8. Un nuevo hogar.
Su bastón hizo un sonido peculiar contra la madera añeja de las escaleras. Roman trataba en lo más posible de no mirar el deteriorado edificio donde Dean vivía, se reponía sabiendo que ya este lugar no sería su hogar.
Su mano se alzó y chocó contra la puerta de madera. Tocó tres veces y espero pacientemente a que Dean abriera la puerta. O en todo caso, aquellos dos amigos de él que había conocido ayer.
Sin embargo, Dean fue el que le abrió. Una sonrisa dibujó en el rostro de menor, haciendo que Roman respondiera breve y levemente al estímulo.
— ¡Hola! ¿Para qué subiste? No era necesario... —dijo él, para darle rápidamente la espalda. Roman miró curioso como la casa de Dean estaba repleta de cajas, ni siquiera ese televisor que había visto la otra vez estaba a la vista.
— ¿Por qué llevas tantas cosas contigo? Puedo brindarte lo que necesites cuando estés viviendo ahora conmigo. —Preguntó él, mientras veía como Dean se movía por todo el lugar.
—Es por Melanie. Tengo miedo a como pueda reaccionar estando en una nueva casa, así que prefiero llevar cosas que la hagan sentir todavía en casa. La vez que ocurrió lo de mi madre, el doctor dijo que los cambios bruscos de ambiente pueden causar alguna reacción negativa en ella... O inclusive, positiva. Pero prefiero no arriesgarme por las dudas. —Le comentaba el castaño, mientras se movía por todos lados con sus cajas. Roman dibujo una pequeña sonrisa en sus labios mientras lo veía... era adorable.
—Yo no pensé que fueran tantas cosas, así que solo traje la camioneta.
— ¿Y te parece poco haber traído la camioneta monstruo para esto?
—De igual manera, Mahal nos ayudara. —Siguió hablando Roman, mientras empezaba a sentirse levemente ansioso al ver como Dean seguía andando de un lugar a otro.— Uhm... Dean... —El mencionado volteo a mirarlo.— ¿Quieres que te ayude en algo?
Dean sonrió un poco ante el tono de niño pequeño que Roman había tenido hacia el. Roman se sintió sorpresivamente nervioso al ver como Dean le miraba de arriba abajo, para después negar con su cabeza, con una mueca amable en su rostro.
—No, Roman, estoy bien. —dijo.— Andas en bastón, podrías lastimarte.
Dean se agacho nuevamente para tomar otra caja, pero entonces oyó como algo caía al suelo y acto seguido, un sonido algo extraño de alguien golpeando la madera del suelo de su apartamento. Entonces sintió como le quitaban la caja bruscamente de las manos, alzo la mirada y vio los ojos grises y opacos de Roman. Como siempre, una mueca arrogante estaba dibujada en su rostro. Dean soltó un soplido, llevando uno de esos mechones salvajes de vuelta a la parte de arriba de su cabeza.
—Déjame ayudarte. Puedes caerte.
—No me caeré. A diferencia de ti, mis dos piernas funcionan correctamente. —Dean trato de quitar la caja de las manos del moreno, fallando. Como si no fuera humillación suficiente, Roman, aunque no tuviera un equilibrio de maravilla, seguía siendo mas fuerte que el.— Dame la caja.
—No. Al igual que tu, yo no sigo las ordenes que me dan.
—Tu tampoco las seguirías si esas ordenes fueran sentarte encima de alguien mas y gemir como una zorra.
— ¡Yo nunca te he pedido eso! Aunque...
— ¡Eres un puerco!
—Bien.
Entonces soltó de repente la caja. Una sonrisa victoria se pinto en el rostro del mayor al ver como un quejido escapaba de los labios de Dean mientras caía sobre aquella montaña de cajas que estaban detrás de el. Por algún motivo, le gustaba hacerlo enojar. Aunque después no podía soportar ver como sus cejas se fruncían en una mueca adorable por el enojo que le hacia sentir.
—Eres un maldito idiota. —Murmuro Dean mientras luchaba por levantarse.
Roman dejo que una sonrisa minúscula se dibujara en su rostro, mientras estiraba su mano, ofreciéndole ayuda. Dean le miro con recelo, como un gato abandonado que mira con odio a todos los humanos que le ofrecen ayuda. Sin embargo, su espalda baja dolía y sentía que no podría levantarse sin caer y darle un motivo mas a Roman de burlarse de el. Levanto su mano y tomo con algo de fuerza la mano de Roman, para así lograr levantarse por un jalón que el moreno le dio para levantarlo completamente.
Su pecho choco sonoramente contra el del otro hombre, y en vez de concentrarse en el breve dolor que esto le provoco, los ojos grises de Roman que le miraron fijamente le robaron el habla. La mano de Roma paso de estar tomando la suya, a posarse en su cintura, acercándolo mas a el. Sus redondas mejillas se sonrojaron ante la intimidante mirada que su jefe le coloco encima. Quizá era la primera vez que veía los ojos de Roman brillar y por primera vez, sonreía, de una manera tan agradable y sensual a su vista que hizo que las piernas de Dean temblaran.
Era la primera vez que sentía que podía besar a Roman. Y que no quería darle una cachetada por lo imbécil que solía comportarse. La mano del moreno siguió apretando su cintura, tal vez hasta mas fuerte, mientras sus ojos, tan claros como las gotas de lluvias, le miraban.
—Uhm... Roman... —Empezó a murmurar Dean, esperando poder pedirle que se alejara. Aunque sabia que sus nervios no se lo permitirían y que en realidad, no era lo que deseaba.— ¿Podrías...?
— ¿Alguna vez te he dicho lo lindo que ves cuando te sonrojas? —Murmuro por lo bajo Roman, con ese tono grueso y rustico que muy pocas veces Dean le había oído usar.— ¿Tienes la idea de lo lindo que debes verte con ese sonrojo en tus mejillas mientras me deslizo entre tus piernas?
Las mejillas de Dean se sonrojaron por completo ante el comentario, y sintió como las manos de Roman se deslizaban hasta sus caderas y apretaban estas fuertemente. Su pecho seguía completamente apegado al de el y sentía que si por una mala obra del destino llegaba a tropezarse, sus labios se juntarían con los de el. Esa sonrisa adictiva que Dean podría observar todo el día seguía en los labios de Roman cuando escucho como alguien carraspeaba detrás de ellos.
Las manos de Roman fueron retiradas por las de Dean rápidamente y sintió como seguía y seguía sonrojándose como un imbécil. Cuando se alejo de Roman, logro divisar a la rubia de contextura gruesa que era su mejor amiga, Dana, la cual le miraba con los brazos cruzados y con un sonrojo leve en sus mejillas regordetas. Detrás de ella estaba Baron, el cual miraba la escena con los ojos bien abiertos.
Dean sintió que pisaba algo con sus pies, y al mirar el suelo, vio el bastón de Roman. Trago salivo y entonces, se agacho a recogerlo. Cuando lo tuvo entre sus manos, alzo la mirada y vio a Roman... y al darse cuenta de en la posición en la que estaban, se levanto algo apresurado. Roman tomo el bastón de entre sus manos lentamente, rozando la pálida piel de Dean con las manos. Dean pinto una sonrisa algo confidente en su rostro mientras lo veía, con esa mirada lasciva que por primera vez, hacia temblar a Dean por el deseo y no por la ira.
— ¿Alguno de ustedes me puede explicar que demonios esta pasando aquí? —Pregunto aquella pequeña rubia, que miraba a Roman, como deseando matarlo con la mirada.
—Tu amigo se esta yendo a vivir conmigo. —dijo Roman, con un tono algo malvado, mirando fijamente a la mujer de cabello rubio.
— ¿¡Como!? ¡Claro que no! Dime que lo que este imbécil esta diciendo es mentira...
Dean no respondió la pregunta, y prefirió tomar nuevamente una de las cajas e irse a su habitación, probablemente a tomar mas cosas e ignorar la pronta discusión. Dana miro enojada como su amigo se marchaba y se acerco peligrosamente al moreno de gran complexión, el cual seguía mirándola como un dios mira a la escoria; de una manera burlona y pretenciosa.
—No se que demonios le haz hecho a Dean como para que este actuando de la manera en la que lo esta haciendo. Pero voy a hacer que el despierte de este hechizo al que lo has metido. —dijo ella, con sus grandes ojos azules llenos de odio.
—Quiero verte intentarlo, Peppa Pig. —Murmuro el, con ese tono altanero que tanto Dean había oído usarlo.
Baron estuvo a nada de brincarle encima al moreno, pero este se dirigió a la salida con su aura elegante e intocable. Baron miro entonces a la rubia, la cual parecía que iba a explotar en cualquier momento. El pelinegro soltó un suspiro cuando vio como Dana se acercaba a pasos de guerrero hacia la habitación de Dean, probablemente a gritarle hasta de lo que se iba a morir. Baron simplemente la siguió, esperando que no fuera a hacer algo estúpido.
— ¿Como es eso de que te iras a vivir con ese imbécil?
Dean rodó los ojos y volteo a ver a Dana, la cual estaba con sus manos y la hacían parecer como una jarra. Dean dejo la caja en el suelo y siguió metiendo cosas dispersas en la habitación dentro de la caja.
—Pues... es mi novio. Y me iré a vivir con el.
—Aja, es tu novio. Un novio con el que solo llevas unas cuantas semanas. ¿Acaso crees que es normal para ti esto? ¿Que te esta pasando, Dean? Este chico no se parece en lo absoluto a mi mejor amigo. ¿Que va a pasar con Melanie? ¿Te la llevaras con un extraño? ¿Que pasara si tu relación con ese sujeto no funciona? ¿Acaso no crees que Melanie ya ha sufrido suficiente?
Ella pudo haber seguido hablando, pero Dean no se lo permitió.
—Cierra la boca. —Exclamo el, notoriamente harto de todo este sermón. La rubia se detuvo abruptamente, algo sorprendida del tono con el que su mejor amigo le había hablado.— ¿Podrías dejar de criticarme por una vez en la vida y dejarme simplemente hacer las cosas a mi estilo? Por si no lo sabes, soy un maldito adulto tomando sus propias decisiones. Mi madre ya murió, Dana, sinceramente no necesito otra.
Baron entorno los ojos como la rubia a su lado. Dana no podía creer lo que sus oído escuchaban ni la persona que estaba en frente de ella... ese no era su mejor amigo. Pero si el quería alejarse tan repentinamente de ella, ella no iba a pelear ante eso.
—Perfecto. —dijo ella, notablemente herida.— Espero que tu y tu caliente novio sean muy felices.
Dean apretó los ojos mientras veía como ella se marchaba y un suspiro salia de sus labios. Baron le ofreció una mirada comprensiva, para después irse, siguiendo a la rubia de mal carácter que se había ido entre gruñidos y murmullos. Dean soltó un suspiro mientras veía como Baron se marchaba, para después mirar a Melanie, la cual estaba acostada la cama de la habitación, mirándolo fijamente. Dean dibujo una sonrisa tranquilizadora en su rostro mientras veía a Melanie.
—Lamento que hayas tenido que haber visto esto.
Y desvió la mirada rápidamente, siguiendo con su recolección de cosas. Tan rápido, que no vio como Melanie le devolvía la sonrisa.
***
— ¡No puedo creer que le hayas llamado de esa manera, ella sin duda no volverá a hablarme!
Roman rodeo los ojos, quitándote todo tipo de importancia a lo que Dean estaba diciendo. Dean, Roman y Melanie estaban sentados en el asiento trasero de la camioneta donde Mahal lo llevaba por aquel vecindario de clase alta en las afueras de Ohio. Melanie miraba las casas grandes y elegantes pasar rápidamente por las ventanas, mientras ignoraba por completo la discusión que Dean y Roman sostenían.
—No dije nada que no fuera la verdad. —dijo.— No es mas que un entrometida.
—Pero es mi mejor amiga... No puedes simplemente tratarla así porque se te viene en gana.
—Ugh... Como sea, Dean. Lamento mi actitud.
—Gracias.
Y Roman solo duro cinco minutos mas callado antes de volver a decir algo estúpido.
—Pero creo que se lo merecía por romper nuestra burbuja tan repentinamente.
Y una vez, las mejillas de Dean se sonrojaron ante el comentario. Dean volteo a mirarlo,completamente consternado de que ese comentario hubiese salido de su boca. Pero no le sorprendía en lo absoluto.
—En ese momento no estaba pasando nada.
—Pues según todo el mundo somos novios... Así que acostúmbrate a que estemos atrapados en ese burbuja muchas veces, tantas que ni puedas contarlas.
—Nosotros no somos novios.
Roma procedió a mirarlo con los ojos levemente cerrados, como si fuera el mayor de los imbéciles. Acto seguido, tapo los oídos de Melanie y se acerco abruptamente a el, para después decir: —Toco tu trasero sin tu consentimiento, hago que esas lindas mejillas tuyas se sonrojen y puedo hacerte soltar sonidos vulgares. Si esto no es una relación, no tengo idea de lo que es una entonces.
Dean no supo si golpearlo o reírse, pero prefirió tomar la segunda opción. Roman sonrió como un bobo al oír la risa de Dean, al igual que vio como esas regordetas mejillas seguían sonrojándose.
—Eres un idiota. —dijo, por séptima vez en el día.— Y no me has hecho soltar sonidos vulgares.
—Todavía no.
Antes de que Dean pudiera decir algo, Mahal se estaciono en frente de una casa gigante de color blanco. Melanie retiro las manos de Roman de sus oídos y se subió sobre las piernas de Dean, mirando por la ventana la gran casa que aquel amigo de su hermano poseía. Dean la miro con una sonrisa que casi lo hacia estallar de la emoción. Nunca había visto a Melanie tan hiperactiva después del accidente.
Mahal les abrió la puerta y Melanie no tardo en saltar del regazo de su hermano al suelo, para después salir corriendo hacia los grandes jardines que tenia la casa. Dean soltó una pequeña maldición y fue a perseguirla. Roman sonreía ante la escena, para después oír como una voz femenina la sacaba de su trance.
— ¿Así que te crees con el suficiente derecho de dejarme sola en esta casa todo el día? —Roman sonrió hacia Renee, la cual venia a darle un sermón... como siempre. Renee era la enfermera que había atendido a Roman cuando el estaba en la guerra y se hicieron tan buenos amigos que ella vivía con el desde hace un montón de tiempo. Eran mejores amigos.— Oh, y tu también me has dejado sola. —dijo, colocando su dedo indice amenazadoramente sobre el pecho de Jinder, el cual le veía divertido.— Mas vale que me cocines algo rico por tu falta de amor hoy.
—Muy bien, Renee.
—Okey... Ahora, dime, ¿quienes son esas dos bellezas de cabello castaño que se están revolcando en mi césped?
Roman miro hacia el jardín entonces y vio como Dean abrazaba a Melanie entre sus brazos, la cual parecía querer escapar de el y seguir corriendo por el largo y gran jardín. Melanie pareció rendirse y simplemente se alejo de los brazos de Dean y se acostó en el césped mientras un Dean algo cansado le seguía el paso. Roman sonrió ante la imagen.
—Ellos son Melanie y Dean. Y ahora vivirán aquí, con nosotros.
Y ni siquiera Dios pudo haberlo salvado para el regaño que Renee le daría después de brindarle esa información.
***
Y aunque Renee estaba algo enojada por no haber sido anteriormente de la nueva inclusión a su casa, ahora estaba completamente feliz. Se mantenía en la sala jugando con Melanie y viendo televisión. Al principio estaba algo asustada de que Melanie no le hubiese saludado de vuelta cuando ella la había saludado, pero después de haber sido informado sobre su situación; todas las ies tenían sus puntos.
Mahal andaba a un lado a otro llevando cajas y Dean le preguntaba cada cinco minutos si necesitaba algún tipo de ayuda, a lo cual el decía que no. Dean se acerco tímidamente a la cocina, donde se encontraba Roman cocinando. Asomo sus grandes ojos azules, viendo secretamente lo que hacia. Y, repentinamente, Roman volteo a mirarlo.
—Hey, tu. Acércate.
Dean se acerco nerviosamente hasta donde el estaba. Roman tomo en una gran cuchara un poco del contenido de lo que estaba haciendo. Este era de color rojo y tenia ciertos trozos de vegetales verdes. Soplo el liquido y entonces lo acerco a los labios de Dean. El castaño trago el liquido y sonrió entonces.
—Sabe muy bien. ¿Que estas cocinando?
—Sopa de tomate. A Renee le encanta.
Dean apretó un poco el ceño ante el comentario.
—Renee... es tu, ehm...
— ¿Esposa? ¿Novia? No, nada de eso... Es como mi hermana de otra madre. Cuando estuve en la guerra, ella fue mi enfermera. Fue el único apoyo que tuve en la guerra.
—Uh...
Roman le miro con una sonrisa algo divertida, para después dejar la cuchara a un lado. Las grandes manos de Roman tomaron las pequeña cintura de Dean entre sus manos. El mayor acerco al menor contra el, y no tardo en ver como los ojos de Dean miraban hacia el con ese aire inocente pero juguetón que tanto le gustaba.
Estaba tratando de contenerse porque Dean aun no le permitía tocarlo demasiado, pero si ahora vivían juntos, no iba a poder controlarse.
—No deberías estar celoso. Renee se la pasa enojada conmigo y queriendo matarme la mayor parte del tiempo, no es como si hubiese algo de lo que puedas temer. —Dean sonrió un poco ante el comentario. Roman lo soltó entonces, siguiendo concentrado en la comida.— Ve a seguir insistiendole a Mahal para ayudarlo. Te aseguro que en algún momento te dejara ayudarlo.
Dean asintió y se dio la vuelta, dispuesto a seguir persiguiendo a Mahal por toda la casa. Y una vez mas, sintió como una de las manos de Roman impactaban contra su trasero.
—Eres un idiota. —dijo, por octava vez en el día.
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guenASSSS miren quien volvió. Ahora si voy a actualizar seguido lo prometo snjashjssla es que ya estoy de vacaciones
bueno y eso, nos vemos dentro de tres años.
Amor eterno, Evelyn.
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