XI
—Valla, valla, esto si es un excelente estilo francés, se la han botado con la decoración —sonrió saludando a mi mejor amiga y a los pequeñines que estaban con ella.
—La verdad Key es qué si nos esforzamos, hoy llega Ángelo Levande, desde Italia y bueno, teníamos que darle una bienvenida al estilo francés para que vea lo bien que nos podemos adaptar a cualquier terreno, y no somos solamente aquellos americanos que huyeron de Estados Unidos.
—Con que ese el hombre que trabajara con Harold y Kevin... Entiendo, estoy segura de que se ha de impresionar cuando vea esto, es maravilloso.
—Así es, es algo estricto, por lo que debemos darle una magnífica imagen de nuestra parte, así que cariño, las empresas Contreras obtendrán bien ese contrato.
—De eso estoy segura, desde que llegaste a apoyarlos la empresa ha surgido mucho más, aún no entiendo cómo decidiste dejar la clínica, pensé que el arte quirúrgico era tu fuerte, pero veo que es el arte de interiores —solté una pequeña risita mientras tenía a Cloe agarrada de manos.
—Fue la mejor opción, estoy mucho más contenta trabajando con ellos, yo nunca pensé que algo me gustaría más que la medicina, pero la administración y el diseño de interiores me atrapo —suelta otra pequeña risa para tomar a su pequeño de manos y mirar a Cloe— mejor vámonos al salón de juegos especialmente para niños, así no se aburrirán durante la velada.
—Me parece bien, Jen, vamos —sonreí para caminar mientras junto a mi mejor amiga, quien dejaba pequeñas caricias a su vientre. Jennie estaba a pocos días de dar a luz, por lo que no podía estar atareándose, a lo que al dejar a los niños en la zona de juego nos fuimos a sentar un rato; me pareció raro que Harold durante los cuarenta minutos que pasaron no hubiese aparecido con nosotras.
—¿Key has visto a Harold? Lo ando buscando por todos lados —la voz de Kevin retumba en los oídos contrarios para ver como la chica se pone en pie con un semblante de confusión.
—No, yo me descuide un momento y se desapareció, le llame y no me contestó, pensé que estaba contigo —lo mire arqueando una ceja para cruzarme de brazos.
—¿Y este hombre ahora donde se habrá metido? —exclama levemente para tomar asiento junto a su esposa.
—Y mejor aún, ¿con quién? —dije de golpe recibiendo una mirada llena de confusión de parte de mis contrarios— ¿qué me ven?
—No estarás creyendo que Harold te está siendo infiel o algo por el estilo, ¿verdad?
—Yo no he dicho nada, más bien iré al baño a retocar algo de maquillaje, ya vengo — rodeé los ojos levemente, y en eso empecé a caminar a los baños siendo seguida por Kevin, donde al ver salir a Harold con una mujer muy sonriente, devolví la vista al esposo de mi mejor amiga al sentir sus pasos detrás.
—Keyla, no te alteres, esto puede tener una explicación lógica que a lo mejor solo estamos malinterpretando.
—Sí te pregunta por mí, le dices que no sabes a dónde fui —empecé a caminar de vuelta donde estaba Jennie para decirle que paso una novedad y debía irme de urgencia, ante ello saque a mi pequeña de la sala de juegos para salir de la recepción del hotel.
—Kevin al ver la acción de Keyla se acerca inmediatamente a Harold para tomarlo por la camisa— ¿qué crees que haces?
—Hey Kev, Kev, ¿qué pasa? ¿Ahora yo que hice para que me tomes así?
—Oye, no tienes por qué sujetarlo, ¿quién eres? Baby, ¿por qué te sujeta así? —la voz de la mujer hizo que Kevin la mirara boquiabierto para nuevamente ver a su amigo con un semblante bastante ofuscado.
—Tranquilo hermano, solo venía a informarte que mejor no vuelvas a tu casa —le da una palmada en el hombro mientras sonríe forzosamente— quédate con esta —empieza a caminar de vuelta a donde Jennie antes de ser sujetado ahora él de la mano por su contrario.
—Hey, ¿cómo es eso? —lo mira arqueando su ceja sin comprender el porqué de la reacción y comentarios de su mejor amigo— Seik es solo mi amiga.
—¿Una amiga con la que sales muy sonriente del baño? Por Dios Contreras, no nací ayer.
—Claro que sí es mi amiga, y de paso para tu información ella es lesbiana, y tiene pareja para colmo, simplemente al encontrarnos nos alegramos porque llevaba rato sin verle.
—Claro, como tú digas Contreras, simplemente solo ya te dije qué no vueltas a casa, no tienes que darme explicaciones a mí —lo mira antes de observar hacia donde estaba la chica de antes y volver a mirarlo a él.
—Ven que te lo compruebo, aunque ni eres mi mujer te conozco —lo jalonea del brazo hasta donde se encontraba la mujer muy confundida con su copa en la mano— Seik, ¿verdad que a ti te gustan son las mujeres?
—He, ¿si por qué? —responde con cierta incomodidad al ver el rostro de cuestionamiento del moreno.
—¿Lo dice en serio o solo para cubrir a Harold?
—Yo no tengo necesidad de cubrir nada, a mí me gustan las chicas y estoy casada con la mejor, Harold es solo mi amigo hasta allí, pero sabes, yo solo pensaba era entre amigas, que era que se celaba —menciona con cierta picardía la joven dejando escapar una ligera carcajada.
—Disculpe, pero no lo digo por mí —mira a Harold ahora con un semblante más tranquilo y menos duro— Keyla se fue pensando en eso y estoy cien por ciento seguro que no te quiere ver.
—Oh no, Harold, debes ir tras ella mejor.
—¿¡Y por qué no empezaste por allí!? —comenta alterándose el mayor mientras le miraba con un semblante de preocupación.
—Por qué necesitaba saber, yo le dije que esto tenía una explicación y ella solo creo que me vio como un alcahueta.
—Dios mío, debo irme, te encargas de esto, yo confío en ti y en Jennie —se despide para salir del hotel rápidamente antes de subir a su auto y conducir directamente a la casa.
—por mi parte estaba llegando con mi pequeña cuándo sentí pequeñas miradas a los costados que al voltear no lograba ver a nadie— oh, Keyla, tranquila, deben ser cosas de tu mente... —suspire pesado para abrir la puerta adentrándome a la casa cerrando con seguro; mi pequeña se había quedado dormida, por lo que la llevaba a su habitación cambiándola y recostándola, pero cuándo iba entrando a mi habitación ahogue un chillido en la garganta quedando estática por lo que vi.
—¿Por qué esa cara princesa? Ni que fueras visto un fantasma —suelta una risita aquella voz que le erizaba tanto la piel. ¿Cómo habían llegado a París esos dos fugitivos?
—¿Y tu esposo Key? ¿Está con otra mujer? —ríe levemente mientras ambos chicos se acomodaban en la cama.
—trague saliva recomponiéndome para cruzarme de brazos, no debía dejar que me intimidaran, pero admito qué si me dolió en parte lo que dijo Jeison, pero lo negué por qué no era posible que ellos supieran eso, ¿verdad? — eso no importa, a mí me importa saber cómo llegaron aquí y que hacen en mi casa... Ustedes son buscados por la policía, y si no se alejan los llamaré —amenace levemente con mi celular en mano.
—No fue fácil encontrarte, pero puedo decir que extrañaba ver tu hermoso rostro, mi amor, en las redes no me basta —se levanta para empezar a acercarse a esta hasta el punto de aprisionarla en la pared haciendo que el celular se caiga de la impresión de las manos de la joven.
—No me hagas nada Jeison... Debes olvidar esa locura conmigo, yo no te amo ni te amaré nunca... —dije cerrando levemente mis ojos sintiendo como iba a recibir un golpe como lo solía este siempre hacer, me sentía indefensa porque estaba dolida con Harold que creo que ambos chicos lo notaron por qué Jeison tomo fue mi mentón para hacer que lo mirara.
—Mi intención no es hacerte sufrir como lo hace ese idiota, a pesar de todo cambie un poco, solo que yo te amo demasiado y no puedo vivir otro día más sin ti, por eso vine por ti de nuevo, y si no quieres dejar a tu hija nos vamos con ella —de un impulso la empieza a besar a la fuerza para recibir un golpe del que estaba más atrás de él.
—¡Esto no era parte del trato! —refuta el más joven a comparación de Jeison tirándole otro golpe que los hizo forcejear contra el suelo.
—¡No hay trato, no compartiré a Keyla contigo, idiota!
—miraba todo asustada para ir retrocediendo hasta chocar con un pecho que por poco me hace gritar nuevamente, pero Harold me cubrió la boca haciendo señas de silencio; segundos después se escucharon las sirenas de policía que estacionaban frente a la casa, los intrusos intentaron huir por el balcón, pero lamentablemente estaban rodeados.
—varios de los oficiales los atrapan terminando por esposarlos. El jefe del cuerpo de policía, después de dar la orden de llevárselos con la intención de deportarlos a Estados Unidos, donde los estaban buscando por mar y tierra, se acercó a la joven— ¿se encuentra bien, señorita Jones?
—Sí... En lo que cabe... —suspire algo cansada, solo quería descansar y olvidar la horrible noche que pase por lo que tome mi cabello entre mis dedos demostrando que no quería responder nada.
—No se preocupe, esta vez no podrán escapar de la prisión, los trasladaremos a la localidad de Alcatraz, donde, en caso de intentar escapar, terminarán fallecidos en el mar.
—Espero no volverlos a ver por aquí o cerca de mi esposa de nuevo —abraza a Keyla, pero siente como la chica quitó sus manos a lo que después de despedir a todos subió detrás de ella— Keyla necesitamos hablar —comenta siendo completamente ignorando por la contraria.
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