Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 60 «Volveré a ti»

Jane

Antes de decir una palabra más, Edward me atrae su pecho en un fuerte abrazo. Sonrío y tomo una larga bocanada. Las lágrimas comienzan a asomar y debo ser fuerte para que ninguna de ellas salga sin mi permiso. Estos años de espera han sido fuertes para mí. Tuve que luchar contra mis propios sentimientos y demonios, pero debía curarme primero. Como persona y por las pesadillas. En el último año, estas remitieron por completo. Al parecer, todo lo relacionado con esa vieja vida ha sido olvidado por completo, o al menos enterradas en mi mente dentro de un baúl.

Edward se separa de mí, sorbe su nariz y pasa la mano por su cabello con irritación.

—Lo siento. No debí hacer eso. Está mal para un caballero.

Parpadeo, confundida. «¿De qué está hablando?»

—No creo que a tu esposo le guste que otro hombre abrace a su mujer.

—Espera. ¿Qué? ¿De qué...?

—Llegaron noticias desde Italia que te habías casado. Felicitaciones —musita, con un tono amargo es tu voz, y sacudo mi cabeza.

—Edward...

—Espero que el viaje haya sido confortante. Creo que Lexie me llama. Un gusto verde de nuevo.

Intenta bordearme, pero lo agarro por el brazo y empujo nuestros cuerpos a la pared, ocultándonos de miradas curiosas. Muchos sentimientos pasan por sus ojos negros, pero el que lleva la delantera es la tristeza y la resignación.

—Jane, no creo que esto sea...

Sus palabras quedan cortadas cuando mis labios chocan con los suyos. Al principio siento su cuerpo tenso, pero cuando toma mi cintura y me atrae hacia él, ya sé que comienza a relajarse. Mis manos suben y bajan por su espalda con desespero.

«Dios, como extrañaba a este hombre», pienso mientras me dejo llevar por los sentimientos.

Muerde mi labio inferior y un gemido de placer brota de mi boca. Nuestras lenguas danzan en una peligrosa batalla intentando saciar las ganas del otro. Fuego corre por mis brazos cuando sus manos los acarician y una de sus manos me atrae más a él por la nuca.

—No. —Me aleja, pero no dejo que se mueva—. Esto no está bien, Jane. Tú...

—No sé de dónde sacaste la absurda idea que me he casado con un estirado italiano.

—Pero... —Sello sus labios con un dedo.

—Todos lo hacían para intentar alejarte, Edward. Probando si con el paso del tiempo eras capaz de olvidarme.

—¿Es en serio? —Asiento—. Voy a matar a Gregory. —Sonrío por lo bajo y niego con la cabeza—. ¿Entonces no hay ningún italiano alrededor que...?

—Cállate y bésame de una vez. Hablas demasiado.

Nos fundimos en un largo y profundo beso cargado de emociones, lágrimas y palabras que no pudimos decirnos cuando nos separamos hace unos años.

—¿Volviste para siempre?

—No importa lo lejos que nos encontremos o si estamos molestos, Edward. Siempre volveré a ti. La única persona capaz de hacerme cambiar de opinión eres tú y nadie más. Pero ya no hay mas oportunidades.

—Tranquila. Me encargaré que esta se la última.

Después de un rato, nos adentramos en la fiesta. Edward no para de reír y el brillo en sus ojos no se aleja. Antes de encontrarlo en el balcón, intenté evitarlo a toda costa bailando con el resto o la condesa me alejaba cada vez que intentaba acercarme el duque. Después de todo, ella se volvió una gran aliada en todos estos años.

—Muchas gracias por regresar, jovencita.

—Yo debería darle las gracias a usted por estar al pendiente todo este tiempo del bienestar de Edward y Lexie, condesa. Gracias por tener fe en él.

—Oh, querida. No solo fue en él. También la tuve en ti. —Dejo escapar un suspiro y me aleja de la multitud—. Edward me contó lo ocurrido y la causa de su ruptura. Por favor, no lo tomes con él. Necesitaba saber la raíz de tanta amargura y dolor desde el momento en que ustedes se separaron por primera vez.

—Me tomó mucho tiempo comprender que éramos las personas correctas en el momento equivocado.

—¿Y ahora sí?

—Yo logré sanar por completo, y gracias a sus cartas, tengo conocimiento del avance de Edward.

—Ojalá la felicidad de ustedes dure más que meros instantes. —Frunzo el ceño—. Estoy preocupada, Jane. Antes de irse, Rose juró vengarse contra ti y todos aquellos que rodean a Edward. Tus muchachos han intentado rastrearla, pero se ha ocultado muy bien durante estos últimos años.

—No creo que ella se acerque a nosotros, condesa. Rose sabe que Edward está vigilado todo el día y mis muchachos velan los alrededores en la noche. No hay forma que ella se acerque a él o a Lexie.

—Porque no ha tenido razones, Jena. Pero has vuelto a Netherfield. Estoy segura que ella se enterará en cualquier momento. Temo por Edward y Lexie.

—Condesa, le doy mi palabra que cuidaré de ellos hasta mi último aliento. De todas formas, estaremos atentos a cualquier cosa o persona sospechosa. ¿Ella tenía familiares o amigos? No solo hablo de aquí en Yorkshire. Incluso cuando viajaron juntas.

—No sabría decirte, Jane. Durante años la tuve bajo mi tutela y me engañó. Por la forma en que me habló la última vez que la vi, es como si no la reconociera. No sé qué fue verdadero o falso con ella.

—En mis casi treinta años, he aprendido que es imposible mantener oculta nuestra verdadera personalidad durante mucho tiempo. Llega un momento donde el cántaro se rompe.

—Esperemos que la paz llegue a la vida de Edward. Él lo necesita, jovencita. —Acaricia mi mejilla y sonrío, con tristeza

—Edward ha aprendido a lidiar con su ira y esos sentimientos destructivos que le hacían tomar decisiones radicales. Cuando él sepa encontrar la paz en medio de la tormenta, es cuando él estará listo.

—Jane, querida, tú eres su tormenta y la calma. Eres su arcoíris y la pequeña flama en la oscuridad. No digo que todo gire en torno a ti, pero haces esa pequeña diferencia en su vida. Sí. Ama a Lexie con locura y reconoció que siempre será su prioridad, pero no vio lo grave del asunto hasta que tú se lo mostraste.

—Yo solo soy alguien externo que altera su existencia, y logra que envejezca más rápido por culpa de mis locuras y los problemas que causan el ser de lengua suelta.

Cubre su boca, pero el sonido de su carcajada es notable.

—Cariño, esas cualidades que vez como algo problemático fue lo que flechó a mi muchacho la primera vez. Me recuerdas tanto a ella que duele.

Bajo la cabeza con amargura y camino al balcón, para dejar que el fresco de la noche me calme.

—No lo decía en mal sentido.

—No se preocupe, condesa. Es innegable que Alexia estará siempre en nuestras vidas. Lexie es su viva imagen.

—Tienes razón, pero no puedes dejar que el pasado de Edward sea un estorbo para ti. Él lo superó y yo soy testigo de eso. Sabe que su esposa no volverá. Ahora te toca a ti intentar lidiar con eso. Si eres capaz de eso, vale la pena volver a intentarlo.

—¿Usted cree eso?

—Claro que sí, cariño. Tan segura que ustedes se encontrarán en una segunda vida si tienen oportunidad.

—Vaya, condesa. No creí que usted fuera una de esas personas.

—Oh, querida, hay muy poco que sabes de mí. Mi tataratatarabuela era una gitana que se enamoró de un glamuroso inglés. Ambos cayeron bajo el hechizo del amor.

—Puedo notarlo. Ya sabía yo que esa perspicacia suya y ganas de hacerme perder los estribos no era normal.

—Pero por lo visto, la vejez ha afectado mis facultades. —Su mirada se entristece.

—No puede culparse por haber confiado en esa pupila. Además. ¿quién sabe? El amor que usted le tenía a Alexia y Rose pudo haber empañado su buen juicio. Solo esperemos que Edward y yo tengamos el favor de Dios.

—Recuerdo algo que siempre decía mi madre que ha sido transmitido de generación en generación: "Muchos dicen que las almas destinadas traspasan los tiempos, quiebran imperios, derrumban muros, fortalecen lazos y develan enigmas. Su amor es eterno, no tiene final. Algunos lo llaman destino, y otros, flamas gemelas que viajan a través del tiempo hasta volverse a encontrar. ¿Yo? Yo digo que es otra oportunidad para volverse a enamora". —Sacude la mano como restándole importancia—. Pero a mí no me hagas mucho caso. Solo soy una vieja loca que tiene un pasado extraño. —Ambas reímos a carcajadas. La condesa me atrae a ella y recuesto mi cabeza a su hombro—. Gracias por completar la felicidad de mi muchacho, Jane.

—Haré lo que esté a mi alcance para que eso se mantenga, condesa.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro