros mirando con atención el desastre oscuro provocado por la rubia. Los marines reducidos a ceniza, la grieta en el suelo... ¿Siempre había tenido ese poder? ¿Lo había estado ocultando?
Eren, con un último vistazo hacia adelante, se enderezó con determinación renovada y continuó avanzando, sabiendo que aún quedaba mucho por hacer en la batalla por delante. Al levantar la mirada nuevamente con Ace en la mira, observó a los verdugos alzar sus espadas, haciéndola sudar en frío. Aún estaba demasiado lejos y no podía divisar a Luffy en ninguna parte.
──¡Ace!──. gritó la rubia, usando sus patadas para librarse de los valientes marines que aún se le acercaban incluso después de ver lo que les pasó a los otros──. ¡Déjenme tranquila! ¡Zihinsel Sabit!*
Eren paralizó temporalmente a los cadetes rodeándola enfocándose en la voluntad de cada uno para dejarlos inmóviles. La rubia avanzó cojeando por toda la plaza, deteniéndose en cuanto el cuerpo de Mr 1 cayó moribundo al suelo frente a ella, Eren alzó la mirada para observar a Ivankov por fin en su radio de visión y a tan solo unos pasos Luffy.
──¡Luffy!──. gritó, pasando por un costado del pelimorado para seguir el camino del adolescente.
──¡Mugiwara-boy! ¡Eren-girl!──. les advirtió Ivankov detrás de ellos. Eren alzó sus ojos para observar a Mihawk saltar por encima de ella con Luffy cómo su objetivo.
Eren siguió avanzando a pesar de la advertencia, siguiendo a Luffy de cerca en cuanto Crocodile aterrizó detrás de ellos para detener a Mihawk. La rubia y Luffy corrían a la par que los demás subordinados de Barbablanca, cada vez más cerca de la plataforma, los marines se abalanzaron contra ellos de inmediato, impidiéndoles el paso a cada uno. Una peligrosa silueta hecha de sangre se manifestó delante de ella y Luffy deteniéndolos del asombro y la confusión. ¿Quién era? Eren compartió una mirada con el impaciente joven pirata.
──Yo te cubro, Luffy──. Eren dijo, posicionándose enfrente de la silueta para darle tiempo a Luffy de escapar──. ¡No te detengas!
Luffy asintió, dándole una de sus características sonrisas antes de seguir corriendo──. ¡Gracias, hermana pavo!
La rubia observó la silueta delante de ella tomar la forma de una mujer marine, ojos rojizos, cabello negro, ese aspecto característico podría reconocerlo en cualquier lado. Era una De Berry, lo que más le sorprendía, era verla del Gobierno Mundial sabiendo la historia de su familia y las Islas Perdidas. ¿Era otra de las hijas de Bryson? Ni siquiera le sorprendía, el hombre era conocido por tener más de 100 hijos, de los cuales solamente menos del 10% había sobrevivido a la temida cosecha.
──La famosa Peacock asesina de nobles mundiales──. la mujer pelinegra habló delante de ella, en ciertos ángulos era idéntica a Lotus. No tenía duda de que se trataba de una de sus hermanas, también era bastante linda, eso Eren podía notarlo enseguida──. Percibo dos distintos tipos de sangre en ti, rubia.
Eren frunció el ceño, deslizando con sutileza sus dagas en la palma de sus manos.
──No tengo tiempo para perderlo contigo──. bufó con aburrimiento, pensando en una manera de poder sobrepasarla. Era una usuario tipo logia, hecha literalmente de sangre, no sería trabajo fácil y era un poder peligroso. Digna hija del Kraken Rojo──. Muévete, De Berry Regan.
La mujer esbozó una sonrisa──. Yo que tú no me esforzaría mucho, no estás en condiciones de estar en una guerra, Peacock. ¡Lluvia de Espinas!
Regan manipulando su propia sangre formó afiladas estacas lanzándolas en dirección a la rubia. Eren torpemente esquivó algunas, siendo acribillada en sus hombros y brazos por alguna de ellas pero aún así siguió corriendo, observando a Luffy enfrentarse cara a cara contra Garp cerca de la plataforma.
──Voluntad Incisiva*
Eren envolvió su voluntad en las hojas filosas de sus dagas, lanzándolas directamente al estómago de la pelinegra delante de ella, atravesando su cuerpo materializado a pesar de estar hecha de sangre. Causando daño físico directo. Regan soltó un sonido de confusión, llevándose sus manos hasta las dagas clavadas en su estómago, usando esa misma sangre derramada para su siguiente ataque.
──¡Golpe Vital!
Pum... pum.
Eren sintió una fuerte punzada en su corazón, cayendo de rodillas al instante. Regan concentró su energía en la sangre derramada para dar un golpe vital directamente hacia el corazón de la rubia. Eren sentía no solamente el dolor físico, su energía poco a poco iba disminuyendo hasta dejarla completamente indefensa frente a la pelinegra. ¿Por qué no estaba muerta todavía? A pesar del golpe, sentía un latido extra, una energía que no le pertenecía protegiéndola. La rubia alzó su mirada al humo formándose en la plataforma, sintiendo esperanza en cuanto observó un túnel de fuego abrirse paso a través del humo. Ace estaba desencadenado...
──Eres una D...──. Regan comentó curiosa, observándola aún con vida luego del golpe mortal que le proporcionó──. ¿Cual era tu poder de nuevo? ¿La voluntad? Debí usar otra técnica, como ya mencioné... debiste tener cuidado de tus dos vidas.
¿Tus dos vidas? ¿Ahora de qué estaba hablando?
──¡Golpe vita—
El puño de Regan se detuvo en el aire antes de poder tocarla nuevamente. Su rostro estaba contraído en una máscara de confusión y preocupación, sus ojos brillaban con temor ante lo desconocido, la rubia de ojos entrecerrados y pocas energías soltó un suspiro. ¿Que estaba pasando? ¿Ace ya estaba a salvo? Al cerrar sus ojos para tomar un descanso, escuchó una risa extraña delante de ella seguida del derrumbe de alguien al suelo. Eren abrió sus ojos de golpe, observando a Regan inconsciente a un lado suyo, alzándolos se encontró cara a cara con el hombre que menos esperaba.
Donquixote Doflamingo.
¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué había detenido a Regan de matarla? Seguramente quería hacerlo él mismo. La rubia se impulsó de sus manos débilmente para ponerse de pie, tambaleándose hacia adelante al poder levantarse pero unas fuerzas invisibles la mantuvieron en su lugar antes de que pudiera caer de nuevo, parecían hilos. Pero Eren no podía ver nada más que al hombre de sonrisa siniestra delante de ella.
──Fufufu... hermanita──. Doflamingo llamó detrás de él, a lo que la mujer que Eren había visto horas atrás apareció a un lado suyo, mirándola con ojos cristalinos──. Entonces... ¿Sigues segura de lo que me dijiste? ¿Completamente segura?
──Sí, Doffy, es ella.
Eren luchó contra los hilos invisibles que la sostenían pero ella no tenía el control sobre su cuerpo, lo tenía Doflamingo, quien de un segundo a otro dejó de sonreír. Su rostro se contrajo en una máscara conmocionada, de dolor, nostalgia y escepticismo mientras la miraba a través de esos lentes impenetrables. La rubia no tenía tiempo de mirarlo, solamente se quejaba, forcejeando una vez que los hilos la levantaron del suelo para acercarla cada vez más a los dos Donquixote.
──¡Suéltame!
──Eren.
La manera en que dijo su nombre la heló por completo. El cuerpo de Eren se quedó estático al escuchar su nombre de los labios del hombre de plumas rosadas. ¿Cómo sabía su nombre? ¿Por qué sonaba tan familiar? ¿Que demonios estaba pasando?
«"¡Eren! Mira lo que te traje del viaje al que fui" una voz a la lejanía sonó en lo más oscuro de su mente, distrayéndola por completo. No podía ver a la persona en su mente o el recuerdo, solamente lo escuchaba. "Tu tía insistió en que te gustaría"
"¡Un flamenco como tú barco, papi!" una voz pequeña respondió, entre risas y alegría infantil. Eren sintió nuevamente esa punzada en su corazón, confundida, mirando al hombre frente a ella»
¿Se estaba metiendo en su cabeza? ¿Por qué estaba recordando eso de repente? No tenía tiempo. Ace ya estaba libre y podía huir con él de una vez por todas.
──¿Eren?──. insistió el hombre de nuevo, sin cortar sus hilos o tener intención de dejarla ir. La rubia siguió forcejeando, mirando a la distancia el fuego de Ace quemando todo a su paso, al menos sabía que estaba a salvo.
──¡No sé cómo sabes mi nombre pero déjame ir! ¡Suéltame, maldita sea!
Doflamingo soltó una risa, atrayendo a Eren cada vez más cerca hasta tenerla frente a él, alzándola con ayuda de sus hilos para estar al mismo nivel cara a cara.
──¿Quieres ir con Puño de Fuego?──. dijo con una mueca en su rostro, negando con su cabeza──. ¿En serio? ¿Con él?
──¡Déjate de juegos!
──Fufufu ¿y me tuteas?──. Doflamingo volvió a negar con su cabeza, una sonrisa ladina en su rostro al verla tan cerca. Después de años──. Tendré una charla bastante ardua con Black sobre cómo te crió y con Crocodile...
──¡Déjame en paz!
La rubia volvió a moverse bruscamente a pesar de sus visibles heridas, haciendo a Doflamingo borrar la sonrisa de su rostro en cuanto divisó la sangre empapando el vestido oscuro que portaba, junto a las marcas que siempre estarían en su piel gracias al veneno de Magellan.
──Te dejaré ir por esta vez──. Doflamingo la bajó al suelo con cuidado, cosa que la desconcertó, ya no sentía más los hilos que la detenían──. Pero no será la última vez que nos veamos, Eren...
Eren no perdió más tiempo, comenzando a correr rápidamente hasta donde Ace y Luffy huían de los cadetes persiguiéndolos. La rubia corría a pesar de que sus pies dolían, de que el aire en sus pulmones cada vez le fallaba más, no le importaba la sangre que derramaban sus heridas o las quemaduras que aún ardían en su piel. Lo único que quería, era asegurarse de que Ace estaba realmente a salvo y no solamente fuera un truco cruel de su mente.
──¡Hotarubi! ¡Hidaruma!──. la voz que podría reconocer en cualquier parte sonó por encima de ella, encendiendo en fuego a los marines que se abalanzaban en su dirección.
Ace aterrizó delante de ella, su mano aún brillando con la llama que usó para atacar, sus ojos oscuros se posaron enseguida en su malestar. Notando todas las heridas que Eren tenía en su cuerpo sin necesidad de estar más cerca. Eren ignoró todo su alrededor, la guerra, los gritos, el dolor de su cuerpo, y corrió directamente al pirata con más velocidad que nunca.
──¡Ace!──. gritó con voz quebrada, lanzándose en los brazos del pelinegro frente a ella. Sollozando sin poder evitarlo, todo su cuerpo temblaba de la conmoción pero se sintió mejor al sentir los brazos del pirata envolviéndola en un fuerte abrazo.
Los dos estaban temerosos de que estuvieran soñando. Nada se sentía real. Eren se aferró con fuerza a él, con miedo de que si lo dejaba ir, desaparecería en el aire sin poder hacer nada para detenerlo.
──Ace, lamento mucho lo que pasó... yo no quería traicionarte, intenté buscar una manera de que—
Antes de que pudiera seguir, Ace la besó con fuerzas, tomando sus mejillas entre sus heridas manos para profundizarlo y que sus palabras nunca fueran habladas. La rubia se alejó sorprendida, pero no fue hasta que el golpe de realidad le hizo dar cuenta que realmente nada de eso estaba pasando. Ace no había aterrizado frente a ella, no lo había abrazado y, sobretodo, no hubo beso entre los dos.
«"Oye, Eren..." la somnolienta voz de Ace le preguntó una de esas mañanas tranquilas en Lulusia, antes de que la oscuridad terminará con el breve tiempo que tuvieron juntos. "¿Algunas vez vendrías al Moby Dick conmigo? Quiero que mi padre te conozca, así sabrá que no te inventé" dijo entre risas, acostando su cabeza en el regazo de la rubia leyendo pacíficamente.
"Te seguiría al Moby Dick y al fin del mundo, Ace" fue lo que ella le respondió, antes de esconder su cara detrás del libro en sus manos»
Temerosa y con manos temblorosas sintió la vivre card en su mano desvanecerse en el aire como las brasas en aquellas noches de fogata en Wano junto a él, cómo las veces que la mantuvo cálida durante su viaje buscando al hombre que arruinó todo, cómo esa pequeña libertad que tuvo con él.
El estruendo de la batalla rugía a su alrededor, pero para Coyote D. Eren, todo se había reducido a un silencio abrumador observando horrorizada el momento exacto en el que Akainu atravesó con su puño de magma el pecho de Ace al querer salvar a Luffy de ese mismo destino. El sol ardiente ya no iluminaba más la batalla, pero incluso la luz del atardecer no podía iluminar la oscuridad que se apoderaba de su corazón. Sus ojos se fijaron en Ace, el valiente pirata cuya sonrisa siempre había sido un faro de esperanza en medio de la tormenta. Pero en esos momentos, esa sonrisa estaba desvaneciéndose, ahogada por dolor y desesperación, aferrándose a su hermano menor.
Eren sintió un nudo en la garganta mientras veía como Ace caía de rodillas frente a Luffy, aferrándose al menor antes de desvanecerse por completo en el suelo, su mirada perdida en el horizonte buscando algo, alguien entre la multitud, algo que ya no podía alcanzar. La sangre brotaba de su pecho, tiñiendo el chaleco de Luffy con sangre carmesí. Un grito de angustia dejó los labios de Eren, pero fue ahogado por los soldados marines que la sujetaron fuertemente con cadenas hasta tumbarla en el suelo boca abajo.
Eren se tambaleó hacia adelante, extendiendo una de sus manos hacia Ace en un intento desesperado por alcanzarlo, por salvarlo de su destino cruel e inevitable. Pero ya no había nada que ella podía hacer por él.
Ace había muerto sin poder escuchar sus disculpas.
Mi honesta reacción:
No saben lo que sufrí escribiendo todo este acto y en especial la muerte de Ace 😭😭😭
10 votos para la siguiente parte y el final del acto.
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