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XXII

Narra Keyla.

Las horas empezaron a pasar de ese día como si nada, nadie había pisado la habitación de Jeison porque según el criterio del último "médico" que ingreso, no era necesaria una revisión; en la noche que llegue a casa me tomo una noticia por sorpresa, era del hospital y me informaban que cuando le iban a dar la comida a Jeison, pensaban que este hombre estaba supuestamente dormido, pero no, realmente estaba muerto, por lo que las enfermeras se habían alarmado, y se decía que llevaba horas en dicho estado.

Al ver que Harold llegaba lo mire, puesto que él fue el último que había estado con Jeison, por un momento dude de mi esposo, ya que las pruebas que salieron en su contra daban a entender que sí fue él la persona que cometió dicho delito. Además de que la noticia fue tan fuerte que me hizo darme cuenta de que tenía una semana de embarazo al haberme desmayado en los brazos de mi esposo y despertar en el hospital.

—Keyla, ¿cómo te sientes? —preguntaba el hombre preocupado.

—Ya mejor... ¿Qué me ocurrió? —los miraba a ambos, puesto que estaba Harold y mi colega Nick, observándome fijamente, además de ver como en ese momento entraba Jennie.

—No lo sé amor, cuando llegue estabas hablando por teléfono y después te desmayaste en mis brazos, a lo que te traje aquí de urgencia —su mirada de preocupación hizo que la chica suspirara mientras este le sujetaba de la mano la cual seguía helada.

—Supongo que lo que paso con Jeison te impresiono Key, pero no fue solo la impresión la que te hizo desmayar, según los resultados tienes una semana de embarazo, felicitaciones, amiga. Solo que es una lástima la clase de padre que tienen tus hijos —dice con tal ironía que Jennie y Harold inmediatamente le miraban confundidos, pero a la vez con desprecio por tales palabras.

—¿Acaso tiene algo contra mí? No veo razón para que diga esos comentarios sobre mí —refuta este sin entender el porqué de aquellas afirmaciones con desprecio.

—¿Asesinar a alguien por celos no es ser un mal sujeto?

—Yo no he asesinado a nadie que le pasa —responde de manera molesta cuando en eso llega la policía para poder esposarlo, sin entender mira a su esposa, quien se pone de pie con ayuda de su amiga al mirar los actos que acontecían.

—Señor Contreras, lo llevaremos a la estación para tomar la declaración sobre el asesinato del recluso Jeison Andrade, quien se encontraba en este hospital, usted fue la última persona que se vio ingresar y luego nadie más tuvo acceso a la sala, según los reportes.

—¿Qué? Yo no he matado a nadie, esto debe ser una trampa oficial —lo mira para después ver a ambas chicas que lo miraban con desconcierto— yo no hice nada, se los juro.

—Señor, tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga será utilizado en su contra, puede llamar a su abogado y en caso de que no tenga, lo cual dudamos, la corte le proporcionará uno —lo jalonean fuera de la habitación para empezar a llevárselo a la mira de muchas personas que estaban expectantes al hecho.

—mira a su esposa mientras camina intentando detener tal brutalidad, la noticia salió por todos los medios de comunicación de forma rápida, Harold había quedado como un asesino frente a las personas. Un nuevo problema a la familia Contreras Jones.

El cuerpo de Jeison había quedado en custodia de la policía, aún no se lo llevaban del hospital, así que al ver como se llevaban a mi esposo a la comisaria, me dirigí a la habitación donde se encontraba el cuerpo encontrándome con Gabriel; este era el forense que casi siempre se encargaba de estos casos, Jennie por su parte le fue a avisar a Kevin para ir con el abogado; Harold no sería capaz de ello, no lo creeríamos.

Al llegar con Gabriel las expectativas que me dio me despejaban un poco de dudas, yo sabía que Harold no era capaz de hacer esto, y él me confirmó que debió ser un profesional por los cortes que le dieron a la altura de la yugular; además que había huellas en la ventana que daba al patio del hospital, y si bien Harold salió por la puerta, alguien lo quería culpar la cuestión era saber ahora quién estaba detrás de esto.

Gabriel me dijo que este era un caso que antes había visto, pero que igual culparía a Harold para hacer aparecer a aquel verdadero villano de la historia, que en verdad no demoro mucho en hacer presencia; un hombre de estatura 1.90 había salido de la prisión bajo la protección de la policía, ya que como su "compañero" murió, él también podría morir porque lo más seguro es que encarcelaran al culpable de su muerte. Si como bien se imaginan era el chico anónimo de la otra vez, apareció en la habitación acercándose al cuerpo del difunto para verlo y después acercarse a mí, realmente un mal sabor me dio enseguida, que Gabriel lo noto inmediatamente que se puso a mi lado.

—¿Usted es el señor George Wiken no? —comento el de cabello castaño que estaba al lado de Keyla.

—Sí señor, en verdad lamento mucho la situación de mi querido amigo... Me trajeron para estar seguro porque el criminal que hizo esto seguro también ha de venir por mí —mira a Keyla con un semblante de pesar— tu esposo no era la joyita que decía ser... Es un criminal...

—Señor Wiken necesitamos que vaya al juzgado para hacerle unas cuantas preguntas que nos arrojen para saber qué paso tras este crimen, usted entenderá.

—Claro que sí, señor, responderé a todo lo que necesiten... Ese hombre debe pagar por todo lo que ha hecho... Lo siento por ti y por tus hijos Keyla.

—Sí, no entiendo por qué Harold hizo este hecho tan atroz... Pensé que era un buen esposo —dije algo cabizbaja, ¿ese hombre en verdad pensaba que le creería y le daría la espalda a mi esposo? Necesito sacarle información, porque de que lo suelten para "salvar su vida" me parece muy extraño; sí, él quería actuar, yo le enseñaría el doble.

—¿Puedo abrazarte? Yo sé que cometí errores, pero me gustaría compensar todo lo que paso en un pasado, quiero darte lo mejor de mi Keyla, no podrás con esta situación sola... ¿Aceptas?

—miré a Gabriel quien asintió con la cabeza, a lo que al volver mi vista al hombre que me ofrecía su supuesta ayuda asentí para abrazarlo escondiendo mi cabeza en su pecho— muchas gracias...

—No es nada pequeña hermosa —acaricia su cabello levemente, en verdad pensaba que por esta situación su amada podría por fin darle atención, sin Harold o Jeison en el medio George podría ganar el juego; eso era lo que pasaba una y otra vez en su cabeza, sin saber que quien terminaría mal seria él al final, se quedaría sin nada.

—al separarme tomé el brazo de Gabriel para retirarnos en dirección a la salida porque tendríamos que ir a la comisaria, al subir al auto empezó nuestra conversación.

—En verdad eres buena actriz, no sé por qué siento que presientes que George fue quien mando a matar o incluso mato a Jeison.

—Lo que presientes está en lo correcto, ellos siempre lograban saber lo que hacía o no con mi vida Gabriel, así que no me sorprendería que supiera que Harold vino en la mañana a amenazar a Jeison —dije mirando la carretera suspirando— mi esposo no sería capaz de empuñar algún objeto para matar.

—¿Por qué tan segura de ello? A veces por amor se hacen locuras.

—Estoy segura porque si Harold fuese ese tipo de hombre ya los hubiera matado y a los dos —lo miro— Harold no se atreve no por miedo, sino que no quisiese morir en el intento, terminando por dejar primordialmente a su hija sin padre o en su defecto ir a prisión lo cual está pasando en estos momentos.

—Bueno, en eso si tienes razón, además las pruebas en la escena del crimen no se relacionan, una gran película se debe armar para poder encarcelarlo, pero... ¿Tú que harás Key? —le mira antes de devolver su vista a la carretera.

—Hablaré con él y le diré que acepte los cargos, así no le darán una pena tan larga, mientras yo me encargaré de sacarle toda la información a George, él se sentirá victorioso por haber quitado a mi esposo y a Jeison del camino; pero, así como una vez lo hice con el difunto lo podré hacer de nuevo con el que aún está con vida.

—¿Y si no funciona?

—Mostraremos las pruebas que tienes de que Harold es inocente y buscaremos más, no puedes dejar que ese cuerpo lo tome alguien más —lo miro de manera decisiva.

—Está bien, cuenta con ello Key.

—sonrió para ver como a los minutos llegamos, descendí y vi a los demás en la sala de espera, no dejaban hablar con Harold porque lo estaban interrogando; les comenté a los chicos del plan de forma breve, a lo que todos aceptaron, cuando al fin me dieron acceso a ver a mi esposo me dolió, tenía el labio inferior partido; en este lugar eran unos animales, ¿por qué no eran así con el idiota de George? Yo sé que no es bueno desear el mal, pero él lo hace y se mete con mi familia, cosa que jamás he de permitir.

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