6. Tú le agradas.
—Entonces, ¿no te fue bien? Cuanto lo siento, Dean.
El mencionado solo alzo los hombros ante lo que había dicho su mejor amiga, la cual le miraba con una mirada entristecida después de contarle que había fracasado en su nuevo trabajo.
—Así es la vida; aveces se gana y aveces se pierde. —dijo él, para después mirar a su mejor amiga— Y sinceramente siento que me liberé de una grande renunciando.
—Tu jefe era un imbécil, ¿verdad? —Él asintió— Oh, yo renuncié a un sinfín de empleos por ese mismo motivo. ¿Qué tal si vuelves a intentarlo? Solamente… háblale de tus prioridades y tal vez todo se dé mejor.
—Mi prioridad es Melanie. —dijo— Y a pesar de que se lo dije, a él no pareció importarle. Así que me fui.
—Pues entonces no hay nada más que hacer. —dijo ella con una sonrisa en su regordete rostro— Vete a trabajar, ¿de acuerdo? Te dejaré la cena en el microondas como siempre.
—Adiós Dana —Él se acercó a ella para besar su mejilla—, ten un buen día. Te amo.
—Te amo más —Le dijo de vuelta la rubia, con una sonrisa amorosa.
Miró por encima de su hombro a Melanie. Pensó en despedirse de ella, pero ya no le veía sentido a hacerlo. Simplemente tomo su chaqueta de cuero y salió del apartamento.
Habían pasado dos semanas desde que había escapado de aquel baile, dos semanas sin saber nada de Lana y Chris. No los había llamado, ni ellos a él. Era como una especie de ley del hielo que ninguno de los dos bandos quería romper.
Él se sentía avergonzado; el dúo de rubios le había entregado más de lo que debía y él simplemente había huído porque no se había sentido bien. Pero no podía quedarse, había sido como un bicho raro toda su vida y simplemente ser tratado de esa manera lo hizo sentirse muy mal.
Sin embargo, no podía dejar de pensar en aquellos ojos grises. Ese tipo había sido un completo hijo de puta con él. Fue cruel, sarcástico e intimidante. Pero de alguna manera, no podía dejar de pensar en él.
Se calmaba a sí mismo diciéndose que era el desprecio el que no le dejaba dormir por las noches. El que le hacía preguntarse una y otra vez cuánto habría sufrido ese nombre para volverse el ser cruel que era ahora. Tal vez sentía pena o tal vez se sentía amargado al respecto.
Pero el fin de la historia seguía siendo el mismo y no podía dejar de pensar en él.
Sus zapatos de goma siguieron pisando el asfalto destruido de las calles de Ohio, mientras una melodía pegajosa salía de sus labios tratando de pasar el tiempo. Seguía pensando en Roman y seguía pensando en todo el desastre que había pasado hace dos semanas. Pero todos sus pensamientos se esfumaron cuando escuchó su nombre ser pronunciado.
—Pensé que dejarías de usar esa chaqueta después de lo que pasó, conociendo lo sentimental que eres. —Dean sonrío levemente al escuchar esa voz masculina para entonces voltearse y mirar al rubio de bonita sonrisa.
—Estaba esperando que me dijeras que te la devolviera. —dijo él— De verdad lamentó lo que pasó hace dos semanas.
—Dejaste tus principios muy claros, jovencito. —dijo el rubio, mientras se acercaba a él para posicionarse a su lado y empezar a caminar juntos por la acera— No me sorprendió en lo absoluto que te fueras.
— ¿Sospechabas que lo haría?
—Por supuesto. Tú eres un chico muy sentimental y Roman es un completo imbécil. De hecho, durante más de lo que pensé.
—Él me sacó de quicio.
—Dean, te voy a ser honesto. Lana y yo no estuvimos tan alejado de ustedes como tú creías, de hecho escuchamos cada fragmento de su conversación. Yo conozco muy bien a Roman y le brindado un sinfín de caballeros de compañía. Y nunca había oído a uno responderle como tú le respondiste. —dijo— Naturalmente, todos le tienen miedo y yo pensé que tú no serías la excepción... pero me equivoqué. Y lo peor del caso fue que a él le gustó.
— ¿De qué hablas?
—Yo pensé que él me diría que hiciera de todo por sacarte del mapa… pero me equivoqué. —Chris le miró— Tú le agradas.
— ¿En serio crees que le agradó qué le dijera qué es un completo idiota? Pues entonces también es un masoquista.
—Se sintió retado, Dean. —Chris se posicionó en frente de él, deteniendo abruptamente su paso— Hay hombres a los cuales les gusta ser retados, que les gusta mostrarse como el jefe. Tal vez ya estaba harto de tenerla tan fácil, quería un reto. Y tú lo eres. —dijo él, Dean apretó sus labios, escuchando— Por eso los junté, porqué sabía que, a pesar de todo, ustedes dos se gustarían.
— ¿Qué? Estás diciendo estupideces. A mí no me gustó ese sujeto. —Chris sonrió burlón al comentario, Dean rodó los ojos y rodeó a Chris, siguiendo su camino.
— ¡No me mientas! —dijo el rubio— No me digas que no has pensado día y noche en él y en su bonito rostro. Tienes que admitir que es muy atractivo y querías saltarle encima.
—Sí, es atractivo. Pero apenas abre la boca… no lo es tanto.
—Dean —La mano de Chris se posó en su hombro haciendo que el castaño volteará a mirarlo—, te estoy ofreciendo tu trabajo de vuelta… Roman te quiere de vuelta.
— ¿Cómo va quererme de vuelta después de todo lo que le dije?
— ¡Le gustas! Yo tampoco entiendo por qué pero le gustas mucho. Apenas te fuiste nos suplico a Lana y a mí que hiciéramos hasta lo imposible por traerte de vuelta con él. —Dean apretó el ceño— Incluso ofreció más dinero por ti. Dean… vuelve.
—No puedo volver después de todo lo que me dijo. Mi dignidad no me lo permite.
—Tu dignidad tiene un precio. Y él ofreció una cantidad exorbitante de dinero para poder comprarla. —dijo— No hagas esto por Roman, ni siquiera tienes que hacerlo por Lana o por mí. Hazlo por Melanie. Con este dinero podrás pagar todas tus deudas, podrás vivir en un lugar más seguro, podrás ayudar a Melanie y podrás ayudarte a ti.
Dean cerró los ojos por una milésima de segundo. Esta situación se estaba saliendo de sus manos. No podía volver a mirar a ese tipo a los ojos, no después de todo lo que había pasado. Pero tampoco podía ser egoísta, su hermana lo necesitaba y tal vez su dignidad no era tan importante como su hermana.
— ¿Dónde quiere verme? —dijo él, haciendo que el rubio de ojos azules sonriera satisfecho.
***
—Uy, ¿para dónde vas tan arreglado? —La sonrisa juguetona en el rostro de su mejor amiga le hizo sonreír de vuelta.
—Iré a trabajar. Y volveré muy tarde.
— ¿Recuperaste el empleo? ¡Eso es genial! Pero... ¿estás seguro? Casi ni duerme y estás haciendo cosas todo el tiempo, Dean. Esto no es sano.
—Tengo que pagar mis deudas y tengo que ayudar a Melanie. A veces uno tiene que sacrificar muchas cosas por la gente que ama, ¿no?
—Bien… —dijo ella— Por favor, cuídate. Ohio es muy peligroso.
— ¿Me lo dices o me lo preguntas? — Una risita salió de los labios de la rubia, haciendo que el castaño sonriera— Adiós, te amo.
—Te amo más. —dijo.
Dean no pudo evitar en esta ocasión acercarse a su hermana menor y besar fuertemente su mejilla. Se acercó a su oído y susurro un «te amo mucho» para después llenar su rostro de besos. Como siempre, no hubo ningún tipo de respuesta. Y como siempre, Dean se resignó y se levantó para después andar a la puerta de su apartamento e irse.
Mientras bajaba las escaleras con dirección a la salida del edificio, empezó a pensar en lo que estaba volviéndose su caótica vida.
Seguía sin procesar nada de lo que estaba pasando y de hecho, todavía no entendía muy bien todo lo que había hablado esta mañana con Chris. La idea de que su cliente se sentierá atraído por él... era algo extraño.
Dean nunca se había considerado atractivo. Cuando estaba con John, él se sentía que no era lo suficiente para estar con el rapero. A pesar de que John le dijera lo hermoso que era todo el tiempo, él simplemente no lo creía. No es como si viviera acomplejado por su imagen corporal todos los días de su vida, pero a veces le gustaría ser más seguro de sí mismo.
¿Por qué le costaba tanto creer qué, muy dentro de él, sí era una persona atractiva? ¿Por qué no podía entender qué era una persona con una gran personalidad? ¿Por qué no podía darse su sitio?
Porqué era un chico con un triste pasado y una personalidad extrovertida y débil. Pero cuando estuvo con Roman... Ese chico tímido había desaparecido.
Dean, en sus cinco sentidos, nunca le hubiese hablado a Roman como le habló hace dos semanas. Pero es que había algo dentro de él que lo hacía sentirse diferente.
Tal vez era el gran desprecio que le tenía. Podía ser.
Cuando llegó a las afueras de su edificio, se quedó parado en la acera. Chris le había dicho que Roman iría a recogerlo a las cinco y ya eran las cinco.
Una camioneta blindada negra, al parecer último modelo, empezó a acercarse a dónde estaba el. Dean respiró profundamente, llenando sus pulmones por completo de aire y soltó el mismo cuando la camioneta se detuvo enfrente de él.
Iba a abrir la puerta trasera de la camioneta, sin embargo, el piloto salió de la camioneta y le abrió a él la puerta. Dean miró al moreno con anteojos negros, regalándole una sonrisa de agradecimiento. El chofer tardó en responderle, pero no dudó en ofrecerle una sonrisa.
Dean subió a la camioneta y el chofer cerró la puerta despacio. El castaño hizo un mohín con sus labios y miró de reojo a el moreno sentado a su lado.
—Pensé que rechazarías la propuesta. —dijo él, rompiendo abruptamente el silencio.
Dean rodó los ojos, al mismo tiempo que el chofer se subía a la camioneta y arracaba la misma.
—No hago esto por ti. —dijo.
—Oh, eso ya lo sé. Igualmente, y aunque no lo creas, estoy agradecido de que hayas aceptado mi propuesta.
—Sí, sí, como sea.
Dean no quería hablar con él, ni siquiera podía mirarlo. Lo odiaba tanto, a cada segundo que pasaba lo odiaba más. Odiaba su estúpida sonrisa altanera, sus ojos sin ningún tipo de brillo y su voz altanera. Pero debía hacer su trabajo.
—Te llevaré a jugar golf. Unos amigos me invitaron y pienso que sería un buen lugar para que la gente se familiaricé más contigo.
—Bien.
—Dean...
— ¿Qué?
—Acércate.
Dean le miró por el rabillo del ojo, con recelo. Lo que pilló fue a Roman, con su rostro relajado y su mirada seria. Se veía, como siempre, tratando de intimidarle y hacerle saber quien manda.
—No.
— ¿Cómo qué no? Acércate he dicho.
—Ya dije que no.
No hizo falta mirarlo; pudo sentir como se tensaba por su prepotente tono. Sabía que debía obedecerlo, ese era su trabajo. Pero no quería... no iba a hacerlo.
—Mahal —dijo él, con un tono serio, llamando la atención del chofer. El tal Mahal asintió después de unos cuantos segundos, para después presionar un botón.
Dean miró como una tabla de plástico salía de la nada haciendo que el chofer no hubiera nada de lo que estaba pasando en el asiento de atrás. Había visto esto en un sinfín de películas y no creía que fuera real.
Se asustó por un momento. La idea de estar literalmente a solas con Roman le hizo ponerse nervioso. No quería estar con él. Maldición, ¿por qué había aceptado venir?
—Dean..., por favor, acércate. No te haré daño. —dijo él.
Dean aflojó entonces su humor, mirando a Roman por unos cuantos momentos. Tal vez podía sentarse un poco cerca de él... tratar de hablar. Pero entonces, otra vez esa sonrisa fanfarrona. Dean volvió a apretar el ceño y a cruzar los brazos, para mirar en otra dirección que no fuera hacia él.
—No.
— ¡Maldición! —Exclamó fuertemente el samoano, acercándose bruscamente a Dean y aprisionándolo contra la puerta trasera. Dean sintió como su corazón empezó a latir con rapidez, estaba asustado— ¡Te pago para qué estés conmigo! ¡Soy tu dueño! ¡Obedéceme!
— ¡¿Cómo coño haré eso si eres un ser tan déspota y grosero?! —Le respondió el castaño. Ya no estaba asustado, estaba enojado.— ¡Aléjate de mí!
—Más te vale que no me hagas pasar vergüenza en frente de mis amigos... porqué esa sería la gota que derramaría lo que me queda de paciencia. —gruñó él, apretando la mandíbula. Estaba tan enojado como él.
—Aléjate de mí. —dijo.
Roman, como todo un niño regañado, se alejó velozmente de él. Dean y Roman estaban sentados a los extremos del asiento, ni siquiera se miraban de reojo y solo maldecían el aire que el otro respiraba.
Mahal, el chofer, anunció que ya habían llegado y no tardó en abrir las puertas a cada uno. Cuando Dean bajó de la camioneta, Roman le estaba esperando.
El moreno de ojos claros estaba vestido tan elegante como siempre, y apoyado de su bastón de madera. Dean se acercó a él, todavía enojado y de brazos cruzados. Mahal se quedó cerca de la camioneta, empezando a hablar con otros choferes que estaban cerca.
Dean soltó un suspiro y Roman le ofreció su brazo. El castaño lo tomó de mala gana, empezando a caminar con él por el gran club de golf.
—Lamento como te hablé —dijo él, haciendo que Dean lo mirara—, a veces puedo ser muy obstinado.
—No importa... yo también lo lamento. —dijo él.
Se mantuvieron en silencio hasta llegar al campo de golf, Dónde estaban un total de 3 hombres y tres mujeres riendo y hablando. Dean sospechó que debían de ser los amigos de Roman, lo sospechó por la adorable sonrisa que se dibuja en el rostro del moreno.
— ¡Roman! —Exclamó un sujeto de cabello anaranjado. Roman sonrió ante la exclamación, se veía muy feliz.
Y se veía muy guapo cuando estaba feliz.
—No puedo creer que te hicieras esa cresta, Stephen, te ves ridículo. —dijo el hombre a su lado.
— ¡No digas eso, Rome! Se ve guapísimo con ese peinado. —dijo una castaña, la cual vestía un ajustado vestido blanco y un gran sombrero blanco que la tapaba del sol.
— ¿Ves? Nicole me ama y defiende. —dijo Stephen, acercándose a su chica y recibiendo un beso en la mejilla.
Dean podía sentir como Roman se alegraba de estar cerca de sus amigos. No lo había visto así, era nuevo para él.
—Chicos, les presentó a Dean. —dijo Roman, cuando estuvo cerca del grupo de personas.
— ¡Hola tesorito! —Se levantó de su asiento la castaña en el vestido ajustado blanco, la cual no dudo en abrazarla y darle un beso en la mejilla. Se veía agradable.— Soy Nicole García, la novia de esta belleza que está aquí. —Ella abrazó al pálido Stephen, para besar nuevamente su mejilla, marcándole un beso con su labial rojo.
—Yo soy Stephen, es un placer. —dijo él, tomando la mano de Dean.
—El placer es todo mío. —dijo el castaño.
—Él es Antonio y ella es April, su esposa. —Roman le mostró a un calvo sentado al lado de una morena de adorable sonrisa.— Y ellos son Mickie y Luke. —Esta vez, mostrándole a otro calvo muy alto junto con una castaña.
—Es un placer conocerlos. —dijo Dean, con sus mejillas sonrojadas ante el cálido recibimiento.
— ¡Esto es genial! —Nicole volvió a abrazarlo fuertemente— ¡Un nuevo integrante a la familia!
Dean dibujó una sonrisa en su rostro, para después mirar a Roman, al cual simplemente alzó sus hombros con diversión.
***
— ¿La pasaste bien?
Dean estaba sentado en una silla en la habitación de Roman, observando como este trataba de desanudar la corbata de su traje. Roman levantó la mirada ante su pregunta para después sonreír levemente.
—Sí. —dijo él— Gracias por quedarte a pesar de que fui un imbécil.
—Es mi trabajo. —dijo. Se quedó observando como el moreno luchaba contra el nudo de la corbata.— Déjame ayudarte.
Dean se levantó de la silla de camino hacia el moreno, dispuesto a ayudarlo con el nudo. Cuando el castaño colocó sus manos en el pecho del moreno, este abruptamente retiró sus manos y le rodeó, alejándose de él.
— ¿Sucede algo? —preguntó el castaño, volteándose a mirarlo confundido.
Roman no le respondió, simplemente se sentó en la silla donde estaba anteriormente sentado. Él lo miró con picardía para después palmear sus muslos, haciéndole una invitación al castaño. Dean tardó en entender la propuesta pero cuando le entendió, sus mejillas se sonrojaron rápidamente.
—Ni creas que voy a sentarme en tus piernas.
—Hazlo. Me haz rechazado todo el día. Dame un poco de cariño.
Dean se sintió nervioso rápidamente. Roman se había portado muy bien con él todo el resto del día, ¿por qué simplemente no se acercaba y terminaba con todo esto?
Su cuerpo temblaba cuando empezó a caminar hacia él, por más que tratará de no sentirse intimidado, él era así.
Su trasero se posiciono sobre las rodillas de Roman. Sus mejillas se sonrojaron más cuando las manos del moreno se posaron en su cintura. Acercó sus manos hacia la corbata del moreno, a pesar de que las mismas estuvieran temblando.
Empezó a deshacer el nudo y podía sentir la mirada penetrante del moreno sobre él. No se atrevía a hacer ningún tipo de comentario estaba demasiado nervioso como para hablar. Y la manera en la que las manos del millonario apretaban su cintura, lo hacían temblar cada vez un poco más.
Estaba asustado, nervioso y extasiado. Era mucho más de lo que se creía capaz de sentir.
— ¿Cómo la pasaste tú? —dijo Roman, rompiendo el silencio.
—Las novias de tus amigos están locas. Son chicas muy agradables… la pasé muy bien.
Cuando Dean terminó de deshacer el nudo, Román apretó más fuerte su cintura y lo acercó más a él, a tal punto que su cadera chocaba con la de él.
Su rostro empezó a enrojecer más rápido, incluso sentía como empezaba hiperventilar. Fue entonces cuando se atrevió a alzar la mirada y a encarar al moreno, el cual le miraba con sus ojos claros, los cuales brillaban esta vez.
— ¿Por qué eres así conmigo? —Murmuró el moreno, tan bajo que Dean pensó que estaba alucinando.— Hay tantos tipos hay afuera que matarían por tener tu puesto... Y a ti te gusta estar retándome todo el tiempo.
—Yo no te pertenezco. Trabajo para ti pero no voy a permitir que me trates como basura.
— ¿Acaso no te gusto? —Dean tragó saliva ante el comentario— ¿Acaso no quieres qué te follé en este mismo instante?
Dean sonrió brevemente, para después acercar su rostro hacia el del ex marine.
—La verdad es que podría sobrevivir sin que lo hicieras. —dijo. Los brazos del moreno empezaron a abrazarlo más fuerte acercándolo lo más posible a él. Sus pechos chocaron y Dean estaba completamente seguro de que iba a besarlo, sin embargo, se acobardó a último momento— Debo irme.
— ¿Qué?
—Mi turno termina a las once.
—No, no, no. Debes quedarte a dormir.
—Eres un gran tonto si de verdad crees que me quedaré contigo esta noche.
Roman sonrió divertido ante el comentario. Cuando el castaño se levantó de sus piernas, no dudó en golpear fuertemente su trasero.
Dean le miró enojado, pero muy poco le importó.
—Mañana quiero que te pongas bonito, vamos a ir una fiesta.
_____________
¡hola zorritas! miren quien anda por aquí juju.
lo siento, pero shipeo a Mickie&Luke y a AJ&Cesaro y por la culpa de @Nerviosismo a Sheamus&Nikki desde hace mucho y no pude evitar meter mis parejas raras en el fanfic... si no les gusta, la puerta está siempre abierta.
las cosas se pusieron calenturientas 7uuu7 pero aún falta para la verdadera acción perras
nos vemos el próximo jueves (ahora subo los jueves); besos a sus partes íntimas xoxoxox.
btw, gracias por sus comentarios en el capítulo pasado, pensé que por mi gran desaparición no recibiría comentarios, ustedes son las mejores del mundo ♥
Amor eterno, Evelyn.
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