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oii. ¡Una nueva misión! ⦂ Eren se reencuentra con Ace.

OII. Capítulo Dos, Saga Alabasta.
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PORTGAS D. ACE, no era la primera vez que Eren escuchaba ese nombre y tampoco la primera vez que tendría que estar en el mismo espacio que puño de fuego, aunque eso claramente Cloak ni Crocodile lo sabían. Era un secreto que estuvo guardando demasiado bien desde su primera misión oficial cómo Barroco, un desliz que cualquier pudo haber tenido y que desafortunadamente le pasó a ella. Aún lo recordaba bien, y se mentía así misma al decir que era la primera vez en dos años que no pensaba en el temido "puño de fuego", muchas veces se encontraba volviendo al pasado en esa específica memoria.

¿Por qué lo hacía? No lo sabía exactamente, no era el tipo de personas que se aferraban al pasado, Eren al no tener recuerdo de quién era antes de que Nico Robin la salvará para volverla una Barroco años atrás, ella no recordaba nada más allá de eso. No le veía el caso de aferrarse a algo que no tenía. Pero esa noche en Wano dos años atrás, fue probablemente la única vez que se sintió realmente dueña de su vida. Al fin y al cabo, fue la primera vez que decidió hacer algo por sí misma en lugar de seguir las órdenes de alguien más a cómo estaba acostumbrada.


📍Villa Amigasa, Wano.
Dos años atrás...

Cuándo Eren fue informada de que su primera misión cómo Barroco por fin había llegado, jamás se imaginó ser mandada más allá de la Red Line simplemente a espiar un objetivo, uno que ni siquiera estaba activo en la actualidad, sabía que Crocodile sólo la había mandado a Wano para hacerla perder el tiempo y dejarlo en paz con sus insistencias de comenzar a cazar piratas. Desde su naufragio y de ser auxiliada por Nico Robin, Sir Crocodile era lo más parecido a un mentor que tenía, Los Barrocos a pesar de ser un grupo de criminales la habían acogido con buena bienvenida en el grupo; a pesar de que ella sólo estaba ahí de adorno.

Pero estando cerca de su objetivo no podía renunciar fácilmente a la oportunidad que se le presentaba en bandeja de plata. Si completaba con éxito la misión había una pequeña chance de que Crocodile la dejará ser parte activa de su organización y no solamente para usar sus poderes cuándo era conveniente en sus negocios.

Por una semana luego de adentrarse en en el Nuevo Mundo, Eren había estado navegando sin rumbo hasta topar con tierra, siguiendo su Log Pose a una pequeña Villa a la orilla del mar. No sabía su nombre, pero por las condiciones en las que se encontraba dedujo fácilmente que era una de las Villas pobres de Wano. Su gente lucía demacrada y alerta de cualquier barco que se acercará, probablemente para saquearlo. La rubia esperó, escondida en el muelle hasta escuchar pasos sigilosos acercándose, ante el sonido se quitó uno de sus guantes sorprendiendo a la persona llevando su mano hasta el hombro del residente.

──Llévame al lugar más cercano──. ordenó, sus ojos ámbar brillando prismacolor al uso del poder de su fruta del diablo. El hombre asintió, guardando la katana que adornaba su mano para darse la vuelta, con ahora una sonrisa de bienvenida en su rostro──. Y si alguien cuestiona mi presencia, inventa una buena excusa.

El hombre volvió a asentir. Eren alejó su mano del extraño, colocando su guante de nuevo en su lugar. Eren no se sorprendió al ver que el único lugar más cercano a dónde zarpó era un burdel. «Pero al menos uno decente», pensó amargamente conforme avanzaba detrás del hombre. Tampoco le sorprendió que la única excusa "inteligente" que el hombre se inventó es que era ciega. ¿Por qué siempre se topaba con personas estúpidas? La dueña del lugar le dió un chequeó rápido, Eren tuvo que bajar la mirada fingiendo, bueno, ser ciega.

──Una anciana la acogió cuándo perdió a sus padres pero enfermó y falleció hace poco──. el hombre proseguía, mintiendo con una afilada lengua y facilidad que incluso Eren quedó intrigada por la historia falsa. Una que no estaba muy lejos de su realidad──. La deuda que tenía conmigo se la pasó a ella, por eso está aquí para ser vendida.

Eren casi se ahogó. Si no fuera por la tonta excusa de ser ciega, hubiera levantado la mirada cómo dos dagas y clavarlas en los ojos del hombre. ¿Vendida? ¿A un burdel? ¿Así es cómo se haría pasar de ser percibida?

Al escuchar los pasos del hombre alejándose, la mano de Eren cayó en su muñeca con fuerza, haciéndolo quedarse quieto──. No puedes vender a esta probre alma a un burdel.

──Te deseo lo mejor.

Eren maldijo en lo bajo, observando al hombre forcejear y irse lo más rápido posible del lugar. Te haré pedazos cuándo salga de aquí, pensó mirándolo irse, absorta en sus pensamientos hasta que escuchó un sonido de decepción detrás de ella.

──Estás demasiado delgada. Me pregunto si serás más bonita si engordas──. comentó la extravagante mujer de cabellos negros y vestido voluptuoso mirándola de pies a cabeza──. Aunque... esa ropa que llevas puesta no luce mal. ¿La robaste?

Eren luchó contra las ganas de rodar los ojos──. No la robé. Solo ríndete, engordar no me hará más bonita. Soy inútil y no sirvo para trabajar en un burdel. Véndeme a otro lado.

──Hablas con mucha elocuencia para ser una ciega──. respondió la mujer con suave burla, entregándole un liston turquesa señalando sus ojos. La rubia lo tomó, colocándose el pedazo de fábrica pobremente encima de sus ojos──. Escuché que cantas bien. Espero que cantes tan bien como hablas.

──Soy ciega, no muda──. balbuceó de mala gana. La mujer recogió el bastón que el hombre forjó durante el camino, dándoselo a la rubia de mala gana y tomándole la muñeca.

Ante el intruso agarre Eren actuó por inercia, doblando su muñeca para zafarse del agarre, únicamente consiguiendo dar una vuelta torpe y confundir a la mujer frente a ella.

──¿Sabes bailar también?

──¿Eso te pareció un baile?

«Si mis brazos tuvieran haki tu brazo se habría caído», pensó con irritación, soltando el agarre sobre la muñeca de la mujer y dándose por vencida. No lograría nada negociando.

¡Soy mayor que tú! No deberías tutearme──. se quejó la mujer pelinegra, pellizcando las suaves mejillas de la rubia, quién se quejó al contacto──. Deberías tratar a nuestros clientes con respeto.

«Te mataré a ti también», pensó de nuevo, una amarga expresión en su rostro, con los dedos de la mujer aún sobre su sensible piel.

──Mucha gente poderosa viene a nuestro burdel──. continuó, soltando la piel de la rubia y apartando un mechón de su pálido cabello en un intento de que se viera más presentable──. En especial los piratas en su travesía al One Piece, algunos samurai también pero son muy raros. Justamente hay un pirata glotón que ha estado viniendo únicamente a comer, no se le ve interesado en ninguna de nuestras mujeres.

¿Un pirata sin interés en mujeres? Era cómo un cazarrecompensas sin interés en dinero, Eren asentía a las palabras, siendo arrastrada por el lugar hasta llegar a los interiores. Era un lugar decente, diferente a lo que ella se imaginaba ante la palabra "burdel", una que constantemente escuchaba entre sus compañeros Barrocos y de su compañero, Cloack. Aunque él no estaba específicamente interesado en mujeres tampoco.

──Es bastante atractivo──. añadió, cómo si eso provocaría alguna reacción por parte de la rubia quién siguió sin hablar, mostrando desinterés. Su mente pensando en la manera en que huiría cuándo todos estuvieran dormidos──. Quizá cuándo te vea cambié de opinión, escuché que le gustan las nobles causas. Ni siquiera atacó a unos habitantes de la Villa cuando saquearon su barco y lo tuvieron cautivo, se lleva muy bien con Otama.

Eren permaneció en silencio, siendo guiada por los pasillos transitados y las escaleras de madera hasta llegar a la parte alta del lugar. La mujer le arregló su vestimenta, haciendo lo que pudo para hacerla ver "presentable", le quitó el bastón y ajustó el listón sobre los ojos de Eren nublándole la visión por completo. Eren gruñó en lo bajo, buscando por su abanico debajo de su abrigo con intenciones de atacar hasta que la puerta detrás de ella fue abierta por la mujer, empujándola dentro y cerrándola antes de que pudiera atacarla.

Eren maldijo en lo bajo, ignorando la presencia de quién fuera estuviera detrás de ella pero podía sentir una mirada quemándole la espalda. La rubia ignoró la sensación, bajando levemente el listón que cubría sus ojos para abrir la puerta y mirar el solitario pasillo. Era una oportunidad para irse.

──¿Que estás mirando?──. preguntó una voz masculina detrás de ella. La rubia soltó un bufido de irritación, dándose la vuelta aún con el listón mal puesto, mirando al chico frente a ella.

Se veía de su edad. ¿Lo había visto antes? Su cara se le hacía conocida. Sus facciones eran de confusión, una de sus manos sosteniendo un pedazo de carne y la otra colgando libremente a su costado, llevaba un collar adornando su cuello, su pecho estaba a la vista de cualquiera y solamente llevaba una bermuda negra con botas cómo ropa, Eren notó enseguida la daga adornando su cadera, y un sombrero con adornos en los cabellos negros del chico.

Eren rápidamente se dió cuenta de su error. Estaba viéndolo. No se suponía que pudiera hacer eso. La rubia llevó con rapidez una de sus manos hasta el listón, el cuál ahora había caído sobre su cuello ante el brusco movimiento, pero el pelinegro tomó su muñeca en el aire impidiéndole hacerlo.

──Tú...

Eren actuó rápidamente, golpeando la mano del pelinegro que le impedía moverse, el pirata imitó sus gestos golpeando la mano de Eren cuándo intentó tocarlo, aún con sus guantes puestos. La rubia dió una vuelta ágil, tomando en un movimiento fugaz la daga que adornaba la cadera del joven pirata, apuntándolo con su propia arma.

──No hagas ruido──. amenazó, quitándose con su mano libre el inútil listón colgando sobre su cuello. El pelinegro la miró con una ceja alzada, vagando sus oscuros orbes entre su arma apuntándolo y la rubia que lo hacía.

──Oí que una chica ciega se unió al lugar hace poco. Pero puedes ver──. el pelinegro comentó con gracia, observando la hoja de su daga cada vez más cerca a él──. Me dijeron tu nombre. Creo que empieza con una "D" o algo así, pero no dijeron que fueras tan linda... y salvaje.

La expresión de Eren se amargó ante las palabras endulzadas del pelinegro, alzando la cuchilla hasta la barbilla del pirata──. ¡No! No saben mi nombre.

──¿No? Ya me acordé...──. una sonrisa socarrona se asomó sobre sus labios──. Eren.

La sorpresa se abrió sin cuidado por las facciones de la rubia. Estaba expuesta. Nadie sabía su nombre, al menos no alguien que ella no conocía, eran contadas las personas que lo sabían: Crocodile, Robin y Cloack eran los únicos.

──¿Cómo sabes mi nombre?──. exigió, su mano rígida sobre el mango del arma. El pelinegro sonrió con burla, ladeando su cabeza.

──Demoraste al menos unas dos horas en llegar aquí ¿no? Yo estaba en el muelle, vi tu barco acercarse, te vi atacar a ese hombre con tus poderes y te seguí──. dijo casualmente, acompañado de un encogimiento de hombros──. Reconozco a un cazarrecompensas cuando lo veo, y por el sello de tu barco, supe que eres una Barroco.

──Sé cómo eres, así que, si no te callas hasta que me vaya, volveré y te decapitaré──. amenazó nuevamente, moviendo la cuchilla hasta la garganta del burlón pirata.

──¿No quieres saber mi nombre, Coyote D. Eren?──. enfatizó la letra de su nombre, provocando una amarga sensación en la rubia. Ella frunció el ceño con amargura provocando un risa nasal por su parte.

──¿De que te ríes?

──Tienes unos ojos preciosos.

Eren se sonrojó sin poder evitarlo, apartando la mirada por inercia y ignorando las risas burlonas por parte del pelinegro al ver el efecto que tuvieron sus inocentes palabras en la amenazante rubia.

──¡Basta de tonterías! ¿Y así se supone que eres pirata?──. dijo irritada, tomando una bocanada de aire para calmar sus flamantes mejillas.

──Sí, mis disculpas, Eren. Solo que tus ojos son muy hermosos──. se encogió de hombros, llevándose el pedazo de carne a la boca. Eren lo miró con desdén y confusión, aún con la daga apuntando directo a su garganta.

──Debes estar loco.

Eren no tenía más tiempo que perder con el chico raro, y al no tener la información que necesitaba ya no le veía el caso seguir en ese lugar. Sus ojos permanecieron en el pelinegro, quién parecía estar estudiándola con un ceño fruncido. Eren en un movimiento rápido tomó el salero de oro que adornaba la pequeña mesa frente a ella y se echó a correr rumbo a la ventana sin decir nada más.

──¡Eren! ¡Eren! Vamos, deja eso, no hay mucho aquí──. el pelinegro llamó detrás de ella haciéndola detenerse bruscamente en el borde de la ventana, el joven pirata buscó en las bolsas de su pantalón, tomando la bolsa de berries que llevaba con él y lanzándosela──, toma esto a cambio.

Eren lo miró con ojos entrecerrados. ¿Acaso era un truco? ¿Quería verle la cara de tonta? La rubia bufó, lanzando el salero en dirección al pelinegro y guardando la bolsa de berries en su bota. No dijo nada más y solamente saltó de la ventana, corriendo fuera del establecimiento para pensar en otra estrategia.

Ace se quedó mirándola por la ventana, extrañado por la interacción tan fuera de lo común que acababa de tener.


📍The Blind Bat (Barco de Cloack)
Actualidad...

La mente de Eren apenas registro el cambio de enfoque cuándo comenzó a prestar atención a sus alrededores, de regreso en el presente sus ojos curiosos cayeron en Nico Robin de espaldas a unos cuántos pasos delante de ella, preparando algo en el gabinete del despacho de Cloack. Miró de reojo al mencionado, sentado a su costado con su único ojo cerrado, su respiración agitada por el largo viaje desde el barco hasta la posición de Eren en Whiskey Peak.

──¿Cuál es exactamente mi misión?──. habló Eren entre quejidos, sintiendo la aguja con hilo perforar su piel saturando la herida en su brazo. Uno de los brazos de Robin la sostenía mientras que el otro suturaba. La pelinegra sin embargo estaba ocupada de espaldas, usando su fruta del diablo para ayudarla a curarse──. ¿Matar a puño de fuego?

Cloack apenas levantó su mirada del periódico en sus manos──. ¿Por qué? ¿Te tentarás el corazón?

──¿Por qué lo haría?──. farfulló con irritación, pero la manera en que apartó la mirada evitando el ojo grisáceo de Cloack sobre ella ante la pregunta, él supo que estaba mintiendo──. Es solo un estúpido pirata.

──Porque desde que mencioné su nombre te quedaste callada──. respondió el pelinegro con simpleza──. Lo que es raro en ti sabiendo que jamás te callas la boca.

Robin dejó salir una risita desde dónde se encontraba, preparando el té de lavanda con hierbabuena para calmar los espasmos post-pelea de Cloack.

──Amas que sea parlanchina──. alardeó la rubia, acariciando con su mano libre el coyote guardián sentado en el suelo junto a su asiento, durmiendo plácidamente para recuperar su energía──. Le doy un poco de alegría a tu miserable vida.

Cloack río amargamente pero no la contradijo. Al final del día, era verdad, Eren era lo más entretenido que tenía en su monótona y predecible rutina.

──No tienes que matarlo──. Robin añadió, avanzando hasta dónde Cloack descansaba y tomando asiento frente a ellos──. Puño de fuego es importante para Barbablanca, uno de sus hijos, y el jefe no querrá meterse en problemas con un Emperador del Mar.

──¿Entonces? ¿Lo asustaré solamente?

Cloack negó con burla, dándole un sorbo a la taza de té en sus manos──. Solamente ten un ojo en él, estará en Alabasta pronto y eso pone en exposición al jefe si es que se le ocurre desviarse de su misión para meterse en problemas. Se sabe que es alguien problemático y... rebelde.

«Eso ya lo sé», Eren pensó absortamente.

──¿Entonces tendré que ser su niñera?──. Eren dijo con amargura, soltando un bufido infantil y levantándose de su lugar dramáticamente──. ¿Cuándo tendré una verdadera misión? Estoy harta de solo vigilar personas.

Robin soltó una risita de nuevo, observando a la rubia darle la espalda y comenzar a caminar rumbo a la salida del camarote para tomar un poco de aire. Cloack se levantó, caminando detrás de ella y saliendo del perímetro de Robin.

Al divisar a Eren en la proa del barco, mirando al horizonte cruzada de brazos. Cloack puso sus dedos en posición, chasqueándolos──. Silence.

Una burbuja antisonido se formó alrededor de los dos, confundiendo a la rubia quién se giró para verlo con un ceño fruncido.

──¿No quieres que Robin nos escuche?

Cloack asintió, recargando su peso en el barandal del barco──. Aún no está al tanto de nuestro plan, pero estamos en la misma página. Ninguno de los tres queremos seguir trabajando para Crocodile.

──¿Crees que Robin lo traicione?──. Eren preguntó vacilante──. Es su mano derecha—

──Es una sobreviviente como nosotros dos, hará lo que sea para seguir avanzando con su sueño, la conoces──. Cloack la interrumpió──. ¿Quieres saber tu verdadera misión? Quería que fuera una sorpresa pero hice un trato con Barbanegra.

Eren alzó una de sus cejas con sorpresa.

──Nos ayudará a escapar de Crocodile pero a cambio quiere a Portgas D. Ace──. Cloack la miró directamente a los ojos, su único ojo carmesí mirándola con intensidad──. Y tú tienes que guiarlo hasta él.

Eren se quedó callada. Sus ojos abriéndose suavemente con sorpresa, no podía dejar que la información despertara una emoción que la expondría. ¿Entregar a Ace a Barbanegra? La rubia tragó saliva, ocultando sus nervios y su vacilación. No le debía nada a Ace, habían pasado dos años desde la última vez que se vieron... no era nada, no significaba nada para ella, era solamente un pirata.

Y ese era su trabajo, cazarlos, entregarlos al mejor postor. Barbanegra era eso.

──Solamente dime cuándo tengo que hacerlo.


📍Hanohama, Alabasta.
1 semana después...

Ace tenía una sola misión en su camino a Alasbata; capturar a Barbanegra después de lo que hizo. Partiendo a pesar de las advertencias de Barbablanca, no podía darse el lujo de regresar al Moby Dick estando ya tan cerca de su objetivo. No le interesaba nada más. Solo capturaría a su viejo compañero de tripulación y se iría, era una tarea simple y rápida. O al menos, eso fue lo que llevó en mente durante su viaje. Desde que zarpó en la ciudad de arena una extraña sensación de ser observado llegó a él, decidió ignorarlo hasta que sintió la presencia de alguien siguiéndolo.

No tuvo más opción que desviarse un poco de su camino. Si alguien estaba buscándolo, entonces lo encontraría, y fuera quien fuera no pensaba irse fácil en ellos si resultaban ser un enemigo.

──Así que eres tú──. Ace comentó con un atisbo de burla, mirando a la mujer de cabellos pálidos sentada cruzada de piernas en una de las enormes rocas marrón, soplándose con uno de sus filosos abanicos y con su sombrero de cuero blanco tapándole la mitad del rostro──. No sabía que tendría el honor de ser recibido en la ciudad con tu presencia.

La mujer resopló con irritación en respuesta. Ace sonrió, ladeando su cabeza y viendo disimuladamente sus alrededores en busca de más personas. "Los Millones" de los Barrocos, por ejemplo, pero solamente estaba ella y su coyote guardián gruñéndole detrás de su ama.

──¿Me extrañabas tanto que me seguiste hasta aquí?──. Ace continuó, resonando sus botas en la arena debajo de él, su mirada cayendo en el animal detrás de ella──. Y veo que no eres la única, tu bola de pelos sigue queriéndome.

──No me hagas reír──. la mujer respondió, pausando lo que estaba haciendo para levantar su amenazante mirada. La sonrisa de Ace creció aún más, dándose la tarea de capturar la imagen en su mente para cuándo se fuera──. ¿Extrañarte a ti, chico carne? Por favor.

──¿Chico carne? ¡Entonces sí me recuerdas!──. el pelinegro dibujó una sonrisa ladina──. Pensé que te habías olvidado de mí.

Eren rodó sus ojos, cerrando el abanico en su mano para poner toda su atención en el pirata pelinegro frente a ella.

──No tengo tiempo para esto──. murmuró para ella misma, levantándose de la roca dónde estaba sentada, ignorando al atento pelinegro pasos delante de ella──. Me temo que no es un encuentro amistoso. Sé lo que estás haciendo aquí, puño de fuego.

──¿Puño de fuego? ¿Donde quedaron las informalidades, Miss Dagger?──. se burló, manteniéndose en el mismo lugar, observándola acercarse a él a paso lento──. Puedes llamarme Ace y lo sabes. Y si quieres conversar hay que hacerlo en un restaurante, tengo mucha hambre.

«¿Quiere comer? ¿En una situación así?», pensó Eren mirándolo con incredulidad, maldito idiota.

──¿Acaso eres idiota?──. Eren bramó con incredulidad, observando al pelinegro comenzar a caminar con dirección a la ciudad ignorando sus palabras──. ¿Si sabes que soy una cazarrecompensas, no?

Ace sintió sin detener sus pasos.

──¿Y qué? ¿No tienes hambre?

Eren siguió en el mismo lugar. ¿Acaso era una broma? ¿No la atacaría?

──¿Quieres pelear?──. Ace detuvo sus pasos para poder mirarla, alzando una de sus pobladas cejas esperando su respuesta──. Porque enserio me estoy muriendo de hambre y estoy ocupado buscando a mi hermano.

¿Buscando a su hermano? ¿No estaba aquí para buscar a Barbanegra?

──¡No deberías ir por ahí ofreciéndole a cualquiera ir a comer contigo, idiota!──. Eren exasperó, soltando un sonido de frustración──. No has cambiado nada...

Ace le sonrió nuevamente, alzándose de hombros──. Tú tampoco, Eren.

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