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21

“Sigo empujando hacia delante pero él sigue tirándome hacia atrás”

SunJi salió de la Universidad y fue a casa, habían pasado varios días desde la última vez que había estado allí. Se quitó la ropa y se metió bajo la ducha dejando que el agua tibia recorriera su cuerpo. Necesitaba estar sola al menos por unas horas, su cabeza estaba llena de problemas y a punto de explotar, se sentía tan asfixiada que no pudo aguantar mucho más las lágrimas y comenzó a llorar sonoramente mientras se abrazaba a sí misma.

Amaba a Jimin, de eso no había duda. Pero el chico la estaba arrastrando profundamente a un abismo lleno de oscuridad, y aunque quisiera aguantar el peso de todo aquello sus hombros no lograban contenerlo.

No podía seguir con él y pretender que no había hecho nada, ya lo había intentado una vez y terminó probando en su propia carne de lo que Jimin podía ser capaz. No podía estar con él, pero tampoco dejarlo.

Suspiró y salió, secó su cuerpo con una toalla y se vistió. Estaba lista para volver y fingir que todo estaba bien aunque no fuera así.

Antes de volver a la mansión pasó por el Hospital a ver a SeokJin como había prometido, llegó a la habitación del pelinegro y este le sonrió feliz cuando la vio.

— Vaya, pensé que no tendría el privilegio de que vinieras a visitarme.

— ¿Qué dices? — se acercó a él y lo abrazó, su corazón se estrechó al recordar lo que le habían hecho, Jin estuvo a punto de perder la vida. Y quizás todo habia sido culpa de ella. — Me quedé contigo cuando estabas inconsciente. Lamento no haber estado cuando despertaste, pero las cosas se volvieron un poco difíciles y no tuve tiempo hasta hoy.

— Creía que Jimin siempre a sido difícil — comentó intentando de sonar normal. No quería volver a comenzar una pelea con ella.

— Jin yo...

— Está bien, supongo que no debo meterme más porque es tu vida — mordió su labio — Pero es que aveces no entiendo como puedes estar con él sabiendo quién es, SunJi él intentó matarme y tú lo sacaste de la cárcel, dime, ¿tan importante es para ti que puedes pretender no ver todo eso?

— ¿Estás seguro de que Jimin fue quién te hizo esto? — preguntó, no estaba segura de nada. No sabía quién mentía, pero era hora de que desncofiara de todos. — ¿Sabes? Hay algo que no concuerda, ¿por qué Jimin te haría algo así ahora? Pudo haberlo hecho hace tiempo, ¿por qué ahora que no tienes nada contra él? — negó. — No voy a confiar en él, pero tampoco voy a confiar en tí. Porque tu capricho con ver a Jimin caer sin tener razones no me deja hacerlo.

— ¿¡Sin razones!? ¡Es un asesino!

Gritó, y vio como la chica se levantaba y le daba la espalada. Haciéndole saber que nada de eso le importaba, habia dejado atrás una vez el pasado de Jimin, porque el chico habia tenido una vida bastante dura, y ella había vivido con él el suficiente tiempo para saber que Jimin no hacia nada, el no movía siquiera un dedo si no le convenía. Y herir a Jin no era algo que lo beneficiara.

Llegó a la mansión y abrió la puerta, no vio al pelirubio y se preguntó donde podría estar, llegó a la habitación y lo vio sentado en una esquina de la cama.

— Te estaba esperando — sonrió y se levantó acercándose a ella, la abrazó y atrapó sus labios en un beso.

Ella sonrió entre sus labios y le correspondió. Los belfos de Jimin eran adictivos y lo peor de todo, venenosos, porque no había manera de saber si esos labios querían hacerle daño o hacerla feliz.

— Tengo una sorpresa para ti, cierra los ojos.

Se separó de ella y tomó su mano guiándola por los pasillos de la mansión hasta que llegaron al salón cerrado. El chico la paró frente al maniquí el cuál portaba un hermoso y fino vestido blanco de bodas. SunJi abrió los ojos y al observar aquello sus ojos se cristalizaron.

— Jimin... — susurró sin poder creerlo.

— Hablaba muy en serio cuando dije que quería casarme contigo — tomó su mano nuevamente y colocó un anillo en su dedo. — Quiero vivir contigo, y que seas por siempre mía.

Miró el anillo en su dedo y dudó por un momento, no sabía si aquello la hacía feliz o la asustaba y hasta que no descubriera lo que en verdad quería, prefería no portar algo tan importante. Así que ante los ojos del chico quitó el anillo de su dedo y se lo entregó.

— Lo siento... — lo miró — No puedo Jimin, no puedo aceptar que me impongas una vida que no quiero llevar. No puedo pretender ser feliz contigo sólo porque te amo, y ahora. Si quieres matarme para impedir que salga de aquí hazlo ahora mismo. Porque he tomado una decisión, no pienso quedarme a tu lado sin saber que me estás mostrando, que parte de ti es real o no.

— SunJi.

— No — dijo antes de que siguiera — No puedo estar realmente segura de que me amas o si solo soy un capricho para ti, no sé si tal vez estés aferrado a mi para no quedarte solo. Y no puedo seguir Jimin, ya no.

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