19
“Podría mentirte, y decir que me gusta, que me gusta que sea así”
SunJi despertó en la mañana, había logrado dormir un poco después de hablar con Jimin e intentar convencerlo de que no fuera a ver a TaeHyung, quizás eso solo lo desestabilizara más y ella no quería eso, ahora lo único que quería era una forma de ayudar a Jimin, al menos algo que pudiera hacerlo recuperar lo que era antes de todo el caos que vivió.
— Despertaste. — el pelirubio entró al cuarto con una hermosa sonrisa y una bandeja en manos, le traía un delicioso desayuno a su SunJi. — Yo quería despertarte con muchos besitos — hizo puchero y se acercó a ella dejando la bandeja en la cama para luego dejar un pequeño beso en los labios de la chica.
SunJi sonrió con tristeza, ¿por qué todo aquello no podía ser solo eso? Solo ellos dos, juntos y felices ¿Por qué tenía que existir un pasado tan doloroso e imposible de olvidar.
— ¿Qué pasa cariño? — preguntó él, y se preparó para cualquier respuesta que le pudiera hacer daño, quería mantenerse firme. No importaba lo que ella dijera, no importaba cuanto doliera. Él iba a seguir sujetándola fuertemente, porque SunJi era lo único que le quedaba.
— Nada... — suspiró y tomó una pequeña tajada de fruta con el tenedor. Se impresionó cuando se dio cuenta de que era mango, Jimin odiaba el mango. — Es mango.
Él chico asintió.
— Estoy dejando de ser egoísta. — rió un poco. — Si a mi futura esposa le gusta el mango, lo cortaré y se lo llevaré a la cama aunque me parezca asqueroso.
SunJi no escuchó nada más luego de “Mi futura esposa” ¿Jimin de verdad había dicho aquello? No sabía si esas palabras le causaban felicidad o tristeza. La verdad, no sabía si estar al lado de Jimin era lo que en realidad seguía queriendo.
Ella lo amaba, lo amaba demasiado. Tal vez más de lo que debía hacerlo, pero no quería, no permitiría vivir su vida como se la estaba brindando el pelirubio. Ella quería ser feliz con él pero sin heridas abiertas. Quería ser capaz de lograr sanar sus dolorosas cicatrices.
— ¿SunJi?
Su voz la devolvió de sus pensamientos y lo miró, observando cada parte de su rostro. Preguntándose como alguien tan bello como él pudo ser corrompido hasta ser quebrado en mil pedazos, Jimin era el culpable por seguir ese camino. Pero no se merecía todo lo que había pasado, él solo tenía dos caminos luego de aquello, y esconderse dentro de él mismo fue su forma de protegerse. Porque quería asegurarse de que nadie le hicera daño de nuevo, pero falló, dejó que ella entrara a su corazón y tal vez eso iba a ser lo que lo destruyera por completo o quizás, lo que lograra repararlo.
— Jimin...
— ¿Qué?
— Feliz cumpleaños.
Sonrió y lo abrazó fuertemente, le deseaba un feliz cumpleaños con la esperanza de que todo mejorara.
(...)
Jimin bajó del auto y le abrió la puerta a SunJi, la chica observó el lugar y sonrió. Jimin había dejado a Tae en un lugar realmente hermoso.
— Vamos...
El chico tomó su mano y ella comenzó a caminar siendo guiada por él. Ambos vestían ropas muy bonitas y finas, él, con un traje azúl oscuro que hacia resaltar su blanca piel con un perfecto cabello peinado hacia atrás. Ella, con el vestido azúl terciopelo que Jimin le había regalado y sus cabellos claros sueltos.
Se detuvieron ante una lápida, el nombre del fallecido Kim TaeHyung estaba tallado allí, y una pequeña foto del castaño detrás del cristal hizo que el corazón de la chica se encogiera.
— Hola Tae... — susurró, y no pudo evitar sus lágrimas. No había sido muy cercana a él. TaeHyung apareció y desapareció como si nada, pasó por su vida fugazmente. Pero eso no impedía que se sintiera triste por él. Era muy joven, él solo quería ayudar.
— No quise dejarlo con los demás...
Habló Jimin, el lugar donde estaba enterrado TaeHyung era un hermoso prado, la naturaleza, los colores vivos y el aire fresco quedaban muy bien con su pequeño primo. Esperaba, que estuviera donde estuviera. Le gustara el lugar donde lo había dejado.
— ¿Sabes? — volvió a hablar, otra vez intentando retener sus lágrimas. — Aveces me pregunto como hubiera sido si no hubiera alejado a Tae de mi, quizás ahora estuviera aquí y tal vez yo fuera mejor. — apretó sus manos sin darse cuenta que también apretaba la de ella, más SunJi solo se quedó quieta, intentando aguantar con él todo ese dolor. — No quise, yo no quise hacerle esto. Nunca quise herir a TaeHyung...
— No fue tu culpa. — dijo y lo abrazó — Jimin eres culpable de muchas cosas y no sientes nada por ello. Pero TaeHyung está muerto por un error, y creo que con tan solo su muerte has pagado cada cosa que hiciste.
(...)
— ¿Estás bien?
Preguntó SunJi y miró a Jimin conducir. Él no había dicho ni una sola palabra luego de aquello, solo dejó las flores para Tae y volvió al auto.
— Lo estoy. — contestó y la observó por un momento. — Te vez hermosa — sonrió. — Esa tela era de un vestido de mi madre. Era el que más me gustaba y por eso lo conservé, luego quise verlo en ti y le hicieron arreglos acorde a esta época.
SunJi observó el vestido y mordió su labio acariciando la suave tela, era realmente hermosa.
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