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Solo hay una oportunidad para ser feliz; parte 3.


Decir que estaba un poco deprimido la mañana siguiente, era quedarse corto. Takemichi estaba desolado. Tenía la sensación de que algo le estaba sucediendo, pero no podía ponerles un nombre a sus nuevos sentimientos. Lo único que tenía claro era que necesitaba disculparse con Hinata y prometerle que haría las cosas mejor.

Por fortuna, ya sabía dónde encontrarla: ambos iban a la misma escuela, por lo que la esperaría en el lugar adecuado, por ello tuvo que levantarse mucho más temprano. Y funcionó, la vio y levantó su mano para saludarla. Ella le sonrió y parecía mucho más animada que el día anterior, incluso su mirada se había suavizado.

—Hina, buenos días, primero que todo yo...

Hinata levantó una mano y lo hizo callar de golpe.

—No te preocupes, Takemichi-kun, creo que es normal. Todavía somos amigos y puedes decirme si tus sentimientos hacia mí cambian.

Takemichi abrió los ojos, sorprendido, y rápidamente negó. Los sentimientos que sentía por ella no habían cambiado en lo absoluto, o al menos eso creía.

—¡No es eso! Tal vez solo estaba un poco distraído.

—¿Sabes? Siempre he sentido tu cariño, tu gratitud, sin embargo, solo ha sido eso, no hay nada más... y no sé qué te hace pensar que tienes que estar junto a mí, pero no es cierto. Eres libre de decidir lo que quieras. Somos jóvenes todavía y aunque sigues siendo mi héroe, y mi novio, quiero que seas feliz.

—Soy feliz contigo —dijo, sintiendo un nudo en la garganta.

—Está bien, pero debes ser claro conmigo.

Ya no respondió, Hinata lo estaba poniendo en aprietos. Él se creía responsable por sus propios sentimientos, había hecho todo lo que hizo por ella, no podía dudar... Por Hinata viajó en el tiempo, por Hinata se volvió un hombre mejor, por... Mikey. Sacudió la cabeza cuando de repente la imagen de su mejor amigo entró en su cabeza y lo hizo tambalear. Takemichi no podía procesar lo rápido que Mikey entraba en su sistema y se adueñaba de sus emociones. Era inconcebible.

No, no podía. Se echó a reír en medio de su delirio, espantando las lágrimas de las esquinas de sus ojos.

—¿Te diste cuenta de algo? —preguntó Hinata, deteniéndose en la puerta de la escuela.

—Hina-chan... —trató de explicarle, pero no había nada que decirle, nada bueno.

—Aclara tus pensamientos y hablemos después. Prometo que te escucharé.

Ella se alejó, dejándolo en medio de una crisis existencial. ¿Qué diablos estaba pasando con él?, ¿cómo puede pensar en Mikey en un momento como ese?

Ese día, ni sus amigos pudieron hacerlo reaccionar. Estaba un poco decaído y aletargado. Faltó a la reunión de la Toman y prefirió quedarse en casa armando rompecabezas, y no, no estaba tratando de huir de Mikey o de Haruchiyo, ni de nadie más.

Una semana pasó muy rápido, con Takemichi tratando de pasar desapercibido para el resto, tomando caminos alternos para ir a la escuela y volver a casa, pensó que podría aguantar más, pero mientras sostenía su móvil y releía el mensaje en su pantalla, se dio cuenta de lo complicado que era escapar de su destino:

"Si no vienes pronto a la reunión te sacaré a rastras de tu casa"

Las amenazas de Mikey eran espeluznantes.

Se colocó los zapatos y bajó las escaleras hasta la puerta, y no era sorpresa que Chifuyu estuviera allí, de hecho, también le había escrito que pasaría por él.

—Takemicchi, todos pensamos que habías muerto.

—No exageren, solo fueron unos días.

—Mikey está insoportable sin ti, ¿ocurrió algo que debamos saber?

—¡No! Todo está de maravilla —dijo con la mejor sonrisa que pudo poner, y avanzó al lado de su mejor amigo, porque sí, chifuyu todavía seguía estando a su lado.

—Entonces no desaparezcas que nos preocupamos. —Chifuyu rodeó el cuello de Takemichi con fuerza y lo atrajo juguetonamente.

Takemichi no hizo nada por alejarse, al contrario, de esa manera caminó todo el trayecto hasta el santuario. No estaba seguro de que era la reunión, solo sabía que debía estar allí. Aunque tampoco lo pensó demasiado, con la charla con su mejor amigo que siempre era muy entretenida y agradable.

Al llegar, lo primero que hicieron fue separarse, aunque no dejaron de parlotear del tema más relevante de la semana. Takemichi sonreía mientras subían los escalones del santuario. El lugar siempre era un poco silencioso, aunque esa vez había algo de ruido al fondo.

En el pasado, todo estaría un poco tenso o solitario por las peleas que se formaban de repente, pero como ahora la mayoría estaba en paz, y los que eran enemigos ahora son amigos, Takemichi no tenía de qué preocuparse. Cuando por fin puso un pie en el último escalón, lo primero que recibió fue la adorable vista de Mikey comiendo dorayakis, tenía una sonrisa en su rostro, estaba feliz. Y su mirada estaba puesta en una persona: su novio. El chico callado de antes no era tan callado ahora, podía mantener conversaciones más largas con todos los miembros de la Toman, y todos lo recibían muy bien, que sumado a la relación con Mikey, hacía todo mejor.

Takemichi sintió que su corazón se encogía, pues sus sentimientos confusos no veían bien la escena, dolía... era una felicidad que no podía compartir, ni aunque quisiera. Estaba siendo tan egoísta.

Se tragó la angustia cuando todos pusieron sus ojos en él, y esbozó una sonrisa nerviosa.

—¡Takemicchi! —exclamó Mikey, señalándole acusatoriamente—, ¿dónde has estado?

—¿Haciendo tarea? —respondió vacilante.

—No mientas. —Mikey no se tragaba esa excusa barata, conocía lo suficiente a Takemichi para saber que algo pasaba.

—¡Ya! Dejen su pelea para después qué vamos a empezar la reunión. —Draken intervino, en su papel como vicecapitán.

Takemichi suspiró, aliviado, y miró a Mikey quien no parecía muy contento. Obviamente también le hizo una señal de que hablarían luego, cosa que no pensaba desobedecer. De todas formas, en la reunión no se tocó un tema relevante, no había muchas pandillas por las que debían preocuparse y las que había, no podían darle pelea a la Toman, así que, estaban un poco relajados.

Todavía quedaba un tema pendiente, como eran los Blackdragon, pero como ellos no habían dado un paso, ni Takemichi, ni Mikey, tomarían la delantera, todo sería en su tiempo. Aunque estarían listos para traer al resto de sus amigos consigo. La Toman sería la más grande de todo Japón.

La reunión pasó de hablar de pandillas, a temas casuales y chismes. Era el momento para escabullirse. Intuyendo sus cobardes movimientos, Mikey lo tomó del brazo y lo arrastró lejos de todos. Nadie intentó detenerlos esta vez.

—¿Me vas a decir que pasa? Desde el festival estás un poco extraño.

—Son ideas tuyas, todo está bien, solo he estado un poco cansado y aunque no lo creas, todavía necesito estudiar, nunca he sido un estudiante modelo, ni antes, ni ahora.

—No te creo.

—¡¿Qué?! ¿Cómo puedes saberlo? —Jadeó Takemichi.

—No me hagas responder eso. Prometimos no guardarnos nunca secretos y hacer todo juntos.

—Hay cosas que todavía necesito resolver por mi cuenta.

—¿Cómo cuáles? —tanteó Mikey, tratando de llegar al fondo del asunto.

—No lo sé, pero... te diría si es importante.

Mikey lo dejó ir, cruzándose de brazos. No estaba muy convencido, pero Takemichi era demasiado terco. Estaba preocupado, por supuesto, sin embargo y a pesar de todo, todos tenían una vida que continuar, incluso él.

—De acuerdo, pero te estaré vigilando.

—Gracias, Mikey-kun —dijo con una sonrisa sincera.

No hubo necesidad de volver adentro, porque el resto salió y los descubrió charlando, parecían aliviados de algo. Mikey se alejó para acercarse a Draken, que estaba al lado de Haruchiyo, y Takemichi pensó que aquello era lo mejor. La mirada que se daban los tortolos era indescriptible, demasiadas estrellas y explosiones de amor. Eran el uno para el otro.

No entendía por qué su cuerpo insistía en hacerlo sentir inconforme y muy triste. Desvió la mirada hacia un Chifuyu que lo miraba preocupado, como si él supiera.

Trató de colocar su mejor cara y el resto de la jornada todo estuvo bien, entonces se dio cuenta que arreglar todo con Hinata era lo que necesitaba. Por eso, cuando todo terminó, Takemichi fue el primero en irse, más bien, en correr, hasta la casa de su novia.

Ella no lo esperaba, pero sonrió al ver que Takemichi se inclinaba y le pedía disculpas y una nueva oportunidad. Aquello era lo mejor que podía pasarle. Y su corazón debería estar lleno. 

¡Y el último de hoy!
Muchas gracias a todos los que se quedaron hasta aquí. 
Alguna duda o sugerencia, aquí estoy.
Besitos. 

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