oi. ¡Cuentas pendientes! ⦂ Zoro vs Miss Dagger.
OI. Capítulo Uno, Saga Alabasta.
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NO PASARON MUCHAS HORAS PARA QUE LOS SOMBREROS DE PAJA cayeran por completo en la trampa de Los Barrocos, ahora con todos inconscientes, la segunda parte del plan se llevaría a cabo. Eren vigiló los perímetros de la fiesta desde las alturas de los enormes cactus que roseaban la Isla, esperando pacientemente a que el plan diera frutos para poder avanzar, hasta que al cabo de dos horas por fin cada uno de los Sombrero de Paja habían caído profundamente dormidos.
La luna sobre ellos brillaba con una intensidad única, siendo la única testigo de lo que acontecería en tan callada Isla. Eren avanzó por el lugar, bajando de las montañas cactus a paso lento, colgando su llamada con su compañero segundos antes de poder acercarse a los demás cuándo notó que el falso banquete ya había terminado.
──La roca Cactus se ve hermosa bailando a la luz de la luna──. escuchó decir a Mr 8 conforme se acercaba, su fiel mascota Cerbero siguiéndola sigilosamente detrás de ella y al pendiente de cualquier movimiento externo.
Eren observó dos figuras más en el techado de una de las tabernas de piedra. Justamente a los dos Barrocos que faltaban cuándo ella llegó de imprevisto a la Isla. Mr 9 y Miss Wednesday.
──Eres todo un poeta, Igarappoi──. Mr 9 se burló, aún sentado en el borde del techo, completamente absorto a la presencia de Eren cerca de ellos──. Perdón, Mr 8.
Eren aprovechó la burla del subordinado para hacer acto de presencia, dejando que los finos tacones de sus botas hicieran un ruido absorto en el suelo de tierra debajo de ella para atraer las miradas.
──Al fin se dignan a llegar ustedes dos──. Eren alzó la voz desde dónde se encontraba, mirando a los faltantes Barrocos que se ausentaron de los preparativos de la llegada.
Mr 9 y Miss Wednesday. Los dos reclutas que habían sido enviados por municiones y que, afortunadamente, llegaron al mismo tiempo que los Sombreros de Paja a la Isla.
──Miss Dagger, n... no sabíamos que iba a estar aquí──. Mr 9 tartamudeó, bajando torpemente del techado seguido de su compañera de cabellos azulados.
──Mr 0 me asignó venir a monitorear todo a último momento──. respondió vagamente, cruzándose de brazos al llegar frente a los demás. Sus inexpresivos ojos analizando a ambos Barrocos──. ¿No debería estar aquí o por qué lo dices?
Ambos se miraron entre ellos, inseguros si era una pregunta retórica o responder, antes de que hablarán, Eren añadió.
──¿Que fue de los Sombrero de Paja?──. su mirada cayó en el gigante hombre de rizos──. ¿Todos están dormidos?
──Cayeron...──. Mr 8 tomó la palabra, mirándola por encima del hombro──, al infierno. Justo cómo usted lo planeó.
El sonido de una de las puertas de la taberna detrás de ellos abriéndose hizo a Eren mirar en esa dirección, observando a Miss Sunday salir del lugar con una expresión irritada.
──Maldición, eran demasiado testarudos. Al final tuve que añadir alcohol en sus bebidas──. informó, vagando su mirada a la mujer de cabellos pálidos──. Si no, seguirían divirtiéndose. Pero, díganme, ¿era demasiado necesario hacer algo tan elaborado? Solo era un grupo de cinco mocosos.
Mr 8 mantuvo su fachada de desinterés, mirando a la mujer de tez oscura y cuerpo voluptuoso directamente a la cara.
──¿Cuestionas las tácticas de Miss Dagger?
──Hubiéramos acabados con ellos en el puerto, la ciudad apenas tiene comida cómo para desperdiciarla en unos piratas──. su mirada cayó en los antiguos ausentes──. Si hubieran traído la carne de ballena sería otra historia.
──¡No hace falta que lo digas así! ¡Hicimos lo mejor que pudimos! ¡Miss Dagger dígale algo!
Eren rodó los ojos con desinterés, toda la situación se le hacía lo menos difícil del mundo y realmente no tenía el más mínimo interés por los Sombrero de Paja, él único que realmente le molestaba era Roronoa Zoro. Y ese era su único objetivo.
──Ya cálmense.
──Suficiente, los tres──. Eren bramó sin paciencia, mirando con aburrimiento a los Barrocos en su presencia──. ¿Tienen algo bueno que decirme antes de que me vaya?
Mr 8 asintió con su cabeza, toda su atención cayendo en la rubia.
──Conseguí información sobre los piratas.
Eren observó los carteles de recompensa en sus manos, alzando una de sus cejas al ver la cantidad que el capitán tenía. ¿30 millones? ¿Por un mocoso? Eren había escuchado los rumores que inundaron todo el East Blue desde la derrota de Arlong y su tripulación, pensó que eran habladurías de los aldeanos pero esa recompensa confirmaba sus dudas.
──¡¿30 millones de berries?!──. exclamaron los tres cazarrecompensas──. ¿Esos mocosos?
──¿Acaso no saben lo que hicieron?──. Eren comentó, tomando el póster del capitán en sus manos──. Derrotaron a Arlong y a su tripulación cómo si no fueran nada, por algo hice todo esto tan elaborado. Nada puede salir mal sino queremos molestar a Mr 0.
Todos compartieron miradas. Ninguno de ellos conocía realmente a Miss Dagger, su presencia en Whiskey Peak fue igual de imprevista que su nombramiento como jefa luego de la muerte de Mr 7, nunca antes escucharon hablar de ella, cada quién tenía sus teorías sobre ella pero probablemente cada una de ellas estaban lejos de la realidad. Lo único que sabían es que era peligrosa y alguien en quién no podían confiar, era la jefa y en cualquier momento podría deshacerse del que quisiera sin objeción alguna.
──Miss Dagger tiene razón, es absurdo juzgar la habilidad de un pirata basándose en su aspecto──. Mr 8 continuó, su mirada puesta en la rubia a su lado──. Podemos enviarle un buen informe al jefe, confisquen todo el dinero y las cosas de valor que tengan.
Miss Sunday asintió──. ¿Y los mocosos?
Su mirada buscó la respuesta en Eren, ella mantenía sus ojos ámbar en el póster que sostenía, por unos segundos se quedó pensativa hasta que aplastó con su mano el pedazo de papel.
Eren chasqueó su lengua, acariciando la cabeza de Cerbero lejanamente──. Cambié de opinión... no hay que matarlos.
Miss Wednesday alzó una de sus finas cejas──. ¿Ni siquiera a Roronoa Zoro?
──Si los matamos, la recompensa bajará un 30%──. explicó Mr 8 con brevedad──. El gobierno quiere realizar ejecuciones públicas. Así que, captúrenlos vivos, ¿verdad, Miss Dagger?
──Yo capturaré a Roronoa Zoro, ustedes a los demás──. Eren afirmó, guardando el póster arrugado en las bolsas de su vestido para empezar a caminar──. No los subestimen, ese mocoso de goma es peor de lo que aparenta.
Dos pasos había dado cuándo un aura que reconocía se movió desde algún punto en lo alto, haciéndola detenerse en seco y alzar su mirada hasta dónde una figura en la oscuridad habló.
──¡Oigan! Perdonen la interrupción pero ¿les importaría dejarlos dormir?──. dijo alguien ajeno a ellos, Eren vió una figura moverse encima del techo──. Están cansados por el viaje del mediodía.
El sonido de la puerta dónde los Sombrero de Paja dormían se abrió, dejando ver a tres Barrocos armados salir con expresiones alarmadas.
──¡Miss Dagger! ¡Mr 8! ¡El mocoso de la faja logró escapar!
Eren soltó un suspiro cansado, rodando los ojos y posando toda su atención en Roronoa Zoro. Parado encima del techado de dónde sus compañeros piratas se encontraban inconscientes, la misma sonrisa burlona que Eren memorizó presente en el rostro del peliverde.
──Desgraciado──. murmulló Mr 8 observando al espadachín──. ¡No estabas completamente dormido!
──Los espadachines no cometen el error de bajar tanto la guardia por una fiesta. Así que son cazarrecompensas y está Isla es su nido, se aprovechan de los piratas que acaban de entrar con mucho entusiasmo a la Gran Ruta Marítima. Por lo visto, hay unos 100 cazarrecompensas──. dijo en calma, sus ojos brevemente mirando a todos los Barrocos que empezaron a rodear la zona──. ¡Lucharé contra todos! ¡Barrocos!
Eren ladeó su cabeza, había olvidado por completo que Zoro sabía sobre la compañía y cómo ejecutaban. Había dejado un cabo suelto por demasiado tiempo. Era hora de eliminarlo desde la raíz antes de que Crocodile se enterará.
Mr 8 dejó salir un sonido de asombro──. ¿Cómo conoces nuestra compañía?
──Antes me dedicaba a algo parecido, así que su compañía intentó reclutarme hace tiempo──. la mirada de Zoro cayó en la rubia, señalándola con su mentón──. Y de ahí es de donde la reconozco a ella.
«Entonces me recuerda», Eren pensó mirando al hombre con una expresión pensativa, «al menos sabrá quién lo matará. Bien».
──¿A Miss Dagger?──. la Barroco de cabellos azulados preguntó, Zoro únicamente asintió con desinterés.
──Los empleados no conocen los nombres de los demás y tienen nombres en clave──. explicó el espadachín, con la intención de que supieran que él lo sabía todo──. El paradero del jefe y su identidad son un misterio hasta para ellos. Son un grupo criminal que sigue ciegamente sus órdenes, eso es Los Barrocos. ¿Era un secreto?
──Si ya conoces nuestros secretos, tendremos que eliminarte──. Mr 8 sentenció──. Muy bien, añadiremos otra tumba a las rocas cactus.
La mirada de Zoro permaneció en la rubia de cabellos pálidos, entrecerrados con un plan desarrollándose en la cabeza del pirata para distraer a los demás. Estando ahí Zoro se dió cuenta en la desventaja que se encontraba, a comparación de ella, Zoro no sabía nada sobre la misteriosa Miss Dagger. Durante mucho tiempo estuvo siguiéndole los pasos, incluso antes de matar a Mr 7, su objetivo siempre fue la mano derecha del líder de Los Barrocos.
Por supuesto, y cómo era de esperarse, no era un blanco fácil. Siempre cambiaba de localización, y nadie parecía recordarla incluso si llegaron a toparse con ella. ¿Sería la habilidad de alguna fruta del diablo? Fuera lo que fuera, Zoro estaba decidido a acabar con ella esa misma noche y no dejarla ir cómo la última vez.
No habían pasado más de tres semanas, a lo mucho un mes, desde la última vez que los dos cruzaron caminos. Le parecía irónico ver qué Roronoa Zoro en tan poco tiempo había dejado atrás ser un cazador de piratas para convertirse en uno de ellos. La ironía de la vida, Eren pensó amargamente. Lo mismo le había pasado a ella, de lo poco que recordaba de su vida de alta alcurnia, cayó a lo más bajo: ser una cazarrecompensas.
──No tendrás que pelear contra todos ellos──. Eren declaró con voz alta, Zoro ladeó su cabeza sonriendo con burla, desapareciendo entre las sombras antes de que Eren pudiera añadir algo más, Eren siguió el movimiento de su sombra ignorando el pánico de sus compañeros Barrocos──. Solamente conmigo.
Los murmullos de asombro y pánico comenzaron a llenar el ambiente: «¡Desapareció!» «¿A dónde se fue?» «¿A dónde está?»
Eren permaneció despreocupada, sintiendo la presencia cautelosa y rápida de Zoro a su alrededor hasta que el calor de su aura empezó a quemar cerca de su espalda, Eren miró por encima de su hombro, observando al peliverde en medio de todos y fingiendo buscar su propio paradero en forma de burla. Las comisuras de los labios de la rubia se levantaron suavemente en un tono burlón, la escena de sus compañeros cazarrecompensas provocándole risa.
──Bien...──. Zoro habló, una sonrisa socarrona abriendose paso en el rostro del pirata──. ¿Comenzamos?
──¡Maldito! ¡No nos subestimes!
Y con eso el fuego se encendió, todos disparando sus armas con el antiguo cazarrecompensas de objetivo, únicamente logrando dispararse los unos a los otros cuándo Zoro desapareció de nuevo. Eren suspiró, mirando la escena con aburrimiento.
──¡Esos idiotas se dispararon entre ellos!──. Mr 8 comentó, incredulidad en cada una de sus facciones.
──¿Suelen ser así de idiotas todo el tiempo?──. Eren se burló, mirando de reojo los cuerpos aún con vida disparcidos a su alrededor──, ya entiendo porque el jefe me mandó de último minuto.
Mr 8 le dió una mirada irritada, antes de girarse ante sus subordinados──. ¡Maténlo ya! ¡No es nada más que un espadachín!
Eren alzó una ceja al ver llegar inesperadamente al mencionado espadachín, moviéndose con tanto sigilo que no siquiera sintió su presencia llegar.
──Déjame preguntarte una cosa──. Zoro murmuró detrás del hombre de rulos exagerados, espalda con espalda contra Mr 8, pero sosteniendo su espada a la altura del cabello del segundo en jefe──. ¿Solo se añadirá una tumba más?
──¡Aquí está! ¡Disparen!──. dijo uno de Los Barrocos, llegando en grupo y formando un círculo alrededor de Mr 8 y el infame espadachín.
──¡No lo hagan, idiotas! ¿Acaso me quieren matar?──. bramó el hombre espalda a espalda con el espadachín.
Eren no se sorprendió cuando ninguno de los subordinados hizo caso a las palabras del segundo en jefe, Mr 8 con irritación colmándole la paciencia sacó su arma en forma de trompeta y mandó las balas que se dirigían hacía él en rumbo opuesto. Eren esquivó una de ellas, distrayéndose y perdiendo de vista nuevamente al espadachín, pero gracias a una de las balas que rozó al peliverde, la sangre de Zoro cayó en el suelo antes de que pudiera huir.
Eren se agachó, ignorando los comandos y la manía desatándose a sus alrededores. Con ayuda de sus manos enguantadas, pasó uno de sus dedos sobre el líquido carmesí, acercándolo a la nariz de Cerbero.
──Encuentra a Roronoa Zoro──. Eren le comandó al coyote de pelaje negro, el animal olfateó la sangre en el guante de su dueña, saliendo en dirección a dónde Zoro había tomado durante el revuelo──. No te va a servir mucho esconderte, Roronoa.
💥🦜🕌
Eren arrivó justo a tiempo. La pelea ridícula entre Zoro contra Mr 9 y Miss Wednesday había terminado, Eren se mantuvo a la lejanía observando a los Barrocos ser vencidos uno por uno, estudiando los movimientos de su oponente para saber lo que le esperaría. Ya había visto a Roronoa Zoro en acción antes, y ella casi se convierte en una de sus víctimas si no hubiera sido por la interrupción de su compañero; el misterioso Cloack.
Eren estaba situada al otro lado de la solitaria calle, Cerbero gruñendo en lo bajo a un costado suyo mientras ambos observaban a Mr 9 salir de dónde Zoro lo mandó volando. Eren compartió una mirada rápida con su mascota, el lobo asintió con su cabeza comenzando a correr contra el hombre de cabellos anaranjados, tacleándolo y arrastrándolo lejos del lugar, rompiendo la cadena que sostenía al peliverde.
──Pero Miss Dagger—──. se quejó el hombre de cabellos blancos, Eren lo miró vagamente mientras se acercaba.
──Roronoa Zoro──. siseó la rubia, llegando delante del peliverde pero sin pasar de ser percibida. Con su exótico abrigo de plumas turquesas y joyería tintineante de oro le era difícil ser sigilosa──. ¿En qué clase de patético pirata te has convertido?
Zoro se dió la media vuelta, escaneando a la rubia de pies a cabeza con una rápida mirada antes de desenfundar sus nuevas katanas. El peliverde soltó una risa nasal pero su rostro permaneció antipático, únicamente el brillo de la burla visible en sus oscuros ojos.
──El mismo que te matará──. le respondió, ella sonrió imitando la acción del pirata y abriendo sus letales abanicos en un movimiento──. Si vas a pelear conmigo hazlo con armas de verdad. Al menos tu antiguo jefe trató de matarme con una verdadera arma.
La mención de Mr 7 fue suficiente para provocar un gruñido de advertencia por parte de la pálida rubia, una que causó gracia en el espadachín hasta que miró en dirección donde Miss Wednesday apuntaba con una espada en redondo estómago de Luffy, quién se encontraba perdido en la profundidad de sus sueños, totalmente ajeno a la situación.
──¿No has escuchado el dicho de que una mujer no es nada sin sus accesorios?──. mofó sin burla, de vez en cuando vagando sus ojos a dónde los otros dos Barrocos estaban──. ¿Empezamos?
Zoro chasqueó su lengua, balanceando una de sus katanas──. Te borraré esa sonrisa del rostro.
Zoro lanzó el primer ataque antes de que pudieran agregar más palabras a su conversación, sus katanas impactaron con un ruido absorto los delicados y filosos abanicos que sostenía la cazarrecompensas. Eren usó sus armas para apartar las filosas katanas de ella, deslizándose con gracia detrás del espadachín para dar su primer ataque. Uno de los abanicos rozó la oreja izquierda del bronceado pirata, haciéndolo alzar una ceja con atención.
Ese roce había sido de los contados que tenía esa noche. Le daba eso. Pero no era lo suficiente para poder detenerlo, mucho menos cuándo la pelea apenas había comenzado.
──Tanta destreza desperdiciada en otro esbirro más──. se burló el espadachín, usando el mango de su katana para detener el golpe de Eren.
──No soy un esbirro más. ¡Soy la mejor cazarrecompensas del mundo!──. gruñó, esquivando y desapareciendo de la vista del espadachín, sorprendiendo al peliverde detrás de él y asestando un golpe sobre su hombro──. Y tú eres mi presa.
──¿Que quieres de mí?──. Zoro gruñó con impaciencia, tocándose la zona afectada, sintiendo el líquido carmesí en las yemas de sus dedos──. Te dejé ir una vez para que no te volvieras a meter en mi camino.
──Lo que quiero es tu cabeza y la recompensa que lleva──. Eren le respondió, bloqueando con ambos abanicos la hoja filosa de la katana frente a ella──. Es mi boleto de salida y no pienso desaprovecharlo... Eres un pirata muy famoso, y muy buscado. Serás un lindo trofeo.
Zoro parecía más irritado de lo normal. Sus cejas fruncidas en una expresión que apenas expresaba la irritación que sentía. Aunque algo si llamó su atención. ¿La prodigio de Los Barrocos quería salirse de la compañía? Interesante.
──¿Un trofeo? ¿Crees que soy un animal?
Eren detuvo sus pasos, haciendo una gran distancia entre ellos──. No, eres un hombre. Un hombre muy fuerte, y muy valiente. Pero también muy estúpido y muy muerto.
Zoro dejó salir una respiración de cansancio desde su lugar, sus katanas alzadas en el aire y sus pies puestos en el suelo por impulso si es que lo necesitaba. Los dos estaban alerta. Cuatro pares de ojos mirándose fijamente, esperando a que el otro atacará.
──¿Muerto? No tientes tu suerte.
Eren sonrió con malicia, ladeando su cabeza para permitirse escanear a su rival ahora que estaban más cerca. Analizando cada uno de sus micro movimientos, buscando señales de memoria muscular en su oponente, sus ojos ámbar comenzaron a brillar de una manera extraña provocando al peliverde mirarla con atención. ¿Era usuario de una fruta del diablo? ¿Que estaba haciendo?
──¿Por qué dices eso?──. Zoro añadió ante el silencio de su rival, la curiosidad brotando en él ante la falta de acción.
──Porque yo tengo un poder que tú no tienes──. dijo cautelosa, dando un paso enfrente y provocando al peliverde para estar alerta, el agarre en sus katanas intensificándose──. Yo puedo ver el futuro, y tú no. Yo sé lo que vas a hacer, y tú no. Yo te puedo atacar, y tú no te podrás defender.
Zoro ladeó su cabeza, prestando atención al ojo izquierdo de la rubia. Unos destellos prismacolor adornando su pupila anteriormente ámbar. No cabía duda de que era una usuario. ¿Podía ver el futuro? ¿Realmente tenía ese poder o estaba alardeando para distraerlo?
──¿Ves el futuro? ¿Que clase de broma es esa?
──No es ninguna broma. Es el poder de mi fruta──. Eren se acercaba cada vez más, sigilosamente quitándose uno de sus guantes mientras Zoro mantenía su mirada puesta en sus ojos extraños──. La fruta Voluntad Voluntad, me permite anticipar los movimientos de mi oponente, y reaccionar antes que él. Es un poder muy útil, y muy divertido.
Zoro entrecerró sus ojos──. ¿Divertido? ¿Te diviertes jugando con la vida de los demás?
Eso provocó una risa burlona por parte de la cazarrecompensas, negando con su cabeza cómo si hubiera dicho el mejor chiste jamás contado──. No eres quien para criticar eso, Roronoa Zoro.
Antes de que pudiera evitarlo, Eren se abalanzó contra él en un abrir y cerrar de ojos. Los dos combatientes iniciando una feroz batalla. Zoro atacaba con sus tres espadas está vez, intentando cortar a Eren con sus filos. La rubia se defendía con sus dos abanicos, parando los golpes de Zoro con ayuda de las cuchillas en sus abanicos. Contraatacó cada uno de sus movimientos, incluso antes de que el espadachín pudiera formular un buen asesto.
Gracias a su habilidad, la rubia tenía una ventaja visible. Reaccionando antes que él ante cualquier ataque, logrando hacer varios cortes en el cuerpo del espadachín, triturando casi por completo la camisa del peliverde. Mientras que él, no consigue tocar a Eren ni una sola vez.
──¿Que pasa, Zoro? ¿No puedes seguirme el ritmo?──. se burló la rubia, esquivando otro de sus golpes y usando uno de sus abanicos para cortar una fina línea en la mandíbula del espadachín. Le permitió acercarse lo suficiente cómo para sentir sus respiraciones cerca del otro, sintiendo las gotas de sangre del peliverde caer encima de las plumas turquesas de su abrigo.
──Jodida tramposa──. gruñó en respuesta, dándole una patada en sus rodillas para desestabilizarla. Eren se apoyó de las cuchillas en sus abanicos para mantenerse equilibrada, mirando al peliverde analizar la situación──. No confías en ti propia habilidad sin la dependencia de esa fruta que comiste.
Eren alzó una de sus cejas ante la provocación. Lo único que podía llegarle a sus nervios era la gente que la subestimaba, incluso no teniendo memoria sabía que eso era algo que venía de familia, la rabia que llegaba con la subestimación era algo que le quemaba por dentro.
Zoro aprovechó el momento de ventaja para poder atacar, con un golpe que seguramente Eren no podría ver venir ni siquiera con sus poderes. El peliverde sintió el flujo de su energía, liberando su espíritu y proyectándolo en sus espadas. Otro poder de nivel, el Haki. Zoro se preparó para lanzar su ataque final, el que pondría final a la batalla y que le haría poder regresar a dónde su capitán lo necesitaba.
──¡Santoryu Oigi: Sanzen Sekai!──. gritó el nombre de su nueva técnica, una que había estado perfeccionando las últimas semanas después de la pelea en Arlong Park.
Zoro cruzó sus tres espadas, moviéndolas con una gran velocidad y una precisión increíble, creando tres cortes gigantescos en el aire dirigiéndose hacía Eren. Los cortes arrasaban con todos lo que se interponía en su camino. Pero a pesar de eso, la técnica aún no estaba lista, la intensidad de los cortes flaquearon en el aire pero aún así eran mortales. Eren abrió sus ojos con temor, cubriendo ambos antebrazos con su armadura Haki para detener los cortes pero antes de que pudiera hacerlo el sonido de algo formándose detrás del espadachín atrajo la atención de Zoro detrás de él.
Una espada oscura formándose en la nada salió disparada al peliverde, destabilizando por completo el aire que lo rodeaba y cambiando la dirección de los previos cortes que se dirigían anteriormente a la rubia, los cuáles partieron en tres el edificio detrás de Eren. La rubia esquivó el derrumbe, sujetándose firmemente de la oscura figura de su compañero llegando al rescate cuándo menos lo esperaba.
Zoro saltó al otro lado del ataque de la extraña katana, quién desapareció segundos después de distraerlo. El pelinegro maldijo por lo bajo, cayendo en el suelo y levantando la mirada para observar la oscura figura de Cloack "El Cuervo" llevándose a Eren con ayuda de sus garras.
──¿Que demonios?
Eren ahogó un grito de sorpresa en su garganta al sentir las filosas garras de Cloack sujetarla de su emplumado abrigo, elevándola en los aires antes de que pudiera seguir con su duelo; uno que gracias a él había quedado inconcluso. La rubia se resignó, sujetándose fuertemente de los brazos emplumados de su oscuro compañero.
──¿No podrías haber llegado un poco más temprano?──. Eren se quejó en lo bajo, recordando haber llamado a su compañero desde la llegada de los Sombrero de Paja a la Isla──. Pensé que jamás vendrías, Cloack.
──El jefe me mandó junto a Mr 5 y Miss San Valentín──. el emplumado pelinegro contestó, su único rojizo ojo manteniéndose en el camino, cada vez más alejándose de Whiskey Peak──. No pensé que necesitarías mi ayuda con algo tan simple.
Eren se quedó en silencio rodando los ojos, observando por encima de los hombros emplumados de su compañero cómo la Isla desaparecía del perímetro, divisando el barco de los Sombrero de Paja cada vez más lejano.
──¡Lo tenía bajo control!
Cloack dejó salir una risa nasal, sin despegar su mirada de los cielos──. Si llamarle a perder la ventaja "tenerlo bajo control" entonces ambos tenemos diferentes conceptos, Dagger.
Eren se resignó a no decirle nada, manteniéndose en silencio lo que restó del vuelo hasta que Cloack aterrizó en su tétrico barco. La joven cazarrecompensas aterrizó en la plancha, observando a su compañero acostarse de mala gana en una de las sillas del lugar, dejando caer su cabeza cerrando sus ojos. Sus brazos poco a poco regresaron a la normalidad, al igual que su cuerpo, Eren antes de poder verlo desnudo decidió lanzarle su abrigo emplumado para que se cubriera.
──¿Que pasó con tu venganza?──. Cloack se burló, una sonrisa perezosa formándose en sus labios, su ojo sano permaneciendo cerrado──. ¿No pudiste con un simple espadachín? Robin tenía miedo de que perdieras el duelo que insistió en venir conmigo.
Eren suspiró con pesadez, sentándose en el borde del estático barco.
──No estaba pensando claro──. farfulló de mala gana──. Pero si lo vuelvo a ver...
──Ya deja esa venganza en paz, es infantil y inútil──. Cloack la interrumpió antes de que pudiera seguir ganándose otro farfullo cómo respuesta──. El jefe te quiere viva para una nueva misión.
Eso confundió a la rubia, llevando su cálida mirada hasta el cansado hombre de cabellos negros a unos pasos de ella.
──¿Que hay de los Sombrero de Paja?
Cloack alzó sus hombros, tallándose su sien con ayuda de su mano──. Que no te importe ellos ahora. Tu nuevo objetivo es un pez más gordo.
Eren saltó de dónde se encontraba con emoción, acercándose hasta su compañero, sentándose en la mesa decorativa que se encontraba frente a él.
──¿Un pez más gordo?──. dijo con emoción──. ¿Tendré que enfrentarme a un Guerrero del Mar o a un Emperador?
Cloack dejó salir una carcajada, abriendo su ahora gris ojo para mirar a Eren con aún más burla brillando en sus pupilas.
──No pudiste con un espadachín, Dagger, mucho menos con alguien de los que mencionaste──. se burló, volviendo a cerrar su ojo y acomodándose el parche sobre el que perdió inconscientemente ante la mención de los Guerreros del Mar──. Tu siguiente objetivo es alguien que te interesa. Ace "puño de fuego"
Incrédula ante la repentina mención del pirata, Eren murmuró──. ¿Qué?
Eren alzó una de sus cejas observando al pelinegro sacar un arrugado papel de los bolsillos de su abrigo negro. La rubia lo tomó con sus manos enguantadas, observando con sorpresa y incomodidad el rostro de la persona.
──Ace "puño de fuego" es tu nuevo objetivo.
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