IX
Momentos de tensión entre Jeison y el extraño; narra Jeison.
—tuve que salir corriendo por culpa del extraño sujeto que interfirió en mis planes, no sé quién era, pero el idiota ese no dejaba de seguirme; al correr en dirección a la parada de autobuses me escondí detrás de una de las paredes que daban al callejón que al verlo pasar a mi lado termine por estamparlo contra esta apuntándolo con un cuchillo— ¿Quién cojones eres? Y por qué te andas queriendo robar la mujer de otro, ¿ah? ¡Habla imbécil!
—Tranquilo... Tranquilo hermano, podemos hacer un trato... Solo separa ese cuchillo de mi cuello y escúchame, te conviene.
—¿Qué negocio puedo hacer yo con inepto como tú? Por tu culpa perdí la oportunidad de recuperar a mi mujer.
—Lo siento, pero yo también quiero que Keyla sea mi mujer —dice con firmeza, no sin antes escuchar la risa del contrario.
—¿Estás idiota no? Keyla no se fijaría en alguien como tú ni obligada.
—¿Y crees que en ti sí? Vamos, sé que estuviste en prisión, eres un expresidiario, si te condenan, durarás muchos años más que yo en el bote, en cambio, si nos aliamos ambos ganaremos un poco de Keyla, claro si aceptas mi plan.
—Dime bien que piensas, y lo más importante, ¿cómo te llamas? Necesito saber con quién haría negocios.
—Mi nombre es lo menos relevante en esta conversación, solo estar atento al plan...
—debo aclarar que no tenía nada de confianza en aquel extraño, aunque el plan que se había ingeniado era muy bueno, a decir verdad, por lo que lo acepte, mitad y mitad del amor prohibido de mi Keyla; aquella chica en la que pensé todos los días en prisión y estaba claro que no podíamos salir del país por vía aérea ni mucho menos por las fronteras; tenía que ser por un contenedor, pero debíamos esperar que la marea de nuestra búsqueda bajara un poco porque ahora era muy peligroso.
En la actualidad en París.
—Entonces, la boda cuando la piensan hacer, ¿ah? No me digan que se van a echar ahora para atrás con esto que ha pasado, no se los aceptaré.
—Para nada Jen, nadie nos va a arruinar nuestros planes, y bueno, eso ya lo decidirá mi esposa, aunque claro está que casarse en París es una mejor idea; una boda sencilla con las personas importantes que somos todos los que estamos en esta casa y claramente solo sería llamar a mis padres —los mira a todos para tomar la mano de Keyla— ¿tú que dices amor?
—Bueno cariño, me parece bien, es cierto que este suceso no debe arruinar nuestros planes, yo diría que nos casemos nuevamente dentro de dos meses, quizás o tres donde ya tengamos todo arreglado.
—Eso es como que mucho tiempo Key, vamos a ponerlo para dentro de un mes, no demoráremos nada en preparar porque será algo sencillo; algo familiar.
—Yo apoyo esa idea, no demoráremos en verdad nada, el padre que los puede casar es amigo de Kevin, podemos hablar con él para que se encargue de la ceremonia y como saben a la iglesia se le paga para el matrimonio y en ello entra la decoración, mientras de la fiesta Lupe y yo nos encargamos.
—Jen querida, es muy lindo lo que piensan hacer, pero tú no puedes trajinar mucho que digamos, estás a poco de dar a luz, yo lo propongo por eso —suspire levemente con una sonrisa para mirar a ambas chicas— realmente no quiero que se alteren con esto chicas, mi esposo y yo podemos esperar no es así amor.
—En eso, si estoy de acuerdo con Keyla, solo hasta que Jen dé a luz podemos esperar, no deseo que le pase algo a mi sobrino.
—En serio no me gusta que me manifiesten eso, chicos, me hacen sentir como si estuviera enferma.
—Mi Jen claro que no, eso jamás, solo te estamos cuidando porque te amamos, te prometo que cuando nazca la pequeña si podemos planear la boda bien —sonreí para levantarme e irme a sentar a su lado abrazándola.
—Lo sé, lo sé... Igual te amo y lo sabes pequeña y quiero que todo te salga bien —suelta una pequeña risita abrazándola hasta donde su gran vientre permitiera.
—Ahora que estamos de acuerdo, cambiando un poco el tema y retomando frente a los lunáticos, la policía les mantendrá al tanto de la situación, ¿verdad?
—Así es, lo bueno es que no pueden venir aquí, tenemos paz momentánea.
—Eso es correcto —sonreí cuando en eso sonó mi celular siendo un número privado, me levanté de donde estaban todos para alejarme al patio de la gran casa para poder contestar.
Llamada telefónica
X: No pienses que te has ido lejos de nosotros, estamos encerrados en una mansión por su culpa, pero te encontraremos.
K: ¿Quién cojones eres? ¿Por qué me quieres arruinar mi vida como lo hizo Jeison en el pasado?
X: ¿No entiendes que te amamos demasiado? ... Tú puedes estar más feliz con nosotros ...
K: ¿Nosotros quienes? Porque de ustedes como lo generalizas solo conozco a Jeison, ¿por qué no dices tú nombre? ¿Eres muy cobarde no crees?
X: No me importa lo que pienses... Estarás en mis brazos, algún día te tendré y te haré mi mujer, me amaras, yo lo sé.
K: Mejor bájate solo de la nube que la caída es mucho más dolorosa.
—colgué aquella llamada ya fastidiada para bloquear el número y suspirar levemente, en serio este tipo me enfermaba, no sabía quién era, pero lo averiguaría sí o sí.
—¿Quién era amor? —ingresa Harold en el patio donde se encontraba su esposa, su semblante lo tenía de preocupación.
—trague saliva al escuchar a mi esposo para girarme y poder abrazarlo escondiendo mi rostro en su cuello dejando un pequeño beso en este— nadie importante amor, era de la clínica preguntando si estábamos bien.
—Ya todos saben de la noticia, a mí también ya me llamaron los chicos, les dije que volveríamos pronto.
—Yo igual dije así, además de la policía ya tenemos a más personas que nos dirían si algo sobre el paradero de Jeison y el extraño.
—Eso sí, ven, vamos adentro, Jen nos va a dar postre de chocolate amor.
—Mi favorito —sonreí para entrar tomada de la mano de mi esposo volviendo a juntarnos con los demás, sinceramente cada vez esto era más extraño para nosotros, por lo que figuraba olvidar y confiar que nada malo pasaría; igual como manifestó Kevin los están buscando hasta debajo de las piedras nunca llegarán a París, o eso espero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro