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7. Estrés post-traumático.

—Coño, Corbin. —El chillido que soltó Dana se oyó en toda la sala. Dean dio un brinquito en la cocina, donde cocinaba algo mientras Baron dejaba de hacer lo que sea que estuviera haciendo que hizo enojar a Dana.— ¡Deja de molestarme!

—Pero, Dana... ¡Yo solo quiero qué me des un poco de tu amor! —dijo él, con un tono divertido aunque lo que decía, lo decía en serio.

—Baron, déjame en paz. Nunca seremos pareja. Entiéndelo. —dijo ella, completamente estresada por la insistencia de Baron.

Dean soltó una risita mientras los oía discutir en la sala. No recordaba exactamente cuando Baron había empezado a acosar a Dana como un perrito enamorado, solo sabía que Baron tenía una chispa especial siempre que Dana estaba cerca de él. Dean esperaba que terminaran juntos, tal vez eso ayudaría a Baron a centrarse en la vida y a Dana a hacer su vida.

Ellos seguían discutiendo mientras Dean trataba de realizar un almuerzo decente en la cocina. Había salido temprano del taller y por fin podía relajarse calmadamente en su hogar, preparar un comida deliciosa y mirar a Baron y Dana pelear una y otra vez.

Olió brevemente la salsa que estaba preparando para la pasta, y una sonrisita invadió su rostro cuando notó que ya estaba lista. Cuando estaba a punto de voltear la pasta hacia el colador, oyó como unos toques se daban sobre la puerta.

—Baron, deja de decir tantas idioteces y ve a abrir la puerta. —Le ordenó Dana.

— ¡Voy en seguida, mamasita! —dijo él, haciendo que Dean sonriera y que Dana soltará un chillido harto de las estupideces de Baron.

Dean volteó la olla de la pasta sobre el colador, dejando que el humo se esparciera por la cocina y el agua se fuera por los huecos del colador.

Oyó como Baron abría la puerta. Después de unos momentos, logró escuchar como Baron le exclamaba a alguien que saliera de la casa y además un sonido tosco contra la madera del piso. Dean apretó el entrecejo y miró hacia la puerta, tratando de saber que pasaba.

Fue entonces cuando vio a Roman, el cual estaba parado en el marco de la cocina, apoyado de su bastón y con un mohín frustrado en su rostro. Dean se acercó a él, sin entender que hacía ahí.

— ¿Qué haces aquí? —Roman rodó los ojos ante su pregunta.

—Te dije que saldríamos ayer... ¿Se te olvidó, verdad?

— ¡Oh, maldición! ¡Lo olvidé! Dame un minuto... me arreglaré enseguida.

Roman hizo un ademán con la cabeza, mientras el castaño salía de la cocina a arreglarse. Roman tomó una respiración y se dio vuelta.

Una rubia robusta y un alto hombre de cabello negro le miraban curiosos. Roman refunfuño por lo bajo y empezó a avanzar con la ayuda de su bastón.

—Uhm... disculpe mi falta de modestia. —dijo la rubia— Soy Dana Brooke, la mejor amiga de Dean.

Ella estiró su mano hacia él, con una sonrisa tímida pero amable dibujabada en su regordete rostro. Roman tomó la mano de la rubia, estrechándola amistosamente.

—Yo soy Roman. —dijo, para después andar con dirección a la sala.

Roman sintió como los dos individuos le seguían mirando pero no les prestó atención, simplemente siguió avanzando hasta la sala.

Su mirada fue hasta una pequeña niña de cabellos castaños que miraba atentamente la televisión. Su cabello caía en rizos adorablemente sobre su espalda. Roman le miró con curiosidad, sorprendido de que la pequeña no parecía sobresaltarse ante su presencia.

Pero después de un rato, la pequeña volteó a mirarlo. Tenía unos intensos ojos azules, como los de Dean. Una sonrisa amable y minúscula se posó en su rostro, haciendo que algo dentro de Roman se moviera. Él le respondió gratamente al gesto, con otra sonrisa. Ella volvió a mirar la pantalla, volviendo a su pequeño mundo.

Roman estaba intrigado con la pequeña pero no pudo seguirse acercando porqué Dean apareció nuevamente en la sala, vestido con una camisa blanca con mangas y unos jeans.

—Ya estoy listo, ¿nos vamos? —Roman le miró con una sonrisa y asintió levemente. El moreno alzó la mirada y miró a los otros dos individuos, los cuales tenían una mueca perpleja en su rostro mientras miraban a la pequeña sentada en el suelo y seguidamente a él. Dean notó esto.— ¿Sucede algo?

Dana se acercó a su amigo, con una mueca preocupada. Ella preguntó, altamente preocupada: —Dean... ¿quién es este sujeto?

El mencionado frunció el ceño ante la pregunta, sin entender nada de lo que pasaba ni la tensión en la que se encontraba. Roman soltó un suspiro y se acercó a Dean con ayuda de su bastón.

—Yo soy la pareja de Dean y en este preciso momento vamos de salida a una importante reunión. —dijo él, haciendo que la rubia le mirara con cara de pocos amigos— ¿Nos vamos?

Dean tenía sus mejillas levemente pintadas de rosa cuando asintió con la cabeza, incómodo por el comentario. El castaño se alejó de él y caminó hacia la pequeña sentada en el suelo. Dean besó suavemente su mejilla y le dijo que la amaba, para después nuevamente acercarse a sus dos amigos.

Roman lo dejó atrás, saliendo por la puerta y andando lentamente por el pasillo del edificio con ayuda de su bastón, esperando a que Dean lo alcanzara.

— ¡Roman! —dijo el castaño, apresurándose a alcanzarlo— Lamento mucho haberme tardado y que Dana se haya portado de esa manera, fue mi error, no volverá a pasar...

—Te irás a vivir conmigo. Tú y tu hermana vendrán conmigo. —dijo, o más bien, ordenó el moreno.

— ¿Qué? No. Roman, no puedo hacer eso...

—Este lugar es un asco. Sé que tu situación es difícil y estoy dispuesto a ayudarte. Tu hermana está muy enferma y estar en este lugar simplemente la deprime más.

—Roman, no tienes que hacerlo. Estoy bien donde estoy.

—Tal vez tú sí, pero ella no. —Roman volteó a mirarlo, notablemente disgustado.— Está en estado de shock, su mente está en blanco. Dime, cuándo la policía la entrevistó por el homicidio de tu madre... ¿acaso ella dijo algo?

—No... miró a la nada durante toda la entrevista.

—Su consciente trató de borrar los recuerdos, pero estos se quedaron en su inconsciente; manteniéndola en estado de shock, haciendo que no pueda procesar lo ha pasado.

Roman estaba dispuesto a seguir caminando, pero Dean tomó su brazo, acercándolo a él.

— ¿Cómo sabes eso? —Le preguntó, completamente confundido.

Roman soltó un suspiro.

—Soy un ex soldado. Sé más del Síndrome por estrés post-traumático de lo que crees.

Empezaron a bajar las escaleras, con un silencio entre ellos. Dean le miraba de soslayo, preguntándose si debía decir algo al respecto. Roman simplemente bajaba las escaleras. Nadie dijo nada en el camino a la camioneta aparcada en frente del edificio.

***

—No lo sé, Baron —dijo Dana, mordiéndose las uñas ante el nerviosismo que la invadía. Baron, por su parte, se encargaba de preparar el almuerzo que Dean había dejado a medias—, ese tipo se ve raro.

—Se ve como un hombre de etiqueta, de esos que suelo atender en las afueras. De seguro Dean lo conoció cuando fue a ofrecer sus servicios por allá y se gustaron. —dijo Baron— Relájate.

—Es que no sé... Dean ha estado muy raro todos estos días. Siento que me está ocultando algo... además, Melanie reaccionó ante él —dijo ella—, no lo había hecho en años.

—Tal vez eso sea bueno... tal vez ese tipo es un buen sujeto y tú estás sobrereaccionando. —dijo— Oye... para mí Dean también está ocultando algo. Pero es un adulto, déjalo hacer sus cosas.

—Debo protegerlo.

—No, Dana. No debes.

—Ese sujeto no me da buena espina.

—John te daba buena espina y resultó ser un bastardo presumido.

—Ese Roman no me da buena espina.

Baron y ella mantuvieron la mirada por un momento; ella se veía frustrada y él completamente irritado por la insistencia de la rubia.

—Debemos descubrir que esconde Dean. —dijo ella.

Baron soltó un suspiro.

—Está bien. —dijo.

Por su parte, Melanie escuchaba todo lo que pasaba pero no decía nada en lo absoluto. Miró a la pareja en la cocina por encima de su hombro, para después mirar nuevamente al televisor.

***

—Roman...

— ¿Sí, Dean?

— ¿Tuviste estrés post-traumático?

Roman soltó un suspiro, para después mirar al castaño que le miraba con timidez. Ya estaban en la camioneta negra y Mahal conducía como siempre, escuchando la radio que sonaba por lo bajo.

—Cuando volví a casa después de la explosión... quedé en shock. Por más de un año estuve sin decir palabra alguna, aunque los recuerdos de la muerte de mis compañeros en labor me atormentaba día y noche. —dijo— Cuando la explosión ocurrió yo estaba tratando de salvar a algunos soldados caídos... pero la explosión llegó y no logré hacerlo. Todo mi equipo falleció y yo estuve lo suficientemente lejos como para no morir, aunque mi pierna quedó inservible. —Empezó a narrar, mientras Dean le oía atentamente— Empecé a ver a un psicólogo cuando noté que tenía un problema. Y logré curarme. Ella necesita ayuda.

Dean soltó un leve suspiro.

—Lo sé, lo sé... Pero no tengo dinero y mi vida es un completo desastre. No he podido ayudarla por más que quisiera.

—Yo quiero ayudarla. Quiero ayudarlos a ambos. Yo sé lo que no es tener a alguien que cuide de ti.

—Solo nos tenemos el uno al otro. Ella es lo único que tengo.

Roman dibujó una sonrisa leve en sus labios.

—Ya no más.

***

No podía concentrarse. ¿Para qué mentir? No se podía concentrar desde que Roman y él habían conversado en la camioneta.

Estaban en una reunión en la casa de aquel sujeto con la cresta anaranjada y su novia adorable de cabello castaño. Roman estaba con su trío de amigos, hablando de trivialidades y de idioteces. Se veía muy feliz, una sonrisa tímida se posó en su rostro mientras le miraba.

Se preguntó si tal vez lo había juzgado demasiado pronto. Había visto un rastro de humanidad en sus ojos cuando había hablado de su caso. Quizá Roman podía ser un ser cruel y todo un cretino, pero quizá, todo eso era un fachada y todavía había algo de vulnerabilidad dentro de él.

Roman notó la mirada de Dean sobre él y no tardó en voltear a mirarlo. Las mejillas de Dean se tiñeron de rosa ante la mirada grisácea que se posó sobre él. Dean retiró sus ojos de él rápidamente y Roman sonrió levemente por su acción.

—Dean, ¡querido! —Oyó decir a una voz chillona y cantarina. Dean miró a Nicole, la novia de Stephen, la cual estaba vestida con un vestido ajustado de color rojo y sus hermosos rizos castaño oscuro caían sobre su escote. Llevaba dos vasos lleno de bebidas coloridas, la cuales sospechaba debían ser alcohol.— ¿Qué haces acá solito?

—Roman está con sus amigos. —dijo.

Ella tomó asiento asiento a su lado en el sofá y le ofreció uno de los vasos, el cual él tomó dudoso.

—Sí... ya veo; esos machos haciendo cosas de machos. —dijo ella con un tono alegre, esperando que tomará de la bebida— ¿Qué sucede? Es vodka con sabor a fresa. ¿Acaso no te gusta? ¿Qué otra cosa te gusta? ¿Borbón, whisky, ron..?

—Nicole, yo no tomo. Al menos no tanto...

— ¡Oh, tranquilo! ¡Es vodka! Si te sientes muy mareado después te llevaré a dormir. Yo te cuido.

Nicole le guiñó el ojo y tomó de su vaso. Dean miró el vaso y levantó un poco los hombros, tomando un poco del trago y haciendo una mueca ante la intensidad del vodka.

—Oh, ¡aquí estaban! ¡Los estábamos buscando! —Oyó decir a Mickie, la cual venía con un vaso que tenía un líquido marrón. A su lado, estaba April, la cual tenía un vaso con la misma bebida que Nicole le había ofrecido.— Nuestros hombres están muy metidos en su mundo.

—Sí, hablan de guerra y porno y esas cosas de las que hablan los hombres. —dijo April, sonriendo amenamente.

— ¿Vieron a Eva? —preguntó Nicole, con un tono divertido.

—Se ve ridícula con ese vestido. —dijo Mickie, con un tono divertido.

—También se ve ridícula con ese anciano a su lado. —dijo April.

—La gente hace muchas cosas estúpidas por el dinero. —dijo Nicole.

Dean tomó nuevamente de su vaso tan rápidamente que sintió como el líquido invadía su garganta y le irritaba a su paso. Ay, Dios santo. Si tan solo supieran quien es él, ¿lo aprecierían tanto como lo hacen ahora?

—No entiendo que hace ella aquí. Es toda una hipócrita. Después de ser tan maleducada con Nicole la otra vez ¿ahora tiene el descaro de venir? —dijo Mickie, irritada.

—Stephen invitó a Vince. No a ella. Según yo, ella no está invitada. —dijo Nicole, notablemente disgustada.

— ¿Por qué no le dices qué se vaya? —dijo Dean, llamando la atención de las féminas.— Esta es tu casa, puedes hacerlo.

Nicole escuchó atentamente lo que dijo Dean. Ella asintió y acercó el vaso con vodka a sus labios. Bebió todo el alcohol de un solo golpe y después tomó la mano de Dean, levantándolo rápidamente del sofá.

—Dean, ¡tienes razón! ¡Vamos a darle una lección a esa perra!

Dean se preguntó en que clase de idiotez se había metido. Oyó como Nicole seguía diciendo cosas, pero ya no la oía. Dean tomó de un golpe todo el contenido del vaso y lo sostuvo con fuerza en su mano, temiendo que entre los jalones violentos de Nicole, el vaso de cristal cayera.

Dean vio como la cabellera pelinegra de Eva se daba a ver. La fémina reía y conversaba con otro grupo de mujeres. No se veía rastro de su adinerado y viejo novio por ningún lado.

Eva dejó de reír y conversar a penas vio como Nicole se acercaba a paso de vencedores hacia ella. La castaña se posó en frente de la pelinegra y le miró con desafío.

— ¿Sucede algo, Nicolasa? —preguntó ella, con su tono burlón y su mohín divertido.

—Quiero que te vayas de mi casa. Estás infestando el lugar con tu olor de perfume barato. —dijo Nicole, visiblemente ofendida de la presencia de la mujer en su hogar.— ¿No es así, Dean?

Entonces todas las mujeres que presenciaban la escena, voltearon a mirarlo. Dean se maldijo para sus adentros. ¿Por qué demonios había comentado en esa conversación de chicas? Hubiese sido todo más fácil si se hubiese quedado callado... como siempre.

—Oigan... —Empezó a tartamudear— yo no quiero problemas. Eva, retírate sin discusiones y aquí no habrá pasado nada.

Eva soltó una risa incrédula y se acercó a Dean, mirándole amenazadoramente. Dean se removió nervioso, mientras se preguntaba por qué había venido aquí.

— ¿Qué sucede aquí?

Antes de que Eva pudiera decir algo, un brazo fuerte se posó entre ellos dos. Dean miró al hombre que se interpuso entre ellos y vio a un alto y fuerte hombre con una barba perfectamente cortada y vestido tan formal como todos en el lugar. Dean tragó saliva, completamente nervioso ante la mirada del sujeto, hasta que Nicole tomó su brazo posesivamente, protegiéndolo.

—No sucede nada, Hunter. Ya la señorita Marie se iba. —dijo Nicole, mirando fijamente a la mencionada.

Eva mantuvo la mirada por unos segundos más, hasta que se dio vuelta para marcharse.

—Creo que úlimamente eres muy problemática, Nicole. ¿Debería preocuparme? —preguntó el hombre, mirando con una sonrisa a la castaña.

—Pues sí, Hunter. Y ahora que tengo un nuevo integrante a mi grupo de maldad, todos correran por el pánico. —dijo ella.

El tal Hunter le miró a él, haciendo que sus mejillas se tiñeran de rosa ante la intensa mirada que el hombre mayor le ofrecía.

—Te advierte estas mujeres están locas. Piénsalo dos veces. —dijo él, con un tono amable y divertido.

Dean dejó que una risa se escapara de sus labios, ante la mirada del sujeto.

—Dean, te presento a Paul Levesque, mejor conocido como Hunter. Es el yerno del señor McMahon. —dijo Nicole— Le presentó a Dean Ambrose, Hunter. El nuevo novio de Roman Reigns.

—Es un placer conocerte, Dean. —dijo él, estirando su mano hacia él.

—El placer es mío. —dijo, estrechando su mano.

—Ahora, si me disculpan, iré a calmar a una enfurecida Eva. —dijo— Disfruten la velada.

Una sonrisa de algunos segundos y ya el sujeto se había marchado. Nicole apretó más fuerte su hombro y lo alejó del lugar, volviendo a donde estaban Mickie y April.

—Gracias por acompañarme ahí, Dean. Seremos muy buenos amigos. —dijo ella, estrechándolo fuertemente contra ella.

Dean soltó un alarido, mientras seguía caminando a su lado.

***

— ¿Está bien, señor Reigns? —Preguntó Mahal, el cual estaba de pie en frente de la camioneta, mirando como su jefe andaba con su bastón (el cual se veía bastante fuera de sus casillas) y su pareja se acercaban a él.

—Sí, Mahal. Solo vámonos.

El mencionado no le creyó en lo absoluto. Conocía a Roman desde hace muchos años y podía reconocer cualquier emoción que se presentara en él. Y no lo veía feliz.

El castaño con el que estaba saliendo venía detrás de él, y se veía apenado y asustado. Mahal rezó que Roman no hubiese hecho algo estúpido, como normalmente hacía.

Prefirió seguir con su trabajo y no hacer preguntas. Les abrió la puerta y dejó que ellos subieran a la camioneta. Cuando lo hicieron, cerró la puerta y soltó un suspiro.

—Roman... —murmuró por lo bajo Dean, mientras se removía nervioso en su asiento— ¿Por qué estás molesto conmigo?

A penas Mahal subió a la camioneta, Roman le hizo una de sus señales. Mahal asintió y apretó un botón, dejando que la tabla de plástico de la otra vez apareciera.

Dean se sintió nervioso una vez más, deseando que la tierra lo tragara y lo escupiera en la Costa Oeste.

— ¿Qué te dijo Hunter?

La pregunta lo tomó desprevenido.

— ¿Qué?

—Te vi con él y Nicole. Estaban hablando... ¿Qué te dijo? —Preguntó nuevamente, notablemente irritado.

—No me dijo nada. Nicole simplemente me lo presentó y ya. —dijo— No fue nada del otro mundo.

Roman le miró por varios segundos más sin decir nada, hasta que soltó una leve respiración y miró al frente. Dean se removió algo nervioso en el asiento, hasta que la voz de Roman volvió a oírse.

—No quiero que vuelvas a hablar con él. Y de tener que hacerlo, te obligo a que todo sea completamente formal.

—Pero... ¿qué? ¿Sucede algo con él?

—No me agrada. Y si a mí no me agrada, a ti tampoco.

—Pareces más celoso que enojado.

—Te aseguro que no estoy celoso. No tengo motivos como para estarlo.

— ¿Estás seguro? Porqué estás actuando como un loco posesivo y mandón otra vez.

— ¡No vamos a volver a tener otra tonta pelea! ¡No somos una pareja para tener este tipo de peleas!

—Sí lo somos... —dijo, llamando rápidamente la atención del moreno, el cual le miró conmocionado— No somos una pareja normal, ni siquiera estamos cerca de serlo. Pero somos compañeros y la clave de toda relación es la comunicación... empieza a hablar conmigo en vez de estarme dando órdenes como un loco.

Roman soltó un suspiro, diciéndose a sí mismo que Dean tenía razón... de alguna manera, siempre la tenía. Se quitó el saco que tenía encima de manera apresurada, para después empezar a luchar nuevamente con el nudo de su corbata.

Dean le miró con diversión para después acercarse a él y empezar a desanudar el nudo. Roman tomó una respiración profunda y se dispuso a mirar a Dean.

Sus ojos azules miraban atentamente lo que estaba haciendo. Una mueca nerviosa estaba posada en su redondo rostro, dejando que uno de sus lindos hoyuelos se posara en su mejilla. Se veía adorable y aunque a Roman nunca le hubiesen gustado los chicos así, Dean le gustaba y le agradaba un montón.

No sabía cómo, pero le parecía encantador y entretenido. Desde su accidente, todos lo habían tratado con cuidado y cariño, como si fuera una taza rota que se hubiesen arreglado y ahora trataran con la mayor delicadeza. Pero él no era así. Lo trataba reciprocamente, lo desafiaba y eso le gustaba. Se sentía como en la Armada otra vez.

—Hunter es una especie de Casanova. —dijo— Y además, todo un mascador.

— ¿Mascador?

—Mascador de chicle. Es de esos hombres que toma a sus parejas y las masca como si fueran chicle y les saca todo el sabor. Y cuando ya has quedado completamente sin sabor, te escupé y busca otro chicle que mascar. Creo que su esposa es la única que no ha escupido... y solo porqué los dos son la misma basura. —dijo Roman, suspirando— Aléjate de él. Es peligroso. No te hagas su amigo pero tampoco le busques problemas.

Dean lo oyó atentamente. Cuando terminó de deshacer el nudo, alzó la vista y miró a Roman, con una sonrisita.

—Sabía que estabas celoso.

— ¡No lo estoy! —Se apresuró a decir él Solo te estoy protegiendo. Eres mi pareja, debo protegerte. Y tú debes obdecerme, pero eso pago tu compañía.

Dean no dijo nada. Solo se mantuvo con esa sonrisa en todo el resto del camino. Haciendo que fuera esta vez el moreno el que se removiera nervioso en el asiento.

Cuando llegó a casa, miró todo el lugar con desdeño.

Era momento de irse.

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¡hola! lamento no haber subido esta capítulo antes, cuando me correspondía, pero mi celular tuvo un problema y fue un caos; pero henos aquí.

espero que lo hayan disfrutado y espero sus comentarios <333.

Amor eterno, Evelyn.

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