Lauren no había dejado de tomar fotos en todo ese tiempo.

Sentada sobre sus maletas en la parte trasera del bus, miraba uno a uno aquellos papelitos llenos de memorias, de los que tenía más de trescientos.

Lauren no quería llorar. Quería ser fuerte por las demás chicas, quería demostrarles que no todo acabaría ahí, que lograrían sobreponerse, que saldrían adelante.

Ella no creía en sus propias palabras.

Las primeras imágenes no eran más que caras graciosas en las épocas de The X Factor. Camila riendo, Dinah posando, Ally y Normani bailando juntas en el escenario.

Luego, un par de fotos grupales, una tomada de improviso en el estudio de grabación, otra en la que Lauren miraba a Camila con los ojos brillantes y los labios entreabiertos.

Lauren se había prometido no llorar, pero era cada vez más difícil para ella.

A los dieciséis años, ella realmente estaba viviendo el sueño. Presentaciones, vestuario, maquillaje, días enteros con amigas. Lauren estaba maravillada, todo lo que había deseado alguna vez estaba convirtiéndose en realidad frente a sus ojos.

Y luego sucedió.

Sin saber cómo, Lauren se enamoró. Y se enamoró de Camila, su compañera de banda y mejor amiga. Estaba asustada, se había enamorado de una mujer, y se negaba a aceptarlo. Pero, poco a poco, fue acercándose más a la chica de sus sueños, protegida por la seguridad de que nadie sabía lo que sentía. Camila parecía no darse cuenta, y Lauren agradecía aquello, porque le permitía ser cariñosa y protectora con ella sin poner en riesgo su amistad, u ocasionar que la menor se aleje de ella.

Pasó un año, luego otro. Luego, Lauren alcanzó la mayoría de edad, y todo se destruyó.

Al día siguiente de su cumpleaños, Lauren estaba radiante. Planeaba confesarle su amor a Camila luego del concierto, estando segura de que su amiga correspondía a sus sentimientos.

Al medio día, el manager mandó a llamar a Lauren.

¿El motivo? Era mayor de edad, y la ley de protección a los menores en el trabajo ya no aplicaba para ella. A partir de ese momento, Lauren Jauregui dejaba de ser ella misma y pasaba a ser un personaje para beneficio de la banda.

Fue obligada a separarse de Camila, quien no entendía el distanciamiento repentino de su fiel compañera. Ella continuaba siendo menor, y no podía ser informada sobre los planes que tenían los representantes para su compañera de banda.

Lauren suspiró mientras guardaba las fotos nuevamente en una pequeña cajita. Pasó la mano por su cabello, con los sentimientos encontrados.

Por fin iba a ser libre. Entonces, ¿por qué dolía tanto?

Se recostó sobre su peluche preferido, el cual la había acompañado durante toda aquella aventura, y cerró los ojos en un intento desesperado por no sentir.

Quedaban cuatro horas para que todo terminase.