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1.1

Parte I.

16 de junio, 2016.

1:54 p.m.

"Así que, ¿cuándo vendrás a casa?"

Es gracioso. Saber la respuesta no lo hace menos doloroso. O tal vez, es bastante doloroso. Como cuando tu pie se queda dormido y, después de haber pisado con él y haberlo sacudido, todavía no se siente del todo bien.

La mamá de Louis tiene esa manera de provocar esas cosas en él. De decir cosas y hacer que duelan.

Se aleja de Niall y Ed, esquivando una papa frita que uno de ellos ha tirado sobre la mesa, y dice la siguiente palabra en voz baja.

"Pronto."

Ella no le cree. Antes de que hable, él lo sabe. Y en realidad, no debería. Le dijo lo mismo hace una semana y hace un mes. Louis está yendo a casa "pronto" por casi un año.

La incredulidad es clara en su suspiro y la pregunta que realiza después. "¿Has comprado un boleto?"

"Todavía no." Dice. "No tengo mucho dinero ahora. Pero, pronto."

Su madre está callada por lo que se siente como una eternidad. Tamborilea los dedos sobre la mesa de café de madera, mirando a un autobús de un azul brillante pasar por la ventana y la calle. Niall sigue robando papas de su plato y Louis casi le dice que deje de hacerlo. Pero, de nuevo, conoce a su madre. Sabe lo que viene a continuación y que querrá toda su atención puesta en ello.

"Él no tiene mucho tiempo, Lou." Ella dice. Louis aprieta la mandíbula, pero sigue escuchando. Ella no habrá terminado hasta que lo haga sentir profundamente culpable. "Sé que esto es difícil para ti, amor. Pero tienes que volver a casa. Y pronto no es suficiente. Tienes que venir a casa ahora. Porque se reduce a semanas. Tal vez, incluso días."

Su voz se quiebra y el corazón de Louis también lo hace. Escuchando las lágrimas. (De su mamá, al menos)

"Tal vez no sientas ganas de despedirte," ella dice, entre lágrimas. "Pero, deberías. Porque si no lo haces, creo que lo lamentarás. Realmente lo creo."

Niall y Ed han dejado de luchar con sus alimentos. No porque hayan llegado alguna tregua, sino porque pueden ver la tensión en la firme línea de la boca de Louis. Tal vez, incluso, pueden escuchar a su madre llorar.

Louis decide dar por finalizada la llamada. Los chicos están buscando algo en él, con algo que luce alarmantemente como piedad y no puede soportarlo. Cuando la gente se compadece, siguen preguntas como "¿estás bien?" y "¿qué está mal?" y "¿cómo puedo ayudarte?" Pero la respuesta es siempre no, sólo no. No, no estoy bien. No, no te diré qué está mal. No, no puedes ayudar. Sólo no.

"Mamá, está bien. Te escuché. Prometo que iré a casa."

"¿Cuándo?" Pregunta de nuevo.

No dice pronto. Eso no va a ser suficiente esta vez.

"Reservaré un vuelo al final del día. Trataré de estar en casa la próxima semana," responde.

Ella suspira, como si fuera si respirara por primera vez en un largo tiempo. "Está bien," dice. "Eso suena bien, amor. Avísame cuando vengas. Enviaré a Lottie para que te recoja del aeropuerto."

"Claro, te llamaré después con más detalles," Louis dice, masticando una de las papas de su plato. Están empezando a enfriarse, pero sigue comiendo. Ya es bastante miserable. Duda que una papa fría empeorará algo más.

"Te dejaré con tus amigos de nuevo, entonces," ella dice.

"Diles a las chicas que les mando saludos," responde. "¿Cómo van las cosas con Dan? Todavía lo sigues viendo, ¿sí?"

"Sí, bastante bien." Hace una pausa. "Vino a la casa y cocinó para nosotros dos veces. Ha sido tan comprensivo con todo lo que está pasando, también. Me gustaría que pudieras conocerlo."

"Cuando esté en casa," Louis dice. "Lo prometo."

"Bien," ella dice. "Te amo, Louis. Mucho." Su voz es contundente, firme, como si quisiera perforar sus palabras en su cabeza. Lo dice de la misma manera todo el tiempo. Como si pensara que él lo olvidó o algo así. Dicen que estar ausente hace crecer el cariño. Pero todo lo que ha hecho es hacer que lo olvide.

"Te amo también," responde. "Hablaré contigo pronto."

Y luego se despide y se queda ahí mientras espera a que ella cuelgue. Exhala larga y lentamente cuando finalmente coloca el teléfono boca abajo sobre la mesa. Mira de nuevo a la ventana, evitando las miradas de sus amigos.

Los últimos meses del verano, Louis los ha pasado con su cabeza por las nubes, o enterrada en libros, con los ojos llenos de estrellas, realidades alternas, muchachos bonitos y fiestas. En el espacio, o en cualquier lugar, pero aquí, y en cualquier lugar no existe el peso de la vida ordinaria. Pero, todas las cosas buenas son propensas a terminar.

Puede pretender que el dinero no se acabará, que las fiestas no se detendrán. Y que su padre no va a morir en una cama en Doncaster.

Pero, eventualmente, Louis tiene que volver a la tierra.

゚*・✧°・゚*・

Junio 17, 2016.

8:46 a.m.

Despierta en una habitación que no reconoce a un lado de una chica medio desnuda con la cual, está 90% aproximadamente seguro, no tuvo sexo. Es posible. Consumir alcohol le haría hacer eso. Pero tendría que beber una gran cantidad.

Se gira sobre su costado y se encuentra con otro chico ahí. Cuando lo mueve, el chico abre los ojos y sonríe. "Buenos días."

Su aliento es lo suficientemente fatal como para que las pestañas de Louis se cayeran. Louis se sienta. "¿Tuvimos sexo?" Pregunta de inmediato. Apuntando con su pulgar hacia la otra cara. "¿O ella?"

"Nop. Llegué aquí y me acosté. Tuvimos sexo mientras dormías," dice, con una risa. "No parecía importarte."

Correcto. Bien, esa es una buena señal como cualquier otra. Louis sale de la cama y comienza a buscar su pantalón. Toma la caja de cigarrillos de la mesita de noche, no del todo seguro de si son suyos o no. Saca uno de la caja y lo coloca entre sus labios.

Levanta el primer par de pantalones que ve y lo mira con cuidado. Demasiado largo. El segundo par que se encuentra, tiene una quemadura en el bolsillo izquierdo. Mientras estaba metido en Hyperion¹ su cigarro se había deslizado entre sus dedos y había caído en ese exacto punto hace unos días.

[¹Hyperion: novela de Dann Simmons.]

Se coloca los pantalones, encuentra su polera y huye de la habitación.

Hay más gente derramada sobre el sofá y el sillón en la sala de estar. Poco a poco, vagas imágenes de la fiesta que hubo entre esas paredes empiezan a aparecer de nuevo. Se ve bailando sobre la mesa, golpeando un tazón de palomitas de maíz y riendo como si fuera la cosa más divertida que jamás le ha pasado a ningún ser humano. Todos estaban enloquecidos, cada persona ahí anoche. Todos drogados con marihuana, demasiado alcohol y de la vida.

Ni siquiera recuerda si se divirtió. Esa es la parte más loca. Justo ahora, se siente un poco enfermo, anhelando desesperadamente una taza de té y su propia cama. Pero no hay ninguna de esa menguante emoción después de la noche que pasó. No hay buenos recuerdos que deberían tenerlo sonriendo ahora.

Encuentra a Niall tumbado sobre una silla del jardín en el balcón, enroscado alrededor de un barril de cerveza vacío, encajado junto a él. Louis le da un codazo para despertarlo y, con la poca energía que junta, le ayuda a buscar sus pantalones.

Le hace beber una taza de agua mientras enciende un cigarro. Niall mira alrededor, a la habitación, a todos los cuerpos dormidos y resopla una risa.

"Vamos a largarnos de aquí," murmura, dejando su taza roja.

Louis ríe, exhalando el humo, aspirando una bocanada de aire. "Vamos."

゚*・✧°・゚*・

10:20 a.m.

Tiene una taza de café. Una mezcla peruana de selección porque Starbucks tiene letreros en todas partes y es una gran cosa para la publicidad. No está mal, tampoco. Añade un chorrito de leche y renuncia al azúcar, al igual que lo haría con su té. Pone en marcha otra vez su cerebro y obliga al dolor de la resaca salir por sus sienes.

Se vuelve a enfocar en la pantalla de su MacBook.

Es imposible encontrar un vuelo barato tan cerca de su salida prevista. Hay trucos que ha aprendido como un viajero frecuente. Pero ninguno de estos puede aplicarse aquí. No había mentido acerca del poco dinero. No tiene tanto como le gustaría. Dejar ese dinero para un vuelo a casa le dolerá.

Tiene dinero, esa es la cuestión. Tiene dinero y no le quedan más excusas.

Toma otro gran trago de café y permite que la quemadura de su lengua lo distraiga mientras se desplaza a través de Travelocity. Sólo cuando llega ahí, no puede encontrar el valor para hacerlo mucho más. Sólo se queda mirando la pantalla, mientras que delante de él hay un barista en la mesa vacía, pasando un trapo con pereza en la superficie. Sus ojos se mueven a Louis por quinta vez en la mañana.

"Hey," Louis dice, inclinándose hacia adelante. "Lo siento, ¿podría hacerte una pregunta?"

El barista se acerca, disparando sus cejas hacia arriba.

Louis saca un trozo de papel de su bolsillo. "¿Podrías decirme la manera más rápida para llegar a la calle South Spring? Estoy buscando este lugar de aquí," coloca el papel sobre la mesa y apunta con el pulgar. Summertime Books. Un nombre interesante para una librería, teniendo en cuenta la falta de inclusión de las otras tres estaciones. ¿Cómo sería, por ejemplo, visitarla en invierno?

"Oh. Justo al final de la calle, East 6th, cruza South Main, y deberías verla," el barista dice. Louis ya lo sabía. Y estaba Siri incluso si no lo supiera. No necesita direcciones. Esto es más acerca de él y el barista intercambiando miradas desde que Louis entró al lugar.

"Gracias," Louis dice, sonriendo. "¿Y tú número? ¿Cómo conseguiré eso?"

El chico sonríe tan grande, que la mandíbula de Louis duele por él. Eso no fue un reto en lo absoluto.

"¿Tienes un lápiz?" Pregunta. Por supuesto, Louis lo tiene. Desliza el lápiz entre las páginas de su diario y lo saca.

"Estoy libre esta noche," el barista dice cuando termina de garabatear su número en una servilleta de papel. Levanta su trapo, sonríe como un tonto otra vez, y se aleja.

Y así, amigos, es cómo obtienes una cita un viernes por la noche.

Louis guarda su MacBook y su diario en la mochila. Mete la servilleta en su bolsillo y se va, dándole un guiño al barista mientras pasa a través de la puerta.

゚*・✧°・゚*・

11:43 a.m.

Summertime Books es una de esas tiendas hipsters que venden la misma cantidad de libros como bolsas biodegradables y barras de granola con marihuana. Hay velas de soya con aromas a jugo de calabaza, la mansión de Gatsby y, como era de esperar, olor a una librería. Louis rueda los ojos tan fuertes, que casi se les salen de sus cuencos.

La campana arriba de la puerta vuelve a sonar cuando otro cliente entra y pasa a un lado de él. Es regular, por lo que se ve. Trae su equipo de yoga con él, mientras se dirige atrás, hacia un pequeño grupo reunido en la esquina. ¿Será un grupo de lectura?

Louis se pasea por la tienda, pasando sus dedos de manera seductiva por los lomos de libros nuevos y viejos. Toca los viejos con particular delicadez, con la admiración que se merece. Inclina la cabeza hacia atrás para mirar los estantes de libros, como un arcoíris de cartón, de cuero y rústico. Escucha sonar la caja registradora y baja la mirada, enfocándose en el objetivo en su mano. Pasa los estantes y la caja aparece en su visión, una palabra y su definición pintadas en la pared detrás.

Litmósfera sust.: 1. El vasto dominio de los lectores y escritores del mundo. 2. Un ambiente literario animado que impregna el aire.

Desliza su teléfono de su bolsillo y le saca una foto. Sabe que está siendo observado, incluso antes de que baje el celular, porque la persona esperando detrás de la caja registradora aparece en la esquina de la foto.

"Lo siento," Louis dice.

"No hay problema," el hombre responde. "Suele pasar."

En el instante en que registra el profundo acento británico, Louis se acerca más a la registradora, mirando detrás de él para asegurarse de que no hay nadie esperando. Todavía no ha tenido el placer de conocer a otro británico en Los Ángeles. "¿Las personas te sacan muchas fotos?" Pregunta.

El hombre —Harry, dice en su nombre— alza sus cejas. "De la frase." Señala con su dedo pulgar detrás de él. "Le estabas sacando foto a la frase, ¿no?"

Louis sonríe. "Así es. Pero también me siento justificado al pedirte una foto," dice con una sonrisa. No puede evitarlo. Los chicos bonitos son su pecado. Su fatalidad. Y este chico, Harry, podría ser el más bonito que ha visto en un tiempo. Tiene toda esta vibra hípster emanando de él. En cualquiera, Louis lo encontraría ridículo. Se preocupa por las personas que se esfuerzan demasiado por algo que no son, pero en este hombre, todo se siente genuino. Casi accidental.

Lleva el pelo tomado en un moño a la mitad y unos lentes de montura marrón. Hay un libro junto a la caja registradora, boca abajo y abierto. La prueba del psicópata, de Jon Ronson. Una buena elección. Su camisa a cuadros es ancha y desordenada. La etiqueta con su nombre está ligeramente torcida. Lo más importante es que es hermoso. Ni si quiera se esfuerza en serlo.

"Um," dice, su boca abriéndose y después cerrándose. "¿Estás coqueteando conmigo?"

Lo dice de manera incrédula, como si nunca nadie hubiese coqueteado con él o si nadie se hubiese atrevido a hacerlo. Lo que es, básicamente, imposible. Louis se niega a creer eso.

"Más o menos. Pero, como sea," se echa hacia adelante. Saca otro pedazo de papel de su bolsillo trasero. "En realidad, estoy buscando este libro. Ha estado aquí por un par de años. ¿Me puedes decir dónde?"

Los ojos de Harry se pasean por toda la cara de Louis. Sus mejillas están ligeramente sonrosadas, tal vez por el elogio de Louis respecto a la foto. Louis extiende el trozo de papel sobre la encimera y lo empuja hasta Harry, quien baja la mirada y lo lee.

"La importancia de llamarse Ernesto," Harry mira a Louis. "Buen libro. Definitivamente, no somos la única tienda de libros en Los Ángeles con una copia."

"Esta copia es especial. Fue donada aquí por un hombre llamado Peter Kalmar—" Louis hace una pausa para quitarse la mochila. Mete la mano para buscar su diario y lo abre en la encimera. Ve los ojos de Harry moviéndose sobre las páginas, sobre los garabatos que Louis escribió y los sonetos. "Lo donó después de que su esposo muriera, junto con el resto de sus libros en varias tiendas desde aquí a Nueva York. Y, en este en especial, el que estoy buscando, dejó un poema. Lo leí en internet primero. Pero, fue en el libro en donde lo escribió la primera vez."

Harry se para ahí, parpadeando hacia él, sus labios abiertos por el estupor. Louis sabe que debe sonar como un bibliotecario de mierda, cruzado con un aspirante a Sherlock Holmes. Pero, ya sabes, ese no sería el peor destino.

"Um." Dice. "De todas maneras, escuché sobre Stella, la mujer que solía trabajar aquí."

Los labios de Harry se inclinan hacia abajo. "Era la dueña de la tienda," le corrige. Louis sabía eso. También sabe que murió repentinamente hace seis meses atrás.

"Lo siento, sé que perderla debió haber sido duro para todos," Louis dice. "Así que, sé que eso sonará loco, pero conocí a la hija de Stella, Renee, cuando estaba en Nueva York y empezamos a hablar de este poeta, Peter Kalmar. Renee me dijo del libro. Y, ya que Stella no se lo quedará, debería estar a la venta."

Harry se lame los labios, mirando el papel de nuevo. Louis nota que tiene labios lindos. Unos que son agradables de admirar. "Um..." Harry se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja.

"¿Podrías preguntarle al gerente?" Louis sugiere. Otro mechón del pelo cae del moño de Harry, el final toca la base de su cuello. Hay algo seductivo sobre eso. Los ojos de Louis trazan su columna en espiral con detenimiento.

Harry respira una risa ligera. "Me estoy preguntando muchas cosas ahora," dice. Mira a Louis y toca la etiqueta con su nombre, es cuando Louis nota la palabra "gerente" sobre el nombre de Harry. Bien.

"¿Por qué lo quieres? ¿El libro?" Harry pregunta.

"Los colecciono."

"¿Libros?"

"Libros especiales. Con inscripciones," Louis clarifica. "Libros con una historia C."

"Una historia C," Harry repite, lentamente.

"Sí, ya sabes, todas las novelas tienen una historia A, que es la trama principal," Louis dice, dibujando un pequeño diagrama con sus dedos. Harry los ve moverse. Louis lo mira. "Y hay otros con una historia B, algún drama secundario que, finalmente, se vincula con la trama general."

"Hm," Harry dice, siguiéndolo.

"Bueno, cuando tienes un libro con una inscripción, es como otra trama, de alguna manera," Louis termina. "Una historia C."

Harry lo mira, sus labios curvándose. "Pero, ¿por qué?" Pregunta de nuevo. "¿Por qué los coleccionas?"

"¿Es sólo algo que hago?" Louis dice, confundido. No pretende que sonara como una pregunta. Pero hasta él mismo está inseguro de la respuesta. "Por la misma razón que compro un libro en cada tienda que visito. O, por qué a veces dejo notas en mis propios libros. Es por lo que estás leyendo ese libro. Sólo porque sí. Por alguna razón, eso es algo importante para él. Incluso si no será para nadie más..."

"Estoy leyendo este libro para una clase," Harry dice,

"Así que, ¿estudias en la universidad?"

"Por segunda vez. Estoy en un posgrado," Harry dice, tamborileando sus dedos contra la encimera. "Básicamente, ¿no sabes por qué? Realmente no tienes una razón, ¿eso es lo que me estás diciendo?"

"Exacto," Louis responde, sonriendo. Los ojos de Harry parpadean ante su cara. Sus labios se mueven en una sonrisa. Se muerde el labio inferior suavemente para detenerlos y Louis también lo admira. Toda su boca es madura. Al igual que la fruta fresca de los mercados agrícolas que Louis ha frecuentado.

"Buscaré el libro durante mi almuerzo, ¿tal vez podrías volver a la una?"

"Genial, me sentaré en el parque frente a la calle," Louis dice, moviendo su dedo a una dirección. "¿Sabes de algún lugar para ir a comer por aquí?"

"Vendemos alimentos crudos aquí en la tienda," Harry dice, brillante.

"No, gracias," Louis responde apresuradamente. "Estaba pensando en una hamburguesa. Con carne. Cocinada."

Harry mira hacia otro lado. Pero no lo suficientemente rápido como para esconder una sonrisa. "Claro, conozco el lugar."

Saca una nota adhesiva y un lápiz. "Estamos aquí," dice, dibujando un punto. Sigue con un par de líneas y, entonces, otro punto. "Y el McDonald's está aquí. Creo que eso encaja con tu criterio."

Cuando mira a Louis de nuevo, ve un brillo de algo en sus ojos. Algo inteligente y coqueto. Louis sonríe, sus cejas frunciéndose como lo hacen cuando se encuentra con un crucigrama especialmente desafiante. Alcanza la nota adhesiva, despega las direcciones desordenadas de Harry y la agita. "Gracias," dice. "Volveré a la una."

Harry alza su libro y arregla sus lentes, pretendiendo que no ve a Louis cuando se va. Pero el trasero de Louis casi demanda ser visto. Cualquier hombre gay lo sabe y está casi 100% seguro de que Harry es gay. Louis hace una pausa frente al refrigerador lleno de comida y las opciones no se ve tan asquerosas como lo hubiera imaginado. Mira hacia atrás de todos modos y dice: "McDonald's cada vez es mejor."

Piensa que ve un hoyuelo aparece en la mejilla de Harry, justo antes de que Harry alce más el libro para cubrir su cara. Con una sonrisa triunfante, Louis se va de la tienda.

゚*・✧°・゚*・

No va a McDonald's. Le gustaría un almuerzo, pero las hamburguesas grasientas y las papas con más sal que el mar muerto, son mejores para noches de imprudencia. Dada la probabilidad de que la comida obstruya sus arterias y detenga su corazón, tiene sentido.

Cruza la calle hacia la pasarela de pasto y árboles, junto a unos pocos bancos de picnic y se estira sobre la hierba. Saca Ready Player One de su mochila. La ciencia ficción es su favorita. Si necesita perderse en el espacio o dimensiones alternativas, no hay mejor manera que hacerlo con un buen libro. Lee hasta el capítulo ocho y lo deja a un lado, recordando un poema que necesita terminar. Justo ahora, con la brisa fresca californiana que se desliza por las calles, junto con mariposas revoloteando por el césped, es un buen momento para hacerlo.

A veces Louis escribe poemas que son sólo divagaciones, fragmentos inconexos de pensamientos pasados y presentes. La mayoría, si no todos, son ministerios sin sentido y sinuosos, tendría suerte si encontrara a alguien que los entienda o, incluso, quisiera leerlos.

No está seguro si quiere que alguien los lea. Sería como si se sacara la piel del cráneo y permitiera que alguien tocara su cerebro.

Le da sueño, por lo que cierra sus ojos por un momento o dos, escuchando el suave sonido de la ocupada ciudad de Los Ángeles un viernes por la tarde. Escucha el repiqueteo de una puerta de una tienda y piensa que es de la tienda de libros. Se pregunta cuánto tiempo ha pasado, abre sus ojos para verificarlo, y ve a Harry.

No está sobre él o lo está mirando dormir. Tan bonito como es el muchacho, incluso Louis estaría nervioso. Lo ve frente al parque, en la puerta de la librería, cerrándola detrás de él. En su mano hay un libro y un trozo de papel. Harry se da la vuelta y, de alguna manera, sus ojos se conectan en la corta distancia.

Louis se sacude el sueño del cuerpo y se levanta rápidamente, tirando el libro dentro de su mochila. Ya ha lidiado con gente que huye —personas que trataban de llevarse sus libros después de haberles contado la historia. Harry definitivamente se ve como alguien que huiría.

Después, Harry empieza a alejarse, pero Louis se lanza a toda velocidad, cruzando la calle con poca consideración con el tráfico. Lo intercepta, colocando su mano contra el cristal del escaparate. Harry se estremece, sus hombros disparándose hacia arriba.

"Hola de nuevo," Louis dice, ligeramente sin aire.

Harry entrecierra sus ojos ligeramente hacia Louis. Ya no está usando lentes, lo que significa que el color vibrante de sus iris se ve claro, iluminados por el brillo del sol. El estómago de Louis se agita, aunque sabe que dejo atrás las mariposas, en el parque.

"Todavía no son la una," Harry dice. Su mano izquierda se encrespa notablemente en el libro, acercándolo más a su costado. Definitivamente, va a huir.

"El libro que llevas en tu mano, es mío," Louis dice.

"No es tu libro. Todavía no lo has comprado," Harry dice, sacudiendo la cabeza.

"Tengo la intención de comprarlo, si es que no planeas robarlo."

Harry rueda sus ojos. "No puedo robar de mi propia tienda."

"Claro que sí. Entonces, ¿a dónde vas con el libro?"

Harry suspira audiblemente. "Iré a almorzar. No estaba robando el libro. Sólo quería verlo. Saber de qué estabas hablando."

Louis lo estudia, incrédulo.

Harry suspira aún más fuerte. "Hay más que la inscripción en el frente." Levanta el libro entre sus manos. Manos buenas, fuertes y ágiles. Louis las imagina tocando las teclas de una máquina de escribir o agarrándole las caderas. Harry abre el libro. Los ojos de Louis se deslizan a lo largo de su perfil y, luego, a la página abierta. "¿Ves? Hay más cosas escritas. Al parecer, Peter escribió unos versos por aquí y allá. Incluso, dibujó algo en la parte de atrás," Harry empieza a hojear el libro para encontrarlo.

"¿Dónde ibas a almorzar?" Louis pregunta. "¿McDonald's?"

Harry sonríe. "No," dice. Mira a Louis y parece estar considerándolo cuidadosamente. "Guisados. Es un lugar de tacos al final de la calle."

Louis espera, alzando sus cejas. Harry cierra el libro, vacilando por un momento antes de preguntar: "Puedes venir, si quieres. Para discutir el libro."

Louis sonríe, balanceando su mano con gracia hacia el pavimento detrás de él. "Guía el camino."

゚*・✧°・゚*・

12:16 pm.

Harry saca sus lentes del bolsillo de su camisa y se los coloca.

"Creo que el poema que escribió, para su difunto esposo, parece ser el primero de varios más. Es como el principio de una historia. O una epopeya." Harry dice, hojeando el libro de nuevo. Louis le da otra mordida a su taco y lo mira.

"Es como si el poema terminara en esta línea acerca de un amor cósmico y habla sobre flotar hasta las estrellas. Dice que se imagina a sí mismo 'flotando hacia arriba, arriba, arriba" y, luego, acaba ahí. Sólo que en realidad no ha flotado. Sólo las está mirando, esperando estar con ellas —con su esposo, me imagino. Y, claro que podría ser como un final abierto, pero si el poema es acerca de amor cósmico, creo que podría terminar en el cosmos, ¿no lo crees?

Los ojos de Harry finalmente parpadean hacia él y Louis traga el nudo extraño en su garganta. "Sí..." Parpadea, asintiendo. uno creería que nunca había hablado con otro hombre antes. Ha hablado con muchos. Coqueteado con casi todos ellos. "Creo que tienes razón. Peter escribió varios poemas. Pero no sé si alguno de ellos fue una continuación del que está ahí."

"Tal vez no los publicó en internet. Tal vez sólo los escribió en los libros de su esposo," Harry dice. "¿Has intentado buscar en ellos?"

"No," Louis dice. "Honestamente, sólo sé de este libro por Renee. Y Peter murió medio años después que su esposo. Así que, no es como que si pudiera preguntar."

Harry sacude la cabeza. "Es una lástima," dice. Levanta su taco para darle una mordida, alejándose del libro de manera notable, así no bota carne o salsa en él.

"Soy Louis, por cierto, no creo haberlo mencionado antes," Louis dice.

"No, creo que no lo hiciste. Soy Harry," responde con una sonrisa.

"Lo vi en tu etiqueta," Louis le informa, haciendo gestos hacia ella.

"Cierto," Harry suspira. Se limpia las manos en una servilleta, y se saca la etiqueta con su nombre. "¿Sabes? Tengo una nota adhesiva junto a la puerta que sólo dice 'etiqueta' para acordarme de sacármela. Varios extraños me han hablado como si fuéramos amigos de antes hasta que me doy cuenta d que me dejé la maldita cosa puesta."

Louis ríe. "No es una sorpresa. Estoy seguro de que la gente está desesperada por excusas para hablar contigo."

Harry desvía la mirada y vuelve a colocar un rizo suelto detrás de su oreja. No son rizos muy obedientes. Parece que siempre recuerda domarlos cuando no tiene nada más que hacer con sus manos o cuando lo pillan desprevenido.

Louis deja de estudiarlo y le pregunta: "Así que, ¿sólo eres gerente de la librería o...?"

"En realidad, soy el dueño," Harry dice.

"¿Y cómo es eso?'" Louis pregunta.

Harry se toma un momento antes de responder.

"Es mucho, supongo. Antes éramos Stella y yo, pero funcionaba bien. No sabía que estaba enferma ni esperaba que me dejara la tienda. No he encontrado otro empleado. Todas las semanas, estas personas entran por un club de libros, hay entregas del productor de los alimentos crudos y otras entregas. Es demasiado," Harry dice, todo en una respiración. Sus hombros se hunden. "Pero amo esa tienda. Y quiero hacerme cargo de ella."

"Bueno, creo que los hispters lo disfrutan. Lo que significa que lo estás haciendo bien." Louis dice.

Harry se ríe por primera vez. Una risa completa, con hoyuelos y todo. "Cuando dejen de venir, ahí lo sabré."

"No creo que eso vaya a pasar, estoy seguro de que lo harás bien," Louis dice. "Lo estás haciendo bien, por lo poco que he visto."

Harry se pasa la mano por la nuca y mira a Louis con curiosidad. "Gracias."

Louis mira a través de la tienda y ve, entre todas las personas, a Ed con su cabello brillante anaranjado y su guitarra en la espalda. Alza su mano, moviéndola para llamar su atención. Cuando Ed lo ve, su cara rompe en una sonrisa y se acerca a ellos.

"Hey," dice.

"¿Qué haces aquí?" Harry le pregunta con una sonrisa. "Pensé que tenías que trabajar."

Ed se ríe. "No fui. Tengo que practicar para el concierto de esta noche."

Louis los mira a ambos con confusión. Abre su boca.

"¿Cómo se conocen ustedes?" Ed le pregunta antes de que él pueda hacerlo.

"Les iba a preguntar lo mismo," Louis dice.

"Yo también tengo curiosidad," Harry murmura, mirando a Louis y Ed. El pelirrojo saca una silla de su mesa y se sienta con su propia comida.

"¿Nos conocimos hace como dos semanas?" Louis dice. "¿Cierto?"

Ed asiente. "En el Trovador." Confirma.

"Sí. Y otro amigo de nosotros, Niall," Louis dice.

"Conozco a Niall de hace años," Harry dice. "¿Hace cuánto que lo conoces?"

"Hace dos semanas," Louis dice con una sonrisa.

Harry lo mira. "¿Hace cuánto que estás en LA?" Le pregunta.

"Hace dos semanas," Louis dice de nuevo, con una sonrisa. "Antes, estaba en Nueva York."

Harry se ve ligeramente impresionado. "¿Y cuánto tiempo estuviste ahí?"

"¿Una semana y media? Algo así." Louis dice, sonriendo. "Suenas muy curioso, amor. Responderé todas las preguntas que tengas."

Harry toma su vaso para beber agua, desviando su mirada. Sus mejillas se han sonrosado un poco. Si fuera un crucigrama, Louis tendría ninguna suerte descubriéndolo. Está más perplejo que cuando comenzó.

Los ojos de Ed se mueven del uno al otro. "Así que, ¿cómo se conocieron?" Pregunta, sonriendo.

"Harry me va a vender un libro," Louis explica.

"No he decidido si lo haré aún," Harry dice.

La boca de Louis se abre. "No puedes negarte a venderme un libro. Tiene que haber una ley contra esto o algo."

"En realidad, hay leyes que están a favor para proteger a dueños de tiendas," Harry aclara.

"Perdona, ¿te estoy amenazando al intentar comprar un libro?" Louis puede que tenga un extraño, aleatorio enamoramiento por este chico, pero va a obtener su libro, de alguna manera u otra.

"Si Stella mantenía el libro, pienso que yo también debería hacerlo. Claramente, no quería que se vendiera," Harry dice. "Y, de todas maneras, ¿qué haces con todos esos libros, si siempre estás viajando?"

Louis exhala, frustrado. "A veces los vendo si necesito dinero. Me quedo con la mayoría. A veces se los doy a personas que pienso que los necesitan más que yo. Pero, ¿por qué te importa eso?"

"Lo siento," Ed los interrumpe, alzando un dedo. "¿Están en una cita? Siento que soy el mal tercio aquí."

Harry hace esa cosa de sonrojarse y desviar la mirada, lo que suena extraño, pero en realidad, es adorable. "Acaba de decir: nos conocimos hace una hora."

"Cierto, ¿no tienes que volver a la tienda?" Ed pregunta.

"Cerré temprano hoy. Tengo que ir a recoger a Liam de su clase e ir a comprar muebles. Además, las personas del club de libros se fueron," Harry se encoge de hombros. "Es mi tienda, cierro cuando quiero."

"Excepto cuando aún tienes a un cliente." Louis señala.

Harry lo ignora.

Ed mira a Harry con una sonrisa privada, una que Louis no puede descifrar y no está seguro de que deba hacerlo. Ed cambia su atención a Louis. "Harry, yo y Niall fuimos a la UCLA juntos. Ahora él y yo somos vecinos. Harry vendrá al show esta noche, por cierto. Dijiste que no sabías si podías ir," alza sus cejas, de manera sugerente.

Louis achica sus ojos. "Tengo una cita, en realidad," dice. "Pero veré si quiere venir."

Ve la mirada de Harry, pero pretende que no. Sabe cómo jugar. Y sabe hacerlo mejor.

"¿Por qué no vuelves mañana?" Harry sugiere. Empieza a levantarse, tomando su bandeja vacía. "Tendré una respuesta sobre el libro."

Louis aprieta la mandíbula. "Bien," incluso si quisiera reclamar, Harry ya se había ido, botando los restos en la basura.

Los tres salen, Harry todavía bebiendo de su vaso lleno de agua. Un chico con un longboard¹ pasa corriendo por la acera. Escuchan el balanceo de sus ruedas, pero no lo ven hasta que choca con Harry. El vaso de agua sale volando y clava un aterrizaje perfecto en el estómago de Louis, empapando el frente de su polera rosa clara y sus jeans.

(¹parecido a una tabla de skate)

"Lo siento tanto," Harry dice, su mano en su boca. Su mirada se clava en los abdominales de Louis, visibles ahora a través de la tela húmeda de su polera. Aparta los ojos y vuelve a decir: "Lo siento."

Louis sonríe. "No te preocupes— espera, mierda..." mete su mano al bolsillo de su pantalón para darse cuenta, sin sorpresa, de que la servilleta de la cafetería de la mañana, está mojada. Cuando la desdobla, el número se ha reducido a manchas de tinta. "Ahí va mi cita."

Bota la servilleta a la basura.

Ed, parando a un lado de la acerca, hace una mueca. "Puedes cambiarte en mi casa, si quieres, amigo. Voy para allá ahora." Mira a Haz. "¿Y tú?"

"No iba a ir, pero ahora sí," Harry dice.

"Creo que es justo que vengas con nosotros. Para compensar esto," Louis dice, moviendo su camisa.

"Vivimos en el mismo complejo de departamentos," Harry dice. "Así que, técnicamente, tú eres el que va a venir conmigo y Ed." Sonríe altivamente. Justo antes de darse la vuelta, sus ojos volviendo a caer en los abdominales de Louis.

"Vamos," dice. "Te llevaré"

゚*・✧°・゚*・

12:39 pm.

Harry pasa por la puerta del baño justo cuando Louis se quita los pantalones. Baja la mirada y dice, rápidamente: "Lo siento."

"No importa," Louis responde, tranquilamente, levantando su polera. Para el momento en el que se la ha sacado, Harry se ha ido. Termina de vestirse y deja el baño.

Harry espera en la cocina con dos cervezas, una de ellas se la pasa a Louis.

"Gracias," Louis dice, inclinándose contra el mostrador. "¿Dónde está Ed?"

"Se está cambiando, creo," Harry se inclina hacia el mostrador contrario. Se llevan la cerveza al borde de la boca y toman largos tragos. Louis observa cómo se mueve la manzana de Adán de Harry, observa cómo se pasa la mano por la boca cuando baja la botella.

"¿De dónde vienes?" Le pregunta, dejando la botella.

"Cheshire," Harry dice. "¿Y tú?"

"El sur de Yorkshire," Louis dice. "¿Qué te hizo quedar aquí de manera permanente?"

"Creo que la mayoría de las personas que vienen aquí, vienen de manera permanente," Harry dice, tomando otro trago de su cerveza. "Me enamoré de esto. Junto a otras cosas, creo."

"¿Como qué?"

Harry sacude la cabeza. "Sólo... otras cosas..."

Louis odia presionar. Pero es el rompecabezas que Harry demuestra ser, lo que lo atrapa, cargado por la desesperación de resolverlo. "¿Cuál es tu historia?"

Harry resopla una risa. "Nadie tiene una sola historia," dice. "Todos estamos compuestos por millones de historias diferentes."

"Es bastante justo, y poético," Louis dice. "Entonces, ¿cuál es tu historia favorita?"

Harry suspira, rascándose un lugar en su cabeza. "Um. Cuando tenía ocho, salvé un gato de un incendio. Estaba en la casa de mi tía cuando la estufa se incendió y salvé a su gato."

Louis sonríe, "Harry, el invencible."

Harry inclina su botella de cerveza hacia él. "Ahora todo lo que necesito es una capa..."

"Te encontraremos una," Louis dice. "¿Cuál fue tu historia menos favorita?"

La sonrisa de Harry se disipa instantáneamente. Mira hacia abajo, balanceando la botella de cerveza de un lado a otro en su mano. "No son muy entretenidas..." dice.

"No se supone que tengan que serlo. Pero las tragedias son populares por una razón," Louis dice. Lo observa cuidadosamente. La incomodidad en la expresión de Harry es fuerte y clara. Respetuosamente, Louis retrocede. "De todas maneras, ¿quién es Liam? Si no te molesta que pregunte."

"Sólo un amigo," Harry dice. "Su auto está en el mecánico para su revisión. Así que lo he estado yendo a buscar de vez en cuando a su clase de artes marciales."

"¿Irá con nosotros al show esta noche?" Louis pregunta.

Harry sacude su cabeza. "No, iré solo."

"Sabes," Louis empieza, enderezándose. usualmente, es mucho mejor en esto. Y, aun así, con Harry, se siente como un niño con ruedas de entrenamiento. "Ya que, básicamente, empapaste mi cita con tu agua, creo que es justo que seas mi cita."

Harry se lame sus labios sonrientes. "¿Coqueteas con todos o...?"

"Claro que no," Louis dice, espantado. "Me tiene que agradar la persona hasta cierto punto."

"No puedo," Harry dice, simplemente. "No te conozco. Y estás tratando de hacer esto para que te venda el libro."

"¿Tienes que conocer a alguien sustancialmente antes de que pases un buen rato con ellos?" Louis levanta las cejas y se vuelve a llevar la botella a los labios. Esta vez, los ojos de Harry están en su boca. Como debería ser.

Ed entra en la cocina antes de que Harry pueda responder. "¿Aún vas a buscar a Liam?"

Harry saca sus ojos de Louis y mira su reloj. "Sí, debería irme probablemente," dice. No está bien.

"En realidad, necesito que me lleven a la casa de Niall," Louis dice rápidamente. "¿Si no te importa?"

Harry vacila por sólo un segundo, lo que es un avance. "No, vamos," dice, dejando la cocina.

Louis se toma el resto de la cerveza y le da a Ed una palmadita en su hombro. "Te veo esta noche, hombre."

"Oye," Ed le dice, agarrando el bíceps de Louis, firmemente, pero de manera amable. Baja su voz a un susurro. "Sé ligero con él."

Louis alza sus cejas. "Hablas como si estuviera hecho de porcelana."

Ed lo deja ir. "Casi."

゚*・✧°・゚*・

12:58 pm.

Harry baja todas las ventanas del jeep, por lo que el viento lanza su cabello sobre su cara mientras conduce. Parece que le gusta de esa manera. Está usando un par de lentes de sol. Un brazo está sobre la ventana. El otro está extendido con sus dedos alrededor del volante.

Sigue mirando a su derecha. Pero nunca atrapa a Louis mirándolo. Louis nunca se deja atrapar. Sin embargo, él atrapa a Harry suficientes veces.

"¿Qué?" Dice, después la quinta vez.

"Tú eres el que me está mirando," Harry responde.

"Literalmente, estoy sentado aquí ocupándome de mis propios asuntos," Louis responde. "Escuchando tu interesante música. De todas maneras, ¿quién es?"

"Es una banda alemana llamada Foxos," Harry dice. "La canción se llama Morning. Definitivamente, me estabas mirando."

"Tú empezaste," Louis revisa la caja de zapatos con CD's que Harry guarda en el piso del asiento del copiloto. "Este es un viaje genial, por cierto. El verde azulado es muy tú."

Harry se arregla los lentes de sol. "Gracias. Era de Stella, en realidad."

"¿También te dejó el auto?" Louis pregunta.

"No, pero se lo compré a Renee," Harry dice. "Se lo habría vendido a alguien más si yo no lo hubiera comprado."

Louis asiente, tamborileando sus dedos en el marco de la ventana. La canción cambia. Harry lo mira de nuevo cuando la luz del semáforo se vuelve roja. Louis mueve su cabeza hacia la izquierda y alza sus cejas.

"¿Sí?"

Harry mira el camino de nuevo. "¿A dónde vas a viajar? ¿Qué hay después de LA?"

Louis deja la caja abajo. "No tengo ni la menor idea. Hace mucho que quiero visitar Canadá. Tal vez Vancouver. Pero aún no he encontrado una manera de llegar ahí."

"¿Cómo llegaste aquí?" Harry pregunta.

Louis sonríe. "Me fui con unas personas que iban de Las Vegas hasta Nueva York. Otras personas que iban saliendo de Las Vegas me llevaron hasta San Diego. Después tomé un autobús desde ahí hasta Los Ángeles. Todo para encontrar tu tienda."

Harry niega con la cabeza, sonriendo. "Eres como un nómada."

"Me gusta cómo suena eso," Louis dice. "¿Qué hay de ti? ¿Has ido a algún lugar divertido?"

"Últimamente no. Viajé mucho más cuando era joven," Harry dice.

"Lo dices como si tuvieras cincuenta," Louis dice.

Harry ríe. "A veces me siento así," dice. "Sólo tengo 24."

"Yo 26," Louis dice.

Harry lo mira. "No lo habría adivinado. Te ves más joven."

"¿Eso es algo malo?"

Harry niega con la cabeza, enfocándose en el camino. "Para nada."

El auto se detiene y Harry saca la llave del contacto. Sólo ahí Louis se da cuenta de que Harry se ha estacionado fuera del complejo de departamentos en donde vive Niall. Saca su mirada de Harry para tomar su mochila. "¿Vas a entrar un momento, a saludar?"

Harry se saca el cabello de la frente. "En realidad debería irme."

"Vamos," Louis insiste. Nunca ha estado tan ansioso por hacer que alguien se quede. "Estará feliz de verte."

Después de que dos segundos de contemplación pase, Harry finalmente dice: "Por un rato," y abre la puerta.

Suben los escalones de una casa de tamaño molesto que Niall puede permitirse por ser un gran camarógrafo de Hollywood. Ha trabajado con más celebridades de las que puede recordar, desde la A hasta la Z. Louis tuvo el placer de conocerlo mientras Ed tocaba en el Trovador. Habían tomado unos tragos juntos. Niall le había ofrecido a Louis su casa para dormir ahí durante su tiempo en Los Ángeles y eso había sido todo.

"Me estaba preguntando por qué habías escapado," Niall le dice y entonces, mira a Harry.

Harry lo saluda. "Hace tiempo que no te veo."

"Más de dos meses, sí, ¿cómo estás?" Niall le pregunta. Lo dice con preocupación en su voz y cautela en su mirada.

Harry asiente, sonriendo forzado. "Bien."

"¿Cómo se conocieron?" Niall dice.

"Fui a su tienda de libros," Louis explica. "Almorzamos juntos. Me mojó con agua. Es casi el destino."

Harry casi logra no sonreír. Pero su hoyuelo lo delata. "Sólo lo venía a dejar. Tengo que ir a buscar a Liam y llevarlo a Ikea."

"Amo Ikea," Niall dice. "Casi puedo saborear esas albóndigas. Deberíamos ir." Está mirando a Louis, alzando sus cejas.

Louis casi le dice que ya ha almorzado. Entonces piensa en ir a Ikea, tener más tiempo con Harry y eso es lo que hace que acepte. "¿Te molesta si vamos también?" Le pregunta a Harry.

Harry mira a Niall, incrédulo. "¿Sólo por albóndigas?"

"Eso es todo lo que necesito," Niall explica.

Harry suspira. "Vamos entonces."

"Mierda, sí," Niall se anima. Se apresura en entrar en su casa, dejando la puerta semiabierta. Harry se inclina contra el umbral, Louis hace lo mismo, frente a él.

"Le hiciste el día," dice.

"Es todo gracias a ti," Harry dice, cruzando sus brazos. "¿Estás planeando encontrar razones para seguirme todo el día? Porque si ese es el caso, puedes tener el libro gratis."

Louis hace una mueca. "Ouch. Primero, me estás haciendo sonar como un acosador, lo que no soy. Dime que te deje solo y lo haré. Segundo, en el caso de que no lo he hecho notar, pienso que estás muy en forma. Así que no, no es sólo por el libro. Tercero, no tengo nada más que hacer, amigo. Y el aburrimiento mata a más de veinte personas al día."

Harry desvía la mirada, su hoyuelo expuesto. "Aprecio tu honestidad," dice. "Y no pienso que eres un acosador."

"Bueno, genial," Louis dice de manera estúpida. Sus ojos permanecen en la cara de Harry y luego Niall reaparece en la puerta, alzando sus puños en el aire.

"¡Vamos por las albóndigas!"

゚*・✧°・゚*・

1:10 pm.

Liam va a tirar su bolso del gimnasio en el asiento trasero cuando se da cuenta de Niall y Louis. "Hola," dice curioso. "Niall, que bueno verte de nuevo, amigo."

"Lo mismo digo," Niall dice. "Vinimos para ir por albóndigas."

Liam ríe, subiendo al auto. Alza su mano para dársela a Louis. "Liam," dice.

"Louis," responde, tomando su mano. "Un gusto conocerte."

Liam sonríe, cambiando su mirada a Harry. Él lo mira. "Es un cliente," dice. Lo que, de nuevo, ouch. Harry lo observa a través del espejo retrovisor. "Y es un amigo de Niall y Ed."

"Oh, genial. ¿Cuánto has estado en LA?" Liam le pregunta.

"No tanto tiempo," Louis dice, simplemente.

Liam frunce las cejas y se ve como que quiere preguntar más, pero el teléfono de Harry empieza a sonar, está en la bandeja en la parte frontal de la consola. Liam lo mira. "¿Quieres que conteste?"

Harry niega con la cabeza. "Es sólo él," dice, ligeramente.

"¿Todavía?" Liam dice, incrédulo. "Pensé que habías bloqueado el número—"

Harry mira a Liam, o mejor aún, lo fulmina con la mirada, por lo que Liam se calla. Harry observa por el espejo de nuevo, encontrándose con los ojos de Louis, y se enfoca firmemente en el camino por el resto del viaje. Louis mira a Niall, quien está observando a Harry con el ceño fruncido.

Así que, Louis no está cerca de ser Sherlock Holmes. Sería una miera como detective, está seguro, pero es bueno resolviendo cosas escuchando, husmeando y juntando pistas bajo un contexto. Está empezando a saber de Harry poco a poco. Cuando tomas la advertencia de Ed, la renuencia de Harry en aceptar cumplidos o en ir a una cita con Louis, y ahora esto: el misterioso chico que llama, cuyo número debería estar bloqueado, todos los caminos llevan a un desafortunado ex amor.

Se estacionan en el aparcamiento de Ikea y bajan del auto, Harry demorándose con el teléfono en sus manos. Finalmente los alcanza y parece distante.

Liam saca una lista de sus bolsillos. "Tengo que buscar un par de cosas. Los buscaré cuando termine por aquí."

"Iré contigo," Harry dice, empujando sus lentes de sol sobre su pelo. Mira a Louis y Niall. "Disfruten sus albóndigas."

Louis los ve irse, preocupado no sólo por Harry sino por sí mismo también. No sabe cuándo su curiosidad se convirtió en preocupación, pero lo ha hecho. Ni siquiera puede disfrutar sus albóndigas cuando las tiene.

"¿Qué pasa con Harry?" Tiene que preguntar a Niall.

"¿A qué te refieres?" Niall murmura, su boca llena y sus ojos intencionadamente enfocados en su plato.

"Vamos," Louis dice, codeándolo. "Alguien rompió su corazón, ¿no?"

"Deberías preguntarle a él," Niall dice.

"No es como si me fuera a decir."

"Lo que significa que no quiere que sepas..." Niall se come otra albóndiga. Se encoje de hombros. "No preguntaría si fuera tú. Si te gusta, lo que creo que es cierto, preguntarle cosas sobre las que no quiere hablar no te dará ningún punto."

Louis ni siquiera se molesta en negar la parte sobre que le gusta Harry. Le gusta Harry. Lo mismo no ha sido cierto para nadie más en mucho tiempo. Sólo lo ha conocido por un par de horas, pero Harry es mucho más intrigante que todos los chicos que Louis ha conocido en los últimos meses. Mientras trata de descifrar el misterio presentado ante él ahora, una cosa que no puede saber es por qué alguien podría dejar a Harry. Para empezar, Harry siempre ha demostrado ser, fuerte y claro, una persona con la que te quedarías. Louis, al menos, querría quedarse con él.

Se levanta, empujando su plato de albóndigas más cerca de Niall. "¿Tiene intolerancia a la lactosa?"

Las cejas de Niall se fruncen. "No."

"Genial. Termina mis albóndigas, ¿sí? Ya volveré," dice. Niall lo mira con sospecha, tirando del plato más cerca.

Louis compra dos conos de helados y vaga por la tienda, su cabeza girando de un lado a otro en busca de rizos. No es la mejor idea. Para el momento en el que encuentra a Harry, el helado se ha derretido sobre la mano de Louis. Él se lo pasa. "Tómalo, rápido," dice.

Harry acepta el cono. "¿Qué—?"

"Es para ti," Louis dice. "No comiste postre después de almuerzo, por eso imagino que te ves tan triste."

"Claro," Harry asiente. "Te diste cuenta. Me pongo muy triste cada vez que no como postre."

"Claro que sí, todo el mundo se pone así," Louis dice.

Harry lame el helado desde la parte de abajo donde comienza a correr sobre sus dedos. Se ríe suavemente y da otra lamida. "Esto es un desastre," dice, tratando de atrapar todos los lados por donde se derrite. "Pero, gracias."

"De nada," Louis dice, sonriendo.

Más adelante, Liam da vuelta la esquina con una gran bolsa azul de Ikea bajo su hombro. "Hey. ¿Y para mí?"

"Lo siento, amigo," Louis dice. "No existe el triple fisting. Al menos, no para mí."

Harry se ahoga y presiona su mano contra su boca, sus ojos arrugándose por una risa que apenas es contenida. Liam se queda ahí, perplejo, con la mirada parpadeando entre ellos. Sacude la cabeza y vuelve por donde vino, murmurando sobre encontrar el sector de iluminación.

"Tienes una mente sucia," Louis dice, riendo.

Harry no lo niega, por lo que Louis lo recordará para referencias futuras. "Ayudemos a Liam con las cosas de iluminación," dice. Lame otra vez su helado y Louis lo sigue.

゚*・✧°・゚*・

1:32 pm.

"¿Cuál es tu color favorito?"

Harry salta sobre el colchón, dándole palmaditas para probar su firmeza. "Azul," dice, tirándose de espalda y quedándose ahí, su cabello oscuro derramado alrededor de su cabeza. "Es malditamente divino."

Louis se sienta en la cama también y se tira de espaldas. "Tienes razón."

"¿Y el tuyo?" Harry pregunta.

"Oh, verde, creo. Amarillo, a veces azul," Louis divaga. "Me gustan los colores del verano, en realidad."

Harry lo mira. "Te ves como una persona veraniega."

"Sé que es un cumplido, pero, ¿te gustaría elaborar?" Louis pregunta. Dos personas caminan por la sala de exhibición, observando a Harry y Louis acostados ahí. Se apresurar, como deberían hacerlo.

"Sólo eres muy... brillante, supongo. ¿O soleado? Me imagino que te gusta estar al aire libre..." Harry dice. Mira hacia otro lado. "No lo sé. Me diste helado y ahora no tengo sentido."

Louis ríe, recostándose sobre su costado y apoyándose en su brazo para ver mejor a Harry. "¿Puedo decir que eres adorable?" Murmura, queriendo extrañamente presionar un beso en la mejilla de Harry.

"No puedes decir que soy adorable," Harry se queja. "Soy un hombre adulto. No un gato."

"Te ves como una persona gatuna," Louis dice. "¿Te gustan los gatos?"

"Los amos. Son buenos compañeros para leer," Harry dice. Pasa los dedos sobre el edredón. "Mi último compañero de cuarto no le gustaban los gatos. O los perros."

"¿Es por eso que te deshiciste de él, tu compañero?" Louis dice con una risa.

"No, en realidad, terminamos," Harry sonríe y añade: "Y no por su aversión a las mascotas."

Louis lo estudia con cuidado, notando la tensión detrás de la sonrisa de Harry y la sombra que pasa por sus iris. Tiene toneladas de preguntas profundas y del alma para Harry, pero no las hace. "¿Canción favorita?"

Harry mira el techo. "Tengo demasiadas como para elegir una. Algo de Coldplay o Kiss, probablemente. O los Beach Boys."

"Sabias elecciones," Louis dice, acunando su cabeza en su palma. Otra pareja pasa lentamente por la habitación y mira a Harry y Louis.

Esta vez, Louis jadea audiblemente y tira un brazo sobre el pecho de Harry.

"Harry," dice, histéricamente. "¡Hay personas en nuestra habitación!"

Agarra una de las frazadas que Ikea ha colocado de manera artística al final de la cama y la usa para cubrir sus cuerpos precipitadamente.

"Llama a la maldita policía," chilla apresuradamente.

Los dos intrusos se escabullen, pareciendo, en parte, divertidos, pero en su mayoría perturbados. Harry se ríe, su cuerpo moviéndose por la risa, ambas manos cubriendo su rostro sonrojado.

"Oh, por Dios," jadea. Sus ojos llenos de lágrimas. "Eres tan vergonzoso."

Louis se ríe y se baja de la cama. "Vamos," dice, alcanzando la mano de Harry. "Antes de que envíen a alguien para investigar."

Harry toma la mano de Louis y se deja enderezar. Louis no suelta su mano cuando salen apresuradamente de la habitación de exhibición, barriendo su mirada de un lado a otro para asegurarse de que la costa esté despejada. No deja ir su mano hasta que estén doblando la esquina, hacia las cortinas y sólo porque el teléfono de Harry comienza a sonar. El corazón de Louis se hunde sin siquiera saber quién es la persona que llama, sin estar preparado para ver la sonrisa de Harry huir otra vez.

Resulta ser Liam al otro lado de la línea. "Estamos en camino," le dice. cuando cuelga, le dice a Louis. "Liam está en la caja con Niall."

Louis mira a su alrededor. "Supongo que debemos encontrar el camino hacia allá."

Harry resopla una risa. "Definitivamente, puedo ver que te pierdes aquí."

"Me molesta eso," Louis responde.

Harry alcanza su brazo y lo tira. "Sígueme."

Está tratando a Louis como un niño pequeño, lo que es completamente ofensivo y francamente absurdo, per sus dedos curvados alrededor del antebrazo de Louis son cálidos y suaves, silenciando cualquier queja que pueda tener. Deja que Harry lo lleve a la caja y, cuando Liam y Niall aparecen en su visión, trata de no sentirse amargado cuando Harry lo libera.

Tiene menos de treinta segundos para pensar en su próximo movimiento. Para entonces, habrán alcanzado la cola y Louis cree que tiene más posibilidades de éxito mientras estén solos.

"Así que," dice, abruptamente. "¿Tienes planes por el resto del día?"

Harry lo mira, sus manos en sus bolsillos traseros. "Sólo el show de Ed más tarde. Eso es todo..." dice, dejando de hablar. "¿Qué hay de ti?"

Louis se encoge de hombros, raspando el suelo con su zapato. "Nada, además del show de Ed, supongo..."

Harry asiente, mirando lejos, mordiéndose el labio.

Louis se rasca su mentón desaliñado. "Estoy viendo si te invito a salir de nuevo, porque las últimas dos veces, insinuaste que no estaba haciendo nada bueno."

Harry sonríe, sus ojos enfocados en Liam y Niall, quienes están adelante. "Todavía pienso que no estás haciendo algo bueno."

"Bastante justo," Louis se gira hacia él, sus cejas alzadas. "¿Quieres hacer algo bueno conmigo?"

Harry no puede evitar reír. Saca su cabello de su frente, mirando a Louis de nuevo, sus ojos ligeramente estrechados, escéptico. "¿Qué haríamos?"

Puntuación.

"No esperas que tenga un plan, ¿o sí?" Louis dice. levanta la mano y toca ligeramente el hoyuelo de Harry, lo que lo hace sonreír más ampliamente y aleja su mano. "Vamos donde el viento nos lleve."

"Suenas como un pirata," Harry dice, riendo. Se balancea sobre sus talones y dice en voz baja: "Está bien entonces. Seré tu cita por el resto del día."

"Qué suertudo soy," Louis dice.

Harry desvía la mirada, sus mejillas rosadas. "Me siento bastante suertudo también."

Esa podría ser la primera vez que Louis siente un torrente en su pecho, como una brisa fresca o flores de verano cayendo de los árboles. Su piel se calienta y mira hacia otro lado igual que Harry, sin estar preparado para cualquier cosa que sea este sentimiento, sin estar acostumbrado a él.

Esperan que Liam termine de pagar las cosas y todos agarran algo para llevarlas al auto. Louis se sienta de nuevo en el asiento de atrás junto a Niall, mirando de vez en cuando a Harry por el espejo retrovisor y a veces, notando que Harry lo está mirando también.

Se detienen en la casa de Liam y estacionan el auto. Liam salta y también Niall, ambos mirando al auto y a Louis y Harry expectantes.

"¿Planean bajarse?"

Harry tamborilea con sus dedos el volante, mirando a Louis de nuevo.

"En realidad," Louis dice. "Voy a secuestrar a Harry por un tiempo."

Cierra la puerta de la parte de atrás, detrás de Niall y se sube a la consola, entrando en el asiento de copiloto.

Liam se ve horrorizado. "¿Quién me va a ayudar a armar los muebles?" Pregunta.

"Creo que Niall y tú pueden armar el librero," Harry dice, encendiendo el auto. "Te prometo que vendré mañana y te ayudaré con el resto."

"Ni siquiera vivo aquí," Niall dice.

Harry hace una mueca. "Lo siento."

Louis se pone el cinturón y le susurra a Harry. "Creo que deberías acelerar ahora."

Harry ríe, despidiéndose de Liam y Niall y se aleja de la acera.

"¿Crees que lo lograrán sin nosotros?" Louis pregunta.

"Estarán bien," Harry dice. mira a Louis cuando llegan a un semáforo. "La presión está oficialmente activada. ¿Qué sigue?"

Louis sonríe. "Bueno, primero," empieza, inclinándose y prendiendo la radio de Harry. Busca estaciones hasta que encuentra algo que suena como un rock clásico. "Sí. Primero, colocamos música."

Harry sonríe. "Bien."

"Lo siguiente, lentes de sol," Louis dice, buscando en su mochila y saca unos lentes. Se los coloca, enderezándolos, mirándose a sí mismo en el espejo retrovisor.

Harry levanta la mano, sacando sus propios lentes de sol de su cabello y se los coloca. "Listo," dice.

"Y, ahora," Louis dice. Harry lo espera expectante. "Quiero que me lleves a tu lugar favorito en LA."

"Imposible. Tengo demasiados." Harry dice.

"Qué bueno que tenemos tiempo," Louis responde. "Vamos, Harold. La ciudad espera."

Pasan palmeras que bordean las relucientes calles negras, el sol caliente sobre sus hombros y brazos, pero la brisa enfriándolos bastante. Cuando llegan al siguiente semáforo, Harry gira a la izquierda. 

゚*・✧°・゚*・

2:02 pm.

Es un viaje largo y sinuoso que pasa junto a un cartel largo que dice Griffith Park. A su alrededor están las altas cumbres de Hollywood Hills, un cielo despejado y visitantes que suben la misma pendiente a pie. Harry se estacione en paralelo de manera experta a lo largo del camino y se vuelve hacia Louis con una sonrisa. "¿Listo para una caminata?"

"Lo dices como si fuera un reto para mí," Louis dice, mirando alrededor. "¿Olvidaste lo de mochilear por todo Estados Unidos?"

Harry mira escépticamente en su dirección y se baja del auto. Busca en el asiento trasero un par de zapatillas y se quita las botas rápidamente.

"¿Tienes familias en Estados Unidos?" Louis pregunta, siguiéndolo por el cerro.

"No, mi hermana viaja acá a veces para buscar historias para el diario para el que trabaja, pero vive en Londres," Harry dice. "¿Qué hay de ti?"

"Mi familia está en Inglaterra. Cuatro hermanas, pero son bastante jóvenes."

"¿Cuánto tiempo has estado lejos de casa?" Harry pregunta.

Louis mira el cielo mientras piensa. "Desde mayo pasado."

Parece que Harry está tratando de no juzgarlo. Pero incluso entonces, sus ojos se abren ligeramente. Louis pretende no verlo. "Terminé mi último semestre en la universidad, lo que debería haber terminado dos años antes, y me fui. Tuve la oportunidad de quedarme en Glasgow por un tiempo, así que fui."

"¿Qué pasó con la universidad?" Harry pregunta.

Louis no puede pensar en una manera de desviar la atención a Harry de nuevo, aunque le encantaría. "Cosas de familia surgieron. Estaba ayudando a mi mamá en la casa."

Harry asiente, desviando la mirada. "Fui a Glasgow por un intercambio por un año. Me encantó."

"Oh, sí, hay una fiesta loca todas las noches. Y la biblioteca Mitchell es increíble," Louis dice.

"Tu capacidad de equilibrar libros en abundancia y estar de fiesta todas las noches es impresionante," Harry dice.

"Pienso que no puedes tener mucho de solo una cosa. Lees mucho y te conviertes en un recluso. Muchas fiestas... y no sé, algo malo, estoy seguro." Louis dice, mirando el hoyuelo de Harry cuando se ríe. "Tienes que encontrar un equilibrio. Todo necesita un equilibrio."

"¿Has considerado ser un mentor personal?"

"Quizá, cuando tenga mi propia vida en orden," Louis dice con una sonrisa.

Agarran un mapa del parque para el resto de su caminata. Harry tiene dos lugares que quiere mostrarle, ambos significativamente lejanos. Pero Louis sostiene su palabra de lo que dijo, acerca de mantener el ritmo.

Llegan ahí después de treinta minutos. La mesa #29.

"Así que, ¿cuál es la historia?" Louis pregunta, sus ojos sobre la mesa de madera frente a ellos. Un gran árbol yace postrado sobre su superficie.

Harry toma una respiración. "Dos personas estaban teniendo sexo sobre esta mesa cuando este árbol se cayó y los mató. Sus cenizas fueron esparcidas aquí. Y ahora, rondan en la mesa y, a veces, hablan con los excursionistas."

Louis alza sus cejas. "Genial," dice. "Espera un minuto. Harry, creo... creo que los escucho."

Harry sonríe. "¿Sí? ¿Qué están diciendo?"

Louis alza su mano hacia su oído y se inclina cerca hacia la mesa. "¿Qué es eso, amantes jóvenes?" Harry resopla una risa, presionando una mano sobre su boca. "Oh, estoy de acuerdo. Dicen que eres lindo."

Harry rueda los ojos.

"También dice... Oh. Oh, Dios," Louis dice. "Parece que volvieron a eso. Ya sabes, a follar. Creo que deberíamos darles algo de privacidad."

"Eres ridículo." Harry dice, empujando el hombro de Louis. "Vamos."

Empiezan caminar de nuevo, y pasan varios minutos hasta que llegan al Observatorio de Griffith, encaramado en uno de los picos más altos, con la parte superior de sus tres techos abovedados, arqueándose en el cielo.

"Me especialicé en astronomía para mi pregrado," Harry menciona con indiferencia. "Lo que realmente no tiene sentido ahora, teniendo una librería."

"¿Es tan glamoroso como suena, ser un astrónomo?" Louis pregunta.

"Probablemente, no es tan glamoroso como piensas que es, pero tiene sus momentos. Como venir acá y saber para qué usan todas estas cosas," Harry dice. "Como esa cosa de allá arriba."

Están parados frente al monumentos de los astrónomos. En la parte superior, donde Harry dirige su mirada, hay una construcción esférica de hierro.

"Eso se llama una esfera armilar. Es uno de los primeros instrumentos utilizados para rastrear los movimientos de los cuerpos celestes," Harry dice con una sonrisa apreciativa. "Tengo uno en mi estantería en mi casa."

"Considérame impresionado," Louis dice.

Harry le da una sonrisa y sigue caminando.

Louis se apresura para seguirle el paso. "¿Qué estás estudiando ahora, en la escuela de posgrado?

Una respiración corta deja la boca de Harry. "Va a sonar loco," empieza. "Pero no sé. No estoy seguro si quiero tener otro título en algo. Hubo un curso de literatura que me pareció interesante, así que me inscribí para mantenerme ocupado. Entonces Stella murió y ahora estoy más ocupado que nunca."

"No hay nada malo en probar las aguas. Eventualmente, terminarás donde se supone que debes estar," dice Louis, leyendo rápidamente una de las placas del suelo.

"Me gustaría enseñar algún día. Además de ser el dueño de la tienda de libros," Harry dice.

"¿La vas a conservar para siempre?"

"Pensé en dejarlo, dejando que la familia de Stella la vendiera si querían," Harry dice, deteniéndose a un lado de Louis para admirar el colorido arte narrativo que decora el techo. "No lo pude hacer, sin embargo. Amo mucho ese lugar. Así que, lo tendré para siempre, supongo."

"Una vez que contrates a alguien para que te ayude, apuesto que podrás enseñar," Louis dice. "Puedes hacerlo todo."

"No lo creo," Harry musita. "¿Qué hay de ti? ¿Cuáles son tus planes de tu carrera?"

Louis trata de no reírse. "No tengo ninguno."

"Eres un escritor, ¿no?" Harry pregunta, confundido.

"Escribo poesía y algunos artículos a veces. Pero, no lo sé, no es algo como una carrera, ¿sí? Y el título en inglés no ha ayudado mucho."

Pasan por exhibiciones con datos sobre las estrellas, mareas y frases de la luna e instrumentos interactivos utilizados por astrónomos en el pasado. Harry le explica cada uno a Louis. Toma el tiempo con uno de los telescopios en exhibición, presionando los botones para que funcione.

"Deberías seguir tu propio consejo," Harry dice, de repente, "sigue probando las aguas para ver dónde terminas."

"Tienes razón," Louis dice, como si fuera así de simple. Ha estado probando las aguas por tanto tiempo que le han crecido aletas. Las cosas nunca son tan fáciles como las frases motivacionales lo hacen parecer.

Un niño sin acompañante corre entre ellos, obligándolos a separarse y los saca del aturdimiento en el que se encontraban. Se reúnen con una multitud alrededor del Péndulo de Foucault, mientras un trabajador el observatorio explica cómo y para qué se utilizó ese gran dispositivo— para demostrar la rotación de la Tierra.

Louis escucha una conversación sobre la tienda de regalos, donde Harry y él terminan eventualmente. La tienda es una combinación de cosas sobre el Observatorio Griffith, productos de la NASA y símbolos generales de los nerds espaciales. Louis compra un cuaderno de bolsillo de estrellas, pensando que sería bueno para sus poemas. También toma un llavero con un retrato holográfico en 3D del sistema solar y se lo da a Harry.

"¿Qué es esto?" Harry pregunta, comiendo una manzana que compró en el café al otro lado del pasillo, mientras Louis le extiende la bolsa de regalo.

"Un regalo," Louis dice. Harry coloca la manzana en su boca y alcanza el regalo. Saca el llavero y sonríe.

"Me encanta," dice, girándolo en sus manos. "Yo no te he traído nada."

"Me trajiste aquí. Eso es suficiente," Louis le asegura.

Las cejas de Harry permanecen arrugadas. Pero engancha el llavero en el anillo de metal uno a su presilla. "Deberíamos continuar," dice. "Hay mucho más que quiero mostrarte."

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