07 : amanecer otra vez...
Cuando Rosé despierta en una cama vacía, las lagrimas salen naturalmente. Ella solo deja que todo su ser se llene de la angustia y dolor. Deja salir todo eso que tanto tiempo guardó.
Hubiera deseado que Lisa cumpliera sus sueños, que sea la bailarina que tanto deseó, que vivieran en una casa en condiciones. Deseó confesarle amor y darle un anillo. Deseó, con todo su ser, que Lisa fuera feliz viviendo como debería.
Pero Lisa ya no estaba.
Y ahora, Rosé suspira diciendo: —Te acompaño, Lisa.
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