Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Hansen.

Dinah Jane despertó llorando.

Entre las maletas ya hechas y acomodadas a los lados de su litera, las sábanas trataban de darle el consuelo con un sutil abrazo. El bus continuaba en marcha, y ella se rehusaba a desarmar aquella que había sido su cama durante muchos años.

No había nada que hacer ya. Las ruedas seguían girando, acercándose cada vez más a su destino. Dinah no quería llegar.

Levantó una mano para tomar su celular y colocarse los audífonos con el reproductor de música a todo volumen. Necesitaba escapar de aquella opresión en el pecho que no paraba de crecer, y pensó que una buena dosis de música la ayudaría.

Las interminables notificaciones comenzaron a llegar. Las personas que la seguían en sus redes sociales estaban totalmente desesperadas, y ella no era ajena a todo eso. Se decidió por ver algunos vídeos, así que apretó el botón de "reproducir" del primero que encontró, acomodándose los cascos con brillos falsos que le habían obsequiado hace ya bastante tiempo.

Era una recopilación de las chicas llamándola a gritos, algo que solía suceder mucho antes de que cumplieran la mayoría de edad y los managers comenzaran a imponerles órdenes, exigiéndoles buen comportamiento y distanciamiento unas de otras.

—¡Dinaaaah! —Lauren gritaba mientras reía, aquel día en el que las habían mandado a firmar tantos autógrafos que sus manos dolían—. ¡Dinaaaaah! —escuchó el grito una vez más, y sonrió con nostalgia.

Siguiente video, esta vez el cumpleaños número dieciocho de Camila. Adoraba a aquella chica, y le dolía en el alma el distanciamiento impuesto por los representantes, con el fin de llamar la atención de los medios con una supuesta pelea. Es por eso que, cada noche y a escondidas del equipo con el que viajaban durante las giras, Dinah y Camila salían de sus literas y eran libres de ser las mejores amigas de siempre, amanecerse conversando, riendo en voz baja escondidas entre las cortinas y disfrutando de la compañía de la otra y el cariño mutuo que se tenían.

Con lágrimas rebosando sus ojos, Dinah lloró más fuerte. Los sollozos se podían escuchar a lo largo de las literas, vacías y limpias ya.

Ella no se quería ir. No podía. Su corazón se negaba a dejar atrás cuatro años viviendo el sueño, compartiendo con quienes se habían hecho sus hermanas, ganando una segunda familia. La situación se había vuelto insoportable y destructiva para ellas hace ya un par de años, pero todas se aferraban a algo que tal vez ya no existía, y no volvería a ser como en un inicio.

Sin dejar de derramar lágrimas, Dinah bajó lentamente de su litera y comenzó a guardar las sábanas en la última maleta libre.

Quedaban cinco horas para que todo terminase.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro